CLAUSURA DEL CURSO DE
ALTOS ESTUDIOS MILITARES
Noviembre 22 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Acudimos a este acto con emoción por el éxito
de quienes se han vinculado exitosamente a estos cursos
insignias de la Patria, quienes están próximos
a continuar su carrera de ascenso en nuestras Fuerzas
y acudimos –también- con un dejo de tristeza
por la muerte de uno de los líderes colombianos
que más apoyó en todos los momentos de
su carrera política, a las Fuerzas Militares y
de Policía, el honorable Representante, Roberto
Camacho, a cuyas exequias debemos acudir tan pronto terminemos
esta ceremonia.
Muy apreciados graduandos: quiero
felicitarlos de todo corazón, no solamente por el éxito en el
período académico que hoy cerramos, sino
por lo que significa dentro de su propósito de
servir bien a Colombia, con toda dedicación, esmero,
profesionalismo, en la bella jerarquía de las
Fuerzas Militares y de Policía.
Y quiero felicitar a ese grupo
tan importante de civiles, hombres y mujeres, que en
expresión del afecto
del pueblo colombiano por su Fuerza Pública, se
han vinculado a esta tarea académica y que hoy
son compañeros de nuestros oficiales en esta graduación.
Y quiero felicitar a todas sus
familias por la abnegación.
Ser esposa, ser hijo ser esposo, ser papá o mamá,
ser familiar cercano, ser amigo cercano, de los integrantes
de nuestra Fuerza Pública, en un período
tan difícil de la vida colombiana, es tener una
disposición permanente al sacrificio, una disposición
permanente al dolor, una disposición permanente
al riesgo.
El patriotismo de ustedes, distinguidos
graduandos, es superior y superior –también- es el patriotismo
de sus familias. A sus queridas esposas, a sus esposos,
a sus hijos, a sus padres, hermanos, a todas sus familias,
un saludo de felicitación lleno de afecto, con
la mayor expresividad, porque esas familias hacen un
gran sacrificio por Colombia.
La Fuerza Pública de la Patria nos llena de orgullo.
No conocemos, en la historia del Continente, una Fuerza
Pública que haya tenido que enfrentar un terrorismo
tan rico, autofinanciado, tan numeroso y que le esté ganando
la batalla con total transparencia.
En otras partes, el terrorismo
no estaba enraizado, era pobre, echaba mano de unos
recursos que venían
de afuera o de algunos que esporádicamente podrían
obtener al interior. No era tan numeroso y sin embargo,
para derrotarlo, se dejaron heridas profundas porque
fueron campañas de extermino no de recuperación
de la seguridad, porque fueron campañas de tierras
arrasada no de eficacia con respeto a los derechos humanos,
porque fueron campañas donde lo que importaba
era ganar, sin tener en cuenta el ordenamiento jurídico,
a diferencia de todo lo nuestro.
Cuando este Gobierno empezó, mal contados, en
la Patria habían 50 mil terroristas –17
mil integrantes de las Farc, 11 ó 12 mil milicianos
urbanos de la misma organización, 4.500 del Eln,
hoy vemos más de 20 mil de las mal llamadas autodefensas-.
Pues bien, ese número no lo conocía el
Continente, pero tampoco conocía el Continente
otro factor: a ese poderío militar se le suma
la riqueza.
Los grupos que actuaron en otras
naciones del Continente eran pobres, si uno lee la
historia del final de ese
problema en El Salvador encuentra que allí la
guerrilla tomó la decisión de negociar
en serio, cuando confluyeron varias circunstancias. Primero,
se dieron cuenta que no tenían posibilidades de
avanzar en lo militar y segundo, se quedaron sin recursos
a medida que les cerraron las fuentes europeas de financiación.
La discusión que se dio entre ellos no era sobre
la posibilidad o la no posibilidad de una victoria militar.
La discusión que se dio finalmente, entre ellos –y
esto es muy importante tenerlo en cuenta-, era si estaban
en lo militar estancados o en retroceso.
Por eso, para ganar definitivamente
esta tarea, es muy importante que esas fuerzas terroristas
sientan que tienen
que dar ese debate, no el debate entre la opción
de ganar, de arrasar nuestro Estado democrático
por la vía violenta y la opción de no hacerlo,
sino el debate entre dos situaciones: la de estar estancando
o la de estar en retroceso.
Y a ese debate solamente se llega con los hechos y esos
hechos solamente lo producen el valor de nuestras fuerzas
institucionales.
El segundo punto, que contraste
tan grande, mientras allá hubo un momento en que dijeron: ‘ya
no nos llega plata de afuera’ y no propiamente
de la Cortina de Hierro, sino de organizaciones de Europa
Occidental que alimentaban esos grupos y al ver que les
cerraron la fuente de financiación tuvieron que
aceptar la necesidad de la negociación, aquí –muy
apreciados graduandos- son inmensamente ricos, poderosamente
ricos.
Por eso ya se dan el lujo de
despreciar la Comunidad Internacional, por eso se dan
el lujo de no respetar
siquiera lo que en algún momento tuvieron como
puntos de referencia, a quienes amplios sectores de opinión
y de analistas que se atribuían ser mentores intelectuales
de los terroristas nuestros.
¡Pues bien!, por eso hay que derrotarles definitivamente
la droga y el secuestro, para cerrarles las fuentes de
financiación.
Y otra cosa bien importante:
estas Fuerzas Institucionales de la Patria todos los
días ganan más respetabilidad
porque sus esfuerzos en procura de la eficacia, están
acompañados de su rigurosa observación
de los derechos humanos. Eso es necesario en el presente
y en el futuro.
En el presente, porque ustedes
integran las Fuerzas Institucionales de una organización democrática,
no de una dictadura.
En una dictadura, una política de seguridad –cualquiera
sea su naturaleza-, los elementos que la caractericen,
se sostiene mientras tenga fuerza la dictadura.
En una democracia, una política de seguridad
solamente se sostiene en la medida que tenga respetabilidad
de la opinión.
Una democracia es un estado de
opinión y la gobernabilidad
depende, finalmente, de lo que la opinión –que
es el reflejo de quienes integran el Estado: los integrantes
del pueblo-, perciba, intuya.
Si la opinión, aquello que percibe le da confianza,
le da credibilidad, esa política se vuelve sostenible
durante todo el tiempo necesario para que sea victoriosa.
Si esa sostenibilidad se da a
través de que la
opinión perciba, intuya que esa política
es eficaz y totalmente respetuosa de la transparencia,
de los derechos humanos. ¡Y eso se está logrando
en la Patria! Y para eso, ustedes se han preparado en
el ejercicio práctico de todos los días
y en ejercicios académicos tan importantes como
el que acabamos de cerrar.
Esta Patria necesita –apreciados graduandos- derrotar
el terrorismo, derrotar la droga, derrotar la corrupción
y reivindicar a los pobres. Y para eso es fundamental
la confianza y la confianza hoy, no puede ser una aspiración
a obtener en lo nacional, sino que también tiene
que obtenerse en lo internacional.
Esa confianza se deriva de la
eficaz y transparente Seguridad Democrática.
Esa confianza se deriva de nuestra capacidad de cumplir
con las Metas Sociales
del Milenio. Y esa confianza se deriva de nuestra transparencia.
Eso en bien importante.
Pues bien, estamos avanzando
en esa confianza. Si no hay seguridad, no hay inversión. Si no hay inversión
que apalanque el crecimiento de la economía, es
imposible obtener recursos para cumplir las Metas Sociales
del Milenio.
Esta Patria, a tiempo que ustedes
han aumentado su heroísmo
para rescatarle la seguridad, también ha hecho
esfuerzos muy importantes en materia social. Es lo que
yo llamo: el acompañamiento integral de esta tarea
de seguridad.
Déjenme referir, compartir con ustedes, algunas
cifras. Hemos llegado ya al 91 por ciento de cobertura
en educación básica. Pero no estamos conformes.
A pesar de que este Gobierno cree 1.500.000 de cupos,
de los cuales ya ha creado millón 100 mil, hay
que llegar el ciento por ciento.
El sábado pasado en el Huila, en Pitalito, llegamos
a constituir el Huila en el primer departamento con cobertura
universal en régimen subsidiado de salud. Eso
fue un hito. Ayer en el Cesar, esta semana en Antioquia,
Casanare y Arauca.
Esperamos que el congreso nos
apruebe la ley que en dos años nos permita que 26 millones de colombianos
de los estratos 1, 2 y 3 tengan cobertura universal en
régimen subsidiado de salud.
El discurso social solamente
es creíble si hay
resultados.
Cuando empezó este Gobierno, teníamos
10 millones y medio de colombianos afiliados al régimen
subsidiado. Terminamos este año con 18 o más.
Hay 4 millones de los estratos pobres en el régimen
contributivo. Ahí hay 22. Nos queda faltando afiliar
4 millones para tener cobertura universal, pero lo vamos
a lograr.
Esta política social es un acompañamiento
fundamental de la política de seguridad. La política
de seguridad, en la medida que da confianza para invertir,
posibilita los recursos para financiar la política
social. Y la política social, en la medida que
crea adhesión del pueblo a las instituciones,
hace posible la política de seguridad.
He explicado a mis compatriotas
de todas las regiones, en este ejercicio de contacto
permanente con el pueblo,
que en Colombia hay que dejar atrás el discurso
y la actitud que hacía aparecer como excluyente
la política de seguridad con la política
social. Van de la mano. La una es requisito fundamental
para que la otra se dé.
Miren: cuando empezó este Gobierno, Bienestar
Familiar tenía 6 millones 100 mil usuarios. Ahora
tenemos 10 millones. Falta mucho, pero hemos avanzado.
Esta mañana veíamos las cifras de Bogotá.
En Bogotá hemos pasado de 240 mil beneficiarios
de Bienestar Familiar, casi a 500 mil. Falta mucho, pero
duplicar en 40 meses esa cobertura, es algo bien significativo
para demostrar que a medida que estamos aupando, acompañando,
exigiendo el sacrificio de nuestros hombres de la Fuerza
Pública, también se hace un inmenso esfuerzo
por la política social.
Este año terminaremos con 1.100.000 niñitos
de menos de 5 años en un nuevo programa de desayunos.
Había cero, en esa edad, cuando empezó el
Gobierno. Nos comprometimos con 500 mil. Cumplimos esa
cifra el año pasado en Pereira y mañana
se cumplirá la expansión que nos falta
en los departamentos del Cauca, del Putumayo y de Nariño
y podremos decir que hemos llegado a 1.006.000 niñitos.
En ancianos, la Patria tiene –óigase bien-
más o menos 860 mil ancianos pobres, indigentes.
Este Gobierno, cuando empezó, encontró que
les pagaban un subsidio a 60 mil ancianos. Se pagaba
y no se pagaba. Nosotros hoy estamos subsidiando 200
mil. Y cumplidamente.
Pero no nos quedamos ahí. Estamos completando
400 mil ancianos pobres que reciben un almuerzo al día.
Terminamos el año con 600 mil ancianos en estos
programas. Hay que llegar a 860 mil, pero hemos dado
un gran salto.
Falta mucho, pero déjenme referir al programa
Familias en Acción.
Estamos terminando el año con 500 mil Familias
en Acción. El programa lo teníamos reducido
a las pequeñas poblaciones. Ya ha llegado a sectores
de desplazados de las grandes ciudades.
En Bogotá, en Navidad, se estará haciendo
el primer pago a las familias desplazadas inscritas en
el programa Familias en Acción. Ese programa nos
vale 500 mil millones por año.
El año entrante será para 650 mil familias.
Pero no estamos conformes, hay que llegar a un millón
de familias, las más pobres, para que tengan los
ingresos para subsidiar, para pagar la educación
y la nutrición de sus hijitos.
Estamos en esa tarea. Ustedes
en muchas regiones han presenciado cómo avanzan estos programas. El de
microcrédito, para hacer de Colombia un País
de Propietarios, el programa de Familias Guardabosques –que
ya les ha llegado a 33 mil familias-, el programa de
seguridad alimentaria –que les ha llegado a 1.300.000
campesinos de la Patria-.
Quiero insistir, pues, que ustedes
no se pueden sentir solos en materia de política social. Este Gobierno
ha hablado de unos presupuestos para la política
de seguridad. La voluntad política, ese reflejo
en la decisión, en la emoción, en la determinación
del gobernante que interprete el querer de un pueblo
que renuncia la violencia. La eficacia –hija del
sacrificio de ustedes–, la transparencia –generada
por la adhesión de ustedes a los derechos humanos,
a la Constitución y a la ley–, el acompañamiento
integral –cuyo componente fundamental es que vamos
con la política social–.
Falta mucho, pero trabajando
todos los días de
buena fe, lo logramos.
Ha sido muy difícil en la situación financiera
y presupuestal de Colombia, financiar la expansión
de nuestras Fuerzas Militares y de Policía y la
política social. Haberlo hecho con abundancia
del dinero no sería gracia.
Recuerdo agosto de 2002, cuando
el ministro (de Hacienda) Roberto Junguito me dijo
que el déficit, el alto
endeudamiento, la situación de tesorería,
no permitía que garantizáramos siquiera
los salarios para terminar ese año al día
con las Fuerzas Militares y de Policía.
Recortamos un billón de pesos en gastos, derramamos
el impuesto de Seguridad Democrática, hemos venido
haciendo grandes esfuerzos en el 2002, en el 2003, en
el 2004, en el 2005. Y estamos dispuestos a hacerlo en
el presupuesto y en las acciones que quedan de esta administración,
para que vayamos llevando de la mano la política
de seguridad con la política social.
Esa política de Seguridad Democrática
conlleva dos mensajes: un mensaje de autoridad y un mensaje
de reconciliación, es una notificación
a los terroristas, que nosotros, ustedes en las Fuerzas
Militares y de Policía y quienes estamos en el
Gobierno como ciudadanos de la sociedad civil, tenemos
el mandato del pueblo de recuperar plenamente la soberanía
de Colombia para que esté protegida por nuestras
Fuerzas Institucionales.
Tenemos el mandato del pueblo
que no quiere terroristas, el mandato del pueblo que
no quiere narcotráfico.
Ese mandato se traduce en una acción de seguridad,
que es una notificación de autoridad al terrorismo.
¡Señores, no más! Vamos ganando,
aunque no hemos ganado todavía. Pero también,
esa autoridad ejercida democráticamente, conlleva
un mensaje de reconciliación.
No debería haber nada más tranquilizante
para un reinsertado, que saber que en su patria esa política
de Seguridad es Democrática que es para proteger
a todos los colombianos.
No importa como piensen, no importa
que apoyen o critiquen al gobierno de turno, eso es
una garantía para
cualquiera que entre en un proceso de paz.
¡Qué importante entonces, que se haga entender
que lo que es una acción de Seguridad Democrática
para derrotar el terrorismo, también es un camino
de confianza para la reconciliación definitiva!
Aquellos que están en procesos de paz, los que
entren en procesos de paz, deben entender que nuestro
concepto democrático de seguridad es una garantía
de un Gobierno que no engaña pero que tampoco
está dispuesto a permitir que esos procesos sean
defraudados.
Y como todo gira alrededor de
la eficacia y de la transparencia de las Fuerzas Militares
y de Policía que ustedes
iluminan, que ustedes guían, finalmente son ustedes
los garantes de que esa política de seguridad,
con su eficacia, envíe esos dos mensajes: el de
autoridad y el de reconciliación.
La seguridad con espíritu democrático,
acompañada de la transparencia y de la política
social, es el puente para que Colombia gane la paz que
le ha sido tan esquiva, especialmente en los últimos
40 años.
La paz es hija de la autoridad,
peor para evitar la controversia, que también le ha aparecido a este
postulado, por eso nuestra propuesta de autoridad se
encarnó en un binomio: Seguridad Democrática.
Y los ejecutores de esa bella
tarea son ustedes, que representan los Soldados y Policías
de esta Patria colombiana.
Algunos me preguntan si este
crecimiento de las Fuerzas será sostenible en el futuro. Con muchos sacrificios
sí, porque el éxito de ustedes aumenta
la inversión en Colombia. No olviden que este
país había visto reducir la inversión
a 500 millones de dólares al año. Este
año supera los 5 mil (millones de dólares)
no olvidemos que esta Patria nuestra había visto
pasar el desempleo del 7.5 (por ciento) a casi el 20
(por ciento), sigue muy alto, pero se ha reducido al
11.2 (por ciento).
No olvidemos que esta Patria
había visto saltar
el desempleo de jefes de hogar del 4 al 10 por ciento,
sigue muy alto, pero lo hemos reducido al 5.2 (por ciento).
Entonces, si de la acción de ustedes recuperando
la economía, se hace sostenible la política
de Seguridad Democrática en términos financieros.
Y la eficacia de la acción de ustedes se convierte
en un factor de confianza popular, que hace que la política
sea sostenible en términos de un estado de opinión.
Y muchos colombianos preguntan: ¿y qué será del
futuro de estas Fuerzas Militares y de Policía
que tanto han crecido? Pues bien, hay que responder.
Todavía tenemos muchos reclamos en un territorio
tan vasto. Las gentes del Catatumbo, de Urabá,
de otras partes dicen: ‘¡por Dios, no permitan
que aquí entren las guerrillas después
de que se han desmovilizado los paramilitares!’.
Y a esas gentes le tenemos que responder nosotros con
eficacia.
Yo creo mucho en el futuro de
nuestras Fuerzas Institucionales, para que con su eficacia
se produzca una pedagogía
totalmente persuasiva del pueblo colombiano. La convicción
del pueblo colombiano que no puede pensar sino en nuestras
Fuerzas Institucionales.
¡Que se doble la página de esa aciaga época
de colombianos obligados, por las circunstancias, a someterse
a la guerrilla o a acudir a los paramilitares!
¡Que los colombianos de todas las condiciones
sociales, de todas las regiones, entiendan –en
virtud de nuestro esfuerzo, apreciados graduandos- que
tienen un camino, el camino de las Fuerzas Institucionales
de la Patria, que es el único que garantiza tranquilidad
al padre de familia cuando piensa en sus hijos, en sus
nietos, en las nuevas generaciones!
¿Para qué dejar educación a unos
hijos, algunos bienes de fortuna, en un país desinstitucionalizado,
en un país donde hay que estar a toda hora construyendo
actos de connivencia con terroristas?
Un padre de familia responsable no puede irse tranquilo
al sepulcro si ese es el panorama que observa de su Patria.
Un padre de familia responsable no puede irse tranquilo
al sepulcro si ese es el panorama que observa de su Patria.
Por eso la pedagogía a los colombianos para que
la única alianza que acepten en su alma sea con
las Fuerzas Institucionales, surge de la eficacia de
ustedes, apreciados graduandos.
Y veo también mucho futuro. Por ejemplo, la Fuerza
Aérea puede convertirse en una gran agregadura
de valor en el Continente para aviación militar
y civil, en una gran vendedora de servicios, de nuevas
tecnologías de equipamiento. Por supuesto el Ejército,
Indumil, Cotecmar.
Hay que continuar esa transformación para que
el pueblo colombiano vea, en esas empresas militares,
tanta eficacia como en las más eficientes del
sector privado.
Cuando Cotecmar ha sido capaz
de construir unas nodrizas con costos de 5 millones
de dólares, que compradas
afuera valdrían al doble, eso indica que es capaz
de superar finalmente todas sus dificultades y convertirse
en una empresa totalmente eficiente.
Unas Fuerzas Militares y de Policía fortalecidas
hoy, son el camino para que la Patria recupere totalmente
la institucionalidad y también, nos muestran un
promisorio futuro para que la Patria sea en el mundo,
un factor de extensión, de tecnología,
de valor agregado, de venta de servicios, de venta de
equipos desde nuestras Fuerzas Militares y de Policía.
¡El compromiso es muy grande! Nunca antes, en
la historia de Colombia, había habido –en
simultáneo- tanta adhesión a la democracia
y tanto aprecio por las Fuerzas Militares y de Policía!
Conocimos períodos donde había profunda
despena a la democracia, pero también primaba
un erróneo concepto de civilidad, que llevaba
a muchos a darle la espalda a las Fuerzas Militares y
de Policía. Era mal visto, entre algunos militares
y demócratas, que se acercaran a las Fuerzas Militares
y de Policía.
Y también conocimos períodos donde para
ser amigo de las Fuerzas Militares y de Policía,
era casi un imperativo renunciar a los valores democráticos.
Si algo bueno empieza a suceder
en el alma, en el sentimiento y en la razón del pueblo colombiano, es combinar
ese par de factores totalmente complementarios, mutuamente
alimentarios, de la adhesión a los valores democráticos
y a las Fuerzas Militares y de Policía.
A sus familias, muchas gracias por tanta solidaridad
y sacrificio.
A ustedes muchas gracias, pero
la tarea que emprenden ahora es de mayores responsabilidades.
Más formados,
mejor orientados académicamente, llamados a cursos
para ascender, mayores responsabilidades en función
de la Patria.
Ustedes representan una generación que ha tenido
la oportunidad de estudiar más, de conocer más
de cerca de carne y hueso el mundo académico y
el mundo práctico de una Patria flagelada por
el terrorismo.
Ustedes representan una nueva
generación que
ha tenido mejores oportunidades de formación.
La Patria agradecida les pedirá siempre
mejores resultados, porque la Patria tiene en ustedes
toda la
confianza.
Gratitud y que siempre los podamos
felicitar por sus nuevas hazañas a favor de
Colombia.
A todos muchas gracias.