VI
CONGRESO NACIONAL DE TRANSPORTE DE CARGA POR CARRETERA
Mayo 11 de 2006 (Santa Marta – Magdalena)
Compatriotas.
Quiero saludarlos
muy respetuosamente, agradecer la circunstancia de
que nos podamos reunir esta tarde y
agradecer las generosísimas palabras, que me abruman
muchísimo, del señor Gobernador (del Magdalena,
Trino Luna), del señor Alcalde (de Santa Marta,
José Francisco Zúñiga), y del presidente
ejecutivo de Asecarga (Asociación Nacional de
Empresas Transportadoras de Carga por Carretera), el
doctor Jairo Herrera Murillo.
Yo les decía en estos días a unos interlocutores
universitarios, tal vez ayer en Cali, en la Universidad
San Buenaventura, que la vida pública tiene una
característica: hay que hacer un gran esfuerzo
para conseguir un poquito de resultados. Y les recordaba
a ellos una insistencia de una de mis profesoras de administración
y de liderazgo. Su consejo es: no esperen grandes revoluciones,
ni mucho menos las esperen por milagro.
La vida del liderazgo
tiene que ser un proceso ininterrumpido para ganar
metas graduales y pequeñas, todos los
días una pequeña meta, y eso finalmente,
de manera imperceptible, va produciendo fenómenos
de transformación con los cuales no se contaba.
Las necesidades
de la vida colombiana son inmensas. Lo que se ha podido
hacer en este cuatrienio, que ya
va concluyendo, apreciados transportadores, es una demostración
de que las cosas son muy difíciles pero que, con
amor a Colombia, ahí se van poniendo las bases.
Si a mí me pusieran hoy a hacer un resumen de
lo que ha hecho el Gobierno, diría, con mucho
afecto: apenas alcanzamos a construir un poquito de cimientos
para una Nación segura y emprendedora.
Ustedes han sido
artífices fundamentales. Mañana
sentiré mucha emoción porque voy a recorrer
un tramo de la carretera donde hace cuatro años
empezamos la reconquista de la libertad. Voy a recorrer
el tramo de Fundación, Aracataca y Ciénaga.
El 8 de agosto de
2002, antes de las 6:00 de la mañana,
al día siguiente de inaugurado el Gobierno, llegamos
a Valledupar. Y en las calles de Valledupar, con sus
autoridades, su comunidad, los transportadores y la Fuerza
Pública, empezamos la tarea de recuperar estas
carreteras. Falta mucho.
Ustedes no saben
cuánto se perturba uno cuando
le dicen: quemaron otros dos buses en la carretera de
La Mansa a Quibdó o en la carretera de Pueblo
Rico a Quibdó. O todavía se sufre más
cuando llega la noticia de que un grupo terrorista incineró un
camión cerca de Pueblo Rico, Caquetá, que
en la cabina de ese camión estaba el señor
Urueña, nuestro compatriota, y fue asesinado,
incinerado, en esa cabina.
Pero con el heroísmo de la Fuerza Pública
y con la cooperación de todos los colombianos,
yo creo que este proceso se va convirtiendo en un activo
nacional, que despierta pertinencia y que los ciudadanos
no van a dejar que se pierda.
Es muy importante,
diría yo, que el activo más
importante que podemos cosechar, es que ahí empieza
a haber un sentido de pertenencia de las grandes mayorías
colombianas por lo que representa la Seguridad Democrática.
Haber ganado ese altísimo nivel de conciencia,
es un gran progreso.
Yo no voy a entrar
en detalles del TLC. Ustedes los conocen todos. Fue
un proceso de negociación que
duro 22 meses, donde el sector privado colombiano estuvo,
hombro a hombro, con el Gobierno, se ubicó en
lo que se llama la Puerta del Lado. Mientras en una oficina
discurrían las negociaciones, en la otra discurrían
las deliberaciones con nuestro sector privado, con nuestro
Congreso, con los grupos sociales.
Ustedes saben que
no es una panacea el TLC, pero es una oportunidad para
el progreso del país. En
un bellísimo discurso, el pasado lunes, al asumir
por segunda vez la Presidencia de Costa Rica, el Premio
Nobel Óscar Arias decía que él había
dado la batalla en su país por su TLC, que allá llaman
el Cafta, porque no quería dejar a los jóvenes
costarricenses aislados de los progresos de la economía
mundial.
Deberíamos simplemente hacer, podríamos
calcar, hacer una fotocopia de aquella frase. Es una
de las cosas que nos ha motivado a adelantar este proceso.
No el único. Casualmente estaba demorando de nuevo
la entrada acá porque me encontraba conversando
con la señora Canciller, el señor Vicepresidente
y el Presidente del Perú, quienes en este momento,
en la cumbre con Europa, en la ciudad de Viena, están
discutiendo cuándo vamos a lanzar oficialmente
las negociaciones con la Unión Europea.
Porque con la Unión
Europea tenemos lo mismo que hemos tenido con los Estados
Unidos: un sistema unilateral
de preferencias, que no es suficiente, porque los plazos
son cortos, no hay certeza sobre la continuidad, no se
incluyen todos los productos.
Cuando los analistas
miran qué ha pasado en Colombia
en el Atpdea dicen: ¿por qué no se ha aprovechado
suficientemente? Y la respuesta es: porque no se ha dado
toda la inversión requerida. Y no se ha dado toda
la inversión requerida porque los inversionistas
dicen: bueno, los Estados Unidos nos dieron el Atpdea,
pero eso no dura sino hasta el 31 de diciembre del 2006. ¿Y
de ahí para adelante qué? Entonces se mueren
de temor y no hacen inversiones.
Por eso ya un acceso
permanente al mercado de Estados Unidos como el TLC,
da garantías para que haya
un nivel más importante de inversión, que
es generación de empleo. De inversión que
es empleo con afiliación a la seguridad social.
De inversión que es camino para superar la pobreza.
Tenemos ahora que
hacerlo con Europa. Y ya estamos empezando las preliminares
de las negociaciones con algunos países
centroamericanos. Vemos ya unas negociaciones muy en
el camino con Costa Rica, con Guatemala, con Honduras
y con El Salvador. Qué bueno.
Es importante llamar
la atención de todos los
compatriotas sobre esa necesidad. A mí me angustiaría
mucho que después de que esos países centroamericanos
han hecho el acuerdo con Estados Unidos –ya ellos
lo tienen ratificado, nosotros hemos concluido la fase
inicial de negociaciones, estamos ahora en homologación
de textos, viene la aprobación de los congresos,
en nuestro país se requiere el visto bueno de
constitucionalidad de la honorable Corte Constitucional–,
una vez se perfeccione, me preocuparía mucho saber
que los centroamericanos tienen acuerdo con los Estados
Unidos, nosotros también, y que entre Centroamérica
y nosotros nos damos la espalda.
Y desde el punto
de vista práctico, eso sería
un frenón a exportaciones de Colombia a esos mercados
centroamericanos, porque sin tratado las nuestras seguirían
con arancel. En cambio podrían comprar de otros
países con los cuales ya tienen tratado, como
Estados Unidos, sin arancel.
Por eso, para aprovechar
ese mercado, crecer en Centroamérica,
intercambiar con ellos, es que también necesitamos
ese acuerdo.
Cosa distinta con
China. China es un referente muy importante para demostrar
que nosotros no tenemos intereses ideológicos
de comercio, sino que vemos el comercio como un camino
para expandir la económica y reducir la pobreza.
China es un referente
importante que nos demuestra que así como con otros países debemos hacer
acuerdos de comercio, con China deberíamos buscar
acuerdos de inversión.
Y es un referente
importante también que nos
da luces para que entendamos todos por qué las
diferencias entre las economías de la región,
llevan a unos como Colombia a reclamar más rápidamente
el acceso al mercado de Estados Unidos, que a otros.
Cuando uno ve el
Brasil y lo compara con Colombia, el Brasil no le exporta
a Estados Unidos si no el 19 por
ciento de sus exportaciones, nosotros más del
40. El mercado para nosotros de mayor crecimiento en
el largo plazo es Estados Unidos, no necesariamente para
el Brasil.
Nosotros le vendemos
escasamente 200 millones de dólares
al año a China. Brasil el año pasado le
vendió 6 mil millones de dólares, representados
en grandes cantidades de muchos productos, con liderazgo
de la soya, de la carne de ganado vacuno.
Mientras el Brasil
tiene 150 millones de cabezas de ganado vacuno, nosotros
tenemos 23 millones. Mientras
Brasil es el primer productor mundial de soya, nosotros
producimos soya marginalmente. Mientras ellos tienen
tanto que venderle a China, nosotros muy poco. Chile
tiene grandes cantidades de cobre, de otros minerales
para venderle a China, de níquel. Nosotros no.
Entonces ya ahí vamos mostrando cómo hay
que darle tratamiento diferente a cada economía.
Yo se lo decía hace dos años y medio al
Gobierno de Estados Unidos. Les decía: no insistan
en el ALCA, que eso polariza mucho el continente. Algún
día se llegará allá. Acepten negociar
con los países que, como Colombia, requieren velozmente
entrar a los mercados de Estados Unidos. Entiendan que
hay diferencias entre esas economías.
Venezuela produce
3 millones 200 mil barriles de petróleo
al día. Nosotros hoy estamos en 530 mil. Allá pueden
llegar a elevar la producción a 5 millones de
barriles al día. La nuestra ha estado amenazando
con decaer. Allá tienen reservas infinitas. Aquí unas
pocas reservas, que no les hemos podido incorporar todavía
mayores hallazgos.
Venezuela tiene 170 teras de gas como reservas probadas.
Nosotros tenemos un poquito menos de ocho.
Bolivia misma tiene 70. Bolivia con 7 millones 600 mil
habitantes tiene 70 teras probadas de reservas de gas.
Nosotros un poquito menos de ocho.
Salir a vender petróleo en el mercado internacional
no requiere acuerdos de comercio. Venezuela le vende,
sin acuerdo de comercio, el 80 por ciento de su petróleo
a los Estados Unidos.
Nosotros tenemos
que vender manufactura mediana, sumamente competida.
Unos productos agrícolas muy competidos
en el mundo. Eso exige acuerdos de comercio.
Y hemos venido haciendo
una pedagogía, que es
muy importante que ustedes me ayuden a transmitirla,
apreciados transportadores.
Lo que es bueno
para Colombia en el TLC, es bueno para los países andinos como Venezuela. Ustedes que,
por razón de su oficio, tienen tanta relación
con la Comunidad Andina, ayúdennos a multiplicar
esto.
Miren: cuando se
hizo el G-3, Colombia – Venezuela – México,
al interior de la Comunidad Andina hubo un gran debate
por temor a que ocurriría un fenómeno de
desviación de comercio de la Comunidad Andina
hacia México.
Los estudiosos del
comercio internacional hablan de desviación de comercio y de creación de
comercio. En el pronóstico negaban que ese G-3
fuera a crear comercio. Simplemente lo identificaban
como un factor de desviación de comercio. ¿Qué pasó finalmente?
Crecimos con México en nuestro comercio, y eso
jalonó más crecimiento al interior de la
Comunidad Andina. En lugar de darse el riesgo al cual
se le temía de que el comercio andino se desviara
hacia México, lo que hicimos con esa integración
con México, a la que todavía le falta,
fue jalonar más el comercio intra-andino.
Si ustedes miran
las cifras con Venezuela, son sorprendentes. Hace pocos
años, por ahí cuando empezaba
este Gobierno, nosotros apenas le comprábamos
a Venezuela 500 millones de dólares. El año
pasado le compramos 1.100. Y es posible que este año
le compremos 1.600 millones.
¿Qué es importante? Relacionar eso con
lo que ha pasado en nuestro comercio con Estados Unidos.
Ha sido justamente en estos últimos años,
en los cuales, en parte gracias al Atpdea, más
hemos crecido nuestras ventas a Estados Unidos, cuando
más hemos crecido nuestras compras a Venezuela.
En estos últimos años a tiempo que le hemos
vendido más a Estados Unidos, hemos duplicado
lo que le compramos a Venezuela.
No se puede entonces
negar los hechos de evidencia que la mayor capacidad
adquisitiva de los colombianos por
las ventas a los Estados Unidos, las mayores necesidades
de los colombianos para venderle a Estados Unidos, han
incentivado las compras de Colombia a Venezuela. Y eso
tiene que haber ayudado en la generación de empleo
en Venezuela. Eso también le tiene que ayudar
a la hermana Nación venezolana a generar recursos
para superar la pobreza.
Por eso tenemos
que seguir un diálogo muy paciente,
de argumentos, para demostrar que la Comunidad Andina
no se excluye con fenómenos como el TLC.
Venezuela dice que
le teme a la competencia que va a tener en Colombia
con petroquímica de los Estados
Unidos. Todo está estudiado que no. Que no hay
razón para temerle. Primero, la desgravación
que le concedemos a Estados Unidos en el tratado es gradual.
Y segundo, Venezuela es hoy, puede ser uno de los países
más competitivos del mundo en petroquímica,
porque ellos tienen el recurso del petróleo.
Entonces insistiremos
en todas partes sobre la bondad de este tratado no
sólo para Colombia sino para
nuestros socios andinos.
Dice Venezuela que
teme a la triangulación. Esto
es, que productos que Colombia le compre a Estados Unidos,
se desvíen hacia Venezuela y entren de Colombia
a Venezuela ilegalmente, siendo productos norteamericanos.
Nosotros también tendríamos que temerle
a la triangulación que se derive de la participación
de Venezuela como miembro de MERCOSUR: productos del
Brasil que entren a Venezuela en virtud de ese acuerdo
y que lleguen a Colombia irregularmente.
Pero para eso tenemos
las reglas de origen, que protegerán
a Venezuela de la entrada por triangulación de
productos norteamericanos, y a nosotros de la entrada
por triangulación de productos del Brasil.
Tengo confianza
que un diálogo paciente, argumentado
con toda la prudencia y con toda la persistencia, nos
debe llevar a superar estos impasses.
El TLC, apreciados
transportadores, empresarios de la carga, crea a mi
juicio un círculo virtuoso con
la infraestructura. ¿Por qué? Porque nos
fuerza a adelantar una agenda de infraestructura de competitividad,
y al mismo tiempo nos da posibilidades para financiarla
Enfrentados al TLC,
la empresa de grandes obras de infraestructura ya no
puede ser objeto de un simple discurso electoral.
Tiene que comenzarse a ejecutar. Pero la misma perspectiva
del TLC de generarle más ingresos a Colombia,
contribuye a crear un clima de confianza en la comunidad
financiera internacional para financiarnos esas obras.
Ese conjunto de
obras no se van a hacer de la noche a la mañana, ni las puede hacer un presidente,
ni un gobierno. Requerirán muchos presidentes,
muchos gobiernos. Pero el TLC obliga a empezarlas y a
hacer todos los esfuerzos para avanzar con ellas a buen
ritmo.
Las obras de infraestructura
a las cuales se acaban de referir nuestro Presidente
Ejecutivo y el señor
Gobernador del Magdalena, ya empiezan a ser hoy un reclamo
de todos los colombianos. Qué bueno.
Hace cuatro años a mí en esta tierra no
me reclamaban las dobles calzadas del Caribe. En el Valle
del Cauca había una angustia muy grande por la
quiebra de Emcali. La necesidad de tener un transporte
masivo para Cali. Pero no había un reclamo por
la doble calzada de Buenaventura.
El país se había acostumbrado a que el
Túnel de la Línea fuera un fracaso. Había
alguna protesta en Boyacá porque el contrato de
la vía de Briceño a Sogamoso era un contrato
de un tercer carril, pero no tenia eco en el resto del
país.
Casi que estábamos anestesiados para ver que
pasara el tiempo sin resolver el pleito de Commsa, y
mantener condenado a Bogotá a no tener una doble
calzada para llegar al río Magdalena por la autopista
Medellín-Bogotá .
Qué distinto hoy es el país. Los compromisos
frente a esas obras hoy no son especulaciones de cátedra
en facultades de ingeniería, ni pueden ser tampoco
discursos de campaña. Son imperativos nacionales.
Y el TLC ha encendido la llama de la conciencia nacional
sobre todas estas obras, apreciados compatriotas.
Y creo yo mucho
en ese círculo virtuoso. Cito
como ejemplo la Línea, túnel que ojalá lo
llamáramos el Túnel del Segundo centenario,
ese segundo centenario que la Patria, con la visión
de largo plazo, espera el 7 de agosto de 2019, que tiene
que ser todo este período hasta el 2019 de reflexión
sobre lo que ha sido nuestra historia, sobre nuestras
dificultades, posibilidades y sobre nuestros deberes
con las nuevas generaciones de colombianos.
Hace cuatro años, cuando empezaba el Gobierno,
con el señor Ministro de Transporte, hablábamos
de la necesidad de ese túnel, y le dije: empecémoslo
de alguna manera, no esperemos a tener toda la plata
junta, que si se espera a tener toda la plata junta nunca
va a estar y no se arranca la obra, empecemos por la
parte básica. Conseguimos ahí unos pesos
del presupuesto nacional, peleados con todas las agencias
del Estado, y ya yo creo que hoy supera los 3.300 metros, ¿Mauricio?
Pues llegue rapidito a 3 mil, porque me está haciendo
quedar mal.
Hace tres meses
se anunció una visita de los
banqueros del Banco del Japón. Me dijo el Ministro:
vienen los del Banco del Japón, del túnel
de La Línea. Le dije: Ministro, no los vaya a
sentar en su oficina a mostrarles un power point, se
aburren los tipos, bostezan, para esa gracia que no vengan,
mándeles un video.
Si van a venir,
móntelos en un helicóptero
y llévelos a La Línea. Y en efecto, los
japoneses, que son bien fríos, sonrieron, se emocionaron
allá. Y estamos ya en las vísperas de perfeccionar
ese empréstito, un empréstito a 40 años
de plazo, con una tasa de interés muy baja, que
si uno trae eso a valor presente y lo compara con un
crédito en condiciones ordinarias, este vale la
tercera parte de lo que vale un crédito de concesiones
ordinarias.
Por eso los bancos
internacionales lo califican como crédito concesional. Y dijeron los japoneses:
ahora sí vemos que Colombia tiene voluntad de
hacer estas obras. Esas obras empezadas, el país
con licitaciones, el país haciendo esfuerzos para
empezar todas estas obras, muestra voluntad de que las
va a hacer. Y el TLC fuerza esa voluntad.
Y dijeron los japoneses:
y vemos que la economía
colombiana está creciendo, que van acceder al
mercado de Estados Unidos, eso les mejora los ingresos
y las posibilidades de pagar estos empréstitos.
Entonces ahí se crea el círculo virtuoso:
el TLC obliga a hacer esas obras. Esas obras son un imperativo
para que el TLC tenga éxito. Pero el TLC a su
vez crea condiciones de confianza en nuestra economía,
que ayuda a que las financie. Mauricio.
Mauricio Ramírez, Director de INVIAS: En este
momento tenemos la tercera visita de los japoneses, tenemos
en este momento ocho, y esta visita tiene un mes y medio
de duración, ya lleva una semana, ya fueron al
Túnel de la Línea, los estamos llevando
a los túneles de Buenavista y al túnel
Fernando Gómez Martínez, vamos muy bien
en el proceso.
Presidente
de la República: Ya están viendo
túneles y no power point.
Director de
INVIAS: Están metidos en el túnel,
sí, señor Presidente.
Presidente
de la República: Quería hablarles
brevemente de combustibles. Ahí tenemos nuestro
dolor de cabeza, porque si bien no ha declinado la producción
de petróleo como se había estimado, de
todas maneras los 530 mil barriles que hoy producimos
son muy inferiores a los 800 mil que el país llegó a
producir.
Y no obstante que
ha aumentado muchísimo la inversión
en búsqueda de petróleo en Colombia, que
han confluido tres factores: la necesidad mundial de
petróleo, la confianza en la economía colombiana
y las medidas específicas que ha tomado el Gobierno
para estimular la inversión, una de las cuales
es lo que yo llamaría la operación avispa
en la búsqueda de petróleo, esto es, no
solamente buscar los grandes yacimientos, el interés
que hubo por encontrar el Caño Limón, a
Cusiana y a Cupiagua, sino una gran inversión
en busca de grandes y de pequeños yacimientos,
que ha incorporado, a través de mucho pozo pequeño,
pequeñas cantidades de reservas que sumadas son
significativas.
No obstante todos
esos esfuerzos, todavía no
hay hallazgos grandes, y las pequeñas porciones
encontradas todavía no suman grandes cantidades.
Lo que a mí me genera confianza es el volcamiento
de la inversión internacional a buscar petróleo
y a buscar gas en Colombia.
Aquí, por ejemplo, en frente de Santa Marta tenemos
cuatro millones de hectáreas, a una concesión
integrada por Petrobras, ¿cuál es la entidad
internacional, la que está aquí? La Exxon-Mobil
y Ecopetrol.
En el Caribe sur
de la Patria ya tenemos también
otro prospecto de concesión muy grande, estamos
buscando, ya se están dando los primeros pasos
para concesionar nuestro mar que circunda el archipiélago
de San Andrés y Providencia, y para empezar a
buscar en el Pacífico.
Los informes que
hemos recibido de esta concesión
Tayrona en frente de Santa Marta, son preliminares pero
a halagüeños, ojalá, ojalá.
Ese volcamiento
de la inversión internacional
a buscar combustibles en Colombia, nos genera optimismo.
En carbón hemos crecido mucho y hay grandes posibilidades.
Ya lo decía el señor Gobernador, seguramente
ustedes lo han hablado con el Ministro. Las decisiones
tomadas en ferrocarril, en puertos, etcétera,
van a permitir que el país pase de exportar 52
- 55 millones de toneladas, a exportar 110 millones de
toneladas. Eso es grande, yo creo que se convierte en
un factor muy estimulante del transporte de carga.
Se requieren carreteras.
Por ejemplo, los carboneros de la Sabana cundiboyacense,
donde el país tiene
esos mantos de carbón coquizable tan importante.
Acaban de venderle
un millón de toneladas al
Brasil, pero el Brasil consume 36 millones al año.
Y la Sabana cundiboyacense se les pudiera proveer si
tuviéramos infraestructura. Ahí se pone
de presente la necesidad de terminar de pavimentar la
carretera del Carare, de avanzar en esa carretera de
Chiquinquirá, abajo a Puerto Boyacá, de
tener más puertos en el río Magdalena,
más oferta de carga fluvial, y los puertos de
intercambio con el transporte marítimo.
En los combustibles
alternativos el país tiene
muchas posibilidades. Gracias a una exención tributaria,
en este Gobierno se instalaron ya los primeros 20 mil
kilovatios de energía eólica en La Guajira.
La sola Guajira en brisa, podría producir, calculan,
entre 4 y 5 millones de kilovatios de energía,
en un país que hoy genera 13 millones.
Y mi gran fe está en los combustibles biológicos.
Hace cuatro años me decían los empresarios
del Valle del Cauca que no iba a ver quién produjera
alcohol carburante en Colombia. Hoy estamos produciendo,
gracias al marco tributario que creamos, millón
50 mil litros.
Ya vamos a tener
los primeros experimentos, ya estamos en ellos, para
producir alcohol carburante de yuca en
los Llanos Orientales y allí en el Cesar.
En Boyacá hay entusiasmo con la producción
de alcohol carburante a partir de remolacha. Y rápidamente
el país va a tener la primera planta de producción
de biodiesel a partir de aceita de palma.
La producción de combustibles biológicos
es una necesidad mundial y una gran posibilidad colombiana.
Y el país tiene importantísimas posibilidades
en ello, para atender el mercado interno, para sustituir
combustibles fósiles y para exportar.
Si hoy tuviéramos excedentes exportables, los
Estados Unidos nos estarías comprando lo que fuéramos
capaces de enviar allá.
Ahí veo yo
un gran futuro para el medio ambiente, para tener alternativas
para el empleo, para el transporte
de carga y para las exportaciones.
Quería anunciarles a ustedes que antes del 7
de agosto, cuando termina este Gobierno, el país
tenga definida la nueva política de motores de
vehículos. Creo que el paso del Brasil es ejemplar:
tener esos vehículos que pueden trabajar o con
alcohol o con gasolina. Los fuel oil que llaman allá.
Me parece que esa
política nuestra, entre todos
los elementos que defina, debe decirnos a partir de qué fecha
los motores que entren a Colombia deben ser motores que
trabajen con una fuente o con la otra. Y debe decirnos
también qué adaptación deben tener
los motores viejos para poderse adecuar a esas nuevas
mezclas de combustibles. Eso lo vería yo muy promisorio
para el país.
Finalmente me parece
de gran importancia trabajar con ustedes y con todos
los eslabones del transporte de carga,
sobre el tema de reposición y mejoramiento de
equipos, y sobre este tema que les acabo de mencionar:
sobre la nueva era de motores en Colombia.
Yo quiero agradecer
inmensamente el esfuerzo que ustedes hacen todos los
días por esta Patria.
Antes de entrar
a esta reunión me daban dos buenas
noticias: el estimativo que ha hecho Planeación
Nacional del crecimiento económico en el primer
trimestre de la economía, en el primer trimestre
del año, es del 5,33. Y hoy salió la nueva
clasificación de competitividad internacional:
Colombia pasó del puesto 47 al puesto 40. En el último
año ganamos siete puestos en la escala internacional
de competitividad.
No estamos en el
paraíso pero esta Nación
tiene grandes posibilidades. Creo que hay muy poquitos
países que puedan mostrar una asamblea de transportadores
de carga tan comprometida con la Nación entera,
como la asamblea que ustedes constituyen con este auditorio.
Quiero responderles
algunas preguntas, algunos comentarios, antes de reunirme
con los alcaldes del Magdalena, de
La Guajira y del Cesar. E invitarlos a que sigan trabajando
con ese entusiasmo para que hagamos de Colombia una Nación
segura y emprendedora. Con el mayor gusto los escucho.
Muchas gracias.