INTERVENCIÓN
ANTE EL ENCUENTRO DE LA
SOCIEDAD COLOMBIANA DE ARQUITECTOS
Marzo 03 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Quiero saludarlos muy respetuosamente,
agradecerles esa réplica, en tamaño artesanal tan bella,
del templo de San Felipe Neri de la ciudad de Pasto,
y esta distinción de portar el escudo de los arquitectos
de Colombia.
La verdad es que la introducción del doctor Ricardo
Navarrete (Presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos),
ha traído una serie de temas de gran importancia.
Yo quisiera hacer algunas breves referencias a algunos
de ellos.
El tema de la Ley Orgánica de Desarrollo Territorial:
se han hecho muchísimos intentos, hasta ahora
infructuosos. Yo he venido repensando el tema y dividiéndolo
en dos grandes temas.
Para el tema que tiene que ver
con las organizaciones territoriales propiamente dichas,
yo creo que tenemos
que impulsar la asociatividad. Veo que debe ser el nuevo
nombre y el nuevo paso de la descentralización.
Parto de esta consideración: los departamentos
y los municipios tienen hoy competencias para todo. No
tienen dinero para todo. El problema, más que
de competencias, es de recursos. Sin embargo han mejorado
sustancialmente en los últimos años.
Ustedes saben que la Nación en su conjunto ha
pasado de un déficit del 4.2, con el cual empezamos
en agosto de 2002, a un año 2005 que terminó en
equilibrio. No obstante que todavía tenemos un
alto déficit en el Gobierno Nacional central.
Salvo algunos municipios y algunos
departamentos que siguen en Ley 550 y en algunas dificultades,
la mayoría
está en buen estado, ha mejorado muchísimo.
Han pasado de un alto déficit a un superávit
ya de 1 punto del PIB, y han reducido sustancialmente
el endeudamiento.
Nosotros hemos planteado impulsar
la asociatividad entre ellos. Me parece que hay varias
maneras de hacerlo. Por
ejemplo, la exigencia para cofinanciarles servicios públicos.
En el caso de acueductos y alcantarillados, ha tenido
como reciprocidad exigirles la reciprocidad de tener
organizados operadores de esos servicios públicos.
Yo veo dos extremos y en la mitad
una gran necesidad de asociatividad. Por un lado las
ciudades grandes, muchas
de las cuales todavía tienen problemas. Cito problemas
en Sincelejo, cito problemas en Cúcuta, que estamos
enfrentando. Y por otro lado las pequeñas comunidades,
donde el gran operador de servicios públicos puede
ser una organización comunitaria.
En la mitad, tenemos un reto
inmenso de entidades municipales que requieren operadores
de servicios públicos
y que no alcanzan a tenerlos a título individual.
Allí debemos exigir la asociatividad. Y creo que
nada se opone a que lo logren.
En el tema de vías, en el tema de planeación,
ahora que usted, doctor Navarrete, expresaba el acuerdo
de ustedes con el Gobierno, para evitar que por la puerta
de atrás nos urbanicen la ruralidad colombiana,
pretermitiendo, violentando todas las normas.
Nosotros nos vimos obligados
a dictar un decreto, que muchos pensaban que no correspondía al Gobierno
Nacional, porque se ha recuperado muchísimo la
dinámica de la organización rural, pero
viendo varios sitios del país me preguntaba: ¿entonces
qué pasa con la planeación aquí? ¿Adónde
están los retiros en las franjas que se deben
respetar para las futuras vías? ¿Qué dicen
aquí de las futuras vías? ¿Qué pasa
con las aceras? ¿Qué pasa con los senderos? ¿Qué pasa
con los parques? ¿Qué pasa con la limpieza
de las aguas residuales? Etcétera.
Son esas preocupaciones y la
falta de claridad de normas, en muchos municipios donde
se están adelantando
esas construcciones, las que obligaron al Gobierno Nacional
a dictar un decreto, que suspende transitoriamente las
organizaciones rurales, hasta tanto se subsanen estas
dificultades.
Las corporaciones del medio ambiente
tienen y no tienen incidencia. Ahora les hemos pedido
que se pongan a asesorar
estos municipios, a ver estos municipios cómo
se ponen al día en esos planes. A título
individual muchos no alcanzan a hacerlo. Y encontramos
regiones relativamente pequeñas, de gran importancia,
de gran dinamismo en la urbanización rural, en
la parcelación, que corresponden a varios municipios.
Todo eso nos indica que tiene
que haber una gran asociatividad en la planeación. No hay más camino. Y
como hemos visto deficiencias para jalonarla desde los
gobiernos departamentales y desde los propios gobiernos
locales, por eso nos vimos en la obligación de
expedir este decreto desde el Gobierno Nacional.
Nuestra idea es: asociatividad
en la planeación
para esos desarrollos. Y que intervengan muy seriamente
como entidades asesoras y reguladoras en lo que a ellas
les corresponde, las corporaciones del medio ambiente.
Y asociatividad para ejecutar
obras. Miren: le había
pedido al doctor Santiago Montenegro (Director de Planeación
Nacional) que me acompañara. Porque creo que uno
de los temas que más necesita la participación
de los arquitectos colombianos, es la Visión Colombia
2019, la patria que queremos para el Segundo Centenario
de la Independencia.
Él la viene discutiendo con amplios grupos ciudadanos
en todo el país, en compañía de
sus colaboradores, y ya publicando el segundo borrador
de discusión. El primero se publicó el
7 de agosto del año pasado. Y les propusimos a
los colombianos que eso fuera apenas un punto de referencia
para continuar la discusión o para emprenderla.
Y propusimos que periódicamente estaríamos
haciendo, publicando visiones del borrador ya más
avanzado. Cada una de esas ediciones debe recoger las
discusiones o los debates desatados por el publicado
previamente, o por la publicada previamente.
Aquí tiene Santiago la nueva, la de infraestructura,
que me imagino que la trae para dársela a la Sociedad
Colombiana de Arquitectos.
Entonces allí aparece ya una discusión.
Ustedes saben que hoy estamos pavimentando en Colombia
3.200 kilómetros, lo que se llama un Plan 2500.
Todos los departamentos tienen algunas obras en ejecución.
El Amazonas tiene esa obra de Leticia a Tarapacá,
un kilometraje en ejecución. San Andrés
y Providencia tienen unas obras bien importantes en plena
ejecución.
Yo voy a los departamentos a
un programa que se llama “Contratistas
visibles”. El sábado pasado lo hice en Sogamoso.
Me parece fundamental para la transparencia. Es hacerle
seguimiento, frente a la comunidad, a cada contrato.
Entonces debe comparecer el vocero de la firma ejecutora,
el vocero de la firma interventora y, por supuesto, debemos
asumir la responsabilidad nosotros, los funcionarios.
¿Por qué está demorado? ¿Le
pagaron el anticipo o no le pagaron el anticipo? ¿Ha
conseguido la maquinaria o no ha conseguido la maquinaria? ¿No
le han aprobado los diseños o es que no los ha
presentado?
Yo creo muchísimo en eso, para que el país
sea más eficiente, por ende más dinámico,
y para que haya total transparencia.
Y por allí donde el contrato va mal, como uno
de Sogamoso a Iza (Boyacá), pues el control popular.
Ya la gente se interesa mucho y se enardece. Yo encontré la
gente muy, muy consciente, sin dejarse de decir mentiras,
el pasado sábado.
¿Que ya llevaron la maquinaria? Todavía
no la han llevado. Que es que la tenemos en un garaje,
la acababan de traer. ¿Cuándo va a empezar
a trabajar?
Salvo uno o dos contratos que
iban atrasados allá,
veo una cosa muy sintomática: en los otros que
iban bien, la gente no decía nada. Lo que reclamaban
fue: ¿y las otras vías, las que quedaron
por fuera de este plan?
Entonces ahí viene la noticia que yo tengo que
dar, mala y buena. ¿Cuál es la parte buena
de esa noticia? El país, con los escasos recursos
de la Nación, tiene que emprender la construcción
de obras de competitividad. No podrá la Nación,
creo yo, cualquiera sea el próximo Gobierno, ejecutar
obras en las regiones que no llenen un requisito: que
sean obras que puedan ser calificadas como obras que
contengan la variable competitividad.
Entonces a uno le dicen en Boyacá: el acceso
a tal municipio. Muy importante, no hay duda. Pero para
la competitividad nacional, hay otras obras más
importantes en Boyacá. Como es, por ejemplo, terminar
de pavimentar la carretera de Chiquinquirá a Puerto
Boyacá. O dejar totalmente pavimentadas las dos
carreteras que comunican a Boyacá con el Llano.
Entonces viene la discusión: ¿y por qué me
va a dejar mi municipio desconectado? Entonces ahí tenemos
que ahí viene la parte mala y buena de la noticia.
Porque la Nación se tiene que concentrar en hacer
vías de competitividad. La Nación no tendrá dinero
para eso.
Entonces la propuesta es: asóciense, para que
la Nación consiga un crédito grande, lo
entregue a los departamentos preferiblemente asociados
y a los municipios preferiblemente asociados, para que
ejecute esas obras departamentales y municipales.
Incluso, Santiago, lo tengo muy
comprometido a usted a que les consiga ese crédito. Vaya consiguiéndolo.
Vaya levantándoles a los departamentos con los
bancos internacionales mil millones de dólares.
Esa va a ser la manera, creo yo.
La situación del país ha mejorado mucho
en los mercados financieros internacionales. Todavía
no nos han devuelto el grado de inversión, pero
nos han mejorado la calificación.
Y el año pasado Colombia se convirtió en
el país de América Latina que tuvo el mayor
descenso en las tasas internacionales de interés. ¿Fue
así, no? Entre enero y diciembre del 2005. Nuestros
spreads cayeron mucho más que los de los países
latinoamericanos.
Entonces les he dicho: ustedes
se asocian, la Nación
les consigue ese crédito, ustedes lo van pagando.
Y a medida que lo vayan pagando, la Nación les
va ayudando con avales de la Nación a reciclar
ese crédito. Pagan y les conseguimos uno nuevo.
Pagan y les conseguimos uno nuevo. Para que tengan una
especie de fondo rotatorio, para que vayan haciendo todas
las obras del nivel departamental y del nivel municipal.
A esas obras va a ver que ponerles
todo el cuidado. Por ejemplo, yo sería partidario
de que todas las obras colombianas que hagamos, tengan
un gran paisajismo,
unos separadores de calzadas amplios, generosos. Que
tengan los senderos peatonales, las ciclo-rutas.
Miren, he llegado a considerar
lo siguiente: es más
fácil que una comunidad acepte un peaje, cuando
el Gobierno primero hace la ciclo-ruta que la calzada
vehicular.
Por allá lo estoy ensayando en el departamento
de Córdoba. Le dije al Invías (Instituto
Nacional de Vías): primero hagamos la ciclo-ruta
de lo que falta ahí, entre el aeropuerto de Montería
y la ciudad de Cereté, y apenas hagamos la ciclo-ruta
llamamos a la ciudadanía a decirle: bueno, está lista
la ciclo-ruta, ayúdenos con el peaje para poder
hacer la doble calzada vehicular.
Y yo veo que en el país hay una tendencia muy
positiva a aceptar los peajes, si el Gobierno les hace
los senderos peatonales, si les hace el sendero ese múltiple
que sirva para la bicicleta y que sirva para el peatón.
Por ejemplo, algo bien importante,
y confieso que me lo inspiró el doctor Enrique Peñalosa:
cuando emprendimos la construcción de la Vía
Perimetral de la Ciénaga de la Virgen en Cartagena,
me dijo: “hombre, no pongan contra el espejo de
agua la calzada vehicular, pongan contra el espejo de
agua el sendero peatonal”. Y así va a quedar.
Y por ejemplo, la gran carta
de presentación
de hoy que tenemos de esa vía frente a la comunidad
de la Ciénaga de la Virgen, es una vía
larga, es una vía en su fase inicial de 3 kilómetros
y medio, y tiene una conexión con la unidad deportiva
que estamos construyendo para los (Juegos) Centroamericanos
y del Caribe.
Tiene ahí un par vial de regulares especificaciones,
porque eso estaba ya muy construido a través de
invasiones y ha sido muy difícil recuperar espacio.
Pero va a quedar decente esa conexión.
Entonces eso se logró aclimatar, a partir de
considerar que se le debería dar prelación
al sendero peatonal, y hacerlo de dimensiones generosas
y contra el espejo de agua.
Entonces yo allí veo que ustedes, todos, nos
van a tener que ayudar en el Plan 2019, en toda esa agenda
de obras, en la definición de la sobras nacionales
de competitividad, en las definición de las obras
de los departamentos y de los municipios, en el estímulo
a la asociatividad de ellos, y en el estímulo
a la asociatividad no solamente para ejecutar esas obras,
sino para la planeación.
Yo veo muchas regiones de Colombia
donde si un municipio hace un plan de uso de suelo,
y el otro hace otro plan
de uso de suelo, que no están armonizados, eso
se vuelve un desastre, se vuelve inmanejable. Ayúdennos
en eso.
A raíz del TLC, que yo he estado tratando de
intensificar mi diálogo con los colombianos, porque
la verdad es que uno no puede tener cálculos con
los intereses superiores de la Patria. El tema del TLC
no lo improvisamos, el país empezó a buscarlo
en el gobierno del presidente (Alfonso) López
Pumarejo, cuando se firmó un acuerdo de comercio
con los Estados Unidos.
A principios de este Gobierno,
agosto, septiembre, octubre de 2002, casi no empezamos
el Atpdea. Hubo necesidad
de sacar unos decretos muy exigentes en materia de propiedad
intelectual, y desde ese momento les dije yo a mis compañeros
de gobierno: miren, este Atpdea, que nos va a favorecer
las exportaciones, de todas maneras es restringido, porque
no podemos exportar todo lo que podríamos exportar,
y la ciudadanía no va a invertir lo suficiente,
porque va a decir: ¿qué seguridad tengo
yo de que estas inversiones puedan enviar productos a
los Estados Unidos después del 31 de diciembre
del 2006?
Les dije: yo no veo posibilidades
de que podamos exportar todo lo que debemos exportar,
de que nos hagan todas
las inversiones que requerimos, y no veo posibilidades
de que lo extiendan. Si fue tan difícil pasar
del Atpa al Atpdea, va a ser mucho más difícil
extender el Atpdea.
Y sobre todo, en esa época nos lo extendieron
porque pensaron que venía el Alca. Dijeron: bueno
extendámosle a Colombia el Atpdea, que después
viene el Alca, que debería haber empezado a funcionar
en el 2005. Y ustedes saben que hay unas circunstancias
políticas en la región que tienen bastante
aplazado el Alca.
¿Entonces qué camino,
a falta de Alca? Nos quedaba un camino, el camino del
acuerdo bilateral.
Desde ese diciembre del 2002,
hicimos mucha claridad: no le podemos dejar al próximo
gobierno el problema de que el primero de enero del
2007 revivan las barreras
arancelarias en los Estados Unidos, las dificultades
para nuestras exportaciones. Nos toca, nos toca empezar
a negociar el tratado bilateral.
Primero, no fue fácil convencer a los Estados
Unidos de que lo negociáramos, y después
tuvimos 22 meses de muñequeo en esa negociación.
En las últimas semanas yo pensé: bueno,
para la credibilidad pública y para el interés
nacional, yo no puedo someter esto a fechas. Lo tengo
que someter es a que podamos tener un tratado, si bien
no ideal, un tratado positivo para Colombia. Y en aquellos
puntos difíciles, como la avicultura y el arroz,
manejable. Que creo que es manejable, y así lo
ha reconocido la Sociedad de Agricultores de Colombia
(SAC).
Y hay veíamos lo siguiente: para la credibilidad
del país en sus instituciones, es mejor que el
Gobierno hubiera corrido los riesgos electorales que
cerrar este tratado entraña, a que el Gobierno
se hubiera agazapado, le hubiera dejado el problema al
siguiente gobierno, hubiera esperado que pasaran las
elecciones, para en los días siguientes sorprender
al país con la noticia de que cerró el
acuerdo.
Nosotros creemos que es más sano para la confianza
pública, para el futuro de la democracia colombiana,
para el futuro de nuestra economía y de nuestra
vida social, hacer lo que se hizo y no haber hecho aplazamiento
de cálculo electoral.
Pues bien, eso implica una muy
exigente agenda de infraestructura. Y esa agenda de
infraestructura, de ella se ha hablado
mucho en Colombia, yo diría que ahora la estamos
ordenando, Santiago (Montenegro, director del Departamento
Nacional de Planeación).
Yo diría que nuestra labor principal en este
librito que les va a dejar Santiago, es empezar a ordenarlo.
Y ya he oído críticas, porque dicen: ¿con
qué van a hacer eso, que no hay plata? Y la crítica
es natural en la democracia.
Observo dos críticas: cuando no se mencionan
esas obras, dicen: ¿por qué no las hacen?.
Y cuando se mencionan dicen: ¿cómo las
van a hacer, si no hay plata?
Yo diría que hay lo importante del TLC y de esta
agenda, es que se crea conciencia de que las tenemos
que hacer. ¿Que las va a hacer un gobierno? Imposible.
Pero por lo menos que se siembre en la conciencia nacional,
que los gobiernos que vengan, entre todos, las tienen
que hacer.
Yo veo por ejemplo la salida
Bogotá – Buenaventura:
sí, estamos haciendo la doble calzada Bogotá – Girardot.
Y estamos en proceso de contratarla hasta Ibagué.
Y ya hay unos viaductos de Ibagué para Cajamarca,
para La Línea. Y estamos haciendo el Túnel
de La Línea. Y de todas maneras yo creo que ya
este año, ¿este año se podrá contratar
ya el empréstito con el Banco japonés?
Y va a ser un crédito de 40 años. Entonces
yo creo que ahí, mire, es un ejemplo. Hay que
hacerse una pregunta: ¿esperamos tener toda la
plata para empezar las obras o las empezamos y en el
camino resolvemos las cargas?
El Túnel de La Línea lo empezó este
Gobierno sin plata. Y yo recuerdo mis discusiones al
interior del Gobierno con mis compañeros de Hacienda
y con Planeación. Santiago no vio esas discusiones,
pero me mandaba unas doctoras templadísimas a
decir que no había plata para hacer ese túnel
piloto.
¿Y saben por qué están entusiasmados
los japoneses y ahora sí quieren aportar el crédito
a 40 años, un crédito concesional? Porque
ven la obra en plena marcha.
Entonces ellos vienen. Un viaje bien largo de Japón
aquí, para mostrarles simplemente un power point.
Hay que llevarlos allá a La Línea a que
vean que eso está en plena marcha, y que se va
a hacer.
Yo quiero invocar ese ejemplo
para decirle al país
que hay que empezar las obras de la agenda de competitividad,
para poder financiarlas en su totalidad y llevarlas a
feliz conclusión.
De lo contrario condenamos a
nuestra generación
a verse acabar, y a las que vienen a verse envejecer,
y el país hablando de esas obras y sin emprenderlas.
Yo miro en un helicóptero las carreteras que vienen
a Bogotá del río Magdalena y digo: mucha
gracia que este altiplano, que es una conurbación
de 9 millones de habitantes, con este dinamismo funcione,
con semejantes carreteritas que son unos hilitos de asfalto.
Mucha gracia que esto haya funcionado.
Entonces las circunstancias del
TLC, y este trabajo que se está haciendo como anexo a la Visión
2019, nos obligan a ese plan de obras.
Y yo veo con mucho optimismo
eso, para los próximos
años del país. Yo lo veo, por ejemplo,
en mi ciudad, para no hablar de Bogotá, cuando
se estaba haciendo el Tren Metropolitano.
Había candidatos a los diferentes períodos
de alcaldías que decían: no, que vamos
a hacer eso. Hay que hacer es acueductos, vivienda social,
que normalizar asentamientos subnormales. Ganaban la
alcaldía, y tenían que seguir la obra hasta
que lo terminamos. Creo que en Bogotá pasa lo
mismo con el Transmilenio. Pero soy muy prudente en el
tema.
Finalmente, esas grandes obras
nadie las para. Cuando esas obras empiezan bien y se
van manejando honestamente,
eso nadie las para. Yo creo que eso hay que hacer con
la agenda nacional de infraestructura para la competitividad.
Cuando empiezan, se vuelven políticamente imparables
y se les abre el camino de la financiación.
Ayúdennos, pues, a pulir, con Santiago Montenegro,
ese capítulo. Y digámosle al país
la verdad. Si a mí me preguntan hoy: ¿usted
cómo está hablando de todas esas obras
si no hay la plata? Ahí la estamos consiguiendo.
Pongamos el ejemplo del Túnel de La Línea,
que es el reciente. Las grandes obras colombianas han
empezado sin plata. Y la gente se ha ido entusiasmando
hasta que las han financiado y se han concluido.
Pero a mí me parece muy grave, con o sin TLC,
para un país que quiere ser competitivo, abandonar
esa agenda. Hay que ejecutarla y ahí ustedes son
claves.
A mí me llaman mucho la atención algunos
temas de ustedes como el hábitat de los más
pobres. Yo creo que Bogotá ha dado un ejemplo
con las obras de espacio público que realizó en
muchas partes. Tenemos que procurar extender eso al resto
del país. Yo pienso y pienso cómo hacerlo.
En nuestra reforma tributaria de diciembre de 2002, le
dimos una exención a los ingresos de las renovaciones
urbanas. Eso no ha empezado. Yo creo que vamos a tener
que buscar unos recursos, no para crear una entidad nacional
de renovación urbana, sino para financiarles a
algunas ciudades esas obras.
Me parece que es fundamental,
en lugar de seguir esas expansiones, hablar en los
términos que dice el
doctor Navarrete: rehabilitar la ciudad existente. Para
lo cual se requiere ejecutar renovaciones urbanas. Pensé yo
que con nuestro incentivo tributario de 2002, íbamos
a ver esas obras. Pero no. Hay unos esfuerzos de renovación
urbana muy tímidos en las diferentes ciudades
colombianas.
Y ese reto del 2019, esas cifras
tan exigentes que trae Santiago, yo creo que es más difícil lograrlas,
si seguimos expandiendo los perímetros. Yo creo
que es más indicado para lograrlas, tratar de
rehabilitar la ciudad existente.
Era Gabriel Jaime Giraldo Director
de Planeación
de Medellín, yo estaba en la Alcaldía,
y había la idea de trasladar el basurero de ahí de
Moravia, lejos de la ciudad. Pasan los años, Gabriel
Jaime, ya se agotó ese basurero. El nuevo, el
que nosotros hicimos, de allá de Bello, hoy es
el antiguo. Y la idea era que toda una zona tugurial
que se había creado alrededor del morro del viejo
basurero, en el centro de la ciudad, trasladar esos ciudadanos
para la periferia, la cordillera.
Y Gabriel me dijo: no, lo que
hay que hacer es, mejorémosle
la vida ahí donde están. Y se hizo toda
esa rehabilitación de Moravia, aprovechando que
por ahí pasaba el eje de servicios públicos
de la ciudad. Eso hace tantos años. Fue en 1982.
Yo pienso que rehabilitar la
ciudad existente es una necesidad de Colombia, por
recursos aun, y porque yo
no le veo futuro a una ciudadanía que le muestren
como única posibilidad de calidad de vida, sacarla.
No se puede sacar a todo el mundo. Entonces hay que darles
calidad de vida a esas grandes mayorías que viven
en las ciudades existentes.
Ayúdennos a pensar instrumentos que estimulen
esa renovación urbana, teniendo en cuenta las
limitaciones constitucionales. El Gobierno Nacional no
tiene hoy herramientas jurídicas para decirle
a un alcalde: usted tiene que hacer esa renovación
urbana. No las hay. Entonces lo que tenemos es posibilidades
de incentivos. No ha funcionado en tributario. Quizás
debería funcionar uno financiero. Pensemos ese
incentivo financiero.
La participación de ustedes en el control urbano,
me parece totalmente necesaria. Yo creo que firmé ayer
o antier el nuevo decreto de curadurías ¿Ustedes
lo vieron?
A mí me dijeron que estaba relativamente consensuado.
O sea que confiemos que ese decreto recoja buena parte
de los reclamos que ustedes habían hecho para
mejorar la institución.
Muchas gracias.