III CONGRESO DE INFRAESTRUCTURA
Noviembre 24
de 2006 (Cartagena de Indias – Bolívar)
Compatriotas:
Quiero dar un saludo muy afectuoso
a todos. Hoy tengo muchos motivos que me apenan. El
primero, varios de los
compañeros de Gobierno, incluidos algunos que
se quedaron en Valledupar, como el Ministro de Hacienda
(Alberto Casrrasquilla), la señora Ministra de
Educación (Cecilia María Vélez)
y la Directora de Presupuesto (Carolina Soto), más
los que llegaron aquí conmigo, abordaron un avión
a las 6:00 de la mañana, para acompañarme
primero a un Consejo de Seguridad en la ciudad de Cali,
y después a la reunión de gobernadores,
y me van a ayudar a pasar la pena de haberles llegado
tarde a ustedes, apreciados integrantes de la Cámara
de Infraestructura.
El debate de las transferencias
es un debate muy delicado, y nos tomó muchas horas en Valledupar con los
gobernadores, después de haber discutido largamente
otros temas, como la reforma tributaria, temas de las
gobernaciones, como las normas sobre juegos de suerte
y azar, etcétera.
Una de mis angustias era decir:
bueno, uno llegar allá a
destiempo, bien tarde, y ¿cómo estarán
las relaciones del doctor Juan Martín (Caicedo
Ferrer, presidente de la Cámara Colombiana de
Infraestructura) y del Ministro (de Transporte) Andrés
Uriel (Gallego)? Pero si hubiera sabido que están
en esa luna de miel, hubiera tenido menos pena para esta
demora.
Agradezco inmensamente las palabras
del doctor Juan Martín Caicedo, y recibimos
muy constructivamente todas sus sugerencias.
Me voy a referir a algunos temas
desordenadamente, de las anotaciones que tomé, porque yo creo que después
de la intervención que le hemos escuchado sobre
toda la concepción del Plan de Desarrollo, a la
doctora Carolina Rentería (directora del Departamento
Nacional de Planeación), lo mejor que puedo hacer
es reaccionar ante unas de las propuestas del doctor
Juan Martín, y escuchar preguntas y preocupaciones
de ustedes.
El tema de Buenaventura. Es una
prioridad nacional, sobre eso no puede caber la menor
duda. Yo esperaría
que en breve haya un acuerdo definitivo entre los concesionarios
y el Gobierno, para la extensión de la concesión.
No puedo ocultar la preocupación por la diferencia
en las cuantías que unos y otros aprecian sobre
necesidades de inversión en el puerto.
Cuando hablo con representantes
de los concesionarios, dan unas cuantías muy distantes de las cuantías
que estima el Ministerio se deben invertir en Buenaventura.
Yo les rogaría al doctor Juan Martín y
a la Cámara de Infraestructura, ayudarnos para
definir esa cuantía razonablemente, rápidamente,
y podamos hacer el acuerdo definitivo sobre la extensión
de la concesión, con el compromiso de esa inversión.
Acaba de concluirse una inversión muy importante
en Buenaventura: la vía alterna interna. Nos costó 180
mil millones (de pesos), se construyó en medio
de dificultades, y ha descongestionado bastante del sector
Citronela a la Terminal del puerto.
Allí hay, además
del puerto del canal de acceso y los puertos complementarios,
algunas preocupaciones
adicionales: la carretera y el Ferrocarril.
Nosotros encontramos la concesión del Ferrocarril,
la honramos. Hemos pagado más o menos 140 millones
de dólares, se ha rehabilitado la línea,
pero –en esto hay que poner mucho cuidado– hoy
podría decirse que eso lo ejecutaron los contratistas
como un contrato de obra y no como un contrato de rehabilitación
de línea y de prestación de servicio.
Nosotros nos hemos dado a la
tarea, con franqueza pero de manera constructiva, de
resolver todos los pleitos
que encontramos: 21 en el sector de telecomunicaciones,
asociados de Telecom. Casi todas las concesiones viales
estaban en pleito. Hemos superado casi todas. Nos falta
formalizar lo de Commsa. Ojalá.
Y estamos bien preocupados por
el tema del Ferrocarril del Pacífico. El doctor Juan Martín nos
mencionó el buen acuerdo que se hizo en el Ferrocarril
del Atlántico. Yo creo que hay que reconocerle
al Ministro la concepción de ese arreglo y lo
que va a significar para el país. Finalmente todo
el mundo quedó bien y lo que está definido
allí es promisorio.
La urgencia es resolver esto
del Ferrocarril del Pacífico.
Uno no entiende que después de invertir todo ese
dinero, que si el Gobierno no tuvo reparos a la concesión… Yo
les dije a mis compañeros, cuando empezamos el
Gobierno: ‘toda obra que venga atrás de
mis antecesores, hay que concluirla. Los gobiernos no
pueden trabajar con las vanidades de que yo no continúo
con ésta porque viene de atrás, emprendo
las mías’.
No, eso le hace mucho daño a la Nación.
Por eso nosotros nos dimos a la tarea de honrar esa concesión,
y la hemos pagado, pero, ¿adónde está la
plata? En rehabilitación de línea, sin
servicios.
Entonces a mí me decían, porque me he
reunido con ellos en presencia del Ministro: ‘no,
es que las tarifas no son competitivas en ferrocarril
de montaña, es que la trocha angosta’. Etcétera.
Mi pregunta es: ¿por qué no se tuvo eso
en cuenta al momento de proponer la concesión?
Ayúdenos, doctor Juan Martín
y distinguidos ingenieros y compatriotas, a ver si
el Ministro puede
lograr un acuerdo, y que eso funcione.
Sería distinta la situación de Buenaventura
si estuviera operando ese ferrocarril, porque cuando
los colombianos, con justa razón, reclaman la
carretera, uno dice: sí, nos falta la carretera.
Pero hemos hecho un gran esfuerzo en el Ferrocarril,
que de estar funcionando no se sentiría tanto
la restricción de la carretera.
La carretera: espero que lo hayan
hablado en detalle con el señor Ministro. La doctora Carolina acaba
de incluirla aquí en las prioridades del Plan
de Desarrollo, y la meta es que ese trayecto crítico
para el país, Buga – Buenaventura, sea un
trayecto de doble calzada.
Seguramente no alcanzará a hacerse todo en este
Gobierno, pero dejarlo en un punto de no retorno, para
facilitar que los compatriotas que nos sucedan en el
Gobierno puedan entregarle al país esa obra tan
necesaria.
Quiero hacer una referencia a
una discusión nacional:
Buenaventura y Tribugá.
Yo voy a Cali y hablo del puerto
de Buenaventura, y al otro día voy a Manizales o a Pereira, e inmediatamente
me dicen: ¿por qué Buenaventura y por qué no
Tribugá?
Y cuando habló de Tribugá en Manizales
y en Pereira, ahí mismo dicen en Cali: ¿cómo
es que le están quitando la prioridad a Buenaventura
para impulsar Tribugá?
Yo creo que esas son pequeñas rivalidades que
todos tenemos que ayudar a superar. El país necesita
toda esa infraestructura. Por supuesto, la prioridad
es Buenaventura, pero nosotros no les podemos negar a
los chocoanos la comunicación de su departamento
en la parte interior, en ese eje estructural chocoano
que integran los ríos San Juan, que corre de norte
a sur, y el río Atrato, que corre de sur a norte,
con el Pacífico.
Es un departamento costero y
alejado de la costa. Despega una avioneta de Quibdó, y al momentico los pasajeros
tienen a la vista el Pacífico. Sin embargo, no
hay manera de ir hoy por tierra de Quibdó al Pacífico.
Por eso esa reivindicación de 40 años
de frustración, el Gobierno la está respondiendo.
Nos gastamos el primer cuatrienio en toda la parte de
estudios de esos 60 kilómetros de Las Ánimas
a Nuquí. Las Ánimas está en ese
centro del Chocó, Nuquí en el Golfo de
Tribugá. Y ahora hemos abierto la licitación,
y estamos pavimentando unos trayectos de la carretera
que va de Pereira – Pueblo Rico – Santa Cecilia – Quibdó.
El país necesita esa carretera. Ayúdennos
a que eso no se entienda como algo que rivaliza, que
se excluye con Buenaventura.
El Gobierno no tiene pensado
invertir un peso en el puerto de Tribugá, lo hará el sector privado,
pero el Gobierno lo que sí tiene que hacer es
esa carretera. Y eso no afecta toda la prioridad que
hay que asignarle a Buenaventura.
Quería hablar con ustedes sobre ese tema, para
que nos ayuden a crear allí tranquilidad.
Yo comparto muchas de las preocupaciones
del doctor Juan Martín sobre el Plan 2.500. Déjeme
hacer una anotación sobre una suya.
La queja sobre la falta de más cofinanciación
regional. No fue posible. Se luchó muchísimo
con las entidades territoriales, solamente pudimos llegar
a dos niveles relativamente aceptables de cofinanciación
departamental, y se les cedió la ejecución
de la obra en el Cesar y en Caldas.
El Ministro hizo un gran esfuerzo
con ellos. El Huila cofinanció bastante, la maneja Invías (Instituto
Nacional de Vías).
Yo comparto allí la preocupación por lo
que ha pasado en asfalto. Y hay que buscar una solución
transparente, que no deje la menor duda.
Y comparto la preocupación por algunos de estos
contratos. Otro de los controles que tienen esos contratos
es lo que llamamos Auditorías Visibles. En los
Consejos Comunitarios están acudiendo los ingenieros
constructores, los interventores, a responderle a la
comunidad sobre el avance de la obra.
El doctor Juan Martín plantea un interrogante: ¿quién
va a darle mantenimiento? Y es válido. Es válido.
Nosotros tenemos que decirle a los departamentos: ‘bueno, ¿cómo
van a hacerse cargo de esto?’. Esa preocupación
es totalmente válida.
Y me preocupa la competencia
entre estas vías
que unen al país y los corredores de comercio
exterior. Miren: en un país donde tanta infraestructura
hace falta, todos los reclamos son comprensibles.
Acude el Gobierno a la asamblea
de la Andi (Asociación
Nacional de Industriales), y nos dicen: ‘¿por
qué están gastando dineros de la Nación
en vías departamentales y municipales? Hay que
invertir el dinero de la Nación en las vías
de comercio exterior’.
Tienen razón. Nosotros bregando a que esta economía
crezca al 6 por ciento, y con una infraestructura para
hace un siglo.
Y al otro día hay una reunión con gobernadores
y alcaldes, y dicen: ‘muy bueno el Plan 2.500,
pero es totalmente insuficiente’.
Entonces ya lo ha explicado la
Directora de Planeación.
Nosotros tenemos que concluir el Plan 2.500. Allí va
a haber que gastar unos recursos adicionales, la Cámara
de Infraestructura lo sabe. Va a haber que buscar unos
acuerdos con las entidades territoriales para el mantenimiento,
dedicar los recursos de la Nación a las vías
de competitividad vinculadas a los corredores de comercio
exterior, y para que las regiones puedan atender sus
propias vías está el crédito de
mil millones de dólares.
Antioquia ya tomó 60 millones de dólares.
Hoy me decía el Gobernador de Caldas que ellos
van a tomar ya una partida importante.
El Gobierno Nacional lo está contratando, lo
avalará, esperamos contratarlo con plazos entre
20 – 25 años, unas tasas de interés
asequibles. Que aquellos departamentos que tienen problemas
con Ley 550, puedan empezar a servir ese crédito
una vez hayan completado el servicio de las obligaciones
refinanciadas en la Ley 550. Es la solución que
hemos venido buscando para estos departamentos, a fin
de que todos accedan.
Creemos que esa combinación de los esfuerzos
nacionales orientados a las vías de competitividad,
de comercio exterior, y ese crédito para vías
departamentales, puede sintetizarnos esa contradicción,
que es comprensible, porque en un país donde nos
falta hacer tanto es muy difícil decir: sí,
lo prioritario es esto. Casi todo es prioritario.
Me alegra muchísimo que hayan avanzado en acuerdo
sobre el corredor Commsa, la Ruta del Sol. Bueno, ahora
mi preocupación es que la veamos en ejecución.
El doctor Oscar Iván ha venido ayudándonos
muchísimo a ver si finalmente tenemos ese acuerdo.
Mela muestra después sobre el terreno, con la
maquinaría allá prendida. Ojalá podamos
abrir rápidamente esa licitación y que
el país vea emprendida esa obra.
En el orden de los temas que
trajo el doctor Juan Martín,
la Comisión de Regulación de Transporte.
Yo estoy de acuerdo. Es inútil que los gobiernos
discutan las buenas ideas. Las buenas ideas hay que ejecutarlas.
Yo acojo literalmente lo que
dijo el doctor Juan Martín
sobre eso. Dio todas las razones. ¿Para qué los
vamos a fatigar a ustedes repitiendo esas razones? Hagámoslo,
preparemos bien el proyecto y lo presentamos el 16 de
marzo al honorable Congreso.
Aquí hay una representación muy importante
del Congreso de la República, que ellos nos ayuden
para crear esa Comisión de Regulación de
Transporte.
Pienso que ahí hay una serie de temas muy delicados
que maneja el Ministerio sin la exclusividad y sin la
independencia que podría tener una Comisión
de Regulación, y nos ayudaría muchísimo.
No lo discutamos. Manos a la obra. Doctora Carolina,
doctor Andrés Uriel y doctor Óscar Iván,
en la agenda legislativa del 16 de marzo. Ayúdenos,
doctor Juan Martín, a concebir bien el proyecto.
No tengo reacción sobre su preocupación
por las acciones populares. Vamos a estudiar el tema.
El tema de la tutela. Yo sinceramente creo que lo que
hay que hacer es regular, reglamentar, el tema de la
tutela sobre sentencias de las Altas Cortes, sin despojar
de la competencia a la Corte Constitucional.
Les hago esta confesión: yo no vi necesaria la
creación de la Corte Constitucional en Colombia.
A mí me parecía que el control constitucional
a cargo de la Corte Suprema de Justicia tenía
una buena tradición en Colombia, había
sido acertado. Pero el constituyente del 91 creó la
Corte Constitucional y trajo esa figura tan importante
que es la tutela, que ha hecho que los colombianos sientan
la Constitución no como algo lejano, sino como
algo inmanente, asible.
La mayor preocupación sobre la inestabilidad
jurídica, a mi juicio, a futuro no debe ser fallos
que en el pasado haya producido la Corte Constitucional,
sino el enfrentamiento de jurisdicciones.
He escuchado dos tesis para defender
que en cada órgano
de cierre de cada jurisdicción se resuelva, mediante
un procedimiento especial, el tema de la tutela contra
las sentencias de esos órganos de cierre.
Dos tesis. Primero, que cada órgano de cierre
debe ser competente para resolver lo que haya ocurrido
en su jurisdicción. Y segundo, evitar que se repitan
los fallos producidos por la Corte Constitucional, que
han creado mucha zozobra jurídica, de impactos
económicos controversiales.
La Corte Constitucionales órgano de cierre. Si
vamos a la teoría de los órganos de cierre,
ella es el órgano de cierre, el órgano
competente en materia constitucional. Y no es un juicio
de valor. Es lo que está escrito en la Constitución,
gústenos o no.
La tutela es una figura de creación constitucional.
Los derechos fundamentales tutelables y los sociales
tutelables, en la medida que estén relacionados
con los fundamentales, están en el nivel constitucional.
Son todas materias constitucionales. Por eso yo creo
que no podemos despojar a la Corte Constitucional, que
es el órgano por excelencia para estas materias,
de esa competencia. Reglamentémoslo.
Ahora, para el tema de seguridad
jurídica a futuro,
me parece más preocupante la dispersión
de jurisprudencia, ante la hipótesis de reconocerle
a cada órgano de cierre la competencia para resolver
estos asuntos, que la unificación de jurisprudencia
en la Corte Constitucional.
Y también hay que permitir que las cortes maduren.
La Corte Constitucional es muy joven. Estamos celebrando
ahora ya centenarios de la Corte Suprema. La Corte Constitucional
apenas nació en el año 91, se integró para
el 92. Es muy joven y uno confiaría que todo ese
proceso de crítica en Colombia lleve a la Corte
Constitucional a poner mucho cuidado a futuro sobre los
fallos, para no crear en Colombia falta de certeza jurídica
o para no crear dudas sobre la normatividad económica.
Llamo la atención sobre eso. Creo que era una
buena reglamentación nos ayudaría en el
tema.
Pactos de estabilidad jurídica. Me sorprendió mucho
la propuesta del doctor Juan Martín. Estudiémosla.
Yo no sabría decirles si la ley que nos aprobó el
Congreso hace año y medio, autorizando al Gobierno
a firmar pactos de estabilidad con los inversionistas,
es aplicable en este caso. De pronto con los concesionarios.
Pero me parece muy pertinente estudiar esa posibilidad.
Yo le pediría al Ministro que, con el doctor Óscar
Iván, la miremos, a ver qué respuesta se
le puede dar a la Cámara de Infraestructura.
Concesiones mixtas, financiaciones,
contratación.
Yo creo que allí hay mucha claridad, en cuanto
a concesiones mixtas y financiaciones, en el Ministerio
y en Planeación Nacional. Y veo que hay relativa
tranquilidad sobre el avance de la ley de contratación.
Pliegos. Yo tengo confianza en
dos puntos. Primero, en lo que definió el decreto 2170 de nuestra administración:
la publicación con amplia difusión de los
prepliegos. Eso ha sido bueno, eso ha generado en la
instancia del prepliego una gran discusión, yo
creo que eso ayuda mucho en transparencia. Y tengo confianza
en la nueva ley de contratación.
El tema del desarrollo logístico. Ahí quiero
hablarles de la reforma tributaria. Miren: la reforma
tributaria no tiene mayores avances en IVA, no hay voluntad
política, no hay convicción política
en el Congreso de la República de que eso convenga.
Y eso hay que decírselo con claridad al país.
El Ministro de Hacienda hizo
la tarea, presentó la
propuesta, una universalización del IVA, con la
propuesta de volverles a unos sectores sociales sus aportes,
y finalmente el Congreso de la República, empezando
por nuestras bancadas, dijeron no. Y esas son decisiones
de la democracia que hay que respetar.
En la parte de rentas de trabajo
la reforma a nadie afecta. Yo creo que es muy buena
en la parte de tributación
corporativa. Y ahí logra algo que ha sido bandera
de este Gobierno: que la tributación ayude a la
inversión.
Históricamente Colombia no le ha asignado importancia
a los estímulos tributarios como factores de promoción
de inversión. Nosotros lo hemos hecho, y eso ha
resultado bien.
La reforma tributaria mantiene
unas exenciones que hemos creado al tema de la reforestación, de los cultivos
de tardío rendimiento, al tema de las energías
alternativas. Reduce la tarifa de renta, no significativamente.
Pero lo más importante: las normas complementarias
a la tarifa de renta.
Primero, se convierte en norma
permanente la deducción
de un porcentaje de las nuevas inversiones, será del
25 por ciento lo aprobado hasta ahora por las comisiones
de Senado y Cámara.
Pienso que eso ayuda muchísimo.
Y empieza a crear una diferencia en Colombia entre
el tratamiento que se
le da a quien no hace inversiones y el tratamiento que
se le da a quien hace inversiones. Yo creo que es mejor
ese diferencial, que simplemente rebajarle la tarifa
a todo mundo.
Las reformas de los años ochenta en el mundo,
demostraron que la reducción de tarifas para todo
el mundo, lo mismo para aquel que invierte que para aquel
que ni invierte, pueden mejorar el recaudo en los años
subsiguientes pero no promocionan inversiones, y al no
promocionar inversiones no garantizan un incremento de
recaudo en un horizonte de largo plazo.
Nosotros creemos que en lugar
de simplemente rebajar tarifas, hay que crear estímulos
para las inversiones.
Uno compara los estímulos que estamos creando
en nuestra reforma tributaria con los que hay en los
Estados Unidos. Los estímulos de los Estados Unidos
muchos los critican con el argumento de que permiten
simplemente apropiar más renta. Los nuestros no
son por apropiación de renta, sino para inversiones.
Los estímulos de los Estados Unidos en vivienda
los critican con la tesis de que estimulan mucho olas
especulativas en propiedad inmobiliaria. Los nuestros
son para resolver problemas de vivienda social. Allí hay
dos diferencias esenciales entre nuestra orientación
de estímulos en la tributación y lo que
uno ve en los Estados Unidos.
Para educación de logística, en los términos
del doctor Juan Martín, yo quiero invitarlos a
ustedes a revisar la reforma tributaria. Yo creo que
tiene que ayudarles muchísimo.
Y los congresistas han introducido
otro elemento muy importante: en nuestra deducción de hace tres
años, se favorecían las inversiones de
las empresas existentes, pero no de las empresas nuevas. ¿Cuál
es la innovación para las empresas nuevas? Que
un porcentaje de la inversión inicial de las empresas
que nacen, se vuelve deducible. Entonces para poderlo
deducir se lleva pérdidas, y se concede un plazo
amplio para utilizar esas pérdidas como criterio
fiscal.
En síntesis, a través de deducciones se
va a pagar buena parte de la inversión de las
empresas nuevas.
Cuando oí al doctor Juan Martín sobre
el tema del desarrollo logístico, veía
que allí en la reforma tributaria hay una gran
respuesta, muy positiva, para la dotación en las
empresas existentes, y para las empresas nuevas.
Déjenme hacerles algunos comentarios sobre otras
dos leyes de gran importancia: el proyecto de reforma
constitucional de transferencias y la ley de capitalización
de Ecopetrol. Empiezo por esta última.
Miren: lo importante que ha podido hacer nuestro Gobierno
en materia fiscal, no es tanto lo tributario. En lo tributario
en aquello que yo creo es en los incentivos para el crecimiento.
Lo importante en nuestro Gobierno es la reforma administrativa.
Nosotros hemos reformado 300
entidades del Estado colombiano y vamos a reformar
todas las que alcancemos en estos
cuatro años, empezando por las clínicas
del Seguro Social, cuya reforma apenas empieza.
Estas reformas han traído unos ahorros ya cuantificados
y otros no cuantificados. Cuando hablo de los ahorros
no cuantificados, menciono en el encabezamiento de los
ejemplos a Telecom. ¿Qué le habría
pasado a este país si no hacemos la reforma de
Telecom? ¿Ustedes se imaginan, apreciados compatriotas,
el Gerente de Telecom acudiendo al despacho del Ministro
de Hacienda a decirle: ‘présteme los 500
mil millones para pagarles a los pensionados’?
La reforma de Telecom ha asegurado
el pago de las pensiones con ingresos de la empresa,
ha traído estabilidad
laboral, y nos permite tener hoy en caja 650 millones
de dólares, para invertir en los próximos
cuatro años en necesidades tan grandes para el
país como banda ancha, Internet. El país
ha mejorado muchísimo en telefonía móvil,
pero tiene grandes atrasos en otros componentes de este
sector, y definitivamente en la lucha contra la pobreza
ese es hoy un sector esencial.
Del Plan de Desarrollo, lo que
está totalmente
asegurado hoy es esa inversión en telecomunicaciones,
gracias a que los dineros están en caja.
Yo les he dicho a los compatriotas
y se los digo esta noche a ustedes: ¿que es preferible, para ir pensando
en el caso de Telecom? ¿Que la Nación hubiera
seguido siendo dueña del ciento por ciento de
una Telecom quebrada y sin futuro, o que la Nación
sea dueña como es hoy del 50 por ciento menos
una acción de una Telecom próspera?
La vieja era una mortuoria, sin patrimonio. La nueva
es una empresa promisoria.
Trasladémonos a Ecopetrol. Hace cuatro años
el país estaba perforando diez pozos de petróleo
al año, este año perfora entre 47 y 50.
Un gran crecimiento, pero todavía no hay hallazgos
importantes.
Hace cuatro años estábamos haciendo 1.200
kilómetros de sísmica al año, hace
un mes en lo acumulado de este año llevábamos
16 mil 500. Pero todavía no hay hallazgos importantes
de petróleo.
Aquí no más, en frente de Santa Marta,
tenemos una concesión que hoy está buscando
petróleo y gas en dos millones de hectáreas.
Los socios son Ecopetrol, Petrobras y una empresa, creo
que es norteamericana. Todavía no se ha confirmado
hallazgos, aunque eso es promisorio.
Hace cuatro años Ecopetrol invertía 500
millones de dólares al año, este año
invierte 1.400 millones de dólares. Hay un gran
crecimiento en esa inversión, pero todavía
no hay hallazgos importantes.
¿Qué tememos nosotros? Que si no aumentamos
sustancialmente los niveles de inversión, la empresa
puede perder las reservas y, por ende, el valor.
Y en Colombia hay unos campos
relativamente probados de crudos pesados, cuya explotación es hoy rentable.
Hacia allá queremos orientar las nuevas inversiones
de Ecopetrol.
Para eso necesitamos estos recursos.
Y en un momento en el cual hay confianza en el país, ¿por
qué desaprovechar la oportunidad y negarnos a
capitalizar el 20 por ciento de Ecopetrol?
El debate ha sido intenso en
todo el país, con
el sindicato, con algunos sectores políticos,
con nuestros propios compañeros de bancada. Y
necesitamos que el Congreso de la República convierta
el proyecto en Ley, ya ha sido aprobado por las comisiones,
y que la opinión pública nos legitime ese
proyecto.
A semejanza de Telecom, yo creo
que para el futuro será mucho
mejor para los colombianos que la Nación sea dueña
del 80 por ciento de una Ecopetrol próspera, que
del ciento por ciento de una Ecopetrol sin reservas.
Ahora, nosotros hemos dado la
siguiente respuesta, porque nos proponen: hombre, no
la capitalicen con terceros,
capitalícenla con reservas del Banco de la República.
Hemos dado todas las explicaciones de por qué no
se puede y no es conveniente.
Valen más de 15 mil millones de dólares
hoy, pero son justicas, para responder por siete , ocho
meses de importaciones, en un país que este año
puede importar 25 mil millones de dólares.
Son justicas para atender una
crisis de financiamiento, en un momento que ojalá no se presente. Las maneja
el Banco de la República. Su buen manejo, a pesar
de que aparentemente no es muy rentable, de todas maneras
les da posibilidades de endeudamiento al sector público
y al sector privado colombiano en condiciones muy razonables.
Nos han presentado otras fuentes
de financiamiento y hemos explicado por qué no se puede, y finalmente
les he contestado a mis compatriotas en esos debates:
fuentes extraordinarias de financiamiento de dudosa conveniencia,
debería aplicarlas un país que no tuviera
confianza inversionista. Pero si nosotros tenemos la
ventaja de que los inversionistas nos creen, tenemos
la posibilidad de hacerlo, ¿por qué lo
desperdiciamos?
El año pasado tuvimos inversión extranjera
neta en Colombia de 5 mil 400 millones de dólares,
este año va a ser de 6 mil, y uno empieza a hacer
comparaciones buenas para Colombia.
China lleva muchos años con inversiones de 54
- 60 mil millones de dólares, pero tiene 1.400
millones de habitantes. En el per cápita Colombia
empieza a tener ahí una inversión muy importante.
A mí me sorprende cuando veo que la inversión
extranjera directa en el Japón en el año
2003 fue de 6 mil millones de dólares, igualita
a la que va a tener Colombia este año.
Entonces un país que empieza a tener estas posibilidades, ¿por
qué las rechaza para poder capitalizar a Ecopetrol?
El Gobierno ha asumido el compromiso
de que ese dinero es un dinero que se manejará como capitalización
para el crecimiento y fortalecimiento de la empresa.
No como venta para traer ese recurso al gasto público.
Esa es otra garantía que damos.
Ayúdennos a aclimatar en la opinión pública
ese paso, que es de gran trascendencia.
Y ayúdennos con las transferencias. El debate
ha sido muy intenso. Agradezco mucho a los congresistas
que hoy tuvieron la paciencia de acompañarnos
en esas largas horas, pero muy fructíferas, en
Valledupar.
¿Qué queremos nosotros? Nosotros queremos
fortalecer la descentralización sin quebrar a
la Nación. He ahí el equilibrio.
Aquí nadie está proponiendo recortes.
Yo les decía: hombre, no hay recortes. Las transferencias
en el año 2000 valían nueve billones, en
el 2001, el año entrante valdrán 17 billones
y medio.
Están creciendo año tras año. No
crecen tanto como deberían haber crecido con la
fórmula de la Constitución del 91, pero
es que era impracticable.
¿Qué ganan los colombianos si el Gobierno
les dice a las regiones: sí, yo les doy 10, y
a la hora de la verdad no les puedo dar sino cinco.
No se puede desconocer que el
déficit y el endeudamiento,
que contribuyeron a la crisis del país en los
años 1999 y 2000 y que contribuyeron a que a Colombia
le quitaran el grado de inversión,anunciaron muchos
años antes.
Cuando se promulgó la Constitución del
91 muchos analistas serios dijeron: ‘cuidado con
el déficit’. Y el país en pocos años
pasó, no solamente por eso, es apenas una de las
causas pero no se puede desestimar, de una situación
de equilibrio a una situación de alto déficit.
Nosotros recibimos un déficit consolidado del
4,2 (por ciento).
Y de una situación muy sana en endeudamiento
a un endeudamiento que hace cuatro años, neto,
era del 48 por ciento del PIB, hoy está en el
33.
Nosotros creemos que es impracticable
regresar a la fórmula de la Constitución del 91, hoy
nos costaría cuatro y medio – cinco billones
de pesos adicionales, por año, primer año,
me recuerda la Directora de Planeación. No tenemos
manera de pagarlo.
¿Es malo lo que estamos proponiendo? No, es muy
presentable. El Congreso ha venido aprobando mucho más,
mucho más de lo que propuso el Gobierno inicialmente.
En el año 2008 deberían crecer las transferencias,
de acuerdo con lo aprobado hoy en la Comisión
Primera de la Cámara y ya aprobado por el Senado,
inflación más cuatro. En año 2009,
inflación más cuatro. En el año
2010, inflación más tres y medio. En el
año 2011, inflación más tres. En
el 2016 se atan de nuevo a los ingresos corrientes de
la Nación.
Y la fórmula es el promedio de crecimiento de
los ingresos corriente de la nación en los últimos
cuatro años. Además, si la economía
crece por encima del cuatro por ciento, todo lo que crezca
por encima del cuatro por ciento, se refleja en incremento
para las regiones. Si no crece la economía, la
Nación les tiene que cumplir a las regiones.
Es decir, la fórmula es presentable. Es defensable
en todas partes. Está prevista para que el país
logre las plenas coberturas de educación, de salud,
un gran avance en saneamiento básico, etcétera.
A mí me preocupa mucho que vayamos a tener una
dificultad con el tema. Porque es efectista el argumento
político de que estamos afectando la descentralización.
De ninguna manera. No se afecta una sola de las competencias
de descentralización.
No les voy a repetir a ustedes
las siete horas de debate en Valledupar, pero tengan
la certeza de que no se afecta
una sola de las competencias de la descentralización.
Lo peor que le puede pasar a
las regiones es que el Gobierno Nacional, por ganarse
un aplauso, acepte una
fórmula impracticable de transferencias. Al otro
día nos encarecen la tasa de interés.
No podemos olvidar que hace cuatro
años estábamos
debatiéndonos en una crisis de TES. Los intereses
de los TES se pusieron al 17 – 18, y la gente no
quería invertir en los TES.
A mí me dicen: ‘no, es que usted va a romper
el pacto constitucional de descentralización por
atender a Wall Street’. No, el problema no es con
Wall Street. El 70 por ciento de la deuda pública
colombiana es con colombianos, con los trabajadores,
con los Fondos de Pensiones.
Ahora que necesitamos que los
Fondos de Pensiones inviertan en este sector de infraestructura,
qué tal que
los fuéramos a defraudar con la deuda que tiene
la Nación contraída con ellos por una mala
decisión en materia de transferencias.
Y las regiones y el sector privado
deben entender esto: las malas decisiones del manejo
de la economía
por parte del Gobierno Nacional, cuando producen el resultado
de que cierran los mercados de financiamiento, recortan
los plazos, aumentan las tasas de interés, inmediatamente
eso repercute en las regiones y en el sector privado.
Los departamentos y los municipios
están hoy
en una bonanza de crédito, porque están
consiguiendo créditos muy largos, a muy largo
plazo y a muy baja tasa de interés. Con un desacierto
en materia de transferencias, eso se pierde.
Ahora, ha aparecido un tema,
a raíz de unas declaraciones
valerosas de la doctora Carolina Rentería en un
periódico. Que es que el Gobierno Nacional lo
que quiere es premiar la infraestructura y olvidar el
desarrollo humano. De ninguna manera.
Las transferencias estás definidas para que el
país logre en estos cuatro años plenas
coberturas en salud y en educación, un gran avance
en esa infraestructura, que es saneamiento básico.
Pero no podemos olvidar esta infraestructura que los
ocupa a ustedes.
A mí me tocó una contradicción
que por fortuna se viene resolviendo en el país.
A toda hora era: ‘Uribe no invierte sino en guerra
y no hay inversión social’.
Apenas empezamos a mostrar los
avances en educación,
en régimen subsidiado, ahora ojalá podamos
tener éxito en la Banca de Oportunidades, ya el
debate fue otro.
¿Y qué he visto? El alcalde que más
inversión social es el que más Policía
pide. Hoy los colombianos, por fortuna, para bien del
país, entienden que la seguridad no es un tema
de las derechas, no es un tema militarista, no es un
tema del fascismo, sino un valor democrático y
una fuente de recursos.
Si no hay inversión en seguridad, no hay el marco
para que la economía prospere y poder obtener
los recursos para la inversión social.
Pero ahora quieren presentar
otra contradicción.
La contradicción entre esta infraestructura de
competitividad y el desarrollo humano. No lo puede haber.
El país no logra financiar sosteniblemente un
desarrollo humano, si no hace una gran inversión
en infraestructura que le permita ser competitivo. Y
ayudar a ponerle una base de infraestructura sólida
al crecimiento económico.
Nosotros queremos dejar al país con un horizonte
de largo plazo despejado de crecimiento económico.
Por eso todos los esfuerzos para la inserción
de la economía colombiana en la economía
mundial. Por eso vamos a firmar el lunes el acuerdo con
Chile.
Nos entusiasma mucho, desde el
punto de vista de la inversión. Más importancia que al comercio,
el acuerdo de Chile la tiene por la inversión.
Los chilenos tienen casi 60 mil
millones de dólares
en sus fondos de pensiones y tienen treinta o cuarenta
mil millones desocupados. Y miran a Colombia con mucho
entusiasmo y quieren invertir aquí. Y nosotros
lo que queremos es hacer este país atractivo para
que vengan esas inversiones a nuestro país.
Entonces nosotros logramos un
crecimiento económico
despejado por una serie de variables, no lo podemos afectar,
como ustedes muy bien lo han reclamado, por falta de
infraestructura.
Yo creo que hay que crear la
conciencia en el país
de que necesitamos llevar de la mano infraestructura
y desarrollo humano, y que no puede alegarse en contra
del proyecto de las transferencias que va en desmedro
del desarrollo humano.
Ayúdenme a crear una gran conciencia ciudadana
sobre la necesidad de unas transferencias juiciosas,
porque de pronto nos va a tocar ahora una campaña
política intensa para explicarles a los colombianos
que no hay tal recorte, para explicarles a los colombianos
que no hay tal anulación de la descentralización.
Por ejemplo, algunos de mis críticos van a la
oficina y entonces me piden unas carreteras en Norte
de Santander, etcétera. Les digo: muy bien, estamos
bregando a financiarlas. Hay pedido de carreteras pero
enseguida: voten reforma tributaria, nada; voten Ecopetrol,
nada; voten transferencias, nada; entonces el discurso
es: ‘gobiernos tan malos, no hacen la carretera,
no le responde a las regiones’. Y el discurso es: ‘y
además quiere acabar con la descentralización
y quiere privatizar a Ecopetrol’. Es muy difícil
así.
Les reclaman a los gobiernos
y ese reclamo es justo y esas carreteras hay que hacerlas,
pero también
les deben dar a los gobiernos instrumentos.
Ahora, dicen: ‘no, es que el Gobierno Nacional
lo que quiere es sustituir a las regiones’. Yo
le recordaba esta tarde a los gobernadores lo siguiente:
el Gobierno Nacional financia el 70 por ciento de los
Transmilenios, pero los alcaldes tienen un gran manejo
en toda la ejecución de la obra y después
en la operación. Nosotros estamos haciendo un
aporte en financiación, muy importante, pero no
estamos sustituyendo sus competencias de ejecución
y sus competencias de operación.
Estamos realizando planes de
agua con los 32 departamentos de Colombia, invitándolos a que pignoren regalías,
invitándolos a que pignoren transferencias. Eso
va a ser muy importante para el país y para el
sector de ustedes de infraestructura, pero ellos los
van a ejecutar, el Gobierno simplemente se reserva unas
facultades de vigilancia, de interventoría.
Ahora, les propongo una reflexión: asumamos que
entregamos todo lo que nos están pidiendo en transferencias,
que volvemos a la fórmula del 91. Y aquí tienen
5 billones adicionales por año. ¿Quién
hace las grandes vías que ustedes están
reclamando?
Con o sin descentralización, con más o
menos descentralización, las tiene que hacer la
Nación. Esa plata se riega y nadie las hace. Esa
plata se riega y no hacen las vías de Buenaventura.
Entonces nosotros necesitamos sacar esa agenda legislativa
para que ayude a financiar eso.
Está tarde, pero es viernes, y el único
que no puede decir ahora que está cansado soy
yo porque les llegué tarde. O sea que ustedes
tienen derecho a hacer cuantas preguntas, comentarios
y objeciones quieran proponer. Tienen la palabra ustedes.
Muchas gracias.