Compatriotas:
En primer lugar, quiero agradecer
a Planeación
Nacional, en cabeza de su actual directora, Carolina
Rentería; de su actual subdirector, Mauricio
Santamaría y de quienes los antecedieron, Santiago
Montenegro y José Leibovich, el gran esfuerzo
para poder articular una estrategia de lucha eficaz
para que nuestro país vaya superando, más
velozmente, los penosos niveles de pobreza y de desigualdad.
Quiero agradecer la excelente
integración de
la Misión de Pobreza, encabezada por Hugo López
y Jairo Núñez –cuya solvencia profesional
el país entero respeta y que le da tranquilidad
al Gobierno y les da tranquilidad a todos los colombianos-.
Es muy importante las conclusiones
a las cuales se arriba en el día de hoy, que habrán de
iluminar lo que piensa el Gobierno sobre esta materia
y las acciones que nos proponemos adelantar en los
46 meses restantes de administración.
Déjenme agregar a la muy importante intervención
que acabamos de escuchar a Directora de Planeación,
algunos comentarios.
Por ejemplo, es muy importante
fijar un concepto político:
América Latina ha vivido dos extremos. En los
años 60’s algunos creyeron que la teoría
indicada era la que provenía del Brasil, que
se conocía por entonces con el nombre de “desarrollismo”.
Todo el interés del Gobierno era estimular el
crecimiento de la economía y el Gobierno suponía
que la superación de la pobreza y la equidad
aparecerían espontáneamente. Pero toda
América Latina, el extremo contrario. En muchas
partes el discurso político suponía que
lo importante era la distribución y partía
de la consideración de que el crecimiento necesariamente
se daría.
En el primer extremo tuvieron
una época de
muy brillante crecimiento de la economía, pero
el descuido por la distribución llevó a
que ese crecimiento se estancara. En el segundo extremo
no lograron impulsar el crecimiento ni su propósito
fundamental que era la distribución. Simplemente
distribuyeron pobreza.
Nosotros hemos venido trabajando,
guiados por una convicción: hay que estimular un acelerado crecimiento
y simultáneamente, superar la pobreza y construir
equidad. Tienen que llevarse de la mano.
Cuando, hace tres años, le expresamos al país
que hiciéramos todos un gran esfuerzo para crecer
al 5 por ciento –que parecía imposible-,
muchos sectores empezaron a acompañarnos con
entusiasmo, pero con pesimismo en el resultado. Otros
no quisieron acompañarnos. Logramos ese crecimiento
del 5 por ciento en condiciones no fáciles,
porque es distinto crecer al 5 por ciento cuando se
tiene una gran bonanza petrolera, que cuando no se
tiene.
Es distinto crecer al 5 por
ciento cuando se tiene una oferta de minerales, como
la oferta de muchos de
los países de América del Sur, que absorbe
la economía China, que crecer al 5 por ciento
cuando no se tiene esa oferta de minerales.
Es distinto crecer al 5 por
ciento en una economía
suramericana que le vende a la economía China
9 mil millones de dólares al año, en
carne y en soya, que crecer al 5 por ciento en una
economía que no tiene la posibilidad de beneficiarse
de esa oferta exportable a la economía China.
Lograr, nosotros, un crecimiento
económico
del 5 por ciento, no ha sido fácil. Sostenerlo
en el 5 (por ciento), no es fácil. Llegar al
6 por ciento –en lo que estamos empeñados-
tampoco es fácil, pero necesitamos buscarlo
con la sabiduría de los técnicos y con
el entusiasmo de los políticos.
Ese crecimiento, en mi concepto,
tiene una base y un interrogante. La base fundamental
es consolidar
confianza en Colombia. Es lo más importante.
Diría que es la gran bonanza que el país
está empezando a vivir: una bonanza de confianza.
Donde quiera que uno se reúna con inversionistas
de cualquier continente, miran a Colombia con confianza.
Está de moda nuestra Patria.
A pesar de que no hemos recuperado
el grado de inversión,
nuestra Dirección de Crédito Público
del Ministerio de Hacienda, reabrió el mercado
japonés para los bonos de Colombia. Hace pocos
días Colombia colocó en el mercado externo
mil millones de dólares a un plazo de 31 años
y con una tasa de interés del 7.44 (por ciento).
Ha sido muy importante, como prueba de esa confianza,
la capacidad colombiana de colocar en el mercado externo,
bonos denominados en nuestra propia moneda.
El interés fundamental del Gobierno es consolidar
la confianza, por eso, el Gobierno es muy cuidadoso
en todos los pasos que de, para no alterar esa confianza.
Y lo que queremos pedir a todos los colombianos, de
todas las tendencias, es que independientemente de
sus discrepancias con el Gobierno, nos ayuden a consolidar
la confianza en el país.
Para nosotros la confianza
es más importante
hoy, que la mayoría de los otros activos, como
factor – causa eficiente del crecimiento.
Un interrogante: el futuro
de hidrocarburos. Estamos haciendo grandes esfuerzos,
pero todavía no
hay resultados que nos despejen los nubarrones. Hace
cuatro años Colombia exploró 10 pozos
petroleros en el año, este año exploraremos
entre 47 y 50, eso muestra la magnitud del esfuerzo.
También hemos logrado unos avances sustanciales
en kilómetros cuadrados de actividades de sísmica,
pero los resultados en incorporación de reservas
todavía no despejan el futuro.
Tenemos confianza, por ejemplo,
en la concesión
Tayrona, que en dos asociaciones va a sumar cuatro
millones de hectáreas en el Caribe norte, ya
dos millones en plena exploración. Confiamos
que se puedan allí, comprobar, ratificar, indicios
iniciales promisorios de gas.
La necesidad de resolver el
problema de hidrocarburos es un gran interrogante
sobre la sostenibilidad de
un alto ritmo de crecimiento. Por eso, apreciados compatriotas,
el proyecto a consideración del Congreso de
la República para capitalizar a Ecopetrol.
Expresé el 7 de agosto, que nosotros no tenemos
el concepto de los extremos políticos sobre
el patrimonio público que se agitaron en América
Latina. En algún momento en América Latina
se dijo: ‘desmantelemos el Estado’ y en
otro momento, una tesis opuesta, dijo: ‘hay que
sostenerlo, sin reformas’ y lo sostuvieron a
pesar de que excesos sindicales y politiqueros, no
lo reformaron y arruinaron.
Para nosotros no es válido el desmantelamiento
del Estado ni tampoco es válido el presupuesto
político de mantenerlo sin reformas, para que
por falta de reformas llegue a la ruina. Nuestro concepto
de Estado Comunitario nos lleva a una visión
de Estado que no interfiera la acción de los
particulares y que garantice la equidad.
Una visión de Estado sostenible, por eso la
reforma que hemos adelantado en casi 290 entidades
del Estado, reforma que ahora se complementará con
las que faltan, empezando por el Seguro Social. Y ahí llegamos
a Ecopetrol, fundamental para despejar nubarrones sobre
disponibilidad de hidrocarburos, nubarrones que nos
pueden afectar la senda de crecimiento.
En el periodo anterior, por
primera vez Ecopetrol presentó una denuncia a la convención
colectiva de trabajo y la sostuvo. Algún ensayo
del pasado en esa materia, llevó a que el Gobierno
de turno retirara la denuncia, desautorizara al gerente
de Ecopetrol y le aceptara la renuncia. Aquí ocurrió todo
lo contrario: superamos, durante tres años,
todas las dificultades y logramos introducirle mejoras
sustanciales al régimen pensional y laboral
de Ecopetrol, que le garantizan sostenibilidad.
Acabamos de adjudicar –en un procedimiento totalmente
transparente- la participación privada en la
refinería de Cartagena, pero tenemos que hacer
grandes esfuerzos en inversión.
Hace cuatro años Ecopetrol invertía
500 millones de dólares al año, este
año invierte 1.400 millones, un notable crecimiento.
Cuando se me pregunta: ‘¿y cuál
es el ahorro de su Gobierno?’, allí hay
una de las pruebas de ese ahorro, haber pasado de invertir
500 millones de dólares al año, a invertir
1.400 en Ecopetrol.
Si no hubiéramos procedido con toda responsabilidad,
esa diferencia nos la habríamos podido gastar
y estuviéramos en peor situación en Ecopetrol.
Pero ese nivel de inversión –que implica
un gran salto- no es suficiente. Por eso tenemos que
hacer el esfuerzo de capitalizar la empresa, no menos
en un 20 por ciento, con dineros de terceros.
Creo que para el futuro del
país es mucho mejor,
que el Estado sea dueño, en nombre de la comunidad,
del 80 por ciento de un Ecopetrol con músculo
inversionista, para buscar con mayor éxito,
agregar reservas en nuestros hidrocarburos, que permitir
que Ecopetrol vaya desvaneciéndose por el agotamiento
de las reservas.
Todo este esfuerzo es un esfuerzo
medio. Todo el esfuerzo en el crecimiento lo entendemos
como un medio. ¿Cuál
es el fin?: la superación de la pobreza y la
construcción de equidad.
En una visión de país, que resumida
en términos elementales la diría así:
una Nación sin exclusiones y sin odio de clases.
La democracia no es sostenible, cuando esa democracia
se sustenta en un andamiaje socioeconómico excluyente
y la democracia tampoco es sostenible cuando la dinámica
de las ideas cursa por el camino de la lucha de clases.
Ni exclusión ni lucha de clases, una Nación
solidaria, una Nación en permanente debate,
razón de ser del pluralismo democrático,
pero de bases sin antagonismos insuperables, de base
con vocación de lograr acuerdos, a pesar de
que se mantengan diferencias.
Por eso, nuestro propósito
de crecimiento del 6 por ciento, apunta a poder superar
la pobreza y a
empezar a demostrar mejores tendencias en contra de
la desigualdad.
La Directora de Planeación ha explicado en
qué nos encontrábamos en términos
de pobreza y miseria hace cuatro años, en qué estamos
ahora y qué proponemos. Para lograr la ‘Visión
2019’, a fin de que el país en el 7 de
agosto del 2019, Segundo Centenario de la Batalla de
Boyacá, haya reducido la pobreza al 15 por ciento,
en esta administración debemos reducirla al
35 (por ciento). Obra gigante. Planeación me
ha dicho que es muy difícil reducirla más
allá del 39 (por ciento), pero nos vamos a proponer
a hacerlo hasta el 35 (por ciento), para que los gobiernos
que nos sucedan, a partir del 7 de agosto de 2010,
puedan cumplir la meta del 15 por ciento para el 7
de agosto de 2019.
Nosotros, para lograrlo, tenemos
que trabajar en muchos frentes: el de capital social,
el de capital físico.
CAPITAL SOCIAL
En capital social, empecemos
por educación.
En el periodo anterior creamos en educación
básica un millón 419 mil cupos, ahora
vamos por la plena cobertura. Un esfuerzo muy grande
porque en el periodo anterior teníamos espacio
para aumentar el número de estudiantes por profesor,
ahora no lo tenemos. En el periodo anterior teníamos
espacio físico en aulas, ahora está copado.
Tendremos que hacer esfuerzos adicionales en profesores
y en construcción de establecimientos educativos
y en conectividad, lo mismo.
Además en cobertura, Bienestar Familiar tiene
aproximadamente dos millones 300 mil niñitos
menores de cinco años en los diferentes programas
de alimentación. Tenemos que empezar ahora a
vincularlos a educación preescolar, con un pensum
especial. Lograr la cobertura para todos ellos en el
cuatrienio, no es posible, pero el país va a
ver diariamente nuestros esfuerzos y avances en esa
escolarización en el nivel preescolar.
La Ministra de Educación (Cecilia María
Vélez) está haciendo enormes esfuerzos
para mejorar la calidad, que van desde la selección
de los profesores a través del concurso, que
dejó atrás la recomendación politiquera.
Las Pruebas Saber, las pruebas tradicionales para los
egresados de bachillerato, las metas ambiciosas en
materia de certificación de programas técnicos,
tecnológicos y universitarios.
Aspiramos, en este cuatrienio,
tener la acreditación
del ciento por ciento de los programas universitarios
y no menos del 25 por ciento de esos programas, con
acreditación de excelencia. Y a eso se le suman
las pruebas de egresados universitarios.
Hemos avanzado mucho en el
SENA, en horas de enseñanza,
en colombianos atendidos. Vienen ahora unas nuevas
metas: por ejemplo, en materia de formación
virtual tenemos que pasar de 400 alumnos del SENA en
ambiente virtual, a un millón. Tenemos que certificar
la totalidad de los programas del SENA para que mejore
la empleabilidad de sus egresados, que ha mejorado –ha
pasado del 42 por ciento a más del 65 (por ciento),
pero todavía es baja en el 65 (por ciento)-.
Y tenemos que hacer efectiva la decisión, que
ya tomamos, de unir al SENA y a las entidades semejantes,
con las universidades para que los técnicos
y tecnólogos graduados en este tipo de entidades,
en un proceso de educación por ciclos, puedan
llegar a las universidades, completar las materias
que les hace falta y acceder al grado de educación
superior.
Por supuesto hay un programa
muy importante, en el tema de capital humano: Familias
en Acción.
Iniciado en la administración presidencial
anterior, tuvo como su inspirador a Mauricio Cárdenas
Santamaría (actual subdirector de Planeación
Nacional), nosotros recibimos 280 mil Familias en Acción,
hoy tenemos 600 mil. Nos proponemos llegar a millón
y medio. Verán ustedes que no ha sido fácil
sostener las 280 mil, dar el salto a 600 mil y que
es difícil, pero tenemos todas las ganas para
lograrlo, llegar al millón y medio y ¡lo
vamos a lograr!
Y recorriendo algunos rubros
del capital humano, aparece el tema de vivienda,
aparece el tema de crédito
popular.
En el tema de vivienda, en
la administración
anterior, se entregaron cerca de 390 mil soluciones.
Estamos empeñados ahora en el aumento sustancial
del presupuesto, en la incorporación del sistema
de Banco de Materiales para construir lotes con servicios,
para mejoramiento urbano y rural y en la legalización
de títulos.
Sumadas nuevas unidades, mejoramiento
de unidades en condiciones deplorables y legalización de
títulos, en el Gobierno debemos entregar 800
mil soluciones.
Mirando la presentación del DANE, el pasado
sábado en el Consejo Comunitario sobre el Censo
y sus hallazgos, encontramos que una de las más
preocupantes expresiones de pobreza está en
el mal estado de la vivienda rural. Eso nos da luces
para fortalecer ese rubro.
Encontramos problemas diferentes
al presupuestal y a los procedimientos que estamos
utilizando para la
vivienda social en su conjunto. Uno de esos grandes
obstáculos es la falta de oferta de terrenos
y de disponibilidad de servicios públicos en
grandes ciudades. En unas, como Medellín, porque
la topografía ya no permite dispones de más
terrenos, en otras como Bogotá y Cartagena,
por el riesgo de urbanizar la Sabana o el costo de
ampliar la cobertura de servicios públicos.
Por eso la decisión
que hemos tomado en vivienda, que es fortalecer mucho
las grandes ciudades el mejoramiento
de la vivienda y los planes terraza.
Si ustedes sobrevuelan ciudades
como Bogotá,
Cartagena, verán que en muchas áreas
donde viven los sectores de menores ingresos, se encuentran
más terrazas que techos en zinc o en eternit
y hay un gran espacio para poder convertir viviendas
tuguriales en viviendas decentes.
Quiero llamar la atención sobre la necesidad
de dar mucha fuerza al mejoramiento de vivienda y al
plan terraza en la parte urbana y al mejoramiento en
la parte rural. No dejar que el programa lo frustre
la falta de oferta de tierras o de disponibilidad de
servicios públicos, trabajemos el mejoramiento.
Hemos avanzado mucho en crédito popular, lo
reconocen analistas internacionales. Hace cuatro años,
la cartera de microcrédito estaba en 736 mil
millones (de pesos), al terminar el Gobierno se situaba
en 3 billones (de pesos), pero estamos empeñados
en una segunda etapa de microcrédito: la Banca
de Oportunidades. No es un nuevo banco, es una manera
de comprometer a todo el sector financiero, público,
privado, cajas de compensación, ONG’s,
entidades sin ánimo de lucro, en una red de
colocación de crédito popular y de oferta
de servicios financieros a los sectores populares de
la Patria.
Tenemos institucionalidad,
estamos trabajando para que en el mes de noviembre
empiece el primer piloto.
Vamos a empezar esos pilotos con Familias en Acción
en Bogotá y en Cali, con tiendas en Barranquilla
y con egresados universitarios en la ciudad de Medellín.
Tenemos muchos objetivos allí: uno, llegarle
con crédito a los colombianos más vulnerables
y segundo, a los colombianos que estando no en tan
grande riesgo de vulnerabilidad, tienen serias dificultades
para acceder al crédito.
La manera como estamos diseñando el piloto
que se sentirá en Bogotá o que se conocerá Bogotá en
noviembre, es la siguiente: Acción Social –responsable
de desplazados, Familias Guardabosques y Familias en
Acción- selecciona mil Familias en Acción
en Bogotá. Origen: desplazadas. El SENA les
da una instrucción en microempresas y cumple
la segunda tarea, las acompaña para acceder
al crédito y las acompaña mientras tengan
la calidad de deudoras. El Fondo Nacional de Garantías
(FNG) las apoya y el Banco Agrario les hace el crédito.
La idea de escoger Familias
en Acción se ilumina
en dos objetivos: primero, llegarle a los sectores
más pobres de la Nación y segundo, a
sectores que ya tengan un mínimo de organización
en red comunitaria. El Censo de todas las redes comunitarias
de Colombia, es una necesidad y en ello estamos avanzando,
para trabajar la colocación de crédito
popular a través de esas redes comunitarias.
Veo con entusiasmo el programa,
estamos poniendo toda la energía, seguramente no arranca con la velocidad
con que queremos, pero en la medida que sea sólido,
debe contagiar en entusiasmo a todo el país.
CAPITAL FÍSICO
Por supuesto, nosotros tenemos
que trabajar el capital social de la mano del capital
físico. Y en el
capital físico aparecen grandes retos, relacionados
directa o indirectamente con la superación de
la pobreza.
El Banco Mundial, en un informe
reciente, ha expresado que Colombia está comparativamente bien en infraestructura
de servicios públicos y comparativamente mal
en infraestructura orientada al comercio exterior.
En servicios públicos, a pesar de que nos miran
bien, reconocemos todas las dificultades y atrasos,
continuaremos todo el programa de reformulación
institucional, en operadores –especialmente-.
Y hemos pedido al Congreso de la República que
el billón de pesos de audiencias públicas –dinero
con el cual este Gobierno sustituyó los auxilios
parlamentarios de ingrata recordación-, que
se adjudica transparentemente, de cara a la comunidad,
vaya en su totalidad al tema de los servicios en agua
potable, saneamiento de aguas residuales y disposición
final de basuras.
Allí, tenemos que sumar otros dos esfuerzos
que se están haciendo: infraestructura básica
y ambiciosa, en zonas tuguriales. Si ustedes miran,
los tres kilómetros y medio construidos en la
Ciénaga de la Virgen, en una alameda en Cartagena,
verán que tipifica ese concepto, es el principio
de recuperación de una de las zonas tuguriales
más deprimidas de Colombia, la adyacente a la
Ciénaga de la Virgen.
Y no se puede pensar en el
tema de superación
de pobreza, sin el esfuerzo en infraestructura de calidad
d vida urbana, por eso los transmilenios.
Y entonces aquí se pone
de presente el tema de la disputa de recursos escasos:
para todo se necesitan
y todo el mundo lo reclama.
Hemos pasado de 32 kilómetros de Transmilenio
en Bogotá, a 80 kilómetros. Tenemos financiadas
las nuevas licitaciones que comprometen la 26, la séptima
y la 10ª. y el Alcalde (Luis Eduardo Garzón)
con toda razón nos pide asegurar la financiación
para la Avenida Boyacá.
Estamos avanzando en Cali,
pero esta mañana
los vallecaucanos me reclamaban otros 500 millones
de dólares para la nueva etapa.
Ya tenemos inaugurado el primer servicio en Pereira,
pero en Armenia y Manizales dicen que porque le hemos
financiado el Transmilenio a Pereira y no a Armenia
y Manizales.
Estamos avanzando en el Valle de Aburra para integrarlo
al sistema de transporte masivo del metro. Estamos
empezando las obras en Barranquilla, Cartagena y en
Bucaramanga.
Y miren como es esto de distribuir
los recursos. En las ciudades donde avanzamos con
el transmilenio nos
dicen, no es suficiente y en las que todavía
no los tiene nos dicen: ‘¿y nosotros que?’ Cúcuta
dice: ‘¿cómo lo han empezado en
Bucaramanga y han dejado por fuera a Cúcuta?’
El vienes pasado me reuní con las Cajas de
Compensación Familiar en Neiva y las autoridades
locales me pedían: ‘bueno ¿y el
sistema de transporte masivo para Neiva?’.
Estos sistemas de transporte
masivo, en buena hora concebido con la forma de buses
articulados en Bogotá,
tiene un presupuesto para calidad de vida urbana, que
a su vez es un eslabón esencial en la lucha
por la superación de la pobreza. Pero demanda
ingentes recursos. Lo financiado por este Gobierno
a Bogotá –solamente para ese concepto-,
vale casi 990 millones de dólares y la nuevas
rutas exigirían otros dos billones, para sumar
lo que se requiere en las otras ciudades de Colombia.
Por eso hay que tener mucho
cuidado en el tema de la distribución de los recursos. La Directora
de Planeación, en su exposición nos decía:
hemos crecido los recursos de seguridad pero a pesar
de los escépticos, hemos crecido porcentualmente
más los recursos de inversión social.
Y necesitamos un balance: inversión social sin
seguridad es un imposible en Colombia.
Antes las mayorías colombianas, menos desorientadas,
nos crearon la equivocada creencia de que la seguridad
era militarismo, fascismo, extrema derecha, negación
de la democracia. Nos llevaron a confundir la civilidad
con la debilidad.
Las circunstancias, el esfuerzo
por la seguridad con alcance democrático, han producido resultados
intangibles mejores que los tangibles. Por ejemplo,
hoy las grandes mayorías colombianas aprecian
que la seguridad es un valor democrático y una
fuente de recursos.
A mi me admira que, a pesar
de que algunos dirigentes políticos críticos dicen: ‘es que
Uribe es guerra y lo que necesitamos es inversión
social’, cada vez que me reúno con los
alcaldes de la Patria, con los sectores populares de
la Patria, todos me piden más inversión
social y todos piden más policía.
De allí la importancia de entender cual es
la relación entre seguridad, crecimiento y política
social. Que debemos llevar los tres temas de la mano,
que definitivamente no son excluyentes y que en el
crecimiento de la política social hay muchísimos
elementos que nos obligan a poner mucho cuidado en
la asignación de los recursos.
Y el sector privado me pide
avanzar en las vías
de competitividad de comercio exterior y tiene razón.
Y al otro día me reúno con los alcaldes
y me dicen: ‘Presidente, muy bien el Plan 2.500
pero insuficiente’. Ya los alcaldes no hablan
tanto de los kilómetros del Plan 2500 sino de
lo que queda faltando y todos tienen razón.
Tiene razón la ANDI cuando dice: ‘no tenemos
vías de comercio exterior’. Y tienen razón
los alcaldes cuando dicen: ‘necesitamos tantos
más kilómetros de vías departamentales
y municipales para integrar el país’.
Estamos haciendo el esfuerzo,
por ejemplo, de que los nuevos recursos del Gobierno
en esa materia, vayan
exclusivamente a las vías de competitividad
relacionadas con el comercio exterior. Y los departamentos,
para adelantar más pavimentos en nuevos kilómetros
de vías departamentales, accedan a un crédito
internacional de mil millones de dólares que
lo haga posible el Gobierno Nacional
Pero todo esto pone de presente
dos cosas: primero, llevemos de la mano seguridad,
crecimiento, política
social y segundo, las necesidades son muchas, los recursos
escasos. Tenemos que poner toda la diligencia para
no equivocarnos en la asignación de prioridades.
Me parece magnifica la concepción de Planeación
y de la Misión de Pobreza de integrar los diferentes
elementos de política social para que lleguen
de manera concurrente al universo de familias más
pobres.
Desde el punto de vista práctico lo analizo
así: si hoy una familia tiene el abuelito en
el programa de nutrición de Bienestar Familiar,
pero no tiene el subsidio para que los hijos estudien,
esa familia no sale de la pobreza. Si la otra tiene
un subsidio de mejoramiento de vivienda, pero no puede
mandar los hijos a estudiar, no sale de la pobreza.
Si la otra tiene el régimen subsidiado de salud
pero está dependiendo, para una pequeña
empresa, una microempresa, una famiempresa, del crédito
del mercado negro extrabancario, del agiotismo, no
sale de la pobreza.
Por eso entiendo esta iniciativa
como la manera de llevar todos esos instrumentos
de política social
a un universo de familias, para que cuando esas familias
sean receptoras de este conjunto de elementos de política
social, se produzca el fenómeno de reivindicarlas.
Creo que tenemos los instrumentos,
el nuevo paso es financiar las grandes metas y aceptar
esta recomendación
de Planeación Nacional para esos instrumentos
no lleguen dispersos a las familias colombianas, sino
que lleguen, todos, al conjunto de familias más
pobres.
Y a esto hay que sumarle un
tema, que es el tema de salud inserto en el tema
de capital social y de seguridad
social y que he dejado para este momento, para contarles
que la Presidente del Congreso (Dilian Francisca Toro)
y yo, venimos de una reunión con los ponentes
de la nueva ley de salud en Cámara y Senado.
Se han hecho unos acuerdos importantes y aspiramos
que en él día de hoy le rindan un homenaje
a estos esfuerzos de superación de pobreza que
el país tiene que hacer, radicando la ponencia
para que en las próximas semanas tengamos esa
ley que nos garantice la financiación para llegar
al ciento por ciento de cobertura. Que nos garantice
un control razonable a la inversión vertical,
que nos garantice que podamos hacer los pagos a los
diferentes actores más puntualmente, que nos
garantice mejor calidad.
¡Qué bueno! que podamos dar ese paso
con la ayuda del Congreso de la República en
los próximos días. Claro que hay dudas.
Algún analista dice, ‘¿y qué se
va hacer, logrando una cobertura adicional de siete
u ocho millones de colombianos en el régimen
subsidiado para llegar a cobertura universal, sino
se avanza en régimen contributivo?’ Y
tiene razón. Allí vuelve y aparece la
necesidad del crecimiento, porque finalmente el crecimiento
es una premisa esencial para que haya formalización
laboral sin la cual no avanza el régimen contributivo.
Y el otro tema es, evitar que
personas que pueden estar en el régimen contributivo, continúen
en el régimen subsidiado.
Y esto lo atamos a un gran
esfuerzo que se esta haciendo para financiar y evitar
evasión y evitar trampas:
la unificación de pagos. Este esfuerzo lo empezamos
hace tres años y apenas va a dar plenos resultados
a partir de mayo del año entrante.
Hoy, un empleador colombiano
necesita hacer mínimo
cuatro pagos: un pago a las cajas de compensación,
SENA y el Bienestar Familiar. Un segundo pago al régimen
contributivo de salud, que pueden ser tantas planillas
o subpagos cuantas EPS afilian a los trabajadores de
esa empresa. El Ministerio de Protección hace
60 pagos. Un tercer pago, en pensiones –que pueden
dividirse en dos pagos: entre el Seguro Social y los
votos privados y que este último puede tener
tantos subpagos, cuantas administradoras de fondos
privados afilien a los trabajadores del sistema de
capitalización-. Y un cuarto pago en riesgos
profesionales.
Esto cuesta un trámite, facilita evasión
y trampas. ¿Por qué facilita evasión
y trampas?: porque los trabajadores que están
en el régimen de capitalización en pensiones,
son celosos para que no los evada el empleador, porque
saben que hay una relación directamente proporcional
entre la cotización, el acrecimiento del monto,
el rendimiento financiero y la pensión final.
Pero no son celosos en régimen de salud, porque
la solidaridad lleva a que tenga el mismo Plan Obligatorio
el trabajador del salario mínimo que el trabajador
de dos millones (de pesos). Y no son celosos para evitar
trampas –que se ve en muchas partes del país-,
donde empleadores inescrupulosos llevan al trabajador,
que podrían tener en régimen contributivo,
a que gestionen un carné de régimen subsidiado.
La unificación de pagos, creemos, es el gran
paso para evitar costosos trámites, para controlar
evasión y para evitar este tipo de trampas.
Y todo esto está relacionado con nuestra lucha
por superar la pobreza y por construir equidad.
Pero también quiero decirles que reconociendo
todas las dificultades, no estamos empezando de cero.
Déjenme agregar a las cifras que trajo la Directora
de Planeación –que no son del Gobierno,
son de sectores que tienes toda la independencia intelectual
como las personas que integran la Misión de
Pobreza sobre lo que hemos empezado a avanzar en estos
años-, déjenme mencionarles otras.
En los últimos cuatro años, vinculamos
8.5 millones de colombianos al régimen subsidiado.
Vamos para plena cobertura.
En los últimos cuatro años, gracias
a que empezó a mejorarse el empleo, incrementamos
el número de beneficiarios a régimen
contributivo en 2 millones 801.592 colombianos. Eso
es formalización del empleo.
En los últimos cuatro años, de los millones
de colombianos que decían no estar trabajando
tiempo completo, 2 millones 800 mil de ellos ya dicen
estar trabajando tiempo completo. Esto es impacto del
crecimiento sobre el ingreso de los trabajadores.
En los últimos cuatro años –y éstas
son cifras del pasado viernes y aquí está uno
de los presidentes del gremio de las Cajas-, los afiliados
de las cajas de compensación familiar crecieron
en cerca de un millón 200 mil personas. Y el
número de empresas afiliadas a las cajas de
compensación ha crecido en 41.695 empresas.
En los últimos cuatro años, los colombianos
afiliados con cuentas activas, no nominalmente, sino
con cuentas activas al Seguro Social y a los Fondos
de Pensiones, han aumentado en 1 millón 210
mil.
En los últimos cuatro años, los colombianos
afiliados al Sistema de Riesgos Profesionales, han
aumentado en 1 millón 399 mil.
Está bien que emprendamos esta lucha y que
al Gobierno se le exija avanzar en política
social, pero nosotros creamos desconfianza si ignoramos
los avances logrados hasta ahora, a pesar de todo lo
que hace falta.
Y déjenme decir esto: en los últimos
cuatro años, hemos aumentado el salario mínimo
por encima de inflación. Se presentó una
ganancia en términos reales de más de
7 puntos en el salario mínimo. Hace pocos días,
el Banco de la República me decían que
estaban preocupados porque las convenciones colectivas
de trabajo, este año, se habían negociado
con incrementos salariales superiores al 8 (por ciento),
que eso podría desatar presiones inflacionarias.
Mi respuesta respetuosa fue: no lo tomemos como un
factor que desencadena presiones inflacionarias, tomémoslo
como una consecuencia bondadosa del mejoramiento de
los estados financieros de las empresas.
Creo que todo hay que decirlo,
lo bueno y lo malo. Si esto no tuviera preocupación por lo social,
las convenciones colectivas de trabajo no se habrían
firmado este año con un aumento salarial por
encima del 8 (por ciento).
Y miren lo que ha pasado; en Colombia ha habido: abusos
sindicales y abusos de cooperativas de trabajo asociado.
¿Qué hemos hecho para frenar el abuso
de las cooperativas de trabajo asociado, que deprime
los ingresos laborales?: primero, dictamos un decreto,
un reglamento constitucional, a falta de poder obtener
la aprobación de una ley que obliga a esas cooperativas
de trabajo asociado a pagar afiliaciones a la seguridad
social y cotizaciones parafiscales.
Segundo, estamos estudiando
un nuevo reglamento constitucional para prohibir
que las cooperativas del trabajo asociado
sean meras intermediarias del mercado laboral. Nosotros
no podemos permitir que los excesos sindicales y la
politiquería nos quiebren los hospitales. Como
le decía a la Directora de Planeación,
ya hemos reestructurado 128, pero tampoco podemos permitir
que el cooperativismo –que tienen un origen cristiano
y solidario-, se utilice para evadir la seguridad social
y para deprimir los ingresos de los trabajadores. En
todo esto, estamos trabajando.
Y permítanme finalmente decir lo siguiente:
Colombia tiene una institucionalidad de cifras creíbles.
Yo creo que es un país que se distingue en América
Latina por la institucionalidad que origina en sus
cifras. Aquí puede haber errores, pero no hay
engaños. Menos intención de engaño.
A mí me dio mucho entusiasmo, el sábado,
escuchar a Ernesto Rojas, Director de DANE decir: ‘todos
los subdirectores del DANE han sido escogido por meritocracia,
allá no ha llegado uno sólo por recomendación
política’. Además dijo que los
40 mil encuestadores, con los cuales se hizo el Censo,
todos fueron escogidos por meritocracia y en un periodo
electoral. ¿Ustedes se imaginan cuántas
tentaciones habrían pasado por muchas mentes
para apoderarse del botín de 40 mil encuestadores
en vísperas electorales? Todos fueron escogidos
por meritocracia.
Es importante oírlo, porque nos contó cómo,
gracias a los mayores esfuerzos del presupuesto con
el DANE, se han revivido encuestas que habían
sido abandonadas y se está mejorando la cobertura
de encuestas que no tenían suficiente cobertura.
Ahora, lo que sí necesitamos es articular más
las diferentes instituciones que originan cifras y
expresar cuándo las variaciones de cifras corresponden
a diferentes aproximaciones metodológicas. Lo
que vimos de miseria, el sábado en el DANE,
es muy inferior a lo que tiene la Misión de
Pobreza, pero no es porque el uno o el otro esté equivocado,
es porque tienen diferentes aproximaciones.
Yo le he pedido a mis compañeros y a todos
mis interlocutores en materia de cifras: este es un
Gobierno democrático y transparente, aquí no
podemos ni pretender engañar a la opinión
ciudadana en cifras ni tampoco dejar que las manipulen
contra del Gobierno. Cifras transparentes y objetivas,
porque a mí si me preocupa cuando, por ejemplo,
por razones políticas se hacen manipulaciones
y se dice que no está creciendo el consumo de
alimentos y chequeo con todos los originadotes de esas
cifras, privados y públicos y resulta que en
el mes de julio el consumo de alimentos creció en
7 por ciento. Y eso no es imputable a los sectores
más pudientes que viven a dieta, eso es expresión
que los sectores populares más moderados de
la Nación, en alguna forma están mejorando
su capacidad adquisitiva.
Reitero ante ustedes el respeto
total, por razones de honor y de convicción democrática
a la institucionalidad de cifras de Colombia.
El año pasado le propuse al Banco de la Republica
que podríamos tramitar una ley para adscribir
el DANE al Banco de la República, me dijeron
que no, está adscrito al Gobierno Nacional pero
no interferido por el Gobierno Nacional.
El Gobierno Nacional lo que
le pide es, mejoramiento continuo, mejoramiento en
todos sus procesos y que
le diga al país siempre la verdad. Para el Gobierno
es muy bueno las buenas cifras, pero finalmente lo
que nos interesa como demócratas no es que el
país tenga cifras buenas o malas sino cifras
creíbles.
Al acompañar hoy a ustedes y a Planeación
en el lanzamiento de esta nueva etapa de lucha contra
la pobreza en nuestra Patria, permítanme concluir
con esta afirmación: nosotros invitamos a los
colombianos a creer en un componente muy importante
de la institucionalidad, el origen de las cifras. Y
la decisión del Gobierno es que fluyan, tranquilamente,
sin interferencias, cifras objetivas, cifras nunca
interferidas. Estaremos atentos a las críticas
constructivas de ustedes para mejorar en todo momento
nuestros esfuerzos.
Una meta: 2010, Colombia que
no tenga más de
un 35 por ciento de pobreza. Un medio para lograrlo:
crecimiento del 6 por ciento, acompañado de
profundización de la política social.
Muchas gracias.