INTERVENCIÓN ANTE
LA CÁTEDRA COLOMBIA
Y ANIVERSARIO DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA
Mayo 05 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Acudo con inmenso
respeto y con mucha fe en la institución
y aprecio por sus integrantes, a esta nueva oportunidad
de la Cátedra Colombia. Son ya muchos años
en los cuales he podido trabajar hombro a hombro con
la institución armada de mi Patria. Fueron intensos
esos años de la Gobernación de mi departamento,
donde en todas las horas trabajé con quienes representaban
la institución armada de la Patria en aquella
región. Intensos estos años en que he tenido
el inmenso honor de ejercer la Presidencia de la República
y la tarea emocionante de buscar con ustedes el retorno
de la seguridad a nuestra Patria.
Permítanme llegar a nuestra política interior
a partir de un debate que se da en el continente. A Colombia
la quieren ubicar forzosamente, en una división
artificial en el continente, entre derecha e izquierda.
Esa división no es válida. Tampoco la división
entre comunismo disfrazado y neoliberalismo.
Veamos la primera.
Era válida la división
entre izquierda y derecha cuando en el continente había
dictaduras. Se asumían posturas intelectuales
en favor del rescate democrático, posturas intelectuales
para confrontar esas dictaduras. Entonces como una extensión
de la doctrina europea que se señalaba de izquierda
por la lucha contra las dictaduras de Hitler, Mussolini,
en el continente también se señalaron como
de izquierda aquellos luchadores en contra de las dictaduras.
Hoy la situación es diferente. Hoy toda la política
del continente gira alrededor de la regla democrática,
la división entre izquierda y derecha ha quedado
obsoleta. Es polarizante, polarizante por lo superficial,
polarizante por titulares de prensa, polarizante por
posturas, ni siquiera lo es por ideas de fondo, polarizante
en todo. Va a haber la elección del Secretario
General de la OEA, se polariza el continente. Va a haber
la elección del presidente del BID, se quisiera
polarizar el continente. Se buscan caminos de integración
comercial, aparece la adhesión artificial a polarizar
el continente.
Y es impráctica. Así lo decía yo
a una periodista internacional que me preguntaba cómo
me sentía como Presidente de derecha, dirigiendo
el Gobierno de Colombia, en un continente que avanza
hacia la izquierda. Le dije: señorita periodista,
déme una sola razón para que usted distinga
al Gobierno del presidente Lula en el Brasil como un
Gobierno de izquierda, y maltrate al nuestro en Colombia
como un Gobierno de derecha. Y enmudeció.
Después me increpó, ya le era inocultable
su motivación y me dijo que ella era de izquierda
y que estaba en desacuerdo con un Gobierno de derecha
presidido por mí. Y le dije: señorita periodista,
déme una razón para que usted marque una
diferencia ideológica conmigo, que le permita
a usted sobresalir como una personalidad de izquierda
y acusarnos de tener un Gobierno de derecha. Y enmudeció.
Hace pocos días aparecían las decisiones
de nacionalización de recursos naturales de Bolivia
como grandes pasos de izquierda. Colombia lo hizo en
la Constitución de 1968 del presidente Carlos
Lleras Restrepo. Colombia definió en aquella Constitución
que los recursos del subsuelo son de propiedad de la
Nación. Es un paso normal. Si eso fuera una característica
de la izquierda contemporánea, ah rato hace que
Colombia dio ese paso y que debería entonces estar
catalogado como país de izquierda.
Una cosa es que
unos recursos no renovables, agotables, se declare
que son de propiedad de la Nación,
del Estado, que finalmente la Nación y el Estado
son una misma personalidad jurídica, una misma
personalidad sociológica. La Nación es
el trasunto sociológico, el Estado es la organización
jurídica de esa Nación.
Pues bien, veía en las noticias de esta madrugada
que ya están llegando a acuerdos para el precio
del gas de Bolivia, y la empresa más importante
que opera en Bolivia es la empresa Petrobras del Gobierno
del Brasil. Una cosa es declarar la propiedad de los
recursos del subsuelo y otra cosa es hacer ajustes de
precios.
Eso no es ideológico, eso es comercial. O cambiar
las reglas de los contratos con los explotadores particulares,
públicos o internacionales de los hidrocarburos.
Esa división es polarizante, impráctica.
Más aún, está llevando a que cada
día haya una creciente violación del principio
de la autodeterminación de los pueblos. Parecería
ser que esa división autoriza una globalización
del debate para que todo el mundo se sienta autorizado,
en nombre de la globalización del debate y como
actor de esa artificial polarización, a afectar
el principio de la autodeterminación en el vecindario.
Ni izquierda, ni derecha. Democracia moderna.
También se pretende adelantar acciones políticas
de comunismo disfrazado, de comunismo de nuevo tipo,
que desconceptúan todo lo que no les guste, señalándolo
de neoliberal. Y cuando uno mira los elementos del Consenso
de Washington que caracterizaron el neoliberalismo, se
pregunta: ¿entonces cuáles son los neoliberales?
Ese neoliberalismo
en alguna forma es una invitación
a que toda la sociedad, las relaciones entre el Estado
y los asociados, las rijan las leyes de la oferta y la
demanda. Una invitación a que se elimine la intervención
del Estado como garantía de la cláusula
social, totalmente ajeno a nosotros. Para nosotros es
fundamental la intervención del Estado como garante
de la cláusula social, como constructor de equidad.
No vemos, pues,
razón para que las afugias políticas
quieran forzar a que Colombia se tenga que ubicar en
una división artificial, polarizante, impráctica,
de izquierda y derecha. Tampoco hay razones para que
el comunismo disfrazado pueda válidamente desacreditar
toda nuestra institucionalidad, con el cuento de que
es un modelo neoliberal, cuando toda la institucionalidad
nuestra está comprometida con lo contrario, está comprometida
con la intervención del Estado para garantizar
la cláusula social.
Ni izquierda, ni
derecha, democracia moderna. Ni comunismo disfrazado,
ni neoliberalismo, democracia pluralista,
con debate fraterno, con economía privada, cristiana,
fraterna en las relaciones de producción.
Es muy importante
definir cuál es el modelo que
queremos. El fin de semana anterior, con motivo del Primero
de Mayo, expresaba yo a los compatriotas en Santander,
en Boyacá, donde se ha presentado una gran recuperación
de Paz del Río con un alto porcentaje de propiedad
de los trabajadores, y en Medellín, con una nutrida
reunión de sindicalistas de todo el país,
que el debate de la Patria tiene que ser un debate pluralista,
amplio, pero no un debate de polarizaciones, no un debate
de antagonismos insuperables.
Cuando ese debate
no está abierto a la confrontación
argumental y a la búsqueda de opciones, se convierte
en un debate destructivo, se convierte en un debate de
pasiones, en un debate de dogmas políticos que
ninguna salida buena encuentra para la Nación.
El debate tiene
que ser ejercido con amplitud para el pluralismo, pero
cada uno de los actores tiene que tener
disposición a encontrar las opciones que más
le convengan a Colombia. Debate con disposición
a encontrar opciones, no debate con antagonismos insuperables.
Además, el debate no puede ser un inoculador
del odio de clases, el debate tiene que ser constructor
de una sociedad fraterna. El Primero de Mayo nos dio
la oportunidad muchísima para reflexionar sobre
lo que tiene que ser una sociedad fraterna, cristiana
en la práctica, en las relaciones entre empleadores
y trabajadores.
Nos dio la oportunidad
para discrepar del extremo del egoísmo individualista y del extremo del odio
de clases. Ni egoísmo individualista, ni odio
de clases. El propósito tiene que ser construir
una sociedad fraterna, fraterna en el debate, fraterna
para expresar, para ventilar las diferencias, fraterna
en las relaciones entre empleadores y trabajadores.
Ese día veíamos allá que se ha
recuperado la economía, pero que hay muchos pasos
sociales para dar. Por ejemplo, en nombre del Gobierno
propuse que aceleremos un pacto social de un punto para
que todos los trabajadores que están vinculados
a título de temporales, no obstante que ejercen
oficios de naturaleza permanente, sean vinculados por
la empresa privada a través de contratos a término
indefinido.
Para que la familia
del trabajador tenga tranquilidad, para que se acabe
el sobresalto que se deriva de saber
que llegaron las 6:00 de la tarde y ese día hubo
ingreso, pero no hay la certeza de que a las 6:00 de
la mañana del siguiente día haya una nueva
oportunidad laboral y de ingreso.
Para que la familia
del trabajador esté tranquila,
confiada, para que haya relaciones amables, relaciones
fraternas entre el trabajador y el empleador, para que
esas relaciones no estén regidas por el egoísmo
ni por la abulia. No estén regidas por la indiferencia
del uno, ni por el odio del otro. Para que el trabajador
se estimule más a aprender en cuanto que más
garantía de estabilidad tiene. Para que esa estabilidad
impulse el aumento en el acervo de conocimientos y lo
uno y lo otro, en ese marco de buenas relaciones, conduzca
a un mayor aporte a la productividad y a la competitividad
de la empresa.
La democracia moderna,
social, fraterna, sin egoísmo,
sin odio, sin neoliberalismo, sin comunismo disfrazado,
que le proponemos a Colombia y que le proponemos a América
Latina, debe tener cinco elementos: seguridad con alcance
democrático, respeto a las libertades públicas,
construcción de cohesión social, construcción
permanente de transparencia y respeto a las instituciones
independientes, que garantizan la democracia efectiva
en la práctica del Estado.
Todos los días se acredita más que nuestra
seguridad es democrática. Uno lo puede mirar en
cualquiera de las expresiones de la vida nacional. Permítanme,
por ejemplo, referir a las garantías de seguridad
para quienes ejercen el derecho de la oposición.
La oposición en las dictaduras no tenía
garantías. En la época de la doctrina de
la Seguridad Nacional, se perseguía por igual
al alzado en armas que al crítico. Eso fue lo
que ocurrió en el continente. Creo que lo de Colombia
contrasta, que Colombia tiene hoy un gran avance en materia
de garantías.
Miremos. Es bueno
recordar qué pasó en
el Referendo de 2003, plenas garantías a abstencionistas
y opositores. Es bueno recordar qué pasó en
las elecciones de alcaldes, gobernadores, diputados y
concejales, que se sucedieron la mañana siguiente.
Por primera vez el país eligió alcaldes
de mayor importancia como el de Bogotá o gobernadores
como el del Valle del Cauca, provenientes de partidos
alternativos, apoyados por coaliciones en las cuales
participaron antiguos integrantes de guerrillas, y los
eligió rodeados de las garantías de la
Seguridad Democrática.
Pero no bastó con ello. Hemos construido con
todos ellos gobernabilidad, unidad de Patria. Eso se
ha logrado con base en el respeto a sus fueros constitucionales
y legales. Han ejercido sus cargos durante dos años
y cuatro meses, rodeados del apoyo del Estado, rodeados
del respeto del Gobierno Nacional.
Qué bueno que los politólogos estudiaran
este paro que acaba de darse en Bogotá, a 25 días
de elecciones, que pudo ser devastador de la economía
y que pudo haber llevado al Gobierno Nacional, por razones
electorales y oportunistas, a asumir una posición
de apoyo camuflado a los huelguistas o de indiferencia
frente a los intereses superiores de la ciudad. Ni lo
uno, ni lo otro. Acompañamos la autoridad legítima.
Simplemente pedimos que su ejercicio fuera razonable.
Ayudamos a liderar, persuasivamente, que se entrara en
razón, que se levantara el paro, y que después,
ya con el orden restablecido, se reiniciara el diálogo.
En una circunstancia
electoral de tanta angustia, habría
sido lógico que el Gobierno, por los afanes electorales
de la coyuntura, hubiera procedido de manera diferente
a como procedió. No lo hizo. Por que la Seguridad
Democrática tiene un alcance muy superior, mucho
más de fondo. Es un compromiso con la Patria,
es un compromiso con la unidad nacional, es un compromiso
con los intereses superiores de la sociedad, a cualquier
riesgo electoral. Qué bueno que cuando estén
más lejanos los acontecimientos, más serenas
las mentes, más claras las razones, se analicen
estos eventos. ¿Y cómo? Como una extensión
de la Seguridad Democrática ha sido la conducta
del Gobierno ante ellos.
Y miremos qué ha ocurrido a la oposición
en las más de 300 elecciones atípicas,
de aquellas que se suceden domingo tras domingo en municipios
y en departamentos, rodeada de garantías. Claro
que nos duele inmensamente el asesinato de doña
Liliana Gaviria Trujillo en Pereira. A mí me duele
en lo personal saludar a la familia Gaviria Trujillo
en el dolor del asesinato de su única hermana,
es desgarrador. Me duele cuando pienso que en algún
momento seré ex Presidente y que mi familia en
Medellín corre los riesgos derivados por mi actitud
ante el terrorismo.
A mí me duele por la Seguridad Democrática.
Me duele que un proceso electoral sea empañado
por este asesinato. Me duele. Porque la Policía
en Pereira no debió levantar el CAI que se había
construido en esa urbanización. Pero hemos afrontado
con serenidad, con patriótica humildad, las responsabilidades.
Y pedimos a los compatriotas que ese dolor nos lleve
a una reflexión: El Libertador decía que
cada revés hay que convertirlo en una nueva trinchera
de victoria. Unamuno expresaba que el fuego que derrite
la manteca, templa el acero.
Nosotros nos hemos
templado en las dificultades. El temple antes las dificultades
va esculpiendo, labrando
el camino de la victoria. Este revés nos tiene
que hacer reflexionar para no renunciar a la política
de Seguridad Democrática. Para ajustarla.
A mí me preocupa que se acusa al Estado de falta
de garantías por este lamentable asesinato, pero
al mismo tiempo aparecen muchas voces bravuconas contra
la Seguridad Democrática y mansurronas frente
al terrorismo. Mucha firmeza para maltratar la Seguridad
Democrática, total debilidad para condenar el
terrorismo. Hay que poner mucho cuidado para que la Patria
no caiga en esos equívocos.
Sin embargo, miremos
lo que ha pasado con la oposición
en la elección del Congreso y lo que ahora ocurre
en la elección presidencial. Todas las fuerzas
visitaron todas las regiones de Colombia, no hubo para
ellos sitio vedado. Creo que hay una gran diferencia
con el país de otros años.
Me llamó un amigo y me dijo: Presidente, la oposición
fue a Tierralta, a Valencia, criticaron al Gobierno y
allí dijeron: abajo el paramilitarismo, qué preocupación.
Le dije: no te preocupes,
es la expresión de
que ha avanzado la Seguridad Democrática, de que
el país se siente más libre, la prueba
de que han podido visitar todos los sitios, de que han
sentido protección en la Seguridad Democrática,
que les permite reencontrarse con la libertad y lanzar
las consignas que hace cuatro años simplemente
susurraban al oído de causales interlocutores
de cóctel.
Creo que lo que
ha ocurrido en garantías en Colombia
nos permite decir dos cosas: primero, que el país
ha pasado de las garantías meramente declarativas
en el texto de la Constitución y de la ley, a
las garantías efectivas de la práctica
cotidiana. Y segundo, nos permite decir que reclamamos
que el mundo, que América Latina y nuestros compatriotas
todos, reconozcan este proyecto de seguridad como un
proyecto democrático de seguridad.
Y viene su relación con las libertades. Mirémosla
con dos libertades: con las sindicales y con la de prensa.
Y es muy importante relacionar la seguridad con las libertades,
porque antes se hablaba que el reclamo de la seguridad
era un reclamo que provenía de la derecha y la
reivindicación de las libertades se originaba
en la izquierda.
Confío que este ejercicio heroico de Seguridad
Democrática adelantado por las Fuerzas Armadas
y de Policía de nuestra Patria, esté ayudando
a crear en la mente de los colombianos la conciencia
general de que la seguridad es un valor democrático,
necesario para el ejercicio de las libertades, y una
fuente de recursos requerida para la inversión,
el empleo y las reivindicaciones sociales.
El Primero de Mayo
fue tortuoso en muchas partes del mundo, así quedó registrado en las noticias
y en los videos que publicó la televisión.
Tranquilo en Colombia.
Creo que es la expresión de las libertades. ¿Habría
sido tan tranquilo si nuestra Seguridad Democrática
no estuviera protegiendo las libertades?
Cuando los analistas
comparen ese Primero de Mayo violento en tantas partes,
en países regidos por gobiernos
que se autocalifican de socialistas, con un Primero de
Mayo tranquilo en Colombia, se van a tener que preguntar: ¿Por
qué tranquilo el ultimo Primero de Mayo presidido
por Uribe? ¿Por qué tranquilo el Primero
de Mayo a 20 días de la elección presidencial?
Porque la Seguridad
Democrática ha protegido
las libertades. Porque la Seguridad Democrática
todos los días muestra mayor compromiso de las
instituciones de la Nación con los derechos humanos.
Porque la Seguridad Democrática ha permitido que
la luz ilumine la verdad: la verdad de que la violación
de los derechos humanos proviene del terrorismo.
¿Por qué tranquilo? Porque la Seguridad
Democrática ha mejorado ostensiblemente la libertad
sindical. Porque aquí asesinaron en algunos años
los terroristas alrededor de 160 – 165 líderes
sindicales. El año pasado todavía hubo
asesinatos, todavía hubo 12. Tenemos que luchar
hasta mostrarle al país y al mundo que en Colombia
hay cero asesinatos de líderes sindicales. No
lo hemos logrado todavía, pero hay una gran diferencia
entre 165 asesinados en un período y 12 asesinados
en otro período.
Los maestros de
la Patria, tan importantes en esas organizaciones sindicales,
han sentido la protección de la Seguridad
Democrática. Hemos respetado y mejorado sus derechos
pensionales de salud, hemos hecho un gran esfuerzo para
que no se les vincule mediante politiquería sino
mediante concurso. Falta mucho, pero hemos avanzado bastante
para desatrasarlos en cesantías parciales, para
descongelar el escalafón. Qué paradoja,
se van a sorprender los críticos: este es el Gobierno
con menos días de paro de maestros. ¿Por
qué? Porque el país es más libre
gracias a la Seguridad Democrática.
Y permítanme relacionar la seguridad, que parecía
excluyente con las libertades y que los colombianos la
entendemos como un presupuesto necesario para la protección
de las libertades, permítanme relacionarla con
la libertad de prensa. Hemos pasado de un periodismo
condicionado por los terroristas, a un periodismo protegido
por el Estado, que ha superado la autocensura y ha recuperado
la libertad de la denuncia.
Yo vi en todos esos
años de protección
de imperio del terrorismo, tres actitudes en sectores
del periodismo: unos convertían a los bandidos
en héroes, convertían sus publicaciones
en novelas vivas, con narraciones de hazañas,
entre comillas, de los terroristas criollos. No los enfrentaban,
los promocionaban y vendían mucho con esas promociones.
Me cuentan periodistas
de regiones que no se atrevían
a denunciar a la guerrilla porque les llegaba la amenaza,
que no se atrevían a denunciar al paramilitarismo
porque les llegaba la amenaza.
Barrancabermeja,
por ejemplo, 25 años en poder
del Eln, seis años en poder de los paramilitares,
qué distinta hoy. Durante esos 25 años
en poder del Eln, la libertad de prensa desapareció en
Barranca a manos del Eln. Ay, que alguien se atreviera
desde una tribuna periodística a enfrentar al
Eln. Y durante esos seis años de predominio paramilitar,
la libertad de prensa desapareció por la capacidad
terrorista del paramilitarismo. Ay, que alguien desde
una tribuna de prensa se atreviera a denunciarlos.
Ustedes, señores generales, son testigos, en
aquellos consejos de seguridad que hemos hecho en Barranca,
cómo hoy hay una comunidad que ha recuperado la
libertad para denunciar, un periodismo que ha recuperado
la libertad para denunciar. Qué bueno. Un país
más libre para denunciar, un país más
libre para confrontar, gracias a la Seguridad Democrática.
Pero es también muy importante relacionar la
Seguridad Democrática con la inversión
social. El tercer elemento, de esos cinco, para construir
un país con democracia moderna, sin comunismo
camuflado, sin egoísmo neoliberal, un país
fraterno, un país sin odio de clases.
(Norberto) Bobbio,
ese pensador que iluminó la
recuperación democrática en la posguerra,
nos ha dado razón para entender superada, declarar
superada la contradicción que quiso presentarse
entre los proyectos de seguridad y los proyectos de inversión
social.
Hoy la realidad
nos acredita que no se pueden separar, que ya la seguridad
no corresponde a un reclamo ideológico
de unas minorías excluyentes, sino que es una
fuente de recursos para favorecer toda la comunidad.
Sin seguridad es
imposible proveer los recursos para la inversión social, para construir un país
con igualdad.
Es contradictorio,
por un lado, desacreditar la política
de Seguridad Democrática, no comprometerse con
ella, y por el otro lado reclamar un país con
igualdad.
Es contradictorio,
por un lado, hablar de la igualdad, y por el otro lado,
asumir una posición benevolente
frente al terrorismo.
El terrorismo es
causa principal de la desigualdad en Colombia. Es muy
importante que cuando vayamos a hablar
de la relación entre inversión social y
seguridad, miremos qué es lo que ha hecho el terrorismo
frente a la inversión social, qué ha hecho
el terrorismo frente a las libertades.
¿Por qué en otras naciones los grupos
que se levantaron en armas tuvieron ese reconocimiento
o legitimidad que se deriva de denominarlos insurgentes?
Porque allá se levantaron en armas contra dictaduras.
Aquí hay que calificarlos como terroristas, porque
proceden como sicarios, en contra de los actores de la
democracia.
Yo no creo que se pueda al mismo tiempo defender la
democracia y ser benevolente con los terroristas, que
son los sicarios de la democracia.
Era yo estudiante
universitario y a los pupitres de nuestra universidad
pública llegaban los comunicados
de las Farc en los cuales ellos decían que no
hacían la paz, porque Colombia no había
permitido la elección de las autoridades más
cercanas: alcaldes y gobernadores. Se introdujo lo uno
y lo otro.
¿Quiénes asesinan a los alcaldes, quiénes
asesinan a los concejales? ¿Cómo se defiende
la democracia y al mismo tiempo se es tan benevolente
con los terroristas, absteniéndose de definir
como terroristas a los que asesinan a los actores de
la democracia?
¿Y en lo social qué pasó? Cuarenta
años de terrorismo en Colombia. Los gobiernos
invitándolos a negociar y ellos avanzando en su
acción de maltratar a la sociedad.
Nos quejamos mucho del desplazamiento. Lo produjo el
terrorismo, el terrorismo que combatimos es el que produjo
el desplazamiento que heredamos.
El resultado de
este terrorismo: tres millones de desplazados internos,
cuatro millones de colombianos expatriados,
desplazados hacia fuera, un desempleo que en pocos años
saltó del 7 y medio por ciento a casi el 20, y
que por fortuna ahora empieza a bajar (está en
el 11,3). Una pobreza que llegó al 60 por ciento
y que por fortuna ahora empieza a bajar, está en
el 49, aún muy alta, pero que ya empieza a mostrar
una tendencia positiva. Ese es el resultado que nos dejó el
terrorismo.
¿Cómo
se habla de justicia social en Colombia, y al mismo
tiempo se es benevolente con los terroristas
que han causado esta tragedia social?
Por eso es muy importante
crear conciencia, en la mente de cada colombiano, de
esa relación positiva entre
la Seguridad Democrática y la política
social.
Hace cuatro años la inversión extranjera
en nuestra Patria era de 500 millones de dólares.
Gracias a la Seguridad Democrática, el año
pasado fue de cinco mil (millones de dólares),
pero falta mucho más.
Hace cuatro años teníamos desempleos del
17 por ciento, hoy, gracias a la Seguridad Democrática,
de 11,3.
Hace cuatro años las tasas internacionales de
interés estaban al 12 por ciento. Hoy, gracias
a la Seguridad Democrática, se encuentran en el
8.
Hace cuatro años llegaban al país 500
mil visitantes internacionales. Hoy, gracias a la Seguridad
Democrática, registramos que el año pasado
llegaron 937 mil.
Hace cuatro años se había suspendido el
turismo interno. Hoy, gracias a la Seguridad Democrática,
hay 48 hoteles en construcción.
Hace cuatro años los cruceros internacionales
habían suspendido su llegada a Colombia. Ayer
el presidente de Royal Caribbean visitó a Cartagena
para anunciar que de nuevo llega esa empresa, que en
el primer año llegará con 38 cruceros,
66 mil pasajeros.
Hace cuatro teníamos deprimida la afiliación
a la seguridad social. Ahora, gracias a la recuperación
del empleo, hay dos millones y medio de nuevos beneficiarios
del régimen contributivo.
Hay un 33 por ciento
más de cotizantes al Sena.
Más de un millón de nuevos trabajadores
se han afiliado al sistema general de pensiones y se
han afiliado al sistema general de atención de
riesgos profesionales en salud.
Gracias a la Seguridad
Democrática, se da un
principio de recuperación de la economía,
que nos ha permitido recuperar el salario. No lo suficiente,
no estamos en el paraíso, pero vamos por un camino
positivo.
Apreciados generales,
oficiales, compatriotas que nos acompañan en estos cursos, es bueno mirar esto:
gracias a la Seguridad Democrática, a su efecto
benévolo, positivo en la recuperación de
la economía, durante cada uno de los últimos
cuatro años hemos aumentado el salario mínimo
por encima de inflación.
La inflación acumulada en los últimos
cuatro años es del 23,83 por ciento. El salario
mínimo ha subido en el 31,02 por ciento.
Falta mucho, un
país con mucha pobreza, un 29
por ciento de subempleo, las familias de las clases medias
con unos ingresos muy cortos para sus necesidades. Falta
mucho. Pero gracias a la Seguridad Democrática,
vamos mejor.
Miren: el terrorismo
nos dejó el desplazamiento.
Gracias a la Seguridad Democrática, hoy mejoramos
la atención al desplazamiento.
La verdad es que
a mí me preocupa que en lugar
de atacar a los terroristas que causaron el desplazamiento,
se ataque al Gobierno, que está reivindicando
a los desplazados. Se es benevolente con los terroristas
que causaron el desplazamiento, y se es bravucón
con el Gobierno que reivindica a los desplazados.
Gracias a la Seguridad
Democrática, ha disminuido
mucho el desplazamiento, pero vamos a lograrlo frenarlo.
No lo hemos podido frenar, pero lo vamos a frenar.
Gracias a la Seguridad
Democrática, han mejorado
los ingresos del Estado y eso ha hecho posible que de
80 mil millones que se dedicaban a atender desplazados
hace cuatro años, hoy dediquemos más de
800 mil a atender desplazados.
Hoy, señores generales, apreciados oficiales,
integrantes de la Cátedra Colombia, permítame
decir: el 80 por ciento de los desplazados es un porcentaje
ya esta afiliado al régimen subsidiado de salud.
Hoy ya tenemos 120
mil familias desplazadas en el programa Familias en
Acción. La Seguridad Democrática
está haciendo posible los recursos para atender
los desplazados, aquellos colombianos que fueron desplazados
por las acciones del terrorismo.
Por eso en esta
hora de la democracia, es muy importante reafirmar
el compromiso con la Seguridad Democrática,
para ajustarla y mejorarla, para llenarnos de victoria.
Yo creo que hay
algo importante: la Seguridad Democrática
nos tiene que producir un cambio fundamental en el estado
anímico. Colombia dejó atrás la
hora en que, por las condiciones del liderazgo político,
en una actitud parecida al complejo, las Fuerzas Militares
y de Policía no veían que su labor pudiera
ir más allá de una relativa contención
al terrorismo. Eso quedo atrás.
Hoy el estado de ánimo es diferente. Y el estado
de ánimo que tenemos que impulsar en cada integrante
es el de victoria. Es un imperativo. Las condiciones
están dadas.
Yo comparto los
reclamos de ustedes por la falta de política social. Pero ustedes han visto: un día
en Cartagena del Chairá, al siguiente en San Vicente
del Caguán, al otro día en La Macarena,
en los Montes de María, en el Pacífico,
cómo con el aumento del régimen subsidiado
de salud, con el programa Resa de seguridad alimentaria,
con Familias en Acción, ha ido el Gobierno acompañando
con programas sociales la acción valerosa de nuestra
Fuerza Pública. Seguramente no lo suficiente,
falta mucho, pero ya el camino está trazado. Y
eso lo ha hecho posible que la economía ha mejorado,
gracias a la Fuerza Pública, a la Seguridad Democrática.
Por eso hay que
superar varios malos entendidos. Algunos dicen: es
que Uribe es guerra, y lo que necesitamos aquí es
inversión social. Superemos esa distorsión.
El pueblo colombiano es el que nos reclama más
inversión social, pero más seguridad. Porque
el pueblo colombiano, como lo dijera Gaitán, que
es superior a sus dirigentes, entiende que la política
social no se puede financiar si no hay Seguridad Democrática
que dé confianza inversionista.
Y hay otro mal entendido:
es que aquí han gastado
el presupuesto en guerra, y no hay presupuesto para lo
social. Las cifras son elocuentes: si descontamos inflación,
el presupuesto de la institución armada de la
Patria ha crecido en un 19 por ciento, el presupuesto
social de la Nación en un 49, el presupuesto para
pagar pensiones en un 78.
Las cifras son elocuentes:
hemos llevado de la mano de la Seguridad Democrática la ampliación
del régimen subsidiado de salud. Hoy el 80 por
ciento de los desplazados con carné de salud.
Hace cuatro años 10 millones y medio de colombianos
afiliados al régimen subsidiado de salud. Hoy
18 millones 600 mil.
Hace cuatro años, sumando régimen subsidiado
y régimen contributivo, 23 millones y medio de
colombianos asegurados en salud. Hoy 34 millones 100
mil colombianos.
Y hay seis departamentos
con completa afiliación
en los estratos 1, 2, 3 a la salud: La Guajira y el Cesar,
Antioquia y Huila, Casanare y Arauca.
Encontramos ya un
acuerdo con el Gobernador de Boyacá para
entregarle 197 mil carnés a Boyacá, con
lo cual llegamos a plena cobertura en Boyacá,
el departamento número siete.
Y anoche nos comprometimos
en Cartagena a hacer un esfuerzo inmediato para entregar
otros 200 mil carnés de
salud en esa ciudad, a fin de que esa ciudad de contraste,
tan bella y tan pobre, esa ciudad que nos pone de presente
cómo el terrorismo llevo allí a concentrarse
como desplazados a más de 500 mil ciudadanos pobres,
esa ciudad la tenemos que convertir en una ciudad con
plena cobertura en régimen subsidiado de salud.
Con la Seguridad
Democrática, el país
en pocos años podrá llegar a un desempleo
bajo, a un subempleo bajo.
Con Seguridad Democrática, el país podrá llegar
en cuatro años a un índice de pobreza no
superior al 35 – 36 por ciento. En el 2019 a un índice
de pobreza no superior al 20 por ciento.
Con Seguridad Democrática, el país podrá llegar
en pocos años a plena cobertura de educación
básica. Podrá llegar el país, con
Seguridad Democrática, en pocos años, a
un millón de Familias en Acción. Podrá el
país llegar, con Seguridad Democrática,
a plena cobertura en salud en pocos años.
La Seguridad Democrática es la fuente de los
recursos para hacer política social y para construir
equidad.
Nosotros no queremos
la tesis del Brasil de los años
60, que decía: crezcamos y después distribuimos.
Tampoco queremos la tesis del comunismo disfrazado, que
no le importa el crecimiento sino la demagogia de la
distribución.
Lo voy a decir esta
tarde en Nariño: cuidado
con el comunismo disfrazado, en un departamento de minifundio,
de clase de ingresos medios y de sectores populares de
mucha pobreza como Nariño. El comunismo disfrazado
lo único que hace es repartir pobreza.
Lo que queremos,
lo que necesita Colombia, es crecimiento con distribución simultánea. Ni el desarrollismo
brasilero, padre del neoliberalismo, que solamente se
interesaba para que la economía creciera y le
daba la espalda al mejoramiento de la distribución,
ni el comunismo disfrazado, que lo único que quiere
es frustrar el crecimiento y distribuir pobreza.
La propuesta nuestra
es fraterna, cristiana: crecimiento acompañado de distribución.
Por primera vez
el coeficiente Gini, que mide la equidad o la iniquidad
en la distribución del ingreso,
después de muchos lustros muestra una leve mejoría
en Colombia.
Y tenemos que seguir
haciendo esfuerzos en el frente de la transparencia.
A mí me parece fundamental
que todo error que cometamos, en aras de la transparencia,
nosotros mismos lo revelemos.
Me decía el señor general (Jorge Daniel)
Castro (Director de la Policía), al entrar a la
Cátedra Colombia, que fue la misma Policía
de Barranquilla la que investigó estos hechos
de narcotráfico, que fue la misma Policía
de Barranquilla la que denunció estos hechos de
narcotráfico, que fue la misma Policía
de Barranquilla la que puso en evidencia estos hechos,
la que los comunicó ante los medios de comunicación,
la que los denunció ante la Fiscalía.
Compromiso fundamental
de transparencia: cada vez que cometamos un error,
digámoslo, no lo escondamos.
Alfonso López Pumarejo decía bellamente
que quería caracterizar a su Gobierno por la actitud
de sus integrantes de confesar, con incurable buena fe,
sus errores y vicisitudes. Esa regla la tenemos que practicar,
la demando todos los días de mis compañeros
del Gabinete y la he pedido todos los días de
la institución armada de la Patria.
Nada más importante para la transparencia que
reconocer por propia iniciativa los errores y vicisitudes.
Nada más importante para la transparencia que
denunciar y sancionar por propicia iniciativa las conductas
equivocadas.
Eso da confianza
a la ciudadanía, muestra un
país con transparencia, y finalmente la pena que
se siente cuando hay que reconocer una dificultad, al
final del día se convierte en una razón
para sentir orgullo, porque se tuvo la capacidad de reconocer
esa dificultad, de reconocer ese error.
Cuando ustedes analicen
América Latina, piensen
cuál democracia es más moderna: si una
que respeta la independencia de las instituciones, u
otra que concentra en una institución las facultades
de todas las demás.
El principio de la independencia de instituciones que
conforman el Estado, es un principio fundamental para
caracterizar una democracia como una democracia moderna,
como una democracia social.
Permítanme llegar al final con el tema de la
paz, a partir de esta afirmación: la Seguridad
Democrática es un camino para las libertades,
es un valor democrático, es una fuente de recursos
para la inversión social, es un marco necesario
para el empleo. La Seguridad Democrática es el
camino correcto para la seguridad y es el camino correcto
para la paz.
Hace cuatro años yo no me habría comprometido
ante los compatriotas que hoy tendríamos 35 mil
desmovilizados. Con la señora ministra Martha
Lucía Ramírez, estuvimos prudentemente
en la planeación estratégica de nuestra
política de Seguridad Democrática, proponiendo
metas de 3 mil, metas de 6 mil. 35 mil.
¿De dónde nacen esos procesos de paz?
No nacen de la debilidad, no nacen del apaciguamiento.
La paz no la hace quien llama arcángeles a los
terroristas para congraciarse con ellos. La paz la hace
quien enfrenta con severidad, en nombre del Estado, las
acciones de los terroristas.
Los paramilitares
no han aceptado la paz por liberalidad. Ellos no se
iban a desprender de ese jugoso negocio del
narcotráfico por liberalidad. Han aceptado la
paz por la presión militar. Por una política
de seguridad inclaudicable, porque ha habido la decisión
aquí, no de hacer comentarios de cóctel
frente a ellos, sino de enfrentarlos militarmente. Ahí vemos
cómo la Seguridad Democrática va generando
la paz.
Ahora la preocupación es por los desmovilizados.
Sí, cuesta mucho la reinserción, es muy
difícil, hay que proveerlos con asistencia sicológica,
educación, formación para el trabajo, crédito
de emprendimiento, empleo. Todo eso es muy costoso y
muy difícil.
Colombia no conocía un universo de 35 mil reinsertados.
Solamente los 7 mil de la guerrilla exceden con creces
la suma de todos los que se reinsertaron del M-19, el
Epl, la Corriente de Renovación Socialista, el
Quintín Lame.
El país no conocía 7 mil desmovilizados
guerrilleros, ni alrededor de 30 mil desmovilizados paramilitares.
Tenemos por delante un inmenso esfuerzo. Pero cuánto
mejor que la Seguridad Democrática hubiera precipitado
esas desmovilizaciones, a que los hubiéramos mantenido
disparando.
Y miremos el tema
con el Eln. Yo soy el Presidente más
odiado por la guerrilla. Soy el Presidente que con más
voluntad política la ha enfrentado, y también
el Presidente a quien no le ha temblado la mano para
firmar los salvoconductos para que los señores
del Eln puedan salir de la clandestinidad, aparecer libremente
a gestionar la paz. Pruebas, riesgos, para que al sentir
en su propio ser el aroma amable de la libertad, contribuyan
a la paz.
En la misma forma
que tenemos toda la determinación
para derrotar el terrorismo, tenemos toda la disposición
para construir la paz. Deseamos que esas conversaciones
con el Eln, aún en fase preliminar, avancen, que
nos conduzcan a la paz.
Pero la paz no nace
de decir que la Farc no es terrorista. La paz no hace
de desacreditar la política de
Seguridad Democrática. La paz no nace de la debilidad
frente a los terroristas, ni de las bravuconadas contra
la Seguridad Democrática.
La paz no nace de
la actitud pusilánime frente
a los violentos y soberbia en contra de las instituciones.
La paz nace del ejercicio transparente, firme, eficaz
y permanente de autoridad.
Los logros son apenas
parciales. Vamos ganando, pero no hemos ganado todavía. No es para bañarnos
en agua de rosas. Es para introducir ajustes todos los
días. No es para bañarnos en aguas de rosas,
pero no es para retroceder. Es para ajustar, mejorar
y avanzar. Es para que nos llenemos en cada momento de
más actitud de combate y de mejor actitud de victoria.
¿Qué va a pasar con la Farc? Ahora el
señor Reyes le dice a Telesur, y ojalá podamos
tener la eficacia para llegar donde él, ya que
han llegado los periodistas, le dice a Telesur que no
se puede votar por Uribe, que no van a hacer la paz.
Y algunos amigos me llaman preocupados y me dicen: Presidente,
diga que la Farc no son terroristas, a ver si votan por
usted, qué preocupación que la Farc diga
que no se puede votar por usted.
Digo yo: qué alegría, la expresión
de que hemos cumplido el deber. Ni más faltaba
que a estas alturas de la vida, comprometidos como estamos,
con carácter de soldado y de Policía debajo
de este Everfit, por coyunturas electorales fuéramos
a asumir la actitud pusilánime de decir que la
Farc son arcángeles y no terroristas.
Sabemos que el apaciguamiento
frente a los terroristas es el crecimiento de los terroristas,
sabemos que lo único
que conduce a la paz es combatir a los terroristas para
abrir las puertas de la negociación.
A mí me preocuparía lo contrario, a mí me
preocuparía que la Farc dijeran: voten por Uribe,
voten por Uribe que es nuestro pelele, voten por Uribe
que es el que no nos dice terroristas, voten por Uribe
que es el que nos justifica. Eso sí me preocuparía.
Por eso el país va a tener que escoger ahora
si vamos a seguir por el mejoramiento de la Seguridad
Democrática como camino a la paz, o vamos a retroceder
para que con el comunismo disfrazado le entregue la Patria
a la Farc.
Y la Farc va a tener
que hacer una reflexión:
en el pasado dijo que justificaba sus acciones terroristas
porque no había elección de autoridades
cercanas. Si quieren que le quiten el apelativo de terroristas,
pues que se preparen a dejar de asesinar concejales.
¿Qué otro calificativo merece un grupo
que atenta contra la democracia, distinto al calificativo
de terroristas? Y además eso tiene, muy apreciados
estudiantes de la Cátedra Colombia, un fundamento
jurídico y de ciencia política. España,
Inglaterra, Alemania, Inglaterra en su Common Law, definen
como terrorismo el uso de las armas o la simple amenaza
del uso de armas por razones ideológicas, políticas
o religiosas.
Y cuando le pregunto
a los líderes políticos
de Europa: ¿por qué son tan severos para
calificar el terrorismo?, ellos contestan: porque somos
totalmente respetuosos de la democracia. Cuando se respeta
totalmente la democracia, se gana la autoridad moral
para calificar esas acciones violentas como terroristas.
Eso no pasó en otros países de América
latina. Allá mantuvieron el noble calificativo
de insurgentes porque combatían dictaduras, todo
lo contrario de Colombia. Nuestro caso es más
parecido a Europa y diferente de muchos casos latinoamericanos
del pasado.
Aquí nosotros profesamos y practicamos profundo
respeto por la democracia, como lo demuestran estos procesos
garantistas. Eso nos da la misma autoridad moral, que
invocan los europeos, para señalar como terrorista
esa acción violenta y destructora de la democracia.
¿Y qué va a pensar la Farc? La Farc dijo
en el pasado que no negociaban porque en Colombia no
se desmontaba el paramilitarismo. ¿Ahora qué va
a decir? De todos los grupos paramilitares conocidos,
falta que concluya la desmovilización de uno dirigido
por el señor a quien apodan El Alemán,
en Urabá, en el norte del Chocó. Y otro
en los Llanos Orientales, que no tiene más camino
que negociar o esperar que lo destruya la acción
con toda determinación de la Fuerza Pública.
¿Qué va a decir la Farc? ¿Dónde
le va a quedar ese argumento? La Farc decía que
no negociaba porque en Colombia no había garantías
para la oposición. Pues bien, ¿qué va
a decir ahora, después de cuatro años de
Seguridad Democrática con plenas garantías,
con garantías efectivas?
La Seguridad Democrática es un camino hacia la
paz. Yo quiero, en la última Cátedra Colombia
que le corresponde a este Gobierno, expresar mi gratitud
a la Fuerza Pública. Han sido cuatro años
muy intensos, generalmente de preocupación, de
angustia.
Pocas reuniones
entre nosotros, señor Ministro
y señores generales, han sido tranquilas. Siempre
nos ha acosado la angustia de enfrentar la inseguridad
que afecta nuestra Patria
Falta mucho, pero
la Patria ha mejorado muchísimo.
Y en eso hay una causa eficiente: el sacrificio de la
Fuerza Pública.
Saludo el espíritu de victoria que se observa
hoy en todos ustedes. Que estos esfuerzos para mejorar
conocimientos, en una institución tan profesional
que honra a Colombia cuando la reconoce el resto del
mundo democrático, sean nuevos esfuerzos académicos
para que podamos conseguir el fin que motiva nuestra
lucha: que las nuevas generaciones de colombianos puedan
vivir felices en el noble suelo de la Patria.
Ustedes, apreciados
integrantes de la institución
armada, no solamente tienen el honor, el honor que llamaba
el ex presidente Alberto Lleras de portar las armas de
la República, sino que hoy los hechos han demostrado
que ustedes, con la Seguridad Democrática, tienen
la gran responsabilidad de la confianza en la inversión,
de la generación del empleo y de la provisión
de los recursos para la inversión social.
Muchas gracias por todos
sus sacrificios y que, con el esfuerzo de ustedes, la
Patria siga para adelante.