HOMENAJE CON MOTIVO
DE LOS 20 AÑOS
DE LA POSESIÓN
DEL PRESIDENTE VIRGILIO BARCO (Q.E.P.D.)
Agosto 22
de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
La imagen del presidente
Virgilio Barco Vargas crece día a día en la memoria de los colombianos.
El tiempo, que es la medida de las cosas históricas,
hará que los hijos de nuestros hijos lo admiren
merecidamente como a uno de los grandes de la historia
de Colombia, tal como lo admiramos quienes tuvimos el
orgullo de conocerlo y palpar la sapiencia con la que
dirigió los asuntos públicos.
Cuando algunos de
nuestros buenos historiadores decía
que por fin ha llegado la hora de revivir para el examen
de la historia todo el legado del presidente Virgilio
Barco, al escudriñar los archivos sobre su vida
y su obra los historiadores van a tener un acervo esplendoroso
de hechos y de realizaciones en los más diversos
frentes de la vida nacional: reformas institucionales,
en particular la frustrada reforma constitucional que
terminó dando paso a la convocatoria de la Constituyente
de 1991, reforma agraria, modernización de la
legislación tributaria, incentivos y confianza
en inversión extranjera, grandes obras públicas
como la Marginal de la Selva y el impulso de la reforma
urbana y la transformación de Bogotá, impulso
a la exploración-explotación y exportación
de petróleo, creación de los Consejos Regionales
de Política Económica y Social y del Plan
Nacional de Rehabilitación, reformas la justicia,
a la administración pública con el programa
Colombia Eficiente.
La biografía del presidente Barco mostrará el
porqué los colombianos le otorgaron la que en
su momento fue la más alta votación en
toda la historia. Con sabia intuición el pueblo
entendió que era adalid, sincero y veraz, de la
lucha para desterrar la pobreza absoluta. Que, graduado
en el centro de estudios más exclusivo del mundo,
la Universidad MIT de Massachussetts adelantó un
Gobierno programa de la más nítida estirpe
social.
Al presidente Barco
no se le puede cuestionar un solo acto personal, de
violencia física o verbal, a
pesar de haber ejercido buena parte de su acción
política en el período que conocemos como
La Violencia.
Llegada la hora
se atrevió a poner en marcha
el esquema que él llamó Gobierno-Oposición,
a fin de que tuvieran una presencia activa y dinámica
todos los partidos de la democracia. Quería que
la política dejara de ser rebatiña y pasase
a ser un elevado ejercicio intelectual para buscar las
mejores opciones para el país.
El proceso constituyente
que se puso en marcha en su Gobierno, y que fructificó durante el de su sucesor,
el presidente Gaviria, constituye un hito en nuestra
historia por la profundidad de las reformas. Él
nos introdujo en los procesos de apertura, reconversión
de la economía y modernización, llamó a
las altas posiciones de su Gobierno, a esclarecidos pensadores
y hombres de acción, a pesar de que eran todavía
ajenos por completo a los tinglados electoreros.
El presidente Barco
dio sus primeros pasos políticos,
acompañando a Jorge Eliécer Gaitán,
recogió de él un apasionado sentimiento
reivindicativo, impregnado de amor al pueblo. No obstante,
se asemejó en los asuntos administrativos a los
presidentes Eduardo Santos, Alberto Lleras y Carlos Lleras
Restrepo.
La Asamblea de la
ONU lo aclamó sin que él
hubiese pronunciado una sola palabra, en premio a su
determinación heroica de enfrentar el terrorismo
financiado por la droga y el secuestro.
Creyó en el diálogo útil, aquel
que lleva a la paz sin sacrificar la seguridad. Con la
estrategia que llamó “de mano tendida y
pulso firme”, logró concretar acuerdos para
llevar al M-19 al seno del sistema democrático.
Su política económica ortodoxa con solidaridad
hizo que mejorarán todos los indicadores sobre
crecimiento y erradicación de la pobreza. Tuvimos
un crecimiento de 3.5 promedio del PIB, mientras muchos
de nuestros vecinos mostraban decrecimiento, tal como
lo recuerda el libro “La pobreza en Colombia”,
coordinado por Ernesto May.
La Séptima Papeleta y el subsiguiente proceso
plebiscitario y constituyente, el Plan Nacional de Rehabilitación,
un antecedente de apoyo no demagógico y asistencial
a los pobres del campo, un proceso de paz en marcha con
recibimiento político generoso leal a los antiguos
enemigos de la democracia, un proceso de modernización
y desburocratización, uno de apertura de los mercados
externos, la reconversión de la economía,
el crecimiento de la oferta educativa, el programa de
hogares comunitarios, de Madres Sustitutas, son realizaciones
que comenzaron con el presidente Barco y que siguen cobrando
gran vigencia en la vida colombiana.
Permítanme decir que el presidente Barco es un
punto de referencia de valor civil. Su Gobierno y su
personalidad rompieron con el temor y los coqueteos con
el terrorismo. El presidente Barco no temió al
terrorismo, no temió a la crítica, no temió a
la soledad, no temió a tener que desafiar las
corrientes aparentes para transitar solidariamente los
caminos a los que finalmente llegaba la opinión
a acompañarlo.
El presidente Barco
no temió a la oposición.
Con madurez democrática, con el carácter
que lo caracterizaba, el presidente Barco enrumbó al
país por el sistema Gobierno-Oposición,
que, como acabamos de escucharlo al tener hoy la oportunidad,
20 años después, de volver a presenciar
sus palabras al asumir la posesión de la Presidencia
de la República, el presidente Barco fue un convencido
del pluralismo, fue un convencido del esquema en el cual
uno gobierna y el otro es alternativa de gobierno, fue
un convencido de la necesidad de que el partido triunfante
guíe y dirige y las fuerzas de oposición
se erijan en alternativa. Rompió con lo que había
llegado a constituirse en Colombia en un temor a la crítica,
en un temor a la oposición.
El presidente Barco
fue un visionario. Todavía
estamos buscando cómo nos reciben en el seno de
la Organización de los Países de la Cuenca
del Pacífico, y él logró hacer para
aproximarnos al Pacífico mucho más de lo
que hemos podido hacer todos los gobernantes, que lo
hemos sucedido en el mando presidencial.
El presidente Barco
era un político que no temía
el ejercicio de la política con todas sus connotaciones
y derivaciones, pero que sabía establecer los
límites entre la política, esa profunda,
elevadísima dimensión intelectual, y la
politiquería.
Cuando analizamos
su Gobierno, encontramos que era un Gobierno dirigido
por unos principios políticos,
por un programa político, y al mismo tiempo un
Gobierno regido por una administración impecable.
El presidente Barco
era un líder de reivindicaciones
sociales. Su Gobierno todavía muestra, 20 años
después, esa gran realización que está por
seguir adelante, que son los Hogares Comunitarios, en
los cuales 89 mil madres comunitarias y un millón
de niños se benefician del presidente Barco, que
cuando nos comprometió a los congresistas a crear
esa parafiscalidad adicional, nos dijo que si queríamos
tener futuro teníamos que empezar por la nutrición
de nuestros niños.
Al acudir esta noche
a acompañar a Doña
Carolina Isakson de Barco, a nuestra ex Canciller y Embajadora,
a la distinguida familia Barco Isakson, a quienes colaboraron
y tuvieron el privilegio de estar muy de cerca del presidente
Virgilio Barco, quiero rendir a él el homenaje
de nuestra admiración. Era un valor civil, era
un carácter, era una fogosidad democrática,
pero al mismo tiempo una gran visión y al mismo
tiempo una gran eficiencia administrativa.
Muchas gracias por
habernos permitido participar en este buen recuerdo:
los 20 años de la posesión
del presidente Virgilio Barco.