RELANZAMIENTO
DEL LIBRO “QUIÉN
DIJO MIEDO”
DE JAIME SANÍN ECHEVERRI
Marzo 01 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Desde tiempos remotos,
las sociedades rinden un culto especial a sus poetas,
a aquellos a quienes la Providencia
premió con el don de la inspiración literaria;
porque ellos, con sus páginas, contribuyen a recrear
la memoria de los pueblos, de la manera más viva,
aquella memoria que es perenne.
En el doctor Jaime
Sanín se encarna una de las
mejores expresiones de la literatura de Antioquia y de
Colombia. Como Carrasquilla y Mejía Vallejo, él
representa también la universalidad del pensamiento,
envuelto en la más exquisita expresión
de la comarca.
Como Carrasquilla
y Mejía, Jaime Sanín
Echeverri, es un escritor a los que lee con fruición
el público de España o de Argentina; escritores
cuyas obras analizan con sorpresa los más renombrados
críticos literarios del mundo; escritores que
conocen la técnica universal, pero saben recoger
con amor el sentimiento de todo lo que integra su país;
el sentido común de cada una de las expresiones
del universo; escritores preocupados por los intereses
del conjunto, plasmados en nuestras formas autóctonas
y en una visión espiritual y universal.
Quién dijo miedo, esta obra que hoy nos presenta
Jaime Sanín Echeverri, tiene un especial valor
pedagógico, igual a todas las páginas que
han salido de su pluma de educador por vocación.
En Una mujer de cuatro en conducta, como dijo Otto Morales
Benítez, el doctor Jaime Sanín plasmó magistralmente
las pasiones, sentimientos, luchas y agonías que
atenazan la vida de los hombres, pero los transciende
para dejar entrever lo que ellos tienen en su visión
universal.
En Quién dijo miedo, Sanín se rebela contra
toda forma de violencia, del sectarismo partidista, del
irrespeto a los derechos de los ciudadanos. Hablando
por boca de sus personajes o reflexionando como narrador,
se presenta como un rebelde político contra el
odio de las facciones, como un inconforme social y, ante
todo, como un pedagogo.
La bella novela
que acaba de publicar María Cristina
Restrepo, Amores sin tregua, nos reafirma, con ejemplos
concretos, en una idea que hemos expresado desde hace
algún tiempo, que la capacidad de la clase dirigente
de Antioquia para llegar a acuerdos y compromisos, explica
el gran desarrollo alcanzado por esa región en
las cuatro últimas décadas del siglo XIX,
y en buena parte del siglo XX.
En la novela de
Cristina Restrepo vemos a don Pascual Bravo Echeverri –ascendiente directo del maestro
Jaime– pensando en el progreso, en la educación,
en la creación de las escuelas de artes y oficios,
en la construcción de caminos y ferrocarriles.
La muerte en los combates del sectarismo tronchó la
vida del joven caudillo de Rionegro, pero los vencedores
no abandonaron sus ideas, al contrario, con ellas y con
ellos cobraron más impulso.
Jaime Sanín Echeverri, como rector de universidades,
como promotor de las grandes ideas del sector social,
como empresario, educador y diplomático, siempre
ha mantenido un claro compromiso con la Patria. Él
es expresión de esa afortunada simbiosis de gentes
del sector privado y hombres públicos, de aquellos
que vienen desde hace tantas décadas, y que han
sabido remontar las diferencias partidistas para encumbrarse
a conquistar la noción de lo público, en
sagaces y pragmáticas fórmulas de bienestar
colectivo.
En Antioquia ha
sido normal el paradigma del honrado gestor de empresas
sociales que no desoye el llamado
del servicio público, sino que lo asume entusiasta
para aplicar aquel, aquellas cualidades éticas
y profesionales de quienes dieron pujanza a sus empresas.
También es normal que el sector empresarial tome
del sector público a los más destacados
dirigentes para que asuman responsabilidades en la generación
de empleo y riqueza. Y reunido el hombre público
y el empresario privado, es común que adorne su
acción con una vida intelectual intensa y creativa,
con el cultivo de las letras en expresiones elevadas
de la narración y el pensamiento.
Hay que leer la
novela de Jaime Sanín, como una
prédica contra la violencia y el extremismo. Es
un claro rechazo a todos los predicadores del sectarismo
y la violencia partidista de la década del cincuenta,
que hace recordar a Héctor Abad Gómez y
su Manual de Tolerancia.
Cuando, en el siglo
XIX, Colombia se sumió en
las guerras civiles para intentar dirimir supremacías,
Antioquia fue refugio de quienes se mantuvieron al margen,
mucho rato, al margen de confrontaciones.
Las últimas décadas del siglo XIX encontraron
a una Colombia inmersa en las guerras. Antioquia generalmente
se negó a involucrarse: prefirió construir
el ferrocarril, trazar caminos, emprender aventuras industriales,
ampliar el sistema educativo para integrar a la mayor
cantidad de niños y jóvenes. La tolerancia
se elevó a la categoría de virtud individual
y social. Esa es una gran herencia. Hay que seguir ese
camino e imponer la voluntad general de paz contra la
expresión minoritaria y aislada de los violentos.
Doctor Jaime Sanín, tronco y formador de una
gran familia que honra la Patria, amante del estudio,
del servicio público, exponente de una superior
inteligencia, es un rebelde contra todo lo que ha sido
injusto en nuestra Patria.
Alguien se tenía que rebelar en Antioquia contra
la violencia. Un departamento que había visto
surgir su progreso, por mantenerse al margen de la violencia.
Una provincia que había visto, que mientras en
otras partes del país las guerras civiles desangraban
varias generaciones, allí se construía
la primera revolución educativa, dirigida por
Pedro Justo Berrío, necesitaba que alguien se
rebelara contra la violencia. Se rebeló contra
la violencia Jaime Sanín en Quién dijo
miedo.
Y uno se pregunta: ¿Por qué este rechazo
de la violencia lo escribió un hombre de partido,
un hombre de uno de los partidos actores de esa violencia?
Porque en él siempre ha estado la Patria por encima
de las facciones.
Uno se pregunta: ¿Por qué ese rechazo
de la violencia lo escribió un hombre de tanto
carácter, en un momento de tantas pasiones políticas?
Porque él siempre ha analizado los fenómenos
colombianos con la menor subjetividad, con una dosis
superior de patriotismo.
Fue necesario hace
50 años que alguien de la
entraña misma de los pueblos que se enfrentaban,
dijera “Quién dijo miedo”, para que
empezara a forjarse la superación de esa violencia.
En la muy lúcida, en esa extraordinaria exposición
que le hemos escuchado esta noche al ex presidente López
Michelsen, él hace un paralelo entre las circunstancias
que describe en su novela el doctor Jaime Sanín,
y las que caracterizan la vida colombiana del presente.
Ese paralelo del
presidente López Michelsen yo
lo tomaría para decir: para superar aquella violencia
se necesitó que alguien se atreviera a escribir
Quién dijo miedo. Para superar la actual, en buena
hora, Carvajal nos presenta esta obra, para que los colombianos
tengamos muy presente Quién dijo miedo, a fin
de que afirmemos nuestra determinación y la Patria
supere, con la voluntad inquebrantable de todos sus ciudadanos,
esta terrible amenaza del terrorismo.
Muchas felicitaciones, doctor Jaime.