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INTERVENCIÓN EN LA CUMBRE CAN – MERCOSUR
Enero 19 de 2007 (Río de Janeiro – Brasil)

Señoras y señores:

Gracias, presidente (del Brasil, Ignacio) Lula (Da Silva) por su hospitalidad, y un saludo muy afectuoso a todos los colegas aquí presentes.

Hace cuatro años no se visualizaba el Acuerdo CAN – MERCOSUR. Vivíamos de espaldas. Yo creo que cuando se va a proyectar el futuro, no se puede perder de vista lo hecho. Requirió un gran cambio de voluntad política, exigió que naciera una voluntad política que había sido inexistente. Hoy esta perfeccionado. Más aún, vemos como algunos países de la CAN quieren ingresar ya como socios plenos a MERCOSUR, cómo no queremos que se estanque el proceso en el acuerdo de asociación entre la CAN y MERCOSUR, sino que hemos venido trabajando la construcción de la Unión Suramericana.

Además, Colombia, por su situación geográfica, tiene que cumplir el papel de articulador de la Unión Suramericana con Centroamérica, con México y con la visión mesoamericana. Por eso Colombia ingresó al Plan Panamá-Puebla, y confiamos que sea un instrumento para unir estos esfuerzos CAN – MERCOSUR, Unión Suramericana con Centroamérica y la visión de mesoamérica.

Por supuesto, estos elementos de asociación tienen que ser integrales. No pueden reducirse al comercio. Pero eso no lo estamos diciendo ahora. Está en los fundamentos de quienes concibieron la integración.

Cuando los presidentes de Chile, Perú, Bolivia, Venezuela y Colombia se reunieron en Cartagena en 1967 y 1968, concibieron la Comunidad Andina como una asociación integral. Otra cosa es que en la idea política la hubieran reducido al comercio. Pero todo el desarrollo del capital humano era fundamental en ese acuerdo inicial de asociación, perspectiva que tenemos que rescatar.

Entendemos la integración como un imperativo para avanzar en el capital físico y en el capital humano. Temas de capital físico de gran importancia, como la integración energética, el Irsa (Integración de la Infraestructura Regional en América del Sur), los mayores esfuerzos para proveer de crédito a las grandes mayorías excluidas.

Temas de capital humano, como la superación total de la pobreza, la construcción de equidad.

Permítanme hacer unas referencias al tema colombiano, especialmente después de la sorpresiva mención que ha hecho el presidente (de Bolivia) Evo Morales, porque en mis largas conversaciones con él, las últimas en el día de ayer, no había tenido yo el gusto de escucharle esas críticas a Colombia, que habría podido respondérselas de manera bilateral.

Nosotros venimos trabajando en Colombia un elemento, un modelo con cinco elementos: Seguridad Democrática (es muy diferente un concepto de Seguridad Democrática al viejo concepto del continente de la doctrina de la seguridad nacional para sustentar dictaduras), respeto a las libertades públicas, construcción de cohesión social, avance hacia la transparencia, y respeto a la independencia relativa de las instituciones que conforman el Estado democrático.

Presidente Morales: antes de que se pusiera en marcha nuestra política de Seguridad Democrática, en Colombia eran asesinados 160 líderes sindicales por año. Todavía no hemos superado totalmente esa tragedia. Pero gracias a la eficacia de nuestro concepto democrático de seguridad, de un millón de afiliados de las organizaciones sindicales de Colombia, el año pasado, en un país que asesinó todavía 17 mil personas, murieron asesinados trece.

Quisiera decirles yo a ustedes, al mundo democrático en su totalidad, que Colombia ha superado ese flagelo. Totalmente superado no está, pero vamos en un camino, con toda, con la más firme voluntad política, para superarlo.

Las libertades se habían suprimido, no por voluntad del Estado sino por avance del terrorismo, que no tenía un Estado que lo confrontara. La libertad de prensa, la libertad de crítica. En unas regiones las voces de la política se tenían que someter a la guerrilla, y en otras regiones se tenían que someter a los paramilitares.

Llevamos tres procesos electorales en los cuales se han recuperado las libertades. Los únicos constreñimientos que se presentaron en el último proceso electoral que condujo a mi reelección, fueron a cargo del grupo narcoterrorista de las Farc, en contra de electores amigos de la causa que represento.

El tema del narcotráfico: por supuesto, hay muchas diferencias entre las guerrillas colombianas y movimientos insurgentes de otras regiones del mundo.

Déjenme hablar de dos diferencias. En América Latina hubo guerrillas contra dictaduras. Ahí aparece la primera diferencia con Colombia. En Colombia han sido obstructoras de la democracia.

Recuerdo en mis años de universidad, cuando el movimiento guerrillero anunciaba que de Colombia aprobar la elección popular de alcaldes y gobernadores, ellos inmediatamente renunciarían a la lucha armada. Colombia aprobó esos procesos de ampliación democrática, y quienes los reclamaban se convirtieron en los sicarios de la democracia, asesinando alcaldes y gobernadores.

Una cosa es ennoblecer una lucha ilegal por el objetivo de derrotar una dictadura, y otra muy distinta el derecho de señalar como terrorista una lucha innoble, financiada en el narcotráfico, que acribilla y es sicaria de la democracia.

Cuando el Plan Colombia empezó, Colombia tenía 200 mil hectáreas de coca. Todavía hay muchas. Estamos esperando las nuevas mediciones. El año pasado había 86 mil.

Y ese problema del narcotráfico marca la segunda diferencia entre los grupos ilegales de Colombia y otros que hubo en el continente.

Otros que hubo en el continente jamás se financiaron del narcotráfico. En Colombia guerrillas y paramilitares, todos a una, se han financiado de narcotráfico y han tenido como segunda fuente de financiación el secuestro.

Pero ese narcotráfico, además, es el gran destructor de los recursos naturales. Primero, se destruye la selva amazónica para sembrar coca. Esa destrucción provoca erosión de suelos. Esa erosión de suelos sedimenta los ríos. Segundo, para convertir las hojas de coca en cocaína, se utilizan precursores químicos, que los científicos les asignan el mayor grado de toxicidad.

El apoyo de los Estados Unidos con el Plan Colombia a nuestro país, es un mínimo deber de corresponsabilidad, que deberían cumplir todos los países consumidores.

Nosotros no estamos exentos del consumo. Hace años se decía: ‘Colombia se beneficia del tráfico, pero Colombia no tiene producción’. Pasamos de cero producción a 200 mil hectáreas. ‘Colombia se beneficia de la producción y del tráfico, pero no tiene consumo’. Tenemos el problema de un millón de consumidores.

Cuando le reclamamos la corresponsabilidad a los Estados Unidos y a Europa, no podemos perder de vista el riesgo que corren las familias de nuestros países.

Ahora, la acción nuestra es integral. Para no abusar del tiempo, permítanme simplemente mencionar un instrumento que estamos utilizando para darles alternativa a los pobladores de esta región: Familias Guardabosques.

Cuando veo que en algunos países amazónicos se destruye la selva para sembrar soja, y en otros se destruye la selva para sembrar coca, nosotros hemos creído que el proceso de pagarles a las familias que allí viven para que cuiden el bosque, es un deber que tiene que cumplir la humanidad. Porque unos y otros necesitan ingresos. Y si queremos, si el mundo necesita preservar ese pulmón que es la Amazonía, pues nos tiene que ayudar.

Colombia ha emprendido, con sus modestos recursos, un proceso que ya tiene 50 mil Familias Guardabosques, recibiendo una remuneración por cuidar el bosque, por evitar que se destruya con la coca.

Nosotros hemos trabajado la Seguridad Democrática, pero han crecido más nuestros recursos de inversión social. Eso no lo dicen mis críticos, presidente Morales, pero sí lo dijo el pueblo colombiano en las elecciones de este año.

Es bien importante mirar esa cifra. Ha sido mayor el crecimiento de los recursos que le aplicamos a la política social, que el crecimiento de los recursos que aplicamos a seguridad. Por eso nuestros avances en educación, en salud, en crédito popular, en reducción de pobreza.

Aspiramos entregar en el 2010 a la nueva administración presidencial, un país con plenas coberturas de educación y salud, con una sustancial reducción de la pobreza y con un programa de crédito popular, que en la anterior administración nuestra que llegó a un millón 800 mil familias, y en ésta les debe llegar a cinco millones.

Nosotros tenemos un concepto del papel del Estado: no podemos desmantelarlo, pero tampoco adherirnos al estatismo. El Estado tiene que ser eficiente. Procesos anteriores de América Latina mostraron que cuando el Estado está al servicio del estatismo, del burocratismo político, de privilegios sindicales, ese Estado le incumple a la comunidad. Por eso fracasaron algunas revoluciones de América Latina, que tuvieron como modelo principal el estatismo. Como también se fracasó en lo social, cuando se dio el timonazo hacia el desmantelamiento del Estado. Lo nuestro no es lo uno, ni lo otro.

Hemos reformado 300 empresas del Estado en Colombia en esta dirección. Unas se preservan con ciento por ciento de propiedad pública. Otras tienen participación de socios estratégicos.

Yo veo cuando se menciona a Petrobras (Petróleo Brasilero S.A.), socio estratégico de Colombia hoy en las exploraciones más importantes del país, que Petrobras no es ciento por ciento estatal, que tiene una participación privada bien importante. Se ha aumentado el patrimonio del Estado brasilero en Petrobras. No sacrificaron el patrimonio del Estado, lo aumentaron.

Tenemos otras empresas en las cuales se han adelantado parcialmente, en porcentajes prudentes, procesos de democratización. Procesos para que participen los ciudadanos del común, las cooperativas.

A propósito, encontré el cooperativismo quebrado hace cuatro años, y lo hemos rescatado plenamente. Y hay una gran participación de empresas de trabajadores.
Usted me decía, presidente Lula, anoche, el interés de Brasil de participar a través de la empresa privada en el proceso de Paz del Río. Esa empresa la recuperamos, y es hoy de propiedad en un 48 por ciento de los trabajadores. Hemos pasado de un sindicalismo que era meramente reivindicatorio y político, a un sindicalismo participativo.

Nosotros no creemos que haya que esperar el crecimiento para hacer la cohesión social, y tampoco creemos que podamos hablar de lo social sin crecimiento. No podemos dejar excluidas las aspiraciones sociales de nuestro pueblo, y para satisfacerlas no podemos excluir las necesidades de crecimiento e inversión.

Cuando nosotros hablamos de un modelo incluyente, nos referimos a un modelo incluyente en lo social y a un modelo incluyente que haga inversión, que genere confianza.

Aquí se hablado de temas muy importantes. Déjenme algún punto concreto sobre el Banco del Sur. Una opción. La propongo para considerar. Hay que aprender a manejar opciones tranquilamente dentro de la diversidad.

La Comunidad Andina ha hecho un gran esfuerzo con la Corporación Andina de Fomento (CAF). Entiendo que no hay un equivalente en MERCOSUR. ¿Por qué no estudian, la Comunidad Andina y MERCOSUR, la posibilidad de potenciar a la Corporación Andina de Fomento y construir con ella ese anhelo de ese Banco? Dejo a consideración de ustedes esa opción.

Permítanme referir algunos temas del presidente Morales: el déficit fiscal. Sí, yo encontré un déficit fiscal del 4,2. Es cierto. En el año 2005 terminamos en equilibrio. Y en 2006 tenemos un déficit fiscal de medio punto del PIB.

El Gobierno Nacional Central tenía un déficit fiscal del 6,5 cuando yo llegué. Le tuvimos que sumar 1,3 para pagar las pensiones del Seguro Social, porque se agotaron las reservas. Sin embargo, cerramos 2006 con un déficit del Gobierno Nacional Central de 3,8.

Sí, claro que hemos tenido déficit comercial. Con algunos países hermanos tenemos superávit. Y queremos explorar opciones para que Colombia les compre más a ellos. Pero con otros países hermanos tenemos un tremendo déficit.

Empiezo por Bolivia, presidente Morales: usted sabe que Colombia le compra a Bolivia 177 millones de dólares al año y le vende 38. Y eso no ha sido óbice para ofrecerle, como le he ofrecido, que si por el acuerdo CAN – MERCOSUR Colombia llegare a comprar soja –como va a llegar a comprar de los países de MERCOSUR, sin arancel, y eso le compitiera a Bolivia, o por el acuerdo Colombia-Estados Unidos ocurriere lo mismo, Colombia está dispuesta a encontrar las compensaciones necesarias para Bolivia.

Así como reconozco que tenemos superávit con algunos países hermanos, tenemos un inmenso déficit con todos los países de MERCOSUR, y eso no ha sido obstáculo para que estemos buscando con ustedes esta integración.

La deuda, presidente Morales: hace cuatro años, la deuda colombiana representaba el 54 por ciento del PIB. Hoy representa el 32. Los intereses estaban en el 15 por ciento. Hoy en el 8.

Hemos hecho una reestructuración con sentido social. Los últimos créditos que ha recibido Colombia, nos los han otorgado a 31 años de plazo, con una tasa del 7,14.

Los indicadores sociales del país han mejorado enormemente. Nuestro crecimiento no se sustenta en el turismo ni en los hidrocarburos. Por temor al terrorismo, a Colombia solamente llegaban 530 mil visitantes al año. El año pasado llegaron millón 100 mil.

Nosotros tomamos unas decisiones de hidrocarburos desde hace mucho tiempo. De pronto no se sabe, pero fue la Constitución colombiana de 1968 la que nacionalizó todos los recursos del subsuelo.

Cuando ustedes miran la participación del Estado colombiano en los contratos de asociación, consolidadamente es superior al 50, en un país que tiene que buscar muchas reservas.

Una cosa es Bolivia con 70 teras de reservas probadas de gas, 7 – 8 millones de habitantes, y otra cosa es Colombia con 7 teras probadas de gas y 42 millones de habitantes.

Presidente Morales: Colombia, tranquilamente, institucionalmente, les ha titulado el 33 por ciento del hectariaje del país a las comunidades indígenas y un alto porcentaje a las comunidades afrodescendientes, en un país donde hay 800 mil compatriotas indígenas de un total de 42 millones de ciudadanos.

Nosotros hemos tenido una gran tragedia: la tragedia del terrorismo. Empezaron hace 50 años diciendo que Colombia necesitaba guerrilla para resolver los problemas sociales, y los agravaron. Empezaron hace 50 años diciendo que Colombia necesitaba guerrilla para restituir la democracia, y la bloquearon y crearon el paramilitarismo, el mismo que este Gobierno ha desmontado. Porque si algo me da autoridad moral para hablar ante la comunidad internacional, es que hoy los jefes paramilitares de Colombia, en este Gobierno, están en la cárcel. Y eso no ha surgido de la espontánea voluntad de ellos, sino de la férrea voluntad nuestra de Seguridad Democrática.

Ciertamente no estábamos creciendo. Pero ya llevamos dos años creciendo, uno por encima del 5 y otro en el 6. Y no propiamente basados en el turismo o en los hidrocarburos, en los cuales Colombia tiene muy pocos recursos.

Pero está bien que se den estos debates. Nosotros los damos con toda sinceridad y profundo respeto personal.

América Latina tiene que comprender su diversidad, respetarla. Nosotros no podemos pretender unirnos en un molde único. Ese molde tiene que ser amplio, para que la unión quepa dentro de la diversidad. En el molde único no cabemos todos. La pretensión de la unión tiene que ir acompañada del reconocimiento de la diversidad. Y Colombia respeta esa diversidad.

Pero, además: cuando yo escucho hablar del fin de las ideologías, también pienso que no se puede hablar del fin de las ideologías para creer que las ideologías se pueden estancar en otras.

Los procesos revolucionarios de la historia del mundo han sido todos evolutivos. Lo peor que le puede pasar a un proceso social o político es estancar la evolución. Por esto estos procesos hay que ajustarlos permanentemente.

Nosotros tenemos una voluntad de relaciones internacionales abierta al mundo. Y el mismo discurso en todas partes. Yo no cambio mi discurso frente a ningún país de la región. Estando en Estados Unidos o Europa, en Caracas o en La Paz, es el mismo discurso.

Nosotros, abiertamente, tenemos buenas relaciones con los Estados Unidos. Sentimos todo el interés en esta integración, y tenemos buenas relaciones con Cuba. He reconocido en todas partes el papel tan fundamental del presidente (de Cuba, Fidel) Castro para ayudarnos a construir la paz en Colombia. Como he reconocido los esfuerzos del presidente (de Venezuela, Hugo) Chávez para ayudarnos con un proceso, el del ELN, que ojala prospere.

Presidente Lula, me excedí en el tiempo, pero la culpa la tuvo el presidente Morales.

Muchas gracias.

 
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