ASAMBLEA
DE AFILIADOS DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE BOGOTÁ
Mayo 15 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Me honra mucho poder
acudir a esta nueva versión
de afiliados de la Cámara de Comercio de Bogotá.
A lo largo de estos
cuatro años de un Gobierno
ya próximo a terminar, he tenido la grata posibilidad
de trabajar con la Cámara de Comercio para enfrentar
tantos problemas que frenan la generación de empleo,
crédito, infraestructura, un tema, el otro.
Agradezco a la Cámara
de Comercio este espacio. La circunstancia de haber
encontrado en ella, en su directiva,
en todos sus integrantes, un gran coequipero para esta
tarea.
El tema del TLC
visto en la política global colombiana,
déjenme proponerles esto: el Gobierno, apreciados
empresarios, considera que el tema del empleo, estable,
bien remunerado, de buena calidad, con afiliación
a la seguridad social, es un tema que depende de una
serie de variables-presupuesto, entre las que están
la seguridad, la formación del capital humano,
la construcción de capital cívico, social,
la construcción de capital físico, los
procesos y los proyectos productivos y todo el tema de
mercados.
El Tratado de Libre
Comercio está relacionado
con todo ello. ¿Por qué? Porque para la
inversión que se requiere a fin de que el país
obtenga todos los beneficios de ese Tratado, exige persistir
y mejorar la Seguridad Democrática, exige mejorar
el capital humano, exige toda la agenda de infraestructura
donde confluye todo lo requerido para el capital físico,
exige toda la identificación de los nuevos proyectos
y de los procesos productivos.
Hace parte, pues,
de un proceso que integra todos estos elementos para
la generación de empleo, para la
erradicación de pobreza en nuestro país.
No es una categoría ideológica. Es un camino
de generación de empleo, crecimiento económico,
de mejoramiento de la distribución, de superación
de la pobreza.
Voy a referirme
a manera de mención a una serie
de puntos que integrarían el menú para
hablar del TLC.
Los antecedentes
en Colombia: aquel tratado de 1935 del gobierno del
presidente Alfonso López Pumarejo,
que no pudo producir todos los efectos esperados porque
los truncó la Segunda Guerra Mundial.
Después, iniciativas de carteras ministeriales
para hacer un Tratado con los Estados Unidos, que no
alcanzaron a concretarse. Este Gobierno ha debido adoptar
eso, no como una política de una cartera ministerial,
sino como una política total del Gobierno.
El tema del Atpa,
del Atpdea. Nos tocó hace cuatro
años vivir la experiencia del tránsito
del Atpa al Atpdea. Una experiencia difícil, fue
muy difícil convertir el Atpa en el Atpdea. Y
fue muy difícil la proclamación de esta
segunda iniciativa de preferencias unilaterales de los
Estados Unidos.
La queja de los
ciudadanos en el sentido de que el Atpdea no ha producido
todos los beneficios, que Colombia no
ha aprovechado todas las oportunidades para exportar,
lo cual es cierto, habíamos podido exportar más,
no obstante todo lo que hemos crecido.
Pero también ese círculo vicioso que se
construye entre la precariedad del Atpdea y el temor
de los inversionistas. Entonces el Atpdea es precario,
es limitado en el tiempo, no incluye todos los productos
exportables y todo eso genera pánico en los inversionistas,
que se dicen: No podemos invertir, para estar en Colombia,
cuando apenas tenemos la seguridad de cuatro años
de acceso al mercado de Estados Unidos, y cuando quedan
muchos productos por fuera. No se invierte lo suficiente,
no se aprovecha de manera suficiente las oportunidades
del Atpdea.
Y no incluye todos
los productos. Por ejemplo, el tema de cárnicos y lácteos está excluido
del Atpdea, está incluido en el TLC y podemos
tener éxito si se superan temas como el obstáculo
de la aftosa.
Está también,
en este recorrido, la dificultad que vivimos para convencer
a los Estados Unidos del TLC.
El Gobierno norteamericano
insistía en el ALCA.
No fue fácil convencerlo que había que
darle un tratamiento diferente a economías diferentes
de la región, que pretender imponer el ALCA era
estimular la polarización, que reconocer que hay
diferencias en las economías, que se traducen
también en diferencias en los intereses políticos,
es ir abriendo caminos de integración, sin imponer
camisas de fuerza. Esto es, con menores riesgos de polarización.
E invocamos muchos
ejemplos. El ejemplo del Brasil. Brasil sólo le exporta a los Estados Unidos el
19 por ciento del total de sus exportaciones. Nosotros
le exportamos el 40, y es el mercado que más crece
para nosotros. Brasil le exporta a China, el año
pasado, 6 mil millones de dólares. Nosotros escasamente
200.
Si bien la economía nuestra tiene algunos beneficios
indirectos, derivados del vigor de la economía
china, beneficios indirectos en el precio del carbón,
beneficios indirectos en otros productos, no tiene los
beneficios directos que se causan en favor de otras economías
suramericanas.
Esas exportaciones
por 6 mil millones de dólares
del Brasil a China, tuvieron un gran componente en la
carne y en la soya, pero el Brasil tiene 150 millones
de cabezas, Colombia 23. El Brasil tiene gran competitividad
en soya, nosotros tenemos muchas dificultades, apenas
tenemos pequeños cultivos.
Chile, Perú, tienen grandes beneficios derivados
de la economía china, por sus grandes yacimientos
de cobre, de níquel. Nosotros tenemos una empresa
en crecimiento productora de níquel, pero no tiene
todavía cifras comparables con los de otros países
de la región.
Hemos visto también que muchos países,
que por las circunstancias de su economía no han
visto prioridad en tratados con los Estados Unidos, sí tienen
esos países una canasta exportadora muy distribuida,
que no la nuestra.
La misma economía brasilera tiene una canasta
exportadora ampliamente distribuida en muchísimos
mercados. La nuestra no. Nosotros seguimos dependiendo
de muy pocos mercados. Y eso nos causa graves y severos
riesgos.
Entonces todas estas circunstancias hay que entenderlas.
Primero, para saber por qué Colombia insistió tanto
ante los Estados Unidos para que en lugar de los Estados
Unidos dar como una alternativa el ALCA, se abriera la
posibilidad de esta negociación.
Y estas circunstancias
hay que entenderlas, apreciados empresarios, para comprender
por qué hay que reconocer
que hay diferentes economías, diferentes intereses
políticos, y que si bien Colombia comprende que
hay países que no han tenido afán del Alca,
también pedimos que otros países comprendan
que nosotros tenemos afán del ingreso al mercado
de Estados Unidos.
Se planteó también desde hace cuatro años
la necesidad del TLC porque no se veía la posibilidad
de la renovación de las preferencias del Atpdea.
Lo supimos desde entonces. A riesgo de estar equivocados,
lo seguimos creyendo.
Lo supimos directamente
de los Estados Unidos. Indagamos al Gobierno de Salvador
y al Gobierno de República
Dominicana y a otros: ¿ustedes por qué si
tienen unas preferencias para ingresar al mercado de
Estados Unidos, en el caso de República Dominicana
hasta el 2007, en el caso del Salvador hasta el 2009,
por qué están negociando tratados con los
Estados Unidos?
Ambos respondieron:
porque no vemos las posibilidades de renovar esas preferencias
y porque esas preferencias
tienen muchas limitaciones para estimular la inversión
y no incluyen todos los productos.
Nos hicimos esta
reflexión: si el Salvador que
tiene preferencias hasta el 2009, República Dominicana
hasta el 2007, apresuraron la negociación, nosotros
con más razón, que solamente tenemos preferencias
hasta el 31 de diciembre de 2006.
Desde 2002 empezamos
a considerar que el manejo de la economía para el Gobierno que resulte elegido
en Colombia en el 2006, es un manejo muy difícil,
que se dificulta mucho más en ausencia del TLC
con los Estados Unidos.
¿Cuándo propusimos que se convirtiera
en una política de gobierno, en un punto principal
de nuestra acción de gobierno, la negociación
del TLC?
Surgió la preocupación de que no estábamos
más integrados a América del Sur.
Dimos pasos muy
importantes. Hace cuatro años
en el horizonte colombiano no aparecía la integración
con MERCOSUR, no aparecía la creación de
la Unión Suramericana. Hoy es un hecho perfeccionado
el tratado ente la Comunidad Andina y MERCOSUR. No solamente
se suscribió el tratado, está ratificado
por el Congreso, puesto en vigencia en virtud de los
mecanismos de la Aladi, y se encuentra para revisión
de la Corte Constitucional. Hemos participado en la creación
de la Unión Suramericana. Hemos dado, pues, pasos
muy importantes para integrarnos más con América
del Sur.
Yo veo que esos
pasos son más significativos
en lo político que en lo económico. En
lo económico creemos que en el mediano plazo no
son muy benéficos, no tenemos una canasta exportadora
para ofrecer con suficiente receptividad a los mercados
suramericanos, pero tenemos fe que en el largo plazo
esa integración va a ser importante, no solamente
en lo político, como hoy debe serlo, sino también
en lo económico.
Además dimos el paso de que Colombia entrará como
miembro observador del Plan Panamá-Puebla. Confiamos
que en las próximas semanas Colombia se convierta
en miembro de pleno derecho. Eso es muy importante para
la integración política, es muy importante
para la integración en infraestructura y es muy
importante para la integración comercial.
En la integración en infraestructura, la participación
de Colombia en el Plan Panamá-Puebla nos permite
la construcción de la línea de interconexión
eléctrica. Confiamos que esa línea sea
una realidad. Antes creíamos que para el 2008,
los atrasos muestran que estará por allá para
el 2009.
También la construcción del gasoducto
que permitirá que, al atravesar un gasoducto en
territorio de Colombia, originado en Venezuela y llegado
a Panamá, Venezuela se convierta en un proveedor
principal, como tiene que ser, de gas para Centroamérica,
y Colombia en un proveedor marginal.
Marginalidad que
dependerá del éxito de
nuestro país en los hallazgos de nuevas reservas
de gas, sobre lo cual tenemos optimismo, gracias a las
exploraciones que venimos haciendo en el Caribe, en la
recientemente adjudicada concesión Tayrona de
cuatro millones de hectáreas en frente de la ciudad
de Santa Marta y el departamento de La Guajira.
Ese Plan Panamá-Puebla tiene que llevarnos también
a negociar en los próximos meses el tratado de
comercio con los países centroamericanos.
Ya han expresado
su voluntad de hacerlo El Salvador, Guatemala, Costa
Rica y Honduras, de gran trascendencia.
Porque nos preocupa mucho, apreciados empresarios, que
ese acuerdo de Centroamérica con los Estados Unidos
y el nuestro con los Estados Unidos no se complemente
con un acuerdo entre Centroamérica, Colombia,
ojalá con toda la Comunidad Andina.
Nuestras exportaciones
a Centroamérica son importantes,
crecientes, pero verían afectada su posibilidad
de crecimiento de no hacerse el acuerdo, y podrían
sufrir desplazamientos a cargo de productos que provengan
de los Estados Unidos, que entrarían sin arancel
al mercado centroamericano, y los otros seguirían
con la barrera arancelaria.
Debemos señalar que para avanzar en ese tratado
con Centroamérica es necesario que Colombia reconozca
las asimetrías. Pero cuánto mejor reconocer
las asimetrías que no contar con el tratado.
Y hemos convenido
con los gobiernos centroamericanos incluir en ese tratado
con Centroamérica unas
cláusulas sociales, que nos comprometan no solamente
al reconocimiento de las asimetrías, sino al cumplimiento
riguroso de metas de creación de empleo, de metas
de superación de pobreza.
Y viene el tema
de Europa. Europa también le
ha dado a Colombia las preferencias unilaterales.
En este Gobierno
esas preferencias se pudieron renovar durante 10 años, ya está corriendo el primero.
Nos preocupa mucho que pasen estos años y que
no hayamos hecho la negociación. Por eso la reunión
de Viena de la semana pasada fue muy importante. Nuestra
delegación fue encabezada por el señor
Vicepresidente de la República y por la señora
Canciller.
Allí se avanzó en el propósito
de esa integración entre los cuatro países
de la Comunidad Andina y la Unión Europea, lo
que se llama el Acuerdo de Asociación, el acuerdo
del diálogo político, el acuerdo del tema
comercial.
Se definió atender la petición de Bolivia,
que solicitó un plazo de dos meses, expresar desde
ya la voluntad de esa negociación y, en estos
dos meses, realizar una serie de reuniones para madurarla
y para dar plazo para que Bolivia dentro de dos meses
tome la decisión definitiva.
Nosotros albergamos
la esperanza de que Bolivia participe en la negociación de este acuerdo con la Unión
Europea, que consideramos muy importante, sobre todo
después de la afiliación de otros 15 países
a la Unión Europea.
El tema de China.
En el tema de China, nuestro gran afán no es tanto un acuerdo de comercio como un
acuerdo de inversión. A diferencia de otras economías
de la región, que tienen mucho que ofrecerle a
China, la nuestra es una economía con una industria
mediana, sobre todo lo cual produce China en mucho más
cantidades y a menores precios.
Lo interesante del
TLC es construir más confianza
para Colombia como plataforma de inversión, y
poder lograr un acuerdo de inversión con China.
En esos acuerdos
de inversión hemos venido desbrozando
el camino. Ya tenemos el primer acuerdo firmado con España
sobre protección mutua de inversiones. Confiamos
poder repicarlo con otros países.
Y a eso se suma
otro acuerdo con España: el acuerdo
para el desmonte de la doble tributación. Para
crecer la inversión internacional es necesario
que los países vayan acordando esos desmontes
de doble tributación. Porque entonces el inversionista
dice: me voy a invertir de España a Colombia,
y por esas inversiones me cobran impuesto en Colombia
y me cobran impuestos en España. La doble tributación
se erige en un obstáculo a la promoción
de la inversión. Ojalá podamos replicar
este acuerdo con otros países.
Y también esta el acuerdo con Chile, y el acuerdo
con España, para la acumulación de tiempo
de cotización a la seguridad social, a fin de
que el trabajador colombiano pueda acumular, o español
en su caso, o chileno en su caso, hablemos del colombiano,
pueda acumular los tiempos cotizados a la seguridad social
en Colombia, más los tiempos cotizados a la seguridad
social en España, y entonces se reconozca la pensión
y cada uno de los países la pague en proporción
al tiempo que, en este caso de nuestro ejemplo, el trabajador
colombiano, trabajó y cotizó en cada uno
de los dos países.
Creemos que estas
son bases importantes para el proceso de inserción de Colombia en la economía
internacional, que lo asumimos no como un dogma, no como
una categoría ideológica, sino como un
camino para poder generar empleo, para poder superar
niveles de pobreza.
En el tema de la
negociación. Yo les diría
que la economía se beneficia como un todo y cada
sector se beneficia en su conjunto.
Cuando uno examina el sector agropecuario encuentra
que hay un beneficio general para el sector agropecuario,
pero hay productos a los cuales tenemos que crearles
compensaciones.
Hablemos del tema
del arroz, hablemos del tema de los pollos. El Gobierno
ha reconocido, con toda sinceridad,
que allí hay riesgos. El riesgo del arroz derivado
de los Estados Unidos es un riesgo a 14-19 años.
No lo vemos antes.
¿Por qué afirmo sobre esta fecha? Porque
la desgravación se pactó a 19 años.
Y el año que preocupa a los arroceros es el año
en el cual el arancel, que empieza en el 80 por ciento
e inicia un proceso gradual de disminución, se
sitúa en el 30 por ciento.
Dicen los arroceros
que el temor de ellos es cuando el arancel con los
Estados Unidos llegue al 30 por ciento,
además si confluye el elemento de una tasa de
cambio revaluada, como la hemos tenido en Colombia. Eso
podría darse en el año 14. Con ellos hemos
acordado, o a estar en el acuerdo que el riesgo se presenta
no antes del año 14.
Pero el Gobierno
de Colombia ha tomado la decisión
de emprender el proceso de compensaciones al arroz desde
antes. ¿Por qué? Porque esta actividad
ha sido muy afectada periódicamente por importaciones
provenientes del Ecuador o de Venezuela, de nuestra Comunidad
Andina.
Y tenemos que hacer el esfuerzo para apoyar que el arroz
mejore las condiciones de productividad en las regiones
de Colombia en donde no lo ha logrado.
Si bien el Llano
de Ibagué tiene una de las productividades
más altas del mundo, hay otras regiones de Colombia
productoras de Colombia productoras de arroz con productividades
muy bajas. Hay que hacer ese gran esfuerzo.
Hay hacer el gran
esfuerzo en los años que toque,
de hacer compensaciones de precios.
Nos hemos visto
allí entre dos extremos. Un extremo
que decía: sin exclusión de arroz no va
a ver negociación. Nosotros no pudimos excluir
el arroz, y adelantamos la negociación.
Y el otro extremo
que nos ha dicho: dejen morir el arroz. La economía
colombiana se tiene que acostumbrar a que desaparezcan
algunos sectores, como lo hizo Irlanda.
Ese extremo tampoco lo hemos aceptado.
No es comparable
el tamaño de Irlanda, un país
pequeño, con un país de un millón
164 mil kilómetros, que es Colombia. Un país
de 3 millones y medio de habitantes, con un país
de 42 millones y medio de habitantes.
Entonces entrar
aquí a dejar morir una actividad
que tiene 350 mil hectáreas, causaría graves
riesgos sociales y en el empleo, no es fácil sustituirlas,
menos de la noche a la mañana.
Pero estamos comprometidos,
con esta ley Agro: Ingreso Seguro, para dar compensaciones
a los sectores que deriven
riesgos del tratado, también por razones de seguridad
alimentaria.
Me he hecho esta
composición en una visión
de largo plazo del país. ¿Qué tal
que el día de mañana no podamos obtener
arroz barato de Ecuador o de Venezuela? ¿O que
en los Estados Unidos se desmonten los subsidios a la
producción?
Hemos visto ya como
Europa desmontó los subsidios
a la producción de azúcar. Eso más
la febrilidad en el mundo por producir alcohol carburante,
ha conducido a que se aumente el precio del azúcar
en lo internacional y en lo nacional
¿Qué tal que así como los países
industrializados se comprometieron en Hong Kong, en la
Ronda de Doha, el pasado mes de diciembre, a desmontar
los subsidios de las exportaciones agrícolas para
el año 2013, también fueran desmontando
subsidios a la producción, como el caso de arroz,
y que no pudiéramos comprar arroz barato de Estados
Unidos? Entonces ni de Ecuador, ni de Venezuela, ni de
Estados Unidos.
¿Y que aquí incurriéramos en el
error de dejar morir la industria arrocera? En ese momento
se crearía un severo riesgo a la seguridad alimentaria,
riesgo que no podemos crear.
El tema avícola. Nuestra industria avícola
ha avanzado mucho. En años de crisis, la industria
avícola ha sido una especie de excepción,
ha crecido al cinco, al siete por ciento.
Se ha tecnificado.
Es altamente generadora de empleo urbano y rural. Uno
mira el área metropolitana
de Bucaramanga y encuentra que está circundada
por galpones de avicultura, que generan mucho empleo
a los habitantes de esta gran urbe.
Pero como en todo
el mundo está afectada por
el temor de la gripa aviar.
En Colombia no se
han presentado casos de la gripa aviar temida. Sin
embargo, el temor que hay en el mundo ha
llevado a que los países asuman figuras proteccionistas.
Hoy no podemos exportar
ni a Venezuela ni a Ecuador, nos han cerrado las fronteras,
está muy deprimido
en Europa el precio de todos los productos de avicultura,
lo mismo en los Estados Unidos.
Nosotros negociamos con los Estados Unidos, la quisimos
excluir, no pudimos.
Negociamos con los
Estados Unidos la desgravación
avícola a 18 años. También en el
año noveno debe haber una revisión. Y en
esas importaciones deben participar los productores colombinos,
lo que les debe generar un ingreso, para enfrentar por
ejemplo problemas, como la Newcastle, peste que ha limitado
mucho las posibilidades de la industria avícola
colombiana.
Los avicultores
me expresan que el temor de ellos nos es a esto, que
el temor es a que se puedan dar importaciones
de cuartos traseros sazonados con poco valor agregado,
que, en las condiciones actuales del precio internacional,
podrían ser muy gravosas para la producción
nacional.
Y me expresan también el temor de que se pueda
importar cuatro trasero deshuesado, y que entonces por
la vía del deshuese nos inunden el mercado local.
El Gobierno está tomando
todas las previsiones en eso. En este momento estamos
discutiendo puntos relacionados
con la materia en el texto final, y les hemos dicho a
los avicultores que con ellos buscaremos las compensaciones
debidas.
Empiezo con esos
dos productos para reconocer ante ustedes, primero,
repetir la afirmación: el agro en su
conjunto se beneficia, pero hay productos sensibles como
estos.
Si uno mira los
alrededores de Bogotá, para las
flores, el tratado es muy importante, positivo.
Para la carne, para
la leche, también. En precios
somos altamente competitivos, si superamos la aftosa.
Para las hortalizas,
el tratado es muy bueno. Para los frutales, sí que
lo es.
Miremos el café y la caña de azúcar.
La caña panelera en la ladera cundinamarquesa.
Para el café el tratado es muy bueno, porque
Colombia no aceptó reglas de liberación
de mezclas, que le habrían podido hacer mucho
daño al café de Colombia. Para el país
es muy bueno por las reglas de origen.
Si a eso se le suma
la circunstancia de que Estados Unidos, durante este
Gobierno, ha regresado a la Organización
Internacional del Café, la circunstancia de que
viene creciendo el mercado de café especial, de
café orgánico, de que Colombia empieza
a llegar con sus tiendas Juan Valdez directamente a los
consumidores, de que la ley de reforma tributaria de
2002 de este Gobierno definió que el 94 por ciento
del precio externo se traduzca en precio interno, yo
diría que las perspectivas para que la caficultora,
especialmente orgánica, para cafés especiales,
son unas perspectivas más despejadas que las que
teníamos hace algunos años.
El tema de la panela,
que tanto afecta la ladera cundinamarquesa. Ese producto
por limitaciones de consumo, ha estado muy
afectado en los últimos lustros. Ahora empieza
a mejorar. Hemos registrado en los últimos meses
un mejoramiento de 350 pesos en el kilo. ¿De donde
se deriva? Se deriva de lo que viene pasando con el azúcar.
En el azúcar
Colombia se beneficia en el tratado. Se beneficia porque
pasamos de poder exportar a los Estados
Unidos 25 mil toneladas de hoy, a exportar 75 mil. Y
se introduce una tasa de crecimiento, la cuota azucarera
de 1,5 anual.
Pero ese no es el
gran beneficio. Creo que el gran beneficio es la posibilidad
sin límites desde el año
cero, de exportar alcohol carburante a los Estados Unidos.
Si ustedes me preguntaran
productos de los cuales se va a beneficiar la economía colombiana en el futuro.
Los industriales están estudiando cien nuevos
productos. Creo que los tendremos que estimular en la
academia, en el Sena, en todas las organizaciones empresariales,
en el crédito, etcétera.
Y si me preguntaran
un producto en el cual yo crea, todo lo que es el biocombustible,
con la crisis mundial
del petróleo, en un país que tiene, que
todavía no ha logrado grandes hallazgos de nuevas
reservas de petróleo, que tiene muy serias limitaciones
en ese campo, pero que tiene todas las posibilidades
para producir combustibles biológicos, como Colombia,
allí hay una gran oportunidad.
El marco tributario
de estímulos, el marco regulatorio
que creo este Gobierno, permitió que ya hoy tengamos
en Colombia la producción de un millón
50 mil litros diarios de alcohol carburante derivado
de caña.
Eso ha transformado,
de las 200 mil hectáreas
tecnificadas de caña, 35 mil que estaban produciendo
azúcar, como todas las 200 mil, ya se dedican
a producir alcohol. Se descongestionado el mercado de
azúcar en beneficio del precio del azúcar,
del precio de la panela.
Y este año
deben entrar a funcionar las primeras plantas para
producir alcohol carburante de yuca, una
en los Llanos Orientales y otra en el departamento del
Cesar, y la primera planta para producir biodiesel de
aceite de palma africana.
También en Boyacá hay un proyecto para
producir alcohol carburante de remolacha, y hay otros
proyectos para producir alcohol carburante de caña,
como el proyecto de la Hoya del Río Suárez
entre Santander y Boyacá.
En la palma africana
vemos toda la posibilidad. Cuando empezó el Gobierno el país tenía
175 mil hectáreas de palma, yo creo que en agosto
de este año debemos tener unas 310 mil.
Pero eso es todo
muy poco. Los incentivos tributarios los hemos orientado
para darle exenciones a esos cultivos
de tardío rendimiento, en los cuales tenemos muchas
posibilidades en el TLC.
El aceite crudo,
refinado de palma, tiene muchísimas,
muchísimas posibilidades. Y sí que lo tiene
el biodiesel. Y estamos con Corpoica haciendo los primeros
experimentos para producir biodiesel higuerilla, que
ha sido una maleza en nuestro país y es una gran
fuente para este combustible.
En el tema industrial
hay tres mil productos que son ampliamente beneficiarios
del Tratado del Libre Comercio.
Muchos productos nuevos que se están estudiando.
La pequeña empresa entró a la negociación
del tratado con temor, pero salió de la negociación
del tratado sintiéndose triunfadora.
Ustedes saben que
en telecomunicaciones pudimos hacer una buena negociación. Las telecomunicaciones
muestran que Colombia ha negociado el tratado con dignidad,
que no ha sido un tratado de adhesión. Nos exigían
eliminar las empresas estatales de telecomunicaciones,
porque según los Estados Unidos era incompatible
que el Estado regulador fuera al mismo tiempo Estado
empresario. Esa exigencia no se admitió.
Hemos salido bien
en el tema cultural, hemos salido bien en el tema ambiental,
hemos salido bien en el tema
de propiedad intelectual, especialmente en el capítulo
de los medicamentos.
En el tema cultural
el tratado ningún daño
hace. El temor que existió fue porque expresiones
de nuestra cultura, de nuestra vida vernácula,
como las telenovelas, veían una amenaza en la
petición de los Estados Unidos de eliminar las
cuotas de pantalla.
Eso lo defendimos
bien. En los horarios de semana se mantiene la cuota
de pantalla para la producción
nacional en el 70 por ciento. En los fines de semana,
en algunos horarios, se redujo del 50 al 30. Pero se
introdujo un elemento importante: Colombia se reservó el
derecho de imponer cuotas a nuevas tecnologías.
Me lo explicaba la señora ex ministra María
Consuelo Araújo, quien con éxito negoció ese
capítulo: si llegaré, por ejemplo, a venir
cine que se reciba a través de la pantalla del
celular, Colombia podrá imponer una cuota para
la producción nacional.
En el tema de propiedad
intelectual y medicamentos. Para no ser exhaustivo
en el detalle, yo entré directamente
a esa comisión de negociación, dejé firmada
un acta para que obre para futuras interpretaciones del
tratado.
Déjenme referir ahí a dos puntos: al de
los medicamentos genéricos y al tema de la salud
pública.
Los medicamentos
genéricos, que los habíamos
introducido en la ley de seguridad social de 1993, mantienen
todo su espacio en Colombia.
Una necesidad, porque
hoy el 60 por ciento de los medicamentos que compran
los colombianos son genéricos. No
se alteran las condiciones existentes para vender un
medicamento genérico. Hoy, como lo será en
el tratado, la condición básica es que
el medicamento original del cual se desprende el genérico,
haya pasado su período de protección. Aquí me
confirma el doctor Rubio, que es nuestro Superintendente
de Industria y Comercio.
Había mucho temor de que se afectaran los medicamentos
genéricos. No se afectan.
No se afecta la
salud pública. El Estado colombiano
mantiene toda la soberanía para regular los temas
de salud pública.
Veámoslo también a través del ejemplo:
asumamos que se está en período de protección
de un nuevo medicamento, en período de registro
de un nuevo medicamento. Y aparece una epidemia, que
Dios no quiera, y resulta que hay que combatir esa epidemia
con ese nuevo medicamento. ¿Cuál es la
atribución que derivamos del tratado? En ese momento
podemos levantar la protección del medicamento,
producirlo o comprarlo a terceros, porque queda priorizada
la atención de la salud pública, es prevalente
sobre la protección de las patentes, sobre la
protección de los registros.
En el tema ambiental
nos fue bien, y me preocupa porque en los debates,
por ejemplo hoy se está realizando
una marcha en el Cauca, nuestros compatriotas indígenas
siguen insistiendo en una protesta contra el TLC.
Es la primera vez
que los Estados Unidos acepta una cláusula de reconocimiento de los derechos ambientales
del otro país. Me han preguntado en el Cauca:
Presidente, ¿es verdad que el tratado entrega
la producción de agua del Macizo Colombiano a
transnacionales? Nada, si eso no existe en el tratado.
Ha resultado mucha leyenda para maltratar el tratado.
Me ha tocado en los debates universitarios. Yo acudo
a las universidades a debatir porque he estado acostumbrado
a debatir en las universidades desde que era estudiante
universitario.
A mí me tocó enfrentar unos años
muy difíciles en la universidad pública,
cuando en ciencia política no nos enseñaban
sino el marxismo a través de Poulantzas, en introducción
a la economía el marxismo a través de Marta
Harnecker, en la otra materia no nos enseñaban
sino el marxismo a través de Luis Althusser, en
la otra materia abandonaron los clásicos de la
filosofía y no nos enseñaban sino las cuatro
tesis filosóficas de Mao Tse Tung.
He vivido permanentemente
en debate. Entonces me dicen estudiantes universitarios
que nosotros vendimos en el
TLC la selva amazónica. Y yo no soy el Presidente
que va a la universidad a que me reciban con himnos,
con condecoraciones, con medallas, con homenajes, sino
a debatir.
Y le dicho a los
muchachos con toda claridad: la universidad tiene que
ser masiva, la universidad tiene que ser científica,
la universidad tiene que ser crítica, pero la
universidad no puede ser ni violenta ni subjetiva.
Entonces he ido
a las universidades a desvirtuar algunas leyendas negras
contra el TLC, como eso. Y por ejemplo,
en la universidad Javeriana había unos muchachos
gritando afuera. Yo le dije tranquilamente al Rector
cuando fue a empezar el acto: deje que esos muchachos
entren. Y a ellos les dije: muchachos, quítense
las máscaras y cojan el micrófono, que
este es un país libre.
Y un debatico que
iba a durar una hora demoró cuatro
horas y media, dándoles a los muchachos argumentos
sobre el TLC, en la advertencia de que no es la panacea.
Pero ha habido mucha
leyenda. Por ejemplo, en otra universidad me dijeron:
Presidente, nos dijo un profesor que el TLC
acaba con la universidad pública, que los muchachos
se van a tener que ir a estudiar a la Universidad de
Harvard, con un costo de 35 - 50 mil dólares por
año.
Me ha tocado ir
allá a desvirtuar eso: muchachos,
eso no es así, el TLC en nada afecta la educación
colombiana. Si fuéramos a mirar los principales
elementos reguladores de la universidad pública,
de la universidad general en Colombia, el TLC ni siquiera
los menciona, menos va a afectarlos.
Está incólume el principio constitucional
de autonomía universitaria, la Ley 30 que la regula
y desarrolla, incólume la obligación del
Estado de subsidiar la universidad pública, incólume
la obligación de que la universidad colombiana
se organice bajo la naturaleza jurídica de entidad
sin ánimo de lucro.
Lo que sí implica el TLC es un gran reto en mejoramiento
del capital humano, un gran reto en mejoramiento de la
educación, lo que sí implica el TLC es
un esfuerzo adicional en pertinencia, en cobertura, en
capacitación técnica, un esfuerzo adicional
en los recursos para ciencia y tecnología.
Entonces siempre
ha habido leyendas, y lo que hemos hecho en todos estos
meses de debate es tratar de hablarles
a los colombianos con ceñimiento al texto del
real significado del TLC.
Y aparece el tema
de la Comunidad Andina. Primero, debemos enmarcarlo
en este concepto. A principios de los años
90 la Comunidad Andina declaró que no sería
una Comunidad cerrada, sino una comunidad regional abierta.
En virtud de eso
Bolivia tomó la decisión
de entrar como país observador de MERCOSUR. Y
eso ha traído consecuencias sobre las cuales Colombia
nunca ha protestado.
Miren: nosotros
le vendemos a Bolivia entre 30 y 40 millones de dólares al año y le compramos
170, es una balanza muy deficitaria para Colombia. Si
Bolivia le comprara a Colombia lo que le compra a MERCOSUR,
esa balanza no sería tan deficitaria para Colombia.
Jamás hemos protestado.
Fuimos muy cuidadosos
en proponer una desgravación
del aceite refinado y del aceite crudo de soya con períodos
de cinco o diez años, que Bolivia inicialmente
los encontraba razonables.
Después nos ha dicho Bolivia que como se desgrava
la torta y se desgrava el fríjol de soya, de inmediato,
en lo que los negociadores llaman canasta, que eso puede
crear el riesgo de que los colombianos traigamos torta
o fríjol desde los Estados Unidos para producir
aquí el aceite.
Los industriales
colombianos dicen que por fletes, volúmenes
de transporte, etcétera, eso resulta casi imposible.
Nosotros además le hemos dicho al Gobierno de
Bolivia que Colombia quiere, a través de créditos
de Bancóldex, estimular exportaciones bolivianas
a Colombia, buscar acuerdos entre productores bolivianos
de soya e industriales colombianos.
Pero allí hay otros elementos. Por ejemplo, Colombia
jamás ha eliminado el arancel para importar soya
de terceros países distintos a la Comunidad Andina.
En Venezuela la
soya boliviana se vende más barata
que en Colombia. ¿Por qué? Porque Venezuela
también le compra a paraguay con cero arancel.
Entonces la competencia de la soya paraguaya a la soya
boliviana en Venezuela, ha obligado a reducir ese precio
de la soya boliviana en Venezuela.
Le hemos dicho a
Bolivia: si ustedes le dan a Colombia el mismo precio
que le dan a Venezuela, con seguridad
la soya boliviana va a ser acá más competitiva
en el mercado colombiano.
Así y todo, le hemos dicho al Gobierno boliviano:
mire, por plata no vamos a pelear, menos entre hermanos.
Si llegare a haber un efecto dañino de nuestro
TLC para Bolivia, Colombia busca cómo lo compensamos.
El caso de Venezuela:
Venezuela ha expresado que teme a la triangulación y a la industria petroquímica.
Triangulación. La Comunidad Andina tiene unas
reglas serias de origen. Si esas reglas se aplican Venezuela
no tiene por qué temer a que productos norteamericanos
que entren a Colombia se triangulen hacia Venezuela.
Como nosotros hemos tenido confianza en Venezuela. Venezuela
no contenta con el acuerdo entre la Comunidad Andina
y MERCOSUR, ahora quiere ser miembro de pleno derecho
de MERCOSUR.
Entonces, ¿eso qué va a producir? Eso
podría producir el mismo temor de triangulación.
Podríamos decir los colombianos: productos de
Suramérica que entren a Venezuela, se pueden triangular
en contra de Colombia.
Pero si ambos aplicamos
y respetamos las normas de origen, no tiene porque
Venezuela temerle a una triangulación
de productos norteamericanos vía Colombia hacia
Venezuela, ni nosotros tenemos por qué temerle
a una triangulación de productos de Suramérica
vía Venezuela hacia Colombia.
En el tema de la
petroquímica. La verdad es que
Tratado demuestra, y lo refiero a la firma a un estudio
de la firma Araújo- Ibarra bien importante, sobre
el impacto del TLC de Colombia en Venezuela, que no tiene
por qué afectarse la venta de petroquímica
venezolana a Colombia.
Además las distancias, el hecho de que Venezuela
tiene la materia prima, que es el petróleo. Yo
no creo que haya por qué temer que la industria
petroquímica norteamericana vaya a desalojar en
el mercado de Colombia a la industria petroquímica
venezolana.
Y hay algo bien
importante que yo les pido a ustedes repetirlo donde
puedan conversar con otro compatriota
sobre el tema. Miren: el Tratado anticipa que va a beneficiar
a Venezuela. ¿Cuál es el anticipo?
En los últimos años, gracias al Atpdea,
han aumentado nuestras exportaciones a los Estados Unidos,
y en paralelo nosotros hemos pasado de comprarle 500
millones dólares a Venezuela hace pocos años,
a comprarle el año pasado 1.100 millones de dólares
Venezuela. Y es muy posible que este año le compremos
a Venezuela 1.600 millones.
Entonces, ¿cuál ha sido la relación,
directamente proporcional? Colombia ha vendido más
a Estados Unidos y ha comprado mucho más a Venezuela.
Eso es un indicativo: que aquí en lugar de presentarse
fenómenos de desviación de comercio, se
presentan fenómenos de creación de comercio.
Otra prueba de ello:
cuando se hizo el G-3, en la Comunidad Andina hubo
mucho temor de que en lugar de crearse comercio,
iba a haber desviación de comercio intra-andino
a comercio con México. Se presenta en pequeñas
cantidades, pero lo fundamental es la creación
de comercio. Al haber más comercio con México,
ha habido más comercio intra-andino. Eso de muestra
que el fenómeno de la creación de comercio
con estos tratados, prevalece sobre la preocupación
de la desviación de comercio.
Y es muy importante terceros mercados para poder descongestionar
productos.
Yo miro el tema
de arroz. El tema del arroz no tenemos terceros mercados,
ni los habrá para descongestionarnos.
Pero hay otros productos donde tenemos que buscar terceros
mercados para descongestionarnos.
Nosotros somos grandes
proveedores de carne y leche de Venezuela, pero Venezuela
le esta comprando a MERCOSUR.
Una leche muy barata de Suramérica, una carne
muy barata de Suramérica, y está aumentando
su hato. ¿Qué pasa cuando Venezuela sea
autosuficiente y tenga excedentes? Nosotros también
con excedentes. Si no tenemos terceros mercados, nos
inundamos.
Ahora, todo esto hay que completarlo con la agenda de
infraestructura, indudablemente.
Y ahí viene todo el tema de vías, aeropuertos,
puertos, para que el país sea competitivo.
Yo veo un círculo virtuoso entre el TLC y la
agenda de infraestructura. El TLC obliga a que la agenda
de infraestructura empiece a ejecutarse. Que no se quede
simplemente como proposición de campaña.
Pero también el TLC da posibilidades para poder
financiarla.
Ahora, la agenda
de infraestructura no la construye un gobierno, ni
se hace en medianoche para el día.
Necesita muchos gobiernos, muchos presidentes, pero todos
continuando con ella. Que un Gobierno empezó una
obra, el siguiente a concluirla.
Miren: yo veo hoy con optimismo la posibilidad de avanzar
en la agenda de infraestructura.
El Túnel de la Línea es un ejemplo, una
prueba bien importante. Yo le dije al Ministro hace cuatro
años: Ministro, el país tiene que volver
a creer en estas obras, empecémoslo. Mientras
lo financiamos, consigamos unos recursos del presupuesto
nacional. Ahí llevamos ya, tres mil metros excavados.
Uno no puede esperar
tener la plata junta para iniciar las obras, nunca
las hace. Cuando los países de
buena fe empiezan a construir las obras, van abriendo
las posibilidades de financiarlas.
Hace poco fue a
venir la misión del Banco del
Japón, interesada en financiar el Túnel
de la Línea. Le dije: Ministro, no les vaya a
mostrar en power point, le bostezan, se la aburren. Mejor
llévelos a la Línea en un helicóptero.
Y los llevó, y los japoneses se entusiasmaron
y nos dijeron: Ahora vemos que Colombia sí ha
tomado la decisión de construir la Línea.
Vemos que la economía colombiana está mejorando.
Que puede mejorar más con el TLC.
Y estamos ya en
las vísperas de cerrar un acuerdo
de crédito con el Banco del Japón, donde
nos financiarían los recursos que faltan para
la Línea a 40 años, con una tasa de interés
muy baja, que si se trae eso a valor presente, ese es
un crédito que no vale más del 35 por ciento
de un crédito ordinario. Y por eso los organismos
multilaterales lo aceptan como un crédito concesional.
Yo veo con optimismo
que el país avanza en todas
estas obras de infraestructura, que avance en la doble
calzada Bogotá – Girardot, que la tenemos
contratada.
Hemos contratado
de ahí de El Paso el trayecto
de acceso a Girardot, de El Paso cruzando el río
Magdalena hasta un punto que se llama San Rafael, donde
se bifurca hoy, donde hay una curva para entrar ahí al
Espinal, ahí se bifurcaría la carretera
Girardot – San Rafael – Chicoral – Ibagué.
Estamos en proceso
para contratar esa doble calzada a Ibagué.
Estamos construyendo
los viaductos para llegar a la Línea, en construcción la Línea.
Hay un reto muy
importante, que es construir la doble calzada Buga – Buenaventura.
Ya hemos comprometido los primeros 375 mil millones
para avanzar en ese proceso.
Confiamos, en un
acuerdo con la Sociedad Portuaria de Buenaventura,
para la profundización del canal
de acceso.
Confiamos que vayamos
construyendo, a través
de concesiones de particulares, el puerto complementario,
como el Puerto de Agua Dulce.
La salida de Bogotá al río Magdalena por
la Autopista Medellín – Bogotá.
Este Gobierno encontró casi todas las concesiones
viales en pleito. Hoy están superados todos esos
pleitos, salvo éste.
Si ustedes van a
Eje Cafetero, la Autopista del Café Manizales – Pereira – Armenia,
en plena construcción, superado el pleito.
Todos los otros
pleitos superados, menos ésta.
Lleva tres gobiernos en pleito. Nosotros logramos una
conciliación pero el Concejo de Estado no la aprobó.
Hoy tenemos dos
amigables componedores. Un Ministro del Gobierno español, porque ahí hay firmas
españolas. Y el doctor Alfonso Gómez Méndez,
ex fiscal general de la Nación como amigable componedor
designado por nuestro Gobierno.
Confiamos llegar
a una solución y poder abrir
la licitación para construir esa salida de Bogotá al
río Magdalena por la Autopista Medellín – Bogotá,
por cualquiera de los dos trazados. O por el trazado
nuevo o por la vía vieja de Villeta a Guaduas
y a Puerto Bogotá. En cualquiera de los dos trazados
con doble calzada.
La salida de Bogotá al
Norte. Convertimos el contrato de tercer carril a Tunja
y a Sogamoso en un
contrato de doble calzada.
Ahora los falta
contratarunos 47 kilómetros que
quedan faltando para tener doble calzada, que aún
no se han contratado, estamos en ese proceso, financiándolos
entre Villapinzón y Tunja.
Salidas de la Meseta
Cundiboyacense, muy importantes, al Llano y al río Magdalena. En este Gobierno
avanzamos en la pavimentación de la carretera
del Carare, en el tramo Vélez – Landázuri.
Ahora en el Plan 2.500 estamos pavimentando el tramo
Cimitarra – Puerto Araújo. Ese es un gran
avance, necesario para la exportación desde Bogotá,
desde la Meseta Cundiboyacense, para la exportación
de nuestros carbones coquizables. Pero queda faltando
un tramo, que tendrá que ser objeto de la agenda
interna de infraestructura, que es el tramo entre Landázuri
y Cimitarra.
Otra carretera para
salir al río Magdalena, de
gran importancia. Hoy se está avanzando en ella,
pero no tenemos contratados todos los tramos, que es
la carretera de Chiquinquirá a Puerto Boyacá.
El tema de las vías al Llano: ya resolvimos el
litigio que había con el concesionario para que
asumiera la totalidad de los kilómetros de la
carretera Bogotá-Villavicencio. El Gobierno Nacional
tuvo que entregar 60 mil millones, ya le ha transferido
50 mil millones al concesionario. Y le entregamos 50
mil millones al IDU (Instituto de Desarrollo Urbano)
para construir el empalme del sur de Bogotá con
la vía al Llano. Es un empalme que debe costar
60 mil millones.
Y estamos trabajando
en otras dos carreteras de Bogotá al
Llano. La vía alterna al llano del Sisga a San
Luis de Gaceno, tenemos unos kilómetros, no incluyen
toda la extensión que está en proceso de
pavimentarse. Ahí falta un esfuerzo en los años
que vienen.
Y estamos pavimentando
los 14 kilómetros que
faltan por pavimento en la carretera que baja de Sogamoso
a Yopal. Es muy importante seguir en el proceso de mejorar
esas vías.
El ferrocarril:
hemos tenido un tropiezo muy grande y un avance muy
grande. ¿Cuál tropiezo?
Con la concesión del Ferrocarril del Pacífico.
Nosotros lo encontramos concesionado. Yo les dije a mis
compañeros de gobierno: miren, no vamos nosotros
aquí por vanidad a suspender obras iniciadas por
el anterior Gobierno, vamos concluirlas.
Le hemos invertido
a esa Concesión del Pacífico
140 millones de dólares. La ferrovía está bastante
recuperada de Buenaventura hasta Cartago, pero no funciona.
Ahora resulta que la tarifa de ferrocarril de montaña,
con trocha angosta, no es competitiva, y que no han encontrado
los equipos. Ahí estamos buscando un acuerdo con
los concesionarios.
En el ferrocarril
del Atlántico acabamos de lograr
un gran acuerdo con los concesionarios, que le va a ayudar
mucho a la competitividad del país. Salieron los
viejos concesionarios, entraron los carboneros, todas
las firmas carboneras del Cesar como nuevos concesionarios.
Van a construir primero los intercambios en las estaciones,
eso permitirá pasar de 22 millones de toneladas
de carbón que exporta ese ferrocarril a 40. Y
van a construir la segunda línea, lo que permitirá llegar
a 66 millones y medio de toneladas.
Eso hay que complementarlo
con los puertos, y estamos buscando unas soluciones
a ver cómo evitamos el
impacto dañino de los puertos carboneros en Santa
Marta sobre las playas turísticas.
Si el Estado mejora
los ingresos para avanzar en el ferrocarril de Chiriguaná al sur, buscando La
Dorada, ojalá en el futuro el Tolima y el Huila.
Donde veo problemas es en La Loma, por la experiencia
mala de Cali a Buenaventura.
En cambio en el Altiplano vemos todas las posibilidades
del ferrocarril, pero no las vemos hoy en la Loma.
Vamos para adelante
con la Concesión del Dorado,
yo confío que eso salga bien, que se haga transparente,
que sea muy útil, el objetivo es, eso le va a
costar mucho al presupuesto nacional. ¿Por qué?
Porque las utilidades de Eldorado el Gobierno las redistribuye
en los otros aeropuertos. Ahora todas son para financiar
el propio crecimiento de Eldorado a través de
la concesión.
Entonces el presupuesto
nacional tendrá que hacer
el esfuerzo de financiar con recursos diferentes a los
otros aeropuertos.
Y esta concesión nos va a permitir pasar de un
aeropuerto Eldorado de 7 - 8 millones de pasajeros al
año, a 16 millones. Y nos va a permitir también
un gran crecimiento en carga.
Le hemos ofrecido
al señor Alcalde de Bogotá dos
opciones para trabajar conjuntamente con el Distrito
en lo que es la zona de influencia de Eldorado: o que
la Nación apoye al IDU, o que se constituya una
nueva empresa entre la Nación y el Distrito. Estamos
dispuestos a ayudar en cualquiera de las dos opciones.
Y me parece muy,
muy importante, porque ha sido un tema recurrente cada
que acudo a la Cámara de Comercio
de Bogotá, trabajar el tema del crédito.
Yo creo que el país va por buen camino, vemos
unas tasas de interés hoy ya que halagan a trabajar,
que acompañan a trabajar, pero todavía
hay mucha dificultad en el acceso al crédito.
Un país que tiene que prepararse para ser más
competitivo, tiene que ser más eficiente para
sortear barreras de acceso al crédito.
No sé, doctora María Fernanda, si usted
quiere que escuchemos dos o tres preguntas. Yo, con el
mayor gusto, lo haría si el tiempo les permite
a ustedes en la agenda.
Muchas gracias.