GRADUACIÓN DE SUBTENIENTES DE LA
POLICÍA NACIONAL
Septiembre 6 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Nos reunimos en este bello campo
de la Escuela General Santander para asistir a una nueva
graduación de subtenientes
de la Policía.
Muchas gracias a ellos por su esfuerzo,
por su patriótica
vocación de servir a la Policía, muchas gracias
a ellos por su espíritu de sacrificio, por su amor
a Colombia, por su disposición de contribuir a la
paz, al rescate y preservación de los valores de la
Patria, de la Patria que es en su conjunto, ese grupo humano
de la Nación colombiana.
Muchas felicitaciones al subteniente Álvaro Hernando
Valenzuela Oviedo, el primer puesto de este curso. Ingresó a
la Policía como patrullero, tomó la decisión
de hacer carrera y hoy se ha graduado con honores, representando
las virtudes de todos sus compañeros de promoción.
Quiero saludar con afecto al Coronel
en uso de buen retiro Elkin de Jesús Silva Pineda, a su señor Mireya,
papá y mamá del capitán asesinado Freddy
Alberto Silva Guarín, en cuyo honor lleva el nombre
esta promoción.
Quiero saludar a la esposa del capitán, a Janeth
Astrid, a sus hijitos Santiago Alberto, Laura María
y Juan Camilo. Saludarlos parte el alma. Por eso le decía
ahora en voz baja, al general Castro Castro (Jorge Daniel,
comandante de la Policía Nacional): General, que Dios
nos ayude a superar definitivamente esta plaga del terrorismo
que tanto daño y tanto luto ha traído al pueblo
colombiano.
Apreciados suboficiales, de la promoción de ustedes
hacen parte tres mujeres, crece el número de oficiales
en la Policía, todos ustedes y ellas, ellas con su
ejemplo, con los valores de siempre de la mujer, son garantía
de eficiencia, de consagración al cumplimiento del
deber, de transparencia.
¿Qué Patria necesitamos?: una Patria sin terrorismo,
sin terrorismo guerrillero, sin terrorismo paramilitar. Una
Patria sin drogas ilícitas. Una Patria sin corrupción.
Una Patria que reivindique a los pobres, que haga justicia
social.
Ustedes son fundamentales para ello,
apreciados Subtenientes graduandos. ¿Por qué?: porque en la medida
en que su acción sea eficaz, transparente, esta será una
Patria sin terrorismo, esta será una Patria sin drogas,
esta será una Patria sin corrupción.
Ustedes son actores fundamentales
para lograrlo y si conseguimos todo eso, crece y crece
la inversión en Colombia y
aumentan las posibilidades de reivindicar a los pobres.
Esta política de Seguridad tiene muchos elementos.
Quiero recordar hoy cuatro: espíritu democrático,
voluntad política, acompañamiento integral
y permanencia en las operaciones para el rescate de la institucionalidad.
El espíritu democrático de esta política,
se pone de presente en el propósito de proteger por
igual a todos los colombianos, estén ellos de acuerdo
o en desacuerdo con el Gobierno, para proteger por igual
al líder industrial que al dirigente sindical, para
proteger por igual al empresario agrícola que al campesino.
Ustedes señores subtenientes tienen en sus manos
ese bello deber: el de la protección de todos los
colombianos, como se deriva de nuestra Constitución.
Esta política es democrática porque tiene un
compromiso con los derechos humanos, porque tiene que ser
tan eficaz como transparente.
Ustedes se constituyen en una nueva
generación de
suboficiales llamados siempre a poner muy en alto el nombre
de los derechos humanos como compromiso superior de la Fuerza
Pública de la Patria y avanzar en la eficacia.
Esta política tiene ese elemento de voluntad política
porque emana del pueblo. El pueblo no quiere que Colombia
continúe sembrada de terror por el bandolerismo. El
pueblo tiene una voluntad, casi unánime, de que Colombia
supere esa pesadilla y esa voluntad la ha expresado de diferentes
maneras para que el Ejecutivo y la Fuerza Pública
la acojan y la hagan suya.
Por eso, hoy no tenemos claudicaciones
en la política
de Seguridad, la tenemos totalmente definida en nuestro corazón,
asegurada en nuestra convicción, la renovamos ante
Dios y ante el pueblo al despuntar de cada día y la
trasmitimos periódicamente a cada uno de sus portadores:
los oficiales y suboficiales, los grandes comandantes y los
más jóvenes integrantes de la Fuerza Pública.
Voluntad política que se reclamaba,
ustedes y nosotros, apreciados Subtenientes, la tenemos
de sobra, interpretando
el sentir del pueblo.
Acompañamiento integral. En medio de la escasez de
recursos estamos avanzando, hoy hay 5 millones de colombianos
más en el régimen subsidiado de salud, habrá 2
millones y medio más este año y confiamos,
que con la ley que avanza para ser aprobada por el Congreso,
rápidamente Colombia tenga plena cobertura de salud
para los sectores pobres, que no haya no haya uno solo desafiliado
Acompañamiento integral. Este año terminaremos
con 50 mil Familias en Acción que reciben un subsidio
para la educación y nutrición de sus hijos
en 700 municipios de la Patria, pero la Patria se tiene que
proponer que rápidamente sean un millón en
todos los municipios, para que avancemos en la erradicación
total de la miseria y de la pobreza.
Acompañamiento integral. La Revolución Educativa
con los cupos en primaria y secundaria, el aumento en la
oferta universitaria, el crecimiento en los créditos
del Icetex, falta mucho, pero avanzamos, la revolución
del SENA.
La educación como nuestra gran prioridad, como el
compromiso del alma de una revolución educativa permanente,
está llamada a construir una sociedad justa, con competitividad,
con productividad, con mejoramiento del ingreso, con equidad
en su distribución. Una sociedad que abra los canales
de movilidad social, que son la gran expresión contemporánea
de una democracia.
Acompañamiento integral. Para
que los campesinos avancen en el programa RESA, para que
se atienda con generosidad
a los desplazados y con generosidad a los reinsertados.
Esta política viene permanente a las operaciones,
es el único camino. Si entramos a una aldea y salimos,
entonces guerrilleros y paramilitares asesinan a nuestros
campesinos. Un día los asesinan porque recibieron
al Ejército y a la Policía, al siguiente porque
fueron sometidos por los paramilitares y al siguiente, porque
recibieron forzados a la guerrilla.
Por eso nuestra presencia tiene que ser en todo el territorio,
nuestra presencia tiene que ser en todas las horas. Y para
eso necesitamos la confianza ciudadana.
Un país que no tiene guerrillas y no tiene paramilitares,
que solamente tiene su Fuerza Pública, gana confianza
en la medida que esa Fuerza Pública sea eficaz y transparente
y coopera con ella y la motiva –como hoy el pueblo
colombiano con su reconocimiento motiva a la Policía
y motiva al Ejército-.
Compatriotas: es bien importante,
en esta Semana de la Paz, que quede claro en nuestra mente
la relación entre
una política firme de autoridad para restablecer la
seguridad democrática y la paz. Déjenme intentar
algunas frases sobre esa relación.
Cuando la seguridad es democrática, tiene que ser
eficaz y transparente. ¡La eficacia le demuestra al
pueblo que su Fuerza Pública, como expresión
de la Constitución, es capaz de lograr lo que muchos
no creían: la derrota del terrorismo!
Y su transparencia le demuestra al
pueblo que la Fuerza Pública es capaz de lograr la derrota del terrorismo,
con el total respeto a los derechos humanos, por convicciones
cristianas, democráticas, por adhesión a la
Constitución.
Y entonces eso genera confianza y
entre mayor sea la confianza del pueblo, creciente la motivación de la Fuerza Pública
y a mayor motivación de la Fuerza Pública,
más rápida la derrota del terrorismo.
¿Y eso a qué nos va conduciendo?: una Fuerza
Pública protegiendo eficazmente a los ciudadanos,
da garantías para todos. Esas garantías para
todos no dejan espacios políticos al terrorismo. Y
la eficacia no deja espacios militares al terrorismo. Y finalmente
tienen que negociar.
Las autodefensas han venido negociando,
no porque lo hubieran querido, no por espontaneidad, por
la presión militar,
por la presión policiva, con transparencia, con imparcialidad,
con eficacia.
Y entonces los tenemos que recibir
a ellos, como a los guerrilleros, con generosidad, porque
el fin último de la política
de Seguridad Democrática es la paz, la reconciliación
de los colombianos.
Con una Política de Seguridad Democrática
firme, sostenida, sin claudicaciones, acompañada de
un permanente diálogo con el pueblo, con el pueblo
que siempre quería dialogar cuando siempre se quería
dialogar era con los delincuentes.
Con una Política de Seguridad Democrática
así entendida, acompañada de ese permanente
diálogo con el pueblo, la democracia convencerá cada
vez más al pueblo colombiano y eso quitará espacio
en la convicción de los ciudadanos frente a los predicamentos
del terrorismo y entonces, ellos tendrán que negociar.
Estamos dispuestos a avanzar en una
negociación con
generosidad, a partir de una Seguridad Democrática
con firmeza, a partir de una Seguridad Democrática
con perseverancia.
Y el único camino que hace que en los terroristas
nazca voluntad de negociación, es justamente la Seguridad
Democrática.
Hace años la guerrilla dijo que no hacía la
paz porque en Colombia no había elección de
alcaldes y gobernadores. Se introdujo la elección
de alcaldes y gobernadores y la guerrilla, que reclamaba
esa elección, empezó a asesinarlos.
La víspera pedía que se les eligiera popularmente,
al día siguiente de la elección popular se
convirtió en el sicario, en el verdugo de esa nueva
expresión de la democracia.
Después dijo que no se hacía la paz porque
en Colombia se asesinaba la oposición. Hoy la oposición
está en el mejor momento de garantías.
Miremos las elecciones de 2003, presididas
por este Gobierno: ¿cuántos,
provenientes de partidos alternativos a los tradicionales,
de partidos conformados por antiguos guerrilleros, fueron
elegidos, rodeados de garantías por el Gobierno, de
su Fuerza Pública, la Seguridad Democrática?
Y después de elegidos han tenido todas las garantías
y con ellos hemos buscado esa unidad de la Patria, alrededor
de la gobernabilidad, del respeto de sus deberes constitucionales
y legales.
Hoy, ya no hay esa disculpa. Dijo
la guerrilla que aquí mataban
a la oposición, hoy la protegemos con total eficacia,
con una preocupación desde el Presidente de la República,
hasta el más joven de los soldados y policías.
Después dijo la guerrilla que no negociaba hasta
que no se desmontara el paramilitarismo. Este Gobierno da
ejemplo en la lucha contra el paramilitarismo, más
de 1.400 dados de baja, han negociado por la presión
militar. Este Gobierno ha pasado de la retórica para
condenar el paramilitarismo, a la eficacia práctica
para que se desmonte, para que se desintegren esas organizaciones.
Están en un proceso de paz, al que también
queremos que llegue la guerrilla.
Hoy hay más de 17 mil desmovilizados en Colombia,
atendidos con generosidad, a un alto costo presupuestal.
Desmovilizados de los paramilitares, desmovilizados de la
Farc, desmovilizados del Eln. Estamos pues, en mora de una
reflexión de las guerrillas para entrar a hacer la
paz seriamente. Pero compatriotas: la paz es hija de la autoridad.
En esa oficina que yo ocupo, transitoriamente, por mandato
del pueblo, en sus cuatro paredes, hay cuatro retratos, yo
los llamo los retratos de la virtud.
El General Nariño: los derechos humanos al servicio
de la virtud. El General Santander: la Ley al servicio de
la virtud. El General Uribe Uribe: la virtud de carne y hueso.
El General Bolívar: la espada y la autoridad al servicio
de la virtud.
La virtud de la Patria, que hoy se
traduce en un acatamiento universal de todos los colombianos
a la Constitución
y a la Ley, es hija de los derechos humanos, de la ley y
de la autoridad.
Y esa virtud de la Patria, es la
que tiene que llevar a estos grupos terroristas a entender
que para el terrorismo
no hay espacio, que para ellos hay todo el espacio que el
pueblo les abre con generosidad en la medida que hagan un
alto en el camino, una reflexión.
Queremos el acuerdo humanitario,
pero no podemos aceptar la zona de despeje. ¿Por qué?: porque el pueblo
colombiano no quiere que en su territorio haya guerrillas
o paramilitares, porque todos los días nos reclaman
es Policía y Ejército, porque cuando se desmovilizan
los paramilitares en el Catatumbo o en Nariño o en
el sur de Urabá o en el sur de Córdoba, el
reclamo es: ‘por favor, que la Policía y el
Ejército copen esos espacios, que no entre la guerrilla’
Porque el pueblo colombiano en todas
partes quiere a su Policía, a su Ejército,
a sus fuerzas institucionales.
Por eso no podemos aceptar zona de
despeje. Por que en un país que reclama institucionalidad,
en un Gobierno que ha recorrido exclusivamente el camino
de la institucionalidad,
y a fe que lo digo, no caben zonas de despeje.
Yo habría podido unirme subrepticiamente con los
paramilitares para acabar a la guerrilla. De pronto iríamos
más adelante en el camino de derrotar a la Farc y
al ELN.
No lo hicimos porque hemos seguido
el camino institucional exclusivamente, por convicciones
cristianas y democráticas,
por nuestro apego al pueblo y a la Constitución. Porque,
si bien el camino institucional es difícil y en ocasiones
demorado, es el único que constituye confianza, que
se erige en fuente de confianza, es el único que une
definitivamente al pueblo, a pesar de las diferencias ideológicas
o políticas. El camino institucional es el único
que permite que las heridas se curen rápidamente.
Un pueblo que reclama el camino institucional
no quiere que, por darle seguridad a la guerrilla, se despejen
zonas
para que entren las guerrillas y salga la Fuerza Pública
en detrimento de la seguridad de los ciudadanos.
Pero no somos cerrados. Por eso hemos
abierto la posibilidad de sitios de seguridad donde llegue
la guerrilla acompañada
de quien quiera, de la Cruz Roja Internacional, de la Iglesia,
de quien quiera. Que se constituyan allí todas las
condiciones de seguridad para el diálogo que llegue
al acuerdo humanitario.
Hemos variado mucho nuestra posición,
la que expusimos en la candidatura presidencial, al inicio
del Gobierno y
la de ahora.
Dije siempre, como candidato y al
inicio del Gobierno, que solamente haríamos un acuerdo humanitario si se reiniciaba
el proceso de paz y había cese de hostilidades.
Después de hablar con la Iglesia, de escucharla,
con el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan,
con el Presidente de Francia, con los familiares de los secuestrados,
acepté desvincular el proceso de paz del acuerdo humanitario.
Dijimos: que se haga el acuerdo humanitario para liberar
a todos los secuestrados a través de Naciones Unidas,
sin zona de despeje. Y que aquellos que salgan de la cárcel,
como garantía de que no van a delinquir nuevamente,
se vayan al extranjero.
Meses después, la Iglesia me pidió que revisara
la decisión de que se tendrían que ir al extranjero
porque la Farc no lo aceptaba.
Le dije a la Iglesia: busquemos alternativas,
la finalidad es que no retornen a delinquir y encontramos
la alternativa
de la reinserción, que es seria y creíble en
nuestra Patria, como lo demuestran más de 17 mil reinsertados.
Liberamos, en gesto de buena fe y de manera unilateral, a
varios guerrilleros de la Farc que estaban en la cárcel.
Hemos aceptado un sitio en el país o en el extranjero
para ese diálogo. Hemos dicho: la Nunciatura, una
embajada, una iglesita, escuela, cualquier sitio en cualquier
parte del país, con las condiciones de seguridad que
dejen tranquilos a los voceros de la Farc.
¿Por qué hemos dicho que los que salgan de
la cárcel no regresen a delinquir?: porque sería
un retroceso en la política de seguridad, una desmotivación
a la Fuerza Pública, un alejamiento de la paz. Sería
alimentar la arrogancia terrorista, en lugar de fortalecer
y de fertilizar la voluntad de paz.
En los hospitales, en los consultorios
de rehabilitación,
en la suma de nuestras Fuerzas hay más de 1.500 integrantes
de todas ellas, mutilados por las minas antipersona del terrorismo.
¿Qué tal que vean salir de la cárcel
a sus verdugos para retornar a las filas del terrorismo para
asesinarlos? Eso desmotivaría mucho a la Fuerza Pública,
daría una señal pésima, llena de equívocos
al pueblo, alejaría la paz, le daría arrogancia
al terrorismo.
Entonces, esos dos puntos son puntos cruciales en este proceso.
Alguien me dice: ‘pero es que la Fuerza Pública
se desmotiva es al saber que la secuestran y el Gobierno
no hace canje para que la liberen’. Yo contesto: la
Fuerza Pública se desmotiva es cuando ve que la política
de seguridad es débil, que no es fuerte para evitar
que la secuestren.
En lugar de pensar en el canje como
una institución
permanente de la vida colombiana, hay que pensar en la firmeza
de la política de seguridad como una constante de
la vida de la Patria para que la Fuerza Pública tenga
mayor y creciente motivación y el pueblo, mayor y
permanente confianza.
¡Qué bueno que la Farc entendiera que en el
pueblo colombiano no hay hoy espacio para el terrorismo! ¡Que
aquello que dijo el señor Manuel Marulanda hace unos
años, a sus casuales interlocutores, que ‘querían
todo el vaso llenitico, que no aceptaban medio centímetro
por debajo del borde del vaso, qué bueno que lo replantee,
al saber que hoy no hay espacio en la democracia colombiana
para el terrorismo!
Pero ¿saben cómo lo van a replantear? Ojalá lo
replantearan por voluntad propia, sino no lo replantean por
su voluntad, lo van a replantear como consecuencia de nuestra
política de seguridad en la medida que sea democrática,
eficaz y transparente.
Y ahí vamos viendo la relación entre esa política
y la negociación. Cuando la negociación no
está antecedida, acompañada de una política
firme y eficaz de seguridad, la negociación la utilizan
los terroristas para burlarse del Estado, para distraer a
la opinión nacional e internacional, para avanzar
en sus propósitos perversos de la destrucción
de la democracia.
¡Cuando la negociación es hija de la firmeza,
de la autoridad, cuando la negociación está acompañada
de la firmeza de la autoridad y de la transparencia de las
garantías democráticas, la negociación
conduce eficazmente a la superación y a ponerle punto
final al terrorismo!
Hoy, convencido, le repito al oído de mis compatriotas
en esta semana de la paz, que la paz, que será fruto
final de la negociación, tiene como causa eficiente
y primera una política sostenida, firme, permanente,
transparente, y eficaz de seguridad: la política de
Seguridad Democrática.
Y el ELN. Le dimos todas las garantías para un inicio
del diálogo a partir del cese de hostilidades. Aceptamos
que mientras cumplieran el cese de hostilidades no habría
iniciativa militar contra ellos, aceptamos un garante. Todo
se dañó a la hora de la quema, a la hora de
nona, porque dijeron que había que excluir el secuestro.
Y le expresé al Comisionado: ¿qué tal
nosotros pactar un cese de hostilidades y autorizar la exclusión
del secuestro?, eso equivaldría a darle patente de
legalidad al secuestro. Hoy lo hacen contra la ley y contra
la voluntad de las instituciones y en esas condiciones seguirían
haciéndolo contra la ley, pero con la permisividad
de las instituciones, punto al cual no podemos llegar.
Me preguntaban unos periodistas que
el Eln reclama como condición para pactar un cese
de hostilidades, que el Presidente acepte que Colombia
tiene un conflicto con
ellos y hay una crisis humanitaria.
Que la crisis humanitaria existe,
no hay duda. El 52 por ciento de nuestros compatriotas
en la pobreza, pero esa pobreza
se ha profundizado y se ha eternizado por el terrorismo que
ahuyentó la inversión, ha producido un desplazamiento
interno de más de 2 millones de ciudadanos, un desplazamiento
al exterior de 4 millones. El terrorismo que reivindicaba
la lucha contra la pobreza como una explicación de
su accionar, ha producido un resultado social catastrófico
en Colombia.
¡Que hay una crisis social
profunda que tenemos que superar, es cierto!
¿Por qué he negado que haya conflicto con
los grupos terroristas?: porque en Colombia hay democracia,
se profundiza la democracia, la seguridad está comprometida
con los derechos humanos, con las libertades públicas.
Porque estos grupos en otros países, en alguna forma,
legitimaron su acción porque combatían dictaduras
militares o civiles. Aquí destruyen una democracia.
Eso es fundamental para establecer
la diferencia. Decir porqué allá se le reconoció alguna legitimidad
a partir de aceptar el conflicto y aquí hay que negársela.
Pero he dicho al doctor Luis Carlos
Retrepo: ‘si se
avanza en un proceso hacia la paz con el Eln, si aceptan
pactar ese cese de hostilidades con todas las garantías
para hacer la paz, si se le da una señal de paz creíble
al pueblo colombiano, yo no tengo inconveniente en ceder
ese punto.
¡Depondría mis personales convicciones y en
aras de la paz, aceptaría que hay que negociar la
solución definitiva de un conflicto! ¡Lo haría
dejando a un lado mis convicciones personales y poniendo
por encima mis deberes con la Patria, para hallar la paz,
que es el propósito final de nuestra firmeza en la
seguridad!
Esta mañana lo dije en la Universidad de la Sabana,
en los 20 años de INALDE y lo repito ahora ante ustedes:
mis convicciones son secundarias, yo soy un ser humano que
por accidente, por voluntad de la democracia y por protección
de nuestro señor, es transitorio Presidente de la
Patria.
Lo fundamental es el bienestar de
la Patria, si los señores
del Eln aceptan esa conversación en medio del silencio
de las armas, que conduzca a la paz como requisito para iniciar
esa conversación, el Presidente de la República
no tiene inconveniente en expresar que deja a un lado su
convicción de que no hay conflicto y en aceptar que
se negocie con ellos un conflicto.
Quiero, repetir ante mis compatriotas toda nuestra voluntad
de paz, en el entendido de que la paz es hija de la seguridad
y del ejercicio firme y transparente e imparcial de la autoridad.
Finalmente, agradezco a la Fuerza
Pública sus permanentes
esfuerzos, sus sacrificios, como el sacrificio del Capitán
Freddy Alberto Silva Guarín.
Ayer, amanecieron varios departamentos
de la Patria sin fluido eléctrico porque el terrorismo derribó torres
muy importantes en esas líneas de conducción.
En este momento está restablecido el servicio en esos
departamentos en menos de 24 horas, gracias al sacrificio,
a la exposición al riesgo de la Fuerza Pública
y gracias a los funcionarios de las electrificadoras.
Al entrar esta mañana al campo de la Escuela General
Santander saludé a muchos de mis compatriotas presentes
aquí, papás, mamás, hermanos, familiares
de los graduandos.
Queridos compatriotas, papás, mamás, hermanos
de estos muchachos: muchas gracias. Ustedes, con la privación
personal, con el sacrificio de tenerlos alejados de sus hogares,
están dando un enorme servicio a la Patria, nos dan
a todos un ejemplo excepcional.
Muchas gracias, se que el sacrificio
de estos graduandos nos permitirá cosechar un sueño, que le pedimos
a Dios pero que lo trabajamos todos los días, porque
a Dios rogando y con el mazo dando: aquí es pidiéndole
a Dios la paz de Colombia y con la Seguridad Democrática
cultivando la paz de Colombia.
Ustedes pidiéndole a Dios muchachos, acompañados
de la oración de sus papás pero ejerciendo
sus atribuciones, nos van a permitir un sueño: mi
generación vive inconforme, agradecida con mi Dios
por el don supremo de la vida e inconforme con terrorismo
en Colombia.
¡Mi generación no ha vivido un día completo
de paz, con el sacrificio de ustedes, apreciados graduandos,
con la abnegación y el sacrificio de sus papás,
de sus mamás, de sus abuelitos, de sus esposas, esposos,
de sus hijitos, ustedes van a permitir el sueño de
que las nuevas generaciones de colombianos vivan felices
en este suelo de nuestra Patria, que habrá de ser
un suelo amable para todos y por siempre!
¡Muchos éxitos y muchas
gracias apreciados graduandos!
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