ENTREGA DE LA ORDEN DE SAN CARLOS EN EL GRADO DE GRAN
COLLAR A LA PRESIDENTA DE CHILE, MICHELLE BACHELET
Abril 19 de 2007 (Bogotá – Cundinamarca)
Señoras y señores:
Me honra imponer a usted la Orden de San Carlos en
el Grado de Gran Collar, como símbolo y expresión
de la fraternidad de Chile y Colombia, miembros de
esa gran sociedad de hermanos llamada por vocación
América Latina.
Entregamos la Orden de San Carlos a una ejemplar luchadora
de la democracia de su país y de la democracia
continental.
Al hacerlo, rendimos homenaje merecido a la líder
de un gran pueblo, del cual los colombianos nos sentimos
hermanos.
Esta condecoración también simboliza
nuestra integración, nos recuerda a cada momento
la agenda que discuten los expertos, e incita a todos
para que demos pasos en beneficio y provecho de nuestros
pueblos.
En el ejemplo de los padres fundadores Bolívar
y O’Higgins, hay una consigna y mandato para
los gobiernos de los dos países. Ellos cumplieron
bien una tarea que se complementaba: liberar a nuestras
patrias sin crear territorios de confrontación.
Cada uno entendió que el otro cumplía
bien su deber. Ese fue el gran éxito en esa
tranquila, amistosa relación entre el Libertador
Bolívar y el Libertador O’Higgins.
Y es en vida y obra de Don Andrés Bello, el
leal compañero del Libertador en la lucha emancipadora,
el pensador, el revolucionario liberal, el poeta, el
codificador, el gramático, el pedagogo, en donde
Chile y Colombia crearon una íntegra y superior
fraternidad que nos permite soñar con una alianza
política profunda y un destino común
de progreso y desarrollo, fundados en la preservación
de nuestra larga tradición republicana.
Don Andrés Bello llegó a Inglaterra
para predicar ante el pueblo y el gobierno británicos
la causa justa de la Independencia.
Desde allí, Bello fue tejiendo la red que cobijó las
gestas de Bolívar y O’Higgins y los destinos
de Chile y Colombia.
Como secretario de la delegación chilena primero,
y luego de la delegación de Colombia, creó lazos
de confianza entre los dos caudillos de la Independencia,
a los que fue nutriendo con su inmenso aporte intelectual.
La amistad entre Bolívar y O’Higgins
se profundizó a través de una prolongada
correspondencia. Allí encontré esta frase
que es un mandato: “Hemos expulsado a nuestros
opresores, fundando instituciones legítimas,
pero aún nos falta poner el fundamento del pacto
social que debe formar en este mundo una nación
de repúblicas viables”.
Felices coincidencias, premonitorias, de nuestro estrecho
vínculo fraterno, se presentaron cuando Bello
decidió que era el tiempo de regreso a la patria
grande para trabajar en la construcción de una
nueva sociedad libre.
Recibió la invitación entusiasta de
los gobiernos de Chile y Colombia para que les sirviera.
El de Chile, por conducto de don Mariano Engaña,
y el de Colombia a través del Libertador.
Circunstancias del destino llevaron a Bello -para
bien de todos- a la tierra del sur, que lo acogió como
misionero y un maestro y le dio todo lo que necesitaba
para realizar sus ambiciosos proyectos.
Desde su patria, presidenta Bachelet, Bello ejerció una
tutela intelectual sobre el conjunto de la América
hispana, como se reconoció como cuando por unanimidad
se bautizó con su nombre el convenio de integración
y cooperación cultural y educativo de la región.
Bello actuó en Chile como un reformador social,
se abocó de inmediato a la conducción
de una revolución educativa y a la construcción
de un gran ordenamiento jurídico.
Él sabía que la ignorancia es la mayor
talanquera para que los hombres se eleven a la categoría
de ciudadanos. Comprendía también que
la instauración de un nuevo orden político
en las antiguas colonias españolas, demandaba
la formulación de un orden legal propio.
Bello nos dejó el ejemplo de su valoración
por la educación. Su obra fue inmensa. A él
se deben las primeras escuelas dominicales para adultos
a fin de hacerlos aptos para el ejercicio político
y el goce de la ciudadanía.
En un artículo de prensa de 1836 formuló esta
crucial pregunta: ¿Qué haremos con tener
oradores, jurisconsultos, estadistas, si la masa del
pueblo vive sumergida en la noche de la ignorancia?
Es no sólo una injusticia sino un absurdo privar
de los beneficios de la educación a las clases
menos acomodadas, si todos los hombres tienen el derecho
al bienestar social.
Nuestros pueblos y su dirigencia han seguido siempre
la huella integradora de Bello. Colombia, en 1887,
acogió su texto de código civil como
propio, tal como propio hemos considerado siempre a
su autor.
También ha habido la convergencia de pensamientos
coincidentes en conceptos de seguridad y libertad.
En 1906 un rebelde de la Guerra de los Mil Días,
Rafael Uribe Uribe, y para ese entonces embajador colombiano
en Santiago, admirado por el profesionalismo y la eficiencia
de la Fuerza Pública chilena, convino la llegada
a Bogotá de una misión que asesorara
la fundación de nuestra academia militar y de
policía y la profesionalización de la
fuerza.
Ahora está entre nuevas prioridades el desarrollo
de la idea bolivariana, enfatizada por Bello, sobre
la necesidad de integración a partir de la construcción
de unas relaciones armónicas, con lazos comerciales,
que tienen, según sus palabras, una virtualidad
pacificadora.
Hay una extensa agenda de temas: la Comisión
Binacional Permanente, el Plan de acción en
materia de seguridad, la lucha conjunta contra el terrorismo,
la participación conjunta para resolver el problema
mundial de las drogas, el convenio de seguridad social,
que permite sumar los tiempos de cotización
pensional en nuestros dos países. La ley de
ratificación en Colombia está pendiente
de que el Congreso apruebe el acta de conciliación
de las dos cámaras.
En asuntos culturales y de educación, la Feria
Internacional del libro, que hoy inauguraremos, en
la cual Chile es país invitado, es una gran
oportunidad para que de nuevo se exprese esa coincidencia
cultural entre nuestros dos pueblos.
Como lo es ese instrumento de trabajo permanente que
es la Comisión Mixta de Asuntos Culturales y
Educativos, y la posibilidad de poner al alcance de
cada uno de nuestros dos países el portal educativo.
Nos esperan grandes temas, como la puesta en marcha
de nuestro Tratado de Comercio, que en buena hora se
da con el Tratado de Asociación entre Chile
y la Comunidad Andina.
La aspiración de Colombia de participar con
Chile en la Asociación de Países de la
Cuenca del Pacífico y también en el P4,
tratado comercial de gran importancia que vincula a
Chile ya con normas mucho mas ambiciosas que la APEC,
con algunas de las economías mas importantes
del Pacifico.
La conectividad energética, las líneas
de transmisión, el avance paulatino de los gasoductos,
el intercambio de experiencias para poder sacar adelante
los proyectos de biocombustibles.
Tenemos mucha fe en el tratado para desmontar la doble
tributación, que estimulará mucho la
inversión chilena en Colombia y la inversión
colombiana en Chile y que es un gran complemento al
tratado de libre comercio.
Ha sido muy grato participar de esa visión
de largo plazo y del pragmatismo chileno en la Comunidad
Suramericana de Naciones. Y cuánto va a ayudar
de nuevo la presencia de Chile como Estado asociado
en la Comunidad Andina de Negocios.
La iniciativa del Pacífico latinoamericano
y la nueva organización de regional de pesca
del Pacífico Sur.
Una agenda que podría decirse, sin ninguna
vacilación, tiene sus fundaciones en la gran
consigna de Don Andrés Bello.
Chile desea tener relaciones estrechas con todos los
Estados que forman esta gran familia de pueblos libres,
a que se gloria de pertenecer, que descienden de un
mismo origen, hablan un mismo idioma, profesan una
misma religión, conocen las influencias de unas
mismas costumbres y de una misma legislación
civil, y han organizado instituciones análogas.
Admiramos mucho cómo la restauración
de la democracia en su país ha sido complementada
con una gran visión económica y social:
16 millones de chilenos tienen hoy la posibilidad de
acceder a un mercado de 3.500 millones de consumidores.
Qué buen ejemplo para países que como
Colombia tienen que buscar mercados para poder colocar
sus productos agrícolas y manufactureros, a
diferencia de aquellos países que con grandes
cantidades de hidrocarburos no necesitan buscar esos
mercados para colocar sus productos.
Qué buen ejemplo la democracia chilena: sin
detenerse en pequeños pleitos ideológicos
internos, abierta al mundo, para conseguir el bienestar
de todos sus ciudadanos.
Señora Presidenta: de usted conocíamos
sus virtudes de luchadora de la democracia, su heroísmo
para enfrentar la dictadura, su temple al frente del
Ministerio de Defensa de Chile y su sensibilidad social
al frente del Ministerio de Salud.
Pero qué grato haber conocido una faceta extraordinaria:
su diligencia, su capacidad ejecutiva. Con usted los
más difíciles temas se resuelven en 10
minutos. No se necesita la larga prosopopeya que en
algunos momentos históricos de nuestros países
ha producido tantos renglones de linotipo y tan poquitos
resultados económicos y sociales.
Usted es un ejemplo de liderazgo, de capacidad ejecutiva,
de agilidad gerencial. Lo que con usted no se resuelve
en 10 minutos es porque no tiene solución.
Me siento muy honrado cuando los colombianos tenemos
la posibilidad de recibirla hoy en nuestra capital.
Y al colocar en usted la Orden de San Carlos en el
Grado de Gran Collar, la colocamos en una superior
luchadora por la democracia y por la libertad de nuestros
pueblos.
Muchas gracias, señora Presidenta, por esta
visita, que tanto nos ha honrado.
Y los invito a levantar esta copa por el futuro y
el bienestar de los pueblos de Chile y Colombia, por
nuestras instituciones democráticas, por la
prosperidad económica, la equidad social de
nuestros pueblos, por su ventura personal y el éxito
de su administración, señora Presidenta.
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