IMPOSICIÓN
DE LA ORDEN DE SAN CARLOS
EN EL GRADO DE GRAN COLLAR AL PRESIDENTE DEL SALVADOR
ELÍAS ANTONIO SACA GONZÁLEZ
Abril 03 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Recibimos hoy con
inmenso agrado al señor presidente
Elías Antonio Saca González, y lo recibimos
con gran amistad. Son muchos los lazos históricos
entre nuestras dos naciones, son muchas las experiencias
salvadoreñas que los colombianos tenemos que tomar
para el destino que aún nos queda por recorrer.
Es mucho el apoyo que hemos recibido del Gobierno de
El Salvador.
Presidente Saca:
el Gobierno que presido lo recibe con un especial afecto,
con una especial admiración,
por la democrática lucha de ustedes para superar
el terrorismo. En ustedes encontramos un espejo, un punto
de referencia de gran trascendencia: la firmeza para
enfrentar la violencia, la disposición de negociar
la paz, la seriedad para honrar los compromisos y su
permanente y férrea voluntad para defender la
democracia.
En nombre de todos los colombianos, entrego a usted
la Orden de San Carlos en el Grado de Gran Collar, instituida
por nuestra Patria para honrar a quienes hayan sobresalido
por sus servicios a Colombia, bien en la esfera nacional
o en la esfera internacional, a presidentes de naciones
amigas como usted, presidentes amigos de naciones amigas
a quien tanto admiramos y respetamos en Colombia.
Esta reunión nos ha permitido avanzar en el proceso
mediante el cual El Salvador no sólo apoyó a
la Organización de Estados Americanos para participar
en la tarea de paz en Colombia, sino que nos ha apoyado
directamente. La disposición de ustedes de ayudarnos
en el proceso de negociación, en el proceso de
reinserción, la presencia en su comitiva de uno
de los salvadoreños más importantes, con
la mejor experiencia acumulada en ese proceso, es una
gran ayuda para nosotros que recibimos con mucha gratitud,
presidente Saca.
En estos últimos años Colombia ha querido
cumplir la tarea de ser el articulador que la geografía
y la historia le asignan entre Suramérica, la
Comunidad Andina, Centroamérica y la visión
de Mesoamérica. Ustedes nos han ayudado enormemente
con su hospitalidad, con su calidez, con su apertura
para recibirnos.
Hoy Colombia es
miembro observador del Plan Panamá – Puebla,
y se apresta en los próximos días, con
un gran liderazgo del Gobierno del presidente Saca de
El Salvador, a ser miembro de pleno derecho de ese plan.
La vinculación para convertir esta hermandad
retórica, en una hermandad eficaz con El Salvador
y los hermanos países centroamericanos, nos permitirá tener
una interconexión eléctrica para ayudarnos
mutuamente con este recurso. Nos permitirá tener
la interconexión en gas, y confiamos que rápidamente
podamos también disponer de la carretera que hoy
podría comunicar a La Patagonia con Alaska, pero
que se interrumpe en el Darién, donde se frustra
la unidad en la carretera entre Colombia y Centroamérica.
Presidente Saca:
ustedes han firmado el tratado de comercio con los
Estados Unidos, lo han implementado ya, nosotros
lo cerramos. Nos aprestamos a avanzar en las etapas subsiguientes,
ya agotadas por ustedes, para perfeccionarlo. Y ahora
nos comprometemos a avanzar en una negociación
del tratado entre nosotros.
No entenderían las nuevas generaciones, los observadores,
los empresarios, los trabajadores, los universitarios,
que El Salvador, Centroamérica, tuviera un tratado
con los Estados Unidos, que nosotros también lo
tengamos y que nos demos la espalda.
Por eso hoy es un
segundo paso de lo que podríamos
llamar nuestra primera reunión en el mes de enero
en San Salvador. Allí acordamos empezar a abrirle
los caminos a ese tratado, con las cláusulas sociales
que tienen dos componentes: el reconocimiento de las
asimetrías para compensar esos desbalances económicos,
con períodos diferentes de desgravación.
Y al mismo tiempo
con el compromiso que asumiremos los países signatarios, de avanzar con rapidez hacia
la superación de la pobreza, hacia la construcción
de justicia social en nuestros pueblos. Gobiernos democráticos,
frontales adversarios del terrorismo, como el Gobierno
de El Salvador y el Gobierno de Colombia, comprometidos
en la gobernabilidad democrática, entendemos que
la cohesión social es fundamental para acompañar
la democracia y entre ambas construir gobernabilidad.
Es imposible gobernabilidad con terrorismo, es necesaria
gobernabilidad con democracia, es imposible gobernabilidad
sin inversión social.
Por eso el compromiso
conjunto de avanzar hacia la erradicación
de la miseria, hacia la erradicación de la pobreza,
es un imperativo para la gobernabilidad democrática,
y así debe quedar consignado en el tratado bilateral
que nos aprestamos a avanzar en su negociación
y en su perfeccionamiento.
Compartimos además muchos aspectos en política
internacional. El Salvador quizás es el país
latinoamericano con mayor porcentaje de la población
por fuera del país, pero se sienten salvadoreños
allí donde estén. Ustedes han logrado una
política internacional de extraterritorialidad
para los salvadoreños. Colombia, que en las últimas
décadas por la violencia expulsó cuatro
millones de ciudadanos hacia afuera, además de
un desplazamiento interno de tres millones, tiene que
aprender de esa política internacional que hace
que los salvadoreños se sientan salvadoreños
allí donde se encuentren. Eso se constituye en
un gran ejemplo para nuestro país y para otros
países de la región.
Presidente Saca:
queremos agradecer las permanentes expresiones de apoyo
a tantos de nuestros esfuerzos.
Hace ya unos años, al principio de este Gobierno,
cuando el terrorismo de las Farc asesinó a muchos
de nuestros compatriotas con el carro-bomba en El Gun
Club de Bogotá, la primera voz que se sintió fue
la voz de su país. Inmediatamente propusieron
la reunión de los países centroamericanos
en Panamá. Allí firmaron una declaración
que lideró las decisiones de la OEA, y que condujo
a que la OEA se atreviera a declarar ese acto como un
condenable acto del terrorismo.
En nuestra lucha
contra el terrorismo, en nuestra lucha por la paz,
es muy importante la compañía
de ustedes, que la hemos sentido con toda firmeza en
todos los momentos.
Ustedes tienen una
gran lección. Ustedes entendieron,
y así lo practicaron, que la paz sólo era
posible cuando los movimientos que contra ella atentan,
se sintieran desfinanciados y se sintieran sin posibilidades
de avance militar. Fue allí cuando se dio el punto
de quiebre en El Salvador y cuando fue posible la negociación
de la paz.
Aquí tenemos que avanzar todavía más,
porque estos grupos terroristas no dependen, como dependían
en El Salvador, de donaciones extranjeras, sino de una
riqueza ilícita, interna, enorme. Son los detentadores
del poder del narcotráfico. Por eso miran con
desdén cualquier propuesta de paz de la comunidad
internacional. Tienen una arrogancia que está cimentada
en el pilar de la capacidad criminal y en el pilar del
enriquecimiento, de la inmensa riqueza, ilícitamente
acumulada.
Pero estamos trabajando
con toda decisión para
derrotar el narcotráfico, como un camino para
la dignidad del pueblo colombiano y un recorrido esencial,
necesario, para poder construir la paz.
Y a medida que profundizamos
la democracia, que los colombianos sienten que las
libertades no son una declaración
retórica en el texto de la Constitución
sino la posibilidad de un ejercicio de carne y hueso
en la vida cotidiana, avanzamos también en nuestra
acción militar contra el terrorismo.
Qué bueno que Colombia rápidamente pudiera
llegar a ese acuerdo de paz, que el mundo aplaudió cuando
El Salvador lo logró. Queremos avanzar con ustedes
en esa lucha mundial contra la droga. Ustedes la necesitan
por múltiples razones. Nosotros por las mismas
razones, pero por una adicional: mientras este país
tenga droga, será muy difícil la negociación
definitiva de la paz, la erradicación final del
terrorismo.
Los acuerdos que
hoy hemos firmado, nos comprometen a mayor y más profunda cooperación
en un frente de tan trascendental importancia.
Ruego a usted transmitir
al pueblo de El Salvador el afecto y la admiración que aquí sentimos
por esa gran Nación. A todos sus compañeros
de Gobierno, la gratitud del Gobierno que presido porque
en usted y en el Gobierno de El Salvador hemos encontrado
un aliado insuperable en nuestra lucha contra el terrorismo.
Quiero, para terminar,
Presidente, destacar esa bella idea del himno de su
Patria, que en algunas de sus estrofas
dice: “De la paz en la dicha suprema, siempre noble
sonó El Salvador, fue obtenerla su eterno problema,
conservarla es su gloria mayor, y con fe inquebrantable
el camino del progreso se afana en seguir, por llenar
su grandioso destino, conquistarse un feliz porvenir”.
En representación de mis compatriotas, con afecto
por su pueblo, con admiración por usted, Presidente,
y con todo el reconocimiento por su Gobierno, los invito
a levantar estas copas por el futuro exitoso de El Salvador,
de su Gobierno, de Colombia, de nuestras instituciones.
Muchas gracias.