HOMENAJE A LA PRESIDENTA DEL
SENADO
Y AL FISCAL GENERAL DE LA NACIÓN
Septiembre 30 de 2005 (Cali – Valle
del Cauca)
Compatriotas:
Siempre es grato venir a esta tierra,
siempre es grato contagiarse de su civismo, siempre es
grato participar de sus inquietudes
empresariales, de sus inquietudes sociales, siempre es grato
estar en próxima cercanía con los vallecaucanos.
Pero hoy todavía es más grato acudir al Valle
del Cauca, a Cali, a acompañar a los vallecaucanos
a hacerle un merecido reconocimiento a dos de sus más
destacados hijos: a la señora Presidente del Congreso,
Claudia Blum de Barberi, y al Fiscal General de la Nación,
Mario Iguarán Arana.
He tenido el privilegio de conocer
a la senadora Claudia Blum desde cuando era casi una niña, de seguir de
cerca su carrera de servicio a la Patria, en momentos como
periodista, en momentos al frente de instituciones del arte
y de promoción de la cultura, y particularmente su
carrera política.
Tuve la fortuna de ser su compañero en el Senado
de la República, y la inmensa fortuna, el privilegio
que me genera gratitud incancelable, de que me hubiera acompañado
con ese valor con que lo hizo en la campaña que permitió que
este Gobierno instaurara el principio de la Seguridad Democrática.
Claudia Blum ha sido una constante de servicio a la Patria.
Todas sus actividades han estado
signadas por ese objetivo fundamental en ella, que es el
bien público, el superior
interés del colectivo.
Claudia Blum es un ejemplo de credibilidad.
Yo diría que una constante que ha marcado sus actuaciones
es la capacidad de generar credibilidad: credibilidad por
la consistencia en sus actitudes, credibilidad por la congruencia
entre la manera como piensa y la manera como actúa,
credibilidad por su dedicación a las tareas que emprende,
credibilidad por el amor y la pasión con que las lleva
adelante, credibilidad por el valor civil para enfrentar
las causas más difíciles y riesgosas, las de
mayor conveniencia para la Nación, credibilidad por
su transparencia.
Cómo nos honra, nos emociona, cómo enaltece
a la Patria entera, no solamente la circunstancia de que
ya haya llegado una mujer al Senado de la República,
a presidirlo, sino una mujer vallecaucana de los quilates,
de las condiciones, de las virtudes patrióticas de
Claudia Blum de Barberi.
El ministro (del Interior y de Justicia),
Sabas Pretelt de la Vega, me introdujo con Mario Iguarán Arana,
quien generosamente aceptó acompañarnos en
el Gobierno como Viceministro de Justicia.
Ese jurista de las nuevas generaciones,
profundo en sus conocimientos, denso en el raciocinio,
que sabe conducir
naturalmente, casi con humildad, su sabiduría, de
la cual no hace alarde como los sabios de verdad, cuánto
nos ayudo como Viceministro de Justicia.
Cómo fue construyendo confianza. La construye tan
pronto se le conoce. Confianza en el Congreso, confianza
en organismos internacionales, más confianza en las
Cortes, que ya lo conocían por su ejercicio de jurista,
por su ejercicio de profesor, por su ejercicio de consultor
en las materias en el campo nacional e internacional.
Lo propusimos con confianza patriótica como integrante
de la terna para ocupar la Fiscalía General de la
Nación, y con confianza lo escogió la Corte
Suprema de Justicia.
Sale al extranjero, ya como Fiscal,
y de todas partes llaman a decir: qué lujo de Fiscal, qué Fiscal para
generar confianza. Ayer nos explicaron la Ley de Justicia
y Paz, y con argumentos expuestos, de manera tranquila y
sencilla, cómo se fueron superando las críticas
injustas que la habían deformado en su imagen internacional.
Cómo tiene de confianza el país entero en
usted, señor Fiscal General, que tiene que enfrentar
retos tan profundos como avanzar en la aplicación
de la Ley de Justicia y Paz, que usted ayudó a concebir.
Retos tan importantes, como continuar
con la tarea de aplicar las reformas que introduce el sistema
acusatorio y la oralidad,
y que después del ciclo constitucional y de la actualización
de los códigos, ha empezado a aplicarse en Bogotá,
el Eje Cafetero, y que, usted lo ha anunciado esta noche,
pronto empezará a aplicarse aquí en su tierra.
Dice la Constitución que el Fiscal General y el Presidente
tienen que definir la política contra la criminalidad ¡Qué buena
su compañía en esta batalla!
Esta mañana lo aproximé y le dije: “Fiscal,
necesito decirle una cosita en unos minutitos”.
Al amanecer llamé al general (Jorge Daniel) Castro
Castro, comandante de la Policía, y le dije que por
favor ejecutara la orden de trasladar al señor (Diego
Fernando) Murillo Bejerano, conocido con el nombre de “Don
Berna”, a la cárcel de La Picota. Que debía
asumir personalmente esa responsabilidad y que le comunicaríamos
a la opinión ciudadana solamente cuando ya el señor
estuviera en un avión llegando a la ciudad de Bogotá.
Expliqué al Fiscal de manera sencilla que los procesos
de paz tienen que ser un equilibrio, como el lo ha dicho,
entre la reconciliación, la justicia y la reparación.
Tienen que ser un equilibrio entre la generosidad y al mismo
tiempo el respeto.
Que los procesos de paz tienen que
ser una venia al pueblo y a todas las instituciones, que
los procesos de paz, no
son un juego, que los procesos de paz tienen que hablar bien,
como lo merecen los colombianos por ellos ante el mundo entero,
que el Gobierno no puede ser inferior a esos desafíos.
Y el Fiscal me dijo, con esa manera
natural, tranquila, sencilla, con la que él se expresa, propia de los
hombres sabios: ‘Presidente, hágalo, que es
correcto’. Muchas gracias, Fiscal, porque eso ayuda
mucho a sembrar eso que requerimos: respeto por los procesos
de paz, respeto por la política de Seguridad Democrática,
respeto por los colombianos y respeto por todas nuestras
instituciones.
Con ustedes dos, la senadora Claudia
Blum de Barberi al frente del Congreso de la República, y el doctor Mario
Iguarán al frente de la Fiscalía General de
la Nación, la Patria tiene que avanzar.
Define la Constitución del 86, en norma que sigue
implícita en el texto del 91, que la independencia
de las ramas del poder las obliga a colaborar armónicamente.
Qué mejores coequiperos para el Ejecutivo en la tarea
de cumplir la Constitución que la senadora Claudia
Blum y el fiscal Mario Iguarán.
Usted, señora Presidente del Senado, ha traído
esta noche el importante recuento de su actividad legislativa.
Cada vez que Colombia ha necesitado valor civil para enfrentar
riesgos y desafíos y saetar adelante leyes que empanican
a muchos, usted ha estado en la primera línea.
Esta noche usted nos ha dicho los
nuevos desafíos,
nos ha llamado la atención sobre la necesidad de convertir
el proyecto de reforma de la Ley 100 en una realidad antes
de la terminación de este período en diciembre.
Qué bueno. Para poder rápidamente decirle
al mundo que Colombia ha logrado la plena cobertura de salud
para los sectores más pobres de la Nación.
Hace tres años, 10 millones de colombianos estaban
en el régimen subsidiado de salud, terminamos 2004
con 15 millones, confiamos terminar este año con 18
millones, pero necesitamos 26 millones.
Tenesmo la esperanza de que 4 millones
estén ingresando
al régimen contributivo, gracias al mejoramiento del
empleo. De todas maneras el reto es pasar de 18 millones,
número con el cual terminará el país
este año, a 22 millones en el régimen subsidiado,
que sumados los 4 del régimen contributivo, nos permitirán
decir ante la faz del mundo que Colombia ha logrado plena
cobertura en salud, en aseguramiento de salud para los sectores
populares de la Nación.
Eso es tan importante, como quiera
que una democracia moderna, además de la Seguridad Democrática, de la garantía
a las libertades públicas, del respeto a las instituciones
independientes de la transparencia como factor de confianza,
necesita la cohesión social. Definitivamente esa cohesión
social es el lazo vinculante de un individuo con otro, es
el factor común denominador para que cada uno se sienta
comprometido con ese bello todo que es la Nación.
Su empeño, senadora Claudia,
el de sus colegas, le va a permitir a Colombia lograr esa
meta.
Y nos ha hablado del TLC, sobre el
cual pudimos hacer unos comentarios la semana pasada aquí, en ese gran aniversario
de la Cámara de Comercio de la ciudad. Nosotros, apreciados
compatriotas vallecaucanos, no estamos en el tema del TLC
por razones ideológicas, no.
Los asuntos de comercio hay que hay
que conducirlos es por aspiraciones de bien público, sin dogma. Hace tres
años parecía imposible un acuerdo entre la
Comunidad Andina y MERCOSUR. Lo logramos, construyendo un
amplio consenso nacional, un acuerdo que no va a tener muy
buenos efectos económicos en el corto plazo, pero
habrá de tenerlos en el mediano y largo plazo, y que
de todas maneras tiene unas consecuencias políticas
de integración de nuestro continente suramericano
muy positivas.
¿Por qué estamos empeñados en el TLC?
Porque el 31 de diciembre del año entrante expira
el tratamiento de preferencias unilaterales que los Estados
Unidos le ha dado a los países andinos por la lucha
contra la droga, y todo indica que no hay posibilidades de
una nueva extensión de ese tratamiento unilateral,
sobre todo después que han hecho el acuerdo con Centroamérica.
Para definir si se necesitan o no
esos acuerdos de comercio, hay que definir qué producen y que pueden vender los
países. Si nosotros tuviéramos una economía
abundante en petróleo, abundante en acero, abundante
en soya, productos que hoy se arrebata la economía
mundial, seguramente no necesitaríamos esos tratados
de comercio. Pero una economía con avicultura, con
productos agrícolas sumamente competidos, una economía
con manufacturas bastante ofrecidas, es una economía
que necesita acuerdos de comercio para poder acceder a los
mercados.
Este Gobierno, que ha mantenido un
diálogo permanente
con el pueblo, se propone dentro de unas semanas convocar
un consejo comunitario, de tantos días como se requiera,
de manera ordenada, para discutir con todos los compatriotas
el TLC, ya cuando esté en un estado de mayor madurez,
en un estado más avanzado, esto es, lo necesitamos,
pero requerimos construir el mayor nivel de consenso, y todos
tenemos que aportar porque finalmente no lo podremos imponer,
tiene que ser una transacción que solamente queremos
obtener por las mejores conveniencias de la Nación.
Y ha traído usted, honorable
senadora, Presidente del Congreso, temas transcendentales
de la agenda vallecaucana.
Vamos a seguir luchando con todo entusiasmo por ellos.
Hemos enfrentado un severo déficit fiscal, un alto
endeudamiento público, pero con afecto por la Patria,
comprometidos en el alma con esta gran tierra vallecaucana,
contagiados del amor y la disciplina que usted le impone
a sus tareas públicas, seguiremos trabajando con ustedes
hombro a hombro para sacar adelante la agenda de los superiores
intereses del Valle del Cauca.
Apreciados compatriotas vallecaucanos,
nada más oportuno
que distinguir a los mejores, nada mas oportuno que mostrar
como ejemplo a aquellos que han enseñado con su ejemplo,
nada más oportuno que este homenaje a Claudia Blum
y a Mario Iguarán, dos compatriotas que nos merecen
el afecto, la confianza, la credibilidad, el respeto, y a
quienes exaltamos esta noche porque ellos honran a Colombia
y dan brillo al Valle del Cauca.
Esta noche una de las niñitas del coro que interpretó tan
bellamente los himnos de Colombia y del Valle del Cauca,
me trajo una cartica, una cartica conmovedora, cuya lectura
casi me exprime las lágrimas, donde me cuenta sus
ilusiones, sus impresiones, sus angustias por lo que ocurre
en la Patria.
La generación a la cual pertenecemos muchos de los
aquí presentes, no ha vivido un solo día completo
de paz. Qué bueno que con el esfuerzo de todos, que
con su ejemplo, Senadora, con su ejemplo, Fiscal, podamos
lograr que estas nuevas generaciones de colombianos vivan
felices, vivan confiadas, vivan seguras en Colombia.
Fiscal Iguarán, la política de Seguridad Democrática
tiene un fin: la paz. Esa Política de Seguridad Democrática
tiene un puente para llegar a la paz: la cohesión
social. En la medida que esa política de Seguridad
Democrática persista, vaya produciendo frutos, así sea
con creciente paciencia, se ejecute con toda la transparencia,
con apelación exclusiva a la institucionalidad, esa
política le devolverá a Colombia las mejores
posibilidades.
Cuando escucho a la senadora Claudia
Blum hablar de un momento de esperanza, recuerdo las cifras
que escuchamos esta mañana.
La patria llegó a tener un desempleo del 20 por ciento,
en el mes de agosto estuvo en el 11,3.
Si hay algo que produzca deserción escolar, que produzca
quebrantamiento de las familias, es el desempleo de los jefes
de hogar. En pocos años saltó del 4 al 10 por
ciento, acaba de situarse en el 5,1, pero tenemos que seguir
haciendo grandes esfuerzos para eliminarlo totalmente.
Cuando el jefe de hogar tiene éxito con una pequeña
empresa, con una microempresa, cuando el jefe de hogar tiene éxito
como trabajador independiente, cuando el jefe de hogar tiene éxito
como empleado, entonces el cónyuge o compañera
pueda dedicar más tiempo a la familia, tiene menos
angustia para salir a la calle a buscar empleo, se frena
la deserción escolar de los niñitos y se aporta
mucho a la tranquilidad de la Nación.
Y esta semana, en medio de las dificultades
nacionales, hemos tenido buenas noticias, como el aumento
de Colombia
7 puestos en el escalafón mundial de competitividad.
Y hemos tenido otras buenas noticias, ayer Naciones Unidas
reveló que en el año 2004 la inversión
extranjera en Colombia creció un 95 por ciento.
Se nos había caído casi a 500 millones de
dólares por año, el año pasado superó los
3 mil y confío que este año superemos los 5
mil, para tener una Colombia, la que queremos, una Colombia
sin drogas sin terrorismo, una Colombia sin guerrillas, una
Colombia sin paramilitares, una Colombia sin corrupción,
una Colombia que reivindique a los pobres, una Colombia incluyente
pero sin odios, una Colombia pluralista, en permanente debate,
pero debate sin antagonismos insuperables, debate solidario,
para construir a partir de la diversidad el consenso cotidiano
que nos permita en la conducta de Nación alcanzar
superiores intereses.
El Fiscal citó bellamente el himno del Valle del
Cauca, que se lo oí contar con emoción y de
memoria. Cuando vengo a esta tierra siempre me atienden con
dos cositas que agradezco inmensamente. Por ahí unos
platicos de chontaduro, y esta hojita, que por un lado tiene
el himno del Valle del Cuca y por otro lado el himno de Santiago
de Cali.
Ustedes, señor Fiscal y señora Presidenta
del Senado, han conducido para bien de la Patria, con energía
y amor vallecaucanos, el arado fecundo y lo seguirán
conduciendo para que esta Patria, como lo dice su himno,
produzca frutos de oro, de miel y de amor, para que las nuevas
generaciones puedan vivir felices.
Felicitaciones, vallecaucanos,
por producir estos compatriotas.