CEREMONIA DE ASCENSO
DEL DIRECTOR OPERATIVO DE LA POLICÍA NACIONAL
Junio 09 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Nos reunimos nuevamente en
este campo de paradas de la Escuela General Santander
después de una
semana, para protocolizar hoy el ascenso al grado de
Mayor General al Brigadier General Alberto Ruíz
García, director operativo de la Policía.
Quiero, saludar con todo afecto
y admiración
la carrera de Policía del ya Mayor General,
Alberto Ruíz García. Su desempeño,
honorable, persistente, eficaz en la Policía
Nacional. Este ascenso, Mayor General, compromete más
sus energías y sus desvelos con la Patria. Una
Patria que tiene que ser una Patria que le garantice
a las nuevas generaciones en el derecho de vivir en
paz, tranquilas, felices.
Al saludarlo a usted, en nombre
de todos los colombianos, debo extender nuestra gratitud
a su señora,
doña Doris Cecilia, Andrés Alberto y
Estefanía, sus hijos; a sus padres, don Carlos
Arturo y doña Mélida. Las familias de
los policías y de los soldados de la Patria,
hacen grandes sacrificios, se someten a muchas privaciones
por apoyar a quienes tiene que prestar este noble servicio
de portar las armas de la República para garantizarnos
a todos tranquilidad.
Su familia lo ha rodeado a
lo largo de tantos años
de servir a la Policía, su familia, le ha dado
calidez y apoyo, su familia ha sufrido mucho por todos
sus riesgos, por las tareas a usted encomendadas. A
esa querida familia, General Ruíz García,
nuestra gratitud y la expresión de nuestro afecto.
Aplaudamos desde el fondo del corazón al General
Ruíz y a su familia.
Nos reunimos nuevamente este
viernes para entregar la medalla de servicios distinguidos,
en la categoría
de comendador, por primera vez y por tercera vez a
oficiales generales de la Policía y de las Fuerzas
Militares que han servido bien a la Patria y que merecidamente
reciben esta condecoración.
El honor militar, el honor
policivo, se resume en una vida llena de sacrificios,
que tiene pequeños
momentos de alegría, cuando las instituciones –en
nombre de todos los ciudadanos- entregan estos reconocimientos.
Una vida llena de sacrificios, de estos distinguidos
oficiales generales de la República, tiene pequeñas
compensaciones, aquellas compensaciones que protocolizan
el reconocimiento del país a su honor como militares
y policías.
Una pequeña compensación es la entrega
de la medalla de Servicios Distinguidos. Lo hacemos
con toda solidaridad, con afecto y con convicción,
entregándola por primera vez al contralmirante Álvaro
Echandía Durán, al brigadier general
Hipólito Herrera Carrillo, al brigadier general
Rubén Carrillo Vanegas, al brigadier general
Daniel Ernesto Castiblanco, al brigadier general Jairo
Antonio Erazo, al brigadier general Oscar Adolfo Naranjo
Trujillo, al brigadier general Guillermo Chávez
Ocaña y la entregamos por tercera vez al brigadier
general Flavio Enrique Ulloa Echeverri, quien tiene
hoy una de las misiones más delicadas del país
en el Oriente de la Patria.
Generales que reciben la Medalla
del Comendador: nuestra gratitud y nuestra voz de
aliento. Nuestra gratitud
con ustedes y con sus familias, que tanto los han acompañado,
que hoy comparte con ustedes 5 minutos de alegría,
en medio de unas vidas de abnegación. A esas
familias la expresión de nuestro cariño
y de nuestra solidaridad. A ustedes nuestra felicitación,
nuestro reconocimiento y nuestra voz de aliento para
que cumplamos con las expectativas de los colombianos.
Hace una semana, hicimos aquí algunas reflexiones
sobre los pasos que deberíamos dar para avanzar
en el bienestar de la Fuerza Pública. Hicimos
un recuento de las decisiones tomadas en los últimos
4 años en materia de seguridad social y de las
decisiones que se deben tomar en las próximas
semanas en materia de fortalecimiento de los programas
de vivienda militar y policiva, en materia de estímulo
a oficiales destacados para que las comisiones al extranjero
sean comisiones de estudio y también, para empezar
a abrir la posibilidad de que no solamente vengan a
la escuela de Policía, no solamente vayan a
la Universidad Militar, sino de que puedan ir, así empecemos
en pequeños grupos, a otras universidades.
Hablamos hace una semana del
caso de Jamundí.
Recordamos cómo la Fuerza Pública tiene
que tomar la iniciativa para hacer claridad cuando
se presenten circunstancias como ésta. Recordamos
cómo puede haber reveses militares o policivos,
pero no puede haber delitos militares o policivos porque
si bien, en la guerra contra el terrorismo, en la lucha
contra el narcotráfico, se pierden batallas,
en aquello donde no se puede perder una sola batalla
es, en la lucha diaria para avanzar en la confianza
de los colombianos.
Explicamos porqué las decisiones que tomó el
Gobierno frente a Jamundí, que crean una doctrina
política de mucha credibilidad para Colombia
y para su fuerza y que debemos buscar, que a partir
de ese caso particular, esa conveniente doctrina se
instale en nuestra legislación.
Hablamos también de la necesidad de mejorar
la seguridad urbana. Una de nuestras reflexiones hace
una semana fue el reconocimiento a todos los avances
pero también el señalamiento de lo que
falta. Permítanme hacer hoy otras reflexiones.
Una de mis profesoras de liderazgo
suele decir que los gobiernos y las instituciones
no pueden pensar
que van a producir milagros ni grandes revoluciones,
que en la vida pública todo es muy difícil,
que se deben adelantar mil esfuerzos para cosechar
un pequeño resultado, pero que hay que mantener
una actividad sin declive, de todos los días,
sin vacilación, para ir acumulando pequeños
positivos resultados.
Y agrega ella, que los gobiernos y las instituciones
tienen que resaltar lo bueno y frente a lo malo no
ponerse a la defensiva sino reconocerlo y emprender
correctivos, emprender iniciativas.
Nosotros en el Gobierno, en
la institución
policiva o militar, no podemos dejar de resaltar lo
bueno y tampoco podemos desconocer lo negativo. Frente
a lo negativo, el mayor error es ocultar. Frente a
lo negativo, el mayor error es ignorar.
Frente a lo negativo, el mayor acierto es reconocerlo
y emprender correctivos.
ALTA CONSEJERÍA PARA LA REINSERCIÓN
En esa dirección, permítanme
hacer algunas reflexiones hoy.
Pero en primer lugar frente
al tema de la reinserción:
ese es un tema trascendente de la vida nacional, un
universo de casi 40 mil desmovilizados no lo conocía
Colombia. Creo que no hay país en el mundo que
tenga, en los años actuales, una responsabilidad
tan grande como la nuestra.
Cuando se desmovilizó el M – 19 eran
menos de 1.000, entregaron menos de 300 armas. Se desmovilizó el
EPL, alrededor de 2.000. Se desmovilizó la Corriente
de Renovación Socialista, un puñado de
compatriotas. Creo que todos sumados, no superaban
4.000. En este Gobierno llevamos más de 7.000
guerrilleros desmovilizados y más de 30 mil
paramilitares desmovilizados.
Hasta ahí un éxito y a partir de ese éxito
empieza el reto, la reinserción.
Es muy difícil el tránsito de la acción
en armas, de tipificación cotidiana de delitos
agravados de terrorismo, a la desmovilización
que implica la dejación de las armas. Y es muy
difícil el tránsito de la desmovilización
a la reinserción.
El Gobierno ha tomado las siguientes
decisiones: primero, la creación de una Alta Consejería Presidencial
para la Reinserción, donde se van a reunir todas
las competencias que ejercen alrededor de la reinserción.
Se actuará en total coordinación con
la Oficina del Alto Comisionado (para la Paz) y con
el Ministerio del Interior y de Justicia, que tendrá que
ser constructora de políticas y ejecutora. Esto
es, un órgano pensante y un órgano operativo.
Confiamos que al frente de
esa Consejería para
la Reinserción, esté un colombiano de
las mayores calificaciones, con ganas de servir a la
Patria, con ganas de producir resultados, con unos
bríos que no le permitan el cansancio ni el
desmayo. Vamos a ver cómo acertamos en ello,
que proceda con mucha agilidad para atender el pequeño
problema del desmovilizado en la región y con
mucha agilidad para buscar recursos internacionales
o para ayudar a que el sector privado abra las puertas
de empleo para los desmovilizados o a buscar diferentes
alternativas de emprendimiento.
En segundo lugar, hemos tomado
otra decisión:
la desmovilización tiene que ir acompañada
del monitoreo o seguimiento a los desmovilizados y
a la desmovilización se tiene que suceder la
integración de las salas especiales de tribunales –a
lo cual se refiere la Ley de Justicia y Paz-, el proceso
de juzgamiento y el proceso de reparación a
las víctimas.
Déjenme hablar del monitoreo. Hemos recibido
denuncias de que hay fallas en el monitoreo. El monitoreo
lo dividimos en dos grandes capítulos: una cosa
es el monitoreo para hacer el seguimiento de ubicación
de las personas y que acudan a recibir el estipendio,
de que estén acudiendo al SENA a su proceso
de formación, que estén cumpliendo este
tipo de obligaciones y otra cosa es, el necesario monitoreo
para tener la certeza de que esas personas no reinciden
en conductas delictivas.
Sobre este segundo, hay dudas
de la eficacia. Como el Gobierno no puede ponerse
a la defensiva ni negar
dificultades, sino reconocer hechos y mejorar, hemos
tomado la decisión de que ese monitoreo, para
hacer el seguimiento a los desmovilizados, a fin de
tener la certeza de que no reinciden en el delito,
lo haga la Policía Nacional.
Desde ayer, asignamos a la
Policía Nacional
la competencia para que en todas las regiones, en los
comandos departamentales metropolitanos, en los municipales,
se organice la labor de monitoreo o seguimiento a los
desmovilizados, a fin de que sea la Policía,
la que le de informes periódicos al país
sobre cómo es la conducta de los desmovilizados.
La Policía tendrá la responsabilidad
de decirnos a los colombianos con frecuencia, ojalá General
Castro (Jorge Daniel, director de la Policía
Nacional) cada mes, si los desmovilizados están
cumpliendo con la Ley, si están ajustando su
conducta al ordenamiento jurídico o si hay desmovilizando
que están incurriendo nuevamente en el delito
y en la reincidencia.
Aspiramos Ministro (de Defensa,
Camilo Ospina) y General Castro Castro, que esa labor
en coordinación
con la Consejería para la Reinserción
y también con la oficina del Alto Comisionado,
la Policía sobre esa labor le informe a los
colombianos, durante los cinco primeros días
de cada mes. El primer informe deberá llegar
entre el 1 y el 5 de julio.
Permítanme hacer otra reflexión. En
el seguimiento de los procesos de desmovilización,
hemos encontrado quejas de diversa naturaleza.
En algunas regiones dicen que
los espacios de paramilitares desmovilizados los
ha copado la guerrilla. Ustedes
recordarán la pedagogía que hemos hecho
para que la Fuerza Pública esté allí,
los esfuerzos realizados para poder llevar Fuerza Pública
allí, seguimos en la tarea de copar con Fuerza
Pública esos espacios.
La explicación que hemos repetido a los colombianos
permanentemente de que el único camino es el
camino institucional, que la única protección
a la cual se puede aspirar es aquella que deriva de
la fuerza legítima del Estado. Vamos a seguir
en esa tarea.
Y también hemos escuchado la queja de que algunos
paramilitares desmovilizados, se rearman, violan los
compromisos, intervienen en negocios de narcotráfico.
La instrucción que tiene el Ministro, el General
Ospina (Carlos Alberto, comandante de las Fuerzas Militares),
los comandantes de cada Fuerza, es perseguirlos, implacablemente,
con toda la decisión de autoridad.
Una cosa es la generosidad
de un país para
la paz y otra cosa es el ánimo tramposo de los
beneficiarios de esa generosidad, con la ciudadanía.
Generosos con aquellos que cumplan, con total firmeza
para enfrentar a aquellos que incumplan. No debe haber
allí deliberación, no debe haber allí análisis.
Allí lo que debe haber es decisión de
autoridad. Donde haya un desmovilizado delinquiendo,
debe llegar la Fuerza Pública a arrestarlo.
Y por supuesto, automáticamente pierde los beneficios
de la Ley.
Para fortalecer el cumplimiento
de los deberes de la Policía, se ha tomado la decisión
de crear la Dirección de Carabineros para Policía
Rural y también, la de avanzar con cobertura
policiva en áreas de desmovilización.
Hasta el momento hemos llegado
a 84 puestos y en el segundo semestre de 2006 llegaremos
a otros 50. Es
muy importante convocar en todos estos sitios del país
la necesidad de la cooperación ciudadana con
la Fuerza Pública.
Tenemos que repetir, sin cansarnos
de hacerlo, que una Patria con la extensión de Colombia, con
los accidentes de la geografía, por más
Fuerza Pública que llegare a tener, sin cooperación
ciudadana, no logrará la eficacia y la transparencia
que requiere la labor de la Fuerza Pública.
El Gobierno hará el esfuerzo de proveer con
Policía estos 50 puestos adicionales, como ya
ha instalado Policía en 84, pero ese esfuerzo
tiene que ir acompañado de nuestra tarea, General
Castro, de que todos los ciudadanos de esas regiones
cooperen con la Fuerza Pública.
En estos días se han tenido noticia de que
en algunas partes del país donde ha habido desmovilizados,
han reaparecido bandas criminales. La decisión
del Gobierno es, perseguirlas con toda la determinación
de autoridad.
No vamos a incurrir en el engaño de que aparezcan
tratando de legitimar una acción política
para después buscar beneficios legales, el tema
hay que encararlo de manera simple y con firmeza. Que
hay una banda de criminales recientemente constituida
en Tumaco: a enfrentarla, a desmantelarla. Que hay
una banda de criminales en tal o tal sitio del país:
a enfrentarla con toda claridad.
Contra estas bandas se ha creado
un equipo interinstitucional integrado por la Policía, la Fiscalía,
el DAS y las Fuerzas Militares, vamos a identificarlas,
a judicializarlas, a combatirlas y a desarticularlas.
El Gobierno no se puede poner allí ni a negar
el hecho ni entrar en un debate teórico. El
deber del Gobierno y el deber de la Fuerza Pública
es perseguirlas implacablemente y desarticularlas.
Generales: la credibilidad
de nosotros depende todos los días de la eficacia y de la transparencia.
Necesitamos que en las próximas semanas el país
vea resultados eficaces, frente a estas nuevas bandas
de criminales que están al servicio del narcotráfico,
con la advertencia de que aquel desmovilizado que intervenga
en una de estas bandas, será perseguido de manera
implacable por la Fuerza Pública y automáticamente
le quedan cancelados los beneficios de la Ley de Justicia
y Paz.
Por supuesto que hemos avanzado
pero falta mucho. Los informes de inteligencia dicen
que jefes del narcotráfico
están armando esas bandas.
Ministro y Generales: el pueblo
colombiano ha tenido la bondad de aprobar una reelección, nuestra
reciprocidad es la eficacia. Requerimos, con la acción
eficaz de la Fuerza Pública, desmantelar las
organizaciones de narcotráfico que continúan
en el país. Yo les ruego que, conocidos los
nombres, que un señor Varela, que un señor
Diego Montoya, no haya una sola duda y que podamos
entregarlos a la justicia, capturados por la Fuerza
Pública, cuanto antes mejor. Pero el país
demanda de nosotros eficacia.
Es muy grave que estos señores sigan delinquiendo,
que no podamos mostrar resultados contundentes en la
disminución del narcotráfico, de las áreas
de droga y que se vaya a tornar la confianza del país
en desilusión. Es urgente que el país
vea acciones más eficaces para desmantelar esas
bandas. Se que la Policía Nacional y todas las
Fuerzas lo van a lograr.
Que sea ésta, la oportunidad del ascenso a
Mayor General, de un oficial combativo y eficaz, el
General Alberto Ruíz, la oportunidad para hacerle
llegar esta voz a todos los compatriotas, voz de compromiso
por confianza, en que la Policía Nacional y
la Fuerza Pública lo van a lograr.
General Alberto Ruíz, Comandante Operativo
de la Policía: siga usted sirviendo a una Patria
que lo aprecia, que lo quiere y que hoy lo recibe como
Mayor General.
Contralmirante, Brigadieres Generales que han recibido
hoy la medalla al Comendador: sigan en ese servicio
a la Patria.
Ahora, cuando tenía el honor de poner sobre
el pecho de cada uno de ustedes esa medalla, pasaban
por mi mente los servicios por ustedes prestados en
años recientes.
Servicio del contralmirante Álvaro Echandía,
en el Pacífico, en la inteligencia. Del general
Hipólito Herrera, en Santander. ¡Claro,
General Hipólito!, cuántas veces lo he
llamado a urgirlo, como compañero de lucha,
para desmantelar esas bandas de secuestradores que
han maltratado a Santander y usted ha respondido. Hay
que acabar de desarticularlas.
El general Rubén Carrillo Vanegas, en mi comarca,
comandante de esa región de Policía.
Ahora, le ponía la medalla y le decía:
General, que no nos vayan a reabrir oficinas del narcotráfico
en Envigado. General, desmantele ese grupo de secuestradores
que queda en Betulia.
Me veía hoy de nuevo, para entregarle la medalla
de Comendador con el general Daniel Ernesto Castiblanco –lo
vi antes de anoche en Villavicencio-, tiene una enorme
responsabilidad con la erradicación de la droga.
Mientras le imponía la medalla me decía
que ya tenemos reactivados 100 grupos para avanzar
en la erradicación de la droga.
Tiene una tarea muy importante
en el sur del Meta, no solamente en La Macarena sino
en Vista Hermosa.
El país tendrá que darle al mundo, en
no mucho tiempo, el parte de que ha sido erradicada
manualmente la totalidad de la droga sembrada en el
Parque Nacional de La Macarena.
Y al condecorar al brigadier
Jairo Antonio Erazo Marzola, le decía: General,
que no vuelvan bandidos a maltratar a los turistas
en el parque de Los Nevados.
Le recordaba sobre un caso de secuestro que nos ha
dolido mucho y que confiamos los colombianos puedan
tener una buena noticia.
Al condecorar al brigadier
general Oscar Naranjo Trujillo, director de la Central
de la Policía Judicial,
le decía: General Naranjo, los cabecillas del
narcotráfico. El que, general Naranjo que ha
llevado a cabo tareas tan importantes como el esclarecimiento
de hechos luctuosos de los últimos días,
tiene ahora que entregarle al país el positivo
de capturar estos cabecillas que siguen delinquiendo.
Y al condecorar al general
Guillermo Chávez
Ocaña le preguntaba por unos y temas de inteligencia
de la mayor trascendencia para el país.
A tiempo que los felicitaba
les preguntaba por esos temas y les decía
que la medalla del Comendador que les entrega la
Patria, sea una medalla de gratitud
y una medalla de aliento para toda esa tarea futura.
Y al condecorar por tercera
vez al general Flavio Enrique Ulloa Echeverri, le
preguntaba nuevamente por
los operativos de la Fuerza Aérea en el oriente
de la Patria, que pudimos revisar ayer, de cuya eficacia
depende en alto grado la posibilidad de la paz.
Que todos tengan, Generales,
los éxitos que
la Patria demanda. Nuestra gratitud y nuestra voz de
aliento.
Muchas gracias.