Compatriotas:
Un saludo muy afectuoso a todos
ustedes. Realizamos hoy un nuevo Consejo Temático, en esta serie
que hemos venido llevando a cabo para alimentar lo
que habrá de ser el Plan de Desarrollo.
Estoy seguro que para el Gobierno
Nacional, el ejercicio de los Consejos Comunitarios
Temáticos especializados,
ha sido y es muy útil para enriquecer las ideas
iniciales sobre el Plan de Desarrollo, lo mismo que
para el Honorable Congreso de la República,
que tendrá la responsabilidad del estudio y
decisión final sobre el Plan de Desarrollo.
Nos reunimos hoy en la ciudad
de Barranquilla para examinar un tema fundamental
del desarrollo económico
y social de la Nación: el comercio.
Vamos a aprovechar este Consejo
Comunitario para avanzar sobre este tema y también para tener unas mesas
paralelas sobre asuntos de gran interés local.
Insertemos el tema que nos
ocupa, el del comercio, en la Visión que está trabajando
el Gobierno.
Nosotros tenemos un concepto
de competitividad y de crecimiento económico, como medios para el desarrollo
social de la Nación.
Nuestra gran aspiración es la reducción
de pobreza y la construcción de equidad.
Hace cuatro años la pobreza estaba casi en
el 60 por ciento. Hace un año en el 51 por ciento.
La meta es que el 20 de julio de 2010, en las vísperas
de la finalización del Gobierno, cuando cumpla
evaluar metas parciales de la Visión Colombia
Segundo Centenario al 7 de agosto 2019, la meta es
que ese 20 de julio podamos decir que la pobreza se
ha reducido al 35 por ciento.
Planeación Nacional ha expresado que en el
cuatrienio es difícil ponerla por debajo del
39. Pero vamos a hacer todos los esfuerzos, a recorrer
el kilómetro adicional para lograr situarla
en el 35, a fin de que aquellos gobiernos que nos sucedan
puedan cumplir la meta de que el 7 de agosto de 2019
la pobreza no supere el 15 por ciento.
Esa tarea hay que acompañarla de una tarea
de construcción de equidad. Por primera vez
en muchos años el Coeficiente Gini, que mide
la distribución del ingreso, empieza a mostrar
leves signos de mejoría en Colombia.
Por eso nosotros queremos y
necesitamos llegar a un crecimiento económico sostenido del 6 por ciento.
No fácil. Ha sido muy difícil llegar
al 5 por ciento. Difícil sostenerlo y, por supuesto,
llegar al 6 por ciento, y sostenerlo.
Hay un aspecto positivo y un riesgo. El aspecto positivo:
la confianza en Colombia. El riesgo: la falta de hallazgos
petroleros.
Diríamos que Colombia empieza a tener una bonanza
de confianza. El país tuvo bonanzas puntuales.
El país tuvo bonanzas cafeteras, puntuales y
transitorias. Bonanzas cuando se hallaron pozos de
petróleo, como Caño Limón, Cupiagua,
Cusiana. Una bonanza de inversión cuando el
país abrió el espacio a la inversión
privada para la telefonía móvil. Una
bonanza de inversión cuando el país abrió los
espacios para la televisión privada. Ahora parecería
ser que no tenemos una bonanza específica de
inversión, ni furtiva, sino general y con alientos
de largo plazo.
¿Por qué lo digo? Porque vemos un crecimiento
económico sustentado en inversión en
todos los sectores. Eso es muy importante. Por el tratamiento
que hemos recibido en los mercados financieros: hace
pocas semanas el país colocó 1.000 millones
de dólares en el mercado de Nueva Cork, a un
plazo de 31 años y una tasa de 7,44.
Una bonanza de confianza en
el ritmo de inversión:
este año la inversión privada está creciendo
al 32 por ciento. El año pasado la inversión
extranjera directa en Colombia, neta, superó los
5 mil millones de dólares. Hace cuatro años
estaba en 700. Yo creo que este año, por las
cifras que hemos venido viendo con el Banco de la República,
vamos a lograr la misma cifra neta de inversión
extranjera directa del año pasado.
Las cifras del comercio, que
veíamos esta semana, ¿por
casualidad las tienes aquí, Cecilia? Que Cecilia Álvarez
pudiera leer allí, ayudara alguien que tuviera
un micrófono, y aquí está Guillermo
Botero Nieto, presidente de FENALCO. Léete algunas
de las cifras que registró el comercio esta
semana, y al final resaltando la cifra de consumo de
alimentos.
Cecilia Álvarez, consejera económica
de la Presidencia: En agosto del 2006 las ventas reales
minoristas aumentaron 14,76 comparado con el mismo
mes del año anterior.
Presidente de la República: Ventas reales minoristas: 14,76.
Consejera económica de la Presidencia: Los
principales grupos de mercancías están:
alimentos y bebidas no alcohólicas: crecimiento
del 7,22 por ciento.
La cifra de empleo: en agosto
del 2006, el empleo del comercio minorista creció el
4,43 por ciento, comparado con agosto del 2005.
Año corrido, entre enero
y agosto del 2006, las ventas reales del comercio
minorista crecieron
el 12,95 por ciento.
Entre enero y agosto de 2006,
los grupos de mercancías
que registraron los principales crecimientos en ventas
reales fueron: muebles y equipos para oficina, vehículos
automotores, motocicletas, muebles y electrodomésticos.
De enero a agosto del 2006,
el empleo asociado al comercio minorista, creció el
4,51 por ciento.
Presidente de la República: Yo destacaría
aquí el crecimiento de alimentos. Ya llevamos
varios meses de un crecimiento real de alimentos, tonificante,
importante.
Y eso es lo que nos dice qué está pasando
en los sectores más pobres de la Nación.
Porque el aumento de consumo
de alimentos no se registra en los sectores más pudientes, que viven a dieta:
no se comen un sancocho más, no le mezclan un ñame
más a la sopa.
Creo que es bien importante
lo que viene pasando en el país en materia de consumo de alimentos,
que demuestra que, en medio de todas las dificultades,
se empieza a recuperar la capacidad adquisitiva de
los sectores más vulnerables.
Pero esto hay que consolidarlo.
Tiene riesgos. El país todavía no ha podido recuperar el
grado de inversión. Si no lo recupera, la confianza
en el país puede volverse a deteriorar. Nos
están dando un margen de espera.
El país todavía tiene un alto déficit
en el Gobierno Nacional central. Tenemos una carga
pensional muy alta. El país debe 142 billones.
Si bien se ha hecho un gran esfuerzo y como porcentaje
la deuda pública se ha reducido del 48 al 33
por ciento, el endeudamiento neto de la Nación
de todas maneras es muy alto, del 33 por ciento, y
es muy alta la cifra absoluta, de más o menos
142 billones.
Hemos reformado 293 entidades
del Estado, pero todavía
faltan muchas. Apenas estamos empezando a reformar
las clínicas del Seguro Social.
De ahí la importancia del conjunto de reformas
que están a consideración del Congreso.
Yo miro con optimismo que la aprobación de esas
reformas puede consolidar una tendencia de confianza
en Colombia.
Ahora este crecimiento de la
economía colombiana
es valioso, porque no se sustenta en loterías,
sino en un gran esfuerzo de todos los sectores de la
economía.
Colombia, por ejemplo, no es
la gran beneficiaria suramericana de todo ese auge
de la economía
china. Uno ve que Brasil le exporta a China 10 mil
millones de dólares al año, con una gran
participación de carne, ganado vacuno, con una
gran participación de soya.
La economía peruana, la economía chilena,
se favorecen ampliamente del auge chino, gracias a
que son economías altamente exportadoras de
los minerales demandados por China.
Colombia tiene apenas pequeñas cantidades de
esos minerales. Le exporta a China unos 250 – 300
millones de dólares al año. Es productora
en mínima cantidad de soya y tenemos la vulnerabilidad
del petróleo.
No obstante que hace cuatro
años exploraba
el país diez pozos por año y este año
exploramos entre 47 y 50, aún no se dan los
hallazgos de petróleo que necesitamos para despejar
los nubarrones en ese frente tan sensible de la economía.
¿Y por qué lo económico? Porque
para nosotros no son válidos ningunos de los
dos extremos que quisieron conducir a América
Latina. Ni el extremo brasilero de los 60, que solamente
se preocupaba por el crecimiento y hacía caso
omiso de la superación de pobreza y de la equidad,
aquel modelo que se llamaba ‘desarrollismo’,
y que justamente por no haberse dado por generación
espontánea, como sus mentores lo esperaban,
el impacto sobre la pobreza, entonces cayó en
desgracia.
Tampoco participamos del concepto
totalmente contrario que quiso liderar América Latina de que lo importante
era la inversión social, con el burocratismo,
excesos sindicales, que simplemente condujo a que se
tratara de hacer equidad distribuyendo pobreza.
Nosotros creemos en un sólido crecimiento a
la economía, vigoroso y sostenido en el tiempo,
que sea capaz de ir acompañado de superación
de pobreza y de construcción de equidad.
Hoy nos reunimos para examinar
uno de los temas más
importantes en esa dirección. En esa dirección
necesitamos trabajar el capital social, el capital
físico, el comercio exterior, el buen manejo
de la economía.
En el capital social tenemos
unas metas muy ambiciosas en educación, en financiación de la economía
popular, en salud, en saneamiento básico, en
vivienda.
En capital físico unas
metas muy ambiciosas de infraestructura.
El Gobernador, el Ministro
del Transporte (Andrés
Uriel Gallego), van a presentar en algún momento
de los inicios del Consejo un plan de infraestructura
bien importante para el Caribe Colombiano y para la
ciudad de Barranquilla.
En el manejo macroeconómico tenemos toda la
esperanza puesta en las aprobaciones en el Congreso
de la República al conjunto de leyes que están
en trámite.
Y el tema del comercio exterior
para nosotros no es un elemento ideológico, es un elemento práctico,
es un elemento de inserción de Colombia en la
economía mundial.
Si hay alguna ciudad que enseñe en esta materia
es Barranquilla. Como lo expresa su gran historiador
Eduardo Posada Carbó, esta ciudad estuvo conectada
con el mundo desde los orígenes, y en más
o menos debida forma con el interior del país
apenas en los años 1950.
Tal vez esa circunstancia histórica que la
llevó a conectarse primero más activamente
con el resto del mundo que con el resto del país,
haya creado las fundaciones en el espíritu del
pueblo atlanticense para ser el pueblo con más
visión cosmopolita de Colombia.
Por eso es bien importante
haber escogido la ciudad de Barranquilla como sede
de este Consejo Comunitario
de Comercio. Porque aquí no se entiende la internacionalización
de la economía como una amenaza a la economía
colombiana, sino como una gran posibilidad.
Barranquilla entiende que la
internacionalización
de la economía no se puede frenar por razones
ideológicas, cuando lo que tenemos que hacer
es utilizarla para buscar mercados que les den mejores
oportunidades a los trabajadores colombianos. Le asignamos,
pues, mucha importancia a lo que podamos hacer en esta
materia.
Vamos a tener las siguientes
reuniones paralelas. Miguel, por qué no nos cuenta cuáles
son las reuniones paralelas programadas.
Miguel Peñaloza, asesor presidencial para las
Regiones: Sí, Presidente, muchas gracias. Con
el Gobernador se acordaron una serie de problemas locales
y va a haber una sala de educación, una sala
de transporte, una sala de agua y saneamiento básico,
una sala de agricultura, y la sala que usted propuso
para todos los consejos del DANE.
Presidente de la República: ¿Va a haber
una presentación del Subdirector del DANE aquí sobre
las cifras que presenta el DANE para el departamento
del Atlántico?
Asesor presidencial para
las Regiones: Sí.
Hay una regional total del departamento, pero además
tiene todas las cifras para que los alcaldes de los
municipios puedan conocer casos particulares.
Presidente de la República: Usted me dice que
los comunicadores de Barranquilla están preguntando
sobre la reacción del Gobierno acerca del comunicado.
Entonces una reacción, queridos amigos de los
medios de comunicación. Cuando estén
listos me dicen. ¿Están listos, muchachos?
Los colombianos necesitamos
hechos demostrativos de buena fe. Hechos demostrativos
de buena fe. Esa es
mi reacción.
Permítanme hacer unos comentarios sobre los
sucesos de la Universidad del Atlántico.
Convocados por sus congresistas,
con un gran interés
del entonces senador José Name Terán,
con permanente preocupación del Gobernador y
del Alcalde, el Gobierno Nacional acudió en
el último año y medio en innumerables
ocasiones a Barranquilla, a buscar superar la crisis
de la Universidad del Atlántico.
En campaña se puso en duda la voluntad del
Gobierno Nacional de mantenerla abierta. Por razones
electorales se acusó al Gobierno Nacional de
que quería cerrarla. Los hechos han demostrado
nuestra voluntad de mantenerla abierta, de mantener
esa posibilidad de universidad pública a los
estudiantes atlanticenses.
Pero nosotros teníamos que escoger uno de dos
caminos: no reformarla, inyectarle unos dineros, hacer
un gran esfuerzo presupuestal, y por falta de reformarla
después asistir de nuevo a una reaparición
de crisis. El otro camino: reestructurarla para garantizar
su sostenibilidad futura. Este es el segundo camino
que hemos escogido.
Como expresé el 7 de agosto, apreciados compatriotas,
nosotros tenemos un concepto del patrimonio público:
no compartimos la idea que hizo carrera en algunas
décadas en América Latina, mediante la
cual se oponían a la reforma de los patrimonios
públicos, se permitía que la politiquería
y los excesos sindicales estuvieran apoderados de los
patrimonios públicos, en nombre de tesis sociales
se evitaba la reforma y todo condujo a que por falta
de reformas, por politiquería y excesos sindicales,
esos patrimonios públicos terminaran en la ruina.
Tampoco compartimos el extremo
opuesto de desmantelar el Estado, como ocurrió especialmente en la
década de los 90 en muchos países de
América Latina.
Nuestro concepto es un Estado al servicio de la comunidad,
sostenible.
Por eso en lugar de cerrar
los hospitales del Atlántico,
cofinanciamos a la Gobernación para la reforma
de la red hospitalaria del Atlántico, que tiene
hoy aspectos que enorgullecen a Colombia, como es la
transformación del antiguo Hospital Universitario
de Barranquilla, que era un desastre y hoy es una maravilla.
Hemos transformado 293 empresas
del Estado, y confiamos que dentro de no muchos meses
los colombianos empiecen
a percibir los resultados de la transformación
de las clínicas del Seguro Social.
Y lo mismo necesitamos en las
universidades públicas.
Hay unas sumamente bien transformadas, otras que les
falta la transformación.
La Universidad del Atlántico era insostenible
con sus costos, con los cuestionamientos a su sistema
de pensiones. Muy costosa para prestar muy pocos servicios.
Muy costosa para atender un número reducido
de estudiantes.
Entonces nos hemos propuesto reestructurarla.
Reitero hoy ante ustedes, compatriotas
atlanticenses, toda la voluntad del Gobierno Nacional
para que la
Universidad del Atlántico salga adelante.
En los últimos días se giraron 30 mil
millones del presupuesto nacional para apoyar el proceso.
Estamos en la gestión de un nuevo crédito
de 20 mil millones, y confiamos acordar las garantías
rápidamente con el Gobernador.
Tenemos toda la voluntad, pero
hay que reestructurarla. Si no la reestructuramos,
esa es platica perdida. Si
no la reestructuramos, eso es como pretender curar
un cáncer con un Mejoral. Hay que reestructurarla
para poderle dar sostenibilidad en el tiempo.
He dicho esta semana a la Ministra
(de Educación,
Cecilia María Vélez) y a la Rectora encargada,
Ana Sofía (Mesa), que el Presidente de la República
lo que hace es reiterar el respaldo a las decisiones
de reestructuración.
Ninguna amenaza nos puede frenar
esa reestructuración,
porque de esa reestructuración depende el futuro
de la universidad y las posibilidades de miles de familias
que tienen en la universidad la única opción
para sus hijos.
Yo soy hijo de la universidad
pública. La hemos
fortalecido mucho en nuestros años de Gobierno.
Pero lo que no podemos permitir es una universidad
pública derrochadora de recursos, y no podemos
permitir una universidad pública violenta.
Qué tal una universidad pública derrochando
recursos en pensiones ilegales, mientras no atiende
a un suficiente número de estudiantes pobres.
Esa no es la universidad pública que queremos.
Qué tal una universidad pública
acabando con las vidas de los muchachos, acabando
con los semestres
de los muchachos por estar en violencia.
La universidad es caja de resonancia
de los problemas de la sociedad. Yo entiendo que
la universidad tiene
que hacerle eco a los problemas sociales. En una Nación
con pobreza, con inequidad, la universidad tiene que
ser crítica. Si no es crítica, no cumple
otra misión esencial, cual es la misión
de ser científica.
La necesitamos reestructurar
para que sea masiva. Estimulamos la universidad crítica y la universidad
científica, pero eso se contrapone a la universidad
violenta.
¡Sí a la universidad pública de
masas, sí a la universidad pública científica,
sí a la universidad pública crítica,
no a la universidad pública violenta!
He pedido a las Fuerzas Militares
y de Policía
que están en la ciudad de Barranquilla, que
hagan todas las investigaciones, todos los esfuerzos,
para llevar a la cárcel a la totalidad de los
infiltrados violentos que están en la Universidad
del Atlántico.
He pedido que cuantas veces
tenga que entrar la Policía
a la Universidad del Atlántico para evitar que
destruyan los edificios, para proteger la administración
y a los estudiantes, lo haga.
¿Qué es eso de que no pueda entrar la
policía a la Universidad del Atlántico,
pero allá sí hacen de las suyas los terroristas?
Nosotros creemos en la universidad
pública
libre, crítica, científica, pero no en
la universidad pública amedrentada por terroristas.
Para que esto no quede en privado,
General (Rafael) Parra y Coronel (Álvaro)
Caro, cuantas veces haya que entrar a la universidad
a sacar terroristas,
entren. Con toda la prudencia, pero con toda la firmeza.
Que la universidad viva en
un ambiente de libertad, en un ambiente de ciencia,
en un ambiente de crítica,
pero no en un ambiente de terror.
Y para que ustedes no tengan
ningún tropiezo,
yo, que tengo la responsabilidad constitucional mayor
del orden público, quería reiterarles
estas instrucciones aquí, de cara a mis conciudadanos
de Barranquilla. Ayúdenos a garantizar esa universidad.
Una vez escuchemos al Gobernador
y al Alcalde, entonces entramos con los temas específicos
del Consejo y con las mesas paralelas.
Ofrezco la palabra a nuestro
gobernador anfitrión,
Carlos Rodado Noriega.
Muchas gracias.