CONVERSATORIO SOBRE EL
TRATADO DE LIBRE COMERCIO
CON ESTADOS UNIDOS
Marzo 16 de 2006 (Barranquilla – Atlántico)
Compatriotas:
Es un inmenso honor
acudir esta tarde a este foro de la ciencia, de la
vida social del Caribe y de la Nación
colombiana para expresar la admiración de todos
mis compañeros de Gobierno y profundamente la
admiración personal por este esfuerzo académico,
por quienes lo han esculpido a lo largo de los años,
por el doctor José Consuegra Higgins fundador
de la Universidad por el senador José Consuegra
Bolívar, rector ejecutivo.
He encontrado en
José Consuegra, en el Senado
de la República, una persona sobresaliente por
su formación intelectual, por sus compromisos
con la ciencia con el capital humano por su ética,
un colombiano sobresaliente por su decencia, lo admiramos
profundamente y admiramos muchísimo este esfuerzo
universitario.
Las cosas de la
vida. El martes tenia que pensar mucho en el libertador
al visitar Bolivia, el alto Perú,
donde en aquellos tres años y medio de campaña
emancipadora reflexionó tanto el libertador, allí donde
escribió la Constitución que se señala
como la primera en el mundo en rescatar para el pueblo
la fuente de la soberanía, esa constitución
de Bolivia escrita por el Libertador que parecería
ser la mejor apología de la garantía de
la libertad y de la igualdad a partir de la ley.
Y acudo hoy a la
Universidad Simón Bolívar
que en las bellas y significativas palabras de su rector
ejecutivo guarda la mayor obra del Libertador y además
tanta lecciones del Libertador, la oportunidad que la
universidad le ha dado a los estratos uno y dos de la
población para acceder a la formación intelectual,
es la misma que el Libertador le dio a los sectores populares
de nuestra América para la emancipación.
Él aprendió mucho del fracaso de las primeras
campañas en Venezuela y finalmente en el alto
Perú corrigió, allí adelanto una
campaña con los desposeídos, con los excluidos,
entendió que la emancipación era la oportunidad
para ellos, como esta gran universidad ha entendido que
la manera de reivindicar a los sectores más pobres
de la población es permitiéndoles la oportunidad
de la educación.
Rindo un homenaje
a esta universidad porque esta universidad comprende
que la democracia requiere movilidad social,
esa oportunidad de formación del capital humano
para que los hijos de los pobres no estén condenados
a ser pobres para que puedan ascender a partir de las
oportunidades en todos los espacios de la vida económica,
social, política de la Nación.
La democracia se niega cuando se cierran los conductos
de la movilidad social que esta universidad por fortuna
ha abierto plenamente.
Podríamos encontrar muchas llamadas a la integración,
en la obra universal del Libertador Bolívar. Una
de las primeras preguntas que me han hecho, varios de
los compatriotas interlocutores en este proceso, ha sido
Presidente, ¿por qué no se negoció primero
con Suramérica, como se desprende del espíritu
histórico de la patria? Lo hicimos. Hace cuatro
años en el horizonte de Colombia, no aparecía
el Tratado de la Comunidad Andina con MERCOSUR, hoy es
un hecho, se tejió esa artesanía, se firmó ese
tratado, ya el Congreso nuestro lo ha ratificado, en
una ley que terminó su paso por el Congreso el
pasado mes de diciembre.
¿Qué significa y por qué no nos
estancamos allí? Ese tratado significa un gran
paso político hacia la integración suramericana.
Y significa oportunidades económicas, más
en el largo plazo que en lo inmediato. Pensar en esas
oportunidades económicas hoy por hoy, es bastante
difícil, porque por ejemplo, Brasil produce todo
lo que nosotros producimos, pero en cantidades enormes.
Con mejores posibilidades de competitividad, con economías
de escalas superiores, que permiten inferiores costos.
Otras de estas economías, también
son autosuficientes en muchos de los sectores que nosotros
exportamos.
El mercado de los
Estados Unidos, nos ha dado grandes posibilidades.
Lo hemos tenido apenas a través
de permisos unilaterales, aquello que se llama el ATPDEA,
que antes se llamaba el ATPA, un acuerdo del Congreso
de los Estados Unidos, propuesto por el Ejecutivo, para
darle a los países andinos, una oportunidad de
corto espacio temporal para enviar sus productos al mercado
norteamericano sin arancel.
Este Gobierno, al
empezar, percibió las dificultades
de tránsito que el país hizo del viejo
sistema de las preferencias unilaterales al nuevo, del
ATPA al ATPDEA y no fue fácil, para la administración
del presidente Pastrana ni para la nuestra obtener ese
tránsito.
Finalmente, a finales
de 2002, cuando reunimos gran cantidad de requisitos,
los Estados Unidos pusieron en
vigencia el nuevo sistema de preferencias y empezamos
también a encontrar otros tropiezos. Primero,
no estaban incluidos todos los productos que requerimos
exportar a ese mercado. Segundo, no genera confianza
inversionista un esquema de acceso unilateral a un mercado,
limitado del tiempo, sin la seguridad de que lo prorrogue.
¿Qué productos nos faltaban, quedaron
por fuera de ese permiso unilateral? Muchísimos,
por ejemplo los cárnicos, los lácteos.
¿Por qué los inversionistas no se atreven
a invertir cuando se está solamente en la presencia
de un sistema de permiso o de preferencias unilaterales?
Porque lo ven muy corto, porque no tienen certeza de
que se prorrogue, porque consideran que durante ese breve
tiempo, no es posible recuperar las inversiones que tienen
que realizarse para acceder al mercado que otorga ese
privilegio furtivo.
Entonces me pregunte: ¿qué le
puede pasar al Gobierno de Colombia, que nos suceda
en 2006, si el
31 de diciembre de 2006, al vencer el sistema de preferencias
unilaterales para ingresar al mercado de Estados Unidos
no se prorroga y no ha sido sustituido por un tratado
con los Estados Unidos?
Empezamos a preguntar,
si había sido tan difícil
el tránsito del viejo sistema de preferencias
al nuevo, del ATPA al ATPDEA, si habría posibilidades
de la extensión del ATPDEA. La respuesta fue no.
Hoy yo le tendría que decir a mis compatriotas,
que hasta el momento estoy convencido que no habríamos
tenido la posibilidad de una nueva extensión del
sistema de preferencias unilaterales.
Si mañana hubiere otro Gobierno, obtuviese una
extensión de esas preferencias, yo tendría
que reconocerle al país que me equivoque, pero
lo que hemos experimentado a lo largo de estos cuatro
años, es que no es posible.
Y eso ha tendido
varias indicaciones, no solamente en nuestra propia
experiencia, sino lo que han vivido algunos
países centroamericanos aún más
pobres que Colombia, todavía en fase interior
de desarrollo y del propio Caribe.
Le pregunté al presidente Leonel Fernández, ¿por
qué la República Dominicana, que ha gozado
del acceso amplio al mercado de Estados Unidos a través
de un sistema parecido al de las preferencias nuestras,
que se llama el sistema de preferencias del Caribe, tomó la
decisión de hacer el acuerdo con los Estados Unidos?
Y me contesto: porque el sistema de preferencias del
Caribe, vence en el año 2008 y estamos notificados
que no hay posibilidades de extenderlo. Para anticiparnos,
a los riesgos que correríamos en el momento que
expirase ese sistema, República Dominicana ha
suscrito el tratado de comercio con los Estados Unidos.
Le pregunté a varios Presidentes centroamericanos
por qué habían escogido el camino del Tratado
y no el camino de las preferencias unilaterales, y me
contestaron: “porque no las veíamos posible,
y porque no son prenda de garantía para los inversionistas.
Tienen un factor de incertidumbre, que no permite que
nuestros mercados se constituyan en mercados atractivos
para los inversionistas.
Son éstas y otras, muchas de las inquietudes
que nos llevaron a tomar la decisión de negociar
el Tratado con los Estados Unidos. Lo dividiría
yo en tres etapas: La primera etapa, el tránsito
del antiguo sistema de preferencias, Atpa, al nuevo Atpdea.
Segundo, convencer
a los Estados Unidos que negociara con Colombia. No
lo veían posible, tenían
la certeza de que en el año 2005 estaría
listo el acuerdo general de las Américas, el ALCA.
Creían que aquí no teníamos la suficiente
disciplina, la solidez institucional para encarar una
negociación de esta entidad, de esta seriedad.
Convencidos los
Estados Unidos que debían negociar
con Colombia, en el momento que expresaron el consentimiento
para adelantar esa negociación entramos a la última
etapa: la de los últimos dos años, de permanente
negociación, con toda suerte de dificultades,
pero con un equipo negociador que ha hecho quedar muy
bien a Colombia, que honra a Colombia, y en un esquema
totalmente democrático y abierto.
La opinión pública conoció, minuto
a minuto, cómo avanzaba el Tratado; el Congreso
de la República, los gremios y los grupos sociales,
los medios de comunicación. Se creó algo
que se llama el Cuarto de al Lado, representantes de
los gremios, del Congreso de la República, acompañaban
cada ronda de negociaciones, y a tiempo que los negociadores
estaban en las diferentes mesas, de acuerdo con la distribución
de los temas, también en la puerta contigua se
entraba a unos despachos donde estaban los congresistas,
los representantes gremiales y de los grupos sociales.
Creo que el proceso
se surtió con toda la transparencia
democrática.
Me preguntaron en
las últimas semanas: “Presidente
la encuesta de diciembre, la encuesta de enero, muestra
que los colombianos desfavorecen el Tratado ¿Por
qué no lo aplaza? No lleguemos a elecciones con él,
quítele la velocidad y se negocia después
de elecciones”.
Me pareció que
era una afrenta a la transparencia, que era un irrespeto
frente a la conducta que los gobernantes
deben asumir para que el pueblo exprese sus acuerdos
o desacuerdos, pero siempre pueda tener confianza en
las instituciones.
Contesté: no creo que sea bueno para la credibilidad
de las instituciones posponer sinuosamente la negociación
del Tratado so pretexto electoral. No creo que sea bueno
aplazarlo para después de elecciones, y después
de elecciones sorprender al país con el cierre
de las negociaciones.
Me hice la reflexión de que era preferible correr
riesgos electorales en virtud de la negociación
del Tratado, y no riesgos de credibilidad de los colombianos
en las instituciones democráticas. Por eso se
tomó esa decisión.
Además el cronograma no es fácil. Cerrada
la negociación como en efecto está, se
entra en un período para homologar los textos,
para ajustar el texto en español y el texto en
inglés.
Aceptado por los
dos países que los textos están
debidamente concebidos, el gobierno norteamericano tiene
que notificar al Congreso, esa notificación dura
tres meses, vencido ese período se firma el Tratado.
Pasa a consideración del Congreso de los Estados
Unidos y del nuestro.
En el evento de
ser aprobado, como esperamos, la Constitución
Colombiana ordena una revisión de constitucionalidad
por parte de la honorable Corte Constitucional. También
toma un tiempo.
Si bien el proceso
electoral colombiano se está surtiendo,
ya se dio la fase de la elección del Congreso,
estamos en el proceso de la elección del próximo
Presidente. Y los Estados Unidos en el mes de septiembre
entra en campaña, que habrá de llevarlos
a elegir un porcentaje muy importante del Congreso en
noviembre.Un año electoral difícil, un
cronograma muy ajustado y una angustia en Colombia por
la fecha cuando termine el Atpdea, el 31 de diciembre
de este año.
Siempre me dije,
desde que empezamos en el 2002 a conocer estas dificultades,
que el Gobierno que Colombia elija
en el 2006, cualquiera que él sea, puede tener
enormes dificultades a partir del 31 de diciembre de
ese año, en el escenario de no poder extender
el Atpdea y de no contar con el Alca y de no tener un
tratado bilateral con los Estados Unidos.
¿Nos vamos a quedar en el Tratado con los Estados
Unidos? No. Tenemos una situación parecida con
Europa. Si bien Europa nos ha extendido el Sistema de
Preferencias por 10 años, es imperativo negociar
con Europa.
Por ahora, nos ha advertido que lo hacen pero con la
Comunidad Andina en su conjunto y en la Comunidad Andina
hay muchas dificultades.
Colombia tiene que
hacer el esfuerzo de ayudar a sortear dificultades
en la Comunidad Andina para que todos emprendamos
la negociación con Europa. Sería muy difícil
manejar nuestras relaciones económicas con Europa
en ausencia de esa negociación.
Y requerimos también Centroamérica. Los
colombianos han tenido en el mercado centroamericano
y del Caribe, una oportunidad de venta de bienes y servicios. ¿Cuál
es el temor que asalta al Gobierno? Que al tener ellos,
tratados con otros países, como los Estados Unidos
y no tener tratados con nosotros, se vean obligados a
importar de otros países con cero arancel y al
tener que pagar nuestras exportaciones a esos países,
arancel o tarifa de ingreso a los mercados, nuestras
exportaciones queden en situación desventajosa
y en lugar de crecer en Centroamérica puedan decrecer.
Por eso se hace
urgente la negociación con Centroamérica.
Nuestro equipo negociador estará en los próximos
días allí. Confiamos empezar con Guatemala,
El Salvador y Honduras.
Le he expresado
a los gremios económicos del
país que para negociar con Centroamérica
tenemos que compensar los desbalances entre nuestras
economías. Centroamérica dice que es mucho
más fuerte la economía manufacturera de
Colombia y la economía de servicios de Colombia
que la Centroamericana. En aquellos renglones donde objetivamente
aparezcamos más fuertes, debemos darle en el tratado
o reconocerle, esas asimetrías, esas desigualdades
a Centroamérica y compensarlas con equidad. Y
creo que es preferible hacer ese esfuerzo que quedarnos
por fuera de Centroamérica para nuestros bienes
y servicios.
Aparecen economías que hoy deslumbran a todo
el universo como la economía china. Frente a ella,
hay posibilidades y comportamientos diferentes de las
economías nuestras. Por ejemplo, Chile y Perú son
grandes favorecidos de la economía China por las
exportaciones de cobre y níquel a ese país.
Colombia es un pequeño productor de níquel.
Brasil, Argentina tienen todas las posibilidades en la
economía china porque la economía china
es gran importadora de soya. Nosotros también
importamos soya que exportan en grandes cantidades Brasil,
Argentina también Bolivia, también Paraguay,
también Uruguay.
Mientras muchos
de nuestros vecinos, tienen un gran potencial exportador
a China, nosotros no. Claro que
de manera indirecta nos ha beneficiado la economía
china porque se ha mejorado, por ejemplo, el mercado
mundial de carbón y eso algo le ha compensado
a Colombia la declinación de la producción
de petróleo.
Pero el tratamiento
que nosotros requerimos frente a la economía china, es totalmente diferente al
que aspiran otros países de la región.
Con China, por ejemplo, antes que acuerdos de libre comercio,
requerimos acuerdos de inversión. Lo que hemos
venido buscando es crear en Colombia un centro de inversión
de capital chino y aspiraríamos finalmente lograrlo.
Y aparece otra pregunta: ¿Por qué Colombia
en lugar de buscar mercados externos no se dedica a erradicar
la pobreza, a darle capacidad adquisitiva a sus sectores
pobres y así a expandir el mercado, la capacidad
de compra al interior de sus fronteras?
La necesidad de
la superación de la pobreza,
del incremento de la capacidad de compra de los sectores
pobres, es social y es económica. Desde el punto
de vista económico, es una manera lógica
de ensanchar la demanda, de darle a la oferta un mercado
interno mayor. Pero hoy es más fácil erradicar
la pobreza o menos difícil. Incorporar los sectores
excluidos a las corrientes dinámicas de la economía,
dotarlos de capacidad adquisitiva en una economía
exportadora, que en una economía cerrada. ¿Por
qué?, porque en una economía cerrada no
fluye la inversión, como sí fluye en una
economía exportadora.
Una economía con vocación exportadora
que fertilice la inversión como aspiramos a hacerlo,
puede valerse de esos flujos de inversión que
lleguen, para poder cumplir el propósito social
de erradicar la pobreza y el propósito económico
de ampliar el mercado interno, a través del mejoramiento
de la capacidad adquisitiva de sus sectores más
pobres.
Esa contradicción es una contradicción
que queremos resolver y quisiéramos que en la
mente de todos los colombianos la fuéramos superando.
También se me ha dicho, y ¿por qué Colombia
a través del Gobierno no administra el mercado
internacional producto por producto, a través
de decisiones de Gobierno? porque eso crea incertidumbre.
Los inversionistas se preguntan, bueno, ¿cómo
invertimos?, si hoy el Gobierno toma esta decisión
pero mañana puede tomar la contraria. Cuando no
hay estabilidad en las reglas de juego, cuando no hay
instituciones sólidas que superen los caprichos
de los gobernantes, que le den estabilidad a las decisiones
de esos estados, no se construye confianza inversionista.
Esto es apreciados
directivos, estudiantes, profesores, una aproximación muy general para expresar muchas
de las motivaciones que ha tenido este Gobierno para
negociar con el mayor mercado del mundo, el mercado de
los Estados Unidos. Mercado al cual añoran muchos
países.
Me sorprendió alguna vez en una experiencia norteamericana,
en una experiencia de una universidad de los Estados
Unidos, recibir una delegación comercial de Vietnam,
que llegaba de los Estados Unidos todavía fresco
el recuerdo de aquella guerra, y llegaban a abogar por
relaciones comerciales con los Estados Unidos, a pedir
inversión norteamericana en Vietnam, a pedir mercado
norteamericano para los productos de Vietnam. Y me preguntaba, ¿pero
cómo se olvida tanto y tan rápido la guerra?
Y este mercado lo añoran los herederos ideológicos
de Ho Chi Ming y aquí llegan a buscar esas relaciones
delegados del Gobierno que accedió, tras depararle
una derrota a los Estados Unidos en su propio territorio.
Yo soy egresado
de la universidad pública. Mi
vida universitaria coincidió con una febrilidad
marxista en Colombia y en el continente. Recuerdo que
teníamos que estudiar la historia a través
del materialismo histórico. No se entendía
ningún paso de la historia, sino haciendo el esquema
de los explotadores y los explotados del momento. El
modelo estatal que nos infundían, era el de la
dictadura del proletariado. En una clase estudiábamos
a Marta Harnecker, los conceptos marxistas de infraestructura
y superestructura. En la otra a Nicos Poulantzas sobre
la explotación. En la otra a Louis Althusser,
sobre ideología y aparatos ideológicos
del Estado.
En aquella época, muchos de los profesores universitarios
de nuestra Patria, quebraron la adhesión filosófica
a Platón, Aristóteles, San Agustín
a Santo Tomás, al mismo Hegel y simplemente entendían
la filosofía a través de Mao Tse Tung.
Parecía que no nos cabía más futuro,
que escoger entre la opción China o la opción
Rusa o la opción Cubana.
Nunca pensé, que no mucho tiempo después
no solamente había caído el Muro de Berlín,
pudiera caer el Muro de Berlín, sino que China
se pudiera convertir en el polo de atracción de
inversión más grande del mundo. Cuando
veo las cifras, 67 mil millones de dólares de
inversión internacional anual en China, me pregunto, ¿y
qué fue lo que yo ví en las bancas de la
universidad?
Cuando veo esa apertura
de Europa Oriental al desarrollo capitalista me pregunto,
y ¿qué fue lo
que yo ví? lo que pude anticipar en las bancas
de la universidad
Y también me pregunto, por que todos ellos tienen
ese enorme interés en el mercado de Estados Unidos
y en Colombia, mientras ellos superaron el viejo discurso,
el viejo dogmatismo, en Colombia todavía adheridos
a ese viejo dogmatismo. No nos atrevemos a dar estos
pasos. Por eso pensando en el futuro de Colombia, hemos
querido dar estos pasos, es un país muy grande,
muy poblado.
Creemos que Colombia
no es muy densamente poblado, claro que lo es, lo que
pasa es que nosotros no podemos medir
nuestra población en función con la extensión
de un millón 164 mil kilómetros, a ese
kilometraje hay que restarle 578 mil kilómetros
de selva que por fortuna hoy preservamos y todas las
dificultades que tenemos en un área inundada,
o en otra área sumamente quebrada por la formación
montañosa. En función del territorio útil,
nuestra Patria empieza a ser una patria con alta densidad
poblacional, fenómeno del cual todavía
no tenemos plena conciencia, y eso requiere buscar mercados
externos, posibilidades externas.
Como sé que hay inquietudes, preocupaciones por
uno yo otro producto, por la agenda de competitividad,
por la pequeña empresa, por los medicamentos,
por el sector agrícola, voy a pedirle la venia
al Gobernador, al Alcalde, a los directivos de la universidad,
para escuchar los comentarios, las preocupaciones que
ustedes tengan especificas, sobre todo los puntos que
giran alrededor del tratado y procuraré hacer
el mejor esfuerzo que este a mi alcance para darles respuesta.
Me siento muy honrado
de estar en este foro iluminante de la Patria que es
la Universidad Simón Bolívar,
en compañía de su comunidad y de sus directivos,
que les ofrezco la palabra a ustedes para recoger sus
inquietudes y preocupaciones.
Muchas gracias.