ENCUENTRO NACIONAL
DE EMPRESARIOS DE CHILE
Noviembre 28 de
2006 (Santiago de Chile)
Señoras y señores:
Tenemos un acuerdo con el Gobierno
de la señora
Presidenta Michelle Bachelet para una acción conjunta
permanente de nuestras Fuerzas Públicas, de nuestras
administraciones de justicia, a fin de combatir la droga.
La historia de Colombia en la
materia es triste. Cuando empezó la droga en Colombia empezó simplemente
con tráfico y no se le asignó mucha importancia.
Se dijo: bueno, aquí nunca vamos a producir. Simplemente
están utilizando al país como un corredor
de comercio, que le deja mucho dinero al país.
Primera equivocación.
Después, a los años, el país empezó a
producir. Ya no era solamente un corredor de comercio
sino un país que empezaba a producir. Empezó con
5 mil hectáreas en la selva. Cuando el Plan Colombia
empezó (por eso hay que preservarlo con los Estados
Unidos y ojalá vincular al Plan Colombia a muchos
países), ya Colombia tenía 200 mil hectáreas
de coca. Y para sembrar coca habían destruido
dos millones de hectáreas de selva tropical en
un país de inserción amazónica como
es Colombia. Confiamos este año terminar con menos
de 80 mil.
Hemos hecho un gran esfuerzo
en materia de fumigación
y por segundo año consecutivo se hace un gran
esfuerzo en erradicación manual. El año
anterior erradicamos 32 mil hectáreas manualmente,
este año ya hemos erradicado 40 mil hectáreas.
Y para el año 2007 aspiramos a erradicar manualmente
50 mil hectáreas de droga.
En algún momento se dijo: bueno, sí aquí hay
producción pero no hay consumo. Mentira. Colombia
tiene un grave problema de consumo. Hay un millón
de consumidores.
Una sentencia de nuestra Corte
Constitucional definió que
la dosis personal de droga hace parte del libre desarrollo
de la personalidad, y eliminó la posibilidad de
la sanción al consumo.
Yo abiertamente he defendido
la sanción al consumo.
He dicho: miren, no puede ser que nosotros estemos combatiendo
el tráfico, fumigando los cultivos, erradicando
la droga manualmente con un costo muy alto. Este año
en un proceso de erradicación de droga en el oriente
del país, en un parque natural, fueron asesinadas
23 personas por explosivos sembrados en el campo de droga
entre policías y erradicadores. He dicho: no puede
ser que paguemos esos costos.
Este Gobierno ha extraditado
500 personas, la mayoría
a los Estados Unidos, personas reclamadas por la justicia
internacional por participar en el tráfico de
drogas.
No puede ser que tengamos estos
esfuerzos en extradición
y que al mismo tiempo se permita el libre consumo, so
pretexto de no poder sancionar la dosis personal.
Una reforma constitucional pendiente,
y voy a presentarla nuevamente el 16 de marzo al Congreso
de Colombia, es
la reforma constitucional para permitir la sanción
al consumo.
Y allí hay un gran debate internacional. Porque
aquellos que se oponen al sanción al consumo dicen
que la manera de enfrentar el consumo es con educación
y prevención.
Mi experiencia en la Gobernación de Antioquia,
departamento cuya capital es Medellín, hoy ciudad
en gran recuperación, en una extraordinaria recuperación,
me mostró, trabajando con científicos de
rehabilitación, que cuando la tarea de rehabilitación
y de prevención no está acompañada
de la sanción del consumo, esa tarea es menos
buena en resultados que cuando se adelantan los planes
de prevención y rehabilitación acompañados
de la sanción al consumo.
Uno conoce la dimensión del daño de la
droga. La droga sustenta a organizaciones terroristas
que nacieron en el polo contrario de la droga y también
crea sus propias organizaciones terroristas. Porque la
droga va creando un estado anímico de criminalidad
que es cínico frente al Estado, frente a las instituciones.
Cuando se ha padecido las dimensiones
de este problema, no debe haber ninguna vacilación en castigar el
consumo. Yo no tengo reserva alguna para pedir en todos
los escenarios internacionales que hay que castigar la
droga en todas las fases. Y hay que castigarla severamente
también en esa fase del consumo.
En una discusión que dimos en Colombia, el Gobierno
aceptó que la sanción al consumo debe ser
diferente a la pena privativa de la libertad, pero que
tiene que haber sanción. Es mi recomendación.
PREGUNTA:
Presidente, permítame hacerle una pregunta
personal. Yo he tenido la oportunidad de participar en
negocios en Colombia desde aproximadamente el año
94, como director de empresas de allá. Y hace
unos 10 años atrás cuando uno conversaba
con los colombianos, uno sentía la sensación
de que habían perdido la esperanza. Porque el
terrorismo, la situación social, la falta de gobernabilidad,
los había llevado a mucho, en primer lugar a abandonar
el país y vivir afuera. Y la sensación,
si pudiera resumirla, era que era cosa solamente era
de tiempo para que la guerrilla fuera superior al Ejército
y controlar el país.
La
verdad es que no se veía ninguna luz en ninguna
parte. Si los colombianos no tenían esa confianza,
menos aún la gente de afuera. Le estoy dando la
impresión que yo, como extranjero, veía
y creo que de muchos.
Sin
embargo, usted pudo producir un cambio muy notable
en muy pocos años, que yo quisiera resumir en
que ha vuelto la esperanza. Hemos tenido la oportunidad
en estos días de tener a muchos empresarios colombianos.
Uno conversa con los colombianos y hay muchos que están
aquí hoy día y todos piensan que el país
va para mejor y que este problema de la violencia, de
la guerrilla, es un problema de tiempo para que se vaya
terminando.
Yo
quería preguntarle, en primer lugar, ¿cómo
logro ese cambio? Pero más allá de eso: ¿de
dónde proviene su fuerza interior? ¿Cuál
es la historia familiar o las cosas que lo marcaron para
tener la fuerza de hacer un cambio y ver esa esperanza
y llevarla adelante?
PRESIDENTE DE
COLOMBIA: Muchos
periodistas internacionales me dicen: Presidente, usted
combate a la guerrilla porque
la guerrilla asesinó a su padre. Es verdad. Mi
padre fue asesinado en un intento de secuestro doloroso,
pero no podemos olvidar que el 50 por ciento de las familias
colombianas ha pagado un alto costo por esta violencia.
Colombia ha expulsado al extranjero por esta violencia
a no menos de dos millones de ciudadanos. El 40 por ciento
de las familias colombianas tienen una persona cercana
o conocida que ha sido desplazada por el tema de la violencia.
La hemos sufrido todos. La verdad
es que mi generación
no ha tenido un día completo paz. La aproximación
al servicio público no puede tener factores de
rencor personal. Tiene que tener solamente un sentimiento:
el noble sentimiento de amor a la Patria.
Todo padre de familia aspira
dejarles a sus hijos educación
y una semilla patrimonial. Yo me preguntaba: ¿para
qué ese esfuerzo en una Nación con esta
incertidumbre generada por el terrorismo?
Entonces una generación que ha sufrido tanto
como la mía, bien vale la pena que haga todos
los esfuerzos, que se gaste todas sus energía
vitales, para procurar dejar una Nación diferente,
donde las nuevas generaciones puedan vivir felices, puedan
vivir tranquilas.
En mi primera campaña yo les preguntaba a los
auditorios universitarios: ¿quiénes de
ustedes han pensado irse del país sin tiquete
de regreso, definitivamente? Y las grandes mayorías
levantaron la mano. Hoy quieren ir pero a una pasantía
académica, a un posgrado. Las grandes mayorías
están hoy nuevamente emocionadas, ilusionadas
con el país.
Yo creo que pensar en la nueva
generación de
colombianos, después de que el país ha
sufrido tanto, durante cuatro o cinco décadas,
es el gran incentivo espiritual.
Las batallas de la vida hay que
darlas con amor. Es la única manera de ganarlas. Y la fuente de la
energía justamente deriva de allí, de hacer
las cosas con amor. Y las cosas más difíciles
con más amor. No hay más camino.
PREGUNTA:
Presidente, quisiera llevarlo ahora al tema económico. En Chile tenemos una difusión
en el último tiempo de cómo lograr que
el país crezca más. De hecho, el tema central
de esta Enade de este año es el crecimiento, y
cómo va a aumentar ese crecimiento.
Y
naturalmente miramos a países como Finlandia,
Islandia, Nueva Zelanda, que son pequeños, pero
que han tenido extraordinarios resultados y por períodos
bastante prolongados. Y en general vemos un elemento
común en todos estos países, que no me
parece que sea una casualidad. En general en esas sociedades
se ha logrado una suerte de gran consenso entre el sector
público y el sector privado, una especie de entendimiento
nacional, que ha permitido impulsar modernizaciones de
las instituciones que han influido en la productividad,
la innovación, el emprendimiento, y convertirlos
verdaderamente en valores sociales.
Me
gustaría saber: ¿cómo ve usted
esta situación en los países latinoamericanos? ¿Cómo
cree usted que se puede promover un nivel de cooperación
entre las distintas partes de la sociedad y encontrar
el liderazgo político que facilite este cambio
social para venir a poner las instituciones de nuestros
países al día?
PRESIDENTE DE
COLOMBIA: América Latina tuvo varias
etapas de las cuales hay que aprender. En algún
momento se dijo que lo importante era el crecimiento
económico, y no se el asignaba importancia a los
social. Se creía que lo social iba a venir por
generación espontánea. Era la época
del desarrollismo, que se fracasó. Y llegó al
extremo opuesto, a la creencia de que lo importante era
la distribución, la equidad, lo social, y se ignoró el
crecimiento. Y muchos países emprendieron la tarea
de distribuir sin ocuparse del crecimiento, y finalmente
no pudieron distribuir sino pobreza.
Pienso que hay que adquirir,
hay que asimilar esas lecciones. Nosotros creemos en
la necesidad de crecimiento acompañado
de superación de pobreza y de construcción
de equidad. Y tiene que ser un proceso de diálogo
permanente. El Gobierno nuestro dialoga permanentemente
con sectores empresariales, sociales, y eso es lo que
va permitiendo abrir caminos.
Si hay algún país que tiene que enseñarle
a toda la región sobre cómo garantizar
crecimiento sostenido de largo plazo, es Chile. Esta
pregunta yo debería devolverla: nosotros lo que
estamos haciendo aquí es aprendiendo, para que
tomemos muchas lecciones de Chile que nos permitan un
crecimiento sostenido a tasas elevadas.
Yo vine aquí a principios de los años
90, a aprender de los fondos de pensiones de Chile. Y
recuerdo que me reunió con dirigentes de los trabajadores,
de las organizaciones sindicales de Chile, y les pregunté:
bueno, ustedes que han criticado tanto el modelo de capitalización, ¿lo
cambiarían? Y primero se sonrojaron, y después
me dijeron: no, no lo cambiamos.
Yo creo que allí hay una contribución
muy importante al crecimiento sostenido en el largo plazo,
que es hacer esa construcción de ahorro interno.
Ustedes la tienen, inicialmente muy criticada por la
izquierda.
Ustedes saben que yo no participo
de la idea de polarizar a América Latina entre izquierda y derecha. Ayer
lo expliqué aquí: que creo que hay que
calificar las democracias en función de cinco
parámetros: la seguridad, las libertades, la cohesión
social, la transparencia y el respeto a la institucionalidad.
Pero sectores que se autocalificaban
de izquierda en el continente criticaban mucho la introducción
del sistema de capitalización para la provisión
pensional en Chile. Cuál mi sorpresa cuando en
diciembre del 97 se reúnen una serie de intelectuales
de América Latina. Ayer vi aquí al ex canciller
Castañeda, de México. Él fue uno
de los más importantes asistentes a esa reunión.
Y se concluyó que había que aceptar esas
formas de construcción de capital interno, de
capital doméstico. Porque los países que
lograban tener esos niveles de ahorro interno, eran los únicos
países que se ponían a salvo frente a las
crisis financieras internacionales.
Me parece que América Latina necesita en todas
partes tener unas elevadas tasas de ahorro, ustedes las
han tenido, para que América Latina elimine vulnerabilidades
frente a las crisis internacionales.
Segundo ejemplo de ustedes es
el de la inserción
en la economía mundial, dejando atrás la
discusión ideológica, entrando con pragmatismo.
El tercer ejemplo de ustedes
es la manera como se han aliado para transformar sectores
productivos. A mí me
sorprende y lo voy a citar como ejemplo: en lugar de
temerle a la leche que se produce en Nueva Zelanda, están
invitando a los habitantes de Nueva Zelanda a que vengan
a Chile a hacer alianzas estratégicas con los
chilenos.
Y todo eso ayuda a tener el stock
de los nuevos proyectos. Porque uno de los problemas
que puede presentarse es
que haya más ahorro que proyectos. Pero con ese
sistema de hacer alianzas con la comunidad internacional,
como esa que nunca se me olvidará con los productores
de leche de Nueva Zelanda, tienen que ir apareciendo
los nuevos proyectos que se puedan financiar con los
ahorros que por fortuna ya han construido.
Yo creo que ahí hay elementos muy importantes
para garantizar tasas elevadas de crecimiento económico.
Algunos de nuestros países están con riesgos
derivados de la falta de energéticos. Yo creo
que nos tenemos que aplicar a buscar energías
alternativas y a interconectarnos. Allí sí veo
yo un riesgo muy peligroso para países como Colombia
y Chile.
Por eso, a partir de este tratado,
debemos hacer el esfuerzo de avanzar en la interconexión. Nosotros
ya hacemos parte del Plan Panamá – Puebla.
En dos años estará construida la línea
de interconexión Colombia – Panamá.
Debe ser Colombia – México. Además
estamos interconectados con Venezuela en energía
eléctrica. Ahora se está construyendo el
primer gasoducto. Estamos construyendo la tercera línea
de interconexión con Ecuador. Ecuador está interconectado
con Perú. Perú con Chile. Pero entre Chile,
Perú y Colombia, porque ya lo tenemos con Ecuador,
falta la regulación común.
Y lo otro buscar conjuntamente
las fuentes alternativas. Qué bueno que los capitales colombianos y chilenos
que invierten en el otro país, se integraran para
ser desarrollos de fuentes alternativas de energía,
de etanol, de diferentes fuentes agrícolas. Ahí veo
yo una vulnerabilidad, un grave riesgo, la escasez de
energéticos.
PREGUNTA:
Para seguir un minuto en este mismo tema, ¿cuáles
son los sectores en los cuales usted cree que Chile y
Colombia pueden cooperar? ¿Cuáles son los
sectores que usted cree que las empresas chilenas podrían
hacer un aporte en la economía colombiana y viceversa?
PRESIDENTE DE
COLOMBIA: Muchos,
muchos. Lo que están
haciendo en las tiendas y en la financiación de
la economía popular es muy importante para Colombia.
Y eso nos ha llevado a tomar recientes decisiones para
facilitar la financiación de la economía
popular en Colombia. Eso es muy importante.
La participación de Chile para desarrollar la
minería colombiana, muy importante. Yo me pregunto
diariamente: ¿por qué nosotros en la misma
cordillera andina tenemos una minería tan reducida?
Tiene que ser por falta de exploración.
Y mientras no exploremos para
desvirtuar o confirmar la tesis, pues sigue ese gran
enigma. Un país
que apenas tenía el 13 por ciento de su territorio
explorado, y que está en la misma cordillera andina,
debería tener un gran potencial. Ese es un segundo
elemento de gran importancia.
La parte forestal. A mí me sorprende gratamente
ver Chile cómo logró tener dos millones
800 mil hectáreas de bosque comercial. Eso es
fabuloso. Colombia tiene todas las posibilidades de un
gran desarrollo forestal, por sus condiciones de clima,
de sol, de lluvia y de suelos.
Los estudios muestran como en
Colombia hay una gran productividad de volumen de madera
por hectárea–año.
Pero una gran productividad. Además situada en
el Caribe y en el extremo norte de América del
Sur, muy cerca de países que necesitan muchísima
madera, como México, los países del Caribe,
muy buena parte de los Estados Unidos. Tenemos 40 millones
de hectáreas en sabanas, todas aptas para sembrar
madera.
Hemos creado incentivos tributarios
muy importantes. La industria forestal en Colombia
hoy está exenta
de impuestos. Y hay una gran deducción a los inversionistas
de otros sectores que inviertan en la industria forestal.
Y además, replicando el modelo chileno, además
de la exención en impuestos, hemos creado incentivos
que se pagan con cargo al presupuesto nacional. Todavía
no de suficiente cuantía, pero que están
avanzando. La participación chilena para el desarrollo
forestal en Colombia es muy importante.
Cada vez que oigo una noticia
sobre Chile me sorprende. Es lo que están haciendo ustedes en piscicultura.
Y lo que están haciendo no solamente en la pesca,
en ese gran mar patrimonial chileno, sino lo que están
haciendo en el desarrollo de piscicultura en estancos,
de piscicultura en confinamiento. En eso tenemos que
aprender muchísimo en Colombia. Ustedes van muy
adelante. En fin, tantos sectores que qué buena
esa integración.
Todo eso es empleo, todo eso es seguridad social, todo
eso es calidad de vida.
PREGUNTA:
En este éxito
que ha tenido el Gobierno suyo en casi todos los frentes,
existe una inquietud
respecto de que usted ha sido reelegido con enorme votación. ¿Pero
qué viene después del presidente Uribe?
Porque para poder sacar adelante a un país hay
que tener continuidad. ¿Cómo está enfrentando
este tema? ¿Usted cree que ha creado una corriente
de ideas suficientemente en Colombia, como para proyectar
en el tiempo los cambios que se han estado haciendo durante
su Gobierno?
PRESIDENTE DE
COLOMBIA: Dios
quiera que la creemos. En esa tarea estamos. Es una
responsabilidad con el futuro.
Y ahora sí que nos tocará trabajar duro
porque esto siempre tiene opositores y críticos.
Me sorprendió: antes llegaba yo a Santiago y
enfrente del hotel, por ahí en las reuniones,
en la Plaza de la Constitución, salían
algunas personas con unos carteles: ‘Uribe Criminal,
Presidente Asesino’. Ya no los vi.
Cuando llegaba a Madrid salían 200 – 300
y gritaban mucho. La última vez salieron ocho.
Y ya los noté muy cansados. Pero en Colombia siempre
quedan muchos y todos los días tratan de desacreditar
esto. Una guerra política tremenda para desacreditar
esto.
Nos va tocar trabajar muy duro
en estos días
para ganarle a esa guerra política. Es una batalla
democrática, enfrentando una expresión
de guerra sucia, que es la guerra política. Pero
tenemos toda la disponibilidad anímica y espiritual
para enfrentarla y aspiramos ganarla.
Y que compatriotas, con estas
ideas mejoradas, con estas ideas rectificadas en lo
que haya que rectificar, complementadas
en lo que haya que complementar, ganen el favor de los
colombianos para ser los futuros gobernantes y no permitir,
nunca más podemos permitir, que el país
sea nuevo estancado por el terrorismo y por las ideas
que en alguna forma contribuyen a que ese terrorismo,
o contribuyeron a que ese terrorismo se hubiera enseñoreado.
Vemos muchos colombianos en esta
batalla, batalla dura, para enfrentar esa expresión de la guerra sucia,
que es la guerra política, pero mantenemos la
disponibilidad de ganarla. Eso explica por qué no
nos podemos cansar. Yo de pronto estoy sintiendo un cansancio,
y vemos una dificultad y la necesidad de enfrentar esa
dificultad me quita el cansancio.
PREGUNTA:
Señor Presidente, quiero reiterarle
nuestro reconocimiento por haber participado en Enade,
y también en nuestro seminario latinoamericano
de ayer. Creo que represento plenamente el sentimiento
de todos los presentes, al decirle que vemos en usted
un líder latinoamericano moderno, de ideas claras,
de gran capacidad de acción, y que está haciendo
y ha hecho mucho por su país. Gracias, es un honor
haberlo tenido con nosotros.
PRESIDENTE DE
COLOMBIA: Inmensamente
agradecido con todos ustedes, inmensamente reconocido
con el Gobierno
de Chile, con la presidente Bachelet, de haber tramitado
este acuerdo comercial tan rápidamente, que es
un acuerdo de compenetración de dos Patrias: la
Patria de O’higgins, de Carrera, la Patria de Bolívar
y de Santander. Esta reunión no elude el tintico
con cada uno de ustedes en la Casa de Nariño.
Muchas gracias, apreciados compatriotas chilenos.