FORO “EL
DESARROLLO ECONÓMICO Y LAS REFORMAS PENDIENTES”
Marzo 29 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Quiero agradecer inmensamente
la invitación
a este evento. Me releva el doctor Federico Rengifo
(presidente de la Asociación de Fiduciarias
de Colombia), de recordar ante los colombianos desde
este evento la importancia de las fiducias. En efecto, él
ha hecho una cita que me obliga a reiterar el compromiso,
para honrar las responsabilidades del Gobierno frente
al sector agrícola con la ley “Agro: ingreso
seguro”, que debe empezarse a tramitar rápidamente
en el Congreso.
Pero eso tiene un antecedente, doctor Federico. Varios.
No le voy a hablar de las tantas
ocasiones en que hemos tenido que utilizar la fiducia,
por ejemplo para
superar los litigios que este Gobierno encontró con
concesionarios y asociados del Estado. El último
litigio que superamos fue antenoche, cuando firmamos
el acuerdo de reforma total y de cambio total de los
socios en la concesión del Atlántico,
del ferrocarril del Atlántico.
Paso promisorio, porque se
supera esa disputa, entran todos los carboneros del
Cesar a ser socios de la concesionaria,
salen los antiguos concesionarios, los nuevos asumen
el compromiso de tener más o menos en tres meses
construidos los intercambios del ferrocarril, para
poder pasar de 22 a 40 millones, 44 millones de toneladas,
en una primera etapa. Y más o menos entre los
años 2008 y 2010, gracias a la segunda línea
que se obligan a construir, que ese ferrocarril pueda
pasar de las 22 millones de toneladas año que
hoy transporta, a 66 y medio.
Todo eso va requiriendo fiducia.
Yo mantengo dos medicinas en la vida moderna: la
fiducia y las cooperativas.
La fiducia para tantos problemas colombianos representa
algo así como lo que representó la penicilina
para sustituir las sulfas. Cuando las sulfas empezaron
a ser totalmente inocuas, la receta de todo el mundo
era la penicilina. Hoy para tantos problemas que enfrenta
el Gobierno la receta tiene que ser las fiducias.
Eso que les propuse a los colombianos
en lo del TLC, tiene también un antecedente inmediato. Ustedes
saben que el país abrió las importaciones
de trigo a comienzos de la década de los 90,
y de cebada, que eso ha generado problemas inmensos,
en Boyacá, en Nariño, que se empiezan
a superar.
Ahora en el TLC nos obligamos
a que el trigo entre en canasta, o sea que queda
desgravado de inmediato.
Y hemos asumido la obligación ante los trigueros
nacionales de garantizarles, con patrimonios fiduciarios,
la absorción de sus cosechas.
El año pasado para la ratificación en
el Congreso del acuerdo CAN – MERCOSUR, el Gobierno
presentó ante el Congreso una fiducia, donde
los molineros depositaban en esa fiducia los instrumentos
necesarios para garantizar la absorción de la
cosecha de trigo.
El país consume más o menos millón
300 mil toneladas de trigo y no produce sino unas 70-90
mil. Pero esas 70-90 mil las produce en sectores sociales,
casi de microfundio, en Yacuanquer, Nariño,
y en algunas partes de Boyacá, que nos obligan
a ser muy cumplidos en la compra, para lo cual ha habido
que apelar a ese instrumento de credibilidad que es
la fiducia. Y también incorporarlos en el proyecto
de ley “Agro: ingreso seguro”, porque en
el último tiempo no han requerido subsidio de
precio, sino garantía de absorción. Pero
en el momento en que requieran subsidio de precio,
habrá que apelar a la otra fiducia, que permitirá garantizar
la aplicación de la ley “Agro: ingreso
seguro”.
Permítanme hablar del tema tributario, del
tema de transferencias, de las reformas administrativas,
de algunas ideas sobre formalización, y un tema
que yo no sé por qué se está olvidando
en la discusión colombiana hoy, que es la Seguridad
Democrática, sin la cual nada de esto funciona.
En el tema de transferencias.
Lo que ha ocurrido en este Gobierno, como efecto
de las reformas tributarias,
le da la razón a la reforma constitucional de
transferencias que se adelantó en el Gobierno
anterior, con la dirección del entonces ministro
Juan Manuel Santos. Pero esa reforma deja de regir
en el año 2008, y tenemos que definir con qué normas
la vamos a sustituir. Y ojalá cuanto antes,
porque a la inversión hay que darle reglas de
juego con suficiente antelación, reglas de juego
que construya confianza. Y confianza debe ser la palabra-fuerza
en todas las reformas que se proponga adelantar el
país.
¿Qué vemos nosotros en materia de transferencias?
Si el país quiere lograr, y yo soy partidario
de que lo logre, plenas coberturas en educación,
salud y un gran avance en saneamiento básico
en los próximos tres años, vamos a tener
que hacer un aumento frente a lo que hoy hay en transferencias
focalizadas, especialmente a educación y a salud,
mientras se logran esas plenas coberturas. A partir
de allí, eso vuelve a reducirse. Y así debería
fijarse en la nueva ley que define esas reglas de transferencias.
Pero hay que hacer un gran
esfuerzo en controles. Por ejemplo, nosotros tenemos
muchas dificultades para
que departamentos y municipios dediquen la transferencia
de saneamiento básico inicialmente a lo que
tienen que dedicarla, que es a los subsidios.
Anteayer en Sucre encontrábamos que todavía
la Alcaldía de Corozal no está cumpliendo
con lo que manda la Ley 715. Estamos buscando implementar
en todas esas zonas en donde hay tanta dificultad en
el saneamiento básico, en el acueducto y en
el alcantarillado, unos esquemas de operadores, que
además nos ayuden a que se cumpla, por parte
de los departamentos y por parte de los municipios,
con la destinación indicada por la ley, eficiente
y transparente, de estos recursos de transferencias.
Controles.
Y se necesita ahí la coordinación con
regalías. El tema de regalías es muy
difícil. Porque yo escuchaba a distinguidos
analistas proponer que parte de las regalías
territoriales vengan a la Nación. Eso no tiene
ninguna factibilidad política. Ningún
departamento productor de regalías va a permitir
que le quiten parte de sus regalías para la
Nación. Nosotros tuvimos enormes dificultades
en el Congreso que está terminando para dar
un paso que lo pudimos dar: fue exigirle a los departamentos
productores de regalías dedicar un porcentaje,
que ya exige, para poder construir reservas de pensiones. ¿Cómo
les pudimos convencer? Es para sus propias pensiones,
no es para transferirle eso a la Nación.
La verdad es que el Gobierno
que represento no cree que sea factible ni conveniente
proponer transferencias
de regalías de los departamentos y municipios
a la Nación.
¿Qué creemos que se debe hacer? En las
reglas de cofinanciación se debe ser más
exigente con la cofinanciación local, en aquellos
departamentos y municipios que tienen regalías.
De hecho, ya lo venimos haciendo. Nosotros hemos logrado,
como anticipo para lo que tiene que ser la cobertura
universal de seguridad social en Colombia, la cobertura
en salud universal en los estratos 1, 2 y 3 en seis
departamentos. Son ellos Arauca y Casanare, Cesar y
La Guajira, que tienen regalías, Huila, que
tiene regalías, y Antioquia, que no tiene regalías.
Y a esos departamentos con
regalías se les
ha exigido, para poder lograra esa cobertura inmediata,
una altísima cofinanciación.
Creemos que eso se debe generalizar
en el país:
una regla de cofinanciación selectiva, más
exigente, frente a los departamentos y municipios que
tienen regalías.
Y por supuesto, controles.
Planeación Nacional
ha hecho en este Gobierno el ejercicio de revisar todas
las interventorías sobre las regalías
territoriales. Creo que es un buen paso, pero no suficiente.
En mi concepto, el mejor control
a la corrupción
es la participación de la opinión. Todo
lo que se pueda hacer en materia de facilitar investigaciones,
de darle instrumentos a la Procuraduría, a la
Contraloría, a la Fiscalía, en materia
de penas, está bien, no lo voy a discutir. Para
mí lo más importante de todo es participación
de opinión.
La experiencia de este Gobierno es buena en esa materia.
Mis compañeros de Gobierno no se atrevían
a las conciliaciones en todas las concesiones viales.
Casi todas estaban en pleito. De las concesiones viales
nos falta un pleito por superar: el de Commsa, que
hoy está en poder de dos amigables componedores,
uno del Gobierno español, designado por Su Majestad
y por el Presidente del Gobierno. Y otro componedor
designado por el Gobierno de Colombia, que es el señor
ex fiscal general de la Nación, el doctor Alfonso
Gómez Méndez.
Puedo darles el parte a ustedes que todas las otras
concesiones que estaban en pleito, se han superado
los pleitos.
En ferrocarril ahora tenemos
que superar lo del Ferrocarril del Pacífico. Todos esos contratos de asociación
de Colombia Telecomunicaciones, que eran alrededor
de 20 disputas, creo que nos falta por resolver una:
la de Alcatel.
Los funcionarios tenían mucho temor. En el
país había un gran temor y una gran desconfianza
a la conciliación. Los funcionarios decían:
mire, cualquier cosa que yo concilie, inmediatamente
me van a perseguir con un juicio fiscal, me van a abrir
una investigación en la Procuraduría.
Y en la opinión ciudadana una gran suspicacia:
toda conciliación era puesta bajo suspicacia. ¿Qué hicimos?
Facilitar mecanismos de participación y opinión.
Entonces cuando empezaron estas
conciliaciones, dijimos: hecho el acuerdo, no se
perfecciona sino después
de publicarlo durante un buen tiempo para que la opinión
y los organismos de control lo conozcan. Y eso ha disipado
motivos de suspicacia en la opinión y le ha
dado confianza y ha hecho disipar motivos de temor
a los funcionarios.
La participación de opinión en el esquema
de regalías hay que desarrollarla.
Ahora por ejemplo en el Plan
2500 de pavimentos, que está en plena ejecución en el país,
no solamente aplicamos unas normas de participación
de opinión que introdujo este Gobierno desde
el principio. Antes de entrar a vender pliegos para
contratos, una etapa de pre-pliegos, que se publica
ampliamente, que se somete a la discusión, lo
acabamos de hacer en el aeropuerto Eldorado para la
concesión.
La adjudicación en audiencias públicas.
En el Plan 2500 exigimos que todos los proponentes
entregaran dos sobres: un sobre con la propuesta técnica
y jurídica y otro sobre con la económica.
Primero se abrió en audiencia pública
el sobre con la propuesta técnica y jurídica.
Los que pasaron esos requisitos fueron seleccionados.
A esos solamente se les abrió, sólo a
ellos, se les abrió el sobre con la propuesta
económica. Y se adjudicó al proponente
con menor precio dentro de los seleccionados.
Y estamos en la tercera etapa,
que la llamamos Contratistas Visibles. En los Consejos
Comunitarios, periódicamente,
tienen que dar la cara contratistas ejecutores e interventores,
y por supuesto nosotros los funcionarios del Gobierno.
Y entonces eso ha estimulado, pero de manera muy positiva
y muy masiva, la fiscalización comunitaria sobre
esos contratos.
Queremos hacer algo en el tema
de regalías.
Volver las regalías, en los departamentos que
las reciben y en los municipios, totalmente visibles,
y crear todos los mecanismos para el control ciudadano
como elemento de eliminación de corrupción.
Las reformas tributarias. Ha
sido muy difícil
el tema para este Gobierno, porque nos encontrábamos
ante una contradicción. Por un lado la necesidad
de más recursos, por otro lado el temor a que
esas tarifas le restaran competitividad a la economía
colombiana. Por otro lado el temor de seguir afectando
la inversión y el empleo.
La verdad es que hubo un incremento
transitorio de tarifas, pero se matizó con los estímulos.
El principio rector de esta tributación transitoria
de este Gobierno ha sido: premiar al que crezca y gravar
más al que no crezca.
Y en lugar de dar unos estímulos por lobby,
los focalizamos para estimular ventajas potenciales
del país. Estímulos, por ejemplo, al
turismo, donde el país tiene una gran ventaja
potencial. Y encontramos que había que acompañar
la Seguridad Democrática, causa de incremento
del turismo, de estímulos a los nuevos hoteles,
a las empresas de turismo ecológico, a la renovación
de viejos hoteles.
Estímulos a los combustibles biológicos,
en lo cual el país tiene una gran posibilidad.
A mí me decían los vallecaucanos hace
cuatro años: con el actual marco tributario,
el país no va a tener alcohol carburante.
Entonces le quitamos al alcohol
carburante el impuesto global al combustible y el
IVA, y hoy estamos produciendo
un millón 50 mil litros diarios del alcohol
carburante.
La exención tributaria transitoria a los cultivos
de tardío rendimiento, que ayuda mucho en el
caso de caucho, para la madera, para el cacao, para
la palma africana, fuente del biodiesel, que va a tener
el país biodiesel en poco tiempo. Y al biodisel
también el mismo tratamiento del alcohol carburante.
Y adicionalmente nos hemos comprometido a que la exportación
de combustibles biológicos, en lo cual el país
tiene todas las posibilidades, pueda tener tratamiento
de zonas francas, lo que daría una tarifa del
15 por ciento.
Y yo creo que ha sido muy importante
la deducción
del 30 por ciento a las inversiones generadoras de
renta. Sí, el año pasado con relación
a las inversiones realizadas en el año 2004,
eso le costó al fisco cerca de un billón,
pero el recaudo creció un 15-17 por ciento.
El diagnóstico más pesimista del resultado
de esa deducción, podría decir, gracias
a esa deducción se anticiparon muchas inversiones
que las empresas tenían programadas para períodos
de tiempo más extenso.
Y también hay encuestas que muestran que esas
exenciones fueron determinantes para que muchas empresas
tomaran la decisión de hacer inversiones.
Yo pediría que se tenga
en cuenta la necesidad, en la nueva reforma tributaria,
de no darle el mismo
tratamiento a los que crecen que a los que no crecen.
Yo creo que hay que premiar a los que crecen. Me parece
que eso es fundamental en una reforma tributaria.
Cuando la administración Reagan impuso la tesis
de que había que reducir tarifas para estimular
inversión, el resultado no fue tan promisorio
como se esperaba. Porque cuando simplemente se reducen
tarifas, sí, inicialmente hay una reacción
muy favorable en el recaudo, pero no se ha comprobado
todavía que haya un crecimiento sostenido en
el tiempo, a partir de esa reforma, en materia de inversión.
Y cuando ese crecimiento no
se da intenso y sostenido en el tiempo, entonces
el recaudo, que aumenta en los
primeros años, no sostiene la dinámica
en los años subsiguientes.
Yo creo que ese es un elemento
muy importante para tener en cuenta, y en lugar de
pensar en un estímulo
general, darle un tratamiento diferente, con estímulos,
a aquel que crezca, y el tratamiento que se les da
a aquellos que no crezcan.
Con el Ministro de Hacienda
se ha hablado de la necesidad de que los principios
inspiradores de esa reforma tributaria
sean: una reforma tributaria que simplifique, que construya
equidad, que permita financiar aspectos sociales necesarios
del país, que cree competitividad y que tenga
elementos que ayuden a formalizar la economía.
A algunas personas les he escuchado
que el mecanismo más fácil para simplificar la tributación
en Colombia, sería el sistema único de
impuesto al ingreso, con una tarifa relativamente plana,
eliminando los otros impuestos.
Cuando uno pregunta cómo funciona en otras
partes, funciona bien, han simplificado mucho, pero
son países que habían construido una
gran igualdad en la distribución del ingreso.
Yo temo, no obstante que se empieza a oír correctivos
que tendría en Colombia, que esa pudiera ser
la gran objeción en nuestro país.
Es muy importante que los grupos
de estudio examinen esas alternativas, examinen cuál es el mejor
camino para que Colombia simplifique, pero teniendo
en cuenta que tiene que acompañar la simplificación
de la equidad distributiva.
En el tema de la tarifa de
renta el país tiene
que asumir el compromiso político de premiar
el crecimiento. Yo escuchaba al doctor Santiago Pardo
la tesis de que las reformas tributarias tienen que
ser focalizadas a crecer. Yo lo comparto plenamente.
La deducción esa del 30 por ciento y los estímulos
focalizados que ha introducido este Gobierno han producido
muy buenos resultados. Hay que ver el crecimiento en
las siembras de palma africana, cómo empieza
a despegar lo de cacao, cómo empieza a despegar
lo de caucho, etcétera. Creo que hay que perderle
el miedo a esos estímulos.
Para la reducción de la tarifa de renta, mi
sugerencia respetuosa es la siguiente: pensemos en
dos escalas, que nos permitan mantener estímulos.
Por ejemplo: tener una tarifa general más baja
que la que hay, pero en un nivel no tan bajo, que nos
permita adicionalmente mantener la deducción
tributaria por inversiones generadoras de renta.
Esa sería mi propuesta. En lugar de que no
haya sino una tarifa general hasta tanto nivel, que
tengamos una tarifa general más baja que la
actual, más alta que la pensada, y que adicionalmente
a eso tengamos la deducción para inversiones.
Repito el argumento: si bien
cuando se hacen esas rebajas tarifarias aumentan
los recaudos, ese aumento
no es sostenido en el tiempo si no va acompañado
de una gran dinámica de inversión. Y
para la dinámica de inversión es mucho
más importante el tratamiento diferencial al
que crece, frente al que no crece, que simplemente
la tarifa baja para todo el mundo. Esa sería
una sugerencia en renta.
En cuanto al IVA, el IVA hay que mirarlo en asocio
con el 4 por Mil. Y hay que preguntarse qué es
más impopular: ¿el IVA general o el 4
por Mil?
Ahora, este es un problema
no solamente de economía.
Es un problema de economía política.
Y el tema de economía política no es
un tema de coyuntura electoral, sino de legitimidad
del sistema y de no crearle fisuras a la sociedad colombiana.
La economía política nos obliga a pensar
que temas como el tributario no polaricen las sociedades.
Entonces por eso hay que tener mucho cuidado con lo
que se propone, porque nada ganamos con unas propuestas
que simplemente polaricen la sociedad colombiana. Eso
puede hacer unos daños profundos.
Lo primero que necesita la
economía política
para su factibilidad, es una gran legitimación
a las instituciones y a la normatividad. Y a eso se
oponen las propuestas polarizantes.
Creo que al principio del Gobierno
se hizo una cosa buena, que fue lo del 2 por ciento.
Muchos lo criticaban.
Decían: eso no lo va a manejar nadie, tanta
tarifa, etcétera.
Pero yo creo que eso estaba
llamado, más que
a aumentar el recaudo, a aumentar la responsabilidad
de todos los colombianos con el fisco, a abrir caminos
de formalización.
Por eso cuando se estudie ampliación alguna
de la base, hay que tener mucho cuidado en no hacer
propuestas polarizantes, en tener en cuenta la factibilidad
política, que dependerá de la aceptación
social, y en tener en cuenta el tema tarifario.
Y la verdad es que eso tiene
complicaciones. Porque yo les pregunto al Ministro
de Hacienda y al Director
de Impuestos: bueno, este Gobierno pasó de gravar
el 37 por ciento de los bienes y servicios, a gravar
con IVA hoy el 53. ¿Qué sigue? ¿Entonces
siguen los medicamentos, la canasta básica,
los servicios públicos, etcétera?
Yo, por ejemplo, he dicho:
uno no puede pensar en una coyuntura de ajustes de
tarifas servicios públicos
y encimarle a la gente el IVA. Eso es excluyente.
Este Gobierno ha tenido que
hacer un gran esfuerzo administrativo y tarifario
para salvar las electrificadoras. ¿Qué tal
que a eso le hubiera sumado el IVA de los servicios
públicos?
Por eso yo pediría en eso tener todo, todo
el cuidado. Yo prefiero una cosa pequeñita que
formalice la economía y que aumente responsabilidades
con los colombianos, que una propuesta desmesurada,
polarizante.
El 4 por Mil. En la discusión
hay que llevar lo uno con lo otro. La ley tributaria
dispone que el
punto adicional que introdujo este Gobierno es transitorio,
y debe ser transitorio.
Yo creo que debe eliminarse
en la fecha prevista por la ley, y quedaríamos
en el 3.
Se están estudiando varias alternativas. Hay
que ser muy cuidadoso, porque uno pudiera proponer
hoy varias fórmulas. O eliminarlo, así sea
gradualmente.
Si se propone eliminarlo gradualmente
hay que asumir la responsabilidad de decir cómo
lo vamos a compensar.
Porque lo dijo muy bien el
doctor Federico: el año
pasado nosotros logramos equilibro fiscal, pero no
obstante todos los esfuerzos, en el Gobierno Nacional
central el déficit todavía es del 4,9.
Y no obstante que hemos reducido
el endeudamiento de la Nación del 53 al 43, hay que llegar al
30, para poder tener en el tiempo la garantía
de un acceso a tasas de interés razonables,
como las que empieza a lograr el país.
Uno pudiera decir: vamos a
deducirlo en su totalidad. ¿Qué me
preocupa de la deducibilidad? Que no construye equidad,
porque entonces se le va a deducir a los declarantes
y contribuyentes de renta. Los sectores populares que
pagan IVA no van a tener el beneficio de la deducibilidad.
A mí no me gusta, menos en presencia de un
auditorio de expertos como ustedes, llegar aquí a
hablar en ex cátedra. Simplemente son reflexiones
para estudiar opciones. Yo creo que aquí no
debemos proceder con dogmatismo. Estar estudiando una
u otra opción. Yo le encuentro ese inconveniente
a la deducibilidad, que no es equitativa, porque al
incorporar la deducibilidad se le deduce a los sectores
contribuyentes, pero no trae alivio para los sectores
no contribuyentes, que son los más pobres y
que sí lo pagan.
He encontrado una opción. Anoche, por ejemplo,
con la Asociación Bancaria veíamos cosas
buenas.
Muchachos de la prensa, tómenles estas cifras
al Presidente. No, al… ¿Captaron? Allá afuera
les hablo del otro tema.
En este Gobierno hemos crecido
enormemente la cartera de microcrédito. Cuando empezó el
Gobierno ese stock de cartera estaba es 732 mil millones.
En
diciembre estaba en 2 billones 970 mil millones.
Lo que me ha sorprendido gratamente
es esto: nuevos deudores de microcrédito, personas que por primera
vez en este Gobierno han accedido a un microcrédito
(y aquí no contabilizo lo que ha pasado en fundaciones,
lo que ha ocurrido en ONG’s, en cooperativas,
sino en el sector de la Asociación Bancaria):
274.185 colombianos han accedido en este Gobierno,
a través de la banca vigilada, por primera vez
a obtener un microcrédito.
Eso es bueno. Como es muy buena
la participación
de la pymes en la cartera comercial. En el año
2002 las pymes participaban en el 10,8 del total de
la cartera comercial. En diciembre del 2005 ya participaban
en el 29,1.
Como es muy importante el crecimiento
de los tarjeta habientes, tanto de crédito como de débito.
En febrero de 2002 Colombia tenía 2 millones
de tarjeta habientes de crédito. En febrero
de 2006, 3 millones y medio. Yo creo que ahí hay
un gran crecimiento.
En tarjetas de débito: en febrero de 2002 Colombia
tenía 7 millones 900 mil tarjeta habientes.
En febrero de 2006, 11 millones y medio.
No nos aparecía en el año de 2004 colombianos
con ingresos entre 1 y 2 salarios mínimos que
tuvieran tarjeta de crédito. Ahora aparecen
55 mil. Eso es importante.
¿
Entonces qué encontramos? Que hay una tendencia
a bancarizarse, pero incipiente, que debemos estimular.
Y uno se imagina que para un tarjeta habiente de pocos
ingresos, el 4 por Mil es una carga muy pesada que
lo desmotiva. Me dicen: bueno, está parcialmente
eximido. Si el pago con la tarjeta débito se
hace contra una cuenta de ahorros vinculada a vivienda
no superior a 4 millones 200 mil pesos, ahí no
tiene que pagar el 4 por Mil. Si se hace contra una
cuenta diferente, sí lo tiene que pagar.
Yo pediría pensar en esta opción: eliminemos
el 4 por Mil para los pagos que se hagan con tarjeta
de débito. ¿Qué bueno le veo?
Trae un alivio con equidad social y ayuda a bancarizar
la economía. Yo creo que podría ser un
camino de formalización.
Como un camino de formalización
el tributario, sin pensar necesariamente en mayores
recaudos ni en
tarifas polarizantes, sino en mayor responsabilidad
de los colombianos con el fisco.
Quería proponerles eso. Estudiando el tema
con el Ministro de Hacienda, decimos: bueno, pero lo
importante es que ese pago con tarjeta de débito
se le quite el 4 por Mil cuando el tarjeta habiente
es de los sectores medios y populares.
Ese es el ideal. Busquémoslo. Pero yo creo
que allí habría un estímulo a
la bancarización, un alivio y un paso socialmente
importante: quitar el 4 por Mil de manera selectiva
a sectores medios y populares que paguen con tarjeta
de débito. No lo propongo ex cátedra.
Lo propongo como una opción para estudiarla.
Si no sirve, la descartamos y seguimos mirando otras.
Porque lo que necesita el país que no nos afinquemos
en posiciones, sino que todos tengamos flexibilidad
para mirar opciones.
Uno de los problemas que yo
le he visto a Colombia es que, sobre todo en épocas políticas,
que todo hay que ponerlo en blanco o negro, y radicalizamos
mucho posiciones y entonces perdemos la necesaria flexibilidad
que se requiere para estar examinando opciones.
De ahí viene el tema territorial. Los departamentos
y los municipios están pidiendo las posibilidades
de nuevos tributos. Yo quiero hacer una referencia.
Primero, se han aliviado muchísimo: pasaron
de un déficit del 1 por ciento del PIB en el
2000, a un superávit del 1 por ciento del PIB
el año pasado. Han reducido enormemente el endeudamiento.
Claro que tenemos el problema de que todavía
hay 250 municipios en Ley 550 y hay unos departamentos
en lo mismo.
La situación general ha mejorado mucho, pero
todavía hay unos casos particulares dramáticos.
Por ejemplo, Bogotá en este Gobierno ha crecido
sus recaudos entre el 12 y el 16 por ciento. A todo
eso ha contribuido el mejoramiento de la economía,
ha contribuido la nueva sobretasa territorial para
combustibles y ha contribuido la sesión que
hizo la Nación a las entidades territoriales
del IVA a los licores extranjeros.
Yo diría que un una época en la cual
el país tiene que pensar en su competitividad,
los departamentos y municipios nos tienen que ayudar
con su comprensión. Porque si creamos un sistema
tributario nacional más competitivo, no podemos
crear el riesgo de que por la vía departamental
y municipal se ahuyente la inversión.
En Bogotá han hecho una propuesta que a mí me
parece interesante: darles por lo menos la facultad
de un gravamen o de una tasa para efectos ambientales.
Yo creo que alguna opción tenemos que estudiar
allí. Menciono a título de ejemplo esta
de Bogotá, que me parece que haría bien
y no le crearía riesgo a la inversión.
Estamos buscando soluciones no necesariamente tributarias
a las entidades territoriales. Por ejemplo, el próximo
gobierno, cualquiera que él sea, se tiene que
dedicar a empezar las vías nacionales de competitividad.
Nosotros en el Plan 2500, hoy
en ejecución,
tenemos mucha vía departamental. Por eso en
los departamentos cuando los visito para el control
que se llama Contratistas Visibles, los alcaldes me
dicen: bueno, Presidente, muchas gracias por tal vía,
pero faltó tal otra, tal otra, tal otra. Yo
les he contestado: miren, ahí se tienen que
preparar para que el Gobierno Nacional no siga pavimentando
vías departamentales.
¿Entonces cómo lo vamos a hacer? Les
he propuesto esto: tampoco podemos cometer el error
de que los departamentos se desboquen imponiendo tributos,
porque afectamos la confianza inversionista. Les he
propuesto: por qué no planteamos que la Nación
gestione un crédito de mil millones de dólares
con los bancos multilaterales, lo avalé, lo
ejecuten los departamentos en vías departamentales,
crédito a 20 años, hoy las tasas de interés
han tenido una tendencia de mejoramiento para Colombia,
y a medida que los departamentos lo vayan ejecutando
y pagando, desde que acrediten cumplimiento en el pago
y cumplimiento en la ejecución, la Nación
les puede ir reciclando ese crédito.
A medida que amorticen una
partida, se les consigue un crédito compensatorio por la misma partida.
Y así se mantendría un fondo financiero
rotatorio para vías departamentales, apoyado
y gestionado por la Nación. Hay que buscar esas
opciones.
Por ejemplo, yo voy a ir el
viernes nuevamente a la conferencia de Gobernadores.
Y ahí va a aparecer
la necesidad, que ellos siempre reclaman, de más
ingresos para los departamentos y municipios. Y eso
hay que manejarlo con mucho cuidado para que no nos
afecte lo que queremos hacer en la tributación
nacional, para mayor confianza inversionista.
Y los municipios dicen: no
tenemos manera de sostener las vías terciarias, las tiene que sostener
la Nación. Y la Nación tiene enormes
dificultades. Entonces los municipios piden un IVA
municipal de gaseosas. Nosotros les hemos dicho: cuidado.
¿Entonces qué les hemos propuesto? Vamos
a invertir todos los aportes de la Nación para
vías terciarias directamente con los municipios,
pero asociativamente. Asóciense, para invertirlos
con ustedes. Cuando se asocian, el uno controla al
vecino, y así se evitan razones de suspicacia.
En el tema de la reforma financiera,
a la cual ustedes se van a referir, creo que hay
aspectos importantes.
El Tratado de Libre Comercio permite la participación
de la banca de los Estados Unidos aquí, sin
todas las formalidades de sucursal pero sí con
el capital garantía. Yo creo que ahí hay
responsabilidad y flexibilización. Eso tiene
que ayudarle mucho a la economía colombiana.
Segundo, me parece que el aspecto
político,
que hay que pensar en una reforma financiera, es cómo
legitimar el sector financiero ante el pueblo colombiano.
Porque se ha recuperado mucho el sector financiero,
pero ahora hay que entrar en la nueva etapa: que en
el pueblo colombiano no haya odio contra el sector
financiero sino afecto. Es lo único que garantiza
la sostenibilidad de un sector financiero sólido,
y que evita que los gobiernos, aupados, presionados
por el problema de sectores de opinión, hagan
intervenciones indebidas en el sector financiero.
Me parece muy importante buscar
los mecanismos de masificación del crédito social. Por
eso aspiramos, como un desglose del Banco Cafetero,
crear el Banco de las Oportunidades y la amnistía
para reportados.
Esa amnistía para los reportados es muy controversial,
pero es necesaria. Una cosa es la amnistía al
moroso, otra cosa es al reportado.
Por ejemplo, aquí me llegan una serie de informaciones
de colombianos en el extranjero: se tuvieron que ir
del país por la crisis, ya pagaron y no han
podido acceder nuevamente al crédito. Yo creo
que hay que buscar un compromiso para que aquellos
colombianos que ya pagaron puedan recuperar de inmediato
su condición de sujetos del crédito.
Y que los bancos se comprometan a que la circunstancia
de estar reportado después de haber pagado,
y eso cortado en una fecha anterior, no se convierta
en un obstáculo para acceder al crédito.
Es muy difícil legitimar una política
económica y una recuperación del sector
financiero, cuando en todas partes le están
reclamando a uno porque todavía no se ha remontado
ese obstáculo, en un país donde hay un
discurso que dice: ¿cómo es que Colombia
se gastó tantos billones en la recuperación
del sector financiero, cómo es que Colombia
les perdona a los paramilitares, les perdona a los
guerrilleros, cómo es que Colombia nos invita
a invertir para ser competitivos en el TLC, y no nos
da esta oportunidad? Yo creo que hay que buscarla.
Y finalmente quiero referirme
al tema de la seguridad. Miren, por ejemplo, todo
eso de concesiones, a lo cual
se refería el doctor Federico, se ha logrado
recuperar gracias a un incremento del tráfico.
Y esos incrementos del tráfico nos han permitido
lograr transacciones para superar esos pleitos con
los concesionarios. Y eso se debe a la seguridad.
Yo creo que el país va a tener que hacer unos
esfuerzos adicionales en materia de seguridad. ¿Cuál
es mi propuesta? Nosotros no podemos poner a competir
los recursos sociales con los recursos de seguridad.
Hay que llevar de la mano lo uno con lo otro.
Yo creo que el país tiene que pensar en un
esfuerzo de los sectores más pudientes, por
una sola vez, para completar la tarea de seguridad
y producir el efecto social y político de que
los recursos de seguridad no compitan con los recursos
de inversión social.
Y eso nos facilita la pedagogía, porque Colombia
históricamente ha hecho ver la política
de seguridad como una política que va en contravía
de la política social. En todas partes yo oigo
mucho el discurso: Uribe es guerra y no es inversión
social. Y eso es sumamente grave para legitimar en
Colombia una política de Seguridad Democrática.
Por eso mi invitación a los sectores más
pudientes es que pensemos en que hagan un aporte, por
una sola vez, para tener unos ingresos que nos permitan
hacer el esfuerzo que requiere todavía la seguridad,
en la parte de tecnología, en la parte de transporte,
para que esos recursos no compitan con los recursos
sociales.
Muchas gracias.