INAUGURACIÓN DE LA VITRINA
TURÍSTICA DE ANATO
Febrero 26 de 2007 (Bogotá – cundinamarca)
Compatriotas:
Quiero dar un saludo afectuoso
a todos ustedes. A esta gran delegación internacional que nos visita,
de tantos países del mundo y representada en
esta mesa por la señora Ministra de Turismo
de la hermana República del Ecuador.
Muchas gracias, señora Ministra, por acompañarnos
en esta nueva versión de la Vitrina Turística
de Anato y en esta nueva macrorrueda de turismo. Y
muchas gracias a todos los delegados de los diferentes
países. Y muchas gracias a mis compatriotas,
los trabajadores del turismo que se reúnen hoy
con los bríos de siempre, pero con mayor concurrencia.
La verdad es que hemos estado avanzando, pero dista
mucho del objetivo que tiene que ir alcanzando Colombia.
Nosotros hemos querido construir en Colombia confianza,
profundizar en Colombia confianza, consolidar en Colombia
confianza.
A eso confluyen varios elementos:
la política
de Seguridad Democrática, la política
económica y la política de inversión
social.
La política de Seguridad Democrática
ha avanzado. Sin embargo reconocemos lo que falta.
Pero el país ya tiene lugares tan seguros, como
los más seguros del mundo. Esta ciudad de Bogotá,
por ejemplo, ha alcanzado ya índices de seguridad
que la comparan bien con las capitales del mundo consideradas
como ciudades seguras.
Nuestros soldados y policías están haciendo
un gran esfuerzo a lo largo y ancho del territorio.
No hemos ganado todavía, pero vamos ganando.
Permítanme repetir ante mis compatriotas que
el objetivo del Gobierno es uno solo: una Colombia
sin guerrilla, sin paramilitares, sin terroristas de
ninguna especie, una Colombia sin narcotráfico
y una Colombia sin corrupción.
Derrotar todos esos flagelos
no es fácil. Se
presentan reveses y dolores de cabeza. Pero con persistencia,
con amor a Colombia, con claridad en el objetivo, lo
vamos logrando.
Cuando mis casuales interlocutores
de la comunidad internacional me preguntan: bueno, ¿y qué espera
usted de la seguridad en Colombia? Mi respuesta es ésta:
todos los días mejoramos un poquito.
Todavía no sabemos en qué momento vamos
a decir que los problemas están totalmente superados.
Pero lo que sí pueden saber tanto la comunidad
nacional como la comunidad internacional, es que aquí hay
una voluntad inquebrantable del pueblo y del Gobierno
de derrotar todos los factores terroristas que le han
hecho daño a la Patria. Esa es la seguridad
que pueden tener.
Esta noche, antes de venir
a esta reunión,
tuve la oportunidad de presidir el Consejo Nacional
de Política Económica y Social, que incorporó formalmente
los nuevos recursos presupuestales adicionales a la
seguridad, a los ordinarios de la seguridad, que provendrán
de un impuesto extraordinario a los patrimonios grandes
en Colombia, a los patrimonios fiscales de más
de tres mil millones, y que entran a las Fuerzas Armadas
de la Nación para dotarlas mejor, para equiparlas
mejor, para garantizar su presencia en aquello que
nos falta del territorio.
La verdad es que vamos por
un camino, con una voluntad inclaudicable, de vencer
obstáculos, de superar
dificultades, para poder lograr un país seguro.
La seguridad es la madre de
la paz y la seguridad también es la causa eficiente de la felicidad.
Lo decía bellamente El Libertador en una de
sus cartas a la Convención de Ocaña,
cuando refería que lo único que garantiza
la tranquilidad a la sociedad es la seguridad emanada
de la Fuerza Pública, la misma fuerza que garantiza
la virtud de la República y la felicidad de
los ciudadanos. Vamos a continuar en esa tarea.
Estamos adelantando una política económica
basada en construir confianza en Colombia, que viene
mejorando los índices fiscales y de endeudamiento,
no obstante lo que falta. Que tiene como herramienta
principal estimular la inversión en Colombia.
Hace cuatro años la inversión en nuestro
país como porcentaje del PIB era del 12 por
ciento: cinco punto correspondían al Estado
y siete puntos correspondían al sector privado.
En el año 2006 la inversión subió en
Colombia al 26 por ciento: 19 puntos correspondieron
al sector privado y siete puntos al Estado.
Nuestro propósito es garantizar todas las condiciones
para que siga consolidándose esta confianza,
que es la causa determinante de la afluencia de inversión.
Esos índices de inversión son necesarios
para la construcción de infraestructura, para
la sostenibilidad de la seguridad, para la política
social. Producen el efecto final del crecimiento, y
del crecimiento en el empleo con afiliación
a la seguridad social, y de los recursos necesarios
para poder superar la pobreza y construir un país
con equidad.
Nosotros tenemos el sueño que si este país
logra sostener la inversión como porcentaje
del Producto en no menos del 25 por ciento, esta Nación,
tranquila y silenciosamente, se transformará para
bien.
Tenemos un marco tributario
y un conjunto normativo que configuran hoy un cuadro
muy atractivo para la
inversión en Colombia.
Por ejemplo, nosotros no hemos
definido nuestro marco tributario para facilitar
que los sectores más
ricos apropien más utilidades, sino para estimular
que los sectores más ricos hagan más
inversión.
Hemos incorporado unos incentivos
generales de tributación
y otros sectoriales.
En los generales, cualquier
empresa nueva que se constituya hoy en Colombia,
puede deducir un 40 por ciento de
su capital. Cualquier inversión que se haga
hoy en Colombia, el contribuyente puede deducir de
sus ingresos gravables un 40 por ciento.
Me preguntaban alguien en estos
días: bueno,
pero si yo constituyo una empresa que me vale 100,
me van a deducir 40, pero resulta que en el primer
año no me dio sino 10 de utilidades, no puedo
deducir sino 10. ¿Y qué pasa con los
otros 30? La respuesta la da la nueva Ley. Se pueden
asimilar a pérdida y se pueden deducir de utilidades
en los años subsiguientes sin límite
de tiempo. Creo que eso estimula mucho la inversión
en nuestro país.
Y el mismo tratamiento se les
da a las inversiones de las empresas ya consolidadas.
Se les deduce un 40
por ciento de su inversión nueva y pueden utilizarlo
en cualquier momento, en el mismo año fiscal
de la inversión o en años posteriores,
sin límite de tiempo. Una legislación
tributaria orientada a estimular la inversión.
Además hemos desmontado el impuesto a las remesas,
se ha reducido ligeramente la tarifa de renta y también
hay un proceso paulatino para desmontar el impuesto
de timbre.
Tenemos incentivos sectoriales
muy importantes. En el área agrícola, cultivos de tardío
rendimiento. Incentivos sectoriales muy importantes
en el área de los biocombustibles. En un país
preocupado, como el mundo entero, por el calentamiento
global, en el cual hay declinación de producción
de combustibles fósiles, los biocombustibles
se erigen como una gran alternativa.
Tenemos una serie de estímulos sectoriales
profundos, atractivos, y allí aparecen los del
turismo.
En nuestra reforma tributaria
de 2002, la primera del Gobierno que he presidido,
se incorporaron unas
exenciones transitorias a los hoteles, a las empresas
de turismo ecológico, a las inversiones de renovación,
de rejuvenecimiento de hoteles.
El año pasado, después de que habían
sido criticadas durante tres años, el Ministerio
de Hacienda propuso una reforma tributaria donde las
cambiaba por un incentivo general, y reaccionó el
país turístico. Y en diferentes foros,
con los colombianos de las agencias de viajes, con
los colombianos hoteleros, con los colombianos operadores
de los parques nacionales, todos nos dijeron: por favor,
hay que preservar los incentivos.
La buena noticia es que ello
nos permitió hacerle
sentir a la crítica de la academia de la Capital
de la República, que era necesario, como lo
reclamaba el país que genera turismo, mantener
esos incentivos y darles vigencia indefinida.
Pues bien, como lo ha dicho
el doctor Juan Carlos Vélez, presidente de
Anato, esos incentivos han quedado consagrados, y
de manera indefinida.
Un nuevo hotel que se construye
en Colombia, sus ingresos son ingresos exentos durante
30 años.
La remodelación que se haga en un hotel viejo
en Colombia, se cuenta como inversión nueva
en la parte correspondiente a los ingresos totales
del hotel, y por esa parte tiene exención durante
30 años.
Algunos compatriotas me la
han preguntado. Yo la he entendido de la siguiente
manera: un hotel que vale
100, hace una inversión nueva por 50, la parte
proporcional a esos 50, proporcional en ingresos, tiene
una exención tributaria por 30 años.
Las empresas que se dediquen
al turismo ambiental tienen una exención tributaria
indefinida.
Y aparece otra norma de gran
importancia: el Gobierno está autorizado ya por Ley de la República,
para firmar pactos de estabilidad con los inversionistas.
Porque algunos inversionistas me han dicho: Presidente,
muy buenas esas reformas, ¿pero qué tal
que las deroguen?
A eso hay dos respuestas. Primera
respuesta: Colombia ha sido un país serio en reglas de juego históricamente.
Segunda respuesta: ahora que queremos niveles de crecimiento
superiores al 5, ojalá al 6 por ciento, estables,
sostenidos en el tiempo, y que queremos tasas de inversión
de no menos del 25 por ciento del PIB, hemos reforzado
la credibilidad de Colombia en las reglas de juego,
con la aprobación de la Ley que le permite al
Gobierno firmar pactos de estabilidad con los inversionistas.
Ya el Ministerio, a cargo del
doctor Luis Guillermo Plata, tiene 60 solicitudes
de pactos de estabilidad.
Confiamos evacuarlas en los próximos meses para
que estos incentivos, avalados en cada proyecto por
los pactos de estabilidad, le ayuden a Colombia a esas
metas de inversión que estamos requiriendo.
Ustedes van a tener oportunidad
esta semana de examinar, con colombianos y con visitantes,
todas las posibilidades
del sector. Cuenten, por favor, que para el Gobierno
el turismo es estratégico. Es la industria de
la alegría en un país tan afectado, como
ha estado, por la violencia, que necesita estimular
la alegría permanente para tener esa energía
emocional que nos permita salir adelante.
El país ha desperdiciado, por su violencia,
una serie de ventajas comparativas muy importantes
para hacer turismo interno y para atraer turismo internacional.
Cuenten que la seguridad en favor de los turistas,
como elemento estratégico de nuestro Plan de
Desarrollo, es voluntad de este Gobierno.
Ayer casualmente dedicamos
el domingo a revisar los operativos de seguridad
en la ciudad de Cartagena,
próxima a ser sede del Congreso Mundial del
Idioma, próxima a ser sede de la visita de los
Reyes de España, de la celebración de
los 80 años de existencia del Premio Nobel Gabriel
García Márquez, de la conferencia de
la Sociedad Interamericana de Prensa, del Congreso
Mundial de Turismo.
Y algo bueno que encontré ayer: no solamente
los dispositivos de la Policía, los dispositivos
del DAS, los dispositivos de la Armada, sino la cooperación
ciudadana. Los sectores pobres de Cartagena son hoy
los más interesados en un proyecto invulnerable
de seguridad, porque ellos son los que perciben los
grandes beneficios. Cuando llega allí un crucero
del Caribe, de ese crucero del Caribe desembarcan dos
mil personas, y cada persona deja en promedio para
la ciudad 150 dólares.
Para nosotros, pues, la seguridad,
vinculada a la promoción, al estímulo
del turismo, es fundamental.
Cuenten también que el país sigue en
el curso de mejorar todos los días su economía.
Para complementar lo aprobado, hay ahora una agenda
en el Congreso de la República bien importante,
y nos aplicaremos con toda la decisión a sacarla
adelante.
En esa agenda está el
nuevo Plan de Desarrollo, que busca desatrasarnos
en infraestructura. Nos hace
falta mucha infraestructura, pero tengan confianza
que la vamos a construir.
No más para referirme a los departamentos de
los gobernadores que nos acompañan en esta mesa,
en la ciudad de Armenia, capital del Quindío,
ya empezaron las obras para extender la pista del aeropuerto,
de tal manera que pueda recibir aviones más
grandes y ayudar con esa infraestructura a que el turismo
internacional conozca una de las zonas más bellas
del mundo: nuestro Eje Cafetero.
En la vecina ciudad de Manizales,
en la población
de Palestina, está en plena construcción,
sobre la parte alta de la cordillera, con un paisaje
incomparable, el nuevo aeropuerto.
Este aeropuerto de Bogotá hace ya unas dos
o tres semanas se entregó a los nuevos concesionarios,
comprometidos a hacer inversiones allí, en los
próximos años, por 600 millones de dólares.
Tengo la esperanza de que año tras año,
cuando los operadores de las agencias de turismo vengan
a Colombia, encuentren mejor el aeropuerto El Dorado.
Lo vamos a poner a la altura de los mejores aeropuertos
del mundo.
Cartagena: cuando se estaba
aterrizando en Cartagena los turistas se horrorizaban,
al mirar esa mancha tugurial
por las ventanillas del lado derecho del avión.
Una mancha tugurial que entraba a invadir la Ciénaga
de La Virgen, que comunica con el mar, y en las épocas
de lluvia e inundaciones, una Ciénaga de La
Virgen que arrasaba con las personas que vivían
allí en humildes chozas.
Hemos construido la Vía Perimetral de la Ciénaga
de La Virgen, con todos los espacios para que los compatriotas
que allí viven, empiecen a dignificar su existencia.
Esa Vía Perimetral tiene los senderos peatonales,
tiene los senderos de bicicleta, y ya hemos empezado
a transformar los tugurios del vecindario, dentro del
programa que Cartagena sea una ciudad que no tenga
tugurios, donde todos los habitantes vivan en viviendas
dignas.
Aspiramos, apreciados visitantes
de la comunidad internacional, que en cada ocasión que ustedes visiten a Colombia
la encuentren mejor. Hay problemas aquí, no
es normal que los haya, pero sepan que hay toda la
voluntad del pueblo y del Gobierno de entrar a resolver
esos problemas.
En los años anteriores siempre hacíamos
de esta primera reunión un conversatorio, y
yo voy a pedir excusas para no hacerlo hoy, porque
falleció anoche uno de los colombianos más
importantes de las últimas décadas: Carlos
Pérez Norsagaray, quien fue un gran embajador
en las relaciones permanentes de Colombia con Venezuela
y de Colombia con Panamá, y me apresto a visitar
a su familia.
Pero ustedes saben que hoy
hay un motivo menos de presión: el acuerdo que finalmente lograron
las agencias de viaje y las compañías
aéreas. Entonces ese acuerdo que se antecedió de
tantos conversatorios nuestros, hoy perfeccionado,
en alguna forma me da licencia para no hacer el conversatorio.
Ustedes saben, me da pena,
no me da pereza hacerlo. Lo hago con todo el cariño, con toda la devoción.
Pero debo salir muy temprano mañana a Villavicencio
y después al departamento del Huila, porque
se conmemora un aniversario de un asesinato de concejales
allí, por parte de las Farc. Entonces voy a
acompañar a la comunidad del municipio de Rivera
en el Huila.
¿Qué les dijo usted, Luis Guillermo,
a los visitantes internacionales? ¿Que aquí no
hay que dar cursos de qué?
Yo no les diría que bienvenidos, quédense,
sino: bienvenidos, gocen, regresen a sus países
para atraer a todos sus compatriotas a Colombia.
Queridos visitantes de la comunidad
internacional, por favor obren como embajadores de
Colombia en sus
países, que aquí los recibimos con cariño.
Y espero que en las próximas reuniones podamos
hacer una evaluación de toda la diversificación
en las agencias de viaje de Colombia.
Dimos unos pasos importantes,
cuando hace cuatro años
estábamos bien deprimidos. Yo diría que
el gran reto de estos años, señor Ministro
y señor Viceministro, señora Presidente
de la Junta y señor Presidente Ejecutivo de
Anato, y señora Directora de Proexport, es la
diversificación en el objeto turístico
de las agencias de viajes.
¿Cuántas han diversificado en el último
año? Uno, dos, tres, cuatro, cinco. ¿Quiénes
van a diversificar este año? Nos dieron un chancesito
con las empresas aéreas. Hay que aprovechar
para diversificar, porque uno no sabe qué ocurra
en el futuro.
Es como a mí que me dieron un chancesito de
cuatro años más para la Seguridad Democrática.
Por eso no lo puedo perder, para que sí sepamos
qué le ocurrirá a Colombia en el futuro:
la felicidad de propios y extraños. Todos los éxitos.
Muchas gracias.