LANZAMIENTO DEL LIBRO “EL
CONGRESO DE LAS REFORMAS”
DE LA SENADORA CLAUDIA BLUM DE BARBERI
Julio 18 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Veníamos todos con el exclusivo propósito
de acompañar a una compatriota excepcional en
el lanzamiento de su quinto, juiciosísimo libro,
a la senadora, presidente del Congreso, doctora Claudia
Blum de Barberi.
Ella resolvió introducirle a este acto, donde
se protocoliza su retiro del Congreso de la República,
que muchos colombianos deploramos, la decisión
generosa de imponerle al Presidente de la República
la Orden del Congreso.
Quiero agradecerle inmensamente,
señora Presidente,
a usted, a sus compañeros de la Mesa, y la única
manera que tengo de reciprocarlos es trabajando permanentemente
con amor a Colombia y con el más profundo espíritu
democrático.
He tenido el privilegio de
conocer a la senadora Claudia Blum desde cuando era
una niña, de conocerla
en su batalla periodística en sus años
de adolescente, de conocerla en cada uno de los pasos
de su carrera pública.
He tenido el privilegio de
su compañía
en las dos campañas a la Presidencia de la República,
que la democracia me ha permitido adelantar.
He tenido el privilegio de
que ella haya asumido la responsabilidad de proyectos
de ley y de reforma constitucional,
trascendentales para el país.
A la luz de las modernas concepciones
del liderazgo, la senadora Claudia Blum de Barberi,
más que
una figura exitosa de un período de la política
colombiana, ha ejercido un liderazgo muy importante
en estos 15 años de su permanencia en el Congreso.
Muy importante en los años que habrán
de venir y que marca precedentes para las nuevas generaciones
en el quehacer político.
La senadora ClaudiaBlum de
Barberi ha sido consistente, característica fundamental del liderazgo. Ella
no analiza los auditorios para saber cuál es
el discurso que recibe bien un auditorio y cómo
lo cambia para garantizar que el auditorio contrario
también reciba bien su discurso.
Su discurso es el discurso de sus convicciones, es
el discurso de su interpretación de los anhelos
y necesidades del país. Su discurso es la
expresión de sus valores, sin cálculos.
Pero su consistencia ha estado
acompañada por
su congruencia.
Quienes hemos seguido de cerca
su carrera pública
y acompañado muchos de los tramos de esa carrera,
hemos visto cómo hay esa gran congruencia entre
lo que expresa y practica.
Qué difícil en la Colombia tan convulsionada
de las últimas décadas y lustros, encontrar
ese nivel de congruencia que hemos encontrado en la
senadora Claudia Blum de Barberi.
Esta noche, al escuchar sus
palabras, hemos verificado de nuevo una de las características de su sobresaliente
liderazgo: su permanente preparación, su afán
de actualización, de conocer más, de
estudiar más profundamente.
Cada proyecto de ley, cada proyecto de reforma constitucional,
cada debate, ha sido una exigencia que ella ha tomado
para profundizar sus conocimientos.
La competencia, entendida como
esa energía
para actualizarse permanentemente y poder adecuar el
servicio público a las aspiraciones de los ciudadanos,
ha tenido en la senadora Claudia Blum de Barberi una
expresión incomparable. Y su liderazgo encuentra
manifestaciones superiores en su transparencia, en
su valor civil y en sus relaciones humanas.
La dimensión de los proyectos que ha defendido,
los valores políticos que ha predicado y practicado,
han tenido un hilo conductor: su transparencia y su
valor civil.
Esta noche el senador Germán Vargas Lleras
ha hecho parte del recuento del trabajo parlamentario
de la senadora Claudia Blum de Barberi. Todos esos
proyectos hay que ubicarlos en la circunstancias de
lugar y tiempo. Y cuando se cotejan los contenidos
de esos proyectos con las dificultades del momento,
con los riesgos, amenazas y desafíos, encontramos
en la senadora Claudia Blum de Barberi una expresión
superior de valor civil.
Enfrentar la recuperación de la extradición,
en un país que había derramado tanta
sangre, justamente por intentar incorporarla, sangre
que llevó a erradicarla por un tiempo del ordenamiento
jurídico, intentar reinstalarla en el ordenamiento
jurídico y lograrlo, exige mucho valor civil.
En un momento en que parecían intocables los
bienes de la riqueza mal habida, comprometerse, como
se comprometió ella con la extinción
de dominio, exige una dosis superior de valor civil.
Hablar hoy de extradición, hablar hoy de extinción
de dominio, es hablar sobre instituciones jurídicas
que ya han encontrado general aceptación en
nuestro medio.
Un país que ha ingresado a la Corte Penal Internacional,
no podría poner en duda la extradición,
un país que sabe, que está convencido
que tiene que superar el terrorismo, no podría
poner en duda la extinción de dominio, para
devolver a la sociedad la riqueza mal habida que ha
alimentado el terrorismo.
Pero cómo eran de diferentes las circunstancias
hace 15 años. Lo que hoy es el cumplimiento
del deber cotidiano frente a la extradición
y la extradición de dominio, hace 15 años
era un riesgo mayor. Y ella lo enfrentó, corrió todos
los riesgos, enfrentó todos los desafíos,
prefirió los intereses superiores de la Patria,
que su tranquilidad y reposo personal.
No ha calculado falsas nociones
de popularidad. En los últimos años la vimos en la Plenaria
del Senado, en su Comisión, defender con ahínco
la reforma constitucional de pensiones, como un paso
necesario del país para su desarrollo fiscal,
y para garantizarle a las actuales y venideras generaciones
de pensionados las posibilidades fiscales de atender
sus derechos.
Para ella lo importante no
ha sido el cálculo
de la próxima elección sino el bienestar
de los colombianos.
A ese valor civil, a esa honradez,
a esa consecuencia, a esa congruencia, a ese elemento
común, que
ha sido la transparencia, le ha sumado la senadora
Claudia Blum de Barberi, su mesura, su tono, su dulzura,
su sentido de las relaciones humanas.
Hace poco conversaba con casuales
interlocutores acerca de una indagación: ¿por qué una
mujer de férreas convicciones, por qué una
mujer que no transige su manera de ver la vida pública,
por qué una mujer que en concepto de muchos
es una radical en sus ideas, en los cambios de Colombia,
en la noción de decoro de la vida pública,
en los valores morales para transitar en la vida pública,
ha tenido tanto éxito?
¿Por qué, a diferencia de otras posturas
igualmente radicales en la defensa de los valores superiores,
en el caso de la senadora Claudia Blum no ha sido reducida
a las minorías, no ha sido excluida? ¿Por
qué su voz no solamente se ha escuchado sino
que ha triunfado?
Porque ha tenido esa extraña
mezcla entre las convicciones inclaudicables y la
delicadeza en las
relaciones humanas.
Ha convencido con sus relaciones
humanas, para sacar adelante el contenido profundo
de sus convicciones
políticas.
Por eso deploramos su partida
del Congreso de Colombia, pero recibimos con mucho
entusiasmo lo que habrá de
ser el futuro de su carrera de servicio a la Patria.
Señora Presidente del Congreso, permítame
expresar la gratitud y poner como ejemplo relevante
la manera como usted ha conducido la Presidencia del
Congreso.
Usted le ha exigido al Gobierno
lo que tiene que exigirle. La relación con usted, como congresista, como
integrante o Presidente de la Comisión Primera,
como Presidente del Senado, no ha sido una relación
de presiones y de respuestas clientelistas. Ha sido
una relación de examen juicioso de los textos
legales y constitucionales sometidos a consideración
del Congreso.
Usted no le ha exigido al Gobierno
nada distinto que una responsable respuesta al país
y a su tierra vallecaucana.
Algún día habrá que analizar,
para los estudiosos del ajetreo político, cómo
reunió usted a la bancada vallecaucana en su
totalidad, cómo puso la Presidencia del Senado
de la República al servicio de coordinar esa
bancada, en la tarea de demandar del Gobierno Nacional
las mejores respuestas a esa querida tierra vallecaucana.
Nos citó a los ministros, a los altos mandos
de las diferentes fuerzas, al Presidente de la República,
acompañada usted por todos sus colegas de la
bancada vallecaucana, a presentarnos una agenda de
requerimientos para ese departamento.
La tramitó públicamente. Esa agenda
fue objeto de evaluaciones periódicas y ha producido
buenos resultados, y otros habrán de producirse,
porque la semilla ha quedado bien sembrada.
Es un ejercicio plausible de la curul senatorial y
de la Presidencia del Senado de Colombia.
Muchas felicitaciones por esta tarea, llena de realizaciones.
Cuando uno se desplaza de la
Casa de Nariño
al Congreso, lo obligan a dar una vueltica, porque
ahí también está el sello de su
capacidad ejecutora: en plena construcción el
túnel de seguridad, para comunicar este Capitolio
con las oficinas del Congreso.
Muchas felicitaciones por su
gran tarea pública.
Nos deja muy mal acostumbrados a los colombianos, que
necesitamos, queremos verla triunfar en todo lo que
habrá de ser el futuro de su carrera, que es
la carrera de servicio a Colombia, para el bien de
todos nuestros compatriotas, para la tranquilidad de
las presentes generaciones y para la felicidad de aquellos
que habrán de venir.
Muchas gracias, señora Presidente del Senado,
por todo lo que ha hecho y habrá de hacer por
nuestra Patria.
A ustedes muchas gracias.