CONVERSATORIO
CON LA CÁMARA DE COMERCIO COLOMBO – AMERICANA
Marzo 28 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Me honra mucho regresar
nuevamente a esta asamblea anual de la Cámara
de Comercio Colombo-Americana, que ha servido de foro,
de punto de encuentro, durante tantos
tiempos y tan positivamente a los inversionistas norteamericanos
y colombianos. Quiero saludarlos muy respetuosamente
a todos.
El doctor Nayib
Neme (presidente de la junta directiva de la Cámara de Comercio Colombo-Americana), se
ha referido al TLC como un gran acontecimiento de nuestros
tiempos. Quisiera contar a ustedes algunas cosas referentes
más diría yo al tema político que
al tema minuciosamente técnico del TLC. Que quiero
compartir con ustedes porque es de gran importancia aclimatarlo
aquí y en los Estados Unidos.
Aquí, por coincidencia con las elecciones se
convierte en un tema electoral necesariamente. Hay que
hacer una gran pedagogía para que el pueblo colombiano
lo apoye. Y en los Estados Unidos también coincide
con un año electoral, aunque el proceso electoral
de los Estados Unidos es a fin de año. El nuestro
ya ha transcurrido parte con la elección del nuevo
Congreso, pero faltan las elecciones presidenciales.
Hace cuatro años el Gobierno del presidente Pastrana
hacía esfuerzos para pasar del anterior sistema
de preferencias unilaterales, al nuevo. Después
de las elecciones de mayo, el Gobierno electo se aplicó a
la tarea de coadyuvar en esos esfuerzos.
Aprobado la Atpdea
no fue fácil su implementación.
Requirió el nuevo Gobierno resolver una serie
de irritantes comerciales, como los llaman los Estados
Unidos, y también producir una normatividad no
fácil en el tema de propiedad intelectual, que
justamente hoy está en grave conflicto por las
decisiones del Tribunal Andino de Justicia.
Desde ese momento,
el nuevo Gobierno hizo esta reflexión:
ha sido muy difícil renovar el Atpa a través
de la Atpdea, y difícil la proclamación
del Atpdea.
¿Qué puede pasarle al Gobierno que Colombia
elija en 2006, si ese 31 de diciembre no tenemos, al
expirar el Atpdea, una nueva renovación?
Empezamos a ver
muchos interrogantes, muchas incertidumbres para esa
renovación. Además esos sistemas
de preferencias unilaterales, como todos ustedes lo han
comprobado en su propia experiencia empresarial, dejan
productos muy importantes por fuera y no son suficientemente
atractivos a las inversiones.
Hay un círculo vicioso. Por un lado los inversionistas
dicen: no podemos invertir todo lo que queremos invertir,
porque estos accesos a estos mercados se dan por preferencias
unilaterales, por períodos de tiempo muy restringidos,
sin seguridad de extensiones.
Y por el otro lado
los analistas dicen: no hemos aprovechado suficientemente
las preferencias. No aprovechamos suficientemente
las preferencias porque no hay suficiente inversión.
Y no hay suficiente inversión por temor a la precariedad
de las preferencias.
El Tratado debe
romper ese círculo vicioso. Yo
creo que es algo que hay que repetirlo al oído
de todos los colombianos. Por eso quiero pedir hoy el
favor de que cada uno de ustedes se convierta en un pedagogo
del Tratado, aquí y allá.
Ustedes saben que
en los Estados Unidos hay que hacer un esfuerzo muy
grande con el Congreso, especialmente
con la Cámara de Representantes, para esta aprobación.
Tenemos que trabajar muchísimo con la coalición
de inversionistas norteamericanos en Colombia, a la cual
muchos de ustedes pertenecen, con las diferentes bancadas
del Congreso de Estados Unidos, con la bancada afrodescendiente.
Buscar cómo se construye esta coalición
mayoritaria ya, para garantizar la aprobación.
Y aquí en Colombia hacer un gran esfuerzo pedagógico
para comprensión del pueblo colombiano sobre la
gran oportunidad que nos da el Tratado.
Y explicar lo que
vivió el Gobierno, aquellas
dificultades para hacer el tránsito del viejo
Atpa al nuevo Atpdea, y las expectativas no promisorias
de tener una nueva extensión.
Justamente por eso
en 2002 el Gobierno de Colombia, recién iniciado, tomó la decisión
de buscar el Tratado bilateral. Hubo que hacer un esfuerzo
para convertirlo en una política de todo el Gobierno.
Y mirando antecedentes
históricos, salvo el Tratado
que firmó el presidente López Pumarejo
en los años 30, los intentos posteriores ni siquiera
se convirtieron en política de los respectivos
gobiernos. Eran iniciativas aisladas de un ministerio,
de un ministro.
La primera dificultad
que tuvimos que sortear fue convertirlo en iniciativa
de todo el Gobierno. Después no
fue fácil que Estados Unidos aceptara negociar.
Eso también hay que decírselo al pueblo
colombiano.
Porque en América Latina hace carrera la tesis
de que Estados Unidos lo que quiere es llegar a cada
país con un tratado de adhesión, para que
sumadas las firmas de los adherentes se complete el Alca
por la puerta de atrás. Aquí no vino los
Estados Unidos, nosotros fuimos a los Estados Unidos.
Yo recuerdo aquellas
primeras reuniones con el señor
presidente George Bush. No fue fácil el tema.
Me dijo: pero, ¿por qué vamos
a entrar en tratados bilaterales, si hay que hacer
el ALCA?
Yo le explicaba:
mire, Presidente, nosotros no estamos optimistas sobre
el ALCA, y no vemos las posibilidades
de forzarlo en una América Latina con economías
tan diferentes. Seguramente Brasil no tiene las mismas
necesidades de Colombia. Porque Brasil tiene unos mercados
de exportación muchos más distribuidos
que los de Colombia. Porque Brasil no tiene que pensar
tanto en el mercado de los Estados Unidos como Colombia.
Los países que producen soya, níquel, cobre,
en grandes cantidades, van a estar muy halagados con
el mercado chino. El que produce petróleo no va
a querer el Alca, ni los TLC, porque no necesita tratados
para vender el petróleo. Una economía manufacturera
en consolidación, agrícola, como la colombiana,
necesita estos tratados.
Y cuando empezó a darse la voluntad política
en el Alto Ejecutivo norteamericano, aparecieron los
interrogantes comerciales. Recuerdo uno de ellos: es
que no toda la Comunidad Andina va a entrar, es que Colombia
no está preparada. Recuerdo cuando vino acá,
en su primera visita, el representante comercial de los
Estados Unidos, hoy Subsecretario de Estado. Esa fue
su insistencia: la economía colombiana no está preparada
para suscribir un TLC con los Estados Unidos.
Entonces hay que
recordar que esa iniciativa es colombiana. Y por una
visión de responsabilidad, por la responsabilidad
de crear un clima de inversión en nuestro país
y dejarle resuelto al Gobierno que se elige este año
el problema que se le iría a presentar con la
expiración de la Atpdea y las expectativas no
promisorias de su renovación. Es bien importante
tener esto en cuenta.
Después se dijo: bueno, pero si la Constitución
colombiana ordena que Colombia le dé tratamiento
preferencial a la integración con Suramérica.
Cumplimos esa etapa. Hace cuatro años tampoco
estaba previsto el tratado CAN – MERCOSUR. Hoy
está perfeccionado.
Ha sido elevado
ya a Ley ratificatoria, cuya aprobación
culminó nuestro Congreso. Debo verificar, porque
debe estar ya cumpliendo la etapa que nuestro ordenamiento
jurídico exige de la revisión de la Corte
Constitucional. Ese requisito se cumplió.
Al Gobierno se le
criticaba en sus propuestas iniciales de TLC con el
argumento de que “primero Suramérica”.
Está allanado el requisito. Es muy importante
que todo empresario colombiano, todo ciudadano colombiano,
toda ama de casa, todo trabajador, lo conozca.
Un tema como el
Tratado CAN – MERCOSUR ayuda mucho
a aliviar tensiones políticas, si somos capaces
de robustecer la CAN, aunque ese tratado CAN – MERCOSUR
para nosotros, desde el punto de vista económico,
no es promisorio en las primeras etapas. Confiamos que
en el mediano y largo plazo sí lo sea. Ese requisito
de Suramérica está allanado.
¿Qué sigue? Colombia ya ha empezado la
negociación, o por lo menos la parte preliminar
de la negociación, con Centroamérica. Nuestras
manufacturas y nuestros servicios tienen en el mercado
centroamericano una gran posibilidad. Pero en la medida
en que Centroamérica hace acuerdos con otros países,
como el Cafta con los Estados Unidos, y no los hace con
Colombia, con los países andinos, las barreras
arancelarias pueden convertirse en un factor que vaya
desalojando paulatinamente nuestros productos del mercado
centroamericano. No solamente que nos frustre la posibilidad
de crecimiento en el mercado centroamericano, sino que
nos desaloje.
Es muy importante
decir que estamos en eso, como estamos buscando otros
tratados, porque aquí no se trata
simplemente de una consideración ideológica
o política. Aquí se trata de un proceso
solidario de ampliación de mercados para todos
nuestros países.
Con Europa ocurre
algo semejante. Logramos con dificultades renovar el
mecanismo unilateral de preferencias de la
Unión Europea, 10 años. Está corriendo
el primer año. Hay que hacer ese acuerdo con Europa.
Ese mercado es muy importante y ha sido muy esquivo para
nosotros. Y queda ahora con fortalecida importancia,
dada la extensión de la Unión Europea.
Europa inicialmente
había pedido que teníamos
que acudir todos los países de la Comunidad Andina,
como Comunidad Andina, para ese acuerdo con la Unión
Europea. Las dificultades al interior de la Comunidad
Andina seguramente harán que los países
que tenemos más necesidad de acceder al mercado
europeo, dada la oferta de nuestra economía, que
es diferente a las de otras economías andinas,
que no tienen esas urgencias, entonces los países
que sí tengamos esa urgencia tengamos que apresurar
el entendimiento con la Unión Europea.
Con la economía china, pienso que hay que buscar
una gran aproximación, pero primero a través
de tratados de inversión. Ustedes saben que allí,
para nuestra oferta exportable, manufacturera y agrícola,
el mercado es un mercado hasta hoy inexistente.
A diferencia de
lo que ocurre a países hermanos,
que tienen en la economía china un gran mercado
de soya, un gran mercado de níquel, un gran mercado
de cobre, etcétera, la situación para nosotros
es difícil. Y muy riesgosa, porque la manufactura
china es una manufactura que puede derrotar totalmente
la manufactura colombiana. Por eso el esfuerzo que tenemos
que hacer es un esfuerzo para un tratado de inversión
con China.
Es muy importante
en la pedagogía ante nuestros
compatriotas colombianos, expresar como este es un proceso
de expansión de horizontes de la economía.
Un país que todavía tiene un 49 por ciento
de pobreza (venimos del 60), un país que todavía
tiene entre un 10 y un 13 por ciento de desempleo dependiendo
el mes (en el año 2000 llegó a tocar el
20), un país que estaba recibiendo tan poca inversión
extranjera, es un país que requiere horizontes
para su economía, cualquiera sea el matiz político
del Gobierno. De ahí la importancia de estas expansiones.
Por ejemplo, Chile.
Chile tiene tal distribución
de sus mercados, de mercados para sus productos de exportación,
que tienen dificultad con un mercado, y eso no los trasnocha.
Me decía el presidente Cardoso: Brasil, entre
MERCOSUR, Estados Unidos y Europa, apenas coloca el 40
por ciento de sus exportaciones. Entonces no tiene tanto
afán del ALCA, como nosotros tenemos del TLC.
Hay que explicar
cómo una economía como
la brasilera, dirigida hoy por un discurso socialista
de antaño, es una economía que tiene tanta
apertura en materia de los mercados para sus productos
de exportación. Nosotros no.
Todos dicen en el
lenguaje político: ¿Y
Brasil por qué no ha hecho el TLC, por qué no
ha hecho el ALCA y Colombia por qué con este afán?
Porque ellos no tienen las mismas necesidades que nosotros,
porque ellos tienen otros mercados, otros productos.
En cambio nosotros sí tenemos una gran necesidad.
Porque nosotros todavía estamos en una etapa que
ellos superaron hace mucho tiempo: la etapa de depender
de unos pocos mercados. Por eso tenemos que acelerar
este proceso de expansión.
Por supuesto, tenemos
dificultades en la Comunidad Andina. El Tribunal Andino
de Justicia declaró que nuestros
decretos de 2002 sobre propiedad intelectual, que ahora
son objeto del acuerdo con los Estados Unidos, son ilegales
a la luz de la legislación andina.
Después que teníamos un concepto favorable
de la Secretaría Ejecutiva de la Comunidad Andina,
el Tribunal lo revocó y declaró esa ilegalidad.
Estamos haciendo
todos los esfuerzos para que la Comunidad Andina permita
a Perú, Ecuador y Colombia adelantar
estas modificaciones en la legislación. Le hemos
explicado a la Comunidad Andina: ningún problema
van a tener. Primero, porque esto no tiene efectos sobre
el vecino. Y segundo, porque no hace daño en el
titular que firma el Tratado.
Yo asistí personalmente a la mesa de negociación
de propiedad intelectual. Desde allí, estando
frente a frente con los distinguidos negociadores norteamericanos
y al lado de los compañeros del Gobierno, por
un teléfono celular llamé al Cardenal.
Y le dije: mire, Cardenal, yo no encuentro preocupación
en el tema de medicamentos, porque no se prohíben
los genéricos. Eso sigue en términos generales
como ha ocurrido. Puede haber genérico cuando
vencen los períodos de protección. Antes
no. Eso lo exige a cualquier país del mundo.
No se afectan nuestros
derechos soberanos para enfrentar aquellas calamidades
que tipifiquen un cuadro de salud
pública. Y además una especie que estaba
haciendo carrera en Colombia, de que teníamos
que cambiar los procedimientos que aplicamos para la
protección de datos de prueba, ha quedado desvirtuada,
porque yo le pregunté a los negociadores norteamericanos:
bueno, díganme claramente: como estamos adelantando
nosotros el proceso de protección de datos de
prueba, ¿es suficiente? Me dijeron: sí,
no hay que cambiarlo.
Yo voy a dejar una
nota firmada como Presidente de la República dando testimonio de eso, para que les
sirva a los intérpretes del futuro. Entonces,
esos puntos tranquilizan. Ahora, indudablemente, todo
investigador en el mundo necesita que le protejan su
producto. Si no, se acaba la investigación en
el mundo. La importancia es el equilibrio entre la protección
de la propiedad intelectual, la salud pública
y acceso, en el caso particular, a los medicamentos genéricos,
que tienen una participación tan alta en Colombia.
Eso quedó salvado.
Eso hay que explicárselo muy bien a la Comunidad
Andina. Seguir en esa tarea pedagógica, a ver
cómo se logra esa aprobación.
Y además, eso que lo firmen Colombia, Ecuador
y Perú, ningún efecto dañino produce
frente a nuestros hermanos venezolanos y bolivianos.
Con Bolivia surge
la dificultad de la soya. Esa dificultad se refleja
en la Comunidad Andina, porque el mercado
colombiano es muy importante para los productores de
soya de Bolivia. Y si bien nosotros obtuvimos de los
Estados Unidos unos plazos de desgravación para
el aceite crudo y para el aceite ya refinado, la desgravación
para la torta y para el fríjol de soya es inmediata.
Yo fui a Bolivia
hace dos semanas y les explicaba allá,
traté de disiparles una duda. Ellos dicen que
al poder importar nosotros fríjol o soya de Estados
Unidos de inmediato, pues que vamos a moler aquí ese
fríjol, para producir aquí aceite crudo
y refinarlo. Los empresarios que me acompañaron
le dieron certeza al Gobierno boliviano, que ese no es
el interés que tenemos.
Además le expresamos al Gobierno boliviano lo
siguiente: mire, la producción soyera de Bolivia
le vende a precios más bajos a Venezuela que a
Colombia, porque Venezuela dio la alternativa de importar
soya con cero arancel de Paraguay, Colombia no. Si le
han podido dar unos precios más bajos a Venezuela
que a Colombia, denlos también a los productores
colombianos.
Le ofrecimos a Bolivia
unos acuerdos entre el sector de las oleaginosas de
Colombia y sus productores, incluso
unas líneas de crédito de nuestro Bancoldex
a los productores bolivianos para que sean más
exitosos en las exportaciones colombianas. Y creo que
ahí se necesita un diálogo político
de los gobiernos de Estados Unidos y Bolivia, que el
Gobierno de Colombia quiere acompañar. Porque
a mí sí me preocupa que el tema de la soya
con Bolivia se convierta en un expediente, para tomar
unas decisiones que nos hagan daño al interior
de la Comunidad Andina.
El tema de los medicamentos
es muy explicable, está totalmente
despejado. El tema de soya necesita un diálogo
político de Estados Unidos y de Bolivia, para
que no nos vaya eso a producir un daño en la Comunidad
Andina.
Hemos dicho en la
Comunidad Andina también: hay
que quitarle el temor a que los países andinos
importen de otras partes, hay que quitarle el temor a
que los países andinos tengan nuevos mercados.
Nosotros exportamos a Venezuela más de dos mil
millones de dólares al año, y en Venezuela
todos los días hay más presencia de productos
brasileros que compiten con los nuestros. Nosotros no
hemos protestado por eso.
Lo que tenemos que
hacer es prepararnos a competir en el mercado venezolano
con los productos brasileros. Si
ellos avanzan a una integración, ya no al acuerdo
CAN – MERCOSUR, que está perfeccionado,
sino a la participación de Venezuela como miembro
principal de MERCOSUR, pues eso le traerá a Colombia
una realidad muy compleja en el mercado venezolano, y
el desafío no es quejarnos sino ser competitivos
allí.
También hay que explicar lo siguiente: mire,
nosotros vivimos estrecheces de mercado que nos saturan.
Yo tengo un ejemplo muy elemental. El ejemplo de cárnicos
y lácteos. Generalmente Colombia produce más
que Venezuela. Ha habido unos períodos cortos,
excepcionales, inversos. Cuando en Venezuela escasea
el hato de carne y los lácteos, Colombia es un
gran exportador a Venezuela. En algunos momentos en que
nosotros hemos tenido dificultades, o por razones cambiarias,
se ha traído de allá para acá.
¿Qué pasa entonces con el mercado de Venezuela
recibiendo carne y leche de Suramérica? ¿Y
qué pasa si además crece su hato? (hombre,
nunca me había visto tan bien atendido, doctor
Nayib, me da pena. Le va ir muy bien en el TLC, ya lo
veo vendiendo todo en los mercados de los Estados Unidos,
no le da pena ir a vender, como tiene que ser). Entonces
una Venezuela con alta producción, los productos
colombianos llegando allá y los productos de Suramérica
también llegando allá. Los saturamos. Cuánto
ayuda tener terceros mercados como el de Estados Unidos.
Yo creo que hay
que empezar hacer una pedagogía
en la región sobre las conveniencias para la Comunidad
Andina de este Tratado. Y reflexiones muy simples, pero
hay que hacerlas entender para que superen el discurso
político.
Cuando Venezuela
mejora sus ingresos, gracias a su economía
petrolera, los colombianos podemos vender más
en Venezuela. Y si los colombianos mejoramos nuestros
ingresos, gracias a las exportaciones de nuestros productos,
Venezuela va a poder vender más en Colombia. Y
así sucesivamente puede ocurrir con cada uno de
nuestros países.
Ahora, que eso no
es tan fácil, hay una serie
de normas técnicas etcétera. Pero yo creo
que esa es finalmente una regla inexorable de la economía,
que toca explicarla muchísimo en la comunidad
andina.
Es muy importante
en el Congreso de los Estados Unidos el tema laboral.
Yo creo que debemos recordar lo siguiente:
este país tiene un altísimo porcentaje
de los convenios de la OIT aprobados. Este país
incorporó en el año 1990 los principios
de libertad sindical en nuestra legislación. Este
país ha hecho un gran esfuerzo con la Seguridad
Democrática para derrotar la criminalidad contra
los sindicalistas.
Hubo años en Colombia en que fueron asesinados
165 líderes sindicales. Todavía no hemos
podido llegar a cero. El año pasado todavía
fueron asesinados 12 integrantes de organizaciones sindicales.
Pero tenemos que pedirle a los Estados Unidos que, para
la discusión en el Congreso de la aprobación
del TLC, le dé mérito al efecto de la Seguridad
Democrática en ese tema: la protección
de los sindicalistas.
Ahora, quedan unos
casos de impunidad. Yo confío
que, a medida que vamos desmontando los grupos criminales,
y Colombia está en la víspera de tener
totalmente desmontado el paramilitarismo, yo creo que
el avance es mucho.
Con la desmovilización en el Cesar, antes de
elecciones, del señor a quien conocen con el nombre
de Jorge 40, queda un grupo en el norte del Chocó,
con el cual el Comisionado está ya definiendo
la desmovilización, porque ellos tienen un ultimátum
del Gobierno. El dilema es: se desmovilizan, cumplen
o acción militar.
Y además ese ultimátum es consistente
con lo que hemos hecho. Aquí no se llegó al
proceso de paz con ellos por liberalidad de ellos. Este
Gobierno, combatiéndolos, ya ha dado de baja a
1.632 integrantes de esos grupos. Y quedan unos en el
Llano, que los estamos persiguiendo con toda la decisión
militar.
Yo creo que a medida
que avancemos en el desmonte de estas organizaciones
terroristas, no solamente se frena
la violencia contra estos grupos como los compatriotas
sindicalistas, sino que también se facilita superar
totalmente la impunidad.
Le vamos a pedir
al Fiscal General de la Nación
que pida ayuda al Attorney General de los Estados Unidos
para poder superar los casos de impunidad en Colombia.
Y es básico, definitivo, que ustedes le hagan
entender al Congreso de los Estados Unidos los esfuerzos
que aquí se están haciendo en esta materia.
Preguntaba el doctor Nayib por la agenda de competitividad,
el tema de las visas.
Las visas, yo tengo
fe, que van ganando más diligencia
en el otorgamiento, sin que sea punto del Tratado. Es
una derivación implícita del Tratado que
se concreta. Hay que decirle toda la verdad a los colombianos:
no hay obligación explícita en el Tratado.
Pero ya está funcionando un mecanismo, concertado
con la Embajada de los Estados Unidos, para que les faciliten
visas a los colombianos que por razones de sus actividades
comerciales tienen que ir allí.
Todavía los ciudadanos se quejan: esta mañana
tuve una reunión con el sector de los computadores,
todavía se quejan, pero también reconocen
que ya hay más rapidez, que ya están dando
las citas, con unos plazos muy inferiores a los que había,
etcétera.
Yo creo, y lo digo
con todo el respeto y ofreciéndole
excusas al Embajador de los Estados Unidos, con todo
el respeto, que Estados Unidos se siente más obligado
a darnos un tratamiento diligente de visas, cuando hemos
hecho un Tratado que sin hacerlo.
La sola circunstancia
de que tengamos un Tratado celebrado con Estados Unidos,
le produce a los Estados Unidos el
imperativo de una reflexión técnica: si
hicimos un Tratado con este país, ¿cómo
no le vamos a facilitar las visas para que puedan ejercitar
los derechos y las obligaciones del Tratado?
El tema de la Agenda
de Competitividad. Desde que empezó el
Gobierno hemos venido trabajando la propuesta de visión
de largo plazo para nuestra Patria. Se hizo público
el primer borrador el 7 de agosto del año pasado
por Planeación. Creemos que es tan necesaria una
visión de largo plazo como el esfuerzo cotidiano.
Cuando hay un gran esfuerzo cotidiano sin visión
de largo plazo, la ciudadanía se pregunta para
qué este esfuerzo, para dónde vamos.
Y cuando hay visión de largo plazo, pero no hay
un esfuerzo cotidiano que la convierta en realidad, lo
que nació como una ilusión se torna en
una frustración. Se requiere combinar esa visión
de largo plazo con el esfuerzo cotidiano.
Y esa visión la estamos construyendo en la discusión
pública. Lo único que garantiza, en una
sociedad democrática, una visión de largo
plazo, es que la ciudadanía se sienta obligada
a realizarla, en la medida que sintió que era
partícipe muy importante para construirla.
Visiones propuestas
por grupos reducidos de sabios, en las cuales no participa
en su construcción
la ciudadanía como un todo, son visiones que no
ganan la apropiación colectiva requerida, para
poder convertirlas en realidad.
Uno de los anexos
es esa agenda de competitividad. Estamos empezando
a trabajar. Alguien me decía que yo
estaba proponiéndole al país unas obras
que no se iban a poder realizar. Si no las estuviéramos
proponiendo, la crítica sería al revés: ¿cómo
firman un TLC y no han definido las obras que el país
requiere para ser más competitivo?
Es cierto, estamos
proponiendo las obras, no es que las pueda hacer un
Gobierno, ni que estén financiadas,
pero hay que tener una visión de largo plazo,
unas metas intermedias, una planeación en esa
infraestructura de competitividad. Que eso se convierta
en un imperativo para que gobierno tras gobierno se avance,
y más velozmente.
Por ejemplo, quiero
referirme, hablemos de Bogotá.
Con los Llanos Orientales. Porque esto se está trabajando
en cada región colombiana. En este momento ya
el IDU adjudicó la licitación para conectar
el sur de Bogotá con la Autopista del Llano. Hacer
una salida ahí, en la parte del sur de Bogotá,
de excelentes especificaciones. Cuesta 60 mil millones.
El Gobierno Nacional aporta 50 mil. Ya la Autopista del
Llano está recibida en su totalidad por los concesionarios.
Nosotros hemos superado
casi todos los pleitos que encontramos con concesionarios:
anoche se produjo un hito muy importante
para este país con el liderazgo del Ministro de
Obras, al superar el tema Fenoco – Ferrocarril
del Atlántico.
Hay que pensar en
la segunda calzada de esa Autopista al Llano. Y en
las nuevas carreteras del Altiplano al
Llano. El Plan 2.500 empieza a pavimentar unos trayectos
muy importantes del Sisga – Guateque – San
Luis de Galeno – Villanueva. Pero no incluye todo
el trayecto. Quedará faltando parte del trayecto.
En la carretera
de Yopal a Casanare, otra comunicación
muy importante con el Llano, el Plan 2500 sí incluye
todos los kilómetros que falta por pavimentar.
Estamos avanzando
además en la pavimentación
de lo que falta en la Marginal de la Selva hacia Arauca.
La Marginal del Llano, en el trayecto Tame – Arauca,
para evitar tener que hacer ese recorrido mucho más
extenso al cruzar el río Casanare, en el lindero
Casanare – Arauca, recorrido que obliga a ir a
Saravena y Arauquita. Aquí habría una variante
en hipotenusa de Tame a Arauca.
Ya tenemos los primeros
recursos para avanzar en la recuperación de la navegación del río
Meta, una gran salida del oriente colombiano al Caribe.
En la mirada de
Bogotá al Océano Pacífico,
estamos en plena construcción de la doble calzada
Bogotá – Girardot. En pleno proceso para
contratar el tramo Girardot – Ibagué, de
gran trascendencia. Está en ejecución el
Túnel de la Línea.
Es menos difícil conseguir financiación
de las obras, para las obras, cuando se han empezado,
que cuando apenas están en los power point.
Los japoneses le
habían perdido fe al Túnel
de La Línea. Entonces al principio del Gobierno
le dije al Ministro: invéntese una plata y empecémoslo.
Empecémoslo, que si el país tuviera que
esperar tener todas las obras financiadas para empezarlas,
no habríamos hecho una sola.
Y hace dos o tres
meses fueron a venir los japoneses y le dije: Ministro,
no, no les muestre más power
point en la oficina. Para esa gracia no tienen que venir
del Japón, mándeles una película
por internet. Móntelos en un helicóptero
y llévelos a ver la excavación de roca
en La Línea. Se fueron contentos. Yo creo que
está despejado el camino para un crédito
concesional de 40 años, que, a valor presente,
va a costarnos el 30 o el 35 por ciento de lo que nos
costaría un crédito ordinario.
Tiene el país que hacer la doble calzada Buenaventura – Buga.
Estamos terminando en este momento la variante alterna
interna en Buenaventura: 140 mil millones de inversión.
Estamos en el diseño de la profundización
del canal de acceso al Puerto. Enseguida hay que acometer
la obra. Es necesario complementar con el Puerto de Aguadulce,
con el Puerto de Málaga.
Todo eso pensado
desde Bogotá. La salida Bogotá al
Pacífico, para no hablar de otras, como tiene
que ser la carretera del Eje Cafetero por el Chocó a
Tribugá, en la que también estamos empeñados
y ya avanzando en la pavimentación de unos tramos,
y en el estudio ambiental del tramo de 65 kilómetros
que falta, entre las Ánimas al interior del Chocó y
Nuquí en el Pacífico.
Hay obras muy importantes
que faltan, como la de Commsa. La salida de Bogotá al río Magdalena por
la autopista Medellín – Bogotá.
Nosotros tenemos
entre las dificultades para resolver, tres. Hemos resuelto
muchas. Tenemos casi todo lo de
Colombia Telecomunicaciones resuelto. Los 20 litigios,
falta el acuerdo final con Alcatel. Las concesiones viales,
está casi todo resuelto. Nos falta el tema de
Commsa.
Hay dos delegados,
amigables componedores: un delegado de Su Majestad
y del Presidente del Gobierno de España,
y el delegado del Gobierno de Colombia es el ex fiscal
general de la Nación, el doctor Alfonso Gómez
Méndez. Ojalá podamos llegar rápidamente
a ese acuerdo.
Y estamos preparando
la licitación de la salida
de Bogotá al río Magdalena, dándoles
a los proponentes la opción de que por cualquiera
de los dos trayectos nos propongan doble calzada: o por
el trayecto que había definido Commsa, o por el
trayecto actual, que es el trayecto de Villeta – Guaduas – Puerto
Bogotá – La Dorada.
Ya hemos aprobado el Conpes para ir avanzando paulatinamente
en las dobles calzadas al Caribe colombiano.
Ahora, todo va a
exigir grandes esfuerzos de financiación,
indudablemente, distinguidos empresarios. Pero yo veo
que ahí hay una relación de mutua implicación,
un círculo virtuoso. Porque el TLC llama la atención
sobre la urgencia de que Colombia adelante las obras
de competitividad, urge hacerlas, pero también
abre las posibilidades de financiarlas.
Yo diría que para los japoneses hoy hay dos motivos
que hace cuatro años no tenían para financiar
La Línea: primero, que ven la obra en ejecución.
Y segundo, que ven que Colombia está buscando
nuevos mercados y acaba de cerrar un TLC con los Estados
Unidos.
Yo rogaría acosar a los gobiernos para que ejecutemos
la Agenda de Competitividad, pero también crear
un clima de opinión favorable en el país
sobre ese círculo virtuoso: el TLC nos obliga
a hacer las obras, pero también nos abre mejores
posibilidades para financiar esas obras.
Yo no quiero referirme
a todos los otros temas de la Agenda de Competitividad.
Celebro, sí, porque
hay participación directa de ustedes, el acuerdo
de anoche.
Y agradezco a los
empresarios que participaron, y aplaudo la tarea del
ministro de Transporte (Andrés Uriel
Gallego). Se supera un problema muy grave en el país
con esa concesión del Ferrocarril del Atlántico.
Los grandes productores
de carbón pasan a ser
los socios de la concesión, todos, es muy importante,
no hay exclusiones.
Se comprometen a
ampliar esa capacidad de transporte, para que entre
la fecha y los años 2008 y 2010,
pasemos de exportar por esa línea 22 millones
de toneladas a exportar 66 y medio, 66 millones y medio
de toneladas.
Inicialmente se
comprometen a hacer los intercambios de trenes en determinados
sitios y a emprender la construcción
de la segunda línea. Le dan una participación
importante al Estado colombiano, que la vamos a aplicar
para rehabilitar la línea de Chiriguaná,
donde termina esta Concesión del Atlántico,
al sur, buscando La Dorada. Ahora tengo una posibilidad
de decirle al Tolima y de decirle al Huila, que va a
haber recursos con los cuales ir extendiendo nuevamente
el servicio del ferrocarril.
Y el Gobierno, en ese acuerdo que firmaron anoche, queda
con la posibilidad de incorporar el servicio de trenes
de pasajeros. Yo celebro eso.
Encontré hoy complacencia en el señor
Embajador (de Estados Unidos, William) Wood. Anoche vi
complacidos a todos los empresarios. Yo creo que es un
acuerdo muy bueno para Colombia. Pero nos queda faltando
el del Ferrocarril del Pacífico.
Este Gobierno ha
invertido 140 millones para costear esa concesión del Ferrocarril del Pacífico,
concesión que encontramos adjudicada. Y yo tengo
vergüenza, porque hemos hecho un esfuerzo muy grande
pagando esos recursos, y esa concesión no está funcionando
porque el concesionario no ha aportado el equipo técnico.
Desde hoy el señor ministro (de Transporte, Andrés
Uriel Gallego), firmado lo de anoche, tiene que aplicarse
a ver cómo resolvemos el problema de Commsa y
el problema del Ferrocarril del Pacífico.
Una decisión de este Gobierno ha sido resolver,
transparentemente, todas las disputas con inversionistas.
Creo que eso contribuye a crear un mejor clima de inversión
en nuestra Patria.
Pienso que hoy,
para algo tan promisorio en Colombia como es el carbón, lo que se firmó anoche
se tiene que constituir en una gran noticia para el país
entero.