EL TLC ES UNA GRAN OPORTUNIDAD
Alocución
Febrero 27 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
A las 4:20 de la mañana de hoy, nuestro equipo
negociador culminó en la ciudad de Washington,
las negociaciones para el Tratado de Comercio con los
Estados Unidos que empezaron hace 22 meses. 22 meses
de una esforzada negociación. 22 meses de un
gran esfuerzo para que a nuestra patria le vaya bien.
Esta negociación ha tenido por objeto abrir
de manera permanente el mercado de los Estados Unidos
para nuestros productos, a fin de generar empleo en
Colombia a partir de la inversión, a fin de
generar recursos para erradicar la pobreza.
Había una vieja contradicción en la
economía, algunos decían que la economía
tenía que crecer por dentro, simplemente dándole
capacidad adquisitiva a los sectores pobres, otros
que hacia fuera. Nosotros creemos que para erradicar
la pobreza hay que hacer compatible ese crecimiento
de la economía exportadora, con el crecimiento
de la economía al interior. Esto es, entre mayores
posibilidades de exportación se asomen en el
horizonte, más inversión se presenta
y al presentarse más inversión, hay posibilidades
de mejor atención de lo social, de mayor generación
de empleo, de reivindicación de la pobreza,
para ir paulatinamente y de manera creciente, incorporando
a las corrientes dinámicas de la economía
a las grandes masas excluidas.
He acostumbrado, apreciados
compatriotas, utilizar en pocas ocasiones este espacio
y por cortos periodos
de tiempo. Los sábados sí hemos hecho
una tarea televisada, generalmente, en los Consejos
Comunitarios. Esta noche voy a hacer una excepción
en este espacio y voy a ofrecerles disculpas a ustedes –y
espero que me las reciban- porque quizás tome
unos minutos, bastantes, mayor que lo acostumbrado
en estos espacios, dada la trascendencia de la decisión
que tomó Colombia al amanecer de hoy, de acordar
este Tratado con los Estados Unidos, que nos permitirá acceder
a su mercado.
El Presidente Alfonso López Pumarejo, en una
decisión visionaria, firmó un tratado
que, para su época, era equivalente al que hoy
estamos acordando con los Estados Unidos. Circunstancias
diversas, que es bueno que examinen los historiadores,
no permitieron que esa gran visión se tornara
en realidad, pero si alguien ha tenido Colombia, al
frente del Gobierno, con visión de largo plazo,
con pragmatismo para mirar lo colombiano, ese alguien
fue el Presidente López Pumarejo.
Esta madrugada, al cerrar ese
acuerdo, pensaba en esa visión del Presidente López Pumarejo
y leía nuevamente el acuerdo que él alcanzó a
firmar en su época.
Debo decirles compatriotas,
que hace cuatro años
no se veía en el horizonte la posibilidad de
un acercamiento comercial entre la Comunidad Andina
y MERCOSUR. Hoy tenemos acordado un tratado de comercio
entre la Comunidad Andina y MERCOSUR. Recientemente
nuestro Congreso aprobó la ley ratificatoria
de ese Tratado, está en plena vigencia. Ha sido
un gran paso para acelerar la unidad suramericana.
Colombia, además, se ha constituido en un gran
puente entre Suramérica y Centroamérica.
Al empezar a participar como miembro del Plan Panamá – Puebla,
que nos permitirá, inicialmente, construir la
línea de transmisión de energía
Colombia – Panamá, avanzar en el comercio
del gas, llegar al gasoducto, luchar para que se abra
la carretera del Darién.
Y tenemos, en las próximas semanas, que empezar
y culminar rápidamente las negociaciones comerciales
con Centroamérica. Estamos en un proceso de
integrarnos velozmente con todos los países
del Continente.
Colombia, es un noble y solidario
hermano latinoamericano y un leal aliado de los Estados
Unidos. Este Tratado
que hemos acordado ya con los Estados Unidos y que
entra en las etapas de firma, ratificación y
revisión constitucional nos da acceso al mercado
más grande del mundo.
Muchos países de antiguo origen socialista,
de tradición capitalista, añoran esos
mercados. Es una fortuna poder acceder, como Colombia
empieza a acceder, al mercado de los Estados Unidos.
Este Tratado está antecedido por un permiso
unilateral que nos concedió los Estados Unidos
para exportar a ese territorio varios de nuestros productos.
En una primera etapa se llamó el ATPA y en una
segunda etapa el ATPDEA. Recuerdo cómo sufrió la
economía colombiana, al principio de este Gobierno,
cuando estábamos en el tránsito del primer
permiso al último, al ATPDEA. La incertidumbre
de si llegaba este segundo permiso o no, todos los
pasos que hubo que dar para ponerlo en vigencia.
Y en estos años, y en
muy buena parte gracias a ese permiso para exportar
productos nuestros a los
Estados Unidos, Colombia ha duplicado las exportaciones.
Compatriotas: ¡Colombia
ha duplicado las exportaciones!
Se ha visto un crecimiento
formidable de las exportaciones no tradicionales.
Cuando a principios de esta década,
en el año 2000, exportábamos al mundo
una pequeña cantidad de textiles y confecciones,
el año pasado nuestras exportaciones de textiles
y confecciones superaron los mil millones de dólares
y en eso, tuvo gran importancia el mercado de los Estados
Unidos.
Recuerdo al ministro Juan Luis
Londoño –que
en paz descanse- decirme: ‘Presidente, espere
que el desempleo va a llegar al 25 por ciento’.
Todavía está muy alto, pero cuando se
acercaba al 20 por ciento, hoy lo tenemos alrededor
del 10.4 por ciento. No estamos conformes, es muy alto,
tenemos que derrotar ese desempleo. Colombia vio, en
pocos años, que el desempleo de jefes de hogar
pasaba del 4 al 10 por ciento, todavía no está en
lo que necesitamos, pero está alrededor del
5.
Esta reversión de la tendencia de desempleo,
esta vocación de Colombia reverdecida para generar
de nuevo empleo, se debe a varios factores. Por supuesto,
al heroísmo de nuestros soldados y policías,
artífices con el pueblo colombiano de la política
de Seguridad Democrática que ha tenido confianza,
a otros factores y a nuestra posibilidad de exportar
durante estos años a los Estados Unidos.
Esos permisos unilaterales,
que los técnicos
llaman preferencias unilaterales, no obedecen a un
acuerdo entre los dos países, sino a una decisión,
en este caso, de los Estados Unidos.
Lo mismo ha ocurrido con Europa.
Tenemos allí unas
preferencias unilaterales que van a vencer y nos obligan
desde ya a buscar la negociación con Europa.
Vayamos pensando, hemos hecho la de MERCOSUR, cerramos
la negociación con los Estados Unidos, tenemos
que hacer la de Centroamérica, tenemos que hacer
la negociación con Europa.
Si bien esta preferencia unilateral de los Estados
Unidos nos ha ayudado mucho a incrementar esas exportaciones,
a mejorar el empleo, esas preferencias unilaterales
tienen tres problemas.
Primero, los inversionistas
no se atreven a invertir lo que se requiere. Dicen: ‘yo no puedo invertir,
porque el mercado en los Estados Unidos para Colombia
es un mercado de tres, cuatro años, no sabemos
qué pasa después’. No se genera
confianza inversionista, cuando estas preferencias
son unilaterales. Cuando ya se convierten en tratados,
los firman ambos países y quedan indefinidos
en el tiempo, los inversionistas toman la decisión
de invertir.
Esta preferencia unilateral
de los Estados Unidos no ha sido para todos los productos,
hay productos
que están excluidos, como la leche y la carne.
Hoy por hoy no las podemos exportar allá, el
Tratado las incluye. Eso sí, desde que seamos
capaces de erradicar problemas, como el problema de
aftosa.
Y esta preferencia vence el
31 de diciembre de este año. Muchos colombianos me decían: ‘Presidente,
busque que la extiendan’. No vimos la posibilidad.
Tuvimos el ejemplo de otros países en condiciones
más difíciles de su economía que
Colombia, que no pudieron extender estas preferencias.
A riesgo de haber estado equivocado
durante todos estos meses, le dije a mis compatriotas,
con absoluto
convencimiento, que no veía –como Presidente-
la posibilidad de que nos extendieran las preferencias
unilaterales.
Y me preocupaba mucho que amanezca
el primero de enero de 2007 y que los floricultores
digan: ‘no podemos
exportar a los Estados Unidos por los aranceles’ y
que entonces a Estados Unidos lleguen flores de otros
países y que aquí empiece a crearse desempleo,
que haya semejante problema con textileros, con confeccionistas,
con la industria del calzado, con los bananeros, con
un producto tan promisorio como es el combustible biológico,
en cualquiera de sus expresiones.
Colombia no puede jugarle al
escenario de amanecer el primero de enero de 2007,
en la práctica
excluida del mercado de los Estados Unidos, porque
al vencerse el APTDEA, sin posibilidades de extenderlo,
sin su sustituto, que es este Tratado, correríamos
el inmenso riesgo de ver que a ese mercado lo inundan
de productos chinos, de productos de la India, de productos
de Centroamérica, de otros países de
Suramérica y que los colombianos vayan perdiendo
allí su presencia.
¡Perder presencia en
ese mercado, es perder posibilidades de empleo en
nuestra Patria!
Este Tratado es una gran oportunidad,
como tal hay que verlo. Una oportunidad para una
país de
44 millones de habitantes, que tiene que pensar en
grande, proyectar en grande. Un país ya con
tanta población, con una economía pequeñita,
pensando en pequeño y actuando en pequeño,
todos los días lo que va a ver es crecimiento
de la población y crecimiento de la pobreza.
El Tratado es una oportunidad
para que el país
se conmueva en la vía positiva, piense en grande,
proyecte en grande, actúe en grande.
Esta tarde, haciendo el bosquejo
para esta intervención,
quise trabajar como enseñaban los Jesuitas,
con una columna de las ventajas y otra columna de las
desventajas. Y realmente, estoy convencido -confieso
que soy optimista y el optimismo es una necesidad para
trabajar con amor por Colombia en todas la horas- que
esto no es un acuerdo de ganadores y perdedores. Esto
es un acuerdo de ganadores, ganadores.
Hay unos sectores que ganan
más que otros,
pero reorientando bien esta economía, al final,
todos van ganar por igual. No es fácil poner
en un lado los sectores ganadores y en otro los perdedores,
porque finalmente aquí no puede haber perdedores.
A lo largo de estas semanas
he sostenido diálogos
con muchos colombianos.
Un taxista de Bogotá, médico, quien
maneja taxi, me decía: ‘¿para que
nos beneficia el TLC?, si yo soy médico y tengo
que manejar taxi, por esta situación de empleo’.
Y le dije: en lo personal, a usted lo beneficia, porque –se
lo voy a explicar más adelante esta noche-,
nos va a dar la oportunidad de crecer, hasta cobertura
universal, la afiliación a la salud en Colombia.
En lo personal a usted lo beneficia,
porque si hay más inversión, va a haber más
empleo y ese problema de que los médicos tengan
que manejar taxi, es un problema de falta de empleo.
En la medida que haya más
empleo, entonces esas expresiones de subempleo tienen
que ir desapareciendo.
Y me decía: ‘es muy bajo el salario’.
Yo le decía: el TLC nos va a forzar a ser más
productivos, más competitivos, nos va a dar
la oportunidad de tener más inversión.
Productividad + competitividad + creciente inversión
= más empleo.
En la medida que haya más empleo se dificulta
que estén cambiando trabajadores antiguos por
trabajadores nuevos, que estén echando trabajadores
que ya han ganado una escala salarial más elevada,
para sustituirlos por otros que apenas empiezan. En
la medida que haya más empleo, entonces los
empleadores se van sentir más presionados para
pagar mejores salarios.
Y el taxista me decía: ‘Presidente ¿y
Bogotá?’ Le dije: ¿dónde
trabajas?, y me dijo: ‘en el aeropuerto’.
Dije: justamente, estamos en la concesión del
aeropuerto Eldorado, que nos va acostar 600 millones
de dólares y que nos permitirá transformar
de un aeropuerto de 8 millones de pasajeros –capacidad
anual de hoy- a un aeropuerto 16, 17, con un proporcional
incremento en carga.
Le decía: ¿cómo le ha ido en
los últimos años? Y me decía: ‘han
mejorado las cosas, porque están viviendo más
extranjeros a Colombia, yo los recibo en Eldorado,
los llevo a una y otra parte, han mejorado las cosas,
pero no lo suficiente’. Le dije: tiene razón.
Cuando este Gobierno empezó, venían al
año 500 mil extranjeros a Colombia, el año
pasado casi un millón y eso cuánto le
ayuda a ustedes a que haya más trabajo.
Le decía: confíe en el TLC para que
Colombia siga este proceso de expansión de la
economía. Ustedes, con una economía deprimida,
simplemente oyendo discursos en la radio, de crítica,
tienen que buscar por ahí sombritas en los aeropuertos,
para echarle brillo al carro. Con una economía
pujante, como queremos volverla más pujante
con el TLC, ustedes van a tener más oportunidades
de empleo y de ingreso.
Invito a los taxistas de Colombia –que son los
voceros que mejor venden el país, porque cuando
aquí llega un inversionistas internacional,
antes que abrir un computador, buscar la página
del Banco de la República para saber cómo
va la economía, se informa a través del
taxista sobre la marcha de la economía- ayúdenos
a explicarle a los colombianos y a los extranjeros
que hemos dado un gran paso para la inversión
y para el empleo.
La semana pasada asistí al Congreso de la Asociación
Nacional de Agentes de Viajes (ANATO). Contentos por
la manera como ha crecido el turismo en Colombia en
los últimos años.
¿Cómo les fue en el TLC? Y me dijeron: ‘bien
Presidente, al principio estábamos muy asustados
porque nos iban a quitar una prestación que
nosotros, como agentes comerciales, tenemos derecho
a que nos la paguen. Y finalmente el Gobierno Colombiano
negocio tan bien, que no nos quitan esa prestación’.
Y les dije: ¿cómo más les fue? ‘Muy
bien y nos va a ir muy bien, porque en la medida que
se cristalice esto y haya más inversión
en Colombia, nosotros vamos a vender más paquetes
turísticos en Colombia, nosotros vamos a llevar
extranjeros y colombianos a más sitios del país,
nosotros vamos a vender más tiquetes aéreos’.
Yo tengo una vieja amistad
con los paneleros de Colombia, un gremio muy sufrido,
casi 300 mil familias muy empobrecidas.
La semana llamé a unos amigos paneleros del
nordeste de Antioquia, a otros de la hoya del río
Suárez, y les dije: ¿cómo les
ha ido con la panela? Y me contaron: ‘todavía
no bien, pero en los últimos días se
ha aumentado en 200 pesos el kilo, ya no estamos tan
en la ruina’.
Les dije: ¿por qué? Y me dijeron: ‘porque
ya empezó a producirse en Colombia, en los ingenios
de Cauca, Valle del Cauca y Risaralda, alcohol carburante,
hay mejor perspectiva de azúcar que jalona la
panela y se van a hacer otras plantas en el país,
como la de la hoya del río Suárez, que
va a sacar mucha caña de la producción
de panela y la va a poner a producir alcohol carburante’.
Pues bien, en ese diálogo hubo para mí algo
muy importante, que fue poder decirles a voceros de
un sector tan sufrido de la población colombiana,
como son los paneleros, que los alcoholes carburantes,
los biocombustibles –en lo cual Colombia tiene
un promisorio futuro- van a ser productos de la mayor
capacidad de generación de empleo y en el momento
que quede en firme el TLC, tienen acceso permanente
al mercado de Estados Unidos.
La semana pasada, en muchos
diálogos en la
ciudad de Barranquilla, asistí a la Universidad
del Norte donde se reunía el Congreso de Estudiantes
de Ingeniería de todas las facultades de la
Patria.
El doctor Santiago Montenegro
había dialogado
ampliamente con ellos sobre esa Visión de Colombia
2019, que estamos construyendo en el debate democrático.
Les dije: muchachos ustedes
han trabajado todo el día, han hablado sobre todos los temas, sobre
los humanos, los divinos, abramos un diálogo
sobre algún tema que ustedes lo propongan. E
inmediatamente una niñita, paisana mía
de Medellín, levantó la mano y me dijo: ‘hablemos
del TLC’. Le dije: pero hay mucho que hablar
del TLC, propónganme qué hablamos del
TLC y llegó un muchacho de Cali y dijo: ‘pues
hablemos de lo que nos corresponde a los ingenieros,
de infraestructura’.
Le dije: ¡magnífico!, vamos a hablar
del TLC y de infraestructura. Porque hay una relación
entre el crecimiento de la economía y la infraestructura.
A más crecimiento de la economía, más
posibilidades de construir infraestructura. Si las
expectativas de crecimiento de la economía mejoran,
también las posibilidades de financiar infraestructura
y a más infraestructurala economía tiene
menos costos, es más productiva, más
competitiva, más generadora de empleo. Y le
dije: ¿quiere que empecemos por el Valle del
Cauca? Y me dijo: sí Presidente.
Le dije: pues bien, hoy estamos
haciendo la doble calzada Bogotá – Girardot, está en
proceso de contratación hasta Ibagué.
De Ibagué a La Línea hay unos viaductos
que parecen ya de carreteras europeas, estamos ya construyendo
el Túnel de La Línea y en ese proceso
nos queda haciendo falta la doble calzada Buga – Buenaventura,
obra fundamental para competitividad del Valle del
Cauca y de Colombia.
La Patria, hecho el TLC no
tiene más disculpas,
tiene que emprender la construcción de estas
grandes obras de competitividad. Además, no
hay manera de aplazar la profundización del
canal de acceso a Buenaventura, la terminación
de la vía alterna – interna en Buenaventura
y la construcción de los puertos complementarios
como Aguadulce y Málaga, con todo el cuidado
de la variable ambiental.
Y enseguida levantó la mano un estudiante de
ingeniería de Bogotá y me dijo: ¿y
cuáles serían las obras para Cundinamarca?
Y le dije, además de la doble calzada a Girardot,
para salir al Pacífico, el Gobierno está buscando
resolver el pleito de la concesión de Commsa,
abrir la licitación y que Bogotá tenga
la salida al río Magdalena, por la autopista
Medellín – Bogotá, con la posibilidad
de uno cualquiera de los dos tramos, o por el viejo
trazado de Comsa o por la vía de Guaduas – Villeta.
Y que eso se valla complementando en un proceso gradual
con la doble calzada hasta el caribe colombiano, además
de otras obras de mucha competitividad para Cundinamarca,
para toda altiplanicie cundiboyacense.
Y saltó un muchacho de Santander y me hizo
la misma pregunta y además se me salió del
tema, para contestarle la pregunta de infraestructura,
le conté de algunas carreteras que estamos pavimentando
y que hay que concluir para que funcione bien en TLC,
como la carretera del Carare. Esa que baja del sur
de Santander, de Vélez a Landázuri a
Cimitarra a juntarse con la vía del Magdalena
en Puerto Araujo, en el río Carare.
Y se me salió del tema y me dijo: ¿y
qué va pasar con los calzados de Bucaramanga,
con los textiles y las confecciones? Le dije: el TLC
les ayuda, porque inmediatamente les da acceso al mercado
de Estados Unidos. Y me dijo hablemos de avicultura –ahora
les cuento la respuesta que le di en avicultura-.
Y conversé con un amigo de la Cámara
de Comercio de Villavicencio, le conté lo que
habíamos hecho para que el concesionario reciba
definitivamente la carretera Bogotá al Llano,
le conté que estamos en el Plan 2.500 pavimentando
unos kilómetros para que las otras carreteras
que bajan al Llano, la que baja por el Sisga, la que
baja por Sogamoso, queden totalmente pavimentada. Esos
son retos de infraestructura del TLC. Y le dije: y
tenemos definitivamente que hacer las inversiones para
la navegabilidad del Meta. Colombia, a través
del Orinoco, por la hermana República de Venezuela
tiene grandes posibilidades de exportar vía
el Caribe.
Y apareció alguien del sur de Colombia y me
dijo: ‘nosotros en Nariño, en el Putumayo,
el Cauca, en el Huila’ y allí hablamos
de varias obras que están siendo incluidas en
esa agenda interna de competitividad. La carretera
que comunique el Pacífico con los Llanos Orientales
a través de Popayán, el Huila y del Huila
a los Llanos Orientales, uno de los trazados pudiera
ser el viejo trazado que una a Colombia (Huila) con
la Uribe (Meta).
Y hablamos de la carretera
en la que pensó el
General Reyes, hace un siglo. Ya el país tiene
pavimentada la carretera hasta Mocoa, los dos gobiernos
anteriores avanzaron Pitalito – Mocoa y este
Gobierno concluyó. Estamos pavimentando unos
kilómetros de Mocoa al sur, nos falta culminar
eso trayectos de Mocoa al río San Miguel y al
Putumayo, a Puerto Asís y al puente San Miguel.
Lo que nos da una gran posibilidad de tener otra comunicación
con el Ecuador y una gran comunicación a través
de la carretera y del río Putumayo con el Brasil.
Además la construcción de esa variante
de San Francisco, para ahorrar gran cantidad de tiempo
de Nariño a Bogotá, del Ecuador a Bogotá,
del Ecuador a Venezuela.
El TLC es un reto para que
Colombia emprenda unas obras de infraestructura con
las cuales ha soñado,
pero que no ha ejecutado. Ahora ya no serían
hipótesis, no serían materia de especulación,
sino compromiso de trabajo, hora de ejecución.
El sábado pasado, en un Consejo Comunitario
en Sogamoso, me decían: ‘¿Presidente
y qué va a pasar con la papa en Boyacá?’ Nada,
va para adelante, el TLC no la afecta. La papa, salvo
en países que son vecinos, limítrofes,
no se comercializa en su estado fresco. Además
los Estados Unidos no la protege, no la subsidia y
adicionalmente nos quedan muy buenas posibilidades
para exportar desde un principio papa con algún
agregado industrial, como puede ser la papita criolla,
amarilla, con un precocido y bien empacada.
Y acudí a la reunión de los sargentos
mayores del Ejército y sus equivalentes en las
otras Fuerzas y me dijeron: ‘Presidente, en la
Fuerza Pública estamos preocupados porque no
sabemos qué nos va a pasar con el TLC’.
Y les dije: el TLC nos da mercado a los Estados Unidos,
nos trae inversión, nos permite que la economía
crezca, hace más sostenible y también
más exigente la política de seguridad.
Porque el TLC requiere seguridad y nos da los recursos
para la seguridad.
Seguridad para que la gente
diga: hay mercado pero también hay seguridad, invirtamos en Colombia.
Y esa economía en expansión nos da los
recursos para la seguridad. Y le agregué: mire,
este Gobierno ha hecho un gran esfuerzo en expansión
de la Fuerza Pública y ha reconocido, a favor
de la Fuerza Pública, un gran avance en la pensión
de sobrevivencia, en la pensión por incapacidad
y recientemente, aprobamos la prima de orden público
para nuestros soldados profesionales. Todo eso se hace
sostenible, con una política creciente de inversión
que la facilita el TLC.
Por supuesto, hemos encontrado sectores con dificultades:
el arroz.
Se quería, por parte de los productores, que
lo excluyéramos. No pudimos. Yo quiero –y
lo vamos a hacer los Ministros y yo, a lo largo de
estos días, de manera intensa- hablarle a los
colombianos con absoluta franqueza sobre todos los
detalles del TLC.
No pudimos excluir el arroz,
no pudimos excluir la avicultura, pero el arroz tiene
un período de
desgravación de 19 años, una salvaguardia
de cantidad durante esos 19 años y además,
se pactó, que nuestros productores de arroz,
en asocio con los productores norteamericanos, sean
los que administren ese mecanismo de subasta y puedan
apropiar las utilidades de ese mecanismo de subasta.
Yo creo que eso va a ayudar.
No obtuvimos lo óptimo que habría sido
la exclusión del arroz, pero creo que obtuvimos
unas cláusulas mejores, de aquellas que hasta
hace pocas horas habíamos encontrado para el
TLC.
Antes de pasar a la avicultura
déjenme decir
que, hay que reconocer que el arroz ha tenido muchas
crisis sin TLC. Solamente en la Comunidad Andina o
porque viene de Venezuela o porque viene de Ecuador.
Es un producto donde todos producimos excedentes y
cada quien quiere colocar los excedentes en el patio
del vecino –más adelante voy a hablar
de unas medidas para ayudar a estos sectores-.
Los avicultores querían que los excluyéramos,
no pudimos, pero conseguimos cosas buenas para la avicultura.
El período de desgravación, en el arroz
19 años, en la avicultura 18 años.
Además tiene una salvaguardia, además
hay una cláusula de revisión a los 9
años, para ver cómo va la desgravación,
qué impactos está produciendo.
Además, se combino lo mismo que en el arroz:
los productores colombianos y norteamericanos van a
apropiar las utilidades de las subastas de importación.
Eso le puede dejar unos recursos muy importantes a
los productores colombianos, para aplicarlos a erradicar
esa peste que nos ha impedido exportar pollos, que
se llama la New Castel.
Tengo confianza que, si a eso
le sumamos unas ayudas del Gobierno –a las cuales me voy a referir-,
la industria avícola sale adelante. Además
no podemos olvidarnos que los avicultores como los
porcicultores, van a tener un gran beneficio porque
se les va abaratar la compra del maíz.
En efecto, el maíz importado –y recuerden:
maíz es pollos, maíz es cerdos-, ese
maíz se le a reducir mucho el precio a favor
de estos productores, ahí van a tener un beneficio.
El maíz, hemos buscado que con la desgravación
de lo que importamos, se favorezcan los consumidores
colombianos. Los colombianos que compran maíz
para su directo consumo personal y familiar y los colombianos
que compran maíz para fines industriales. Y
hay un mecanismo –que lo voy a anunciar enseguida,
para garantizar el buen precio, el precio seguro al
productor nacional-.
Azúcar. Este producto creaba muchas angustias,
Colombia hoy exporta a los Estados Unidos 25 mil toneladas
de azúcar, nos aumentan eso en 50 mil, vamos
a exportar 75 mil. Creo que es bien importante. Además
el azúcar tiene unas grandes alternativas en
Colombia para producir ese alcohol carburante, que
podemos exportar desde ya, si queremos y podemos, a
los Estados Unidos con cero arancel. Además,
los azucareros colombianos van a tener una participación
que les va a generar unos recursos adicionales para
vender el azúcar que exportan a los Estados
Unidos.
Todo esto, azúcar y
alcohol carburante, tiene que tener un reflejo en
la panela, a ver si la panela
no sigue arruinando 300 mil familias colombianas.
AGRICULTURA, INGRESO SEGURO
Para ayudar a los productos que sufren, que tienen
temores, hemos concebido un programa que se llama:
Agricultura, ingreso seguro.
Lo vamos a concertar con los
gremios de la producción
y con ellos nos propondremos presentar un proyecto
de ley, en marzo o en julio, al honorable Congreso,
para garantizarles a los agricultores que la agricultura
es un ingreso seguro en nuestra Patria.
Por ejemplo, estamos dispuestos
a que con esos recursos les podamos decir a los productores
de maíz,
en los años que lo necesiten: aquí tienen ‘tanto’ del
Estado a título de ajuste del precio, para que
ustedes no pierdan. Estamos dispuestos a hacerlo por
tonelada.
Estamos dispuestos a estudiar
un mecanismo semejante con nuestros compatriotas
arroceros, para pagarles
un precio por hectárea, en los años que
lo requieran.
Estamos dispuestos a hacer
semejantes consideraciones con el tema del fríjol, que quedó bien
protegido en este acuerdo. Con la soya, con el sorgo,
con productos que llegaran a requerirlo. Y de acuerdo
con las características del mercado y del precio
de cada producto, año por año. Lo concertaríamos.
Y vamos a proponer en ese proyecto
que haya una Comisión
de Concertación para manejar esa cifra año
por año, con el sector agropecuario.
Pero, además, es bien
importante saber que estamos combinando lo que es
el beneficio de los consumidores.
Los consumidores colombianos van a tener menos angustias.
Yo no voy a halagar a mis compatriotas
diciéndoles
que va a haber una gran reducción de precios,
pero sí tiene que haber reducción de
precios en productos esenciales y sobre todo, tiene
que acostarse la tendencia de crecimiento de la inflación.
La seguridad que podemos dar,
es que con esto tiene que haber menos presión
inflacionaria.
Con el ministro Andrés Arias hablábamos
lo siguiente: darle a los agricultores la oportunidad,
dentro de estos períodos de ayuda, para que
inviertan esos recursos también en la reconversión
de sus sectores.
Muchos colombianos me dicen: ‘Presidente ¿y
cómo vamos a creer en ese programa, el programa
Agricultura, ingreso seguro?’.
El Gobierno Nacional se propone:
expedir las vigencias presupuestales futuras, que
son unos cheques, son unos
títulos valores, son la expresión clara
de obligaciones del Estado y si hubiera que depositarlas
en fiducia, como garantía de seguridad, para
el programa Agricultura, ingreso seguro, estamos dispuestos
a hacerlo, pero además les pido a mis compatriotas
credibilidad.
En este Gobierno hemos recuperado
509 mil hectáreas
en el campo, ¡509 mil hectáreas! Es bien
importante.
Este no es un programa donde
nosotros abrimos nuestro mercado, este es un programa
donde estamos abriendo
el mercado de los Estados Unidos. Eso marca la diferencia
entre lo que es este TLC y lo que es un fenómeno
de apertura unilateral.
En este Gobierno, para que
haya credibilidad en el programa de Agricultura,
ingreso seguro, en un primer
momento subsidiamos el café, hemos subsidiado
el algodón.
Hemos tenido años en los cuales nos hemos gastado
45 ó 50 mil millones de subsidio de algodón,
100 mil millones para ajustar el precio de los algodoneros,
15 mil millones para pagar lo que se llama el subsidio
de financiación de los inventarios arroceros.
El año pasado, entre
flores y banano, para preservar el empleo, tuvimos
adoptar subsidios por
125 mil millones de pesos.
Hemos restablecido el subsidio
a la madera, el CIF (Certificado de Incentivo Forestal)
y además
hemos adoptado un nuevo programa de subsidio a sectores
que se han afectado por fenómenos como la tasa
de cambio.
El Gobierno ha venido apoyando
con el Incentivo de Capitalización Rural (ICR), que es un subsidio
a inversiones en el campo, la expansión del
campo.
Compatriotas, un Gobierno comprometido
con la recuperación
del campo, puede decirle a Colombia: ¡por favor!,
no digamos ni prestemos atención a lo que algunos
han querido decir que ‘se va a quebrar el campo’.
Venimos en franca recuperación del campo.
Nosotros teníamos un dilema: o no hacer el
TLC, porque no podíamos excluir arroz y la industria
avícola o hacer el TLC –como finalmente
lo acordamos- pero con este programa para garantizarle
seguridad en el ingreso a los agricultores, el programa:
Agricultura, ingreso seguro.
Habría sido lo peor para Colombia desaprovechar
esta oportunidad, por eso optamos por la opción
de TLC complementado con el programa Agricultura, ingreso
seguro.
Confío mucho en que aquí se van a beneficiar
por igual, consumidores –que pocas veces pensamos
en ellos- y además los productores campesinos.
Y son infinidad los productos
que se benefician: el azúcar, la panela, la palma africana –ahí tiene
Colombia una gran revolución, la producción
de biodiesel, la producción de alcohol carburante.
En las decisiones que nos proponemos tomar en los próximos
días, está la de definir unas zonas francas
con grandes beneficios tributarios, por decreto, para
la producción de biodiesel y para la producción
de alcohol carburante, pido a los colombianos tener
en cuenta este compromiso del Gobierno-, se beneficia
la carne, la leche, desde que podamos superar problemas
como la aftosa.
Los frutales. En un Consejo
Comunitario en La Mesa, Cundinamarca, nos obsequiaban
unos hermosos mangos –como
hace pocos meses en Concordia, Antioquia- y me decían
los productores: ‘no hay dónde exportarlos,
se pierden, el consumo nacional no alcanza a absorberlos’ y
a uno le da tristeza ver en el mercado de Estados Unidos
unos mangos mexicanos mucho más caros, los nuestros
de mejor sabor y plenamente competitivos. ¡Cómo
se benefician los frutales¡
Frutales que no hemos desarrollado
bien en Colombia: la nuez de macadamia –con tanta posibilidad también-,
cómo se benefician los cítricos, las
hortalizas.
Uno empieza a ver en Colombia
un campesinado que ha copiado la tecnología de producción
de flores para producir hortalizas en vivero, con
alta
productividad. Este TLC abre ese mercado a los Estados
Unidos.
Hace pocos días me decían en Pasto: ‘Presidente,
aquí estamos desarrollando una industria de
vivero en el campo, para producir unos productos de
consumo humano directo y otros que se utilizan, por
ejemplo, para colorantes industriales biológicos,
pero necesitamos TLC.
Se benefician las flores. Yo
no quisiera ver a Colombia desmontando los viveros
de flores en la Sabana de Bogotá o
en el Oriente antioqueño o en otras partes del
país donde hay grandes posibilidades, acabando
aquí con el empleo y simultáneamente
verificando que a los Estados Unidos los surten con
flores de otras partes. Se salva y tiene mucho futuro
el banano.
La tilapia. Hace pocos días me decían
en Neiva: ‘Presidente, tenemos varios objetivos
para generar empleo en el Huila: el turismo, que se
ha recuperado mucho en este Gobierno’. Ellos
traían las cifras de cómo ha variado
el número de visitantes al parque de San Agustín.
La producción industrial de fosfatos, que son
de gran posibilidad ahora con el TLC para mejorar la
productividad agrícola.
Y me decían tilapia y algún huilense
me decía: ‘ya en algunas partes de Colombia
ocurre lo siguiente: capturan tilapia en la noche y
la venden fresca por la mañana en el mercado
de Nueva York’. Y me decían los huilenses: ‘queremos
que el Huila sea el principal exportador de tilapia
del mundo’ y audazmente me pedían que
se instalara una oficina de aduana de los Estados Unidos
en el Huila para aforar la tilapia. Pues bien, en esa
piscicultura hay grandes posibilidades.
Mejora el precio de los insumos
agrícolas y
hay que poner mucho cuidado, porque al desgravarlos,
que no vaya a ser que la cadena de distribuidores se
lleve el desmonte del arancel. Vamos a trabajar para
que con eso se favorezca al productor. Textiles, confecciones,
calzado, la pequeña empresa.
La pequeña empresa entró al Tratado
como perdedora y sale del tratado como ganadora. No
lo digo yo, lo dice el presidente de la Asociación
Colombiana de Pequeños Empresarios, el doctor
Juan Alfredo Pinto –que nos acompaña esta
noche-. Para nuestra idea de un País de Propietarios
es muy alentador saber que en este tratado la pequeña
empresa colombiana tiene todas las posibilidades.
Fue muy difícil el acuerdo sobre medicamentos,
pero nos queda bien. Salvamos los genéricos ¡y
que no se diga lo contrario! y salvamos la salud pública.
Chile nos da ejemplo de cómo administrar el
tema de medicamentos y proteger plenamente en estos
acuerdos internacionales a los usuarios, a los pacientes
de nuestras Patrias.
Nos proponemos, en los próximos días –también-
dictar un decreto para que haya zonas francas hospitalarias,
a fin de que vengan más turistas médicos
a Colombia, turistas hospitalarios: Cali, Armenia,
Medellín, Bogotá, entre otras, son ciudades
que reciben muchos pacientes del exterior, por eso
vamos a aprovechar a los médicos, a los hospitales,
a las enfermeras, con las zonas francas hospitalarias
que les traerán grandes ahorros en materia de
impuestos.
Y quiero decir esto: Colombia
va a seguir protegiendo la propiedad intelectual
en medicamentos, sin agregar
nada a la manera como viene haciéndolo. Eso
es bien importante, porque estaban diciendo que íbamos
a aumentar las formas de protección, que entonces íbamos
a acabar con los genéricos y que entonces íbamos
a elevar los precios.
Y vamos a situar la competencia
para vigilar los precios de los medicamentos. Este
es uno de los primeros tratados,
tal vez el primero, que firma los Estados Unidos donde
acepta que el otro país tenga una carta de protección
del medio ambiente.
¡Qué importante
para proteger nuestros bosques, para proteger el
agua dulce, en lo cual Colombia
es tan rica!
Es uno de los primeros o el
primer tratado en el que los Estados Unidos le da
al otro país una gran
posibilidad de avanzar en el tema fitosanitario. Porque
muchos agricultores dicen: ‘si, nos abren el
mercado, pero enseguida lo trancan con los requisitos
fitosanitarios’. Pues bien, el acuerdo de esta
madrugada consagró un mecanismo para que se
tenga que atender de manera expedita la solicitud de
los exportadores colombianos, esto crea precedentes
en los Estados Unidos.
Los trabajadores de la Patria.
Los trabajadores están
protegidos por la Constitución, por la Ley,
por el Código del Trabajo, por las inspecciones
y por los jueces, ahora quedan, adicionalmente, protegidos
por este Tratado porque los dos países nos comprometemos
a respetar totalmente los derechos de nuestros trabajadores.
Nos comprometemos a respetar
esas normas internacionales que nos obligan, como
aquella de tener a los niños
estudiando y no tenerlos trabajando en edad prematura.
Para honrar ese compromiso,
para que los trabajadores sientan que este tratado
beneficia el empleo, el ingreso
de los trabajadores, la erradicación de la pobreza,
el Ministro de Protección ha emprendido una
tarea para visitar todas las empresas exportadoras
e importadoras de Colombia y exigir que estén
al día en pago de salarios, en pago de prestaciones,
en afiliación a la seguridad social.
Además, este acuerdo nos obliga a proteger
la vida de nuestros líderes sindicales, porque
ningún país va a permitir que unos productos
se beneficien de su mercado, si en el país que
los produce los gobiernos no hacen todos los esfuerzos
para proteger la vida y los derechos de los líderes
de los trabajadores.
Este acuerdo nos exige disciplina,
trabajo, transparencia, pero con amor a Colombia,
vamos a convertir este acuerdo
en un acuerdo de gana – gana.
Quiero agradecer el esfuerzo
de todos. El embajador Luis Alberto Moreno, hoy presidente
del BID, quien
con su inteligencia nos ayudó para que los Estados
Unidos tomara la decisión de hacer este acuerdo
con Colombia. El actual embajador, el ex presidente
Andrés Pastrana, quien ha estado en todo momento
ayudando a que esto salga bien. De mis compañeros
del gabinete encabezados por el ministro Jorge Humberto
Botero, de ese magnífico equipo negociador,
liderado por el doctor Hernando José Gómez.
Un equipo negociador descrestante.
Esta mañana
cuando hablaba con los funcionarios de los Estados
Unidos, se referían con admiración al
equipo de negociación de Colombia. No lo vamos
a dejar desintegrar, ese equipo de negociación
nos va a ayudar ahora en toda la implementación
y en lo que viene: Europa y Centroamérica.
Quiero pedir a cada uno de
mis compatriotas que se conviertan en pedagogos de
esta gran oportunidad, que
la expliquen positivamente. ¡Este es un reto
muy bueno para Colombia!
Con esos sectores con los que
hay dificultades, con concertación y con programas
como el programa Agricultura ingreso seguro, vamos
a resolverles esas
dificultades.
Recordaba esta mañana a los viejos antioqueños,
crecí con ellos oyéndoles decir que a
los hijos hay que dejarles educación, buen ejemplo
y una madeja de trabajo. Pues bien, este acuerdo que
hemos logrado con los Estados Unidos, es una madeja
de trabajo, es una oportunidad para que los colombianos
tengamos más oportunidades de empleo, de erradicación
de la pobreza, de conseguir una Patria próspera
y justa.
Compatriotas muchas gracias.