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XXX CONGRESO NACIONAL ARROCERO
Noviembre 30 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)


Compatriotas:

Acudo a uno de los congresos más importantes de la Patria, en un momento de muchas expectativas. Como mostraba el video, un producto de gran importancia en todo el mundo. Como lo muestran las cifras, un producto de gran importancia en Colombia: casi 500 mil hectáreas cultivadas en arroz, 211 municipios directamente involucrados. Con una institucionalidad muy seria.

La verdad es que en las horas buenas y en las horas difíciles hemos visto la presencia de Fedearroz, prestando servicios excelentes en todo el territorio. Cuando el país, por temor, no quería comprar maquinaría agrícola, tal vez el único gremio que la ofrecía, insistía, la financiaba, era Fedearroz.

Cuando la depresión del campo llevó a frenar la investigación, dos o tres insistieron en la investigación, uno de ellos Fedearroz, lo que nos muestra hoy unos resultados en nuevos productos, en incrementos de productividad y en reducciones de costos sorprendentemente positivos. Quiero, pues, saludar a todos los arroceros de mi Patria y felicitar a su institucionalidad.

Quería, pues, compartir con ustedes algunos temas generales, por ejemplo, el empleo. Unos minutos antes de disponerme de la oficina a trasladarme acá al Congreso (Nacional Arrocero), el Dane presentó la nueva cifra de desempleo: octubre, 10 por ciento. En las 13 ciudades grandes de Colombia, 12,1. Hay una caída muy importante. En el período se generaron 763 mil nuevos empleos. Ha caído muchísimo el desempleo de jefes de hogar. En siete años el país vio saltar el desempleo de jefes de hogar del 4 al 10 por ciento. En octubre se situó en el 4,3. Y ese es uno de los que más nos preocupa. ¿Por qué? Pierde el empleo el jefe de hogar, inmediatamente la cónyuge que tiene niñitos en edad escolar, tiene que abandonarlos y saltar al mercado del trabajo. Y cuando los niñitos en edad escolar van alcanzando la adolescencia, esa angustia de que el jefe de hogar perdió el empleo, también se convierte en un factor estimulante de la deserción escolar.

Yo diría que la tendencia en buena, pero dista mucho de lo que necesitamos. Es buena, ¿por qué? Porque el desempleo en Colombia en pocos años, en seis años, pasó del 7,5 a casi el 20 por ciento, que tocó en algunos meses del año 2000.

Cuando empezó este Gobierno, el ministro Juan Luis Londoño me decía: Presidente, no espere reducciones del desempleo, nos va a tocar ver el desempleo en el 25 por ciento. ¿Por qué, Juan Luis? Porque un desempleo que ha crecido tan agresivamente en un período de tiempo tan corto, tiene una fuerza inercial para seguir creciendo mucho rato, sin que lo podamos detener.

En 40 meses de este Gobierno, afortunadamente, eso no se dio. Y hemos venido bajando del 18, a situarnos en un octubre en el 10. El subempleo está muy alto, esta todavía en el 32,6. A eso confluyen 3 elementos.

Le preguntan a los colombianos: ¿usted esta ganando el salario que merece? No. Esa respuesta marca para el subempleo y se presenta un desempleo muy alto. Le preguntan a nuestros compatriotas: ¿usted está desempeñando las tareas que conoce? No, estoy trabajando en otra cosa. Eso marca un subempleo muy alto. Y eso hay que corregirlo con la Revolución Educativa, con el punto de la pertinencia.

Hasta ahí dos aspectos bien preocupantes del subempleo. Pero en la encuesta de subempleo del Dane aparece un punto muy importante, positivo. Le preguntan a los colombianos: ¿usted está trabajando ya en un empleo de tiempo completo? Más de 2 millones de colombianos, que cuando empezó el Gobierno estaban en empleos de tiempo parcial, ya están trabajando en empleos de tiempo completo. Ese es un aspecto que hay que mirar.

Ahora, esto ha estado acompañado de un gran crecimiento del empleo en el campo. De los 763 mil nuevos empleos, 229.500 fueron creados en el campo. Vemos que está recuperando el campo colombiano la dinámica del empleo.

Y esto ha estado soportado por un gran crecimiento a la inversión. En Seguridad Democrática falta mucho. Esta mañana le decía yo a los altos mandos: cuidado, que tenemos que poner revisando temas como el del Guaviare, ajustando clavijas, llenándose todo el mundo de espíritu de victoria, y decir las cosas como fueron.

Los 14 liberados allá no se liberaron por presión militar, sino porque la guerrilla tenía interés era en llevarse otros cinco o siete, y el Gobierno no puede ocultar la verdad. Pero entonces, ajustando y mejorando eso, tenemos que ganar, que todavía no hemos ganado, pero vamos ganando.

Hay más confianza inversionista en Colombia. Hace 40 meses la inversión extranjera en Colombia se había reducido a 500 millones de dólares por año. Este año puede ser más alta –ya lo ha anticipado el Banco de la República– que el año 96, que fue el año de las privatizaciones. Puede acercarse a los 6 mil millones, sin contabilizar permutas de acciones. Y bastante repartida en todos los sectores de la economía, no concentrada en el sector de hidrocarburos.

La participación del sector privado, de la inversión del sector privado en el PIB, que se había caído al 6 – 7 – 8, el año pasado terminó por el 12. Y creo, como van las cosas, que este año ya puede terminar en el 15, pero tenemos que llegar al 25, apreciados compatriotas productores de arroz.

En ese tema del empleo hay otros elementos bien importantes. Más de 700 mil nuevos trabajadores han sido afiliados a las cajas de compensación, más de 1 millón de trabajadores al sistema general de pensiones, más de millón 300 mil trabajadores al seguro de riesgos profesionales. En el régimen contributivo de salud hay alrededor de 1 millón 700 mil beneficiarios más, que implica 700 mil cotizantes más.

Falta mucho, pero yo creo que esa tendencia demuestra que un país que no quería generar empleo, que tenía totalmente estancada la inversión, que había visto congelarse la cobertura de seguridad social, empieza a despertar y empieza a recuperar dinamismo en esas tendencias. Quería, pues, referirme a esta noticia fresca del empleo.

Por supuesto, hay una discusión bien importante: la discusión de salario mínimo. En los tres años anteriores, este Gobierno, de manera prudente, ha instado para que empleadores y trabajadores se pongan de acuerdo, y con o sin acuerdo hemos logrado en los tres años un salario mínimo superior a la inflación. Llevamos tres años consecutivos de mejoramiento real del salario mínimo. Eso es bien importante para construir una Patria solidaria, con todo el respeto por la Comisión de Concertación Salarial, con toda la paciencia para que se busque ese acuerdo de empleadores y trabajadores, qué bueno, qué bueno poder salir con un crecimiento real importante del salario mínimo.

Eso tiene varios elementos a favor y uno en contra. En los elementos a favor yo destacaría un mejor comportamiento de la pequeña empresa colombiana, lo ha dicho Acopi. En los elementos a favor destacaría la reducción de la tasa de interés. Un país que ve reducir la tasa de interés y que hizo dos reformas laborales, una en el 90, piensen qué pasaría con todas estas empresas si todavía tuvieran la retroactividad de las cesantías, y la nueva reforma laboral de 2002, es un país que crea condiciones para mejorar el salario.

De un lado las reformas laborales, de otro lado la reducción de la tasa de interés, de otro lado el buen desempeño de la pequeña empresa, deben considerarse como elementos para que haya una mejoría importante en el salario mínimo.

Me preocupa el sector exportador, o los sectores de la producción interna, cuyos precios están referidos a tasa de cambio, también el tema arrocero, porque ahí sí hemos tenido una reducción de ingresos muy importante, muy preocupante, para decirlo mejor. Pero yo creo que podemos hacer un esfuerzo en materia de salarios.

En materia de tributos, apreciados compatriotas, este Gobierno ha aumentado los impuestos pero también ha creado incentivos muy importantes. Para no referirlos a todos, ustedes lo saben, lo de los biocombustibles, lo de los combustibles de tardío rendimiento, el incentivo de la hotelería, etcétera, el IVA a los bienes de capital, déjenme referir al incentivo de la deducción del 30 por ciento de nuevas inversiones.

Casi que tuvimos que implorarle al Congreso que no lo aprobara. Incluso los estudiosos de la economía no querían permitir que eso se diera. La verdad es que el equipo económico me aprobó eso por respeto pero sin convicción.

¿Qué tal que no hubiéramos introducido esa deducción tributaria del 30 por ciento en diciembre de 2003? Llevamos dos años con ella, con excelentes resultados, claro que cuesta fiscalmente. Si ustedes me preguntan: ¿cuánto costo este año? Un billón. Y el año entrante puede costar más, pero eso tiene una tasa de retorno inmensamente grande. La inversión está creciendo mucho en el país, hay dinamismo en la inversión y no se puede demeritar la incidencia de estímulos tributarios de esta naturaleza.

Por eso nuestra propuesta es que mañana en las comisiones Terceras de Cámara y Senado, aquí está el doctor (Jorge Eduardo) Casabianca, que le pedimos su ayuda, Ministro, no me olvide ahora para hacer unas llamaditas al Congreso, entre ellas a Sergio Díazgranados, a ver si logramos que eso se apruebe.

Además de aprobar unas normas para eliminar el impuesto de remesas, para resolver la situación tributaria de las zonas francas, aquí está el presidente del gremio exportador, el doctor Javier Díaz, la propuesta del Gobierno es que de una vez resolvamos lo de tarifa de renta, para que la gente tenga claridad a futuro.

Mi idea es, y la he pensado mucho y la comparto con ustedes, que le digamos de una vez al país cuál va a ser la tarifa de renta una vez venza la deducción tributaria. ¿Para qué? Para que la gente tenga reglas de juego claras y fijadas con suficiente antelación, porque eso estimula la inversión.

Si nosotros seguimos con este ritmo inversionista, yo he dicho mucho a mis compatriotas, si seguimos con este ritmo, el desempleo se va a poner en el 10 máximo y de ahí para abajo, promedio mes a mes en el año 2007, pero de pronto llegamos antes.

Nosotros estábamos esperando un desempleo del 10 por ciento sólo en diciembre, por la estación, y se dio dos meses antes. Ese es un indicativo de que tenemos un vigoroso ritmo de inversión en Colombia. Entonces por eso para mantenerlo es muy importante, es muy importante, apreciados amigos arroceros, el tema tributario y el tema del acuerdo con Estados Unidos. Que la gente no tenga incertidumbre sobre lo uno, ni incertidumbre sobre lo otro.

¿Qué hemos propuesto en el tema tributario? Hombre, mantengámosle este incentivo a la gente. La tarifa de renta estable es del 35 por ciento, hay una sobretarifa transitoria que elevó eso al 38 y medio.

¿Cuál es la propuesta nuestra? Mantengamos renta para las utilidades distribuidas en el 35 por ciento, pero para aquello que se reinvierta en el 28, ojalá menos.

Entonces, ojo con el lenguaje político, no es rebajarle el impuesto a los empresarios. Es decirles: señores, lo que inviertan para generar empleo tiene un incentivo de menos tarifa, lo que se vayan a gastar repartiendo utilidades tiene la misma tarifa. Es un estímulo orientado a la generación de empleo, para poder proyectar, prolongar en el tiempo, lo que hemos hecho con la deducción tributaria.

El tema del arroz: quiero simplemente fijar la memoria de ustedes en el reconocimiento a los grandes logros del gremio en momentos tan difíciles de la vida económica. Vender tractores en bonanza no es gracia, la gracia es lo de Fedearroz. Yo veía por ahí unos almacenes agropecuarios en Colombia vacíos, arruinados, desolados, y el único que ofrecía tractores y seguía ofreciendo maquinaria era Fedearroz, en una época de tanta crisis.

Hacer investigación en bonanza no es difícil, hacerla en crisis tiene un gran mérito.
En lo que hemos hecho, ustedes generosamente lo han reconocido, el año pasado de muy buena fe creímos que el elemento regulador iba a ser el elemento de las subastas, eso no sirvió, por eso hubo un momento que le dije al Ministro de Agricultura: no discutamos más eso, eso hay que frenarlo ya, ahorrémonos discusión, que eso está haciendo mal, ese virus cúrenlo ya.

Y ahí se están haciendo esfuerzos, ustedes lo dijeron, con el incentivo de almacenamiento. Veo que a pesar de que hay problemas, el inventario ha rebajado con relación al año pasado. El Ministro de Agricultura me dice que empezamos el año con 530 mil toneladas, que lo vamos a terminar con 380 mil.

Ustedes saben el esfuerzo que se ha hecho para defendernos de las importaciones. Comparto la preocupación del doctor Rafael Hernández, muy difícil trabajar en la Comunidad Andina, que necesitamos fortalecer, con esas disparidades cambiarias. Uno de los pasos que necesita la Comunidad Andina, lo hemos luchado por todos los medios, es que tengamos una armonización cambiaria. Usted lo dijo, aquí se nos ha presentado una reevaluación incontrolable, mientras en Venezuela ha habido una gran devaluación. Por fortuna nos ha ayudado la tendencia de inflación, a lo cual ha contribuido mucho el sector de ustedes.

Ojalá el dato de inflación de mañana sea bueno. Y nos ha ayudado la tendencia de tasas de interés.

Ahora, lo de la Comunidad Andina es difícil. Yo por aquí tenía las cifras de hectareaje de arroz en los países andinos. ¿Usted me las mostró por ahí, Andrés? ¿Cuánto le da Perú?

Andrés Felipe Arias, ministro de Agricultura: Presidente, Perú este año tiene un hectareaje casi de 352 mil hectáreas para 26 millones de habitantes o menos. Venezuela: casi 180 mil hectáreas.

Presidente de la República: Pero compra mucho de afuera y de todas partes.

Ministro de Agricultura: sí, señor. Ecuador: 337 mil para 12 millones de habitantes. Bolivia: ese dato no lo tengo, Presidente.

Presidente de la República: O sea que en la Comunidad Andina tenemos una dificultad, todos nos llenamos de arroz y vaya a ver después las dificultades con los vecinos.
Sí, lo de ustedes incentiva para que trabajemos por esa armonización cambiaria en la Comunidad Andina.

El TLC: nosotros necesitamos ese acuerdo pero lo necesitamos justo, equitativo. Acuerdo ideal no es posible, pero un acuerdo equitativo es necesario.

Muchos compatriotas me decían: Presidente, no busquen ese mercado de Estados Unidos, hagan un acuerdo con MERCOSUR. Está formalizado. No se veía en el horizonte colombiano hace 40 meses, hoy es una realidad. Anoche terminó el ciclo de aprobación en el Congreso (de la República), anoche se aprobó en el Senado de la República.

Yo creo que es de un gran impacto político inmediato, no económico. Estamos jugando a que traiga ventajas económicas en el mediano y largo plazo.

Otros colombianos me dicen: Presidente –y acabo de oír al doctor Rafael Hernández– prorroguemos el Atpdea. Ojalá. Miren, compatriotas, puede ser que en el año 2007 haya una prórroga de Atpdea y que ustedes digan: Uribe estaba equivocado, nos dijo mentiras. Pero lo que se ve hoy es que no es posible. Y mal cumpliría yo mi deber con los compatriotas, si no les dijera lo que en la intimidad percibo.

He hablado sobre el tema con más de 50 congresistas norteamericanos, no lo ven posible. Pesa muchísimo el elemento de que han negociado con países más pobres que Colombia, como Honduras y otros centroamericanos.

Hablé con el presidente (Leonel) Fernández, de República Dominicana, y le dije: pero si usted ha atenido un Atpdea mucho más favorable que el de Colombia, que es la Iniciativa del Caribe, ¿por qué negoció un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos? Me contestó: porque el Atpdea de ellos, que lo llaman la Iniciativa del Caribe, vence en el 2008, y les anticiparon que no había prórroga.

El Atpdea nuestro vence el 31 de diciembre del año entrante, todavía más próximo el vencimiento aquí que en República Dominicana. Es que además nosotros tenemos Plan Colombia, que le cuesta más o menos a los Estados Unidos 600 millones de dólares al año.

Hay otro problema con la prórroga de las preferencias unilaterales, eso no genera confianza inversionista. He leído a muchos analistas económicos decir: no estamos aprovechando suficientemente las ventajas del Atpdea. Y uno se pregunta por qué. Porque no se ha dado la inversión para aprovecharlas, hay un círculo vicioso.

¿Y por qué no se ha dado la inversión? Porque los inversionistas razonan de esta manera: para qué vamos a hacer un gran esfuerzo inversionista, si solamente nos aseguran un acceso a un mercado por tres años, y de ahí en adelante hay toda la incertidumbre.

Para esa confianza inversionista es muy importante que se sepa que hay el acceso a ese mercado, con unas reglas definidas y con una vigencia indefinida de largo plazo.

Hay otro problema con el Atpdea y con estas preferencias unilaterales. Eso deja muchas restricciones, hay muchos productos que nosotros podríamos exportar allá que hoy no estamos exportando, porque no nos permiten o porque no hemos tenido un instrumento que buscamos en el Tratado, que es el instrumento fitosanitario.

Cuando eso es bilateral, nosotros estamos buscando que el manejo fitosanitario sea bilateral. Cuando es de preferencias unilaterales, como las del Atpdea, el manejo fitosanitario lo imponen ellos. He aquí un gran problema, que amerita buscar ese Tratado.

Productos hipersensibles. Está el tema del azúcar. Yo no soy optimista, creo que la gran defensa del azúcar se llama el alcohol carburante.

Lo que me han dicho –y aquí está el Jefe del Equipo Negociador (de Colombia, Hernando José Gómez)- es que está despejado el panorama para poder exportar, no ahora porque apenas estamos empezando a producir y estamos lejos de atender la necesidad nacional, pero sí en el mediano y corto plazo, alcohol carburante a Estados Unidos. Más que alcohol carburante como especie, el género de los biocombustibles, donde es de una gran importancia el biodiesel, que la semana entrante ya debe tener formalizada la fórmula de precios, que está ya concebida y comunicada por el señor ministro de Minas y Energía (Luis Ernesto Mejía).

Hay que manejar el tema del azúcar con el tema de los jarabes. Hay que buscar un desdoblamiento de la panela, que no la incorporen en lo del azúcar, sino que tenga un tratamiento arancelario diferente.

Hay que buscar que, si no podemos obtener ahora un aumento de la cuota razonable a Estados Unidos, que por lo menos se comprometan que si mañana o pasado mañana les falla algún proveedor, automáticamente nosotros podamos acrecer nuestras exportaciones hacia allá. Y eso no es descabellado

Mire, esta mañana veíamos, en el Congreso Nacional Cafetero, que uno de los éxitos de Colombia fue sostener la producción durante la crisis. Y lo hicimos, lo hicimos con recursos del presupuesto, en cambio muchos países –empezando por los centroamericanos- redujeron esa producción en la crisis.

Yo veo hoy muchos países del mundo reduciendo la producción de azúcar.

Le pregunte al presidente (de Cuba, Fidel) Castro: ¿Usted por qué ha cerrado tantas centrales? Me dijo: porque es muy difícil ese tema de precios, porque los cubanos que se han educado no quieren cortar caña.

República Dominicana prácticamente está eliminando el azúcar. Muchas islas del Caribe eliminando el azúcar. Ya empezó el debate en Europa para quietarle el subsidio a la producción de azúcar, que allá tiene en la remolacha una de sus fuentes principales.

O sea que un mercado muy complicado, muy saturado, como es el mercado de azúcar, de pronto la gente aburrida se va saliendo. Y si nosotros resistimos, podríamos entrar en mercados que otros abandonen, eso hay que dejarlo previsto en lo de los Estados Unidos.

Y buscar, entonces, si no vamos a tener la posibilidad de exportar allí todas las toneladas, entonces sí, señores, caminen, ¿cómo nos van a defender el arroz? ¿Y cómo nos vana defender la industria avícola? ¿Y cómo vamos a defender el maíz?
Esta mañana ratifiqué otra razón para defender el maíz. El ministro (de Agricultura) Carlos Gustavo Cano, empezó un programa para estimular a los cafeteros a sembrar maíz, en los solares zocolados, y empezamos con 5 mil hectáreas, este año hay 59 mil con altísimas productividades en la Zona Cafetera.

Entonces hay están buscando los negociadores una buena ecuación entre la absorción de la cosecha nacional de maíz y la facilidad para importar el resto. Es un país que consume tres millones 200 (mil toneladas) – tres millones y medio (de toneladas), un crecimiento muya acelerado del consumo acelerado año tras año, como del 7 (por ciento), y que produce más o menos millón – millón 100 mil toneladas.

Y el tema avícola. Ustedes saben el problema de los hábitos de consumo, el temor por las alas y los muslos.

Y el tema arrocero. Yo quiero reiterarles a ustedes toda la decisión del Gobierno de proteger estos hipersensibles.

En otros temas hay buenas noticias. Para ser absolutamente veraz aquí, me reuní en detalle ayer con la señora ministra de Cultura (María Consuelo Araujo) y le dije: ¿cómo vamos en la negociación de cultura? Eso va bien. El tema de cuota de pantalla se ha sorteado exitosamente.

Yo diría que ahí nos faltan unos temas, pero hemos avanzado bastante, muchos más de lo que pensamos hace tres semanas.

Para ser absolutamente veraz con ustedes, hablé este tarde con el doctor Juan Alfredo Pinto (presidente de Acopi). Me confirmó que en el tema de las Pymes la negociación resulta altamente favorable.

Tenemos este tema agrícola y el tema de la propiedad intelectual pendientes, temas muy delicados.

Yo vengo a darles la cara a ustedes, como se les ha dado permanentemente. ¿Les he faltado a congresos siendo Presidente? ¿Cuándo les falté? ¿A dónde estaría yo? Les aseguro que no estaba por ahí jugando cartas si les falté. El año pasado, que era el más grave por lo de las subastas, les vine, ¿cierto? ¿Tampoco? El año pasado sí me da pena, porque les debí haber dado la cara por el tema de las subastas, que tanto daño hicieron.

Yo vengo hoy a darles la cara, con todo afecto, a decirles: no esperemos un Tratado ideal, pero estamos haciendo todo el esfuerzo para que sea lo que tiene que ser, equitativo.

Ustedes nos han acompañado en todos los momentos de la negociación.

Pensemos en la protección efectiva del arroz. Miren, a mí me preocupa mucho tener que escoger entre el arroz y la avicultura para una exclusión definitiva. Quiero hablarles con toda franqueza. Es que en mi casa éramos cinco hermanos y mi mamá decía: los cinco diferentes. Pero no puedo escoger. Qué difícil escoger entre esos dos sectores para una exclusión definitiva. Yo lo discuto con los ministros, con el doctor Hernando José. El ideal sería una exclusión definitiva de ambos. Yo lo veo bien lejano. Entonces allí hay que pensar en otra formalidad, en otras posibilidades. O se excluye definitivamente uno de los dos, o se les buscan unos largos períodos de protección a ambos.

Quiero hablar esto muy realista, muy crudamente con ustedes. Y en eso el Gobierno estará en permanente consulta con ustedes. Doctor Rafael, ¿sabe qué me preocupa? El tiempo. El año electoral el año entrante en Estados Unidos.

El presidente Toledo va para allá la semana entrante. La semana pasada nos amenazaron todos los días que ya Perú iba a cerrar. Yo llamé a todo el mundo, a decirles, y al presidente Toledo: van a cerrar y nos van a crear un problema. Porque entonces la idea es que lo que cierre con Perú lo tenemos que adherir los otros países. No. Yo creo que deberíamos hacer un esfuerzo por acelerar, pero siempre con un imperativo, que es la equidad. Y tenemos claro cuáles son nuestros riesgos, empezando por el arroz, que tenemos que sortear exitosamente.

Yo no le jugaría a dilatar, porque además del temor a que amanezcamos en el 2007 sin acceso a ese mercado, está el temor de que cierre Perú. Entonces ya eso le diga a Estados Unidos, ya no tenemos, como negociamos esto con Perú no tenemos margen para tener unas flexibilidades distintas con Colombia y Ecuador.

Yo sería partidario de que aceleremos sin renunciar a la equidad. Hernando José, si no llega a haber una exclusión definitiva tiene que haber una cosa, cuidado con los contingentes, por lo que dijo el doctor Rafael Hernández. Aquí dos granos de arroz no le quitan el hambre a un gallo fino, pero nos deprime el precio. Hay que ponerle mucho cuidado a los contingentes. Esto es muy sensible a cualquier entrada, el precio es muy sensible a cualquier entrada, hay que tener mucho cuidado en eso.

Ahora, quiero hacerles una propuesta que hice esta mañana en el Congreso Nacional Cafetero. Busquemos, en una ley de la República, desde ya, una política de Estado de apoyo al agro. Los subsidios de este Gobierno este año valen 480 mil millones, al agro. Los cafeteros reconocieron esta mañana que se salvaron por el apoyo del fisco cuando estábamos en esa situación tan mala. ¿Qué tal que no se hubiera invertido una platica para ayudarles a ustedes a compensar tantas dificultades con el tema del incentivo de almacenamiento? O lo que nos hemos tenido que gastar en precios de sustentación de algodón, etcétera.

Ahora, orientando bien esos subsidios, por ejemplo, para ser muy franco, les he dicho a mis compatriotas del norte del Cesar y La Guajira: hombre, no subsidiemos algodón allí. Eso no agrega valor. Esa platica se gasta cada año y la gente queda igual de pobre y la productividad agrícola igual de baja. Allí hay que sembrar algodón donde haya riego. Por eso estamos con ese distrito de riego en plena construcción, que es el de Riohacha, el de Ranchería, y el otro grande, el del Triángulo del Tolima, que también era un sueño. Subsidiemos en La Guajira, en el norte del Cesar, subsidiemos el campo, pero agregando valor. Sembremos allí madera, sembremos palma africana, subsidiemos distritos de riego, etcétera.

Y para que los subsidios no sean discrecionales, convirtamos eso en una política de Estado. Mi invitación es a lo siguiente: que la SAC y todos los gremios se constituyan desde ya, desde mañana, en interlocutores del Gobierno y del Congreso, para tramitar, con todos los sectores representados en el Congreso, una ley de apoyo fiscal al campo, prefiriendo sectores que lleguen a tener dificultades.

Me hecho esta reflexión. Me dicen algunos economistas: es que no tenemos plata. Y les contesto: ¿y ustedes no dicen que nos va a dar mucho el TLC? Si el TLC nos va a dar mucha, entonces gastemos en subsidiar sectores que pueden tener ahí vulnerabilidades.

El presidente Lagos de Chile me decía que cuando él estaba negociando el acuerdo de comercio con Estados Unidos, le crearon temores, le dijeron que no era posible subsidiar el campo, porque además Chile iba a tener que pagar un alto costo fiscal al desmontar aranceles. Se desmonta el arancel en virtud de una negociación de esta naturaleza, menos ingreso al fisco. Y el Presidente me dice que en poco tiempo el crecimiento de la inversión fue tan grande, que se superó ese temor fiscal y que tienen hoy un superávit de 10 puntos.

Entonces la conclusión de los economistas es que el TLC en su conjunto es muy útil para Colombia. Que todos los sectores son ganadores, pero que hay dificultades al interior de sectores. Y la verdad es que cómo ve uno este riesgo, para un sector tan importante como el del arroz, uno ve otras posibilidades. En un Consejo Comunitario el pasado sábado, hablábamos de unas plantaciones de cardamomo en zona cafetera marginal caliente. Necesitan TLC.

De la nuez de macadamia, exitosa en el Quindío, en Cauca, con mucho futuro, necesita TLC. De mango en la cordillera andina colombiana, en la franja de clima caliente, especialmente donde el ambiente es seco, necesita TLC. De cítricos, necesita TLC. Flores, pero no solamente las de la Sabana, de gran importancia social. Cuando lleguen de sus regiones, cada vez que yo entro a la Sabana miro ese hectareaje en flores, que genera 100 mil empleos, y digo: ¿qué sería del orden público de esta ciudad y de este país, si no tuviéramos esos 100 mil empleos directos aquí? Pero no solamente los de la Sabana, las heliconias, los follajes, que tienen posibilidades en tantas partes del país. Esos alcoholes carburantes, necesitan TLC. El biodiesel, para citar otros productos.

Entonces yo propondría tres cosas: procuremos sacar la negociación sin mucha dilación, por los temores expuestos. Segundo, con un presupuesto: equidad. Y tercero, busquemos desde ya una ley que sea política de Estado para proteger productos agropecuarios que llegaren a tener dificultades. Esa sería mi propuesta en grandes términos, apreciados productores de arroz.

Y por supuesto, si alguno quiere hacer alguna pregunta o un comentario, plantear alguna preocupación, con el mayor gusto lo escucho.

 
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