CONVERSATORIO SOBRE EL
TRATADO DE LIBRE COMERCIO
CON ESTADOS UNIDOS
Organizado por la Universidad San Buenaventura
Mayo 10 de 2006 (Cali – Valle
del Cauca)
Compatriotas:
Me honra muchísimo regresar de nuevo a esta gran
universidad. Como lo ha dicho el decano, son ya varias
las oportunidades que he tenido de compartir aquí con
ustedes. Hoy sobre un tema de gran trascendencia: el
TLC. Una buena oportunidad para Colombia, sin que sea
una panacea.
El lunes se posesionó por segunda vez como Presidente
de Costa Rica, el doctor Óscar Arias. Y pronunció un
discurso muy importante sobre la necesidad, la responsabilidad
que tienen los dirigentes y los pueblos de no permitir
que las nuevas generaciones se aíslen de las corrientes
modernas y dinámicas de la economía mundial.
Decía él que no podía dejar a los
jóvenes costarricenses encerrados en peleas parroquiales,
de espaldas a la gran evolución del mundo, que él
no los podía privar de esa oportunidad.
Les recomiendo a
los profesores y a los estudiantes mirar ese discurso
que seguramente lo tiene la Presidencia
de Costa Rica en su página de internet. Les voy
a plantear un menú temático, para que enseguida
sean las inquietudes, las preguntas, las preocupaciones
de ustedes las que nos conduzcan sobre este tema del
TLC.
Primero, antecedentes.
En 1935 el gobierno del presidente López Pumarejo firmó un acuerdo con los
Estados Unidos, que se frustró rápidamente
porque sobrevino la guerra y esos acuerdos no pudieron
desarrollarse.
Después hubo intentos de carteras ministeriales,
no propósitos de gobierno, de avanzar hacia ese
acuerdo. Nosotros nos propusimos fue una voluntad de
gobierno. Posteriormente vino el Atpa, ese sistema unilateral
de preferencias que los Estados Unidos otorgó a
los países de la Comunidad Andina, que venció hace
cuatro años, fue sustituido por el Atpdea.
Correspondió al Gobierno que presido, primero
en la transición entre la elección presidencial
y la iniciación formal de labores el 7 de agosto
y después durante los primeros meses del ejercicio,
trabajar muchísimo para que el Atpdea sustituyera
el Atpa y para que los Estados Unidos, una vez aprobó el
Atpdea, lo implementara, lo pusiera en vigencia.
Es importante saber,
apreciados estudiantes, directivos y profesores, que
el Gobierno encontró desde hace
cuatro años, primero, muchísimas dificultades
para aprobar el Atpdea, y segundo, muy pocas posibilidades
de que vencido nuevamente en el 2006, como en efecto
vence el 31 de diciembre de este año, haya una
nueva extensión, una nueva prórroga.
En efecto, recuerdo
en mis conversaciones con el gobierno de El Salvador.
Les pregunté: si ustedes tienen
ese acceso preferencial al mercado de Estados Unidos
hasta el 2009, ¿por qué están negociando
un tratado de comercio, que ya El Salvador concluyó la
negociación? Y me contestaron que porque no veían
posibilidades de una extensión de ese acuerdo
con los Estados Unidos, y que se querían anticipar
con la negociación.
En República Dominicana un acuerdo semejante
vence en el 2007. Por la misma razón de no advertir
posibilidades de renovación, República
Dominicana tomó la decisión de firmar un
tratado de libre comercio.
Nosotros estamos
enfrentados a la circunstancia de que el 31 de diciembre
de este año vence el Atpdea.
Por eso el Gobierno
ha venido desde hace cuatro años,
con suma preocupación ante la convicción
de que no es posible renovarlo, buscando el tratado de
comercio con los Estados Unidos, que nos permita acceder
a ese mercado, que nos permita seguir exportando a ese
mercado y que nos permita acceder, no de manera transitoria
por unos pocos años, sino de manera permanente.
Es importante también mirar otros dos problemas
de la Atpdea. Ya vimos uno: las dificultades para renovarlo.
Otros dos: no genera confianza para que haya suficiente
inversión y no incluye la posibilidad de exportar
todo lo que puede exportar Colombia.
Por ejemplo: ¿por qué no genera inversión? ¿Por
qué no genera confianza inversionista? Porque
los inversionistas se hacen la reflexión de que
esas preferencias unilaterales son de corto plazo, no
hay seguridad en su extensión y no hay la certeza
de que se pueda acceder al mercado del país que
las concede, en este caso los Estados Unidos, más
allá del período de esas preferencias.
Entonces los economistas
suelen decir: Colombia no ha aprovechado suficientemente
la Atpdea. Es cierto. Pero
también aparece una explicación: no lo
ha aprovechado suficientemente por que no hay inversión.
Y los inversionistas dicen: no hemos hecho inversión
porque nos da temor invertir para instalar unas plantas
aquí, cuando solamente tenemos asegurado el acceso
al mercado de Estados Unidos durante cuatro años.
Entonces hay un
circulo vicioso entre la falta de aprovechamiento de
esas oportunidades como la del Atpdea y la falta de
inversión. No se aprovechan suficientemente por
falta de inversión. Y hay falta de inversión
porque los inversionistas temen, ante la circunstancia
de que esas son concesiones muy cortas en el tiempo,
concesiones precarias.
Y el otro problema
es que no todos los productos que podemos exportar
los incluye la Atpdea. Para citar ejemplos,
el tema de la leche y de la carne, que lo incluye el
TLC, no está autorizado en el Atpdea. Y ahí el
país tiene futuro, inmenso futuro, para exportar
al mercado de Estados Unidos, siempre y cuando superemos
problemas como el problema de aftosa.
Es importante en
este menú recordar que no fue
fácil la negociación con los Estados Unidos.
Ni antes de la negociación fue fácil convencer
al Gobierno de los Estados unidos que debía celebrar
un TLC con Colombia.
Los Estados Unidos
estaban empeñados en el Alca.
Nosotros le propusimos a su Gobierno que debían
revisar ese empeño, porque ese empeño estaba
causando mucha polarización en la región,
y que era necesario buscar la alternativa de acuerdos
bilaterales con países como el nuestro, ojalá con
la Comunidad Andina.
Que no trataran
de imponer una fórmula, la misma,
a la región. Porque había que reconocer
que aquí hay economías diferentes, que
aquí hay también intereses políticos
diferentes.
Miren: el Brasil
y Colombia. Brasil solamente le exporta a los Estados
Unidos el 19 por ciento del total de sus
exportaciones. El mercado para el Brasil que más
crece no es el de Estados Unidos. En cambio nosotros
no le exportamos el 19 sino por encima del 40. Y el mercado
para nosotros más dinámico en los últimos
tiempos ha sido el mercado norteamericano.
Brasil tiene otros
mercados más dinámicos
como los asiáticos. Solamente a China el Brasil
le exportó 6 mil millones de dólares el
año pasado, básicamente en soya y en carne.
Colombia no tiene las producciones ni las posibilidades
de competitividad en soya que tiene Brasil para exportarle
a China. Y mientras el hato ganadero de Brasil es de
150 millones de cabezas, el hato ganadero de Colombia
es de 23 millones de cabezas.
Entonces uno tiene
que empezar a comprender que hay diferencias, muy profundas,
entre las economías,
especialmente en su oferta exportable. Que esas diferencias
también determinan intereses políticos,
que esos intereses políticos hacen que unos países
tengan más afán de ingresar al mercado
de Estados Unidos a través de tratados, que otros.
En síntesis nosotros dijimos: mire, vemos lejos
el ALCA. Colombia está para ver el vencimiento
de la Atpdea. Requerimos un TLC con los Estados Unidos.
Y nos pareció que desde el punto de vista político,
era tan importante respetar el interés y la decisión
de los países que no quieren entrar al TLC, como
pedirles a esos países que respetaran nuestra
decisión de entrar a ese tratado con los Estados
Unidos.
Y aparece la etapa
de negociación. Fue difícil
convencer a los Estados Unidos que negociara, y los 22
meses de negociación fueron muy difíciles,
pues prácticamente todavía hoy están
el Ministro de Agricultura y el Jefe del Equipo Negociador
en Washington, tratando de armonizar los textos que se
tienen que publicar en inglés y en español.
Todavía ha habido diferencias sobre esos textos,
que ellos están procurando superar en estas nuevas
reuniones en los Estados Unidos.
Importante tener
en cuenta en este menú el tema
suramericano – centroamericano.
Hace cuatro años, cuando empezaba el Gobierno
y nosotros hacíamos las primeras comunicaciones
a la opinión publica sobre la voluntad de negociar
el TLC con Estados Unidos, muchos compatriotas decían:
hay que negociar con Suramérica. Pues ya lo hicimos.
Este Gobierno impulsó muy eficazmente el acuerdo
de la Comunidad Andina y MERCOSUR.
Ese acuerdo está ratificado por los congresos
y en Colombia se encuentra para revisión de la
Corte Constitucional, pero ya vigente, en plena vigencia.
Además Colombia hace parte hoy de la Unión
Suramericana y Colombia ha ingresado al Plan Panamá – Puebla,
un magnífico Plan de integración de infraestructura,
de esfuerzos comunes en muchos campos de los países
centroamericanos. Lo que nos permitirá ser un
gran articulador entre las acciones suramericanas y las
acciones de la visión centroamericana y de Mesoamérica.
El requisito de
que había que integrarnos con
Suramérica, es un requisito allanado, es un requisito
cumplido.
Surge otra pregunta
muy importante: ¿Colombia
se estancará en el TLC? Yo pienso que no, yo pienso
que necesitamos otros tratados.
Europa. Con Europa
tenemos lo mismo que hemos tenido con Estados Unidos,
un sistema unilateral de preferencias.
Más extenso en Europa, pero también sin
posibilidades de renovación.
Este Gobierno tuvo
una renovación de 10 años
de las preferencias unilaterales otorgadas por Europa.
Ya estamos para terminar el primer año. Nueve
años pasan en nada. En estos años hay que
negociar, deberíamos negociar el tratado entre
la Comunidad Andina y Europa. Ojalá la Comunidad
Andina.
Centroamérica. Centroamérica tiene ya
un tratado con los Estados Unidos. Nosotros lo tenemos
cerrado. Ahora toca que los congresos lo aprueben. En
Colombia, adicionalmente, se requiere la revisión
de la Corte Constitucional.
Pues bien, en el
momento en que nosotros ya tengamos ese tratado con
los Estados Unidos, ¿qué se
dará? Centroamérica con tratado con los
Estados Unidos, nosotros también. Y corremos el
riesgo de que Centroamérica les compre sin arancel
a los países con los cuales tiene tratado, y no
a nosotros.
El mercado centroamericano
es un mercado promisorio para Colombia, un mercado
en crecimiento, muy importante.
Pero nosotros tenemos que pagar aranceles allí.
Y los países que negocian con Centroamérica
van a tener el beneficio de que sus productos van a entrar
a Centroamérica sin pagar aranceles.
Yo creo de la mayor
urgencia hacer el tratado con Centroamérica.
Yo veo ya muy buena voluntad política en varios
de los países centroamericanos para adelantar
ese tratado con Colombia.
China. Con China
mi visión es que antes que un
tratado común y corriente de comercio, debemos
buscar un tratado de inversión. ¿Por qué?
Porque cuando uno mira la economía brasilera versus
la China o la economía chilena versus la China,
encuentra que Brasil le puede vender muchísima
soya, muchísima carne a China. Chile le puede
vender mucho níquel, mucho cobre. Colombia no.
Colombia tiene una
manufactura mediana, la misma que produce China, pero
China hoy avanzando más rápidamente
en la escalera tecnológica. China hoy con unos
costos infinitamente más reducidos que los colombianos.
Entonces con China
no encontramos la posibilidad de ofrecerle unos productos
de exportación que sean
ampliamente recibidos en su mercado. En cambio el mercado
de Estados Unidos lo hemos tenido probado. Nosotros hemos
venido creciendo año tras año, de manera
muy importante, nuestra presencia exportadora en el mercado
de los Estados Unidos.
Y han aparecido
dificultades en la Comunidad Andina. Lo primero que
quiero decirles es que para Colombia es
muy importante la Comunidad Andina y el acceso a terceros
países.
Lo segundo que quiero
decirles es que la Comunidad Andina, a principios de
los años 90, declaró que
era una comunidad regional abierta al mundo.
Por eso Bolivia,
miembro de la Comunidad Andina, se hizo miembro observador
de MERCOSUR. Y ahora que han
aparecido algunas disputas con Bolivia, que yo las veo
superables, Colombia ha dicho que el TLC no le debe hacer
ningún daño en Colombia a la soya proveniente
de Bolivia.
Pero si llegare
a presentarse alguna dificultad, Colombia estaría dispuesta a estudiar una compensación
al interior de la Comunidad Andina, a buscar cómo
absorber esa soya boliviana.
Sin embargo, nunca
le hemos hecho reclamos a Bolivia porque esa nación, desde principios de los años
90, ingresó como miembro observador a MERCOSUR.
Y mucho producto que Bolivia le compra a MERCOSUR bien
podría comprárselo a Colombia, y nosotros
jamás hemos protestado.
Y eso tiene un costo.
Hoy la balanza comercial, bilateral, Colombia –Bolivia, es altamente deficitaria para
nosotros. Nosotros le compramos a Bolivia más
o menos 170 millones de dólares al año.
Y no le vendemos sino 30 ó 40 millones de dólares
al año.
Si Bolivia nos comprara
a nosotros lo que le compra a MERCOSUR, seguramente
nos compraría mucho más
que esos 30 ó 40 millones de dólares.
Pero nosotros hemos
respetado el principio de que la Comunidad Andina no
puede prohibirnos negociar con terceros
países.
Por ejemplo, el
caso de la hermana República
Bolivariana de Venezuela. Ellos tienen un producto que
es el petróleo, le venden el 80 por ciento de
su producción a los Estados Unidos. Y es un producto
que hoy no necesita tratados de comercio para venderlo.
Se ofrece petróleo y el mundo lo arrebata.
Y además creemos que el TLC nuestro ningún
daño le va a hacer a Venezuela. Y lo digo sobre
varias bases.
Una base: en los últimos años nosotros
hemos aumentado nuestras exportaciones a Estados Unidos
y hemos crecido muchísimo nuestras compras a Venezuela.
Miren: hace poco solamente le comprábamos a Venezuela
500 millones de dólares. El año pasado
le compramos 1.100 millones de dólares. Y creo
que este año le vamos a comprar alrededor de 1.600
millones de dólares.
Ha habido un crecimiento proporcional entre nuestras
mayores exportaciones a los Estados Unidos y nuestras
mayores compras a Venezuela.
Eso a mi juicio
prueba que la economía colombiana
mejora su capacidad adquisitiva en cuanto más
le venda a los Estados Unidos. Y esa capacidad adquisitiva
incrementada nuestra, nos permite comprarles más
a países como Venezuela.
Venezuela se preocupa
por la petroquímica. La
verdad es que esa preocupación se debería
disipar totalmente. Venezuela es productor de petróleo,
tiene una gran industria petroquímica. Para la
industria petroquímica norteamericana, Venezuela
es un gran proveedor de su materia prima, que es el petróleo.
Nosotros no vemos por qué Venezuela le tema a
competir en el mercado colombiano con petroquímica
proveniente de Estados Unidos.
Habla Venezuela
de la triangulación. Esto es,
que por territorio colombiano entren a Venezuela productos
que vienen de Estados Unidos. En la Comunidad Andina
tenemos unos reglamentos de reglas de origen, bastante
bien confeccionados, que hay que respetarlos.
Colombia reitera
toda su voluntad de respetar esos reglamentos, pero
Colombia no protesta porque Venezuela entre a MERCOSUR.
Y entonces podría darse el mismo peligro de la
triangulación: que los productos del Brasil, para
seguir con el Brasil, que entren a Venezuela por la participación
de Venezuela como miembro de pleno derecho de MERCOSUR,
esos productos se triangulen hacia Colombia.
¿Por qué disipamos
el temor? Porque creemos en la buena fe de todos para
aplicar las reglas de origen.
Hay temas bien importantes.
Pequeña empresa,
se beneficia. La pequeña empresa entró con
preocupación a negociar el tratado. Salieron ampliamente
satisfechos.
La cultura está totalmente
protegida, el medio ambiente, el tema de medicamentos.
Déjenme decir a ustedes que las dudas que había
sobre medicamentos están totalmente superadas.
Nosotros hemos salvado en el tratado, para no hablarles
en extenso del tema de medicamentos, del tema de medicina,
voy a hablarles apenas de dos puntos. Voy a hablarles
que hemos salvado en el tratado los genéricos
y hemos salvado las potestades discrecionales del Estado
colombiano para enfrentar temas de salud pública.
Me tocó, como ponente de la Ley 100, escribir,
con Juan Luis Londoño, que en paz descanse, el
artículo que autoriza la venta en Colombia de
medicamentos genéricos.
Los medicamentos
genéricos representan hoy más
o menos el 60 por ciento de los medicamentos que se venden
en Colombia, y se han constituido en un factor de regulación
de precios, en un factor de contención de la tendencia
alcista en precios de medicamentos en Colombia. El TLC
no los afecta.
Se pueden ofrecer
medicamentos genéricos en el
mercado, en las condiciones en las cuales hoy se hace.
Hay que permitir
que un producto nuevo, que esté todavía
en periodo de protección de la patente, termine
ese período de protección de la patente.
Mientras está en período de protección,
no hay autorización para producir genéricos.
Pero cuando ya ha terminado la protección, como
hoy existe, se pueden producir genéricos.
Esto no lo varía
el TLC. Es un tema muy sensible para la sociedad colombiana
y quiero comprometerme en
frente de ustedes con este punto, que es muy importante.
También el tema de la salud pública. Allí el
Estado preserva sus potestades discrecionales para enfrentar
calamidades de salud pública.
Veamos un caso crítico: se ha descubierto un
medicamento, una nueva sustancia, está en período
de protección, resulta que aparece una epidemia,
una situación grave de salud pública y
ocurre que el medicamento para enfrentar una epidemia
es el que está en período de protección. ¿Por
qué el tratado excepciona la protección
cuando se tiene que enfrentar casos de salud pública?
Porque en este ejemplo el Estado colombiano queda autorizado
o para suspender el período de protección
o para comprarle a un tercero o para producir el medicamento.
Es bien importante mirar esto.
También es de la mayor importancia aseverar,
afirmar en frente de ustedes, que el tratado en nada
afecta los recursos ambientales del país. No los
toca. Incluso al contrario, es la primera vez que Estados
Unidos acepta en un tratado bilateral mencionar en una
declaración de respeto frente al otro país
el tema ambiental.
Una prueba de ello:
Colombia no asumió obligaciones
para patentar nuevas plantas. Yo creo que esa es una
gran prueba, una prueba contundente de que el tratado
en nada afecta nuestros recursos ambientales.
Hay productos agropecuarios
sensibles, que tenemos que encontrar sistemas de protección. Me voy a referir
a dos: el arroz, y me voy a referir también a
los pollos.
El arroz tiene problemas
hoy, por Ecuador y Venezuela, que son Comunidad Andina,
y en 14 - 19 años podría
tener problemas en los Estados Unidos.
¿Por qué hoy? Porque Venezuela, entre
la producción interna y lo que compra a terceros
países, es autosuficiente, más que eso,
excedentaria. Nos manda arroz muy barato, que compite
con el arroz de nuestros productores.
En Ecuador también
es excedentario, y viene a Colombia un arroz ecuatoriano
muy barato. El venezolano
y el ecuatoriano nos inundan el mercado, nos deprimen
el precio. Pero es Comunidad Andina.
Ese es un producto
que infortunadamente no tiene la manera de que descongestionemos
su mercado enviándolo
a terceros países.
¿Por qué digo que podemos tener problemas
con los Estados Unidos en 14 - 19 años? Porque
en efecto los Estados Unidos subsidia el arroz, y el
arroz subsidiado norteamericano es muy barato.
¿Pero por qué el problema se puede dar
apenas dentro de 14 - 19 años? Porque el período
de desgravación termina en el año 19, a
partir de la iniciación de la vigencia del tratado.
O sea que eso se va desgravando paulatinamente.
¿Y por qué anticipo que puede haber un
problema en el año 14? Porque el arancel que hoy
tenemos, que es del 80 por ciento, empieza a bajar paulatinamente.
Y en las condiciones de precios de hoy, de subsidios
de hoy, en las condiciones de tasa de cambio de hoy,
en el año 14, cuando hayamos pasado de un arancel
del 80 a un arancel del 30, el arroz subsidiado de los
Estados Unidos puede constituirse en una competencia
delicada al arroz producido por Colombia.
Por eso tenemos que salir con la ley Agro: Ingreso Seguro,
para apoyar a los arroceros.
La idea del Gobierno
es no solamente apoyarlos dentro de 14 ó 19 años, si llegare a presentarse
el problema con los Estados Unidos, sino apoyarlos desde
ya por los problemas que año tras año deben
enfrentar con el arroz que proviene de Venezuela y con
el arroz que proviene de Ecuador.
En el caso de los
pollos, este producto está enfrentado
hoy a un gran temor de consumo en el mundo entero por
la agripa aviar.
Ha sido una industria
muy dinámica en Colombia,
muy generadora de empleo, ha registrado altos índices
de crecimiento en los últimos años. Pues
bien, el tratado da un plazo de 18 años para la
desgravación. En el año 9 a partir del
tratado, se puede revisar el proceso.
Cualquier importación que se haga durante esos
18 años, tiene que ser una importación
donde participen avicultores colombianos y norteamericanos.
Yo hasta ahí no le tengo temor. Le tengo temor
a lo siguiente, frente a lo cual también estamos
estudiando medidas. Hoy, por el temor de los ciudadanos
a consumir pollo, se ha rebajado mucho el precio del
pollo en el mercado mundial.
Entonces los Estados
Unidos ofrece un pollo muy barato, y ese pollo sazonado
es un pollo que podría entrar
muy barato a Colombia y hacerle competencia a nuestra
industria avícola.
Por eso en la ley
Agro: Ingreso Seguro tenemos que manejar este tipo
de circunstancias y buscarle a esas industrias
protección.
El tratado ayuda
mucho a los consumidores. A mí me
preguntan: ¿se va a rebajar el precio del trigo,
del pan, ahora que se va a importar trigo sin arancel?
Yo diría: ojalá, ojalá uno pudiera
ver el pan en las panaderías más barato.
En efecto, los panaderos se van a ahorrar el arancel
que representa el 20 por ciento. Pero yo no quiero ser
tan optimista en la expresión, en lo que digo.
No. De aquello que sí estoy seguro es que el tratado
ayuda a que haya menos presiones inflacionarias.
Yo creo que el tratado
en beneficio de los consumidores, se va a constituir
en un factor de contención
de inflación.
Volviendo a los
productos sensibles, yo me he encontrado entre dos
extremos. Un extremo me decía: Presidente, ¿cómo
van a negociar el TLC, no ve ahí el problema para
el arroz? Y el otro extremo que me ha dicho: deje morir
el arroz. Las economías tienen que dejar morir
aquellos productos en los cuales no pueden ser ampliamente
competitivas.
La respuesta del Gobierno ha sido ni lo uno ni lo otro:
ni abstenernos de firmar el TLC, ni dejar morir el arroz.
Entonces firmar el TLC, con unas condiciones para el
tema de arroz, y buscar al mismo tiempo la ley Agro:
Ingreso Seguro.
Algunos economistas
han traído el caso de la
República de Irlanda, en donde, cuando abrieron
esa economía, dejaron morir sectores en los cuales
no eran competitivos. Entonces me invocan ese ejemplo
para decirme que dejemos morir el arroz y otros productos.
¿Por qué he dado una respuesta negativa?
porque son incomparables. Aquella es una economía
de 3 millones y medio, creo que no sube a los 4 millones
de habitantes. Un país muy pequeño, sumamente
rico, que tiene hoy un ingreso per cápita de 41
mil dólares. Yo estaría muy optimista si
ya el ingreso per cápita nuestro estuviera en
unos 2.400 dólares. Y dejar morir un producto
en Irlanda no es problema. Aquí sí. Este
un país muy grande. Acabar 350 mil hectáreas
de arroz, es muy difícil reemplazarlas. Se nos
crea un problema social grande.
Y pienso en otro
tema: ¿qué tal que mañana
o pasado mañana ya no nos llegue arroz barato
de Ecuador, de Venezuela, y que en el futuro no nos llegue
de Estados Unidos? Que es posible. En lo que se llama
la Ronda de Doha, que es una etapa de negociación
en el Acuerdo Mundial de Comercio, en su última
reunión, que fue en Hong Kong en diciembre, en
noviembre, los países industrializados se comprometieron
a desmontar los subsidios a las exportaciones agrícolas
para el año 2013.
Y yo creo que la
siguiente presión en la Ronda
de Doha va a ser para que ellos asuman un compromiso
para desmontar subsidios a la producción. ¿Qué tal
que los Estados Unidos deje de subsidiar la producción
de arroz? Sin subsidios ese arroz de allá es mucho
más caro que el de acá. ¿Que ya
no pueda tener Colombia la esperanza de comprar arroz
barato en Estados Unidos y que hayamos acabado con la
producción acá? Tendríamos un grave
riesgo de seguridad alimentaria. Por eso creo yo que
hay que proteger este tipo de productos.
Y ustedes me preguntarán otros productos: la
caña, el azúcar. El azúcar le va
muy bien en el Tratado de Libre Comercio. Colombia exportaba
25 mil toneladas. El Tratado da una cuota adicional de
50 mil toneladas, o sea que pasamos de 25 mil a 75 mil
toneladas. Y la cuota de exportación de azúcar
a los Estados Unidos que puede crecer al 1 y medio al
año. Pero lo más importante para la caña
no es lo del azúcar. Es que desde ya, si tuviéramos
excedentes exportables, podríamos estar enviando
etanol a los Estados Unidos.
Si ustedes me preguntaran,
apreciados estudiantes y docentes, productos en los
cuales Colombia vaya a tener
mucho futuro, hemos estado pendientes de una lista de
cien productos que están refinando los gremios
de la producción. Será muy importante que
el país los estudie.
Yo particularmente
creo mucho en los combustibles biológicos,
en esos combustibles alternativos. Con la crisis del
petróleo, la perspectiva del agotamiento del petróleo,
las crecientes dificultades para utilizar petróleo
y derivados por temas ambientales, su precio va a llevar
al mundo a una gran carrera de búsqueda de combustibles
alternativos, y allí Colombia tiene mucho futuro.
Nosotros podemos
producir alcohol carburante de muchas fuentes. Empecemos
por la caña, sigamos por la
yuca. Ayer me hablaban en Medellín que ya en Urabá están
estudiando producir alcohol carburante a partir de una
harina de desecho de banano, etcétera.
También estaba hablando en Boyacá de producir
alcohol carburante a partir de remolacha. Y el Ministro
de Minas, su coterráneo, también acaba
de definir el marco regulatorio para que Colombia empiece
a producir otro biocombustible: el biodiesel, que Colombia
puede producirlo ahora de palma africana.
Yo creo que nos
faltan esfuerzos para llegar rápidamente
a producirlo de higuerilla. En este país la higuerilla
es rastrojo. Y uno ya ve muchos países en proyectos
muy serios de siembra industrial para producir biodiesel.
En esos combustibles tenemos mucho futuro, los podemos
exportar a Estados Unidos desde el día cero sin
arancel. Y así sucesivamente.
Miren, en azúcar hay algo importante que nos
da luces sobre lo que puede pasar con el arroz y otros
productos. Hay muchas razones hoy por las cuales el azúcar
está tan caro en el mercado internacional. Y hace
un año estaba baratísimo. Una razón
es que el mundo vio que allí hay la gran posibilidad
del alcohol carburante y se oye hoy en muchas partes,
se advierte un gran frenesí para producir alcohol
carburante. Lo otro es que Europa ha desmontado el subsidio
a la producción de azúcar. Entonces ese
azúcar europeo sin subsidio, es un azúcar
mucho más caro en el mercado internacional.
Por eso tenemos
qué pensar lo que puede pasar
con un producto como el arroz en el futuro.
Pero así pudiéramos ir, producto tras
producto, mirando qué puede pasar con el TLC.
Esta mañana, y aquí termino esto para
abrir las preguntas, comentarios e inquietudes de ustedes,
decía yo en una gran reunión con los comerciantes
de Cali, convocada por Fenalco, que las grandes obras
de infraestructura que el país requiere, una de
ellas la doble calzada Buga-Buenaventura, el TLC fuerza
a hacerlas, pero al mismo tiempo abre las posibilidades
de financiarlas.
Lo hemos visto con
el Túnel de la Línea.
Ahora que ya tenemos alrededor de 3.200 metros excavados
en el Túnel de la Línea, han venido los
banqueros japoneses que quieren financiar lo que aún
falta, que vale mucho dinero. Esos banqueros japoneses
ahora están muy entusiasmados y nos quieren otorgar
esos créditos, a 40 años de plazo, a una
tasa muy baja de interés. ¿Por qué?
Porque ellos vieron que Colombia realmente ahora sí va
a hacer el túnel. Lo está haciendo.
El Tratado fuerza
a hacer esa infraestructura, y al mismo tiempo advierte
que una economía como la
colombiana, con perspectivas serias de crecimiento, de
robustecerse mucho, es una economía que va a mejorar
las condiciones para poder pagar este tipo de empréstitos.
Hay un círculo virtuoso, que yo llamo, entre
lo que es la necesidad de infraestructura de Colombia
y las posibilidades del Tratado, que fuerzan a hacer
esa infraestructura, pero al mismo tiempo dan condiciones
para que el país pueda pagarla.
Esas obras no se
van a hacer todas en un gobierno, todo lo que es la
Agenda de Competitividad, pero el Tratado
fuerza a que se prioricen, a que se inicien, a buscar
los recursos, que además facilita que se hallen
en el mercado internacional a largos plazos y a bajas
tasas de interés.
Y en la medida que
esas obras vayan empezando, llegan a un punto en que
son imparables, y cualquiera sea el
nuevo gobierno, después de un cuatrienio y del
otro, pues tiene que continuar con esas obras hasta llevarlas
a buen puerto.
Quería ahora en los minutos que nos queden, después
de agradecer inmensamente la posibilidad de estar en
la Universidad esta tarde, que me honra mucho, como dije
en un comienzo, entonces escuchar sus preocupaciones,
sus preguntas, sus comentarios, y les ofrezco la palabra
para ese fin.
Muchas gracias.