CONSULTORIO EMPRESARIAL
DE PEREIRA
Marzo 19 de 2006 (Pereira – Risaralda)
Compatriotas:
Quiero dar un saludo
muy afectuoso a todos ustedes, agradecer este esfuerzo
que durante estos cuatro años
de Gobierno, próximos a completarse, se ha podido
realizar en el país para darle continuidad a los
consultorios empresariales, esfuerzo al que tanto han
contribuido las cámaras de comercio.
Expreso al Director
Ejecutivo, al Presidente de la Junta y a los integrantes
de la Junta Directiva de la Cámara
de Comercio de Pereira, nuestra gratitud. Sin ustedes
habría sido muy difícil poder realizar
en estos cuatro años estos consultorios empresariales.
Han dado un apoyo muy eficiente.
Agradezco también a todos ustedes, apreciados
empresarios de Risaralda, su constancia, su vocación
de trabajar en estos encuentros, para hallar soluciones,
no fáciles, muchas muy demoradas. Ustedes repiten
un diagnóstico sobre un problema, una y cien veces
y muchas veces en el Gobierno les contestamos con la
trillada respuesta: no se puede.
De todos modos los
resultados que acabamos de escuchar del doctor Eric
(Duport Jaramillo, presidente Cámara
de Comercio de Pereira) muestran que la persistencia
de estos propósitos finalmente va rindiendo frutos.
No se consigue todo lo que se requiere y se demanda,
pero cuando se persiste se le van a abriendo caminos.
La persistencia
es una regla fundamental del Estado Comunitario, un
Estado en cuyo ejercicio cotidiano está el
encuentro con la comunidad, para garantizar más
eficiencia, para garantizar transparencia, para garantizar
menos promesas y más compromiso de los funcionarios.
También para proveer con mejor información
a la comunidad necesita persistencia. La participación
comunitaria no puede ser flor de un día, tiene
que darse permanentemente, y sólo con esa persistencia
se van logrando gradualmente los objetivos que se buscan
para tener ese Estado más eficiente, más
transparente, con mayor responsabilidad de parte de los
funcionarios.
Y quiero agradecer
a mis compañeros del Gobierno
Nacional el esfuerzo que también han realizado
en Pereira y en tantas ciudades de la Patria para estar
en un diálogo con la comunidad empresarial, buscando
soluciones a lo largo de estos cuatro años.
Aquí hay temas de gran importancia, que nos ha
traído el doctor Eric. Su muy completa intervención,
como él la dividió, la recibimos en dos
partes: primero, qué se había logrado en
relación con los encuentros anteriores, y segundo,
cuáles son las expectativas, las aspiraciones,
los reclamos, que han surgido en este nuevo encuentro.
Ahí hay temas de gran importancia y muy variados:
el tema tributario, el tema financiero, el tema del turismo,
el tema de infraestructura, también algunas menciones
al tema de orden público.
Yo quisiera referirme
al tema de infraestructura, no sin antes enmarcarlo
en lo que tiene que ser la Agenda
de Competitividad, en lo que tiene que ser la Visión
Colombia 2019 y la Visión Risaralda 2019.
Desde agosto de
2002, el Gobierno empezó a trabajar
en la visión Colombia de largo plazo. El año
pasado, tres años después, el director
de Planeación, el doctor Santiago Montenegro,
entregó a los compatriotas el primer borrador
de esa Visión Colombia 2019, con un subtítulo:
para la discusión.
Yo lo he llamado
primer borrador, porque es un texto referente, que
produce el Gobierno para provocar la discusión
pública. Se ha venido analizando con muchos compatriotas
en todas las regiones, a medida que se alimenta se van
introduciendo adiciones, modificaciones, se mejora el
texto.
Acaba de publicarse
una segunda versión, que
ha recogido muchísimo el debate adelantado entre
agosto del año pasado y marzo de este año.
Creemos que el proceso tiene que continuar, discusión
para que todos los estamentos de la sociedad colombiana
participen en esa construcción. Solamente de esa
manera se garantiza que toda la sociedad colombiana después
exija que esa visión se lleve a la práctica.
Cuando lanzamos
este documento, algún compatriota
me dijo: bueno, pero es uno más. Colombia en muchas
ocasiones ha lanzado visiones sectoriales de largo plazo
y generalmente se han quedado guardadas en los escritorios
oficiales o en las fundaciones de estudio, no se han
realizado.
¿Qué buscamos nosotros? Buscamos una gran
participación popular en la elaboración
del documento, para que la ciudadanía se apropie
del documento, para que se despierte el sentido de pertenencia
de la ciudadanía sobre el documento, y estamos
seguros que en la medida que la ciudadanía participe
en la elaboración, se apropie del documento, la
ciudadanía va a ser garante de que el documento
se realice, no importa cuál sea el gobierno de
turno.
Esto es, llevar
un documento de estos a la práctica,
recorriendo los albures de tantos años, de varios
presidentes, de varios gobiernos, sólo lo garantiza
una participación muy activa de una comunidad
que vigile, que participe en la ejecución. Y la
comunidad vigila y participa en la ejecución si
previamente ha podido participar en la elaboración.
La historia da cuenta
de documentos muy importantes, elaborados por personas
eminentes en diferentes campos,
documentos iluminantes, pero que no pasaron de provocar
un entusiasmo periodístico en las primeras semanas
después de la publicación, y no se produjo
esa reacción de interés comunitario para
ejecutarlo.
En mi concepto,
les ha faltado lo que queremos corregir con el Plan
2019: una amplia discusión comunitaria
para la elaboración. Por eso estamos en esa tarea
de discutir con los compatriotas el Plan 2019.
El país necesita
visiones de largo plazo y trabajos cotidianos. Mis
apreciados compatriotas de Risaralda,
ambas son necesarias.
Un esfuerzo cotidiano
de toda la comunidad, de todos los niveles de gobierno,
sin visión de largo plazo,
genera un interrogante: ¿para dónde vamos? ¿A
qué habrá de conducirnos este esfuerzo?
Y ese interrogante, finalmente desmotiva el trabajo cotidiano.
Si la gente no sabe
para dónde va, cuál
es el norte, el puerto al cual tenemos que conducirnos,
esa ciudadanía se pregunta: ¿para qué este
esfuerzo? ¿Valdrá la pena? Empieza a cundir
una incertidumbre que desanima el esfuerzo.
Al contrario, si
se fija una buena visión de
largo plazo, pero no hay trabajo cotidiano, esa visión,
primero, se plantea como una ilusión. Después,
al ver que no hay trabajo cotidiano para irla consiguiendo,
empieza a ser una utopía y termina convertida
en frustración.
Para que una visión de largo plazo no se convierta
en frustración, hay que acompañarla de
un gran esfuerzo cotidiano.
Una profesora a
quien recuerdo muchísimo, Rosabeth
M. Kanter, en un libro reciente que se llama “Confianza”,
insiste mucho en el gradualismo, en la necesidad de estar
avanzando, en el logro de pequeñas metas para
ir consiguiendo las grandes metas. Esto sí que
es necesario.
En un país con tantas dificultades como Colombia,
los gobiernos no son milagrosos, los gobernantes no son
milagrosos, se van consiguiendo pequeñas cosas
a partir de un gran esfuerzo, y sólo la suma de
las metas de todos los días va logrando finalmente
las grandes metas.
Es muy, muy importante
trabajar con mucha intensidad en ese logro de las metas
de todos los días, sin
pensar que las cosas se van a modificar por milagro de
media noche para el día.
Y requerimos también
estimular los gobiernos departamentales, los gobiernos
municipales, para que
conjuntamente con las comunidades elaboren lo que es
el anexo de cada departamento en el Plan 2019.
Risaralda, departamento
caracterizado por muy buenos gobiernos, en lo regional
y en lo local, tiene allí un
gran deber con Colombia, que es presentar cuál
es su anexo al Plan 2019. Lo hemos hablado con el Gobernador,
hombre tan joven, tan maduro, tan capaz, con sus alcaldes,
y confiamos que Risaralda desate esa discusión,
que ayuden aquí todos los gremios, todos los grupos
sociales, y que Risaralda le anexe al Plan 2019 lo que
es esa visión de Risaralda.
Eso tenemos que
irlo integrando con la agenda de competitividad. Esa
agenda de competitividad tiene múltiples temas.
Uno de los colombianos que más ha insistido en
ella es el doctor Luis Carlos Villegas, presidente de
la Andi. Cuando lo he leído, cuando lo he escuchado,
he querido dividir la agenda de competitividad en dos
grandes capítulos: el capítulo de construcción
de capital humano, social, y el capítulo de construcción
de capital físico.
Muy difícil en un país como Colombia,
lleno de necesidades, establecer prioridades. Uno empieza
a priorizar con un tema y aparece que el otro es más
o igualmente prioritario.
Sin embargo, a conciencia
de la dificultad para establecer prioridades, permítanme un atrevimiento. La prioridad
de las prioridades debe ser, a mi juicio, en la agenda
de competitividad de Colombia, la construcción
de capital humano, de capital social.
Por eso creo que
la agenda de competitividad debe tener como factor
determinante, una profunda Revolución
Educativa, permanente, que se ajuste todos los días.
¿Por qué lo digo en un país con
tanto faltante de infraestructura, de capital físico?
Porque cuando las sociedades construyen capital humano,
ese capital humano se encarga de construir el capital
físico.
Pero también hemos visto experiencias que muestran
todo lo contrario: países muy ricos, con abundancia
en recursos naturales, que construyen obras inmensas
de infraestructura. Sin embargo descuidan el capital
humano. Y a pesar de les sobra el dinero, construyen
infraestructura en exceso, no logran niveles importantes
de productividad ni de competitividad, porque les ha
faltado el capital humano.
A partir del capital
humano, del capital social, se puede construir el capital
físico. Pero no siempre
a partir del capital físico, se construye capital
humano.
Dejemos por hoy
el tema del capital social, y hablemos de uno de los
puntos que ustedes han planteado de esa
agenda de competitividad, que es el físico.
Cuando tuve la oportunidad
de amanecer en frente de la televisión escuchando inquietudes de mis compatriotas
sobre el TLC, se preguntaba por las obras de infraestructura.
Yo las entendería como ese gran capítulo
del capital físico que tiene que hacer parte de
la agenda de competitividad. Y yo me refería a
algunas de esas obras.
Un colombiano ilustre
dijo esa noche que lo que Uribe estaba prometiendo
no se podía hacer. La verdad
es que es muy importante promover estas obras, así no
se puedan hacer rápidamente.
Quiero provocar
en ustedes una reflexión. El
TLC, con las grandes obras de competitividad en lo físico
que requiere Colombia, construye un círculo virtuoso.
El TLC obliga a emprenderlas y ayuda a financiarlas.
Me parece que sin
factores de presión para abocarlas
como el TLC, corremos el riesgo de que sobre esas obras
se siga hablando y nunca se emprendan.
Tengo una experiencia
de este Gobierno: el Túnel
de la Línea. Hace cuatro años, conversando
con el señor Ministro de Transporte me dijo: vamos
a emprenderlo. Le dije: Ministro, no tenemos los recursos.
Me dijo: yo me consigo con Hacienda unos recursos para
el túnel básico. Hoy tiene más de
2.300 metros excavados en el túnel básico.
Hace pocos meses
fueron a llegar los japoneses, del Banco del Japón, que nos van a financiar el complemento
de la obra. Me dijo el Ministro: estoy esperando esta
visita de los japoneses. Le dije: no les vayas a mostrar
un power point en la oficina, que se cansan nuevamente,
más bien mándales una película,
un video por internet al Japón. Móntalos
en un helicóptero, llévalos a la Línea.
Y así lo hizo el Ministro. Y los tipos se entusiasmaron
y dijeron: estamos listos para prestarle a Colombia lo
que vale el resto del Túnel de la Línea,
que ojalá lo llamáramos el Túnel
del Segundo Centenario, para que los compatriotas que
transiten por allí reflexionen sobre la historia
de la Patria, sobre su futuro, y a medida que se vayan
aproximando a la salida, en cualquiera de las direcciones,
piensen el futuro en función de la luz de la Patria.
En función de un futuro promisorio, especialmente
para que las nuevas generaciones puedan vivir felices
en esta Nación.
Dijeron los japoneses:
estamos listos a prestarle a Colombia ese dinero por
dos razones: porque vemos que
ahora sí lo van a hacer, ya lo están haciendo,
y porque vemos que la economía colombiana está creciendo
y debe crecer mucho más con el TLC.
El TLC garantiza
el acceso a un mercado muy importante, que va a permitir
que esta economía crezca más.
Entonces cuando hay voluntad de construirlo y cuando
hay mejores perspectivas para la economía, el
banquero se entusiasma porque dice: no es cuento, lo
van a hacer, y además van a tener con qué pagarlo.
Yo creo que el TLC nos va a forzar a hacer todas estas
obras, pero nos abre oportunidades para financiarlas.
Ahora, esas obras
el país las tiene que priorizar,
organizar, emprender. No se hacen de la noche a la mañana.
No las hace un gobierno. Van a necesitar muchos gobiernos,
muchos presidentes. Pero si se emprenden, con seguridad
el país las va a tener y las puede tener antes
del tiempo que ya veíamos muy lejano quienes habíamos
perdido mucha fe en estas obras.
Entonces aparecen
unas obras fundamentales para la competitividad de
esta tierra. Por ejemplo, la salida al Pacífico,
a Tribugá. Primero, me gusta mucho lo que oí esta
mañana. Porque se reclama esa, pero también
se reclama la solución de Buga a Buenaventura.
Eso empieza a resolver una contradicción.
En alguna ocasión que yo hablaba en Cali de la
necesidad de puerto de Tribugá, me criticaban
mucho, porque entendían que proponer el puerto
de Tribugá era quitarle todo el interés
al mejoramiento de Buenaventura.
Yo creo que algo
importante es mostrar estas obras como complementarias,
convergentes. Y hay que repetir en Pereira:
tenemos que hacer la salida por Risaralda al Mar Pacífico,
crear las condiciones para que los concesionarios aparezcan
y hagan el puerto de Tribugá, y el país
le tiene que dar prioridad a todo lo que es el mejoramiento
portuario de Buenaventura y a la construcción
de la vía Buga – Buenaventura, a la doble
calzada. Sin duda alguna.
En las próximas dos o tres semanas el país
va a ver una gran obra concluida. Nos ha costado 115
mil millones. Esa la vía alterna – interna
en el puerto de Buenaventura. Le faltan unos pocos metros
para concluirla. El país, yo creo, la inmensa
mayoría de mis compatriotas no conoce la obra
tan importante que allí se está haciendo.
Ayer Invias, en
un trabajo muy esforzado, para el cual no hubo Viernes
Santo ni Domingo de Resurrección,
dio paso. Antes de aterrizar en Pereira hablé con
el doctor Mauricio Ramírez (director de Invias)
y me dijo: ya han pasado 300 tractomulas, sigo aquí en
la zona del desgarramiento, de los derrumbes, y se está normalizando
el tránsito.
Pues bien, vamos
no solamente a normalizar el tránsito
allí, sino a hacerle una inversión importante
a la antigua vía, la que se llama la vía
Simón Bolívar. ¿Para qué?
Para que tengamos las dos vías, por varias razones.
Una razón: esta emergencia en la vía Loboguerrero – Buenaventura
ha demostrado que se necesita una alternativa. Una segunda
razón: una vez empiece la construcción
de la doble calzada Buga – Buenaventura, hay unas
perturbaciones al tráfico, hay unas limitaciones
que exigen la vía alterna.
Por eso vamos a
tener que hacer una inversión
en curvas, para suavizarlas, y en puentes, que puede
ascender a 40, 50 mil millones en la antigua vía,
que se conoce con el nombre de vía Simón
Bolívar.
El Viernes Santo
dije en Buenaventura: bueno, bendito sea mi Dios de
esta tragedia. Pero que este Viernes Santo
sea el día del inicio de la doble calzada. Vamos
a empezar la doble calzada Buga – Buenaventura.
Ustedes me dirán: no está la plata. No
está. Tenemos apenas un principio. Pero es que
si los gobiernos esperan tener la plata junta para empezar
las grandes obras, nunca las empieza. A medida que va
avanzado la obra, la vamos financiando. Vamos a empezarla,
para que eso se vuelva en un proyecto en ejecución,
sin reversa.
Y quiero reiterar
el compromiso antes ustedes, compatriotas. El país le tiene que poner todo el énfasis
a esta nueva salida al Pacífico por Risaralda.
Incluso déjenme decir esto: al principio del
Gobierno hubo un coterráneo, allí un poquito
al norte, que me dijo: ¿y por qué el énfasis
en pavimentar la salida al Pacífico por Risaralda? ¿Se
van a olvidar de la carretera Medellín – Bolívar –Quibdó?
Le dije: hagamos regionalismo pero a favor de todas la
regiones de la Patria. Mostremos cariño por todas
las regiones de la Patria. Esa está más
adelantada y le vamos a dar prelación.
Allá solamente se esta pavimentado un tramo de
las partidas al Carmen de Atrato. La prelación
del Gobierno Nacional, y así debe quedar en el
Plan de Competitividad, es la pavimentación por
la carretera de Risaralda al río Atrato y la conclusión
de la carretera de Las Ánimas a Nuquí.
Eso implica grandes
y costosos esfuerzos. Primero, rectificar y pavimentar
todo lo construido. El Plan 2500 apenas
tiene un trayecto del Chocó hacia Risaralda. Segundo,
construir el tramo de Las Ánimas a Nuquí,
son 65 kilómetros. Hemos tenido muchas dificultades
para los estudios ambientales. María Eugenia, ¿ya
terminaron los estudios, ahora está para la licencia,
no? ¿Pero ya la Universidad del Chocó presentó los
estudios para que el Ministerio estudie la licencia?
Allá nos secuestraron ingenieros, allá tuvimos
muchas dificultades, confiamos tener rápidamente
la licencia ambiental y ya hay partidas en el presupuesto
para empezar esa vía.
Yo creo que el sueño de la salida de Pereira
al Atrato y a Nuquí, a través de una buena
carretera, empieza a volverse realidad. Lo necesita el
país. Es la tercera salida del interior del país
al Pacífico. Y lo necesita el Chocó. Uno
se levanta en un helicóptero Quibdó y ve
allá muy cerca el mar. Otra cosa es emprender
ese recorrido por la selva.
El eje articulante
del centro del Chocó, que
conforman el río San Juan hacia el sur y el río
Atrato hacia el norte, qué parece tan cerca del
Pacífico, está tan lejos, por falta de
comunicación. Entonces por eso tenemos todo el
empeño de que la agenda de competitividad priorice
esos 65 kilómetros de Las Ánimas a Nuquí.
El Puerto. Yo quisiera
hacer claridad en esto. El Estado debe construir la
infraestructura de acceso al puerto,
pero el puerto lo debe hacer un concesionario privado.
Porque muchas personas preguntan por recursos presupuestales
para el puesto de Tribugá. No. Yo creo que hay
que exigir recursos presupuestales para la carretera
de Pereira a Nuquí, y que sea el sector privado
el que construya el puerto.
Quería responderles a ustedes, con toda la convicción,
sobre la prioridad que el país le tiene que asignar
a esa obra de infraestructura tan importante para la
competitividad de Risaralda, de toda esta bella región
de la Patria y del mismo país.
Presentan ustedes
otro tema de gran importancia, que es el ferrocarril.
La verdad es que si hay un tema que
a mí me frustra, es el del Ferrocarril del Pacífico.
Nosotros respetamos la concesión que encontramos
adjudicada. Le hemos pagado a esa concesión en
este Gobierno 140 millones de dólares. Se ha avanzado
mucho en la reconstrucción de la vía, de
la línea férrea, pero el concesionario
ahora dice que no tiene equipo. Estamos en un tribunal
de arbitramento.
Yo le pido al Ministro
que, concluida por él
exitosamente la solución al ferrocarril del Atlántico,
se aplique a resolver el problema del ferrocarril del
Pacífico.
Me parece que ahí hay unos temas que examinar.
Hoy algunos dicen: es que no es competitiva la tarifa
de ferrocarril en loma. ¿Por qué no lo
vieron cuando propusieron ser los concesionarios? Una
concesión adjudicada no hace mucho tiempo, poco
antes de que empezara este Gobierno. Dicen: no tenemos
equipo, muy difícil de conseguir. ¿Por
qué no lo vieron cuando propusieron ser concesionarios?
Yo he hecho ese
reclamo, y se tienen que sentar a resolverle ese problema
al país, porque este Gobierno ha
hecho un esfuerzo muy grande pagando 140 millones de
dólares, plata que no nos ha sobrado, que hemos
conseguido con muchas dificultades.
Imaginen ustedes
qué habría sido si hubiéramos
invertido esos 140 millones de dólares pavimentando
la carretera a Nuquí o allá avanzando en
la doble calzada Buga – Buenaventura. ¿Dónde
iríamos? Esa es una frustración muy grande,
que indica que se necesita responsabilidad de los contratistas.
Yo nunca objeté esa concesión. La instrucción
que di cuando empecé en la Presidencia fue: todas
las obras iniciadas por los gobiernos anteriores deben
ser continuadas por este Gobierno.
Algo muy grave que
le pasa a los países, es cuando
los gobiernos que llegan, por razones de vanidad, suspenden
las obras que encontraron. Pero aquí uno se frustra
mucho de que, después de hacer ese esfuerzo, no
funcione la concesión.
El Ministro exitosamente
acaba de concluir la superación
del litigio del ferrocarril del Atlántico. Salieron
los antiguos concesionarios, quedaron de concesionarios
los productores de carbón del Cesar, se comprometen
a invertir en la segunda línea 350 millones de
dólares. Eso le va a permitir al país pasar
de transportar por ese ferrocarril 22 millones de toneladas
que hoy transporta de carbón al año, a
transportar 66 y medio.
Superado eso, la
prioridad es dedicarse a ver cómo
superamos el pleito que tenemos con la concesión
del ferrocarril del Pacífico.
Quería hablarles simplemente de esas dos obras.
Porque los temas que nos ha traído el doctor Eric
son muchísimos y preferiría, doctor Eric,
que adelantáramos en los minutos que nos resten
un diálogo con la comunidad aquí presente,
alrededor de los temas que la Cámara de Comercio
nos ha resumido esta mañana por su conducto, aprovechando
la presencia aquí de muchos de mis compañeros
de Gobierno.
Muchas gracias.