INAUGURACIÓN
DEL NUEVO HOME CENTER DE MEDELLÍN
Julio 06 de 2006 (Medellín – Antioquia)
Compatriotas:
Quiero felicitarlos a todos.
Qué bueno para
Medellín, Alcalde, ciudad a la que usted le
ha puesto tanto cariño, tanto talento, tanta
esperanza, poder entregar estas inversiones, que le
ayudan mucho al empleo, al tejido social, a la dinamización
de la economía.
Felicito a todos mis paisanos,
en cabeza del Alcalde, por contar con esta nueva
y gran inversión.
Quiero felicitar a Home Center,
a sus accionistas nacionales e internacionales, agradecerles
su confianza
en Colombia. Hemos venido siguiendo año tras
año las inversiones en los últimos cuatro
años y son un ejemplo. Es muy importante para
el país.
Nos habíamos reunido con Don Juan, y otro grupo
de sus compañeros en la Presidencia de la República
hace dos años, nos prometió estas inversiones,
y las está cumpliendo. Y trajo la tarjeta de
crédito, que necesitábamos ese otro canal
para facilitarles crédito popular a nuestros
compatriotas. Muchas gracias.
Quiero felicitar a todos los
que intervinieron en la construcción, en la dotación de este
gran Home Center, y me dio muchísima alegría
haber prolongado los minutos, antes de llegar acá a
esta reunión, para saludar a buena parte de
las 500 personas que están empezando a trabajar
acá.
Me dio mucha alegría saludar paisanos y paisanas,
en su inmensa mayoría muy jóvenes, que
están empezando su vida laboral, y la empiezan
con esta gran oportunidad de Home Center, un empleo
digno, un empleo de muy buena calidad, un empleo de
afiliación a la seguridad social. Qué bueno,
cuánto nos gusta.
Tenemos que poner la economía colombiana a
crecer al seis. Hace algunos años dijimos que
invitábamos al país a hacer el esfuerzo
de crecer al cinco, no lo habíamos previsto,
no lo habíamos propuesto en el Plan de Desarrollo,
pero lo propusimos, en el ánimo político
de los colombianos, se logró.
Ahora seguramente en el Plan
de Desarrollo tenemos que ser modestos en las metas
macroeconómicas,
pero, en el diálogo y en las ejecutorias diarias
con los colombianos, tenemos que ser muy ambiciosos.
Hay que procurar sostener este
crecimiento, que no se nos caiga por debajo del cinco
por ciento, y buscar
cómo crece al seis por ciento.
Que no es fácil, porque como lo habrán
apreciado los distinguidos inversionistas chilenos,
es una economía muy diversificada, con un gran
componente de mediana o pequeña empresa.
Ayer hablaba con el presidente
Alan García
del Perú. Por ejemplo, la producción
de gran minería en el Perú, los precios
de los últimos años, y algo semejante
ocurre en Chile, permite mostrar unos crecimientos
asombrosos de la economía.
Aquí, donde todo tiene que darse con la agricultura,
todo tiene que darse con la industria, con el sector
servicios, y que, salvo lo que está ocurriendo
con el carbón, no hay esos grandes complejos
mineros, es mucho más difícil lograr
esas tasas de crecimiento.
Pero cuando se logran son más dinámicas
en la generación de empleo, distribuyen mejor
el ingreso y producen un resultado de equidad más
rápido.
Por eso ese camino difícil de llegar a un crecimiento,
sostenido, no inferior al seis por ciento, necesitamos
emprenderlo en Colombia, necesitamos continuar en él.
Sé que han contribuido a estas inversiones
muchos factores: la calidad gerencial de los colombianos.
En todas partes del mundo hay admiración por
la calidad gerencial de nuestros compatriotas. La calidad
de nuestros funcionarios y de nuestros trabajadores.
Lo aprecia la comunidad internacional.
Sé que han contribuido a estas inversiones
la pujanza antioqueña, el dinamismo de la ciudad,
las condiciones que la ciudad ofrece, que nos acaba
de mostrar el video del señor Alcalde y que
acaba de reiterar en sus palabras.
Sé que hay muchos factores que han influido
en estas inversiones, y hay dos importantes: la tendencia
del país de recuperar la seguridad y los incentivos
tributarios.
En la reforma tributaria de
2003, el Honorable Congreso nos aprobó la deducción
del 30 por ciento a las inversiones generadoras de
renta.
Todas estas inversiones han
tenido esa deducción.
Es el aporte de la Nación a estas inversiones.
Y por supuesto la seguridad.
Creo que se ha aclimatado bastante en el país el concepto de que aquí no
estábamos proponiendo una seguridad dictatorial,
sino una Seguridad Democrática. Cuatro años
de práctica, a pesar de todo lo que falta, yo
creo que son pruebas suficientes de ese contenido profundamente
democrático de nuestra propuesta de seguridad.
Por eso hay que insistir en ella, con toda la decisión.
Si tuviera ribetes no democráticos, si tuviera
factores cuestionables, no habría razón
para llamar con entusiasmo a los colombianos a que
persistamos en eso.
Pero un contenido profundamente
democrático
de la seguridad nos obliga a persistir en eso, y realizaciones
como éstas muestran la relación entre
la seguridad, la inversión, el empleo y el acceso
a los colombianos a la seguridad social.
En la parte tributaria: el
Gobierno está preparando
una agenda legislativa. La mayor parte aspiramos ponerla
a consideración del Congreso el 20 de julio.
En la parte económica de la agenda legislativa
está la normatividad tributaria, está la
normatividad financiera y está el tema de las
transferencias a las regiones.
Hoy dimos un paso importante
en la parte financiera, después de un proceso muy largo de discusión
en la Presidencia de la República. Aquí está Mateo
Restrepo Villegas, quien trabaja en la Alta Consejería
Presidencial, en el cual participaron Fenalco, la Asociación
Bancaria, el Ministerio de Hacienda.
Hemos logrado producir un decreto,
que da transparencia en costos financieros. Ese decreto
se refiere a los
emisores de tarjetas de crédito, a los bancos
que las utilizan, al comercio que vende a través
de esas tarjetas, y a los particulares que son los
tarjeta-habientes.
Entonces el decreto obliga
que se publique las comisiones que cobran los emisores,
en este caso, por ejemplo,
yo debo tener una tarjeta de Credibanco, ese es el
emisor. La comisión que ese emisor le cobra
al banco que la utilice, asumamos que es el Banco de
Colombia, eso se debe publicar.
Se debe publicar también la comisión
que el Banco de Colombia le cobre al tarjeta-habiente,
a Álvaro Uribe, que es el tarjeta-habiente.
Se debe publicar también la comisión
que el Banco de Colombia le cobre al establecimiento
de comercio, que hizo la venta a través de esa
tarjeta de crédito.
Le pedí a Mateo que trajera copia de ese decreto
al doctor Guillermo Botero Nieto y al doctor Carlos
Enrique Moreno, porque ellos han estado muy pendientes
en estos dos años de ese proceso de concertación.
Está expedido, numerado, dije: para que no vayan
a pensar que ese decreto todavía está en
proceso de construcción, llévelo numerado.
Quedó con numeración de hoy.
Y confiamos que al publicarse esos costos en toda
la cadena, eso ayude a la transparencia y ayude a mejorar
la competencia.
Pero necesitamos atraer al
país más
instrumentos de financiación. Por eso celebramos
la tarjeta de Falabella. Aspiramos que crezca muchísimo
en Colombia y que lleguen otras.
La Reforma Financiera va ayudar a eso. Uno de los
puntos de la Reforma Financiera es facilitarles a los
colombianos los objetos para entregar en prenda al
sector financiero.
Y la Reforma Tributaria va
a ayudar a la bancarización.
Confiamos que la una de la mano de la otra nos ayuden
a que los colombianos todos los días tengan
mejores y más canales de financiación,
que estimulen el esfuerzo que ustedes vienen haciendo
al traer al país esa tarjeta Falabella.
Yo no quiero entrar en detalles
sobre la Reforma Tributaria. Permítanme porque en este momento está en
una etapa de discusión, por parte del señor
Ministro de Hacienda con los gremios y con las bancadas
en el Congreso.
Me voy a referir solamente
y de manera prudente a dos aspectos: a un aspecto
puntual, de estímulos,
y a las características generales que hemos
buscado tenga la reforma tributaria.
El aspecto puntual de estímulos. Como la adopción
del 30 por ciento vence el año entrante, entonces
el estímulo permanente sería: que las
inversiones que haga el sector privado en Colombia
son un gasto, que se puede deducir en su totalidad
el primer año.
Creemos que eso es revolucionario
y que eso va ayudar muchísimo a fomentar el
crecimiento de las inversiones en Colombia.
Veíamos hoy tres o cuatro ejemplos: pongamos
un almacén que cuesta instalarlo 100 pesos.
La filosofía de la reforma es que en el primer
año pueda deducir esos 100 pesos. Si llegó a
producir 120 pesos de utilidad, la renta gravable apenas
será de 20, porque puede deducir como gasto
en el primer año la totalidad de los 100 que
invirtió.
Supongamos que produjo 20 pesos
de utilidad. Entonces le puede deducir los 100, pero
como no produjo sino
una utilidad de 20, entonces dice: bueno, yo podía
haber deducido 100, pero no tengo para deducir sino
20. En ese momento, el contribuyente adquiere un crédito
fiscal del Estado por los 80 restantes. Y los puede
deducir en los siguientes años, todos los que
se demore.
Incluso mucho mejor que la
que la depreciación. ¿Por
qué? Por dos razones: porque si puede lo deduce
todo el primer año. Y si necesita utiliza todos
los años que quiera ad infinitum, hasta que
deduzca el ciento por ciento. Yo creo que ese va a
ser un factor de estímulo a la inversión
bien importante en el país. Esa la parte puntual
de ese estímulo.
Y aquí los principios de la reforma. Queremos
que la reforma tributaria sea una reforma que estimule
el crecimiento, el empleo con afiliación a la
Seguridad Social. Y puntos como el que les acabo de
decir están orientados hacia allá.
Segundo: que la reforma tributaria
tenga aspectos sociales importantes en el origen
de los tributos,
y nos ayude a resolver la financiación de los
puntos sociales que requiere Colombia.
Esto es social por dos razones:
por una razón
de equidad en el origen de los tributos, y por una
razón de proveer recursos para poder hacer financiación
de todas las metas sociales que va requiriendo el país.
Tercero: aspiramos que la reforma
tributaria pueda ser calificada como reforma estructural,
aunque es
bien difícil. El pasado 4 de julio celebrábamos
los 15 años de la Constitución colombiana,
y yo he hecho una similitud entre lo que los colombianos
querían por Constitución y lo que los
colombianos quieren por reforma estructural.
Cuando las guerras civiles
en Colombia se desataban en parte porque todo el
mundo tenía una noción
diferente de la Constitución que requería
el país, y cuando terminaban las guerras civiles
todos los que habían intervenido en ellas se
llevaban en el morral una Constitución y cada
uno tenía una Constitución diferente.
Yo le pregunto a mis compatriotas: ¿usted qué reforma
estructural quiere? Y me dan muchas definiciones diferentes.
Pero vamos a procurar ir creando un consenso para que
la reforma que hagamos sea una reforma estructural,
y que, al calificarla los analistas respetables en
esta ciencia, como estructural, se convierta en una
reforma estable, que les dé a los colombianos
garantía de que no se va a seguir tocando la
tributación periódicamente.
Ayer me decía el presidente Alan García
del Perú que él no va a tocar la tributación
peruana, que encuentra que la tributación peruana
es suficiente, es buena, y que él quiere dar
una señal de compromiso con la estabilidad para
fomentar la inversión, asumiendo la obligación
de no tocar la tributación.
Nosotros quisiéramos que las decisiones que
tomemos ahora en materia de tributación, tengan
ese elemento estructural, que evite que Colombia tenga
que estar tocando la tributación periódicamente.
El otro tema, entonces llevamos
tres: que estimule el crecimiento, el tema social,
el tema de que se le
califique como una reforma estructural. El otro tema:
que nos devuelva el grado de inversión.
El país perdió hace varios años
el grado de inversión, todavía no lo
hemos podido recuperar.
En los últimos años no hemos sentido
perjuicios derivados de la falta de grado de inversión. ¿Por
qué? Porque el buen comportamiento de la economía
colombiana, las reformas, especialmente la reforma
administrativa, ese proceso de saneamiento fiscal en
que estamos empeñados, la oferta mundial de
recursos de crédito, le ha permitido al país
obtener créditos en muy buenas condiciones de
plazo y tasa de interés.
Pero ante una destorcida internacional,
a los países
que van a premiar, y les van a evitar las consecuencias
negativas de esa destorcida, es a los países
que tengan grado de inversión. Y los que tendrán
que pagar las consecuencias negativas de esa destorcida,
serán los países que no tengan grado
de inversión.
Por eso el Gobierno quiere
hacer el esfuerzo de que esa reforma nos ayude a
recuperar el grado de inversión.
Ese sería el cuarto elemento.
El quinto, que simplifique.
Hoy el estatuto tributario tiene alrededor de 1.200
normas. La que estamos preparando
tendría alrededor de 220, o sea que habría
una gran simplificación normativa. Toda esa
jungla normativa se reduciría bastante: pasar
de alrededor de 1.200 artículos, a menos de
250.
Estas son, grosso modo, las
características
que quiere tener esa reforma tributaria, en la cual
estamos trabajando.
Todas estas reformas deben
tener un objetivo: cimentar la confianza en Colombia.
La búsqueda de confianza
sigue siendo el factor jalonador de toda nuestra política,
de nuestra política de orden público,
de nuestra política de inversión, de
nuestras políticas fiscales, de nuestras políticas
tributarias.
Confianza en Colombia, porque
es el único camino
para llegar a una sociedad solidaria, a una sociedad
equitativa, a una sociedad de buen nivel de empleo.
Bueno, a todos muchas felicitaciones.