IMPOSICIÓN DE LA
ORDEN NACIONAL AL MÉRITO
A LA INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA SALAZAR Y HERRERA
Octubre 05 de 2005 (Medellín – Antioquia)
Compatriotas:
Siempre es grato
venir a la tierra, aún en los
momentos de mayores problemas y dificultades, la circunstancia
de venir a encontrarse con los coterráneos para
enfrentar dificultades, para diseñar opciones,
para buscar cómo vadear obstáculos, se
convierte en una circunstancia grata e iluminante.
Difícil encontrar una ocasión más
grata que ésta, que posibilita venir a la tierra
para saludar este gran esfuerzo educativo y para imponer
la Orden Nacional al Mérito a uno de los colombianos
más realizadores desde la sencillez, más
prácticos desde la inteligencia, más humanos
desde la fe: monseñor Gustavo Calle Giraldo.
Acudo con alguna
inhabilidad, por mi afecto a esta institución
educativa, a usted, y por la admiración a su obra,
que tengo desde hace muchos años.
¡Usted ha sido un goleador a favor del interés
público, monseñor Gustavo Calle!
¡Cuánto debemos los antioqueños
a usted, y cuánto deben todos los colombianos!
Usted es un hombre
de permanentes realizaciones en favor de esta tarea
fundamental de la educación.
Nos hemos propuesto
recuperar confianza en Colombia, que los muchachos
confíen que en Colombia pueden
estudiar, vivir, realizarse en lo espiritual y en lo
material, y agotar un ciclo con plena felicidad.
Confianza para que
los inversionistas inviertan más
en nuestra Patria, y se cree empleo.
Confianza para que los trabajadores vean que en la Patria
es posible adquirir un empleo justo, con seguridad social,
estable, bien remunerado.
Confianza para que
aquel que tiene inquietudes empresariales, pueda llevarlas
a la práctica.
Para construir esa
confianza hemos querido trabajar la seguridad con alcance
democrático, que significa
seguridad para todos los colombianos; opositores o amigos
de las tesis del Gobierno; líderes sindicales
o empresariales; campesinos o empresarios del agro.
Seguridad Democrática que es seguridad donde
la eficacia se tiene que acompañar de la transparencia,
y donde el ejercicio de la autoridad no puede vulnerar
las libertades públicas.
Hemos buscado que
para constituir un camino creciente de confianza en
Colombia, se recupere la actividad económica,
necesaria para poder generar empleo, para que haya inversión,
para que el Estado recaude a partir de los tributos para
poder hacer la inversión social que tanto demanda
esta Nación, que tiene que superar la pobreza.
Hemos buscado que
el Gobierno proceda guiado por amor a Colombia, que
quienes estén en el Gobierno no
busquemos la comodidad de los cargos, ni simplemente
adornar la hoja de vida con la circunstancia de haber
ejercido los cargos, sino que busquemos aportar todo
lo que podamos en favor de Colombia. Transparencia para
que los asuntos públicos se manejen con toda la
dignidad.
Y la reactivación social Este país –y
correspondió hacerlo por mi conducto- reafirmó hace
tres semanas ante las Naciones Unidas la decisión
de cumplir con las metas sociales del milenio.
El 7 de agosto lanzamos
a consideración de los
colombianos un documento que se llama “Colombia
Visión de Segundo Centenario”.
En efecto, el 7
de agosto de 2019 cumpliremos 200 años
de la Batalla de Boyacá, que selló nuestra
independencia. El país, para que todos los ciudadanos
se sientan integrantes de un todo, integrantes de un
colectivo que está labrando los caminos para crecientes
niveles de bienestar, requiere esfuerzos cotidianos y
visiones de largo plazo.
Si los gobiernos simplemente buscan definir visiones
de largo plazo y no hacen esfuerzos cotidianos, la ausencia
de esta labor impide conquistar las metas de largo plazo.
Pero al contrario,
si los gobiernos hacen un esfuerzo de trabajo cotidiano,
pero no señalan unas metas
de largo plazo, se crea desconfianza porque no se sabe
a dónde va a conducir tanto esfuerzo.
Por eso hemos pensado
que se requiere combinar el trabajo de todos los días con la visión de largo
plazo, que la visión de largo plazo facilita la
gobernabilidad en la manera que le da a los ciudadanos
claridad sobre el horizonte, y los convoca a apoyar y
rodear a las instituciones para conquistar ese horizonte.
Invito a mis compatriotas
a estudiar ese documento, que en la Universidad Salazar
y Herrera puede tener un
gran escenario de discusión.
Lo presentamos como
un primer borrador, para que a medida que se vaya mejorando
con la discusión pública
podamos ir publicando los siguientes borradores, hasta
tener un documento hijo del debate democrático,
que sea luz para todos los colombianos.
Y ese documento
se ajusta a las metas sociales del milenio, definidas
por las Naciones Unidas, que tendrá una
etapa en la cual deberemos acreditar cumplimiento riguroso
en el año 2015.
Pues bien, queremos anticipar el cumplimiento de algunas
de esas metas sociales del milenio.
Por eso, a lo largo
de estos 38 meses, en medio de una escasez crítica de recursos fiscales, de un déficit
y de un endeudamiento que en el curso de pocos años
saltaron a niveles que jamás el país había
esperado, hemos procurado llevar de la mano la política
de seguridad con la política de inversión.
Y lo bueno que registro
hoy en la expresión del
pueblo colombiano es que ya no se les reclama como elementos
excluyentes del trabajo público.
Todos los colombianos
que hoy nos reclaman más
seguridad, nos reclaman mayor inversión social.
Y aquellos que antes sólo se preocupaban por la
inversión social y negaban el valor de la seguridad,
hoy nos reclaman más inversión social y
más seguridad.
Hay que llevarlas
de la mano. Es imposible mirarlas como elementos divergentes.
Hacen parte de la ecuación
por el bienestar de los colombianos. ¡Sin seguridad
no hay confianza, no hay inversión, no hay expansión
de la economía, no hay empleo, no hay recursos
para la inversión social!
Y sin inversión social no se construye un factor
fundamental de las democracias contemporáneas,
que es la cohesión social, que se convierte en
el tránsito entre la seguridad y la paz definitiva.
Y esa política social la hemos orientado con
lo que llamamos las siete herramientas de equidad: la
Revolución Educativa las encabeza.
El avance en la
protección social, el apoyo a
la economía solidaria, el manejo social del campo,
de los servicios públicos, la construcción
de un país de propietarios y la construcción
de un país con calidad de vida urbana.
¿Por qué la Revolución Educativa
encabeza esta política? Porque una política
social tiene que resolver a través de planes asistenciales
problemas de coyuntura.
Pero fundamentalmente tiene que producir un fenómeno
transformador en la sociedad, que abra caminos de ascenso
social para que eviten que los hijos de los pobres
estén condenados a seguir siendo pobres.
Las sociedades democráticas que no abren caminos
de ascenso social son sociedades con grandes falencias,
que no ameritan en el mundo contemporáneo que
se les reconozca el calificativo de democracias plenas.
El ascenso social
es fundamental en una sociedad tan inequitativa como
la nuestra, y ese ascenso social sólo
lo posibilita una revolución educativa permanente.
Hemos entendido
que esa revolución educativa
debe desagregarse, como muy bien nos lo recordaba esta
tarde monseñor Gustavo Calle, en los temas de
cobertura, de calidad, de pertinencia, de capacitación
técnica y de ciencia.
El país hoy ha alcanzando ya un 91 por ciento
de cobertura en ecuación básica, pero tenemos
que llegar al ciento por ciento.
Hemos creado millón 86 mil cupos en este gobierno,
pero antes de concluirlo en agosto del año entrante
necesitamos millón y medio.
Una meta muy exigente
para el Gobierno, pero todavía
insuficiente para la Nación. Si la logramos, aún
tendremos 500 mil niñitos en edad escolar por
fuera de las oportunidades.
En educación universitaria nos propusimos una
meta de 400 mil cupos. Empezamos lentamente, pero con
el esfuerzo de la universidad pública, de la universidad
privada; con esfuerzos tan importantes, como este esfuerzo
de la Institución Universitaria Salazar y Herrera;
con el esfuerzo de las tecnologías en el Sena
y en otros proveedores de formación tecnológica,
nos vamos a aproximar a esa meta.
Sin embargo, todavía quedamos, en términos
porcentuales de cobertura, bastante rezagados.
Hemos logrado en
estos 38 meses recuperar las tendencias de crecimiento
tanto en la universidad pública
como en la privada. Veíamos una creciente disminución
de matrícula y una acelerada deserción
de quienes alcanzaban a matricularse. La disminución
de matrícula tocó fondo, y vemos una recuperación
en su ampliación, pero todavía es muy alta
la deserción universitaria, fenómeno que
tenemos que combatir.
En el tema de calidad,
yo diría que uno de los
grandes pasos es la decisión de que los maestros
del Estado se seleccionen todos por concurso. Fue muy
difícil implementar los concursos.
Eso supera una larga
etapa de mediocridad en la educación,
caracterizada por la selección de los maestros
simplemente por recomendaciones políticas, sin
atención a los méritos.
El primer concurso
nos dio mejores resultados de los esperados, y confiamos
que los colombianos tengan más
confianza a medida que se den los nuevos concursos.
Las pruebas Saber,
la exigencia en los registros de los programas universitarios
o su acreditación,
y las pruebas Ecaes (Exámenes de Calidad de la
Educación Superior) a los egresados universitarios,
son instrumentos que hemos puesto en práctica
para mejorar la calidad de la educación.
Entre 2005 y 2006
los egresados de todas las profesiones universitarias
de Colombia deberán pasar por las
pruebas Ecaes, para medir la calificación, la
calidad de nuestra educación universitaria.
Y para que haya
pertinencia hemos venido impulsando lo que se llama
el Observatorio Laboral de los Egresados.
Empezó el primero de enero de este año
y el año entrante ya le debe dar los primeros
resultados a los colombianos, para que oriente a los
padres de familia de los estudiantes, para que ellos
al escoger una opción universitaria o tecnológica,
sepan cómo están de conectadas o de desconectadas
las instituciones con las posibilidades de la vida económica
y social de la Nación.
Creemos que los resultados del Observatorio Laboral
de los Egresados Universitarios van a ser un gran orientador
de padres de familia y de estudiantes.
He tomado atenta
nota de sus preocupaciones, monseñor
Gustavo, y voy a transmitirlas a la señora Ministra
de Educación, quien no nos puede acompañar
esta tarde porque está representando al país
en una conferencia internacional, para que miren con
usted estas observaciones.
Me parece difícil atender la aspiración
de un menor tiempo de cotización, de acuerdo con
la Ley 100, porque tenemos todavía la salud muy
desfinanciada.
Ni qué decir de las pensiones. Pero creo que
si las visitas de los pares universitarios empiezan a
ser anacrónicas, no alcanzan a percibir la realidad
de la institución visitada, tenemos que mirar
cómo se ajusta ese tema. Y también la acción
de las dos direcciones del Viceministerio de Educación
Superior, a las cuales usted refería.
No puedo dejar de
hacer unas referencias al tema de la capacitación técnica y de su relación
con la formación universitaria.
Este Gobierno ha
reformado 152 empresas del Estado y ha reformado 111
hospitales públicos. Es más
la tarea que queda por delante que la adelantada. Reformas
en Inravisión, Banco Cafetero, Granahorrar, Telecom,
hospitales, red hospitalaria de Antioquia, González
Valencia de Bucaramanga, etcétera.
Una reforma bien importante la del Sena, que ha consistido
en recortar los gastos no misionales y en crecer el presupuesto
misional.
Cuando este Gobierno
empezó, el Sena estaba dando
asistencia a 1 millón 100 mil colombianos por
año. Este año le provee formación
a 3 millones 600. Y aspiramos que el año entrante
el Sena alcance la meta de proveer formación a
4 millones de colombianos.
Es un salto bien
importante: de 1 millón 100
mil a 4 millones de colombianos.
Ha avanzado mucho
el Sena en el tema de los Jóvenes
Rurales. El año pasado atendió en muchos
municipios de la Patria a 107 mil Jóvenes Rurales
y este año debe atender 120 mil.
¿Qué es
ese programa? Es un programa de 6 meses para bachilleres
campesinos que no alcanzaron
a entrar a la universidad (casi ninguno de los campesinos
entra a la universidad) y que no han tenido desarrollo
de competencias laborales. Expuestos a ser reclutados
por alguna de las expresiones del terrorismo.
Ese programa es
un programa que combina la formación
teórica con el ejercicio práctico y que
tiene un estímulo económico y lo estamos
conectando con la financiación de microempresa.
El Sena ya está en todos los municipios de la
Patria. Se creía que el Sena para estar en un
municipio tenía que construir edificios. Revaluamos
eso. Buscamos lo que fueron los fundamentos de la revolución
educativa asiática después de la Segunda
Guerra Mundial y dijimos: primero educación que
edificios. Todo lo contrario de occidente.
Ustedes se demoraron
muchos años para hacer este
edificio. Yo que he tenido la fortuna de visitar durante
mi ya larga carrera política en múltiples
ocasiones a la institución educativa Salazar y
Herrera, la he conocido impartiendo excelente educación
en aulas muy modestas. Y hoy la vuelvo a visitar y la
encuentro impartiendo excelente educación ya en
auditorios muy elegantes como este.
Pero fueron un ejemplo.
Ustedes no empezaron con estos auditorios. Ustedes
empezaron con una gran vocación
y con mucha austeridad en las aulas.
Yo le he dicho al
Sena: no más edificios. Utilicen
todos los que hay por ahí disponibles. Y pongan
otros edificios, no los dejen dormir, pongan los edificios
a trabajar de 8:00 de la noche a 5:00 de la mañana.
Por ejemplo, el
sur de Bogotá. Me recibieron
hace 38 meses con un proyecto para construir un edificio
de 30 mil millones. Con los hermanos cristianos encontramos
que tenían un edificio excelente, subutilizado.
Hicimos un convenio con ellos y estamos formando 10 mil
muchachos al año en ese edificio. Y estamos pagando
por estudiante formado, con la supervisión académica
y el programa de Sena.
Pero lo más importante es que a partir del Sena,
nos hemos propuesto integrar la formación técnica,
la tecnológica y la superior.
Los colombianos
tenemos que entender la educación
como una pirámide, que nos permite estudiar y
trabajar toda la vida.
Hace pocos días me decían unos estudiantes
del Sena de Cundinamarca: “Presidente, estamos
muy aburridos, porque nosotros vinimos a estudiar administración
de empresas agropecuarias y nos están enseñando
a enrejar vacas, a maniar vacas. Y nos están enseñando
a vacunar. Y nos están enseñando esto y
aquello”.
Les dije: “¿Y por dónde querían
empezar? ¿Por el escritorio?”.
Eso refleja lo que
quiere hacer el Sena para darle una luz a la educación colombiana. Que empecemos aprendiendo
oficios que rápidamente podamos ofrecer en el
mercado laboral. Y que a partir de allí nos vamos
calificando, hasta que nos gradúen de técnicos.
Y que las materias que se cursen para un grado de técnicos,
sean materias que se tengan en cuenta para un posterior
grado de tecnólogos. Y que las materias que se
cursen para el grado de tecnólogos, después
se tengan en cuenta para un grado en educación
superior.
¿Cómo lo está haciendo el Sena?
Tiene técnicas y tecnologías. Y este año
debe terminar con la celebración de acuerdos con
más de 70 instituciones universitarias, para que
los muchachos que egresen del Sena de una tecnología,
en esas instituciones universitarias, puedan completar
los créditos que les permitan acceder al título
de educación superior.
Y eso va eliminando
el desprecio de los colombianos por las técnicas y las tecnologías. Asombra,
y no positivamente, constatar que mientras en los países
desarrollados hay un profesional por cada 10 tecnólogos,
aquí es al revés: 10 profesionales por
cada tecnólogo.
Hay una aversión de los colombianos, un desdén
por las tecnologías. Y la verdad es que estamos
equivocados. Allí tiene que empezar la formación
contemporánea.
Este Gobierno ha
sido más exitoso en la reducción
del desempleo que en la reducción del subempleo.
Y eso tiene relación con el tema que les vengo
diciendo.
Miren: en el curso de pocos años, Colombia pasó de
una tasa de desempleo del 7,5 a casi el 20 por ciento,
que estuvo en el 2000. Recuerden ustedes el año
2000: la tasa de desempleo bordeando el 20 por ciento.
¿Qué pasó con el desempleo de los
jefes de hogar? En el curso de esos pocos años
brincó del 4 al 10 por ciento. Ustedes saben lo
grave que es el desempleo de los jefes de hogar. Inmediatamente
el cónyuge o la cónyuge tiene que saltar
de la casa, abandonar obligaciones de atención
a los niñitos, buscar afanosamente un empleo.
Muchas veces los muchachos se ven obligados a desertar
de sus estudios para buscar cualquier actividad generadora
de ingreso.
Pues bien, la última tasa de desempleo marcó 11,3.
Es muy alta todavía. Pero confiamos que si la
economía sigue reaccionando y el estímulo
de inversión que vemos en Colombia se mantiene,
en el año 2007 la tasa de desempleo, en promedio
mes a mes, se sitúe por debajo del 10 por ciento.
Y que sigamos rebajando
la tasa de desempleo de jefes de hogar. Estuvo en el
10. Está en el 5,3. Pero
nuestra meta es bajarla al 4.
En lo que no hemos
podido tener mayor reducción
es en el subempleo. Y una de las explicaciones del subempleo
es la falta de pertinencia del aparato educativo. O de
su relación con la realidad de la economía.
El subempleo no
siempre significa bajos ingresos. Para saber si una
persona está subempleada o no, se
le pregunta, por ejemplo, a quienes tienen grados de
estudio: ¿usted está trabajando en el área
de materias en las cuales obtuvo su grado? Y la respuesta
muy amplia es: no. Ahí hay un subempleo, que no
necesariamente significa que la persona esté obteniendo
un ingreso indigno, pero sí expresa que hay esa
falta de pertinencia.
Creo que en la medida
que logremos conectar las técnicas,
las tecnologías y la educación superior,
podemos combatir ese problema.
Por eso saludo este
esfuerzo del Salazar y Herrera. Porque ustedes, que
tenían una formidable integración
del preescolar, la transición, la primaria, el
bachillerato, unas técnicas, ahora avanzan al
grado superior. Y lo hacen en la misma institución.
Lo que el SENA tiene
que hacer sin ofrecer bachillerato, ni primaria, ni
preescolar, ni transición, lo
que el SENA tiene que hacer contratando con universidades
diferentes, usted lo hace dentro de la misma institución
educativa, desde que el niñito tiene 4 años,
y por lo que veo no va a ser hasta determinada edad sino
por toda la vida. Porque cuando llegan ya a tener estas
profesiones, se ven obligados a estar permanente ofreciendo
programas de posgrado y de extensión o refrescamiento
a sus egresados. Entonces eso los va a llevar a que tengan
durante toda la vida vinculado al niño que empezó a
estudiar acá, acá se graduó y acá vuelve
a refrescar y a profundizar conocimientos.
Creo muchísimo en ese ejemplo de ustedes para
aportarle a la pertinencia de la educación colombiana,
o sea, a esa integración a esa necesaria sincronización
entre la enseñanza que se le ofrece a los colombianos
y los conocimientos que la realidad económica
y social demanda de los colombianos.
Eso que han hecho,
monseñor Gustavo, merece que
los colombianos nos refiramos a la institución
universitaria de Salazar y Herrera con toda nuestra admiración,
con todo nuestro respeto.
Ustedes aquí, de manera cristiana y sencilla
nos están ayudando a construir una Patria sin
exclusiones; la sociedad incluyente de hoy es la sociedad
del conocimiento, pero sin odios; eso sí que es
importante, de la universidad de la formación
democrática y cristiana, que es una formación
que finalmente logra la sociedad sin exclusiones, pero
también el debate sin odios. Yo no sé que
es más grave, si una sociedad pretendidamente
democrática y con exclusiones, o una sociedad
en permanente debate de antagonistas con odio de clases.
Ustedes logran que no se de ni lo uno ni lo otro, que
no se de la exclusión, y que no se de el fomento
del odio.
Qué bueno este aporte. Y han trabajado con esa
característica de la buena gerencia antioqueña:
hacer mucho con muy pocos recursos. Si de mi dependiera
le entregaría toda la platica del Estado colombiano,
orientada a la educación, a usted monseñor
Gustavo para que la hiciera rendir más.
Por eso es muy importante,
métase más
con el Icetex, usted sabe que allá tiene las puertas
abiertas, y eso ha crecido bastante, y todo lo que quieran
hacer por ampliación de cobertura el presupuesto
nacional ha venido aportando unos pesitos que no estaban,
para ayudarle a los departamentos a financiar la ampliación
de la cobertura vía contratación con entidades
tan importantes como el Salazar y Herrera.
Monseñor Gustavo, usted con su sencilla laboriosidad,
con resultados tan eficientes, con su patriótica
amistad, con su fe, su antioqueñidad, es un ejemplo
para todos los colombianos. Acudo esta tarde con mucho
respeto, con mucho afecto por usted por su tarea y por
lo que ha hecho esta institución que no es lo
importante, lo importante es lo que la Universidad Salazar
y Herrera habrá de hacer por Colombia desde Antioquia.
Muchas gracias y muchas felicitaciones.