CONVERSATORIO SOBRE TLC
ENFOCADO AL VALLE DEL CAUCA
Marzo 30 de 2006 (Cali – Valle
del Cauca)
Compatriotas:
A todos un saludo
muy afectuoso y a la Universidad nuestra gratitud.
Yo creo que este es el auditorio más
bello del país. Yo no tenía la oportunidad
de conocerlo, y lo primero que hago es felicitar a la
Universidad. Tienen unos campos universitarios aquí en
Cali que uno quisiera volver a ser universitario y venirse
a estudiar aquí. Tengo que bregarme a manejar
bien con Cali a ver si de pronto después me reciben
para volver aquí, a un campus universitario.
El doctor Weimar
(Escobar Saavedra, presidente ejecutivo de la Fundación General de Apoyo a la Universidad
del Valle) se ha referido a una serie de temas de gran
trascendencia. Yo los estoy anotando y muy poco tendría
que agregar. Permítanme hacer unas referencias
al marco político del TLC, e inmediatamente entramos
a las preocupaciones de ustedes para lo cual les pido
que seamos muy puntuales, producto por producto.
El marco político. Hace cuatro años a
Colombia se le finalizó lo que se llamaba el Atpa,
que era el anterior sistema de acceso unilateral al mercado
de Estados Unidos. Se sustituyó por el Atpdea,
muy difícil proceso de sustitución. Viví como
candidato a la Presidencia, como Presidente electo y
como Presidente en ejercicio, los enormes esfuerzos que
tuvo que hacer nuestra Patria para que se adoptara el
Atpdea para sustituir al ya extinto Atpa.
Desde ese momento,
por las dificultades que vivimos tanto para que Estados
Unidos aceptara la renovación,
el tiempo que tomó y una vez aprobado el cumplimiento
de los requisitos para que Estados Unidos lo pusiera
en vigencia, me indicó que sería muy difícil
una renovación.
Y pensé lo siguiente: ¿qué le puede
pasar al Gobierno que Colombia elija en el 2006, si ese
31 de diciembre muere el Atpdea y no hay posibilidades
de renovación?
Ahora, el Atpdea,
como todo sistema de preferencias unilaterales, tiene
muchas limitaciones. Me quiero referir
a dos: primero, no están todos los productos.
Un ejemplo: cárnicos, lácteos. Y segundo,
no atraen suficientemente la inversión. ¿Qué dicen
los inversionistas? Los inversionistas dicen: esto dura
muy poco, no sabemos si lo van a renovar o no, depende
del criterio discrecional del país que lo concede,
que es Estados Unidos. No hay un acuerdo bilateral que
obligue a los Estados Unidos. Entonces no tenemos certeza
del retorno a nuestras inversiones.
Y no invierten.
Allí hay un círculo vicioso. El Tratado
corrige un círculo vicioso y crea un círculo
virtuoso. ¿Qué circulo vicioso corrige?
Muchos analistas económicos han dicho: Colombia
no aprovechó bien las ventajas del Atpdea, no
exportamos todo lo que pudimos exportar. ¿Por
qué? Por falta de inversión. ¿Y
por qué no se da esa inversión? Esa inversión
no se da porque hay desconfianza en el Atpdea, ya que
es transitorio, sin seguridad de que lo vayan a extender.
Entonces no aprovechamos
bien el Atpdea por falta de inversión y no hay suficiente inversión,
justamente por temor a ese carácter efímero,
precario, del Atpdea.
Eso lo corrige el
Tratado. De una vez anticipo lo que puede ser un círculo virtuoso: los colombianos,
y ustedes, y seguramente será tema de sus preguntas,
se preguntan: bueno, ¿y las obras para ser competitivos?
Por ejemplo, la doble calzada Buga-Buenaventura, culminar
el Túnel de La Línea empezado por este
Gobierno.
Nosotros hemos venido
trabajando lo que se llama el Plan de Vías de Competitividad, la Agenda de Competitividad.
Desde que empezó el Gobierno hemos estado trabajando
la visión de Colombia en el largo plazo.
El 7 de agosto del
año pasado, Planeación
Nacional entregó a consideración de los
colombianos el primer borrador de esa visión de
largo plazo: Visión Colombia 2019, cuando nuestra
Patria completará dos siglos de vida independiente.
Y uno de los anexos es la Agenda de Competitividad, que
incluye todas estas obras.
Hace poco yo escuchaba
una crítica por parte
de un colombiano muy destacado. Decía: es que
el Presidente está ofreciendo unas cosas que no
puede cumplir. Y me preguntaba: ¿y qué tal
que no estuviéramos pensando en esas obras? Podría
decirse: ¿cómo avanzan en un TLC con Estados
Unidos, y no están pensando en las obras que el
país requiere para que sea totalmente competitivo?
Entonces he hecho
la siguiente aclaración sobre
eso: hay que tener definidas las obras, en la certeza
de que se requieren para la competitividad del país,
en la certeza de que no las va a hacer un Gobierno, pero
las tiene que ir empezando y ponerlas en un punto de
no retorno.
Por ejemplo, la
doble calzada Buga-Buenaventura hay que empezarla cuanto
antes, ponerla a un ritmo que nadie
la pare hasta que el país la complete. Ahora,
si vamos a esperar a tener toda la plata junta para iniciar
la obra, nunca empezamos.
¿Y cuál es el círculo
virtuoso? El Tratado fuerza esas obras y al mismo tiempo
crea unas
expectativas que mejoran las condiciones de financiarlas.
Ahí me traslado al Túnel de la Línea.
Cuando empecé la Presidencia, iniciamos la conversación
sobre el Túnel de La Línea. Encontré mucha
desazón en los colombianos. Decían: no
hablemos más de eso, eso es una frustración,
eso no se va a hacer.
Entonces le dije
al Ministro de Obras: mire, empecemos. ¿Cómo
así? Empecemos. Nos conseguimos un dinero grande
para empezarlo. Hoy llevamos 2.300 metros de excavación.
Hace poco fueron
a venir los japoneses. Me dijo el Ministro: ¿qué hago
con ellos? Le dije: no los vaya a llevar a la oficina
a mostrarles un power point. Para esa gracia, déjelos
en Japón y mándeles una película
por internet. Móntelos en un helicóptero
y llévelos a La Línea para que vean la
excavación.
Y efectivamente,
los llevó allí, arriba
de Ibagué, y les mostró que llevamos 2.300
metros de excavación. Y ellos quedaron muy complacidos
e hicieron la siguiente reflexión: ya vemos que
la obra es posible y además que Colombia va a
tener mejores posibilidades de pagarla porque Colombia
va a tener acceso al gran mercado de Estados Unidos.
Entonces empezar
la obra y tener acceso a ese mercado, nos crea las
condiciones que me permiten a mí hoy
decir en frente de una representación vallecaucana
tan importante como ustedes: el próximo Gobierno,
cualquiera que él sea, va a tener ese crédito
de Japón para concluir La Línea, para concluirla
con un crédito, que ya lo tenemos prenegociado,
en las condiciones más generales con los japoneses.
Un crédito que yo creo que cuando lo vuelvan
valor presente, no va a valer sino el 35 por ciento,
va a haber que pagar apenas de ese crédito el
35 por ciento de lo que habría que pagar por un
crédito ordinario. O sea que va a ser muy ventajoso
para el país. Ahí se crea un círculo
virtuoso con esas obras.
Volviendo a lo que
veíamos hace cuatro años,
entonces cuando vi todas esas dificultades, y todos los
días uno estrenando gobierno, aprendiendo, todavía
sin conocer la planta de teléfonos de la Presidencia,
y llamaba un empresario y decía: mire, ¿qué voy
a hacer? Yo tengo que pagar arancel para entrar a Estados
Unidos. ¿Qué pasa con el Atpdea?
Y llamaba el otro
a decir lo mismo, y bastante atormentados todos sin
saber qué camino coger, hasta que pudimos
resolver eso.
Les dije a mis compañeros del Gobierno: aquí no
hay más camino que buscar un acuerdo de comercio
con Estados Unidos. Esto con preferencias transitorias
va a ser inmanejable. Aquí no va a haber inversión.
Qué dificultad.
Hubo primero que
todo que construir (y esto es muy importante para que
la academia lo examine), hubo que construir
consenso en el Gobierno. No lo había.
Y eso me llevó a esta reflexión: Colombia
había hecho intentos de ese Tratado. El presidente
López Pumarejo firmó un tratado con los
Estados Unidos. Hubo ministros, en varias administraciones,
que lo quisieron. Pero no hubo consenso en los gobiernos,
salvo en el de López Pumarejo. Hubo esfuerzos
aislados de una cartera ministerial o de otra.
Entonces lo primero
fue convertir eso en una política
del Gobierno. Enseguida acudo al Gobierno de Estados
Unidos, me reúno con el Congreso, con los altos
funcionarios del Ejecutivo y con el señor Presidente
de los Estados Unidos, y les hablo de eso.
Y me dicen: no,
nosotros necesitamos es el ALCA. Les dije: no. Yo no
veo posibilidades en eso. Quiero ser
muy práctico. Además miremos intereses.
Por ejemplo, Brasil no tiene tanto interés de
un acuerdo con Estados Unidos como Colombia sí,
que lo necesita. Y empecé a llevarles ejemplos. ¿Brasil
por qué? ¿Brasil qué es? Uno de
los más remisos al ALCA, pero es que hay que mirar
qué hay detrás de cada posición:
intereses legítimos.
Brasil tiene tan
diversificados sus mercados de exportación,
a diferencia de Colombia, que he confirmado esta cifra
de los presidentes Fernando Enrique Cardoso y el actual
presidente del Brasil, el presidente Lula da Silva: Brasil
a MERCOSUR, a Estados Unidos y a Europa, apenas exporta
el 40 por ciento del total de sus exportaciones. El resto
a diferentes mercados del mundo. Toda esa cantidad de
soya que produce Brasil, se la puede absorber la economía
china. Etcétera.
Nosotros tenemos
una economía exportadora muy
concentrada en pocos mercados, a diferencia de Brasil,
a diferencia de Chile. Chile tiene como 40 acuerdos de
comercio. El Gobierno de Brasil duerme tranquilo o el
de Chile, porque si pierden un mercado nada les pasa.
Nosotros somos muy dependientes de unos pocos mercados.
Nosotros corremos mucho riesgo por esa concentración
de mercados.
Entonces enseguida
le dije al Gobierno de Estados Unidos: miren, cuando
Colombia necesita urgentemente esto, ustedes
no pueden esperar a que tengamos el ALCA, porque hay
otros países que no tienen afán, como Brasil
o los países petroleros.
Yo le he dicho al
presidente Chávez: mira, Presidente,
tú no tienes afán de tratados. Vender petróleo
es muy, muy fácil. Para eso no necesitas tratado.
Otra cosa es salir uno a vender bocadillos, que producen
unas tías mías en Titiribí, que
necesita todos los permisos sanitarios, todas las licencias,
etcétera.
Esto es una economía, la venezolana, minera,
petrolera, que le arrebatan su oferta productiva sin
tratados. Una economía como la colombiana, que
es una economía manufacturera de tamaño
mediano, una economía todavía bastante
incipiente en servicios, una economía que tiene
que ofrecer en el mercado unos productos agropecuarios
muy competidos, es una economía que necesita mercados.
Entonces no fue
fácil convencer al Gobierno de
Estados Unidos de que tenía que abrir estos espacios.
Les dije: miren, ustedes presionando el ALCA lo que crean
es una polarización política en América
Latina. Tienen que entender que hay economías
con perfiles diferentes, con ofertas productivas y exportadoras
diferentes, y tienen que entender que hay economías
como la colombiana, como la andina, que necesitan el
mercado norteamericano.
El segundo paso
entonces fue convencer al Gobierno de Estados Unidos
que entrara a negociar. Después
dijeron: no, en Colombia no están preparados.
Y mandaron aquí a su más alto ejecutivo
para mirar si estábamos preparados. Y empieza
la discusión con el sector agropecuario. Otro
tema muy difícil. Y después 22 meses de
negociación.
Porque si las cosas
aquí son difíciles,
allá lo mismo. Si aquí escampa, allá está tronando.
Ellos más que una aproximación ideológica
al comercio, lo que hacen es defender el producto de
cada Estado. Dicen: no, es que mis electores son algodoneros.
Cada Estado produce bienes de capital que le puede vender
a Colombia, que le vende a Colombia. Eso allá es
muy complicado. Cada uno tiene un interés diferente.
Tema por resolver:
el del Congreso de los Estados Unidos y el de acá.
¿Qué hemos hecho nosotros con el Congreso
nuestro? Aquí hay unos distinguidos congresistas
a quienes mucho respetamos, empezando por la señora
Presidente del Congreso. Ellos son testigos que el Gobierno
ha sido totalmente abierto con el Congreso. A lo largo
de los 22 meses de negociación el Congreso conoció todo
lo que quiso conocer.
Mandó cuántos delegados quiso a todas
las rondas de negociación. Estuvieron en lo que
se llamaba la Oficina de al Lado. Los congresistas, todos
los grupos económicos, sociales, que quisieron
ir. Y tuvieron información, milímetro a
milímetro, de cómo se iba llevando la negociación.
Yo confío que eso nos alivia algunas de las dificultades
que seguramente vamos a tener en el proceso de ratificación.
Todo ese antecedente de haber trabajado teniendo al Congreso
informado al detalle, y en la compañía
permanente del Congreso.
Otro tema bien importante
para considerar en el marco político: Suramérica.
Cuando empecé a comentarles a mis compatriotas
la necesidad del TLC, surgieron voces de oposición: ¿cómo
van a hacer un TLC con Estados Unidos, cuando la Constitución
dice que hay que preferir a Suramérica?
Entonces, ¿nosotros que hicimos? Emprendimos
el tratado Comunidad Andina – MERCOSUR. Es un hecho,
se firmó, está vigente, lo ratificó el
Honorable Congreso de la República, y hoy está para
revisión de la Honorable Corte Constitucional.
Yo creo que está allanado ese requisito. El impedimento
político y constitucional que algunos propusieron,
porque íbamos a hacer un Tratado con los Estados
Unidos y primero no lo hacíamos con Suramérica,
creo que está superado. Es bien importante tener
en cuenta eso.
Es muy importante
también tener en cuenta que
la idea del Tratado con Estados Unidos no es una idea
limitada a ese Tratado. Necesitamos otros. Por ejemplo,
Centroamérica.
Colombia le vende
hoy mucho producto manufacturado a Centroamérica. Pero corremos el riesgo, primero
de estancarnos en ese mercado, y después de perderlo.
Porque mientras
los productos colombianos tienen que pagar aranceles
para entrar a Centroamérica (y
aquí veo distinguidos exportadores que saben esto),
en la medida que Centroamérica adelanta tratados
con otros países, entonces esos otros países
van a exportar a Centroamérica sin arancel.
Colombia exportando
con la barrera del arancel y compitiendo con otros
países que exportan allá sin
la barrera del arancel, nosotros tenemos todo para perder.
Por eso el Gobierno está impulsando el tratado
con Centroamérica. Ya empezamos en las preliminares
con Guatemala, Honduras y El Salvador. Es bien importante.
La Unión Europea. La Unión Europea nos
ha dado también unos tratamientos preferenciales,
unilaterales, como nos da Estados Unidos. Conseguimos
una renovación a diez años, pero tenemos
muchas dificultades.
Ustedes saben, por
ejemplo, que prácticamente
no hemos tenido acceso de azúcar a la Unión
Europea, para hablar de un producto vallecaucano, por
ese subsidio de la Unión Europea a su producción
interna de azúcar, y porque le abren su mercado
es al azúcar de sus viejas colonias, etcétera.
Tenemos muchas dificultades
con productos como el banano. Nuestros empresarios
no se atreven, por una serie de
obstáculos, a buscar resueltamente el mercado
de la Unión Europea. Hay que empezar urgentemente
la negociación con la Unión Europea.
China. Las producciones
latinoamericanas difieren frente a China. Por ejemplo:
Perú que produce cobre y
níquel, Brasil que produce soya, la economía
china absorbe esos productos, todo lo que le envíen
de esos productos. En cambio lo que nosotros producimos,
lo produce China en muchísima mayor cantidad y
a muchísimo menor costo.
Miren la diferencia:
para economías como la chilena,
la peruana, la brasilera, el crecimiento chino es un
formidable mercado. Para nosotros, menos. Indirectamente
sí, no se puede negar que el precio del carbón
ha mejorado por el auge chino, y que eso le ayuda a la
economía colombiana, etcétera. Pero nosotros,
nuestra canasta básica de producción, choca
con la China.
Y además China no se va a quedar solamente produciendo
zapatos, confecciones, textiles, la manufactura básica,
sino que empieza a ser un gran productor de micro-chips
de computadores y de motores de generación de
energía.
¿Qué pensaba yo? Nosotros no podemos tener
(por eso en esto hay que ser pragmático, no improvisador,
pero sí pragmático), nosotros no podemos
pensar en un acuerdo de comercio con China, un acuerdo
de comercio común y corriente, sino en un acuerdo
de inversión.
Es muy difícil competir con ellos. Y esto de
pronto lo exagero un poquito para que lo entendamos todos.
Se lo explicaba a mis hijos. Les decía: miren,
es muy difícil competir. Pienso en nuestra pequeña
empresa, que es pequeña en el mundo, de producción
de electrodomésticos, de neveras. En China me
mostraban una nevera altotota. Pregunté: ¿cuánto
vale? Me dijeron: 150 dólares. Dije: vale más
el surtido que la nevera. No tenemos manera los colombianos
de competir con estas neveras.
Pero si logramos
hacer un acuerdo de inversiones, para que esas fábricas chinas hagan alianzas estratégicas
con nuestros productores de electrodomésticos,
podemos salir adelante.
Pongan cuidado:
los TLC atraen mucha inversión.
Cuando México hizo el Nafta llegó mucha
inversión asiática a México, para
producir desde México y vender al mercado de los
Estados Unidos y Canadá.
Yo creo que le TLC
nos abre caminos. Les dije a los chinos: miren, Colombia
es una plataforma exportadora
de Estados Unidos, hagamos el acuerdo de inversión
con Colombia. Yo lo miro optimistamente.
Comunidad Andina:
aquí me detuvieron algo los
comunicadores al entrar. Hay que entender lo siguiente,
que yo se lo expresé muy respetuosamente al Presidente
de Bolivia: desde hace muchos años en la Comunidad
Andina se tomó la decisión de que la Comunidad
Andina no podía tener una vocación de comunidad
cerrada, sino abierta.
En virtud de ello,
Bolivia, solito, se fue a MERCOSUR. Es miembro hoy
con un estatus especial en MERCOSUR. Además
de que hicimos el acuerdo Comunidad Andina-MERCOSUR,
Venezuela ha dicho: yo, como Venezuela, individualmente,
quiero ser miembro de MERCOSUR. Colombia no se ha opuesto
a nada de eso.
Por eso les hemos
pedido muy respetuosamente a los gobiernos de las hermanas
Bolivia y Venezuela: hombre, tengan en
cuenta eso. Y tengan en cuenta la reciprocidad. Nosotros
no nos hemos opuesto a que el uno sea miembro observador
de MERCOSUR, a que el otro quiera llegar individualmente
a MERCOSUR. Permítannos acceder al mercado de
Estados Unidos.
Hay un estudio que
dice, sí, que el 15 por ciento
de lo que manda Venezuela a Colombia puede tener competencia
con Estados Unidos. Pero lo vamos a discutir en los próximos
días con el Gobierno de Venezuela. Yo en eso soy
optimista. Si la economía colombiana crece en
virtud de lo que puede exportar a Estados Unidos, le
va a comprar más a Venezuela, porque va a haber
más capacidad adquisitiva aquí.
Es lo que ha ocurrido
cuando, en aquellos momentos cuando la economía venezolana prospera. Cuando la economía
venezolana prospera gracias al petróleo, se aumenta
la capacidad adquisitiva allá y nos compran más
a los colombianos.
Bolivia. Colombia
no ha protestado porque Bolivia le compre sus manufacturas
a MERCOSUR, no a Colombia. Colombia
le vende una ínfima cantidad a Bolivia: 20 - 40
millones de dólares al año, y le compramos
casi 200, básicamente en soya. Y conseguimos unos
plazos de desgravación en la soya, para no afectar
lo de Bolivia. También Bolivia tiene que entender
eso, y estamos buscando alternativas en el tema de la
soya. Para eso visitamos al presidente Evo Morales hace
20 días.
Entonces para Colombia,
y es muy importante dejarlo en el marco político,
en cada foro, que el TLC no es sustituto de la Comunidad
Andina. Es un gran complemento.
Nosotros queremos fortalecer la Comunidad Andina, entendida
como una comunidad abierta, que puede tener acuerdos
con terceros.
La otra contradicción que se plantea es la siguiente,
y se la he escuchado a mucho economista: una economía
con tanta gente pobre como Colombia, donde todavía
el 48 por ciento de la población está en
la línea de pobreza, ¿por qué en
lugar de hacer tratados internacionales, por qué no
crece la economía en base a la dinámica
interna, a la incorporación de los sectores excluidos,
para que al ganar ellos capacidad adquisitiva, ayuden
a crecer la economía?
Eso es válido. Pero lo que no es válido
es invocar la necesidad de vincular a los sectores excluidos
a las corrientes dinámicas de la economía,
para a partir de allí y proponer una oposición
al TLC.
Yo pienso, apreciados
compatriotas asistentes a este foro, que tenemos que
aceptar que la dinámica
de la economía exportadora no es excluyente sino
convergente, con el propósito de la activación
de la demanda interna, vía la vinculación
a las corrientes de la economía de los sectores
excluidos.
Creo lo siguiente,
lo aporto como argumento para sustentar esa tesis:
un país con 44 millones de habitantes,
42 y medio (vamos a ver que dice finalmente el Dane,
rango entre 40 y 46), necesita una gran dinámica
de inversión, para poder vincular los sectores
excluidos a las corrientes dinámicas de la economía.
Para darles capacidad adquisitiva, vía reivindicación.
Y esa dinámica de inversión no se consigue
en una economía cerrada, se consigue en una economía
integrada.
El gran ejemplo
lo dio China. Yo me hice en la universidad pública. Mis años de estudiante fueron
los años del furor marxista en Colombia, maoísta.
Nuestra universidad no veía el mundo sino dividido
entre los comunistas que querían las tesis de
Mao, los comunistas que querían las tesis de Lenin,
los otros que querían el modelo cubano. Parecía
que había llegado el final de cualquier posibilidad
de empresa privada. Y cómo se transforma el mundo
rápido y cómo empezó a transformarlo
China.
Cuando yo leía las cuatro tesis filosóficas
de Mao Tse Tung en la universidad, nunca pensé que
algún tiempo después fuera a caer el Muro
de Berlín y China fuera a hacer esa apertura al
mundo que se hizo con Deng Xiao Ping.
Y esa apertura al
mundo le ha permitido a China, hoy por hoy, haber reivindicado
la pobreza a 400 millones
de sus 1.200 millones de habitantes. Hoy podría
tener un socialismo puro y cerrado con 1.200 millones
de pobres. Ha reivindicado 400 millones. Pasó de
tener cero inversión internacional, y tiene 67
mil millones de dólares de inversión extranjera
al año. Y eso lo ha sostenido durante 15 años.
Deng Xiao Ping,
con mucho pragmatismo, dijo: no, vea. No importa que
el gato sea blanco o negro, lo importante
es que cace ratones. El socialismo no es para mantener
a la gente pobre. Nosotros tenemos que hacer compatible
la economía socialista con la economía
de mercado, para que haya inversión y poder reivindicar
a nuestras gentes.
Yo creo que ese
es un gran ejemplo, desde la perspectiva socialista,
del reconocimiento a la necesidad de abrir
las economías, de integrarlas, para que llegue
la inversión que permita reivindicar a los pobres.
Por eso yo llamaba
mucho la atención de los economistas
para que hagan el esfuerzo de superar esa vieja contradicción
que ponía como polos excluyentes, el modelo de
economía abierta con el modelo de economía
cerrada, que simplemente busca que crezca la capacidad
adquisitiva, vía la reivindicación de los
sectores más pobres.
Esta es una especie
de marco político del Tratado.
Les ofrezco la palabra a ustedes. Les pediría
que me ayudaran con temas muy puntuales, porque veo que
han tratado bastantes esta mañana. Yo recuerdo
que motivos de preocupación del Valle del Cauca
en las negociaciones fueron propiedad intelectual, medicamentos,
caña de azúcar, alcohol carburante. ¿Cómo
es que llaman aquí los cereales? ¿Las pepas?
Etcétera. La avicultura, las obras para que la
economía sea competitiva, etcétera. El
tema cultural.
Muchas gracias.