INAUGURACIÓN
DE LA XIX FERIA DEL LIBRO DE BOGOTÁ
Abril 21 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Hace cuatro años tuvimos en este mismo lugar,
con muchos de los aquí presentes, una buena discusión
sobre cómo debería protegerse la industria
editorial colombiana y avanzarse hacia la construcción
de un país de lectores.
Un Gobierno que
termina tiene que hacer permanente rendición
de cuentas. No fue fácil a lo largo de estos cuatro
años conservar los beneficios tributarios que
ha tenido la industria editorial. Pero lo logramos, en
buena hora para Colombia. Creo que es bien importante
que ustedes, los representantes de esta noble actividad,
sigan muy de cerca el curso de las discusiones sobre
tributación que se adelantan en nuestra patria.
El Gobierno que
presido estima que esos incentivos deben mantenerse,
más aún ahora que se abren
nuevas oportunidades con el TLC, que para esta industria
editorial es muy, muy benéfico.
Hace cuatro años escuchábamos también
cifras muy preocupantes sobre la relación entre
nuestros compatriotas y los libros. No han cambiado sustancialmente,
pero hemos hecho un gran esfuerzo con el programa Colombia:
País de Lectores, que ya ha logrado instalar más
o menos 600 bibliotecas en igual número de municipios.
Teníamos hace cuatro años 338 municipios
sin la biblioteca básica. Hoy están debidamente
dotados y estamos adelantando programas de gran importancia
con departamentos como el Casanare y el Meta, donde se
están haciendo unas bibliotecas, guardadas las
proporciones, tan importantes como la red de bibliotecas
de Bogotá, a las que refería el señor
alcalde y que es motivo de orgullo de esta ciudad y del
país entero.
Yo creo, apreciados
compatriotas, que Colombia está empezando
a vivir una bonanza de confianza. Y qué importante
para el tema del libro, para el tema de la industria
editorial, para el tema de convocatorias internacionales
como las que tenemos enfrente.
Cuando terminó la Guerra de los Mil Días,
vino la separación de Panamá, la postración
nacional llevó a muchos años de crisis,
que empezaron a superarse cuando el Gobierno del General
Pedro Nel Ospina recibió aquellos 25 millones
de dólares de indemnización y empezó una
gran tarea de infraestructura. Allí tuvimos una
pequeña bonanza en la centuria anterior.
Después se nos afectó muy seriamente el
modelo económico por las guerras mundiales, vino
la necesidad de la sustitución de importaciones,
y ese cúmulo de inversiones que se dio para poder
dotar al país de la industria básica que
se requería en la sustitución de importaciones,
trajo otra bonanza, puntual, la de la sustitución
de importaciones.
En algunos gobiernos,
como en el del general Rojas Pinilla, en el del presidente
López Michelsen y en alguna
forma en el del presidente Belisario Betancur, gran líder
de esta noble actividad de la lectura, el país
ha vivido bonanzas cafeteras.
Cuando aparecieron
Cuisana, Cupiagua, Caño Limón,
el país vivió otras bonanzas puntuales,
las bonanzas de inversión para explorar y explotar
petróleo.
Al momento en que
los gobiernos anteriores abrieron al país para la telefonía celular o para
la televisión privada, también se vivieron
puntuales bonanzas para invertir en toda la infraestructura
de telefonía móvil y para invertir en toda
la infraestructura de televisión.
Creo que la bonanza
que empieza a vivir el país
y que es promisoria es diferente, porque es una bonanza
de confianza.
Cuando escucho al
señor Alcalde que nos llena
de optimismo sobre lo que se está haciendo y lo
que se espera, sobre lo que se vive en Bogotá,
sobre cómo los ojos de la comunidad internacional
se vuelcan sobre Bogotá, cuando veo que el país
ha pasado de invertir 500 millones de dólares
por año, a invertir el año pasado 5 mil,
bien distribuidos entre diferentes sectores de la economía,
cuando veo las tasas de interés, la oferta de
recursos de la comunidad financiera internacional a nuestro
país, el deseo de los colombianos de regresar,
de invertir, de generar empleo en su patria, veo muchos
motivos para decir que estamos viviendo el principio
de algo que tenemos que cuidar, cultivar: una bonanza
de confianza que puede ser muy útil para que esta
patria derrote la pobreza.
Esa bonanza de confianza
es la que nos permite celebrar la escogencia por la
Unesco a Bogotá como capital
del libro 2007, honor que con anterioridad sólo
recibieron Madrid, Alejandría, Nueva Delhi, Amberes,
Montreal y Turín. Muchas felicitaciones, Alcalde,
a usted y a todo su equipo, a la maestra Marta Senn.
Eso nos llena de entusiasmo por la ciudad y por la patria.
Y por supuesto,
como en todas las ocasiones, lo que pueda hacer el
Gobierno Nacional para colaborar para
que esto salga con resultados óptimos, cuente
con ello.
También es esa bonanza de confianza la que permitió que
nuestra ciudad de Cartagena fuera escogida como sede
del Cuarto Congreso Internacional de la Lengua Española,
evento que presidirá Su Majestad el Rey de España,
Juan Carlos de Borbón. Ese congreso es el mayor
foro de reflexión sobre nuestro idioma, se reúne
cada tres años.
También en una muestra de confianza en Colombia,
Su Majestad el Rey de España, la Real Academia
de la Lengua Española, la Asociación de
Academias de la Lengua Española y el Instituto
Cervantes han escogido a Medellín para el Congreso
de las Academias de la Lengua, que se celebrará en
2007.
Muchas gracias,
presidente Belisario Betancur, por su patriótica gestión
para estas dos escogencias de Colombia.
La industria editorial
colombiana está en plena
ebullición. La materia prima de los libros, que
son sus escritos, cuenta hoy con una pléyade de
jóvenes que los producen en abundancia y con mucha
calidad. La lista es enorme. Basta recordar, entre muchos,
a Franco, Ospina, Gamboa, Serrano, Bonnet, Robledo, Sanín,
Mendoza, Botero, Restrepo, Ungar, Cardona, Posada, García,
Vargas y otros tantos.
Además de la satisfacción espiritual e
intelectual que conlleva la existencia de una próspera
industria editorial, la esperanza de que nos ayude a
superar el rezago que tenemos en el ritmo y en la asimilación
de lectura, además de todo eso la economía
tiene allí un motor de crecimiento.
Nuestras exportaciones
del sector editorial y gráfico
fueron de 125 millones de dólares en el 2005,
con un crecimiento del 18 por ciento frente a 2004.
Este sector creció 14 por ciento en 2005, según
cifras de la Cámara Colombiana del Libro.
Qué bueno ese trabajo concertado con el Ministerio
de la Cultura, en lo que ha sido el Plan Nacional de
Bibliotecas, el plan Colombia: País de Lectores.
Además de las bibliotecas ya dotadas, antes que
termine el Gobierno el 7 de agosto, con el liderazgo
de Doña Elvira Cuervo de Jaramillo, ministra de
la Cultura, aspiramos dotar otras 92 bibliotecas.
Gracias al Gobierno
japonés, hemos ampliado la
infraestructura física que acoge a los libros.
Qué bueno que Bogotá haya producido un
fenómeno de contagio, y poder decir que hoy hay
40 bibliotecas en construcción y que departamentos
como el Casanare, han mirado las bibliotecas de Bogotá para
replicarlas en su territorio.
Qué bueno el entusiasmo que ha permitido que
el programa de formación de maestros y bibliotecarios,
ya lleve más de 9 mil compatriotas formados en
esa disciplina. Con la formación y fomento de
la lectura que ha sido canalizado a través de
la campaña Leer Libera, que cuenta con el apoyo
de Fundalectura y Asolectura.
Tenemos que seguir
creando conciencia de que Colombia debe ser una potencia
cultural, como lo ha sido Bogotá,
como se le ha reconocido en el conjunto latinoamericano
a nuestra ciudad.
Fue ejemplar la
participación masiva de nuestro
pueblo en los actos conmemorativos del cuarto centenario
del Quijote y del centenario del nacimiento del gran
poeta Pablo Neruda.
Una manera de profundizar
en el conocimiento de nuestras raíces, ha sido la celebración de efemérides
como los 150 años del natalicio de Don Marco Fidel
Suárez, el primer centenario del natalicio de
Aurelio Arturo y el próximo del ex presidente
Alberto Lleras Camargo.
Qué bueno profundizar más en la coordinación
de estas celebraciones y en la producción de los
libros pertinentes.
El Plan Nacional
de Lectura y Bibliotecas demuestra que la gestión cultural sólo es viable
con la unión de esfuerzos entre los sectores público
y privado, con la cooperación internacional.
Hemos tenido la
asistencia técnica y financiera
del Banco de la República, bajo la batuta de Jorge
Orlando Melo, quien auspició con sus ideas y con
su visión este proyecto semilla de revolución
bibliotecaria de Colombia desde la Biblioteca Luis Ángel
Arango.
Exalto la tarea
realizada por Fundalectura, Asolectura y las Cajas
de Compensación Familiar.
Destaco la recuperación de la hermosa tradición
de las tertulias literarias, como espacios para estrechar
lazos de amistad, de afecto, de diálogo y de intercambio
de ideas.
Podemos decir que
en la convocatoria nacional para premiar las 100 mejores
tertulias en municipios del país,
hay una verdadera revolución cultural popular.
En total tenemos hoy 250 tertulias premiadas.
Una comunidad sin
cultura no llega a constituirse verdaderamente en Nación. La lectura, como expresión fundamental
de la cultura, como construcción básica
de cultura, ayuda a crear esos elementos que van uniendo
un ciudadano con el otro, y que van creando entre todos
esa conciencia de pertenencia al colectivo que finalmente
identifica a la Nación.
Ojalá todos estos esfuerzos, todos estos eventos,
nos permitan superar algo que nos afecta mucho: la todavía
crítica relación entre los colombianos
y los libros, que tenemos que estimular para poder superarla
y que el país dé muy buenas noticias en
los próximos años.
Quiero felicitarlos
a todos ustedes y desear que esta nueva versión tenga muchos éxitos.
Y agradecerle a
Alfonso Gómez porque Colombia
Telecomunicaciones ha estado permanentemente presente
ayudando, y creo que viene con el mandato del nuevo socio
a decirle a la Colombia del libro que Colombia Telecomunicaciones
seguirá presente con más empuje. ¿O
el socio se le va a quedar retrasado? ¿Podemos
contar con el socio para eso? ¿Se lo puso como
condición en la licitación? Bueno, Alfonso.
A todos, muchas gracias.