FORO
REGIÓN CARIBE,
FUTURO Y PERSPECTIVA 2019
Noviembre 18 de 2005 (Barranquilla – Atlántico)
Compatriotas:
Antes de entrar en el tema, quería transmitir
a ustedes algunas noticias del día de hoy.
Uno de los afanes de la política de Seguridad
Democrática ha sido la derrota del secuestro.
En un país con tres mil secuestros al año,
que teníamos, no hay inversión, no hay
presente, no hay futuro.
Hemos venido reduciendo ese secuestro.
El primer año
en un 27 por ciento, el segundo año en un 35 (por
ciento), este año se reduce en casi un 60 por
ciento.
Hoy fueron rescatados dos ciudadanos
de muy escasos recursos que el ELN había secuestrado en un pueblito
de Antioquia que se llama Versalles, hace dos semanas.
Quiero, desde aquí, quiero enviar un saludo y
la gratitud a la Fuerza Pública por ese rescate.
Al llegar a la ciudad de Barranquilla,
el señor
General Peña (Justo Eliseo, comandante de la Primera
División del Ejército) me dio la noticia
de que ocho integrantes de la Farc, de la Sierra Nevada
de Santa Marta, desertaron y entregaron 16 fusiles. Serán
tratados con la generosidad propia del pueblo colombiano.
La verdad es que el tema de seguridad
es de gran importancia en la Costa Caribe. La festividad
caribeña no
es superficialidad, la festividad caribeña —y
así se infiere sobre los estudios profundos de
la Batalla de Flores- es la expresión de un pueblo
en cuya personalidad subyace la adhesión al orden
y el rechazo a la violencia. Así lo entiendo y
lo reconozco yo, honorable representante Armando Benedetti,
cuando usted, en su ponencia, se refería a algunos
de los prejuicios que sabiamente el historiador barranquillero
Eduardo Posada Carbó ha venido derrotando, primero
en su tesis sobre ‘100 años del Caribe Colombiano’ y
después en sus agudos ensayos.
Otra noticia: antes de llegar
a este Foro pude hacer un recorrido desde el aire por
algunas de las zonas de
inundación. Un año muy difícil en
materia de inundaciones, tenemos que tener prudencia
y calma con la naturaleza pero diligencia para atender
a nuestros compatriotas.
Primero, vimos las inundaciones
de la quebrada Urey y del río San Jorge en el sur de Córdoba:
Montelíbano, los alrededores. Después las
inundaciones en esa parte de Antioquia donde va confluyendo
con el Caribe, donde Antioquia se va zambullendo en La
Mojana: Caucasia, Nechí.
Después en la Mojana, que confluye esa región
antioqueña —aquí termina- y empieza
Bolívar, Sucre, en un esquinita, Córdoba.
Prácticamente las aguas del río Cauca contaminando
el sistema de ciénagas. La depresión Momposina,
un río de agua dulce, unas tierras donde el país
ha puesto tantas esperanzas.
La Mojana es uno de los grandes
sueños de Colombia
y del Caribe, este Gobierno así lo comprendió,
hoy hay tres tramos viales contratados para pavimentar
los accesos a La Mojana. Uno por Nechí, otro por
Ayapel y otro de 100 kilómetros por San Marcos
a La Mojana y a Achí. Valen alrededor de 100 mil
millones de pesos. Además de las obras que se
han hecho de defensa —no suficientes-, tenemos
que buscar 80 mil millones en el Presupuesto Nacional
para hacer los diques de defensa de La Mojana.
Y por supuesto, veíamos las inundaciones de los
municipios del Atlántico, ribereños del
Magdalena y hemos estado informados de lo que ha pasado,
también, en la ciudad.
Conmigo está el director del Departamento Nacional
de Desastres (Eduardo José González), hemos
tenido que estar atendiendo a los compatriotas de Providencia,
a los compatriotas del Galeras, a los compatriotas de
La Mojana y él va a definir con el señor
Gobernador, con los señores alcaldes, unas ayudas
del Sistema Nacional de Desastres para poder atender
esta emergencia.
Pero venía a mi mente, apreciados compatriotas
del Caribe, otra reflexión, nacida de la observación
y por supuesto cimentada en las mismas lecturas de Posada
Carbó: las plagas, las sequías, las inundaciones,
desvirtúan aquel prejuicio de que el hombre Caribe
es flojo. Aquí ha sido muy difícil progresar
en contra de las amenazas de la naturaleza y el descuido
del hombre. No para que se le reclame diligencia para
enfrentar la naturaleza, sino para que se le reclame
diligencia para hacerla razonable. Ahí tenemos
unos grandes retos.
Y por supuesto, cuando se habla
con tanta razón
del tema de pobreza, déjenme decir que algo que
tenemos que hacer los colombianos cuando adoptemos —a
través de la discusión democrática-
este documento (Visión de Colombia II Centenario)
como documento de Estado que nos jalone una visión
de país, es hacer de la lucha contra la pobreza
una lucha de resultados, no una lucha electoral de discursos.
Mañana, en Pitalito, Huila, le diremos al país
que el Huila es el primer departamento colombiano que
logra plena cobertura en régimen subsidiado de
salud. Una meta parcial de gran importancia. Confiamos
que en las próximas semanas, Soledad en el Atlántico
y el departamento del Cesar, también logren plena
cobertura en régimen subsidiado de salud. Que
Antioquia la logre para estratos 1 y 2 y que en ocho
meses más lo logre para el estrato tres. Y en
una semana Arauca también estará completando
la plena cobertura en régimen subsidiado de salud.
Celebro que esta primera gran
meta parcial tenga dos representantes de la Costa Caribe
Colombiana: Soledad
y el departamento del Cesar. Eso es de gran importancia
porque esto no puede ser de quejumbres ni de discursos,
sino de visión con diligencia a ver si somos capaces
de derrotar la pobreza.
Agradezco inmensamente esta discusión. El país
necesita visión de largo plazo y trabajo cotidiano.
Si nos quedamos simplemente en
la visión de largo
plazo y no hay trabajo todos los días, esa visión
se nos convierte de ilusión a frustración.
Y si trabajamos intensamente pero no tenemos visión
de largo plazo, nos posee la incertidumbre porque no
sabemos hacia donde dirigirnos. Es muy importante adquirir
conciencia de la necesaria combinación de la visión
de largo plazo y del trabajo cotidiano.
Una visión de largo plazo en una sociedad democrática —como
lo dijera el rector-, tiene que pasar de ser una propuesta
de Gobierno para convertirse en una propuesta de Estado.
¿Qué camino hay que recorrer?: el camino
de la adhesión democrática. ¿Y cómo
se recorre el camino de la adhesión democrática?:
con la construcción popular a través del
debate de esa propuesta.
El documento de Planeación que estudiaron tan
juiciosamente, que exigió dos años de trabajo
y que fue presentado a consideración del país
el 7 de agosto pasado, es un primer borrador, un referente
para convocar la discusión de los colombianos
y con esa discusión irlo mejorando hasta que tenga
un suficiente nivel de consenso que nos permita decir:
allí hay una visión democrática
del Estado, que es el pueblo colombiano.
Además es la única manera de garantizar
unas políticas de Estado que transciendan de un
cuatrienio a otro, de un gobierno y de un plan de desarrollo
al siguiente. En la democracia, lo único que garantiza
continuidad para ejecutar políticas de Estado
es la adhesión popular y la adhesión popular
solo se logra si el pueblo se siente constructor de esas
políticas. O sea que bienvenido el debate para
mejorar esta propuesta.
Lo peor que hay cuando se abre
una tormenta de ideas, es rechazar automáticamente alguna de las propuestas.
Hay que dejar que se presenten todas, decantarlas tranquilamente
ir discutiéndolas. Y por supuesto, ir mirando
cómo, a través del mayor nivel de consenso,
se incorporan.
Quisiera referirme a alguno de los puntos tratados por
mis dos ilustres antecesores y abrir un espacio para
preguntas y comentarios de ustedes.
Déjenme decir que es muy importante saber qué Estado
proponemos. Por supuesto, de pluralismo democrático,
pero de debate fraterno. Es tan necesaria la fraternidad
en el debate como la inclusión, tan grave la exclusión
como el odio, y -esto sí hay que cimentarlo en
la conciencia de los colombianos- ni exclusión
ni odio. La convergencia de inclusión y de debate
fraterno.
El debate fraterno no radicaliza
la gente en posiciones, el debate fraterno predispone
a los ciudadanos a que,
a través de la deliberación, se construyan
soluciones, se fabriquen opciones. Es fundamental.
¿Qué democracia
proponemos? una democracia moderna, con liderazgos,
sin caudillismos. Una democracia
donde los gobernantes tengan que dar ejemplo en materia
de respeto a la ley, una democracia no de caprichos sino
de leyes laboriosamente adoptadas.
Una democracia de esta naturaleza
necesita ser consecuente con cinco parámetros que los quiero dejar en la
reflexión de ustedes: la seguridad con alcance
democrático.
¿Por qué con alcance democrático?
porque es seguridad para todos, para los defensores de
las tesis del Gobierno, para los opositores. Porque es
seguridad para los campesinos y para los empresarios
del campo. Seguridad para los líderes sindicales
y para los líderes gremiales. Es Seguridad Democrática
porque no es seguridad para perseguir el disenso, porque
no es seguridad para anular las libertades. Es muy importante
el tema de la Seguridad Democrática.
Segundo parámetro: el respeto a las libertades
públicas. Tercer parámetro: la cohesión
social.
Algunos han presentado como excluyente
la proposición
del respeto a las libertades individuales con la proposición
de la cohesión social. ¡Obvio! En una de
sus tantas magníficas obras decía, en un
irreconciliable predicamento liberal e individualista
de las libertades, con el predicamento social de la cohesión.
Son mutuamente dependientes, cada uno alimenta al otro,
el ejercicio de las libertades individuales, su respeto,
provoca en el individuo también una reciprocidad
de trabajo con el colectivo que ayuda a construir cohesión
social, y el avance en materia de cohesión social
evita los conflictos que finalmente afectan las libertades
individuales, por eso la contradicción histórica
entre libertades individuales y cohesión social
hay que superarla, trabajar las dos categorías
como expresiones caracterizantes de una democracia moderna
y el cuarto tema: la transparencia, y el quinto: el respeto
a las instituciones independientes, no podemos seguir
con la excusa de asignarle todos los retrasos a la corrupción,
pero tampoco podemos ser permisivos con la corrupción.
El país la tiene que derrotar.
Hace dos noches conversaba yo
con un distinguidísimo
alcalde de una capital del Caribe, no Barranquilla, y
me decía: Presidente qué hago en mi ciudad
ya hay una gran recuperación pero solamente paga
impuesto predial el ocho por ciento de los potenciales
contribuyentes, allí también hay que dar
una lucha por la transparencia que también expresa
el grado de compromiso de cada individuo con el ser social
y el respeto a las instituciones independientes.
¿Qué necesitamos nosotros para construir
confianza nacional e internacional? Yo diría que
muchas cosas, tres básicas: la Seguridad Democrática,
la cohesión social pero medida, comprometida con
las metas sociales del milenio y la transparencia. Yo
diría que no en vano puede quedar la adhesión
de Colombia a la declaración del año 2000
sobre las metas sociales del milenio. Este documento
propone ir de la mano y aun ser más exigente a
en el cumplimiento de esas metas, creo que si seguimos
haciendo esfuerzos lo vamos a cumplir en salud, dentro
de poco se conocerá una encuesta de una institución
independiente de gran credibilidad, que demuestra que
en los últimos cinco años han venido mejorando
los indicadores de salud en Colombia, salvedad hecha
del embarazo de adolescentes. Podemos cumplir y anticipadamente
las metas sociales del milenio en salud, hay que cumplirlas
en educación. Para cumplirlas en educación
tenemos que empezar a por la llegada rápidamente
al ciento por ciento de cobertura en educación
básica, este año vamos a terminar con el
91 por ciento, pero hay que llegar rápidamente
a cumplir el ciento por ciento de cobertura en educación
básica.
Cuatro cosas exigen que nos preocupemos
todos en función
de ellas al mirar el país: la derrota del terrorismo,
en sus expresiones, guerrillas y paramilitares, y cualquiera
de diferente pelambre; la derrota del narcotráfico,
por primera vez hay buenas noticias, el señor
Walters, el director del programa antinarcóticos
de los Estados Unidos le decía ayer al mundo que
por primera vez después de muchos años
de lucha se empieza a ver un sustancial incremento del
precio de la cocaína en las calles de los Estados
Unidos y un desmejoramiento de su tradicional pureza,
lo que indica que vamos a ganar esta batalla, que no
en vano ha hecho este esfuerzo Colombia; la transparencia
y la reivindicación de los pobres.
Yo diría que tiene que ser cuatro obsesiones
colombianas. Por supuesto esto tiene que rimar con el
reconocimiento de la diversidad, que es una gran fuente
de riqueza nacional, con el reconocimiento de que este
es un país de regiones, pero que difícil,
yo recuerdo que propuse para que se incluyera como norma
del referendo la posibilidad de regionalizar de manera
simple, sin tener que crear instituciones burocráticas
adicionales y costosas, como está en el texto
de la Constitución del 91, y la adhesión
a los departamentos frenó que se pudiera desarrollar
una nueva figura de región.
Como hay que hablar con toda
franqueza, yo no creo en la organización de región que simplemente
le sume estructura burocrática a la burocracia
que ya tenemos de municipios y departamentos, ahí el
debate del país tiene que ser profundo e intenso.
La organización de región no puede ser
un centro adicional de costos en materia burocrática,
por eso se necesita desatar e invitar a esa profunda
reflexión nacional.
Los ilustres intervinientes de
hoy han dicho cosas muy interesantes, que nos resumió nuestro rector y
anfitrión el doctor Jesús. Que el mercado
no es suficiente, estamos plenamente de acuerdo. Ahora
que discutimos el TLC, nosotros nos aproximamos a eso
sin cargas ideológicas, simplemente la apertura
fue la apertura del mercado colombiano, ahora buscamos
que nos abran el mercado de los Estados Unidos.
Que el mercado no es suficiente,
estamos plenamente de acuerdo, las herramientas de
intervención para
garantizar la equidad social tienen que ser irrenunciables
de parte de los gobiernos, pero tienen que aplicarse
de manera eficaz. Por supuesto, yo establezco la diferencia
entre las herramientas de intervención social
y Estado burocrático. El Estado burocrático
en nombre de lo social se constituyó en un Estado
derrochador de recursos, en un Estado privatizado por
privilegios que los controlaban, nosotros para citar
un ejemplo hemos tenido un profundo debate con el tema
de los hospitales, aquí en el departamento con
el señor gobernador, con su secretario de salud,
hemos avanzado muchísimo en el tema de saneamiento
hospitalario y muchos compatriotas critican y dicen: ‘Uribe
nos va acabar con la reestructuración de hospitales”,
pero eso si que tiene un elemento de fondo y muchas veces
a partir del caso concreto se puede ir construyendo la
teoría general, el método inductivo del
filosofo, hay que escoger ¿cuál es el hospital
que nos sirve, si el hospital burocratizado al servicio
de clientelas y de privilegios de organizaciones de trabajadores
o el hospital estatal reestructurado al servicio del
pueblo?
Hemos reestructurado 112 hospitales,
es cierto, faltan mucho más, pero hemos frenado lo que se estaba
produciendo, la muerte de los hospitales públicos.
Bueno preguntarnos aquí: ¿qué es
mejor reestructurar como estamos haciendo la red hospitalaria
del Atlántico, a un alto costo que aceptamos,
pero que finalmente nos va a permitir darle buen servicio
al pueblo, o mantener esos hospitales con esas perdidas
crónicas en la puerta de cerrarse? Las herramientas
de intervención del estado a favor de lo social
tienen que ser eficientes y transparentes, no pueden
ser ampulosas y costosas burocracias con la disculpa
de trabajar lo social.
Miren, por fortuna aquí hubo voluntad política
y la Nación ha aportado 44.800 millones para reestructurar
los hospitales, cuanto mejor unos hospitales reestructurados,
saneados, con futuro, públicos, que unos hospitales
enfermos, expuestos a morirse de un momento a otro, hay
que pensar muy bien cómo se constituyen y se garantizan
las herramientas de intervención social.
El crecimiento no es un fin en
sí mismo, por
Dios, lo aceptamos plenamente, además el crecimiento
sin las herramientas de intervención del Estado
no genera distribución, sin crecimiento no es
posible distribuir, pero el crecimiento sin herramientas
sociales de intervención del Estado tampoco distribuye.
Al ritmo que venía el país nos íbamos
a quedar sin qué repartir porque no había
inversión ni crecimiento, pero si esto empieza
a crecer velozmente como aspiramos, como ya se dan señales
gracias a los ritmos de inversión, se necesita
la intervención del Estado para que ese crecimiento
produzca la cohesión social. Quiero proponerle
eso a mis compatriotas, imposible el mejoramiento de
la distribución sin crecimiento, pero el crecimiento
por si solo no garantiza ese mejoramiento.
La inserción en el mundo. El TLC. Nosotros creemos
que esa inserción en el mundo es inevitable, es
un mundo crecientemente interrelacionado y una interrelación
entre la diversidad que por supuesto hay que regular.
Las relaciones internacionales
de Colombia tienen una materia política subyacente, de criterio universal,
las queremos buenas con todo el mundo. Hace pocos días
China reclamaba porque aplicamos unas salvaguardias a
unos productos y restringimos la importación de
esos productos por los puertos de Barranquilla y el aeropuerto
de Bogotá, les dijimos ‘no, Colombia no
tiene prevención política, tenemos la intención
de tener con China, como con todos los países
del mundo las mejores relaciones, este es un mero tema
comercial’. Mire a los compatriotas que están
hoy meditando en el TLC con los Estados Unidos, necesitamos
negociar con China, esto no lo vamos a defender solamente
con unas salvaguardas que son temporales, o con una restricción
de puertos.
Hace tres años me decían, ¿cómo
va a hacer TLC con los Estados Unidos y en qué va
la unión con Suramérica? Por Dios ya tenemos
el acuerdo de comercio con MERCOSUR, de un gran significado
político. Europa nos ha dado diez años
de extensión de las preferencias unilaterales,
pero tendremos que negociar con Europa.
¿Qué nos preocupa? Nos preocupa que el
TLC con los Estados Unidos quede inequitativo y nos preocupa
que no se pueda firmar. Algunos compatriotas me dicen: ‘Presidente
no lo firme, dejen que nos extiendan las preferencias
unilaterales’, lo temo, a riesgo de estar equivocado
tengo que asumir la responsabilidad de transmitirle a
mis compatriotas que lo que hoy percibimos en nuestro
fuero interno es que no hay espacio para extender las
preferencias unilaterales.
Vengo con el señor Ministro de Minas de reunirnos
con el sector minero, y allá preguntaban por las
joyas, un país que tiene una gran posibilidad
de exportar joyería. Hoy en el ATPDEA las joyas
no tienen arancel para ingresar al mercado norteamericano,
si se acaba el ATPDEA el arancel automático es
del 18 por ciento, aspiramos que el tratado de libre
comercio nos mantenga el acceso a ese mercado pero ya
no por cortos periodos de tiempo, sino indefinidamente.
Además de que no vemos la posibilidad de que
nos extiendan las preferencias unilaterales, la inversión
no le tiene confianza a las preferencias unilaterales,
a los inversionistas les da miedo invertir cuando un
país solamente tiene acceso al mercado del otro
por cortos periodos de tiempo y depende del criterio
unilateral del otro, en cambio si hay tratados los inversionistas
adquieren confianza e invierten, para beneficiarse del
acceso a ese mercado que se ha abierto definitivamente.
¿Por qué creo yo que no nos van a extender
las preferencias unilaterales? Por el dialogo permanente
con los Estados Unidos, porque han negociado tratados
como el de Honduras, Centreoamerica, con países
más pobre, entonces qué van a decir ¿por
qué con ellos tratados y con nosotros preferencias
unilaterales? Porque además las preferencias unilaterales
no es lo que conviene para la inversión, porque
productos tan importantes para el caribe colombiano como
los cárnicos y los lácteos están
por fuera de las preferencias unilaterales.
Hace pocos días hablaba yo con el señor
presidente de la República Dominicana y le dije: ‘Presidente,
la República Dominicana ha sido beneficiaría
de la iniciativa de las Américas, de la iniciativa
del caribe, eso le ha permitido exportar lo que quiera
exportar a los estados Unidos sin arancel, y ustedes ¿por
qué han firmado tratados, si tenían ese
beneficio?’ y me contestó: ‘porque
ese beneficio apenas nos dura hasta el 2008 y no nos
lo van a prorrogar’.
Otros colombianos me han dicho: ‘Presidente que
afán en negociar ahora, negociamos en el 2006,
el ATPDEA dura hasta el 31 de diciembre del 2006’,
muy peligroso porque después de la negociación
hay que darle un tiempo a los congresos para la ratificación,
ese es un tema bien difícil y bien peligroso por
esto, los Estados Unidos están negociando otros
tratados entre ellos el de Panamá.
Y bien peligroso porque entramos
en años electorales.
Allá para renovar parcialmente el Congreso, aquí para
renovar el Congreso y elegir el Presidente de la República
para el siguiente cuatrienio. Es muy difícil que
ya en el 2006, con estas afugias electorales en ambos
países se negocie. Por eso nosotros tenemos tanto
afán de que sea equitativo, como tanto afán
de que sea rápido.
Y me dicen: Presidente, ¿y la Comunidad Andina?
No se puede entender que hay exclusión de ese
tratado de acceso al mercado de los Estados Unidos con
nuestra vocación de fortalecer la Comunidad Andina.
Nosotros frente a los hermanos andinos no tenemos sino
una vocación: fortalecer la hermandad. Como se
lo explicaba en una conversación que sostuve anoche,
a la medianoche, con el presidente Chávez.
A propósito, vamos a tener una nueva reunión
antes de que termine el año para revisar nuestra
agenda. Y Colombia ha aceptado que la hermana República
de Venezuela, a través de Pdvsa, construya el
gasoducto de La Guajira a la ciudad de Maracaibo.
Y hay temas como estos: cuando
en la hermana República
de Venezuela ha habido escasez de carne o de leche, se
alimenta del caribe colombiano, también de los
Llanos Orientales. Pero también ha habido ocasiones
en las cuales, cuando aquí por alguna circunstancia
se han presentado crisis en esos productos y ha habido
buena oferta en el hato venezolano, traemos de allá.
Lo mismo ha ocurrido en la industria avícola.
Miren por qué no son excluyentes las proposiciones
de fortalecer la Comunidad Andina con la proposición
del acceso al mercado de los Estados Unidos, como principios
para tener que hacer, como vamos a tenerlo que hacer,
la negociación con Europa, miren estos casos: ¿qué hacemos
el día que en avicultura Colombia y Venezuela
tengan excedentes? ¿Es que cuando hay excedentes
aquí los exportamos a Venezuela y cuando hay excedentes
allá los traemos? Cuándo los dos tengamos
excedentes, ¿qué hacemos? Necesitamos un
tercer mercado.
Lo mismo en carne y en lácteos. El presidente
Chávez está haciendo un gran esfuerzo,
plausible, para hacer repoblamiento ganadero de doble
propósito en Venezuela. ¿Qué hacemos
el día que tengamos excedentes de carne y de leche
en ambos países? Necesitamos terceros mercados.
Entonces es muy importante crear
en la conciencia de los colombianos claridad en el
sentido de que esto no
tiene cargas ideológicas, de que esto no tiene
cargas políticas, de que esto busca abrir unos
mercados, con toda solidaridad con nuestro pueblo, con
nuestros hermanos y vecinos.
Claro que tenemos dificultades
en productos. Yo estoy convencido que si logramos que
este tratado sea equitativo,
este tratado va a beneficiar a la economía en
su conjunto y a cada sector, pero hay problemas en productos.
Miremos el caso del arroz. Hoy
veía en la Costa
Caribe colombiana tantas hectáreas de arroz inundadas
y tantísimas otras que se salvaron, y pensaba
en el tema. El problema del arroz no tiene que preocuparnos
solamente por el tema del TLC con Estados Unidos, sino
por lo que ya tenemos en la Comunidad Andina. Todos los
países andinos somos autosuficientes y excedentarios
en arroz. Cada uno quiere colocar sus excedentes en el
mercado del vecino
¿Qué estamos proponiendo con los Estados
Unidos? Un tratamiento de equidad para defender a nuestros
productores de arroz. Pero también a ellos les
estamos diciendo que Colombia no puede crecer el área
sembrada en arroz.
El caso de la industria avícola, que ya me refería
a ella frente a la Comunidad Andina. Los hábitos
de consumo en los Estados Unidos menosprecian las alas
de pollo y los muslos, los cuartos traseros. Hay un gran
temor: que el envío masivo de esas presas al mercado
colombiano, a precios artificialmente bajos, le produzca
una lesión insuperable a nuestra industria avícola.
El tema lo estamos tratando. Y así sucesivamente.
Miren: no hemos podido en la
mesa de negociación
conseguir aumentar la cuota de exportación de
azúcar. Ese es otro mercado bien complejo hoy
en el mundo, bastante ofrecido. Allá están
nuestros negociadores buscando cómo se resuelve
eso, pero buscando también que quede abierta la
posibilidad de exportar alcoholes carburantes, combustibles
biológicos.
Si ustedes me preguntaran un
producto agropecuario del presente y del futuro para
la Costa Caribe colombiana
y para el país, los combustibles biológicos.
Ya empezamos con las primeras plantas de alcohol carburante
en el Valle del Cauca. Hay un ensayo con yuca en el Cesar.
Y tenemos mucha fe que Colombia pase de 175 mil hectáreas
de palma que tenía hace tres años, a 300
mil este año, pero que se prepare para llegar
a más de un millón de hectáreas
de palma africana, donde hay grandes posibilidades en
el Caribe y sea un gran oferente en el mercado mundial,
no solamente de este aceite sino también de un
derivado tan importante como va a ser el biodiesel.
Y por supuesto, tendríamos otros temas de preocupación
en el TLC. Pero estamos buscando que sea equitativo y
que lo negociemos a tiempo.
Entonces algunos han dicho: ¿para qué esos
tratados? Lo que hay que hacer es activar la demanda
interna. Activar la demanda interna tiene mucha lógica
en un país con tanta pobreza. En la medida que
demos capacidad adquisitiva a los colombianos pobres,
el consumo nacional va a aumentar enormemente. Pero eso
no se excluye con nuestra inserción en la economía
mundial.
La inserción en la economía mundial se
da con o sin tratados, es como en el tema de los medicamentos:
claro que hay que defender el derecho de nuestros compatriotas
a acceder a medicamentos de última generación,
en condiciones equitativas de precio, especialmente para
casos de salud pública. Pero el balance entre
propiedad intelectual y salud pública el mundo
lo va a lograr, con o sin TLC entre la Comunidad Andina
y los Estados Unidos. La profunda conexión de
la economía mundial es inevitable. Es mejor regularla
que permitir que desordenadamente nos devore.
Además yo pediría una reflexión:
no considerar como excluyente la proposición de
insertarnos en la economía mundial, con la proposición
de activar la demanda interna. Son proposiciones complementarias.
Más exportaciones, más empleo, menos pobreza,
más capacidad adquisitiva. Más capacidad
adquisitiva produce mayor demanda, genera mejor oferta.
No son excluyentes esas proposiciones.
La crisis humanitaria. Sí. Con estos niveles
de pobreza, 4 millones de colombianos que se enviaron
por la violencia al extranjero. El desplazamiento interno.
Eso nadie lo niega. Lo que pasa es que no podemos asociar
la crisis humanitaria con la legitimación del
terrorismo. En un país con profunda democracia,
el reconocimiento de una crisis social no se puede exhibir,
no se puede argumentar para legitimar el terrorismo.
Si no tuviéramos las libertades democráticas
que Colombia profundiza en la práctica, la discusión
sería válida. Pero con las libertades democráticas
que estamos profundizando, tenemos que aceptar que una
cosa es nuestro compromiso de superar la pobreza y otra
cosa es nuestro compromiso de no legitimar el terrorismo,
de desconectarlo de la pobreza y de superarlo, porque
hay que preguntar: ¿el terrorismo ha sido solución
o ha sido causa eficiente de esta crisis humanitaria?
Mi generación, que no ha vivido un día
de paz, el día que se siente a hacer una reflexión
exhaustiva de su experiencia, encontrará que el
terrorismo que nació con la idea política
de reivindicar a los pobres de Colombia, consiguió finalmente
sumergirnos más en la pobreza. Por eso, el reconocimiento
de una crisis humanitaria —que tenemos que superar-
no puede esgrimirse para legitimar el terrorismo.
La formulación de estas políticas desde
el centro, no es el interés, alguien tenía
que elaborar el documento de referencia, el documento
para la crítica. Esa es la labor que ha cumplido
Planeación, pero la construcción del consenso
la tenemos que hacer desde la periferia. Por eso estos
foros hay que intensificarlos.
Yo propondría lo siguiente:
en el Caribe Colombiano, liderados por los gobernadores
y los rectores de las
universidades, definieron un mecanismo para preparar
el anexo Caribe a esta propuesta: que ese anexo estuviera
desagregado por departamento.
Yo dudo de que la solución sea volver a los Corpes,
pienso que tendrían que haber una regionalización
más profunda, que no puede ser crear otra estructura
burocrática para superponerla a los departamentos,
pero sí creo que los siete gobernadores y los
rectores se pueden reunir y crear el mecanismo que nos
ayude a formular el anexo Caribe de esta Visión
de Segundo Centenario, que se constituya —también-
en el veedor que haga seguimiento.
Por supuesto, nadie discute el
tema del mar, tienen ustedes toda la razón, no sabría yo cual
es la solución, me dan mucho miedo las soluciones
burocráticas, les tengo pánico. Estudiemos
cómo podemos poner en práctica una política
de más atención al mar, de mejor aprovechamiento.
Hemos hecho un gran esfuerzo
en estos 40 meses en San Andrés y Providencia, hemos hecho un gran esfuerzo
para explorar el subsuelo marítimo colombiano
en busca de petróleo, de gas. Ustedes conocen
la concesión Tayrona adjudicada aquí hace
año y medio, cuatro millones de hectáreas
en el Caribe y ahora el Gobierno avanza para empezar
la exploración, también, en el Pacífico.
Hay quejas inveteradas por el aislamiento de los recursos
ribereños de las posibilidades de la pesca y seguimos
sin solución, lo reconozco.
Por supuesto el tema del agro
tiene que ser como ustedes lo plantearon hoy aquí: integral. Como lo planteábamos
anoche para el Cauca, como le decíamos a las comunidades
indígenas: hay que resolver el problema de ustedes,
pero tampoco podemos desalojar a la gente que trabaja
seriamente. Me parece muy juicioso lo que ustedes han
propuesto de ese manejo integral del campo.
Las transferencias. El tema hay
que manejarlo muy delicadamente, si el país se compromete como tiene que comprometerse
a cumplir rápidamente las Metas Sociales del Milenio,
hay que poner mucho cuidado para el nuevo reglamento
constitucional o legal de transferencias que habrá de
suceder al acto legislativo que expira en el 2008.
Yo soy partidario de que esas
transferencias se ajusten en la proporción que se requiera para poder cumplir
las Metas Sociales del Milenio. Pero allí tenemos
que combinar descentralización con eficiencia
y con transparencia. Es tan grave quejarse de que le
entregamos a las regiones 900 mil millones de pesos,
al año, para acueductos y alcantarillado como
mostrar que hay pobres resultados. Ni lo uno ni lo otro.
No se puede negar el recurso pero tampoco se puede negar
el buen manejo, el manejo transparente, sobre eso hay
que adquirir mucha conciencia.
Creo que tenemos varios instrumentos.
El instrumento de los estímulos tributarios. ¡Cómo
los a utilizado de bien el departamento del Atlántico! ¡A
pesar de lo que falta en Sabanalarga, cómo hemos
avanzado allí en cobertura! Creo que allí hay
un instrumento bien importante que puso en marcha este
Gobierno: los estímulos tributarios para crecer
esas coberturas.
Segundo, el mejor uso de esas transferencias y tercero,
el buen uso de recursos complementarios.
Este Gobierno no ha entregado
un peso de auxilios parlamentarios, pero ha estado
en un ejercicio permanente con las comunidades
y se invierte casi medio billón, en sumas adicionales
a las transferencias en acueductos y alcantarillados.
Diría que ese, que es un gran problema como en
muchas regiones de la Patria —incluido el Caribe-,
obliga a preparar un nuevo plan de acueductos y alcantarillados
para que lo ejecute la próxima administración
presidencial, cualquiera que ella sea. Y que ese plan
hay que hacerlo, ajustado a esta visión, a las
Metas Sociales del Milenio, en una muy democrática
discusión con la comunidad.
En un sano equilibrio entre democracia
representativa y participativa. En respeto a la representativa,
discutirlo
con alcaldes, gobernadores, congresistas, diputados y
concejales. Y en respeto a la participativa, discutirlo
también, directamente, con el pueblo.
Entonces, creo que es fundamental
allí, no esgrimir
la corrupción como una simple disculpa para negar
recursos, pero tampoco desconocer la corrupción.
Requerimos buscar recursos suficientes y aplicarlos con
transparencia, apreciados compatriotas.
Hemos estado en la idea de mejorar
las condiciones portuarias. Ustedes saben la inmensa
obra que se está emprendiendo
en Barranquilla. Tuve un informe de que ya están
los contratistas obteniendo la piedra que se va a utilizar
para poder construir esa obra de defensa del río.
Escucho la propuesta de ustedes,
de que esos recursos portuarios, que en este Gobierno
se dio un gran paso
porque una ley propuesta por los parlamentarios del Atlántico —en
ese momento con el liderazgo del doctor Alonso Acosta,
entonces Presidente de la Cámara-, nos llevó a
asumir la obligación de que los recursos de los
puertos se inviertan en los puertos y en sus áreas
de influencia.
Dimos un gran paso, ustedes proponer
hoy ir más
allá: que esos recursos los manejen las regiones.
Estudiémoslo, no sabría como responder,
pero todas esas proposiciones hay que mirarlas cuidadosamente
porque lo importante no es quien maneja el recurso sino
que cumpla la finalidad de la ley: mejorar el puerto
y la zona de influencia. Y para mejorar eso, hay que
ser eficientes y totalmente transparentes.
Hicieron algunas referencias
a la infraestructura: más
vías transversales. Veía hoy el puente
de Plato — Zambrano, pero también veíamos
lo siguiente, más al sur, ahí vamos construyendo
la otra transversal, al pavimentar 100 kilómetros
que empiezan a pavimentarse porque ya está el
contrato listo, tan pronto mitiguen las aguas, para comunicar
San Marcos con La Mojana y Achí.
En dirección al este, eso tiene que llegar al
río Cauca y al río Magdalena y constituirse
en otra transversal. Y la pavimentación de la
carretera desde Cuatro Vientos, en las cercanías
de Bosconia al Banco, a Guamal — Magdalena, sobre
el río Magdalena el puente, en Botón de
Leyva —en plena construcción, no me estoy
refiriendo a propuestas, son contratos legalizados, los
de pavimentos, a punto de empezar y el puente a punto
de concluirse la obra.
Ese también hace parte de una de las grandes
transversales propuestas en el Caribe y que en esta primera
etapa nos va a comunicar a Mompóx con el departamento
del Magdalena, con el departamento del Cesar y con la
carretera troncal que va desde la ciudad de Barranquilla
y de Santa Marta a Barrancabermeja, Bucaramanga, en dirección
al centro del país. Vamos avanzando en eso y hay
que seguir avanzando. Eso tiene dificultades y costos
pero hay que seguir avanzado.
Yo pensaba hoy: sí, estamos construyendo el puente
del Botón de Leyva, de Margarita en la isla de
Mompóx a Guamal — Magdalena. Y después
miraba la otra ventanilla y decía: ¿y dónde
vamos a construir el otro puente para poder pasar de
la isla de Mompóx a Magangue, cuando veíamos
hoy eso convertido en un mar de agua dulce?
Estamos haciendo un gran esfuerzo
en obras de infraestructura en el Caribe, estos transmilenios —apreciado doctor
Benedetti- sí tienen una razón muy importante
de aporte a la competitividad, son calidad de vida. Dos
transmilenios en la Costa Caribe, en Barranquilla y otro
en Cartagena, son un gran principio de calidad de vida
urbana. No se puede pensar en una región competitiva
si no tiene calidad de vida, no solamente rural sino
también urbana.
Déjenme decir una cosa:
antes nos demoramos mucho para empezar esto en Barranquilla,
en Cartagena.
Esas obras hay que empezarlas
cuando las ciudades están
medianas o pequeñas, no dejar que se conviertan
en metrópolis tan grandes como esta para empezar
esas obras. Es más fácil hacer una obra
de esas en una ciudad como Armenia —todavía
Pereira donde ya lo estamos haciendo, ya empezamos muy
tarde-, es más fácil hacer una obra de
esas cuando una ciudad está mediana o pequeña,
que dejarla para hacer una obra de esas cuando la ciudad
está grande.
Es muy importante todo lo que podamos hacer en materia
de infraestructura de calidad de vida urbana y eso es
competitividad.
En la educación, hemos
hablado en las Metas Sociales del Milenio, estoy plenamente
de acuerdo con ustedes.
Quiero hacer estos comentarios
sobre educación
universitaria. Nosotros hemos hecho un gran esfuerzo
con el Icetex, pero falta un paso y hoy depende de la
honorable Cámara de Representantes: aprobar la
ley para que el Icetex sea una entidad autónoma.
Si el Icetex no se convierte en una entidad autónoma,
seguirá limitado permanentemente por la escasez
fiscal de la Nación.
Yo le rogaría a los rectores, encabezados por
el rector que hoy nos acoge, comunicarse con el Ministerio
(de Educación) y con la honorable Cámara
a ver si antes del 16 de diciembre tenemos ese proyecto
convertido en ley de la República.
Me preocupa mucho que el énfasis sea solamente
en educación superior, tenemos un gran atraso
en técnicas y tecnológicas. Los países
desarrollados tienen un profesional en educación
superior por cada diez tecnólogos, aquí es
al revés. Creo que hay que insistir en la revolución
del Sena que en estos 40 meses ha crecido enormemente
en el Caribe colombiano.
En el Atlántico, cuando empezó el Gobierno,
se capacitaban en el Sena 46 mil personas al año.
Este año, en septiembre, llevábamos 111
mil. En el país, cuando empezó el Gobierno,
el Sena capacitaba un millón 100 mil personas
al año. Este año serán más
de 3.5.
Estamos en todos los municipios,
haciendo programas experimentales tan importantes —les menciono uno-,
como desarrollar y mejorar una tecnología campesina
de pesca en cautiverio en las ciénagas.
Este país, desde Barrancabermeja hasta Bocas
de Ceniza, hasta las Bocas del Sinú, hasta la
desembocadura del Canal de Dique, en la Bahía
de Cartagena, en ese conjunto cenagoso, podría
darle pescado al mundo entero y lo que estamos haciendo
es poco. ¿Qué tarea le hemos encomendado
al Sena?: trabaje con los campesinos de Simití,
en la ciénaga de Simití, una tecnología
de cebar pescado en cautiverio. Entonces como está el
conjunto cenagoso, no hay que hacer las represas, la
inversión la hizo la naturaleza, hay que cuidarla.
Allí tiene el Caribe una
enorme posibilidad de seguridad alimentaria, una enorme
posibilidad de alimentar
los mercados del interior, una enorme posibilidad de
exportar.
Uno sobrevuela ese conjunto cenagoso
y se dice: ¡qué desperdicio,
solamente nos acordamos de él por temor a las
inundaciones! Pero uno cierra los ojos y quisiera ver
eso con todos los campesinos ahí, con su jaulitas
colgadas en el borde de la Ciénaga, produciendo
masivamente pescado.
Yo creo que en el tema de educación superior
hay que persistir en el Sena, en las técnicas
y tecnológicas y hay un paso dado por este Gobierno
pero que tenemos que implementar. El muchacho en Colombia
dice: ‘yo no quiero ser tecnólogo porque
allí me estanco’.
Para darle atracción a las técnicas y
a las tecnologías, hemos tomado la decisión
de que el Sena de ejemplo y haga convenios con universidades —creo
que ya lo hizo con la universidad del Norte-. Para que
el muchacho que se gradúe en el Sena en una técnica,
en una tecnología, después con las universidades —como
en este caso la del Norte- que han realizado convenios
con el Sena pueda completar los créditos y acceder
al título de educación superior.
Esa integración es necesaria en la visión
universitaria. Creo que la visión universitaria
no la podemos medir solamente en porcentajes de cobertura
sino en posibilidades de empleabilidad, en posibilidades
de construcción de valor. Y por eso, quiero llamar
la atención para que prestemos todo el esfuerzo
a la integración de las técnicas, las tecnologías
y la educación superior.
Y hay que insistir en el tema
de calidad, me preocupó mucho
la cifra de calidad del doctor Bennedetti, pero recuerden:
las universidades colombianas hoy gozan de una autonomía
constitucional. Nosotros todavía no hemos podido
resolver el problema de las pensiones de la universidad
del Atlántico. Ahí estamos en eso y eso
lo tenemos que resolver con la ayuda de Dios, pero estas
universidades tienen una gran responsabilidad porque
gozan de autonomía constitucional. Van a tener
que ser mucho más imaginativas a ver cómo
nos ayudan a superar estos problemas.
Yo he tenido fe que lo que se
está haciendo en
materia de concursos de méritos para los profesores
de educación básica, en materia de acreditación
de programas de excelencia en las universidades, en materia
de pruebas Saber en educación básica, en
materia de prueba a los egresados universitarios, que
se tiene que contribuir a mejorar la calidad.
Tengo fe que si la universidad
pública hace,
en todo el país, grandes esfuerzos para tener
más profesores con doctorado, tiene que mejorar
la calidad de la enseñanza universitaria.
Y tengo fe, que el observatorio
de egresados universitarios —cuyo
primer reporte vamos a dar en los próximos días-
le va a dar unas señales muy claras a los padres
de familia y a los estudiantes, sobre la calidad de los
programas universitarios, su conexión con las
realidades sociales y económicas del país,
conexión que configura un elemento crucial de
la revolución educativa que es la pertinencia.
El tema del Observatorio del
Caribe, es una institución
formidable. Estamos dispuestos a hacer esfuerzos —y
los puede hacer Planeación y el Presupuesto Nacional-
contribuir para que en esta tarea de la Visión
Colombia, Segundo Centenario el Observatorio del Caribe
juegue un gran papel. Puede ser con los universitarios
y con los gobernadores. Convertirse en coedificador y
al mismo tiempo, en vigilante.
Los quiero felicitar por la densidad
de los temas que han tratado en el día de hoy y sé que,
con patriotismo, amor por esta Nación, con transparencia,
tenemos que acelerar el desarrollo social, para lo cual
crecimiento económico es un medio bien importante.
Muchas gracias a todos.