FORO
GLOBALIZACIÓN
Y RESPONSABILIDAD SOCIAL
Octubre 06 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
En primer lugar quiero agradecer
y felicitar al Instituto de Estudios Sociales Juan
Pablo II y a la Academia Pontificia
de Ciencias Sociales por la convocatoria a este Foro
y por la feliz circunstancia de que se realice en nuestro
país, en nuestra ciudad capital. En buena hora
esta convocatoria.
Segundo lugar quiero decir que
si algo inspira una concepción
democrática para el futuro y el presente de esta
Patria, es el examen cuidadoso de la historia de la doctrina
social de la Iglesia.
Cuando pensamos en una Colombia
sin exclusión
pero sin odio, encontramos respaldo e inspiración
para esa afirmación en la doctrina social de la
Iglesia. Cuando pensamos en una Colombia con pluralismo
sin límite, en permanente debate, pero en debate
solidario, en debate sin antagonismos irreconciliables,
en debate propositivo, en debate siempre con el ánimo
de hallar consensos, encontramos inspiración en
la doctrina social de la Iglesia.
Creo que una democracia moderna
exige responder estas preguntas: ¿es incluyente? ¿Respetuosa
del pluralismo? ¿Es regida por liderazgos responsables
o por caudillismos caprichosos? ¿Sus gobernantes
dan ejemplo de acatamiento a la ley o imponen sus dogmas
personales?
Para contestar a esas preguntas,
pienso también
que debemos ubicar las democracias modernas alrededor
de cinco parámetros y ser cada día más
exigentes en el desarrollo de los mismos: seguridad con
alcance democrático, el respeto a las garantías
individuales y sociales, a las libertades, la construcción
de cohesión social, la transparencia y el respeto
a instituciones independientes, que son un componente
necesario para que en el nivel institucional se refleje
el principio constitucional de que la soberanía
radica en el pueblo, que a su vez es el principio de
respeto al pluralismo.
Vemos allí un elemento esencial, un parámetro
fundamental: la cohesión social. Sin ella no será posible
hacer el tránsito de la Seguridad Democrática
a la paz estable. La Seguridad Democrática tiene
la vocación de ser generadora de paz estable,
pero necesita un puente necesario, que es la cohesión
social. Sin la cohesión social es imposible garantizar
estabilidad democrática, es imposible despertar
en cada ciudadano ese sentimiento de adhesión
al colectivo que se llama Nación, sin el cual
no se estabiliza la democracia.
Asistir como Presidente de la
República, responsable
de un Gobierno que ha cumplido 38 meses, a un Foro de
esta importancia, implica asumir responsabilidades. No
puedo llegar simplemente a hacer análisis. Tengo
que rendir cuentas ante ustedes.
Por eso me he propuesto hacer
algunos comentarios sobre qué hace el actual Gobierno en materia social,
sobre el tema de los recursos, sobre el tema de las mediciones
de pobreza, de equidad, crecimiento, sobre el tema de
los acuerdos de comercio y la lucha contra la pobreza,
sobre los esfuerzos para construir una visión
de largo plazo, para cumplir las Metas del Milenio, y
sobre la relación entre seguridad e inversión
social.
El actual Gobierno se ha propuesto
para construir un alto nivel de confianza, que los
colombianos en su Patria,
y de la comunidad internacional en Colombia, trabajar
la Seguridad Democrática, la Transparencia, la
Reactivación Económica y la Reactivación
Social.
REACTIVACIÓN
SOCIAL
En la Reactivación Social estamos laborando con
lo que llamamos las Siete Herramientas de Equidad: Revolución
Educativa, el impulso a la economía solidaria,
la ampliación de la protección social,
el manejo social del campo, de los servicios públicos,
la construcción de un país de propietarios
y la calidad de vida urbana.
La cohesión social exige responder estas preguntas: ¿la
política social del Gobierno busca producir impactos
estructurales en la comunidad colombiana o es simplemente
asistencial?
El eje de esta política es la Revolución
Educativa. ¿Por qué? Porque sin ella no
producimos el impacto cultural esencial que se requiere
en una sociedad con inequidad como la colombiana. ¿Cuál
impacto? La movilidad social.
Las democracias se ponen en duda,
se cuestionan en el corazón del pueblo, cuando
no abren caminos de movilidad social, cuando condenan
a los hijos de los
pobres a ser pobres.
El camino para volver a abrir
en Colombia los canales de movilidad social, es el
camino de la Revolución
Educativa, que a su vez es el camino de la productividad,
de la competitividad, del incremento del ingreso y del
mejoramiento de su distribución.
Por supuesto, una tarea estructural
que no produce impactos inmediatos, que sus consecuencias
sólo se cosechan
en el mediano y largo plazo, tiene que estar acompañada
de elementos de política social asistenciales,
que produzcan efectos remediales en el corto plazo y
mitiguen en el corto plazo el dolor.
La Revolución Educativa la desagregamos en el
componente de cobertura, en el de calidad y en otros
tres elementos: la pertinencia, la capacitación
técnica y el programa de ciencia y tecnología.
Este último es el más desfinanciado.
En cobertura hemos avanzado.
El país tiene hoy
un millón 86 mil cupos más en primaria
y secundaria, creados en este Gobierno.
Empecé en la Gobernación de Antioquia
la tarea de complementar la educación pública
con programas de cobertura, a través de contrataciones
con entidades como la Iglesia.
No obstante que la educación está descentralizada,
en el ejercicio fiscal 2005 para ese propósito
el Gobierno ha inyectado 150 mil millones adicionales,
que están en plena ejecución, para poder
cumplir estas metas de cobertura.
En agosto del año entrante, con la ayuda de Dios,
debemos llegar a millón y medio de cupos. El desafío
es grande, estamos haciendo todo el esfuerzo para cumplir.
Hoy el país ya ha alcanzado un 91 por ciento
de cobertura en educación básica. Cuando
cumplamos la meta de ese millón y medio de cupos,
muy difícil para el Gobierno pero todavía
insuficiente para la Nación, aún tendremos
500 mil niñitos sin acceso a la educación
básica. El esfuerzo que falta es muy grande.
En universidad hemos logrado
detener la tendencia de decrecimiento de matrícula, tanto en universidad
privada como pública.
Nos propusimos una meta de 400
mil cupos universitarios nuevos. Con los esfuerzos
de técnicas y tecnológicas,
confiamos que vamos a estar cerca.
Mi gran preocupación es que, además del
déficit cuantitativo, todavía no hemos
logrado reversar completamente la tendencia de deserción.
No hay que medir solamente la
matricula inicial, sino la relación entre los
inicialmente matriculados y los finalmente graduados.
Para corregir ese tema, además de grandes esfuerzos
en el Icetex, (por ejemplo, que ha duplicado el número
de usuarios de crédito y que se apresta, por disposición
que se tramita en el Congreso de la República,
a ser una institución independiente, para no estar
amarrada por los topes fiscales del déficit),
además de esfuerzos como los que se hacen en el
Icetex, un punto fundamental es reorientar el concepto
de la educación.
En nuestra Patria, por cada 10
profesionales hay un tecnólogo. Eso en buena parte explica el subempleo,
que no necesariamente es un empleo de bajos ingresos
sino empleo en actividades distintas de las actividades
para las cuales se preparó el ciudadano.
Uno de los puntos fundamentales
de la Revolución
Educativa de este Gobierno ha sido promover la educación
en pirámide, en escala, para que los colombianos
nos preparemos para estudiar y trabajar toda la vida.
¿Cómo lo estamos haciendo? Que los muchachos
que se gradúen de técnicos, puedan hacer
valer esos créditos para acceder al grado de tecnólogos,
y que los que se gradúen de tecnólogos,
esos créditos le sean recibidos en las universidades
para poder acceder al grado de educación superior.
Creemos que eso va a ayudar muchísimo.
El Sena ya tiene acuerdos con
70 universidades en esa dirección y anoche asistí en Medellín
al relanzamiento de la Universidad Salazar y Herrera,
que en su propia institución ya combina la educación
técnica, la tecnológica y la superior.
Estamos haciendo inmensos esfuerzos
por la calidad: las Pruebas Saber, la selección mediante concurso
y no recomendación politiquera de los profesores,
las pruebas a los egresados de todos los programas universitarios,
el nuevo programa del Observatorio Laboral de los egresados
para ir midiendo el grado de relación entre lo
que se ofrece en nuestros establecimientos educativos
y lo que demanda la sociedad colombiana, y, bien importante,
los programas de acreditación universitaria, no
sólo los programas ordinarios de acreditación
sino los programas de excelencia de acreditación.
Todo esto nos tiene que ayudar
con un elemento de la Revolución Educativa:
la pertinencia, en lo cual hay una gran falla en nuestra
Patria.
Y en materia de capacitación técnica hemos
logrado que el Sena, al recortar los gastos no misionales,
como parte de nuestra reforma en la administración
pública, fortalezca la inversión misional.
El Sena capacitaba, cuando empezó este Gobierno,
millón 100 mil colombianos por año, este
año llegará a 3 millones 600 mil. La meta
es que el año entrante llegue a cuatro millones.
Esta hoy, y guárdenlo en mente, en todos los
municipios de la patria. Nos habíamos propuesto
esa meta y la hemos logrado.
El año pasado capacitó 107 mil Jóvenes
Rurales, y este año va a capacitar alrededor de
130 mil. Programas de seis meses, con ciclo lectivo y
ciclo práctico, muchachos bachilleres, rurales,
sin acceso a la universidad y sin acceso al empleo, sin
estímulo en competencias laborales.
Este programa es el primero,
en la base piramidal, mediante el cual el Sena los
vincula. Bien importante, porque
esos muchachos están permanentemente expuestos
a ser reclutados por los grupos terroristas o su aliado,
el narcotráfico.
En el tema de Protección Social, en donde hay
aspectos estructurales y remediales, déjenme referir
al régimen subsidiado de salud.
Encontramos 10 millones de colombianos
afiliados, este año terminaremos con 18,5 millones
de afiliados, pero necesitamos llegar a 24 millones.
En el Congreso de la República se tramita un
proyecto de ley, ya aprobado por el Senado, que está buscando
todos los mecanismos administrativos y financieros, para
que el país, en dos o en tres años, pueda
decir: hemos llegado a la plena cobertura en salud para
los estratos 1, 2 y 3 de la población colombiana.
Metas como la de la plena cobertura educativa, como
la de la plena cobertura en salud, son metas inaplazables,
Hay programas que se convierten
en un vínculo
entre lo estructural y lo asistencial. Por ejemplo, los
programas de Bienestar Familiar. Son asistenciales porque
enfrentan un problema de hambre, pero son estructurales
porque posibilitan el acceso de los niños a la
educación.
Cuando este Gobierno empezó teníamos 6
millones 100 mil usuarios en Bienestar Familiar. Terminamos
este año con 10 millones.
Hemos crecido muchísimo Restaurantes Escolares.
Estamos buscando hacer lo que llamamos las “Bolsas
de Bienestar Social”, con gobernadores y alcaldes,
para que todos aportemos y podamos crecer esa cobertura.
Nos propusimos, además de fortalecer programas
que encontramos como Restaurantes escolares, como el
programa de Madres comunitarias, creado en la administración
del presidente Barco, nos propusimos nuevos programas:
llevar inicialmente 500 mil niñitos, ahora un
millón de niñitos menores de 5 años,
a un programa de nutrición. El próximo
15 de octubre podremos decir: hemos cumplido esa meta.
Está adjudicada toda la contratación y
vamos a tener 1 millón 6 mil niñitos.
¿Qué sigue? Hay que anticipar la educación
a los niños que están en los programas
de nutrición. Un gran reto de la política
social de los próximos años tiene que ser
que los niñitos que están en los hogares
comunitarios de las madres comunitarias y el millón
de niñitos en este programa de desayunos para
menores de 5 años, ingresen a la educación.
Es una necesidad en el proceso de construir mejor ciudadanía.
Ahí hay un gran reto.
Hemos encargado a Bienestar Familiar
del programa de ancianos. Este año, con la ayuda
de Dios, terminaremos con 190 mil ancianos pobres recibiendo
un subsidio financiero.
Cuando empezamos eran 60 mil. Nos propusimos dos cosas:
crecer la cobertura y ser cumplidos en el pago.
Y acabamos de adjudicar 400 mil
cupos de una comida diaria para ancianos pobres. Eso
nos permitirá terminar
bien el año en este programa, que es meramente
asistencial. Y algunos lo critican porque no está llamado
a producir efectos estructurales. Reconozco que este
programa es asistencial pero necesario. ¿Necesario
por qué? Porque a pesar de que vamos a terminar
el año llegándoles con algún subsidio
a 590 mil ancianos pobres, son entre 700 y 800 mil de
los estratos 1 y 2. O sea que el esfuerzo que falta todavía
es muy grande.
En el tema de Familias en Acción debo decir lo
siguiente: si me preguntaran ustedes un programa que
me apasione, por lo que pueda visualizarse de su impacto
en la construcción de equidad en la sociedad colombiana, ése.
Lo trajo al país el ex ministro Mauricio Cárdenas
Santamaría. Este Gobierno lo adoptó con
todo entusiasmo. Lo encontramos adoptado y nos propusimos
ejecutarlo.
Las familias reciben un subsidio
y se comprometen a dos obligaciones: a mantener los
niñitos en educación
y a proveerles alimentación. Este año terminamos
con 500 mil Familias en Acción, 100 mil de ellas
desplazadas.
Eso beneficia a más de 1 millón de niñitos,
y hemos sido rigurosos en la oportunidad de los pagos.
Esas familias están dispersas en 700 municipios,
pero no es suficiente. El programa nos cuesta casi 500
mil millones y el país se tiene que preparar para
duplicarlo.
Debemos llegar en los próximos años a
1 millón de Familias en Acción, lo que
costará un billón de pesos por año.
Hemos hecho un gran esfuerzo
para mejorar la seguridad alimentaria a los campesinos.
Tenemos el programa Resa.
Ese programa no está contabilizado en las estadísticas
de consumo, pero ya 1 millón 300 mil campesinos
colombianos han sido apoyados por el programa de la Red
de Solidaridad, Red de Seguridad Alimentaria (Resa),
para que sean proveedores de su propia alimentación.
La meta es llegar a 1 millón
700 mil antes de que termine este Gobierno.
Hay programas muy importantes,
pero solamente los menciono, como el subsidio en los
servicios públicos, la
orientación de los subsidios fiscales para inversión
en el campo hacia los sectores campesinos y hacia los
sectores asociados.
Si ustedes van al Magdalena Medio,
y hablan con el padre Francisco de Roux, encontrarán
un testimonio sobre un Gobierno que ha venido orientando
los escasos recursos
para subsidiar inversiones en el campo hacia organizaciones
campesinas, por ejemplo para sustituir droga por palma
africana, para avanzar en cultivos de caucho y en otras
actividades del campo.
Es bien importante el programa
de País de Propietarios.
Yo diría que vamos bien en microcrédito.
Tenemos una política de vivienda, uno de cuyos
elementos es sustituir el antiguo Inurbe por las Cajas
de Compensación, lo que ha sido un gran paso,
pero que todavía no va bien en materia de cifras.
Creo que allí hay un gran avance cualitativo
en vivienda social, pero aún no cuantitativo.
En microcrédito, para construir un País
de Propietarios, ¿qué ha pasado? Cuando
empezó este Gobierno, la cartera era de 735 mil
millones. Hoy supera los dos billones y medio.
Este Gobierno ha logrado que
más de dos millones
de microempresarios reciban crédito. Un alto porcentaje
ha accedido al crédito por primera vez.
Para construir equidad hay que
democratizar el acceso al crédito. Ha sido una tarea liderada por el
Gobierno, con un gran apoyo del sector privado financiero,
con un extraordinario crecimiento del Fondo de Garantías
y con apoyo de algunas gobernaciones y alcaldías.
¿Problemas? Tenemos atrasos en muchas regiones.
El programa de microcrédito no ha podido crecer
homogéneo en el país. ¿Retos? Tratar
de superar ese atraso en regiones y municipios.
Es fundamental para derrotar
la pobreza el tema de Calidad de Vida Urbana. Lo que
hizo Bogotá con el Transmilenio
es un gran ejemplo, que no se puede concebir simplemente
como un sistema de transporte, sino como un eje de renovación
urbana, como un gran principio de rescate de espacio
público para garantizar calidad de vida.
Este Gobierno ha venido financiando
el proceso acelerado del Transmilenio de Bogotá con el 70 por ciento
de la inversión.
Y lo hemos llevado a varias ciudades
colombianas. Está en
plena ejecución en Cali, en plena ejecución
en Pereira, adjudicadas las primeras licitaciones en
Medellín, la primera de Cartagena, abierta la
primera licitación de Barranquilla. Confiamos
que rápidamente esté la primera de Bucaramanga,
y todavía no hemos logrado el acuerdo para llevarlo
a uno de los sitios de mayor pobreza de la conurbación
bogotana, que es Soacha.
Lo menciono como uno de nuestros
esfuerzos que rescata el espacio público. En muchas ciudades estamos
haciendo pequeños esfuerzos de espacio público,
que corresponderían a las municipalidades para
inducir tendencias.
Dentro de poco vamos a inaugurar
una ciclorruta: Palmira – Cali,
de más de 30 kilómetros, que no tiene más
interés que dar una señal de tendencia,
de comodidad urbana para los sectores pobres de la población.
Volviendo al crédito, diría que mi gran
preocupación es por la mediana empresa, que es
un instrumento fundamental para derrotar la pobreza.
Hemos avanzado en microcrédito, la gran empresa
organizada está en condiciones históricas
inmejorables: DTF al 6,72, una nueva ley que facilita
su acceso al mercado de capitales. El problema es el
acceso al crédito y el costo del dinero para la
mediana empresa.
Reconozco que ahí tenemos
un problema por superar.
Estamos trabajando intensamente
con el Fondo de Garantías
con patrimonios autónomos, con nuevos instrumentos
para buscar el encuentro entre el demandante y el oferente
del crédito, a través de internet, con
las Cámaras de Comercio, pero ahí tenemos
un gran problema.
REACTIVACIÓN ECONÓMICA
En recursos. Antes de hablar
de recursos, déjenme
decir que en las tres oportunidades en las cuales a este
Gobierno le ha tocado intervenir en materia de salario
mínimo, hemos crecido el salario mínimo
por encima de la inflación.
En este Gobierno, a pesar de
enormes restricciones y a pesar de tener que enfrentar
esa contradicción
de los economistas entre el incremento de salarios y
prestaciones y el incremento del empleo, hemos crecido
el salario mínimo en términos reales.
El tema de recursos ha sido muy
difícil. Nuestra
Patria, en el curso de pocos años, pasó de
unas finanzas públicas en equilibrio a un déficit
de 4.2.
Vamos a terminar este año con un déficit
menor al 2. Estamos programados para que el año
entrante sea del 2. Hemos mejorado mucho en los departamentos,
en los municipios, en las empresas de la Nación,
pero el déficit del sector central de la Nación
sigue siendo muy alto.
Ha bajado del 6,4 al 5,5. ¿Pero
que nos ha tocado? Absorber 4 billones que hay que
trasladarle al Seguro
Social para que pague sus pensiones. Se agotaron esas
reservas. Y a este Gobierno le ha tocado pagar la factura.
Eso implica 1,3 del PIB.
Si no tuviéramos ese problema, podríamos
decirle al país que estaríamos reduciendo
el déficit censal de la Nación en más
de punto y medio. Allí, en el déficit censal
de la Nación, hay un gran problema que exige nuevas
reflexiones tributarias.
En materia de endeudamiento esta
Patria nuestra, en el curso de pocos años, pasó de un endeudamiento
público que estaba entre el 12, el 16 por ciento,
al 54 por ciento.
Estamos confiados que terminamos
este año alrededor
del 44, pero hay que ponerlo por debajo del 40.
Hemos visto un mejoramiento en
las tasas de interés.
Cuando este Gobierno empezó tuvimos las crisis
de los TES, septiembre de 2002.
Colocar esos papelitos para financiar
a la Nación,
implicaba pagar una tasa de interés del 17 por
ciento. Por fortuna hoy está menor al 10.
Contratar un crédito internacional nos costaba
entre el 11 y el 13. Hace 15 días contratamos
un crédito internacional por algo más del
7.
Hay confianza en Colombia. Los
intereses internacionales, que antes tenían para Colombia un diferencial
por encima de 700 puntos en comparación con los
Bonos del Tesoro de Estados Unidos, han visto reducir
ese diferencial a menos de 300.
Yo miro eso con optimismo. Esta
revaluación que
tanto daño le ha hecho a las exportaciones, el
Gobierno ha asumido la responsabilidad política
de utilizarla para reestructurar deuda.
A la fecha hemos transformado
más de 3 mil millones
de dólares en deuda en pesos. Y hemos logrado
comprar esos dólares a una tasa de cambio inferior
a la que estaba programada.
Enfrentamos otra gran dificultad:
la pobre inversión
privada. Habíamos visto reducir la inversión
privada, y sin ella no hay posibilidad de hacer política
social, al 6,8 por ciento del PIB.
Terminamos el año pasado con una participación
de la inversión privada en el 12 por ciento del
PIB. Confiamos que este año termine con una participación
alrededor del 15, pero necesitamos llegar al 25.
Hay crecimiento de la inversión privada en Colombia
y de la inversión extranjera directa.
La semana pasada Naciones Unidas
certificó que
en el año 2004 Colombia creció la inversión
extranjera directa en un 95 por ciento.
Tuvimos años de 500 – 600 millones de dólares.
El año pasado pasamos de 3 mil millones y confiamos
que este año, sin contabilizar mutaciones de acciones,
podamos registrar una inversión extranjera directa,
que nos ayude a resolver el problema social, por encima
de 5 mil millones de dólares.
Con elemento positivo adicional:
no está concentrada
ya en el sector de hidrocarburos, sino bastante distribuida
en diferentes sectores de la economía nacional.
Hemos trabajado el aumento de
ingresos, hemos derramado en dos ocasiones impuesto
al patrimonio. En una ocasión
para la Seguridad Democrática y ahora para las
necesidades generales de presupuesto. Ese un esfuerzo
distributivo bien importante.
Aumentamos la tasa de renta,
hemos ampliado la base de contribuyentes. Por ejemplo,
en renta hemos pasado
de menos de 400 mil contribuyentes a más de 1
millón. La meta es llegar a 2 millones.
Cuando el Gobierno empezó,
el 37 por ciento de los bienes y servicios estaban
grabados con IVA. Hoy
el 53.
No hemos nombrado una sola persona
por recomendación
pública en la DIAN, para poder tener autoridad
moral en la lucha contra la evasión, la corrupción,
el contrabando.
Hemos reformado bastante el Estado.
Falta mucho. Si bien hemos crecido inversiones para
pagar deuda, gastos
para pagar deuda, gastos en Defensa, como lo van a ver
ustedes enseguida, hemos hecho también un gran
esfuerzo en inversión social y hemos reducido
mucho gastos generales y de funcionamiento, salvo en
Defensa.
En la Presidencia de la República, para dar ejemplo,
hemos reducido los gastos en un 30 por ciento. Al reformar
152 empresas del Estado, cuando tenemos en cuenta solamente
las de la Nación, eso nos ha ahorrado un punto
del PIB. Pero faltan muchas reformas, falta la segunda
parte de Telecom.
Hemos reformado 111 hospitales
públicos, pero
muchos están haciendo fila para reestructuración.
Y ahí anoto un punto de modelo, al cual se refería
el doctor Jorge Cárdenas: nosotros no estamos
con el dogma de la privatización. El Estado no
puede ser obstáculo a la inversión privada
y no puede abandonar sus responsabilidades con la inversión
social.
Por ejemplo, no hemos estado
en el plan de privatizar los hospitales públicos, sino de hacerlos sostenibles.
Cuando ustedes miran la transformación en el González
Valencia de Bucaramanga, verán que se pasó de
un hospital público, que necesariamente se iba
a cerrar, a un hospital público que hoy genera
confianza comunitaria.
En los presupuestos de inversión social no se
puede incurrir en el clientelismo en que degeneraron
viejos discursos de socialdemocracia, ni en la privatización
a ultranza que quiso recorrer el Continente en la década
anterior. Creo que necesitamos en Estado socialmente
responsable, capaz de mostrar resultados.
Además, para que el alza de impuestos no se convierta
en un factor que detenga la economía, hemos introducido
unos estímulos bien importantes a la inversión,
y nos ha tocado un severo ajuste: el del combustible.
Llamo la atención sobre esto: Colombia tiene
el problema de la declinación en la producción
de petróleo. Confiamos que se revierta. Pero Colombia
tiene carbón, ha agregado reservas de gas, estamos
empezando y ya tenemos proyectos instalados de energía
eólica en La Guajira, y ya está la primera
planta de alcohol carburante. Entre este mes de octubre
y enero, el país empezará a producir un
millón de litros de diarios de alcohol carburante,
proveniente de caña de azúcar.
Están dadas las bases para empezar a producir
biodiesel. Me preocupan, por ejemplo, los países
centroamericanos y del Caribe, con problemas sociales
como los nuestros, pero sin fuentes de energía.
Allí se corre el riesgo, y llamo la atención
de ustedes sobre esta reflexión, de que por comprar
la canasta energética, no puedan cumplir con las
Metas del Milenio. Si algún nubarrón veo,
es la competencia por recursos entre los costos energéticos
y las necesidades de cumplir las Metas sociales del Milenio.
Para construir equidad, en este
Gobierno hemos reajustado en un ciento por ciento el
catastro urbano, que está a
cargo del Instituto Agustín Codazzi. Y vamos a
dejar reajustado en un 70 por ciento el catastro rural.
Porque como se reclama mucho el tema de impuesto sobre
la tierra, me veo en la obligación de hacer esta
rendición de cuentas ante un Foro al que acudo
con tanto respeto.
Tenemos inmensas dificultades, por ejemplo, en el caso
de desplazados. Pero estamos haciendo esfuerzos grandes,
a los cuales me quiero referir.
Por ejemplo, nuestro programa
de seguridad ha logrado no todavía lo que anhelamos, no todavía
lo que anhelamos de frenar el desplazamiento. Pero Colombia
tenía medio millón de nuevos desplazados
por año. Este año todavía se presentan
130 mil. Reconozco que no hemos sido capaces aún
de frenar el desplazamiento, pero hay una gran disminución
en la tendencia.
Y faltando mucho, quiero darles
estas cifras: en el año 2002 todo el Estado invirtió 110 mil
millones para atender desplazados. Este año invertiremos
medio billón. Ahí hay un enorme crecimiento.
Y empieza a verse una inversión en desplazados
bien importante en salud, en atención a educación
y en Familias en Acción. 100 mil familias desplazadas
este año estarán vinculadas al programa
de Familias en Acción.
Otras cifras que quiero compartir
con ustedes: si sumamos inversión en el Sena, Bienestar Familiar, Fondo
de Solidaridad y hospitales, el crecimiento en este Gobierno
ha sido del 77 por ciento términos reales.
Hemos procurado llevar de la
mano los esfuerzos en seguridad con los esfuerzos en
atención integral, en atención
social. Por ejemplo, en el Plan patriota, si ustedes
lo visitan, verán que detrás del esfuerzo
de las Fuerzas Militares y de Policía van estos
programas sociales. Falta mucho, pero por lo menos estamos
dando pasos para que la presencia del Estado sea integral.
¿Qué sigue en materia de recursos? Creo
que hay que hablar del tema de tributación en
Colombia con mucha prudencia. Déjenme decir lo
siguiente: los empresarios organizados de Colombia son
muy responsables, tienen una tasa de tributación
peligrosamente alta para efectos de competitividad. Yo
veo todavía un camino en el control de la evasión,
pero temo que la receta sea derramarles más impuestos
a los que pagan.
Los países centroamericanos están construyendo
el consenso para bajar sus tarifas de renta, a fin de
ser más atractivos en inversión. Todos
los gobiernos del mundo compiten hoy por inversión
extranjera. China recibe cada año 67 mil millones
de dólares.
Yo, que me formé en la universidad pública,
en ese entonces exclusivamente marxista y maoísta,
miro con asombro que China, Cuba, hayan cambiado la doctrina
tan abruptamente. Todavía no pasó del asombro.
Si el presidente Castro no tuviera el obstáculo
de la Ley Bourton - Helms, Cuba sería hoy uno
de los mayores polos de atracción de inversión
extranjera en el mundo.
Hay que ser muy cuidadosos para
atraer inversión
y no espantarla. No veo que en un proceso de desestímulo
al inversionista, podamos superar los problemas de pobreza.
Me preocupa mucho el tema de mediciones. Por ejemplo,
las mediciones sobre pobreza llegan tarde y no incluyen
subsidios. Nosotros tenemos estudios juiciosos que demuestran
que cuando se incluyen subsidios, la pobreza baja 10
puntos.
Me preocupan mucho las mediciones
sobre el crecimiento económico. Déjenme hacer esta referencia
al crecimiento industrial: hoy para medir el crecimiento
industrial solamente se tiene como deflactor, la inflación
nacional. Ese es un error.
En 1990 la industria colombiana
exportaba el 7 por ciento. Hoy exporta casi el 40 por
ciento. Lo que exporta está afectado
por la inflación internacional, que es mucho menor
que la nacional. No lo podemos seguir castigando con
un deflactor mayor. Y no tener en cuenta la tasa de cambio,
es grave.
Porque cuando hay devaluación y aumentan los
ingresos, uno no sabe si ese aumento de ingresos es por
devaluación o por crecimiento del producto, y
se registra un crecimiento artificial de la industria.
Cuando hay revaluación, así aumente el
producto pero disminuyen los ingresos, entonces se castiga
el crecimiento en unidades vendidas.
Creo que el país tiene que ajustar esos deflactores
y tiene que hacerlos científica y objetivamente,
como corresponde en una sociedad democrática.
Y tenemos arcaica la muestra
para hacer la medición
industrial. Estamos basados todavía en la muestra
industrial de 1990. ¿Cuánta agua ha pasado
debajo el puente en estos quince años? Miren,
ha cambiado abismalmente el objeto de productos industriales.
En esa época no ensamblábamos computadores,
hoy sí. Creo que en mediciones de pobreza y de
crecimiento, necesitamos hacer unos ajustes.
Nuestros compromisos con la globalización, el
TLC. Lo anticipamos con el acuerdo CAN - MERCOSUR. Eso
implica un mensaje político, un compromiso para
que la comunidad suramericana sea un hecho en la lucha
contra la pobreza.
Hoy está a consideración del Congreso
de la República, terminando el proceso para la
ratificación, el acuerdo CAN – MERCOSUR.
No soy muy optimista en sus efectos económicos
y sociales de corto plazo, pero sí en los de mediano
plazo. Creo que bien manejado, es un gran instrumento
para derrotar la pobreza.
El TLC. Este Gobierno, que lo
había oído
mencionar pero que se atrevió a proponerlo, no
lo mira con dogma ideológico. Les confieso que
mi afán, como Presidente, es que lo negociemos
equitativamente, para, en sus palabras Presidente Betancur,
abrir posibilidades de mercado.
Yo temo esto: que el 31 de diciembre
del año
entrante concluyan las preferencias unilaterales para
acceder al mercado norteamericano y que no tengamos el
TLC.
Déjenme compartir con ustedes estas cifras. En
este gran crecimiento de las exportaciones colombianas,
a pesar de la revaluación, se da lo siguiente:
Estados Unidos se ha mantenido como el socio número
uno de las exportaciones totales colombianas. Entre enero
y julio de este año, en el mercado de Estados
Unidos vendimos el 38,4 de nuestras exportaciones. El
aprovechamiento de nuestras preferencias unilaterales,
en el mismo período, creció en un 49 por
ciento.
Yo temo que esa dinámica se frene, porque no
vamos a tener nueva extensión de las preferencias
unilaterales y requerimos el TLC. Que tiene que ser equitativo,
por supuesto. Y ojalá el mensaje de acá,
para que la globalización y expresiones como la
negociación del TLC se den con equidad y apunten
a derrotar la pobreza, sea recibido de manera muy positiva
en los países que están negociando.
Si yo no tuviera el convencimiento,
señor presidente
Betancur, señor Jorge Cárdenas y muy apreciados
asistentes, de que lo necesitamos, no me habría
metido a él por embeleco.
Por supuesto, hay temas muy delicados.
He oído
esta semana el reclamo del sector de la cultura, somos
solidarios con ellos, estamos en la tarea de defender
todos los intereses de estos sectores de la vida colombiana.
El tema de la agricultura, tan
importante, como quiera que aquí, cuando la agricultura lícita
decae, prosperan las drogas.
El tema de la propiedad intelectual.
Estamos luchando por un tratado
equitativo. Lo necesitamos. Nosotros no participamos
de dogmas de globalización
sino de caminos prácticos para abrir mercados.
Yo hablo con el presidente de
Chile y él me dice. “El
70 por ciento del incremento de las exportaciones de
Chile se explica en el precio del cobre”. Nosotros
no tenemos. Los minerales también representan
un gran crecimiento de las exportaciones del Perú.
Nosotros muy poco los hemos buscado. Esos productos no
necesitan acuerdos de comercio para venderse.
Quien produzca hoy excedentes
de petróleo se
los arrebatan. Yo se lo decía al presidente Chávez
en una reunión de Pacto Andino. Le decía: “La
diferencia entre la economía venezolana y estas
otras economías andinas, es que Venezuela tiene
unos excedentes de petróleo que se los arrebatan
en el mercado”. Puede vociferar contra la globalización
y nada le pasa. Puede rechazar y repudiar estos tratados
de comercio y nada le pasa. Nosotros para vender manufacturas
y agricultura, etcétera, necesitamos derribar
barreras de mercado. Y hasta ahora no aparece un camino
distinto al camino de estos acuerdos, que es lo que estamos
buscando con Europa.
Europa nos ha dado una extensión de los beneficios
por 10 años. Pero, ay de que no negociemos. No
veo posibilidades políticas de que nos de otra.
SEGURIDAD DEMOCRÁTICA
Pienso que hay que llevar totalmente
de la mano la política
de seguridad con la política de inversión
social. ¿Saben qué veo positivo? La expresión
de los colombianos. Porque antes, con algún radicalismo,
un sector de la población en voz baja decía: “Presidente,
seguridad, mano dura”. Y el otro, en voz alta: “Presidente,
no más guerra, inversión social”.
He visto una transformación positiva en ese discurso.
Mis compatriotas, hoy más moderamente, temperadamente,
en todas partes piden más Policía, más
Ejército y más inversión social.
Es el deseo de un país que quiere deshacerse
del problema del narcotráfico, del terrorismo,
de la corrupción y reivindicar a los pobres, que
diría que son los grandes imperativos nacionales.
Hay que hacer una gran pedagogía para que en
el sentimiento, en el discurso y en la práctica
de los colombianos, llevemos de la mano la Seguridad
Democrática con la inversión social.
En la visión de país al 2019 que hemos
propuesto, anticipamos la fecha para cumplir las Metas
del Milenio. El gran compromiso de Colombia con las políticas
globales, es cumplir las Metas sociales del Milenio.
Hace quince días reiteré el compromiso
ante Naciones Unidas y hoy lo reitero con toda la determinación
ante ustedes.
Muchas gracias y los felicito
por esta gran convocatoria.