Saludo con afecto a los Ministros
de la Presidencia y sus Equivalentes en Iberoamérica; a los representantes
de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos; a los miembros de
París 21; a los delegados de la Secretaría
General Iberoamericana, en cabeza del doctor Miguel
Hakim; y a todos los asistentes.
Muchas gracias a la Red Iberoamericana
de Ministerios de la Presidencia y Equivalentes,
y a la Escuela Iberoamericana
de Gobernabilidad y Políticas Públicas,
por haber hecho posible esta exitosa convocatoria.
Para Colombia es un honor ser
la sede de esta Décima
Reunión, preparatoria de la cumbre de Jefes
de Estado y de Gobierno en Uruguay, y que se convierte
en un foro de alto nivel sobre los sistemas de información
para Jefes de Estado.
La revolución de las comunicaciones y la democracia
de educación e información, son realidades
que plantean el debate entre democracia participativa
y representativa, en un marco bastante diferente al
de estadios anteriores de la historia.
Ahora que todos nos podemos
comunicar, que la información
no es privilegio de unos pocos y que nos acercamos
a un acceso universal a la educación, parecería
ser el tiempo de la democracia participativa. A fe
que lo es, pero no de modo exclusivo o con prescindencia
de la representación. La democracia representativa
y sus agentes, que son los partidos y movimientos políticos,
se requieren para definir a través de la agrupación
popular, los lineamientos filosóficos, políticos
y programáticos del Estado, de los gobiernos,
y de las propuestas alternativas.
Hoy es una obligación de los gobiernos brindar
información confiable y oportuna sobre los resultados
obtenidos con los recursos públicos y, a su
vez, es un derecho de los ciudadanos el acceso a la
misma. Un Estado moderno y transparente debe rendir
cuentas e informar a los contribuyentes cuál
es el uso que se le da a los impuestos que pagan. También
debe comunicar al Congreso sobre el impacto de los
recursos que aprueban para fortalecer el control político.
Los gobernantes demócratas van armados al Congreso
a ganar su opinión con razones. Muestran las
cifras, analizan las normas, debaten con espíritu
democrático sobre lo que conviene o no a la
nación.
Uno de los imperativos de nuestro
tiempo radica en reconocer el carácter de co-legislador del pueblo.
Esto es, la intervención de la democracia participativa
para garantizar el mejor producto en la actividad de
las instituciones representativas. La ciudadanía,
sujeto de la democracia participativa, requiere escenarios
de expresión directa para la toma de decisiones
oficiales, para ejecutarlas y vigilarlas.
Bienvenidos a Colombia, a Cartagena
de Indias. Les reiteramos nuestra inmensa gratitud
con todos los gobiernos
y pueblos de las hermanas naciones iberoamericanas
y nuestro compromiso con la construcción de
una democracia pluralista, solidaria, con cohesión
social. Que ésta reunión sirva para estrechar
cada vez más los lazos que nos unen.
Muchas gracias.