ENCUENTRO
IDEOLÓGICO CON LA BANCADA PARLAMENTARIA DE
CAMBIO RADICAL
Julio 17 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
En primer lugar, quiero felicitarlos
por este gran esfuerzo. Es lo que demanda el pueblo
colombiano: que
la política deje de ser la rebatiña y
pase a ser el ejercicio intelectual para buscar las
mejores opciones para el país.
Quiero también agradecerles
la circunstancia de haber madrugado con esta agenda
legislativa.
Las nuevas realidades del país así lo
imponen. A mí me parece que no queda bien que
Gobierno y Congreso presenten tarde las propuestas
legislativas y las aprueben tarde, con el pupitrazo
del afán, cuando están agónicas
las sesiones, cuando está agónico el
período.
El Gobierno es consciente que
un gobierno de reelección
no puede pedir tiempo para preparar las propuestas
legislativas. Las que tiene que presentar cuanto antes.
Y además es el presupuesto para pedirle al Congreso
que no esperemos, como tradicionalmente ha sido la
usanza, que llegue el 16 de diciembre para aprobarlas
con la angustia de que ya se acabó el período
legislativo.
El Gobierno procurará presentar la mayoría
de los proyectos el próximo 20 de julio, y,
por supuesto, adelantar desde antes, como se ha venido
haciendo, el proceso de concertación con las
diferentes fuerzas que integran la bancada, y también
el patriótico proceso de consulta con las fuerzas
diferentes a aquellas que integran la bancada.
Los ministros me han informado, en reuniones muy importantes
con representantes de Cambio Radical, para avanzar
en estos proyectos.
Voy a hacer algunas referencias
y les voy a pedir, doctor Germán y doctora Claudia, a los ministros
que me acompañan, algunas respuestas, todo con
el ánimo de avanzar en estas reuniones como
reuniones de concertación para el mejoramiento
de nuestra agenda legislativa.
Yo creo que la palabra clave
que debe dirigir la agenda legislativa debe ser confianza.
Para todos los propósitos
nacionales, es muy importante que la agenda legislativa
que presentemos y aprobemos construya y profundice
confianza en Colombia. Sería mi primera sugerencia.
Me voy a referir a los temas
en el orden en que los presentó el honorable senador Germán
Vargas Lleras. Los temas económicos, los temas
de justicia, otros temas como los temas de vivienda,
alguna mención a lo del agro, y unos temas que
ha venido trabajando con Cambio Radical, porque sé que
algunas personas, como el doctor Germán Varón
Cotrino y otros, han estado trabajando con el ministro
Diego Palacio en el examen de algunos de los temas
del área social.
En el tema económico,
el Gobierno inicialmente ha pensado en tres iniciativas:
la reforma tributaria,
la reforma de transferencias y la reforma al sistema
financiero.
La reforma tributaria, en mi
concepto, muy respetuosamente, debería cumplir con los siguientes requisitos:
primero, que estimule el crecimiento. Segundo, que
nos ayude a avanzar en los objetivos sociales. Tercero,
que permita que por lo menos un amplio sector de la
academia económica la reciba como una reforma
estructural. Cuarto, que ayude a Colombia a que le
retornen el grado de inversión. Quinto, que
simplifique. Sexto, que ayude a formalizar la economía.
Primero, que estimule el crecimiento.
Ha sido muy difícil en Colombia crear doctrina tributaria
en favor del crecimiento. Santiago Pardo, uno de los
colombianos más conocedores de la materia, asesor
de Cambio Radical, me ha permitido coincidir con él
en la tesis de que Colombia necesita estimular el crecimiento
de la economía apoyando ese crecimiento en las
normas tributarias.
El ciclo de mi generación ha visto que generalmente
las normas tributarias que se proponen, son normas
tributarias para mejorar el recaudo, para reducir el
déficit, para poder saltar los matones que tiene
que enfrentar el Gobierno. Y la doctrina tributaria
colombiana, en nombre de la redistribución,
ha marchitado el interés por el crecimiento,
ignorando que hoy crecimiento y redistribución
tienen que ir de la mano.
Es bien importante considerar,
por ejemplo, lo que ha venido encontrando la nueva
investigación
tributaria en el mundo. Cuando en nombre de la distribución,
del mejoramiento de la distribución, se suben
tarifas de renta, se abusa del impuesto de patrimonio,
los países que así lo hacen lo que han
hecho es perder competitividad.
Una reforma tributaria hoy
no está solamente
alinderada por la doctrina, por las tesis de los proponentes
y de quienes la aprueban. No puede estar solamente
alinderada por lo que requiere el país, sino
también por las circunstancias externas. Con
una economía internacional tan globalizada,
hay circunstancias externas que se convierten en condicionantes
de la normatividad interna.
Por ejemplo, gústenos o no, los estímulos
al turismo son una necesidad. ¿Por qué?
Porque si queremos que aquí vengan turistas,
cómo van a Cuba, van a Costa Rica o van a República
Dominicana, que aquí se construya infraestructura
como allá, nosotros no podemos negarnos a unos
estímulos al turismo, que en esos países
han introducido.
Por ejemplo, la tarifa de renta
y en general el resultado de la tributación
que se da en la tarifa efectiva, tiene que tener
muy en cuenta las tarifas internacionales
para poder ser competitivos.
Me ha llamado muchísimo la atención
lo siguiente: estudios económicos recientes
demuestran que cuando se aumenta renta, que cuando
se aumenta patrimonio, eso se hace en nombre de tener
una tributación más social, más
redistributiva. Y lo que se consigue es afectar la
dinámica general de la economía, poner
a las empresas a pagar menos salarios, porque tienen
que pagar más renta y más patrimonio,
a invertir menos y a crecer menos.
Esto lo han dicho personas
en Colombia que son voces excepcionales. Por eso
yo celebro las tesis que desde
la campaña les escuché al doctor Santiago
Pardo y al grupo de Cambio Radical sobre estos temas
que el Gobierno ha venido profundizando.
Mi invitación a ustedes, compañeros
de Cambio Radical, a los compañeros de todas
las fuerzas que integran la bancada, a los compatriotas
de las fuerzas diferentes a nuestra bancada, es que
no le temamos a una reforma tributaria comprometida
con el estímulo al crecimiento. Eso es muy importante.
En la parte social hay que
mirar dos aspectos: cómo
se puede hacer una reforma redistributiva en el origen
sin afectar el crecimiento. Pero el más importante,
y es una tesis que la vengo escuchando hace seis años
a mi buen amigo el Ministro de Hacienda: es más
importante garantizar el mejoramiento de la solidaridad
y de la equidad, a través del destino de los
recursos, que solamente pretender lograrlo por intermedio
del origen de los tributos y los recursos.
El tema del tercer punto, de gran importancia. O antes
de pasar al tercero, algunos aspectos del segundo.
Ese punto segundo en lo social debe tener en cuenta
lo siguiente: que seamos capaces de tener los recursos
para cumplir con las propuestas que conjuntamente hicimos
ustedes, como aspirantes al Congreso, y nosotros como
aspirantes al Ejecutivo, al pueblo colombiano.
Algunas de ellas: la propuesta
de lograr en el cuatrienio que empieza plena cobertura
en educación básica.
La propuesta de masificar en el Sena la formación
titulada. La propuesta de lograr en el cuatrienio que
empieza plena cobertura en salud. La propuesta de lograr
en el cuatrienio que empieza ojalá una suma
entre millón y millón y medio de Familias
en Acción.
La propuesta de lograr en el
cuatrienio que empieza, un gran avance en legalización de viviendas,
se acaba de referir el doctor Germán Vargas
al tema, y avanzar mucho más rápidamente
en vivienda social. Etcétera.
Entonces la reforma debe estar
a tono con esos objetivos. Y ahí vamos a tener que ser muy cuidadosos,
porque ahí vamos a tener que saber relacionar
la reforma tributaria, las reformas económicas
en general, con las reformas sociales. Por ejemplo,
con el caso particular de la reforma en seguridad social.
Seguramente la reforma de seguridad
social, uno de cuyos objetivos es la plena cobertura,
para la cual
necesita rentas, tendrá que estar relacionada
con la tributaria, para que de manera general las rentas
de la tributaria contribuyan en ese objetivo, y de
manera específica, en armonía con la
tributaria, se puedan graduar las cotizaciones, de
tal manera que entren a compensar o que estén
en plena sincronización con lo que se define
en la tributaria.
En el tema del tercer punto:
que la reforma sea recibida como una reforma estructural
por un amplio sector de
la doctrina académica, necesitamos lograrlo.
Es muy difícil encontrar unanimidad sobre el
significado de reforma estructural. Se le pregunta
a interlocutores muy versados sobre la materia: ¿qué es
una reforma estructural? Y dan muy diferentes respuestas.
Ustedes saben que hay compatriotas
en el Congreso que creen que una reforma estructural
es un impuesto
general al patrimonio con una escala progresiva, un
impuesto más alto de renta, etcétera.
Hay otros que tenemos una concepción diferente
de reforma estructural.
En este proceso con Cambio Radical yo creo que tenemos
las identificaciones fundamentales sobre lo que tiene
que ser una reforma estructural.
A mí me preguntan mucho los colombianos, me
preguntan: Presidente, ¿cuántas reformas
tributarias va a presentar en el Gobierno que empieza?
Y les he dicho: ojalá la que aprobemos ahora
sea suficientemente estructural, para que Colombia
se quede muchos años sin tener que presentar
reformas tributarias.
Algo que me causó muy grata sorpresa en la
conversación hace dos semanas con el presidente
Alan García, es que me dijo que el Perú ha
logrado una tributación estructural muy seria,
y que por eso su Gobierno no va a presentar proyecto
de reforma estructural.
Lograr nosotros que un buen
sector de la doctrina, de la academia económica, reciba esta reforma
como una reforma estructural, da mucha estabilidad
en las reglas de juego hacia el futuro de Colombia.
Por eso una invitación esencial es en este punto,
apreciados integrantes de Cambio Radical.
El otro punto: que nos ayude
a regresar el grado de inversión. Colombia perdió hace años
el grado de inversión. Ustedes saben como en
pocos años nuestra Patria pasó de una
situación de equilibrio fiscal, a un déficit
que cuando empezó este Gobierno era del 4,2.
Pasó en pocos años de un endeudamiento
público del 12, 14, 16 del PIB, a un endeudamiento
público que cuando empezó este Gobierno
era del 54 por ciento del PIB.
Colombia perdió el grado de inversión. ¿Por
qué no lo hemos notado en los últimos
años? Y me corregirá nuestro gran ex
ministro Gabriel Rosas. Porque las circunstancias internas
y externas de la economía, nos han permitido
conseguir créditos a menor tasa de interés
y a más largo plazo, de los que teníamos
contratados. Hemos tenido éxito en esa manera
colombiana de reestructurar deuda.
Y además el Ministro de Hacienda ha logrado
en armonía con el Banco de la República,
y desde aquí debo hacer llegar mi voz de gratitud,
una conversión muy importante de ese perfil
de deuda. Por ejemplo, la composición de la
deuda pública entre externa e interna, ha variado
favorablemente, y varió favorablemente mientras
el dólar estuvo tan barato.
El Gobierno, con la ayuda del
Banco de la República,
compró muchos dólares baratos, los giró afuera
y transformó deuda en dólares en deuda
en pesos. Yo creo que es un haber muy importante del
ministro Carrasquilla.
¿Pero qué sigue? Los temores sobre lo
que pueda suceder en la economía mundial, nos
obligan a estar blindados. Si llegare a haber una crisis
financiera en la economía mundial, le va mal
a los países que no tengan grado de inversión.
Por eso una prioridad del Gobierno
que empieza, de la ayuda de ustedes en la aprobación de esta
agenda, es que esta agenda le ayude al país
a recuperar grado de inversión. Si nosotros
recuperamos el grado de inversión, podríamos
sortear exitosamente las dificultades que llegaren
a presentarse en los mercados financieros internacionales.
El otro punto es el de simplificación. Yo estoy
admirado, admirado de los diferentes proyectos, del
proyecto del Ministerio, del de ustedes, por lo que
han logrado en significación. A mí personalmente
me parecía que no se podía lograr tanto. ¿Por
qué? Porque, por ejemplo, uno ve la nueva legislación
que han introducido en la antigua Cortina de Hierro:
es una legislación muy simple, lo que llaman
allá el impuesto plano. Pero eso es aplicable
en unas sociedades que habían visto marchitar
mucho la marcha de su economía, pero que habían
logrado gran equidad en la distribución del
ingreso. Se dificulta mucho en una sociedad como la
colombiana, con tanta inequidad en la distribución
del ingreso.
Y me parece que lo importante,
y ahí veo una
coincidencia en lo de fondo, en lo fundamental, ya
es de ajuste más o menos, lo importante es esa
coincidencia de ustedes en la simplificación. ¿Creo
que se baja de cuántos artículos a cuántos,
Alberto?
Bueno, reducirlo de 1.100 a250
es extraordinario, y todavía más extraordinario
reducirlo de 1.100 a90.
Si logramos eso, eso es una
gran noticia, es una gran tranquilidad para el pueblo
colombiano. Y además
que los colombianos todos llegue un momento no muy
lejano que puedan tener sus comunicaciones con la administración
de impuestos a través de Internet. Como se está avanzando
en el programa Muisca.
Y finalmente el tema de formalización de la
economía. A lo cual apuntan muchos de los artículos
de los proyectos.
Permítanme referir entonces a renta. Empecemos
con renta. La reducción de la tarifa.
Entonces miremos lo de renta.
Estamos de acuerdo que hay que disminuirlo. Yo creo
que nos da credibilidad
porque cuando aumentamos transitoriamente renta, que
pasamos de 35 al 38,5, hubo muchas voces en el país
que nos dijeron: eso es mentira. Para hacer ese aumento
lo proponen como transitorio y después lo convierten
en indefinido. Yo creo que eso nos da credibilidad
y nos da competitividad.
Muy difícil cuando Centroamérica, después
de su TLC con Estados Unidos quiere llegar a tarifas
de renta muy bajas, nosotros perderíamos mucha
competitividad con tener una tarifa de renta alta.
Y no nos dé miedo. Mire: insistamos en esta
legislatura, aquí en el Congreso y ante la opinión
pública, que esas tarifas de renta altas y esas
tarifas altas de patrimonio lo que afectan es el empleo.
Lo que afectan es el monto de salarios, lo que afectan
es la inversión.
Hoy la gran pelea en Alemania
es a ver cómo
rebajan tarifas de renta y de patrimonio para poder
fortalecer el empleo, para poder fortalecer la inversión,
para poder mejorar salarios.
Una sociedad con altos impuestos
de renta, con altos impuestos patrimoniales, es una
sociedad que compensa
eso frenando salarios, que compensa eso marchitando
empleo, que compensa eso perdiendo competitividad.
No nos dé miedo.
El comentario respetuoso que
quiero hacer es lo siguiente: si nosotros vamos a
estimular el crecimiento de la
economía, no podemos dar el mismo tratamiento
en la reducción de la tarifa de renta a los
que crezcan que a los que no crezcan. Ese es el comentario.
Miren: el presidente Reagan empezó la época
de la disminución de tarifas, y nosotros aprobamos
en el año 86 una reforma, yo estaba en este
Senado de la República, de disminución
de tarifas.
¿Que probó eso? Probó lo siguiente:
en efecto, cuando se disminuyen tarifas se aumenta
el recaudo. ¿Se aumenta la inversión?
No necesariamente. ¿Dura mucho en el tiempo
el aumento del recaudo? No necesariamente.
Entonces, ¿qué se indica? Y lo ha probado
este Gobierno con los estímulos de los últimos
años: que no solamente haya disminución
de tarifas, sino una tarifa diferencial para estimular
la inversión.
Porque si hay una tarifa diferencial
para estimular inversión y crece la inversión, eso sí garantiza
que a través del crecimiento a la inversión
en un período de tiempo largo, se mantenga también
en un horizonte de largo plazo el aumento de recaudo.
El aumento de recaudo no necesita
sólo reducción
de tarifas, sino un horizonte sostenido de aumento
de inversión. Por eso mi sugerencia es que al
rebajar la tarifa, creemos ese sistema diferencial.
Entonces ahí vienen unos temas que ha venido
discutiendo el Ministro con las diferentes bancadas,
con los sectores académicos. Por ejemplo, la
deducción del 30 por ciento. Siquiera la introdujimos.
Qué tal que la reforma tributaria del 2003,
que aumentó patrimonio, renta, no hubiera introducido
la deducción del 30 por ciento a las inversiones,
a las nuevas inversiones generadoras de renta. Y había
mucho miedo. Yo recuerdo mis viceministras de Hacienda
con la cabeza con las manos en la cabeza diciendo: “por
Dios, el recaudo”. Se ha aumentado.
No se necesita ser muy sabio
para hacer unas cuentas de tasa de retorno. La verdad
es que las deducciones
bien orientadas, los estímulos bien orientados,
que de verdad estimulen inversión, que no sea
para que la gente lleve la plata al ocio, sino para
que la gente lleve el dinero a la inversión,
eso le trae, así se da, le trae una tasa de
retorno elevadísima al Gobierno. Se dan unos
estímulos y viene una tasa de retorno muy elevada,
que se traduce en incremento de recaudos.
Miren lo que ha pasado en los últimos años.
La inversión ha pasado, la inversión
privada ha pasado del 7 por ciento del PIB al 15. La
inversión total del 14 por ciento del PIB, al
21 - 23 y los recaudos ha aumentado. Han aumentado
el primer año 12 - 14 nominal. El segundo año
de Gobierno el 18. ¿El año pasado aumentaron
cuánto, Alberto? 19. O sea que eso es muy sano,
muy sano hacerlo.
Aquí hay unos temas que yo rogaría que
los equipos técnicos de Cambio Radical, los
compañeros de las otras fuerzas de la bancada
y del Ministro de Hacienda y su equipo, lo miren. Yo
no me quiero referir a eso. Es lo siguiente:
El Ministro ha propuesto la
depreciación del
ciento por ciento a la inversión el primer año.
Y me ha dicho: ese es un estímulo revolucionario.
Que le ayuda no solamente a las viejas empresas sino
a las que nacen, porque la verdad es que la deducción
del 30 por ciento, que ha sido muy buena, tiene una
limitante: le ayuda a las empresas que viene operando
pero no a las que nacen. Porque las que nacen no tiene
de dónde deducir. En cambio la vieja tiene unas
utilidades que generó en el período fiscal
anterior, contra las cuales puede deducir el 30 por
ciento de la inversión hecha. La nueva no tiene
ese balance de atrás.
Lo que dice el Ministro es
que esta deducción,
esta posibilidad de depreciar el ciento por ciento
el primer año, le ayuda mucho a las empresas
nuevas.
Yo le he hecho esta pregunta
al Ministro: Ministro, pensemos en los hoteles, en
los cultivos de tardío
rendimiento, que quedaron con exenciones definidas
en el tiempo por este Gobierno. Entonces yo le he dicho
lo siguiente: primero, los que ya se hayan acogido
a eso, hay que respetar. El Ministro de Agricultura
no le puede decir a quienes sembraron palma, acogiéndose
a esa exención transitoria, que se les va a
quitar esa exención. Ni el viceministro de Turismo,
el doctor Rueda, le puede decir, Viceministro designado
de Turismo, el doctor Rueda, no les puede decir a los
hoteleros, hoy que se están construyendo 49
hoteles en el país, que les va a quitar esa
exención. Eso no se les puede decir.
Entonces lo primero es: a quienes ya se hayan acogido,
eso no se les puede afectar.
Lo segundo: doctor Germán, doctora Claudia,
en la filosofía estamos de acuerdo. Yo rogaría
es que los equipos técnicos de Cambio, el señor
Ministro y su equipo miren si esa depreciación
del ciento por ciento, que propone el Ministro, compensa
plenamente esas exenciones que se quitarían.
Él me hizo esta cuenta, me la grabé en
la mente, me la grabé en la mente: la deducción,
como la presenta él, para depreciar el primer
año, permite recuperar toda la inversión.
Chequéenlo. Me hizo esta cuenta: Si nace una
empresita que invierte 100, y genera el primer año
utilidades, primero tendría derecho a depreciar
100 el primer año. Si tuvo utilidades de 20,
no pudo depreciar sino 20, le queda un crédito
fiscal contra el Gobierno y en favor de la empresita
naciente de 80 Y me dice el Ministro: contra las sucesivas
utilidades de los siguientes años fiscales puede
depreciar hasta que se pague el 100 por ciento de la
inversión.
Al revés: si esa empresita que invirtió 100,
genera utilidades por 120, entonces primero deprecia
los 100 invertidos, no va a pagar impuestos sobre los
120 de utilidades, sino sobre los 20, que son el remanente
de utilidades después de haber depreciado el
100 por ciento de la inversión.
A mí eso me ha parecido muy bueno para esta
filosofía de estimular el crecimiento, y de
no darle el mismo tratamiento a quien crece que a quien
no crece. A quien hay que estimular es al que crece,
porque es que le agrega empleo y valor a la economía.
Chequeen eso en los equipos técnicos.
Muchas gracias.