CONVERSATORIO SOBRE EL
TRATADO DE LIBRE COMERCIO
CON ESTADOS UNIDOS
Organizado por el Politécnico Gran colombiano
Mayo 03 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Qué grato regresar hoy al Politécnico
Grancolombiano, institución universitaria que
le ha servido tanto a Colombia, y creería yo que
ha venido abriendo para el país, desde su fundación,
caminos de modernidad en materia educativa.
Su equipo, encabezado
por el doctor Pablo Michelsen Niño, ha sido un equipo profesional, científico,
en el tema de educación. Toda oportunidad que
tenemos para hablar del avance de la educación
en Colombia, lo que tenemos qué hacer, de lo que
queda por hacer, los aportes de los directivos de la
Fundación Universitaria Politécnico Grancolombiano,
son aportes muy positivos.
Quisiera dividir
el tema en tres partes: Primero hacer unas referencias
al TLC y la educación, que me
las inspira la intervención del doctor Pablo.
Segundo, hacer un menú temático. Y tercero,
que ese menú temático invite a estudiantes,
profesores, directivos a hacer referencias a ese menú temático,
bien a título de preguntas, formulación
de dudas, disensos, preocupaciones.
Entonces empezaría por lo primero: el TLC y la
educación. Dos afirmaciones: el TLC no interfiere
pero sí reta. ¿Por qué no interfiere?
Porque nada afecta la soberanía del Estado colombiano
para regir la educación, en ninguno de los niveles.
Por ejemplo, en
materia universitaria. Se preservan elementos muy importantes
que el TLC ni siquiera los
menciona. La Constitución colombiana declara la
autonomía de las universidades, de las instituciones
universitarias. Eso no lo va a cambiar Colombia. No hay
ninguna afectación del TLC a ese tema.
La Ley 30 desarrolla
el principio, reglamenta el principio de la autonomía universitaria. Es una ley totalmente
intangible frente al TLC. La naturaleza jurídica
de las universidades colombianas como instituciones sin ánimo
de lucro, en nada lo modifica el TLC. Los requisitos
para que surja una nueva universidad en Colombia, en
nada los modifica el TLC. La obligación del Estado
de aportar a la universidad pública a través
de unas transferencias que se mantienen en dinero constante,
eso en nada lo modifica el TLC.
¿Por qué lo digo? Porque el debate ha
traído distorsiones. Hace poco me preguntaba una
niña de la Universidad Industrial de Santander:
Presidente, ¿es cierto que nos van a cerrar la
universidad pública? ¿Es cierto que el
TLC va a acabar con las universidades colombianas y que
los que queramos estudiar en una universidad tendremos
que entrar a la Universidad de Harvard pagando una altísima
matrícula? Eso no es cierto. Ha habido muchísima,
muchísima distorsión.
Con lo primero, repito, no interfiere. Segundo, reta.
Por supuesto, reta. Lo ha dicho el doctor Pablo. Colombia
en el TLC adquiere la posibilidad de ingresar al mercado
más importante del mundo, que todos los añoran.
Yo era estudiante
de la universidad pública en
los 70, Colombia vivía una fiebre universitaria
por el marxismo, por los países del ala comunista.
Se nos hacía creer que el mundo se iba a dividir
simplemente entre el comunismo soviético o el
comunismo chino o el comunismo cubano. Mi generación
se sorprendió mucho porque después de que
nos hicieron ver eso en la universidad pública,
no pasaron muchos años para que se cayera el Muro
de Berlín, para que apareciera Deng Xiao Ping
y abriera la economía china. No pasaron muchos
años para encontrar a China convertida en un país
que aspira a ser la primera economía del mundo,
en un país que hoy tiene el mayor interés
de entrar al mercado de Estados Unidos.
Entonces yo siempre
me pregunto: si ellos quieren entrar, ¿nosotros
por qué no? Si ellos necesitan entrar, ¿nosotros
por qué no?
A mí me sorprendió muchísimo alguna
vez en una universidad norteamericana en una pasantía,
encontrarme con una misión comercial de Vietnam,
que llegaba a los Estados Unidos a hacer acuerdos de
comercio con los Estados Unidos. Y me decía yo:
increíble, los vietnamitas, herederos de Ho Chi
Min, que derrotaron en su territorio a los Estados Unidos,
y hoy quieren estos acuerdos comerciales con los Estados
Unidos. Y eso me hace preguntar: ¿Por qué ellos
sí pueden entrar a ese mercado y nosotros no?
Al presidente Castro
se le ha escuchado decir en muchas ocasiones que él, de no existir de por medio el
embargo, Cuba no estaría recibiendo un millón
de turistas norteamericanos al año sino cinco
millones.
Uno ve allí un expreso propósito de la
economía cubana de servirse, a través del
turismo, de la economía norteamericana, ¿por
qué nosotros no?
Pero TLC, que es
una oportunidad, también tiene
retos. Uno de los retos es el de mejorar mucho la educación,
como base para mejorar la productividad, como columna
vertebral para mejorar la competitividad y como el gran
mecanismo para aumentar el ingreso y mejorar la distribución.
Yo diría que el TLC es una oportunidad para que
el país, a través de ese gran crecimiento
educativo en lo cuantitativo y en lo cualitativo, aumente
el ingreso y mejore su distribución. Eso exige
que el país piense en la competitividad alrededor
de dos grandes capítulos: el capítulo del
capital humano y el capítulo del capital físico.
Voy a abstenerme
de mencionar el capítulo del
capital físico. Seguramente vendrán las
preguntas de ustedes: qué vamos a hacer de carreteras,
qué vamos a hacer de puertos, de servicios públicos,
de navegabilidad, de ferrocarriles, para mejorar la competitividad
del país.
En lo que concierne
a la educación, es la guía
que va iluminando la construcción del capital
humano. Yo les sugeriría, estudiantes, mirar el
tema de la competitividad en función de esos dos
grandes capítulos: el capital humano y el capital
físico y relacionémoslos.
Un país que construye capital humano, a través
de una permanente revolución educativa, es un
país que a través de ese capital humano
puede, en algún momento, construir capital físico,
así tenga escasez de recursos naturales, escasez
de dinero.
Al contrario, un
país rico en recursos naturales,
en petróleo, en hierro, en aluminio, un país
rico en dólares, un país que pueda construir
mucha infraestructura, puede lograr todo eso: construir
los mejores puentes, los mejores ferrocarriles, construir
las mejores carreteras, pero si no ha construido capital
humano, ese capital físico no se traduce en competitividad.
En una nación como Colombia es muy difícil
ser absoluto en la fijación de prioridades. Pero
si ustedes me preguntaran qué es lo primero, yo
les diría: a pesar de reconocer que necesitamos
tanto capital humano como capital físico, lo primero
es capital humano, porque a partir del capital humano
es posible construir el capital físico, no siempre
a partir del capital físico se construye el capital
humano. Y el eje, el mecanismo de construcción
del capital humano, es la educación.
Simplemente hay
unos aspectos puntuales en educación.
Por ejemplo, para convalidación de títulos
allá y aquí, se crean unos instrumentos
en el tratado, con miras a agilizar los reclamos de los
ciudadanos. Y yo creo que eso está bien, pero
no hay interferencia, sí hay retos.
Permítanme entrar en el segundo punto del menú temático:
es importante en este examen saber antecedentes de Colombia,
tratado de 1935, el presidente López Pumarejo,
para el acuerdo con los Estados Unidos, que no se llevó a
la práctica porque la guerra, la Segunda Guerra
Mundial prácticamente lo obstaculizó. Después
ensayos, intentos de algunos ministros para firmar ese
tratado, que eso no se convirtió siquiera en política
de gobierno. Este Gobierno lo ha convertido en política
de gobierno.
Posteriormente la
experiencia de Colombia con el Atpa, bien importante
porque aumentamos nuestras exportaciones
a Estados Unidos. La experiencia hace cuatro años
con el Atpdea. Fue muy difícil hacer el tránsito
del Atpa al Atpdea, muy difícil. Lo que empezamos
a reflexionar hace cuatro años. Nos dijimos: no
vemos posible que el Atpdea, que es ese sistema unilateral
de preferencias que nos reconoce Estados Unidos para
que nuestros productos entren en el mercado norteamericano,
se extienda más allá del 31 de diciembre
del 2006.
Eso nos obligó a empezar a negociar el TLC. Además
encontramos dos dificultades en el Atpdea, tres dificultades.
La primera: hasta hoy incluso estamos convencidos de
que no habrá renovación. La segunda: por
ser un sistema de preferencias unilaterales de una vigencia
de corto plazo, no estimula la inversión. Y tercero:
muchos productos de los que podemos exportar quedan por
fuera del Atpdea. No así del TLC.
Que no habrá renovación. Le pregunté al
Gobierno de El Salvador: si ustedes tienen un sistema
preferencial para entrar a los Estados Unidos hasta el
2009, ¿por qué suscribieron acuerdo? Y
me dijeron: porque estamos seguros que en el 2009 no
lo van a extender.
Le hice la misma
pregunta a República Dominicana,
cuyo sistema, mecanismo unilateral de acceso al mercado
norteamericano, vence el año 2007. Y me dijeron
que no veían posibilidades de extenderlo.
Esa es una de las
razones por las cuales Colombia tomó la
decisión de negociar el TLC. Y por las otras dos.
Los economistas
dicen: Colombia no ha aprovechado suficientemente el
Atpdea. Es cierto. No hemos exportado todo lo que
debíamos exportar, a pesar de que hemos tenido
un magnífico crecimiento en las exportaciones. ¿Por
qué? Porque no ha habido inversión suficiente.
¿Y por qué no ha habido inversión
suficiente? Porque los inversionistas dicen: el Atpdea
no nos da garantías. Nosotros no podemos invertir
en Colombia para exportar al mercado de los Estados Unidos,
si solamente podemos exportar durante unos años,
los que estén consignados en ese sistema de preferencias
unilaterales de los Estados Unidos. Sin seguridad de
que lo van a extender, de que lo van a convertir en un
sistema permanente, no se puede invertir.
Eso es válido frente a los Estados Unidos y frente
a Europa. Por eso creo que tendremos que negociar con
Europa, porque con Europa también tenemos es un
sistema unilateral de preferencias, que este Gobierno
logró extenderlo por diez años. Pero que
cuando venza, no vemos posibilidades de renovación.
Y que desestimula la inversión y que por eso nos
vemos ante el imperativo de buscar convertirlo en una
negociación bilateral con la Unión Europea.
Y hay muchos productos
que el Atpdea no deja que se exporten. El Tratado de
Libre Comercio sí. Por
ejemplo, cárnicos y lácteos, que podemos
exportar en el Tratado de Libre Comercio si superamos
el tema de la aftosa.
Entonces vino esa
etapa: primero, el tránsito
del Atpa al Atpdea, análisis del Atpdea, sus conveniencias
e inconveniencias, el anticipo de que no hay prórroga.
Después, nuestra decisión de gobierno de
negociar el TLC. Importante. No fue fácil, porque
a la gente le da mucho miedo proponerle eso al país.
Después otro tema muy delicado: convencer a los
Estados Unidos. Ellos no querían negociar. Ellos
decían: el camino es el ALCA. La respuesta nuestra
fue: hombre, el ALCA polariza. Uno tiene que respetar
que así como Colombia necesita urgentemente entrar
al mercado de los Estados Unidos a través de estos
tratados, Brasil no tiene el mismo afán.
Porque hay diferencias:
Brasil solamente le vende a los Estados Unidos el 19
por ciento de sus exportaciones,
Colombia más del 40. Brasil le vendió el
año pasado 6 mil millones de dólares a
China, Colombia 200 – 250 millones de dólares.
Brasil tiene grandes cantidades de soya para venderle
a China, de carne. Colombia no.
Los países de Suramérica tienen, además
de soya, de cereales para venderle a China, tienen también
cobre, níquel. Colombia pocas cantidades.
Ellos no tienen
tanto afán de un acuerdo para
entrar a los Estados Unidos, nosotros sí lo tenemos.
Entonces le dijimos a Estados Unidos: no lo llevemos
todo al ALCA, porque polariza, porque no reconoce las
diferencias de las economías, hagamos estos tratados
bilaterales. No fue fácil convencer a Estados
Unidos.
En ese menú entra otro tema: el proceso de negociación,
22 meses, el público colombiano conoció en
detalle cómo se iban adelantando las conversaciones,
el contenido de cada capítulo.
Después llega otro tema: ¿por qué en
pleno proceso electoral el Gobierno, en lugar de guardarse
el TLC para suscribirlo después de elecciones,
lo aceleró? Por dos razones: porque el 31 de diciembre
de este año se vence el Atpdea y tememos mucho,
por ejemplo, que el primero de enero las flores colombianas,
que generan 100 mil empleos en esta Sabana, empiecen
a tener serias dificultades para entrar al mercado de
los Estados Unidos.
Y por otra razón: este Gobierno ha buscado que
en Colombia haya confianza, tiene que haber confianza
así haya desacuerdos frente al Gobierno, las instituciones
políticas. Por eso hemos querido que los colombianos
vayan a elecciones después de que el Gobierno
ha cerrado el TLC. Para que los colombianos vayan sabiendo
y con plena conciencia del alcance del TLC. Nos parece
de la mayor importancia para que haya confianza en las
instituciones políticas del país.
Después viene otro tema: el proceso de ratificación
que se espera aquí en nuestro Congreso, en el
Congreso de los Estados Unidos, la instancia adicional
en Colombia, que es la revisión por parte de la
Corte Constitucional.
Otro tema: las relaciones
con Suramérica. Este
Gobierno ya realizó el acuerdo Comunidad Andina – MERCOSUR,
un gran salto para la integración con Suramérica.
Eso no estaba en la visión de la Comunidad Andina,
ni de Colombia, ni de MERCOSUR hace cuatro años.
Hoy es un hecho.
También hemos ayudado a construir la Unión
Suramericana, es un hecho. Este Gobierno tomó la
decisión de que Colombia fuera parte del Plan
Panamá – Puebla. Hoy Colombia es miembro
observador del Plan Panamá – Puebla. Aspira
a convertirse en pocas semanas en miembro de pleno derecho.
Eso nos abre caminos
para ser el articulador de la unión
entre Suramérica, Centroamérica y la visión
de Mesoamérica, para que el circuito de energéticos
en América del Sur se conecte con Centroamérica.
Nosotros hemos permitido que Venezuela construya el gasoducto
de nuestra Guajira a Maracaibo. Estamos construyendo
la tercera línea de interconexión con el
Ecuador.
Estamos dispuestos,
para articular Suramérica
con Centroamérica, a construir la línea
de interconexión entre Colombia y Panamá.
A facilitar que por el territorio y el mar de Colombia
pase un gasoducto con destino a Centroamérica,
que le permita a Venezuela ser el gran proveedor de gas
de Centroamérica y de la visión de Mesoamérica.
Viene allí otro tema: además del TLC Colombia
va a buscar otros acuerdos, por supuesto. Lo necesitamos
en lo del comercio con Centroamérica. Ya hemos
tomado la decisión política de negociar.
Nos parecería muy, muy grave, que Centroamérica
se proveyera de bienes y servicios de otros mercados
y las exportaciones colombianas allí perdieran
participación. Que a otros países Centroamérica
les comprara sin arancel, y que los aranceles que les
cobra Colombia nos sacaran del mercado de Centroamérica
o no nos dejaran crecer allí.
Y viene otro acuerdo, que ya les refería, el de
la Unión Europea. Con China creo que el planteamiento
no puede ser de un acuerdo de comercio común y
corriente. Tiene que ser un acuerdo de protección
de inversiones.
Porque mientras
economías como la chilena, la
peruana, la brasilera tienen producciones complementarias
con China, producen grandes cantidades de soya que China
no produce, grandes cantidades de carne en el Brasil
que China no produce, grandes cantidades de cobre, de
níquel, que le hacen falta a China, la economía
nuestra produce la misma manufactura que produce China.
Pero China en cantidades exorbitantes, a muchos menores
costos, lo cual le quita mucha competitividad a Colombia.
Sin embargo, tenemos que trabajar el acuerdo de inversiones
para que China invierta en Colombia.
Otro tema: el impacto
en la Comunidad Andina. Primero la Comunidad Andina
declaró que era una comunidad
regional, con propósitos de apertura, a principios
de los noventa. Eso llevó a Bolivia a integrarse
a MERCOSUR. Bolivia le compra a MERCOSUR muchos bienes
que le podría comprar a Colombia. Colombia nunca
ha reclamado.
Ahora hay un reclamo
de Bolivia, porque Bolivia nos vende más o menos 170 millones de dólares
al año, prácticamente en soya y derivados,
y en el tratado nos comprometemos a ir desmontando el
arancel para que entre aquí también soya
norteamericana.
Para los aceites
refinados y aceites crudos, hay una desgravación a los norteamericanos de cinco y
diez años. Los bolivianos dicen que eso les va
a causar problemas en el mercado de Colombia. Nosotros
creemos que no, porque Bolivia tiene un margen de precios
muy amplio, con el cual puede trabajar para ser más
competitiva con su soya en el mercado colombiano.
Y hay una prueba:
la soya boliviana vale menos en Venezuela que en Colombia. ¿Cómo ha bajado de precio
la soya boliviana en Venezuela? Porque el Gobierno de
Venezuela también le compra a Paraguay. Y esa
competencia de la soya paraguaya en Venezuela, ha hecho
bajar el precio de la soya de Bolivia en Venezuela. Lo
propio podría hacer Bolivia en el mercado colombiano.
Así y todo, para saldar diferencias, hemos expresado
que en el momento en que llegare a presentarse un perjuicio,
Colombia estaría dispuesta a buscarle una compensación
a Bolivia.
Con la hermana República de Venezuela, los estudios
demuestran al detalle que productos que lleguemos a comprarle
a Estados Unidos sólo competirían en un
15 por ciento con lo que le compramos a Venezuela.
Pero puede haber
una compensación con creces.
Yo veo que el Tratado de Libre Comercio de Colombia con
Estados Unidos va a favorecer a Venezuela. Y lo demuestra
esto: en los últimos años Colombia ha aumentado
mucho sus ventas a Estados Unidos gracias al Atpdea,
que es la tendencia que queremos mantener y estimular
con el Tratado de Libre Comercio. Y también hemos
duplicado nuestras compras a Venezuela. Mientras más
le vendemos a Estados Unidos, más le compramos
a Venezuela.
Hace pocos años Colombia apenas le compraba a
Venezuela 500 millones de dólares. El año
pasado le compramos 1.100 millones de dólares.
Mientras más le vendemos a Estados Unidos, más
le compramos a Venezuela. ¿Qué demuestra
eso? Que sin con las exportaciones a Estados Unidos nosotros
aumentamos nuestra capacidad adquisitiva, le podemos
comprar más a nuestra hermana República
de Venezuela.
Y también allí hay un paso que no se ha
invertido: conseguir terceros mercados es descongestionar
mercados. El mercado andino, por ejemplo, en arroz, se
mantiene muy congestionado. Porque estos países
nuestros son productores autosuficientes y excedentarios
en arroz y cada uno busca mandar sus excedentes de arroz
al vecino. Y no tenemos terceros mercados para venderles
arroz. Entonces nos va a tocar subsidiar la producción
nacional de arroz.
Yo creo que un riesgo
con Estados Unidos para este producto no llegará antes de 14 – 19 años,
de acuerdo con la manera como se negoció el tratado.
Pero los arroceros
colombianos han sufrido mucho porque llega arroz más barato de Ecuador, más
barato de Venezuela. Eso obliga a que el Gobierno impulse
desde ya la ley Agro: Ingreso Seguro, para subsidiar
o reconversión o precio de arroz.
Y además hay que hacerlo por razones de seguridad
alimentaria. ¿Qué tal que dentro de un
tiempo no pudiéramos comprar arroz barato en Venezuela
o en Ecuador o no llegare a venir arroz barato de Estados
Unidos y que dejemos acabar la producción nacional?
Tendríamos serios perjuicios en la seguridad alimentaria.
Pero ese es un producto que muestra que hay una congestión
de mercado y que no se ve posible descongestionarlo.
Hay otros productos
que pueden llegar a tener congestiones de mercado,
y que a través del TLC podemos descongestionar.
Tal el caso de lácteos y cárnicos.
En la relación Colombia – Venezuela, generalmente
Colombia ha abastecido a Venezuela del faltante que a
ellos se les presenta en carne y en leche. Pero Venezuela
está creciendo su producción. Les está comprando
a terceros países, le compra una carne y una leche
muy barata a Suramérica. Puede darse que llegue
un momento en que Venezuela, por su producción
y sus importaciones de Suramérica, tenga excedentes,
y que Colombia siga teniendo excedentes. ¿Qué hacemos?
Nos ahogamos.
Por eso necesitamos terceros mercados como el de Estados
Unidos, para descongestionar productos en nuestro medio.
Venezuela dice que
puede haber problema con su industria petroquímica. De ninguna manera. La industria
petroquímica norteamericana no es capaz de competir
con la venezolana. Es que además Venezuela tiene
el recurso, Venezuela produce el petróleo. Antes
al contrario, la industria petroquímica de los
Estados Unidos funciona en muy buena parte con petróleo
de Venezuela. Porque Venezuela le vende un 80 por ciento
de su producción de petróleo a los Estados
Unidos. Es un tema bien importante de tenerlo en cuenta
en estos días de tanto debate político
sobre el TLC.
A mí me decía un paisano en Medellín,
me decía: hombre, ¿por qué Venezuela
protesta por el TLC si ellos le venden el 80 por ciento
del petróleo que producen a Estados Unidos?
Venezuela dice que
puede haber problemas de perforaciones, que Colombia
utilice productos norteamericanos para perforar
las fronteras de Venezuela. Las reglas de la Comunidad
Andina son muy claras en materia de reglas de origen.
Nosotros vemos que ese es un riesgo que se puede precaver.
Como aspiramos que al ser miembro Venezuela del pleno
derecho de MERCOSUR, tampoco nos perforen a nosotros
violando las reglas de origen. O sea que esos son temas
para manejar con muchísima tranquilidad.
Productos que se benefician. La industria colombiana
se beneficia. El sector agropecuario como un conjunto
se beneficia. Hay productos con riesgos, que nos tenemos
que preparar a subsidiar, a ayudarles. Tal el caso del
arroz, la avicultura. Pero es muy importante mirar con
las dudas de ustedes, producto por producto.
La pequeña empresa se beneficia. La negociación
en favor de la pequeña empresa fue muy, muy positiva.
Los temores que había sobre la cultura se disiparon.
Por ejemplo, las telenovelas de producción colombiana
en nuestro país siguen teniendo durante días
de la semana una participación del 70 por ciento
en los horarios triple A de la televisión.
En fin de semana
se reduce del 50 al 30, pero se compensa con una cosa
muy importante: si llegaren películas,
hablo ejemplificativamente, a través de nuevos
desarrollos tecnológicos, al país, con
nuestro mismo ejemplo, películas que nos envían
para verlas a través de la pantalla del teléfono
celular, Colombia preserva la prerrogativa de exigir
cuotas de producción de cine colombiano para esos
envíos de películas.
El tema de los medicamentos
no hay por qué preocuparse.
El tratado es claro, salvamos los genéricos. No
hay ninguna norma que prohíba los genéricos.
Se mantiene como hoy está. Los genéricos
se pueden producir y vender, cuando el medicamento madre
ha terminado el período de protección de
la patente. Eso es lo que hoy está, no se altera
en el TLC.
El TLC expresamente
preserva los derechos soberanos de cada uno de los
dos países para enfrentar los
temas de salud pública. Si en Colombia llegare
a haber un medicamento que es nuevo, norteamericano,
que esté en un período de protección
de la patente, y por un infortunio apareciese una epidemia,
y ese problema de salud pública fuere necesario
enfrentarlo con ese medicamento, el Estado queda autorizado
para levantar la protección, para autorizar la
producción del medicamento a terceros o para comprarlo
de otros países, sin tener que respetar el período
de protección, y así enfrentar el riesgo.
Todos estos son
temas de gran importancia. Es un menú que
yo quería proponerles, y entonces entremos a la
tercera parte: inquietudes, preguntas, comentarios, preocupaciones
de ustedes. Con el mayor gusto les ofrezco la palabra.
Muchas gracias.