ENCUENTRO “ESTRATEGIA
DE LÍDERES PARA EL ÉXITO”
Marzo 03 de 2006 (Cartagena
de Indias – Bolívar)
Compatriotas:
Quiero felicitar
a la Universidad por este aniversario, por tantos años de éxitos para Cartagena
y para el país, éxitos que se reflejan
en la acogida, en la calidad de sus directivos, en la
gran acogida a sus egresados. Es un aporte magnífico
el que ustedes han hecho a Colombia, doctora Patricia
y doctor Orlando. Por su conducto, señora Rectora,
y por su conducto, señor Presidente del Consejo
Superior, en nombre de todos mis compañeros del
Gobierno, hago llegar a toda la comunidad universitaria
nuestra más sentida felicitación por este
gran aporte a Colombia.
Me honra mucho participar
esta mañana en este
aniversario de la Universidad con la doctora Rosabeth
M. Kanter, una de las más importantes pensadoras
de liderazgo en el mundo. Suelo citar su regla fundamental
para la credibilidad, que pude aprenderla en uno de sus
textos, hace ya muchos años, pero que he procurado
grabarla en mi mente. Dice ella magistralmente, para
citarla –hacer esta cita es para rendirle un homenaje
a quien ha concebido algo que a muchos les cuesta inmensamente-,
que la credibilidad depende de cuatro C. De las C, que
ella trae en inglés, tres son aplicables en el
español, la otra hay que traducirla. Habla ella
de Competencia, de Consistencia, de Congruencia y del
Caring, que, no sé si bien o mal, lo hemos entendido
como relaciones humanas.
Yo insisto mucho
en aplicar esa Competencia. La he simplificado muchísimo, como ese esfuerzo cotidiano para mejorar,
en lo personal, en lo colectivo, en el estudio, en el
trabajo, aquella disposición a recorrer la milla
adicional todos los días, a nunca estancarme.
La Consistencia.
Le debo regalías, profesora,
porque, en nombre de la consistencia, me ha tocado decir
el mismo discurso ante aquellos que les gusta el discurso
y ante aquellos que odian ese discurso. Por ejemplo,
en Seguridad Democrática me ha tocado decir ese
discurso ante los colombianos que la apoyan y ante aquellos
voceros de algunas entidades internacionales que la detestan.
Entonces, cuando llego al auditorio, que sé que
no le va a gustar ese discurso, recuerdo su palabra y
digo: tengo que ser consistente. Aquí no vine
por el aplauso sino por la consistencia.
La otra C suya,
tan importante, la Congruencia, tan difícil, tan difícil: procurar tener esa
armonía entre lo que se dice y lo que se hace.
Tan difícil poder hacer en la practica lo que
se predica. Hace pocos días, enterrábamos
a un colombiano sobresaliente. Seguramente aquí estaría.
Gran lector suyo, con él hablé muchas veces
de sus textos, el doctor Hernán Echavarría
Olózoga. Él era un ejemplo de congruencia.
Al sepultarlo, me permití dirigir unas palabras
y dije que había sido un cristiano sin alharaca,
un cristiano no de predicamento sino de práctica.
Con un predicamento en esas materias simple, pero con
una gran práctica, que demostraron toda su congruencia.
Y finalmente las
relaciones humanas, aquello que usted llama el Caring,
tan difícil de mantener en sociedades
con pobreza, con desempleo, en sociedades tan polarizadas
alrededor de tantos temas. Cuando la vi le dije que si
había traído por ahí una copiecita
del libro de Confianza, para leerlo, porque tengo todo
el entusiasmo, como creo que lo tenemos algunos de quienes
todavía no lo hemos podido leer.
Nosotros hemos procurado
crear más confianza
en la sociedad colombiana y en la comunidad internacional
en Colombia, a través de la seguridad en su alcance
democrático, a través de una gran lucha
por la transparencia y a través de una práctica
del diálogo con la comunidad todos los días.
¿Por qué hemos llamado esta Seguridad
como Democrática? ¿Y por qué es
un camino para construir confianza? Porque es una seguridad
para todos los colombianos, independientemente de que
sean amigos u opositores del Gobierno. Es una seguridad
para las libertades. No es una seguridad para que impongan
los caprichos del Gobierno. Es una seguridad para el
pluralismo.
En medio de dificultades
que hemos tenido en estos días,
por las arremetidas del terrorismo, yo he celebrado dos
cosas de este esfuerzo por la seguridad. Primero, todos
los candidatos, de todas las filiaciones, están
visitando todos los sitios del país. Eso es de
gran importancia: que los más duros críticos
del Gobierno o los amigos del Gobierno, puedan visitar
todos los sitios del país rodeados de garantías.
Y segundo, que mis compatriotas le perdieron el miedo
a la denuncia. Es un gran resultado: que hay confianza.
Es una muestra de que hay confianza en lo que se está haciendo,
en las instituciones, en el horizonte que se ha trazado.
Hace pocos días estaba en Barrancabermeja, una
ciudad allí, a unos 600 kilómetros, por
el Río Magdalena, al sur de Cartagena: 30 años
martirizada por las guerrillas, y nadie denunciaba. Cinco
o seis años martirizada por los paramilitares,
y nadie denunciaba. Hoy todo el mundo allí, con
gran valor civil, denuncia. Denuncian a la guerrilla,
denuncian a los paramilitares o denuncian la corrupción.
Pienso que provocar
la participación de la ciudadanía
alrededor del imperativo de denunciar, es un camino necesario
de construcción de confianza. Y cuando la ciudadanía
tiene esos arrestos para denunciar y lo hace, es la prueba
de que se ha ganado confianza.
Voy a omitir aquí los otros esfuerzos que estamos
haciendo en materia de confianza. Voy a referirme sólo
a uno de ellos: es la práctica del Estado Comunitario.
Un Estado con más participación de la ciudadanía
para tomar decisiones, para ejecutar decisiones y para
supervisar al Estado.
Por ejemplo, ese
esfuerzo de este Gobierno de estar en permanente contacto
con los alcaldes, los gobernadores,
prescindiendo de su origen político, resolviendo
problemas con ellos, con la comunidad permanentemente,
no una cosa de un momento sino de todas las horas, yo
pienso que va produciendo los siguientes efectos, que
todos deben contribuir a la confianza.
Primer efecto: nosotros
los funcionarios, al saber que un Consejo Comunitario
no se acaba a las ocho de la noche
un sábado, sino que al domingo de pronto hay que
atender otra comunidad en el Caquetá, y al lunes
una comunidad en el Putumayo, y seguramente el sábado
siguiente otro Consejo Comunitario con otra comunidad,
nosotros tenemos que estar a toda hora mejorando nuestro
compromiso, con mayor dinamismo en la iniciativa y en
la acción, porque frecuentemente le tenemos que
responder a la comunidad.
Y a la comunidad
le tenemos que responder con más
compromiso y menos promesas. La comunidad tiene que ver
más esfuerzo de nuestra parte y oír menos
promesas. Porque la promesa afecta mucho la confianza,
el compromiso alimenta muchísimo la confianza.
Cuando se teoriza
este esfuerzo, yo creo que va a ser importante que
los estudiosos establezcan la diferencia
entre compromiso y promesa. Ahí les dejo a los
estudiantes de la Universidad esa inquietud.
Y eso va logrando
un Estado más eficiente. Y
por supuesto, un funcionario público que no tiene
que pensar solamente en la Procuraduría, en la
Contraloría o en el debate del Congreso, sino
en el control popular directo, es un funcionario público
que tiene que ser más cuidadoso con la transparencia.
Entonces eso va
produciendo también otro efecto:
un efecto de más transparencia.
Y en la medida que
hay ese diálogo, la ciudadanía,
que en un país con tantas necesidades generalmente
lo que hace es pedir y pedir más, y tiene razón,
ese diálogo también permite otro efecto,
que es darle a la ciudadanía más información,
para que la ciudadanía conozca limitaciones y
para que la ciudadanía estudie muy bien las prioridades.
Entonces donde hay
más compromiso y menos promesas,
donde hay más eficiencia, donde más transparencia
y donde hay más información ciudadana,
el resultado tiene que ser un resultado de más
confianza.
Por ejemplo, ahora
estamos empezando en el país
un programa que llamamos el Plan 2.500. Estamos pavimentando
en toda la nación 3.200 kilómetros de carretera.
Y para crear confianza, estamos realizando en todas las
regiones colombianas un ejercicio que se llama “Contratistas
visibles”. El pasado sábado lo hicimos en
Sogamoso, en Boyacá. Allí acudieron todos
los contratistas que están ejecutando las obras
de participación de Boyacá en el Plan 2.500.
Y ante la comunidad todos dieron su informe, y también
los interventores.
Porque es muy importante
que no solamente los funcionarios públicos demos la cara, sino todos aquellos que
contratan con el Estado. Y eso le da la ciudadanía
una información directa, la posibilidad de un
control directo sobre sus contratistas. Y a ellos, por
supuesto, ese control los tiene que volver más
responsables. Y finalmente eso tiene que producir más
confianza.
Voy a dejar aquí esto
para hacer algunas referencias, con todo respeto, a
los cinco puntos que usted magistralmente
nos ha resumido
Sí, es mejor ganar que perder. Y ese esfuerzo
permanente, cuando usted dice: luchar y luchar más
y más, no desistir de la lucha, nos lleva a entender
de la siguiente manera: uno nunca puede pensar que todo
está hecho, menos en un país como el nuestro.
Hay que luchar más todos los días y hay
que hacer esfuerzos adicionales. Y si uno está muy
cansado por haber recorrido 15 millas, tiene que hacer
el esfuerzo adicional y recorrer la milla 16.
¿Quiénes son aquí estudiantes o
casi todos son egresados? ¿Hay algunos estudiantes
con nosotros? Bueno, esta es una anécdota muy
elemental, que me daría pena decírsela
a los egresados, pero a los estudiantes no.
Era yo Gobernador
de Antioquia, y por uno de esos debates contra la Convivir,
emprendí un viaje relámpago
a Inglaterra y a París. Me fui un domingo y estaba
en Bogotá y en Medellín un martes. Entonces
llegué a París como a las siete de la noche,
hice todas las entrevistas, y me mostraron la ciudad,
caminando y en un carrito hasta las cinco de la mañana.
A las cinco de la mañana, me dejó el Embajador
en el hotel y me dijo: ¿A qué horas lo
recojo? Y le dije: a las nueve. No, me dijo, a las nueve
todavía no se puede hacer turismo en París,
tiene que ser más tarde. Y le dije: no, es para
que me lleve al aeropuerto. Y me dijo: ¿cómo
se va a ir, si usted apenas llegó ahora a las
siete de la noche? Y le dije: no, aquí está todo
hecho, donde falta por hacer todo es allá.
En un país
donde todo falta por hacer, como es Colombia, en una
ciudad donde todo falta por hacer, salvo
su historia y esa herencia tan bella de la ciudad, como
es Cartagena, su cultura, la Cartagena antigua, en unos
departamentos donde falta todo por hacer, nosotros no
nos podemos confiar.
Si uno amanece bañándose en agua de rosas
por cualquier éxito que tuvo el día anterior,
se estanca. Y en ese momento, lo que pudo ser un triunfo
se torna en el principio de una derrota. Aquí uno
no puede estancarse, hay que hay que luchar y luchar
todos los días.
El segundo punto
que usted trae es que para ganar hay que hacer un esfuerzo
inmenso, de muy duro trabajo todos
los días. Lo compartimos plenamente.
Y en la democracia
contemporánea, eso se pone
más de presente. Aquí, con la participación
de la ciudadanía, los medios de comunicación,
al gobernante lo someten no a las elecciones que ganó,
sino que aquí hay un sistema electoral todos los
días: al gobernante lo miden electoralmente todos
los días, con una encuesta, un medio de comunicación,
un reclamo ciudadano, un gobernador que me llama: ¿qué hubo
de los otros 10 mil millones para el hospital?, el alcalde
que me dice: ¿qué hubo de la platica que
necesitamos para el acueducto de Barú? Etcétera.
Que ayer la conseguimos, les doy esa noticia.
Sí, ese tercer punto suyo es impresionante: esto
no es una cosa de tener el mayor talento, sino el mejor
equipo. Y de cerrar esa brecha entre unos pocos iluminados
y la gran masa. Yo diría que eso es fundamental
en las sociedades nuestras.
El Estado Comunitario,
en alguna forma, apunta a eso, en la medida que haya
esa integración entre el
Gobierno Nacional, el Congreso, los gobernadores, los
alcaldes, los diputados, los concejales, todos los órganos
comunitarios, para planificar, para ejecutar y para vigilar.
Entonces ya las soluciones no emergen simplemente de
ideas que dan iluminados, sino de un gran debate popular.
En Colombia ahora
estamos construyendo lo que se llama la Visión del país para el Segundo Centenario:
el 7 de agosto del 2019, nuestra Patria cumplirá dos
siglos de vida independiente. Y es tan importante la
visión de largo plazo, como el trabajo cotidiano.
Lo que hizo el Gobierno
fue publicar, el 7 de agosto del año pasado, lo que llamamos el Primer Borrador.
Ahora se va a publicar el Segundo Borrador. Yo le dije
al Director de Planeación: al título de
ese libro pongámosle: Primer Borrador, como subtítulo,
para la discusión pública.
Las soluciones,
las visiones, en estas democracias contemporáneas,
tienen que construirse, como dice usted: hay que liderar
la participación, pero no puede imponer uno ideas,
por iluminadas que parezcan.
Y son bien importantes
las pequeñas victorias,
las pequeñas visiones. En un proceso ininterrumpido
de lucha, uno no puede pensar que todos los días
va a hacer grandes propuestas, ni que todos los días
va a obtener inmensos logros. Todo va siendo el resultado
de un esfuerzo cotidiano, que tiene un norte, una visión
de largo plazo y que le va sumando a una realización
la otra. Lo importante es no parar.
Uno podría analizar Cartagena, y decir: bueno,
ahí estamos haciendo la vía Perimetral,
la Unidad Deportiva, el TransCaribe, escogiendo el socio
para la Refinería, tenemos un problema con lo
de vivienda que se tiene que resolver, con Colombiatón,
y con eso estamos tranquilos. Hay unas Familias en Acción
en El Pozón, no, no, por Dios, eso no se puede
parar, no se puede parar. Entonces hay que seguir luchando,
entonces a ver cómo vamos a lograr la cobertura
universal de subsidio de salud, cómo vamos a lograr
que se instale el primer hotel Ancla en Barú,
cómo vamos a lograr la vía de Barú,
cómo vamos a lograr el acueducto.
Entonces, si uno
habla de un hotel en Barú, eso
no es nada del otro mundo. Uno lo podría…,
que jalone la tendencia, como una pequeña visión,
de aquello a lo que refiere la doctora Kanter. Pero si
se suma una cosa tras otra y se hace un esfuerzo cotidiano,
eso todo termina produciendo una transformación.
Es mejor lograr una transformación a través
de hacer cosas que no parecen muy grandes, pero hacerlas
todos los días, que frustrar a la gente proponiéndole
una idea espectacular y no realizarla. Yo quería
llamar la atención de los estudiantes sobre eso.
Nada ganamos si
uno propone ideas espectaculares, pero no se realizan.
En cambio si vamos construyendo pequeñas
visiones entre todos, o ejecutando lo que otros proponen,
y vamos sumando logros, eso en algún momento empieza
a decirle a la gente: bueno, mire, todo esto, de verdad,
sí está produciendo una transformación.
Muy importante el
tema de la doctora Kanter sobre cómo
enfrentar la adversidad. El que desconoce problemas,
el que no busca cómo resolverlos, o el que se
siente abatido por esos problemas, termina perdiendo,
y hace perder a la sociedad. Hay que reconocerlo.
Una insistencia
mía a la Fuerza Pública
es: reconozcamos cuando tenemos fallas, y hagámoslo
de inmediato, y buscamos cómo las corregimos.
Entonces, es muy grave no reconocerlas y también
es grave reconocerlas y no corregirlas.
Hay que reconocer la adversidad, y salir a corregirla,
y hay que correr riesgos.
A las lecciones de la profesora Kanter, yo le he sumado
otra muy importante: el liderazgo para construir confianza,
muchas veces tiene que navegar contra la corriente.
A mí me decían, hace semana y media: muy
grave que cierre el TLC, porque en el país hay
una gran oposición al TLC. Las encuestas muestran
que son más los colombianos que lo rechazan, que
los colombianos que lo aprueban.
Entonces, me hice
esta reflexión: los líderes
tienen que saber cómo sirven a la comunidad. Si
simplemente acomodándose a lo que aparece, o tratando
de liderar aun en contra de la corriente. Dije: a mí me
parecería muy grave que porque las encuestas dicen
que hay más colombianos que se oponen al TLC,
que colombianos que lo apoyan, y en una época
electoral, dando toda la apariencia de un cálculo,
nosotros le negáramos al país la oportunidad
de acceder al mercado más grande del mundo, que
es el mercado de los Estados Unidos.
Entonces en ese
momento yo preferí correr todos
los riesgos electorales, pero cumplir la responsabilidad
con el país. Y dije: vamos a hacer el esfuerzo,
como lo hemos venido haciendo desde que empezó el
Gobierno, de cerrar esto. Vamos a cerrarlo en las mejores
condiciones y después lo implementamos de la mejor
manera, y abrimos un diálogo con los colombianos,
más intenso que el que hemos tenido entonos estos
años, para hablar de eso.
En ese diálogo de hace dos noches, procuramos
tener la mayor objetividad posible, la menor subjetividad,
y también reconocer los casos de productos que
pueden tener problemas, explicar las cláusulas
que quedaron en el tratado, y lo que va a hacer el Gobierno
para defender esos productos.
Entonces es muy
importante también para construir
confianza, que aquellos que tenemos responsabilidades
de liderazgo, nos atrevamos muchas veces a actuar en
contra de la corriente. Si nos hubiéramos dejado
llevar de la corriente, pues estaríamos hoy agazapados,
esperando a que pasaran las elecciones para cerrar el
TLC.
Yo creo que es mayor
la confianza del pueblo colombiano en unos gobiernos
que, a pesar de la crítica de
la oposición, se atreven a dar ese paso, que lo
que se habría producido si uno se queda agazapado,
y después de elecciones le dice al país:
ya cerramos el TLC.
Para construir confianza,
es muy importante enfrentar a tiempo los elementos
negativos y difíciles.
Y ese punto lo tuvimos en cuenta en los días que
acaban de pasar para cerrar el TLC.
Un punto final de
las lecciones que nos ha dejado la profesora Rosabeth
Kanter. Estas sociedades nuestras
son sociedades muy, muy fracturadas. Para construir confianza,
no puede seguir esa fractura. Son fracturadas en lo local,
son fracturadas en lo nacional. Son sociedades con unas
economías muy pequeñas, con unas acciones
muy pequeñas, pero con unos discursos muy dogmáticos
y muy polarizantes.
A mí me parecería ver que aquí todo
el mundo descalifica al otro diciéndole inmoral.
Y hay un discurso que quisiera atentar contra el capitalismo
y que no lo deja crecer, pero hay un capitalismo que
no quisiera defenderse con crecimiento y con inversión
social.
Yo creo que hay que resolver todas esas fracturas. Para
resolver fracturas por fracturas, todo el mundo tiene
que aportar. Para construir confianza, todo el mundo
tiene que aportar.
Alrededor de ese
tema de la corrupción, que tanto
divide, hay que construir consensos alrededor de la transparencia.
Pero hay que darle oportunidad a todo el mundo de que
demuestre su transparencia. Es muy importante eso para
superar antagonismos, porque mientras esos antagonismos
se mantenga, se mantiene la polarización. Y en
medio de la polarización, la sociedad no gana
en confianza.
Entonces yo me autoinvito
y los invito a todos ustedes a que todos hagamos un
propósito de ser mejores
gobernantes, mejores ciudadanos, y que todos hagamos
un propósito de confiar más en los demás
y que con nuestras acciones merezcamos que los otros
confíen más en nosotros.
Muchas gracias, doctora Patricia. Muchas gracias, profesora
Kanter.