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INTERVENCIÓN ANTE LA CÁTEDRA COLOMBIA
Y ANIVERSARIO DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA

Mayo 05 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Acudo con inmenso respeto y con mucha fe en la institución y aprecio por sus integrantes, a esta nueva oportunidad de la Cátedra Colombia. Son ya muchos años en los cuales he podido trabajar hombro a hombro con la institución armada de mi Patria. Fueron intensos esos años de la Gobernación de mi departamento, donde en todas las horas trabajé con quienes representaban la institución armada de la Patria en aquella región. Intensos estos años en que he tenido el inmenso honor de ejercer la Presidencia de la República y la tarea emocionante de buscar con ustedes el retorno de la seguridad a nuestra Patria.

Permítanme llegar a nuestra política interior a partir de un debate que se da en el continente. A Colombia la quieren ubicar forzosamente, en una división artificial en el continente, entre derecha e izquierda. Esa división no es válida. Tampoco la división entre comunismo disfrazado y neoliberalismo.

Veamos la primera. Era válida la división entre izquierda y derecha cuando en el continente había dictaduras. Se asumían posturas intelectuales en favor del rescate democrático, posturas intelectuales para confrontar esas dictaduras. Entonces como una extensión de la doctrina europea que se señalaba de izquierda por la lucha contra las dictaduras de Hitler, Mussolini, en el continente también se señalaron como de izquierda aquellos luchadores en contra de las dictaduras.

Hoy la situación es diferente. Hoy toda la política del continente gira alrededor de la regla democrática, la división entre izquierda y derecha ha quedado obsoleta. Es polarizante, polarizante por lo superficial, polarizante por titulares de prensa, polarizante por posturas, ni siquiera lo es por ideas de fondo, polarizante en todo. Va a haber la elección del Secretario General de la OEA, se polariza el continente. Va a haber la elección del presidente del BID, se quisiera polarizar el continente. Se buscan caminos de integración comercial, aparece la adhesión artificial a polarizar el continente.

Y es impráctica. Así lo decía yo a una periodista internacional que me preguntaba cómo me sentía como Presidente de derecha, dirigiendo el Gobierno de Colombia, en un continente que avanza hacia la izquierda. Le dije: señorita periodista, déme una sola razón para que usted distinga al Gobierno del presidente Lula en el Brasil como un Gobierno de izquierda, y maltrate al nuestro en Colombia como un Gobierno de derecha. Y enmudeció.

Después me increpó, ya le era inocultable su motivación y me dijo que ella era de izquierda y que estaba en desacuerdo con un Gobierno de derecha presidido por mí. Y le dije: señorita periodista, déme una razón para que usted marque una diferencia ideológica conmigo, que le permita a usted sobresalir como una personalidad de izquierda y acusarnos de tener un Gobierno de derecha. Y enmudeció.

Hace pocos días aparecían las decisiones de nacionalización de recursos naturales de Bolivia como grandes pasos de izquierda. Colombia lo hizo en la Constitución de 1968 del presidente Carlos Lleras Restrepo. Colombia definió en aquella Constitución que los recursos del subsuelo son de propiedad de la Nación. Es un paso normal. Si eso fuera una característica de la izquierda contemporánea, ah rato hace que Colombia dio ese paso y que debería entonces estar catalogado como país de izquierda.

Una cosa es que unos recursos no renovables, agotables, se declare que son de propiedad de la Nación, del Estado, que finalmente la Nación y el Estado son una misma personalidad jurídica, una misma personalidad sociológica. La Nación es el trasunto sociológico, el Estado es la organización jurídica de esa Nación.

Pues bien, veía en las noticias de esta madrugada que ya están llegando a acuerdos para el precio del gas de Bolivia, y la empresa más importante que opera en Bolivia es la empresa Petrobras del Gobierno del Brasil. Una cosa es declarar la propiedad de los recursos del subsuelo y otra cosa es hacer ajustes de precios.

Eso no es ideológico, eso es comercial. O cambiar las reglas de los contratos con los explotadores particulares, públicos o internacionales de los hidrocarburos.

Esa división es polarizante, impráctica. Más aún, está llevando a que cada día haya una creciente violación del principio de la autodeterminación de los pueblos. Parecería ser que esa división autoriza una globalización del debate para que todo el mundo se sienta autorizado, en nombre de la globalización del debate y como actor de esa artificial polarización, a afectar el principio de la autodeterminación en el vecindario. Ni izquierda, ni derecha. Democracia moderna.

También se pretende adelantar acciones políticas de comunismo disfrazado, de comunismo de nuevo tipo, que desconceptúan todo lo que no les guste, señalándolo de neoliberal. Y cuando uno mira los elementos del Consenso de Washington que caracterizaron el neoliberalismo, se pregunta: ¿entonces cuáles son los neoliberales?

Ese neoliberalismo en alguna forma es una invitación a que toda la sociedad, las relaciones entre el Estado y los asociados, las rijan las leyes de la oferta y la demanda. Una invitación a que se elimine la intervención del Estado como garantía de la cláusula social, totalmente ajeno a nosotros. Para nosotros es fundamental la intervención del Estado como garante de la cláusula social, como constructor de equidad.

No vemos, pues, razón para que las afugias políticas quieran forzar a que Colombia se tenga que ubicar en una división artificial, polarizante, impráctica, de izquierda y derecha. Tampoco hay razones para que el comunismo disfrazado pueda válidamente desacreditar toda nuestra institucionalidad, con el cuento de que es un modelo neoliberal, cuando toda la institucionalidad nuestra está comprometida con lo contrario, está comprometida con la intervención del Estado para garantizar la cláusula social.

Ni izquierda, ni derecha, democracia moderna. Ni comunismo disfrazado, ni neoliberalismo, democracia pluralista, con debate fraterno, con economía privada, cristiana, fraterna en las relaciones de producción.

Es muy importante definir cuál es el modelo que queremos. El fin de semana anterior, con motivo del Primero de Mayo, expresaba yo a los compatriotas en Santander, en Boyacá, donde se ha presentado una gran recuperación de Paz del Río con un alto porcentaje de propiedad de los trabajadores, y en Medellín, con una nutrida reunión de sindicalistas de todo el país, que el debate de la Patria tiene que ser un debate pluralista, amplio, pero no un debate de polarizaciones, no un debate de antagonismos insuperables.

Cuando ese debate no está abierto a la confrontación argumental y a la búsqueda de opciones, se convierte en un debate destructivo, se convierte en un debate de pasiones, en un debate de dogmas políticos que ninguna salida buena encuentra para la Nación.

El debate tiene que ser ejercido con amplitud para el pluralismo, pero cada uno de los actores tiene que tener disposición a encontrar las opciones que más le convengan a Colombia. Debate con disposición a encontrar opciones, no debate con antagonismos insuperables.

Además, el debate no puede ser un inoculador del odio de clases, el debate tiene que ser constructor de una sociedad fraterna. El Primero de Mayo nos dio la oportunidad muchísima para reflexionar sobre lo que tiene que ser una sociedad fraterna, cristiana en la práctica, en las relaciones entre empleadores y trabajadores.

Nos dio la oportunidad para discrepar del extremo del egoísmo individualista y del extremo del odio de clases. Ni egoísmo individualista, ni odio de clases. El propósito tiene que ser construir una sociedad fraterna, fraterna en el debate, fraterna para expresar, para ventilar las diferencias, fraterna en las relaciones entre empleadores y trabajadores.

Ese día veíamos allá que se ha recuperado la economía, pero que hay muchos pasos sociales para dar. Por ejemplo, en nombre del Gobierno propuse que aceleremos un pacto social de un punto para que todos los trabajadores que están vinculados a título de temporales, no obstante que ejercen oficios de naturaleza permanente, sean vinculados por la empresa privada a través de contratos a término indefinido.

Para que la familia del trabajador tenga tranquilidad, para que se acabe el sobresalto que se deriva de saber que llegaron las 6:00 de la tarde y ese día hubo ingreso, pero no hay la certeza de que a las 6:00 de la mañana del siguiente día haya una nueva oportunidad laboral y de ingreso.

Para que la familia del trabajador esté tranquila, confiada, para que haya relaciones amables, relaciones fraternas entre el trabajador y el empleador, para que esas relaciones no estén regidas por el egoísmo ni por la abulia. No estén regidas por la indiferencia del uno, ni por el odio del otro. Para que el trabajador se estimule más a aprender en cuanto que más garantía de estabilidad tiene. Para que esa estabilidad impulse el aumento en el acervo de conocimientos y lo uno y lo otro, en ese marco de buenas relaciones, conduzca a un mayor aporte a la productividad y a la competitividad de la empresa.

La democracia moderna, social, fraterna, sin egoísmo, sin odio, sin neoliberalismo, sin comunismo disfrazado, que le proponemos a Colombia y que le proponemos a América Latina, debe tener cinco elementos: seguridad con alcance democrático, respeto a las libertades públicas, construcción de cohesión social, construcción permanente de transparencia y respeto a las instituciones independientes, que garantizan la democracia efectiva en la práctica del Estado.

Todos los días se acredita más que nuestra seguridad es democrática. Uno lo puede mirar en cualquiera de las expresiones de la vida nacional. Permítanme, por ejemplo, referir a las garantías de seguridad para quienes ejercen el derecho de la oposición.

La oposición en las dictaduras no tenía garantías. En la época de la doctrina de la Seguridad Nacional, se perseguía por igual al alzado en armas que al crítico. Eso fue lo que ocurrió en el continente. Creo que lo de Colombia contrasta, que Colombia tiene hoy un gran avance en materia de garantías.

Miremos. Es bueno recordar qué pasó en el Referendo de 2003, plenas garantías a abstencionistas y opositores. Es bueno recordar qué pasó en las elecciones de alcaldes, gobernadores, diputados y concejales, que se sucedieron la mañana siguiente. Por primera vez el país eligió alcaldes de mayor importancia como el de Bogotá o gobernadores como el del Valle del Cauca, provenientes de partidos alternativos, apoyados por coaliciones en las cuales participaron antiguos integrantes de guerrillas, y los eligió rodeados de las garantías de la Seguridad Democrática.

Pero no bastó con ello. Hemos construido con todos ellos gobernabilidad, unidad de Patria. Eso se ha logrado con base en el respeto a sus fueros constitucionales y legales. Han ejercido sus cargos durante dos años y cuatro meses, rodeados del apoyo del Estado, rodeados del respeto del Gobierno Nacional.

Qué bueno que los politólogos estudiaran este paro que acaba de darse en Bogotá, a 25 días de elecciones, que pudo ser devastador de la economía y que pudo haber llevado al Gobierno Nacional, por razones electorales y oportunistas, a asumir una posición de apoyo camuflado a los huelguistas o de indiferencia frente a los intereses superiores de la ciudad. Ni lo uno, ni lo otro. Acompañamos la autoridad legítima. Simplemente pedimos que su ejercicio fuera razonable. Ayudamos a liderar, persuasivamente, que se entrara en razón, que se levantara el paro, y que después, ya con el orden restablecido, se reiniciara el diálogo.

En una circunstancia electoral de tanta angustia, habría sido lógico que el Gobierno, por los afanes electorales de la coyuntura, hubiera procedido de manera diferente a como procedió. No lo hizo. Por que la Seguridad Democrática tiene un alcance muy superior, mucho más de fondo. Es un compromiso con la Patria, es un compromiso con la unidad nacional, es un compromiso con los intereses superiores de la sociedad, a cualquier riesgo electoral. Qué bueno que cuando estén más lejanos los acontecimientos, más serenas las mentes, más claras las razones, se analicen estos eventos. ¿Y cómo? Como una extensión de la Seguridad Democrática ha sido la conducta del Gobierno ante ellos.

Y miremos qué ha ocurrido a la oposición en las más de 300 elecciones atípicas, de aquellas que se suceden domingo tras domingo en municipios y en departamentos, rodeada de garantías. Claro que nos duele inmensamente el asesinato de doña Liliana Gaviria Trujillo en Pereira. A mí me duele en lo personal saludar a la familia Gaviria Trujillo en el dolor del asesinato de su única hermana, es desgarrador. Me duele cuando pienso que en algún momento seré ex Presidente y que mi familia en Medellín corre los riesgos derivados por mi actitud ante el terrorismo.

A mí me duele por la Seguridad Democrática. Me duele que un proceso electoral sea empañado por este asesinato. Me duele. Porque la Policía en Pereira no debió levantar el CAI que se había construido en esa urbanización. Pero hemos afrontado con serenidad, con patriótica humildad, las responsabilidades. Y pedimos a los compatriotas que ese dolor nos lleve a una reflexión: El Libertador decía que cada revés hay que convertirlo en una nueva trinchera de victoria. Unamuno expresaba que el fuego que derrite la manteca, templa el acero.

Nosotros nos hemos templado en las dificultades. El temple antes las dificultades va esculpiendo, labrando el camino de la victoria. Este revés nos tiene que hacer reflexionar para no renunciar a la política de Seguridad Democrática. Para ajustarla.

A mí me preocupa que se acusa al Estado de falta de garantías por este lamentable asesinato, pero al mismo tiempo aparecen muchas voces bravuconas contra la Seguridad Democrática y mansurronas frente al terrorismo. Mucha firmeza para maltratar la Seguridad Democrática, total debilidad para condenar el terrorismo. Hay que poner mucho cuidado para que la Patria no caiga en esos equívocos.

Sin embargo, miremos lo que ha pasado con la oposición en la elección del Congreso y lo que ahora ocurre en la elección presidencial. Todas las fuerzas visitaron todas las regiones de Colombia, no hubo para ellos sitio vedado. Creo que hay una gran diferencia con el país de otros años.

Me llamó un amigo y me dijo: Presidente, la oposición fue a Tierralta, a Valencia, criticaron al Gobierno y allí dijeron: abajo el paramilitarismo, qué preocupación.

Le dije: no te preocupes, es la expresión de que ha avanzado la Seguridad Democrática, de que el país se siente más libre, la prueba de que han podido visitar todos los sitios, de que han sentido protección en la Seguridad Democrática, que les permite reencontrarse con la libertad y lanzar las consignas que hace cuatro años simplemente susurraban al oído de causales interlocutores de cóctel.

Creo que lo que ha ocurrido en garantías en Colombia nos permite decir dos cosas: primero, que el país ha pasado de las garantías meramente declarativas en el texto de la Constitución y de la ley, a las garantías efectivas de la práctica cotidiana. Y segundo, nos permite decir que reclamamos que el mundo, que América Latina y nuestros compatriotas todos, reconozcan este proyecto de seguridad como un proyecto democrático de seguridad.

Y viene su relación con las libertades. Mirémosla con dos libertades: con las sindicales y con la de prensa. Y es muy importante relacionar la seguridad con las libertades, porque antes se hablaba que el reclamo de la seguridad era un reclamo que provenía de la derecha y la reivindicación de las libertades se originaba en la izquierda.

Confío que este ejercicio heroico de Seguridad Democrática adelantado por las Fuerzas Armadas y de Policía de nuestra Patria, esté ayudando a crear en la mente de los colombianos la conciencia general de que la seguridad es un valor democrático, necesario para el ejercicio de las libertades, y una fuente de recursos requerida para la inversión, el empleo y las reivindicaciones sociales.

El Primero de Mayo fue tortuoso en muchas partes del mundo, así quedó registrado en las noticias y en los videos que publicó la televisión. Tranquilo en Colombia.

Creo que es la expresión de las libertades. ¿Habría sido tan tranquilo si nuestra Seguridad Democrática no estuviera protegiendo las libertades?

Cuando los analistas comparen ese Primero de Mayo violento en tantas partes, en países regidos por gobiernos que se autocalifican de socialistas, con un Primero de Mayo tranquilo en Colombia, se van a tener que preguntar: ¿Por qué tranquilo el ultimo Primero de Mayo presidido por Uribe? ¿Por qué tranquilo el Primero de Mayo a 20 días de la elección presidencial?

Porque la Seguridad Democrática ha protegido las libertades. Porque la Seguridad Democrática todos los días muestra mayor compromiso de las instituciones de la Nación con los derechos humanos. Porque la Seguridad Democrática ha permitido que la luz ilumine la verdad: la verdad de que la violación de los derechos humanos proviene del terrorismo.

¿Por qué tranquilo? Porque la Seguridad Democrática ha mejorado ostensiblemente la libertad sindical. Porque aquí asesinaron en algunos años los terroristas alrededor de 160 – 165 líderes sindicales. El año pasado todavía hubo asesinatos, todavía hubo 12. Tenemos que luchar hasta mostrarle al país y al mundo que en Colombia hay cero asesinatos de líderes sindicales. No lo hemos logrado todavía, pero hay una gran diferencia entre 165 asesinados en un período y 12 asesinados en otro período.

Los maestros de la Patria, tan importantes en esas organizaciones sindicales, han sentido la protección de la Seguridad Democrática. Hemos respetado y mejorado sus derechos pensionales de salud, hemos hecho un gran esfuerzo para que no se les vincule mediante politiquería sino mediante concurso. Falta mucho, pero hemos avanzado bastante para desatrasarlos en cesantías parciales, para descongelar el escalafón. Qué paradoja, se van a sorprender los críticos: este es el Gobierno con menos días de paro de maestros. ¿Por qué? Porque el país es más libre gracias a la Seguridad Democrática.

Y permítanme relacionar la seguridad, que parecía excluyente con las libertades y que los colombianos la entendemos como un presupuesto necesario para la protección de las libertades, permítanme relacionarla con la libertad de prensa. Hemos pasado de un periodismo condicionado por los terroristas, a un periodismo protegido por el Estado, que ha superado la autocensura y ha recuperado la libertad de la denuncia.

Yo vi en todos esos años de protección de imperio del terrorismo, tres actitudes en sectores del periodismo: unos convertían a los bandidos en héroes, convertían sus publicaciones en novelas vivas, con narraciones de hazañas, entre comillas, de los terroristas criollos. No los enfrentaban, los promocionaban y vendían mucho con esas promociones.

Me cuentan periodistas de regiones que no se atrevían a denunciar a la guerrilla porque les llegaba la amenaza, que no se atrevían a denunciar al paramilitarismo porque les llegaba la amenaza.

Barrancabermeja, por ejemplo, 25 años en poder del Eln, seis años en poder de los paramilitares, qué distinta hoy. Durante esos 25 años en poder del Eln, la libertad de prensa desapareció en Barranca a manos del Eln. Ay, que alguien se atreviera desde una tribuna periodística a enfrentar al Eln. Y durante esos seis años de predominio paramilitar, la libertad de prensa desapareció por la capacidad terrorista del paramilitarismo. Ay, que alguien desde una tribuna de prensa se atreviera a denunciarlos.

Ustedes, señores generales, son testigos, en aquellos consejos de seguridad que hemos hecho en Barranca, cómo hoy hay una comunidad que ha recuperado la libertad para denunciar, un periodismo que ha recuperado la libertad para denunciar. Qué bueno. Un país más libre para denunciar, un país más libre para confrontar, gracias a la Seguridad Democrática.

Pero es también muy importante relacionar la Seguridad Democrática con la inversión social. El tercer elemento, de esos cinco, para construir un país con democracia moderna, sin comunismo camuflado, sin egoísmo neoliberal, un país fraterno, un país sin odio de clases.

(Norberto) Bobbio, ese pensador que iluminó la recuperación democrática en la posguerra, nos ha dado razón para entender superada, declarar superada la contradicción que quiso presentarse entre los proyectos de seguridad y los proyectos de inversión social.

Hoy la realidad nos acredita que no se pueden separar, que ya la seguridad no corresponde a un reclamo ideológico de unas minorías excluyentes, sino que es una fuente de recursos para favorecer toda la comunidad.

Sin seguridad es imposible proveer los recursos para la inversión social, para construir un país con igualdad.

Es contradictorio, por un lado, desacreditar la política de Seguridad Democrática, no comprometerse con ella, y por el otro lado reclamar un país con igualdad.

Es contradictorio, por un lado, hablar de la igualdad, y por el otro lado, asumir una posición benevolente frente al terrorismo.

El terrorismo es causa principal de la desigualdad en Colombia. Es muy importante que cuando vayamos a hablar de la relación entre inversión social y seguridad, miremos qué es lo que ha hecho el terrorismo frente a la inversión social, qué ha hecho el terrorismo frente a las libertades.

¿Por qué en otras naciones los grupos que se levantaron en armas tuvieron ese reconocimiento o legitimidad que se deriva de denominarlos insurgentes? Porque allá se levantaron en armas contra dictaduras. Aquí hay que calificarlos como terroristas, porque proceden como sicarios, en contra de los actores de la democracia.

Yo no creo que se pueda al mismo tiempo defender la democracia y ser benevolente con los terroristas, que son los sicarios de la democracia.

Era yo estudiante universitario y a los pupitres de nuestra universidad pública llegaban los comunicados de las Farc en los cuales ellos decían que no hacían la paz, porque Colombia no había permitido la elección de las autoridades más cercanas: alcaldes y gobernadores. Se introdujo lo uno y lo otro.

¿Quiénes asesinan a los alcaldes, quiénes asesinan a los concejales? ¿Cómo se defiende la democracia y al mismo tiempo se es tan benevolente con los terroristas, absteniéndose de definir como terroristas a los que asesinan a los actores de la democracia?

¿Y en lo social qué pasó? Cuarenta años de terrorismo en Colombia. Los gobiernos invitándolos a negociar y ellos avanzando en su acción de maltratar a la sociedad.

Nos quejamos mucho del desplazamiento. Lo produjo el terrorismo, el terrorismo que combatimos es el que produjo el desplazamiento que heredamos.

El resultado de este terrorismo: tres millones de desplazados internos, cuatro millones de colombianos expatriados, desplazados hacia fuera, un desempleo que en pocos años saltó del 7 y medio por ciento a casi el 20, y que por fortuna ahora empieza a bajar (está en el 11,3). Una pobreza que llegó al 60 por ciento y que por fortuna ahora empieza a bajar, está en el 49, aún muy alta, pero que ya empieza a mostrar una tendencia positiva. Ese es el resultado que nos dejó el terrorismo.

¿Cómo se habla de justicia social en Colombia, y al mismo tiempo se es benevolente con los terroristas que han causado esta tragedia social?

Por eso es muy importante crear conciencia, en la mente de cada colombiano, de esa relación positiva entre la Seguridad Democrática y la política social.

Hace cuatro años la inversión extranjera en nuestra Patria era de 500 millones de dólares. Gracias a la Seguridad Democrática, el año pasado fue de cinco mil (millones de dólares), pero falta mucho más.

Hace cuatro años teníamos desempleos del 17 por ciento, hoy, gracias a la Seguridad Democrática, de 11,3.

Hace cuatro años las tasas internacionales de interés estaban al 12 por ciento. Hoy, gracias a la Seguridad Democrática, se encuentran en el 8.

Hace cuatro años llegaban al país 500 mil visitantes internacionales. Hoy, gracias a la Seguridad Democrática, registramos que el año pasado llegaron 937 mil.

Hace cuatro años se había suspendido el turismo interno. Hoy, gracias a la Seguridad Democrática, hay 48 hoteles en construcción.

Hace cuatro años los cruceros internacionales habían suspendido su llegada a Colombia. Ayer el presidente de Royal Caribbean visitó a Cartagena para anunciar que de nuevo llega esa empresa, que en el primer año llegará con 38 cruceros, 66 mil pasajeros.

Hace cuatro teníamos deprimida la afiliación a la seguridad social. Ahora, gracias a la recuperación del empleo, hay dos millones y medio de nuevos beneficiarios del régimen contributivo.

Hay un 33 por ciento más de cotizantes al Sena. Más de un millón de nuevos trabajadores se han afiliado al sistema general de pensiones y se han afiliado al sistema general de atención de riesgos profesionales en salud.

Gracias a la Seguridad Democrática, se da un principio de recuperación de la economía, que nos ha permitido recuperar el salario. No lo suficiente, no estamos en el paraíso, pero vamos por un camino positivo.

Apreciados generales, oficiales, compatriotas que nos acompañan en estos cursos, es bueno mirar esto: gracias a la Seguridad Democrática, a su efecto benévolo, positivo en la recuperación de la economía, durante cada uno de los últimos cuatro años hemos aumentado el salario mínimo por encima de inflación.

La inflación acumulada en los últimos cuatro años es del 23,83 por ciento. El salario mínimo ha subido en el 31,02 por ciento.

Falta mucho, un país con mucha pobreza, un 29 por ciento de subempleo, las familias de las clases medias con unos ingresos muy cortos para sus necesidades. Falta mucho. Pero gracias a la Seguridad Democrática, vamos mejor.

Miren: el terrorismo nos dejó el desplazamiento. Gracias a la Seguridad Democrática, hoy mejoramos la atención al desplazamiento.

La verdad es que a mí me preocupa que en lugar de atacar a los terroristas que causaron el desplazamiento, se ataque al Gobierno, que está reivindicando a los desplazados. Se es benevolente con los terroristas que causaron el desplazamiento, y se es bravucón con el Gobierno que reivindica a los desplazados.

Gracias a la Seguridad Democrática, ha disminuido mucho el desplazamiento, pero vamos a lograrlo frenarlo. No lo hemos podido frenar, pero lo vamos a frenar.

Gracias a la Seguridad Democrática, han mejorado los ingresos del Estado y eso ha hecho posible que de 80 mil millones que se dedicaban a atender desplazados hace cuatro años, hoy dediquemos más de 800 mil a atender desplazados.

Hoy, señores generales, apreciados oficiales, integrantes de la Cátedra Colombia, permítame decir: el 80 por ciento de los desplazados es un porcentaje ya esta afiliado al régimen subsidiado de salud.

Hoy ya tenemos 120 mil familias desplazadas en el programa Familias en Acción. La Seguridad Democrática está haciendo posible los recursos para atender los desplazados, aquellos colombianos que fueron desplazados por las acciones del terrorismo.

Por eso en esta hora de la democracia, es muy importante reafirmar el compromiso con la Seguridad Democrática, para ajustarla y mejorarla, para llenarnos de victoria.

Yo creo que hay algo importante: la Seguridad Democrática nos tiene que producir un cambio fundamental en el estado anímico. Colombia dejó atrás la hora en que, por las condiciones del liderazgo político, en una actitud parecida al complejo, las Fuerzas Militares y de Policía no veían que su labor pudiera ir más allá de una relativa contención al terrorismo. Eso quedo atrás.

Hoy el estado de ánimo es diferente. Y el estado de ánimo que tenemos que impulsar en cada integrante es el de victoria. Es un imperativo. Las condiciones están dadas.

Yo comparto los reclamos de ustedes por la falta de política social. Pero ustedes han visto: un día en Cartagena del Chairá, al siguiente en San Vicente del Caguán, al otro día en La Macarena, en los Montes de María, en el Pacífico, cómo con el aumento del régimen subsidiado de salud, con el programa Resa de seguridad alimentaria, con Familias en Acción, ha ido el Gobierno acompañando con programas sociales la acción valerosa de nuestra Fuerza Pública. Seguramente no lo suficiente, falta mucho, pero ya el camino está trazado. Y eso lo ha hecho posible que la economía ha mejorado, gracias a la Fuerza Pública, a la Seguridad Democrática.

Por eso hay que superar varios malos entendidos. Algunos dicen: es que Uribe es guerra, y lo que necesitamos aquí es inversión social. Superemos esa distorsión. El pueblo colombiano es el que nos reclama más inversión social, pero más seguridad. Porque el pueblo colombiano, como lo dijera Gaitán, que es superior a sus dirigentes, entiende que la política social no se puede financiar si no hay Seguridad Democrática que dé confianza inversionista.

Y hay otro mal entendido: es que aquí han gastado el presupuesto en guerra, y no hay presupuesto para lo social. Las cifras son elocuentes: si descontamos inflación, el presupuesto de la institución armada de la Patria ha crecido en un 19 por ciento, el presupuesto social de la Nación en un 49, el presupuesto para pagar pensiones en un 78.

Las cifras son elocuentes: hemos llevado de la mano de la Seguridad Democrática la ampliación del régimen subsidiado de salud. Hoy el 80 por ciento de los desplazados con carné de salud.

Hace cuatro años 10 millones y medio de colombianos afiliados al régimen subsidiado de salud. Hoy 18 millones 600 mil.

Hace cuatro años, sumando régimen subsidiado y régimen contributivo, 23 millones y medio de colombianos asegurados en salud. Hoy 34 millones 100 mil colombianos.

Y hay seis departamentos con completa afiliación en los estratos 1, 2, 3 a la salud: La Guajira y el Cesar, Antioquia y Huila, Casanare y Arauca.

Encontramos ya un acuerdo con el Gobernador de Boyacá para entregarle 197 mil carnés a Boyacá, con lo cual llegamos a plena cobertura en Boyacá, el departamento número siete.

Y anoche nos comprometimos en Cartagena a hacer un esfuerzo inmediato para entregar otros 200 mil carnés de salud en esa ciudad, a fin de que esa ciudad de contraste, tan bella y tan pobre, esa ciudad que nos pone de presente cómo el terrorismo llevo allí a concentrarse como desplazados a más de 500 mil ciudadanos pobres, esa ciudad la tenemos que convertir en una ciudad con plena cobertura en régimen subsidiado de salud.

Con la Seguridad Democrática, el país en pocos años podrá llegar a un desempleo bajo, a un subempleo bajo.

Con Seguridad Democrática, el país podrá llegar en cuatro años a un índice de pobreza no superior al 35 – 36 por ciento. En el 2019 a un índice de pobreza no superior al 20 por ciento.

Con Seguridad Democrática, el país podrá llegar en pocos años a plena cobertura de educación básica. Podrá llegar el país, con Seguridad Democrática, en pocos años, a un millón de Familias en Acción. Podrá el país llegar, con Seguridad Democrática, a plena cobertura en salud en pocos años.

La Seguridad Democrática es la fuente de los recursos para hacer política social y para construir equidad.

Nosotros no queremos la tesis del Brasil de los años 60, que decía: crezcamos y después distribuimos. Tampoco queremos la tesis del comunismo disfrazado, que no le importa el crecimiento sino la demagogia de la distribución.

Lo voy a decir esta tarde en Nariño: cuidado con el comunismo disfrazado, en un departamento de minifundio, de clase de ingresos medios y de sectores populares de mucha pobreza como Nariño. El comunismo disfrazado lo único que hace es repartir pobreza.

Lo que queremos, lo que necesita Colombia, es crecimiento con distribución simultánea. Ni el desarrollismo brasilero, padre del neoliberalismo, que solamente se interesaba para que la economía creciera y le daba la espalda al mejoramiento de la distribución, ni el comunismo disfrazado, que lo único que quiere es frustrar el crecimiento y distribuir pobreza.

La propuesta nuestra es fraterna, cristiana: crecimiento acompañado de distribución.

Por primera vez el coeficiente Gini, que mide la equidad o la iniquidad en la distribución del ingreso, después de muchos lustros muestra una leve mejoría en Colombia.

Y tenemos que seguir haciendo esfuerzos en el frente de la transparencia. A mí me parece fundamental que todo error que cometamos, en aras de la transparencia, nosotros mismos lo revelemos.

Me decía el señor general (Jorge Daniel) Castro (Director de la Policía), al entrar a la Cátedra Colombia, que fue la misma Policía de Barranquilla la que investigó estos hechos de narcotráfico, que fue la misma Policía de Barranquilla la que denunció estos hechos de narcotráfico, que fue la misma Policía de Barranquilla la que puso en evidencia estos hechos, la que los comunicó ante los medios de comunicación, la que los denunció ante la Fiscalía.

Compromiso fundamental de transparencia: cada vez que cometamos un error, digámoslo, no lo escondamos.

Alfonso López Pumarejo decía bellamente que quería caracterizar a su Gobierno por la actitud de sus integrantes de confesar, con incurable buena fe, sus errores y vicisitudes. Esa regla la tenemos que practicar, la demando todos los días de mis compañeros del Gabinete y la he pedido todos los días de la institución armada de la Patria.

Nada más importante para la transparencia que reconocer por propia iniciativa los errores y vicisitudes. Nada más importante para la transparencia que denunciar y sancionar por propicia iniciativa las conductas equivocadas.

Eso da confianza a la ciudadanía, muestra un país con transparencia, y finalmente la pena que se siente cuando hay que reconocer una dificultad, al final del día se convierte en una razón para sentir orgullo, porque se tuvo la capacidad de reconocer esa dificultad, de reconocer ese error.

Cuando ustedes analicen América Latina, piensen cuál democracia es más moderna: si una que respeta la independencia de las instituciones, u otra que concentra en una institución las facultades de todas las demás.

El principio de la independencia de instituciones que conforman el Estado, es un principio fundamental para caracterizar una democracia como una democracia moderna, como una democracia social.

Permítanme llegar al final con el tema de la paz, a partir de esta afirmación: la Seguridad Democrática es un camino para las libertades, es un valor democrático, es una fuente de recursos para la inversión social, es un marco necesario para el empleo. La Seguridad Democrática es el camino correcto para la seguridad y es el camino correcto para la paz.

Hace cuatro años yo no me habría comprometido ante los compatriotas que hoy tendríamos 35 mil desmovilizados. Con la señora ministra Martha Lucía Ramírez, estuvimos prudentemente en la planeación estratégica de nuestra política de Seguridad Democrática, proponiendo metas de 3 mil, metas de 6 mil. 35 mil.

¿De dónde nacen esos procesos de paz? No nacen de la debilidad, no nacen del apaciguamiento. La paz no la hace quien llama arcángeles a los terroristas para congraciarse con ellos. La paz la hace quien enfrenta con severidad, en nombre del Estado, las acciones de los terroristas.

Los paramilitares no han aceptado la paz por liberalidad. Ellos no se iban a desprender de ese jugoso negocio del narcotráfico por liberalidad. Han aceptado la paz por la presión militar. Por una política de seguridad inclaudicable, porque ha habido la decisión aquí, no de hacer comentarios de cóctel frente a ellos, sino de enfrentarlos militarmente. Ahí vemos cómo la Seguridad Democrática va generando la paz.

Ahora la preocupación es por los desmovilizados. Sí, cuesta mucho la reinserción, es muy difícil, hay que proveerlos con asistencia sicológica, educación, formación para el trabajo, crédito de emprendimiento, empleo. Todo eso es muy costoso y muy difícil.

Colombia no conocía un universo de 35 mil reinsertados. Solamente los 7 mil de la guerrilla exceden con creces la suma de todos los que se reinsertaron del M-19, el Epl, la Corriente de Renovación Socialista, el Quintín Lame.

El país no conocía 7 mil desmovilizados guerrilleros, ni alrededor de 30 mil desmovilizados paramilitares. Tenemos por delante un inmenso esfuerzo. Pero cuánto mejor que la Seguridad Democrática hubiera precipitado esas desmovilizaciones, a que los hubiéramos mantenido disparando.

Y miremos el tema con el Eln. Yo soy el Presidente más odiado por la guerrilla. Soy el Presidente que con más voluntad política la ha enfrentado, y también el Presidente a quien no le ha temblado la mano para firmar los salvoconductos para que los señores del Eln puedan salir de la clandestinidad, aparecer libremente a gestionar la paz. Pruebas, riesgos, para que al sentir en su propio ser el aroma amable de la libertad, contribuyan a la paz.

En la misma forma que tenemos toda la determinación para derrotar el terrorismo, tenemos toda la disposición para construir la paz. Deseamos que esas conversaciones con el Eln, aún en fase preliminar, avancen, que nos conduzcan a la paz.

Pero la paz no nace de decir que la Farc no es terrorista. La paz no hace de desacreditar la política de Seguridad Democrática. La paz no nace de la debilidad frente a los terroristas, ni de las bravuconadas contra la Seguridad Democrática.

La paz no nace de la actitud pusilánime frente a los violentos y soberbia en contra de las instituciones. La paz nace del ejercicio transparente, firme, eficaz y permanente de autoridad.

Los logros son apenas parciales. Vamos ganando, pero no hemos ganado todavía. No es para bañarnos en agua de rosas. Es para introducir ajustes todos los días. No es para bañarnos en aguas de rosas, pero no es para retroceder. Es para ajustar, mejorar y avanzar. Es para que nos llenemos en cada momento de más actitud de combate y de mejor actitud de victoria.

¿Qué va a pasar con la Farc? Ahora el señor Reyes le dice a Telesur, y ojalá podamos tener la eficacia para llegar donde él, ya que han llegado los periodistas, le dice a Telesur que no se puede votar por Uribe, que no van a hacer la paz. Y algunos amigos me llaman preocupados y me dicen: Presidente, diga que la Farc no son terroristas, a ver si votan por usted, qué preocupación que la Farc diga que no se puede votar por usted.

Digo yo: qué alegría, la expresión de que hemos cumplido el deber. Ni más faltaba que a estas alturas de la vida, comprometidos como estamos, con carácter de soldado y de Policía debajo de este Everfit, por coyunturas electorales fuéramos a asumir la actitud pusilánime de decir que la Farc son arcángeles y no terroristas.

Sabemos que el apaciguamiento frente a los terroristas es el crecimiento de los terroristas, sabemos que lo único que conduce a la paz es combatir a los terroristas para abrir las puertas de la negociación.

A mí me preocuparía lo contrario, a mí me preocuparía que la Farc dijeran: voten por Uribe, voten por Uribe que es nuestro pelele, voten por Uribe que es el que no nos dice terroristas, voten por Uribe que es el que nos justifica. Eso sí me preocuparía.

Por eso el país va a tener que escoger ahora si vamos a seguir por el mejoramiento de la Seguridad Democrática como camino a la paz, o vamos a retroceder para que con el comunismo disfrazado le entregue la Patria a la Farc.

Y la Farc va a tener que hacer una reflexión: en el pasado dijo que justificaba sus acciones terroristas porque no había elección de autoridades cercanas. Si quieren que le quiten el apelativo de terroristas, pues que se preparen a dejar de asesinar concejales.

¿Qué otro calificativo merece un grupo que atenta contra la democracia, distinto al calificativo de terroristas? Y además eso tiene, muy apreciados estudiantes de la Cátedra Colombia, un fundamento jurídico y de ciencia política. España, Inglaterra, Alemania, Inglaterra en su Common Law, definen como terrorismo el uso de las armas o la simple amenaza del uso de armas por razones ideológicas, políticas o religiosas.

Y cuando le pregunto a los líderes políticos de Europa: ¿por qué son tan severos para calificar el terrorismo?, ellos contestan: porque somos totalmente respetuosos de la democracia. Cuando se respeta totalmente la democracia, se gana la autoridad moral para calificar esas acciones violentas como terroristas.

Eso no pasó en otros países de América latina. Allá mantuvieron el noble calificativo de insurgentes porque combatían dictaduras, todo lo contrario de Colombia. Nuestro caso es más parecido a Europa y diferente de muchos casos latinoamericanos del pasado.

Aquí nosotros profesamos y practicamos profundo respeto por la democracia, como lo demuestran estos procesos garantistas. Eso nos da la misma autoridad moral, que invocan los europeos, para señalar como terrorista esa acción violenta y destructora de la democracia.

¿Y qué va a pensar la Farc? La Farc dijo en el pasado que no negociaban porque en Colombia no se desmontaba el paramilitarismo. ¿Ahora qué va a decir? De todos los grupos paramilitares conocidos, falta que concluya la desmovilización de uno dirigido por el señor a quien apodan El Alemán, en Urabá, en el norte del Chocó. Y otro en los Llanos Orientales, que no tiene más camino que negociar o esperar que lo destruya la acción con toda determinación de la Fuerza Pública.

¿Qué va a decir la Farc? ¿Dónde le va a quedar ese argumento? La Farc decía que no negociaba porque en Colombia no había garantías para la oposición. Pues bien, ¿qué va a decir ahora, después de cuatro años de Seguridad Democrática con plenas garantías, con garantías efectivas?

La Seguridad Democrática es un camino hacia la paz. Yo quiero, en la última Cátedra Colombia que le corresponde a este Gobierno, expresar mi gratitud a la Fuerza Pública. Han sido cuatro años muy intensos, generalmente de preocupación, de angustia.

Pocas reuniones entre nosotros, señor Ministro y señores generales, han sido tranquilas. Siempre nos ha acosado la angustia de enfrentar la inseguridad que afecta nuestra Patria

Falta mucho, pero la Patria ha mejorado muchísimo. Y en eso hay una causa eficiente: el sacrificio de la Fuerza Pública.

Saludo el espíritu de victoria que se observa hoy en todos ustedes. Que estos esfuerzos para mejorar conocimientos, en una institución tan profesional que honra a Colombia cuando la reconoce el resto del mundo democrático, sean nuevos esfuerzos académicos para que podamos conseguir el fin que motiva nuestra lucha: que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir felices en el noble suelo de la Patria.

Ustedes, apreciados integrantes de la institución armada, no solamente tienen el honor, el honor que llamaba el ex presidente Alberto Lleras de portar las armas de la República, sino que hoy los hechos han demostrado que ustedes, con la Seguridad Democrática, tienen la gran responsabilidad de la confianza en la inversión, de la generación del empleo y de la provisión de los recursos para la inversión social.

Muchas gracias por todos sus sacrificios y que, con el esfuerzo de ustedes, la Patria siga para adelante.

 
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