II
FORO DE LA MICROEMPRESA “
CÓMO ENFRENTAR LOS NUEVOS DESAFÍOS”
Febrero 09 de 2007
(Barranquilla – Atlántico)
Compatriotas:
En primer lugar, permítanme dar desde Barranquilla
un saludo muy respetuoso a todos los periodistas de
Colombia en su día. Ha sido Colombia un país
caracterizado por un gran florecimiento del periodismo,
desde los albores de la Independencia, y por un gran
respeto de la opinión al periodismo.
Nuestro Gobierno, con la política de Seguridad
Democrática, ha querido devolverle todas las
condiciones al periodismo libre. Condiciones para su
ejercicio que se habían perdido en muchas regiones
de la Patria, en unas por la presión guerrillera
y en otras por la presión paramilitar, y en
muchas por la presión concurrente de unos y
otros.
Hubo momentos, en años anteriores, donde no
sólo los periodistas habían perdido su
libertad, estaban amordazados por las presiones del
terrorismo, sino que eran asesinados en cantidades.
Años de asesinar en Colombia 25 periodistas.
Todavía nos asesinan
periodistas. Pero nuestra voluntad es que esta Patria
le pueda decir al mundo
que no hay periodistas amenazados y que no hay periodistas
asesinados.
Nuestra seguridad es democrática, para establecer
la diferencia con otros proyectos de seguridad del
continente, que se pusieron al servicio de dictaduras,
del cercenamiento de las libertades, de la censura
de prensa, de la eliminación del disenso.
La nuestra es todo lo contrario:
la nuestra está al
servicio de la libertad, es apoyo al periodismo libre,
es garantía para el disenso.
Este es un país de controversia, en medio de
un ambiente democrático donde todos hoy gozan
de la decisión estatal de proteger a todos los
ciudadanos con eficacia en la seguridad.
A los periodistas de la Patria,
por ello, los mejores votos, para que en el ejercicio
de esa difícil
profesión sigan dando brillo y buen nombre a
este país de libertades que es Colombia.
Muy apreciados amigos que nos
reunimos hoy, convocados por la Corporación del Desarrollo de la Microempresa:
la doctora María Lucía Castrillón
(gerente de la Corporación), nos ha destacado
la importancia de la microempresa en Colombia. Representa
en 92 por ciento de las organizaciones empresariales
del país y es responsable del 51 por ciento
del empleo.
¿Por qué la importancia que nuestro
Gobierno le asigna al microcrédito? Por varias
razones.
Nosotros no creemos que solamente
se pueda impulsar el crecimiento de la economía y quedarse a esperas
de que la superación de la pobreza llegue espontáneamente.
América Latina lo probó durante años,
y eso no sirvió. En el Brasil, en los años
sesenta, hubo años de crecimiento de la economía
del 14 por ciento y de aumento masivo de la pobreza.
Tampoco creemos en el otro
extremo: en aquello de hacer un gran esfuerzo por
la distribución y
darle la espalda al crecimiento. Cuando se le da la
espalda al crecimiento, la distribución fracasa,
porque solamente distribuye pobreza.
Nuestro esfuerzo se orienta
para llevar de la mano el crecimiento, la superación de la pobreza
y la construcción de equidad.
Las metas de largo y de mediano
plazo que se ha impuesto el país, son metas muy exigentes. Y aquí juega
un papel muy importante la microempresa. Veamos por
qué juega un papel muy importante en el crecimiento
y por qué juega un papel muy importante en la
superación de la pobreza y en la distribución.
En el crecimiento: el crecimiento
moderno exige la desagregación, en fases, de los procesos productivos
y de servicios en casi todas las actividades. Esa desagregación
le da, en la cadena que concluye con cualquier producto
o con cualquier servicio, un protagonismo esencial
a la microempresa. Esto es: los bienes y servicios
más sofisticados que se ofrecen hoy en el mundo,
generalmente son producto de la desagregación
de procesos. Y la microempresa juega un papel muy importante
al desagregar esos procesos en cada una de sus fases.
Es imposible entender hoy que
haya una gran empresa que no esté apoyada, en la parte de insumos
y de provisiones por la microempresa, o que no esté apoyada
en la parte de distribución por la microempresa.
Es imposible pensar hoy en un gran producto en el mundo,
que no sea el resultado de una cadena bien importante
de participación de microempresas.
Nosotros encontramos en la
microempresa el mejor vehículo
para lograr que rápidamente se encuentren la
oferta y la demanda.
Cuando sale adelante una microempresa,
inmediatamente esa microempresa aumenta la oferta,
inmediatamente
esa microempresa también estabiliza el ingreso
de la familia, genera empleos adicionales.
Es imposible encontrar una
actividad donde más
rápidamente se tonifique la economía
del lado de la oferta y se tonifique la economía
del lado de la demanda, que la microempresa. Tan pronto
como se tonifica a través de una microempresa
la economía del lado de la oferta, tan pronto
se tonifica del lado de la demanda.
Desde el punto de vista social,
la microempresa, casi que como la educación, abre las oportunidades
de ascenso social, de movilidad social. ¿Por
qué? Porque la microempresa rompe las relaciones
tradicionales de capital y de trabajo, y permite unificar
en el microempresario y en su familia las dos condiciones,
y permite avanzar casi que sin frenos, sin techo, sin
límite, en lo que es la escala de la movilidad
social.
La microempresa rompe con la
reproducción de
condiciones de inequidad, con la reproducción
de condiciones de pobreza. Eso ayuda inmensamente desde
el punto de vista social.
Nosotros nos hemos propuesto
unas metas de crecimiento económico muy ambiciosas, pero no como un fin
en sí mismo, sino como un medio para lograr
unas metas muy ambiciosas de reducción de pobreza.
Hace cuatro años teníamos la pobreza
casi en el 60, ahora oscila alrededor del 45 – 50,
y la meta es que en el 2010 la hayamos reducido a no
más del 35 por ciento, para que nuestros sucesores
puedan cumplir la meta de largo plazo y en el 2019
la pobreza no esté por encima del 15 por ciento
en nuestro país. Y en ello es fundamental el
apoyo a este instrumento.
En el Gobierno anterior le
dimos un gran crecimiento al microcrédito. Su cartera pasó de 730
mil millones a 3 billones (de pesos). Fueron beneficiados
un millón 800 mil microempresarios. Eso nos
animó a dar un segundo paso en materia de fortalecimiento
de microcrédito, alrededor de la Banca de Oportunidades.
Ahora aspiramos que en este
cuatrienio no les lleguemos a millón 800 mil microempresarios, sino a 5
millones de microempresarios. Y que la cartera de la
microempresa todos los días crezca, como proporción
a la cartera total.
Por supuesto, esto exige definiciones
y esfuerzos sostenidos. Muchos compatriotas me preguntan: ¿por
qué la Banca de Oportunidades no es un nuevo
banco? Y si no es un nuevo banco, ¿entonces
qué es la Banca de Oportunidades? Y quiero repetir
hoy, ante tan importante concurrencia en Barranquilla,
estas respuestas:
La Banca de Oportunidades no
es un nuevo banco, porque un nuevo banco no alcanza
un cubrimiento veloz de la
geografía colombiana, como el que podemos lograr
con la Banca de Oportunidades. El Banco del Café,
que se acaba de vender, tenía menos de 300 oficinas.
El Banco Agrario no tiene 700. Muchos bancos privados
comerciales se han retirado de muchas ciudades y de
muchos municipios.
En un país con 43 millones de habitantes, un
millón 164 mil kilómetros, 1.098 cabeceras
municipales, no podemos pretender que la tarea la jalone
especialmente un banco. Por eso desistimos de hacer,
como expresión de la Banca de Oportunidades,
un nuevo banco.
¿Entonces qué es la Banca de las Oportunidades?
Es un sistema que pretende congregar a todos los agentes
que intervienen en el tema en una red sincronizada
de colocación de crédito popular en todo
el país. ¿Por qué todos los agentes?
Porque es algo que tiene que aprovechar Colombia.
Hace poco hablaba con el profesor
(Muhammad) Yunus, premio Nobel de la Paz. Me explicaba
su experiencia,
como todos ustedes la conocen, sobre el Banco de los
Pobres de su país. Nosotros le explicábamos
la idea que tenemos de nuestra Banca de Oportunidades. Él
nos hacía comentarios y nos decía que
lo que encontraba en Colombia es que aquí hay
una institucionalidad que no tenía Bangladesh
cuando él empezó el Banco de los Pobres,
y que aquí hay una institucionalidad que no
tienen otros países de América Latina
que están tratando de hacer una revolución
de microcrédito.
Y uno se pone a ver cuál es la institucionalidad
que existe en Colombia, que marca la diferencia con
lo que era el Blangladesh del inicio del Banco de los
Pobres del profesor Yunus, y que marca la diferencia
con otros países de América Latina.
Y la institucionalidad que
encontramos en Colombia es bien rica, bien importante,
bien diversa. Encontramos
sector financiero público y privado. Encontramos
una inmensa red de fundaciones sin ánimo de
lucro, especializadas en el tema del microcrédito.
Encontramos una gran red de capacitación y de
acompañamiento. El Sena se ha convertido en
el instrumento de formación vocacional más
importante de América Latina. No lo hay hoy
en América Latina. Y además tenemos algo
muy importante: el Fondo Nacional de Garantías
y los Fondos Regionales de Garantías. Esto es:
tiene Colombia una institucionalidad que no puede desaprovechar.
La existencia de esa institucionalidad
nos da a nosotros la ventaja para poder arrancar
con la Banca de Oportunidades,
como un sistema que vincule a todos los actores. Y
ha causado muchas dificultades a otros países
que han querido hacer lo mismo, porque carecen de esa
institucionalidad.
Un país grande de la región quiso hace
dos años emprender un programa de microcrédito
ambicioso, como el nuestro, y rápidamente no
pudo, porque le faltaba el Fondo Nacional de Garantías.
En otros no tienen la red de fundaciones privadas que
hay en Colombia, sin animo de lucro, al servicio del
microcrédito. Y en otros no tienen las organizaciones
de capacitación, las organizaciones de acompañamiento.
¿Qué papel debe jugar el tema de los
Fondos? Lo que parecería ser hoy una realidad
es que el tema de recursos es el menos importante.
Lo que más se necesita son los proyectos, la
capacitación, el acompañamiento.
En materia de recursos, nosotros
vemos que hay una abundante oferta en todas las instituciones
colombianas.
Y que, además, ha venido creciendo con mucho
vigor el redescuento de recursos que las organizaciones
bancarias del Gobierno les hacen a los organismos privados
de colocación de crédito popular.
La cartera que tiene hoy Bancoldex,
entidad a la que hace cuatro años le asignamos la tarea de ser
el fondo de redescuento de la microempresa, es una
cartera que ha crecido mucho, y de manera muy sana.
Eso intentó hacerlo el IFI, nosotros al principio
del Gobierno le dimos mucha fuerza al IFI, pero los
resultados no fueron los mejores.
Hoy vemos que en todo el país
ha venido creciendo el tema del redescuento de Bancoldex
a las diferentes
organizaciones.
El tema de recursos: ¿qué problema hemos
encontrado? Hemos encontrado que el crecimiento del
microcrédito en Colombia ha sido, regionalmente,
desigual. Mientras hay unas ciudades en las que ha
crecido muy bien, se encuentra que en los municipios
de ese departamento todavía el crecimiento es
un crecimiento muy leve. Hay regiones enteras con una
gran dinámica de microcrédito, y hay
otras regiones muy rezagadas. Ahora nos proponemos
llegarles con mucha fortaleza a las regiones más
rezagadas.
¿Cómo entendemos
las diferentes etapas que se deben cumplir en el
sistema de Banca de Oportunidades?
Hace una semana estuvimos lanzando
el sistema aquí en
Barranquilla. No hay cosa más importante que
aprender con ejemplos. Entonces hemos evitado el lanzamiento
teórico de Banca de Oportunidades, y lo estamos
haciendo, en las ciudades colombianas, como se hizo
en Barranquilla hace una semana y como lo vamos a hacer
ahora en la tarde en Montería, ya con ejemplos
concretos.
La semana anterior se entregó aquí una
buena cantidad de créditos a dos grupos: al
grupo de tenderos, que históricamente han dependido
del crédito de la usura y que empiezan a formalizarse,
y a un grupo muy vulnerable socialmente, que es el
grupo de madres cabeza de familia vinculadas al programa
de Familias en Acción.
Esta tarde, en Montería, vamos a empezar Banca
de Oportunidades entregándoles crédito
a mototaxistas, entregándoles crédito
a Familias en Acción y entregándoles
crédito a discapacitados.
En Medellín empezamos el programa Banca de
Oportunidades entregándoles crédito a
egresados universitarios. En todas partes queremos
estimular la Banca de Oportunidades entregándoles
crédito a egresados universitarios y a egresados
del Sena. En Nariño empezamos Banca de Oportunidades
con créditos para artesanos.
Pues bien, ¿cómo
vemos que debe proceder el mecanismo?
Primero, hay que escoger grupos,
ojalá organizados
socialmente, con dos características: o que
sean vulnerables o que, por diferentes razones, no
tengan facilidades de acceder al crédito. Ejemplos
de unos y de otros: grupos vulnerables, madres cabeza
de familia de los estratos uno y dos. Ejemplo de grupos
con dificultades de acceder al crédito: el egresado
universitario, el egresado del Sena. No necesariamente
está en los sectores vulnerables, pero le dicen:
usted es muy joven, usted no tiene experiencia, a usted
no le podemos prestar.
Y en ambos buscamos una meta
inmediata: que los colombianos se puedan desvincular
de la usura. La semana pasada
comparábamos aquí, en Barranquilla, el
costo de acceso al crédito en la Banca de Oportunidades,
que empezaba a atender los tenderos, contra el costo
que venían pagando en el sistema de usura. Y
la diferencia es una diferencia monumental.
Creemos que el sistema de Banca
de Oportunidades sí funciona,
y tenemos que hacer todo el esfuerzo para que funcione.
Entregar cinco millones de microcréditos no
es una tarea fácil. Con mucho esfuerzo en el
anterior Gobierno entregamos un millón 800 mil
microcréditos.
La meta que nos hemos puesto
es muy elevada. Si eso funciona, tiene que convertirse
en un gran elemento
de dinamización de la economía, tiene
que convertirse en un gran elemento para liberar a
los colombianos de la esclavitud de la usura, tiene
que convertirse en un gran elemento de crecimiento,
de estabilización, primero y segundo, de crecimiento
de los ingresos de la familia, y tiene que convertirse
en un gran elemento de movilidad social, que es una
característica fundamental de la democracia.
Primera etapa: seleccionar
grupos vulnerables o grupos con dificultad de acceso
al crédito, preferiblemente
socialmente organizados. Confío que esta tarde
encontremos en Barranquilla, en Montería, que
al haber seleccionado los primeros mototaxistas para
recibir el crédito, hagan parte de una organización.
¿Por qué nos interesa mucho que las
personas estén organizadas en alguna asociación?
Porque la organización ayuda a que las personas
tengan más sentido de responsabilidad social,
más sentido de cumplimiento. Por ejemplo: hay
más probabilidades de que una Familia en Acción
sea bien cumplida con el crédito, cuando esa
Familia en Acción participa en una asociación,
que cuando esa Familia en Acción procede solitariamente.
Y ahí viene la pregunta: ¿quién
los escoge? Cuando lanzamos el programa en el sur de
Bogotá, el grupo de Familias en Acción
fue escogido por Acción Social de la Presidencia.
Pero es apenas un ejemplo. Tantas organizaciones como
hay en Colombia, pueden escoger los grupos a favorecer
con el crédito de Banca de Oportunidades. Una
alcaldía, una gobernación, el Sena, una
universidad, una escuela, los gremios populares, los
gremios de la producción y de los servicios,
Undeco (que es la Unión Nacional de Tenderos
en Barranquilla), en fin. Hay muchas. Eso es una cosa
bien importante en Colombia. Aquí hay mucha
institución que puede participar en todas las
etapas del proceso. Las fundaciones establecidas en
Colombia para el microcrédito.
Lo segundo: hay que darles
una somera capacitación. ¿Quién
les dio esa capacitación en Bogotá? ¿Quién
la dio en Barranquilla? ¿Quién la está dando
para los que van a recibir esta tarde el crédito
en Montería? Básicamente el Sena. Aquí en
Barranquilla ayudaron Undeco y Fenalco. Pero no son
los únicos que pueden dar esa capacitación.
Muchas fundaciones de ustedes pueden dar esa capacitación.
El sistema está abierto.
Tercero: ya se ha escogido
el beneficiario del crédito,
ya se le ha dado una capacitación básica,
viene el tercer paso: presentarlo a la institución
que le va a hacer el crédito. Ahí se
necesita que la institución lo acompañe.
Pero ese acompañamiento no quiere decir que
la institución lo vaya a avalar. La institución
no le otorga fianza. La institución simplemente
lo acompaña. Eso se convierte en una garantía
operativa. Si el alcalde es banquero y el viceministro
es microempresario, si el microempresario llega a donde
el banquero solo, seguramente le abren las puertas
con mucha más dificultad, de la dificultad con
que le abren las puertas si llega acompañado,
por ejemplo, de la Fundación Mario Santodomingo,
o de Actuar, o del Sena. El acompañamiento es
fundamental.
Entonces he venido despejando
esta duda –y mañana
voy a insistir mucho en el tema en la Unión
(Nariño), aquí está doña
Gloria, yo la saludé ahora, que ha sido fundamental
en el crédito en Nariño, en el microcrédito
en Nariño–: hay que hacer la claridad
de que el acompañamiento al microempresario
para acudir a la entidad bancaria, no significa fianza
al microempresario. Simplemente un acompañamiento
que abre puertas.
¿Quién da la fianza? Estamos pidiendo
que a la madre cabeza de familia de estratos 1 y 2
no se le exija fiador. La fianza la puede dar el Fondo
Nacional de Garantías, los Fondos Regionales
de Garantías. Habrá que buscar el esquema
de fianzas solidarias.
Ya la persona recibió el crédito. Es
muy importante garantizarle a la entidad financiera
que la persona va a estar acompañada por la
entidad que la presentó al banco, mientras la
persona deba, que el proyecto va a estar, va a tener
un seguimiento de esa entidad. Entonces, en nuestro
ejemplo, si el Sena acompañó al viceministro
microempresario, para obtener el crédito del
alcalde, el Sena va a acompañar al viceministro
microempresario mientras deba.
Anunciarle eso a la entidad
financiera le da confianza. Por supuesto, se convierte
en una garantía de
que un negocio bien acompañado es un negocio
que tiene más probabilidad de salir exitoso,
que un negocio que no está bien acompañado
o que no tiene compañía. Y esa garantía
es buena para el microempresario, para su familia,
para los trabajadores, y es buena para la entidad financiera.
Y aquí vienen dos preguntas: ¿cuál
es el tipo de microempresa que queremos y quién
va a pagar esas diferentes tareas: selección,
capacitación, acompañamiento?
Para responder a la primera
pregunta, Colombia no se puede quedar en la microempresa
básica, de
almohadas, colchones, empanadas. Colombia tiene que
visualizar la microempresa en la escalera del avance
tecnológico. Hay que buscar estimular a los
microempresarios a agregar valor. Yo creo que es una
premisa fundamental de este proyecto.
Lo segundo: yo sé que las actividades de selección,
de capacitación y de acompañamiento cuestan.
Entonces el Gobierno Nacional ha dispuesto de 120 mil
millones, que están en el presupuesto nacional,
para apoyar el programa. Hemos autorizado que parte
de esos recursos se gasten pagándoles a las
instituciones que seleccionen, capaciten y acompañen
a los microempresarios. El Gobierno Nacional es consciente
de que esas tareas tienen un costo, y de que ese costo
hay que absorberlo.
También hemos aceptado lo siguiente: que se
certifiquen las tasas de usura de manera diferencial.
Yo prefiero que haya mucho más crédito
popular en Colombia, a que, por mantener un discurso
frente a tasas de usura, evitemos el crecimiento del
crédito popular.
Se han tomado las siguientes
decisiones con la Superintendencia: que la certificación que se ha hecho ahora de
microcrédito, tenga una duración de no
menos de un año, para darle tranquilidad al
sistema. Y ya ellos estudiarán cómo manejan
las otras dos otras certificaciones, que no tienen
que ver con el microcrédito: la certificación
de crédito comercial y la certificación
de crédito preferencial. Pero que la de microcrédito
tenga estabilidad por lo menos de un año.
En todas las discusiones con
algunas de las fundaciones y con muchos de los bancos,
me han dicho: bueno, es
que la tasa de usura estaba antes en el 22. Eso, más
la comisión, no nos alcanza. Con eso no somos
capaces de prestar, de llegar a los sectores más
urgidos de crédito, que son los que necesitan
las menores cantidades.
Alguien me ha dicho: yo con
eso no soy capaz de bajarme de créditos de un millón 300 mil. Otros
me han dicho: yo con eso no soy capaz de bajarme de
créditos de un millón.
Entonces se ha tomado la siguiente
decisión:
La ley nos impide eliminar la comisión. Estaba
en el siete y medio. Va a quedar una suma módica
de comisión más honorarios. Yo espero
que eso ya esté definido de aquí a la
semana entrante. O sea que tendrían la tasa
del 32 y una suma módica de comisión
más honorarios.
¿
Que eso es caro frente al crédito de la gran
empresa? Por supuesto que lo es. Porque esto implica
unos costos adicionales, que también vamos a
ayudar a sufragarlos con cargo al presupuesto de Banca
de Oportunidades. Pero eso es mucho mejor para los
compatriotas que seguir dependiendo de la usura, o
que seguir sin tener oportunidades.
Y esto está todo relacionado con el tema de
formalización de la economía, y uno de
sus supuestos, que es bancarización. Nosotros
no tenemos un empeño caprichoso en formalizar
la economía, pero sí tenemos el interés
en que demos saltos hacia la formalización de
la economía, porque entendemos que la formalización
de la economía es prosperidad en la pequeña
empresa, y que la formalización de la economía
tiene como principal indicador la afiliación
de los trabajadores a la seguridad social.
Cuando tengo la oportunidad
de discutir con algunos compatriotas sobre la formalización de la economía,
la primera pregunta que suelo hacerles es: veamos cómo
ha evolucionado la afiliación de los trabajadores
a la seguridad social. Ese es el gran indicativo que
nos dice si se está formalizando o no la economía.
El año pasado, en promedio, afiliación
a las cajas de compensación, al régimen
contributivo de salud, a riesgos profesionales, a pensiones,
hubo 550 mil trabajadores más afiliados. Eso
es un gran crecimiento, en un país que para
mantener la tasa de desempleo inmodificada, debe generar
por año 300 – 350 mil empleos. El año
pasado, 550 mil trabajadores fueron afiliados a la
seguridad social.
Para no referirnos al gran
crecimiento que registraron las cajas de compensación. Nuestro gerente me
decía al entrar al recinto que el año
pasado esta caja de compensación tuvo un crecimiento
de afiliación de más del 19 por ciento.
Le dije: hay que repetirlo. Y me dice: muy difícil.
Ahí le mandé un memorandito a la doctora
Alicia a ver cómo hacemos, con el Ministro de
Protección, un recorrido por el país,
comprometiendo gremios en la generación de empleo
y en la afiliación a la seguridad social.
Pero creo que viene una cosa
muy buena, y en la institucionalidad colombiana las
cajas son fundamentales: en mayo, todos
los colombianos empleadores deberán realizar
ya solamente una única declaración parafiscal
y de seguridad social y un único pago. En ese
proceso hemos venido. Objetivos: simplificar trámites
y evitar evasión.
Hoy un colombiano empleador
tiene que hacer mínimo
cuatro pagos: un pago a las EPS, por régimen
contributivo, que puede derivarse en tantos cuantas
EPS se afilien a los trabajadores de esa empresa. Un
segundo pago a pensiones, que en principio puede dividirse
en dos: a prima media y a capitalización individual,
y que puede a su vez subdividirse en tantos cuantos
fondos de pensiones hayan escogido los trabajadores
de esa empresa. Un tercer pago a riesgos profesionales,
que compromete solamente un pago. Y un cuarto pago
que agrupa Sena, Bienestar y Cajas de Compensación.
Eso se va a reducir a uno. Menos trámites y
menos evasión.
¿Y por qué hay evasión? Porque
si el trabajador está afiliado a un fondo de
pensiones, el trabajador vigila de que no le evadan,
que coticen de acuerdo con el salario que gana. Pero
no tiene la misma vigilancia frente al régimen
contributivo de salud. Porque, por solidaridad, en
el régimen contributivo de salud le tienen que
prestar el mismo plan al trabajador del salario mínimo,
que al trabajador del mayor salario base de cotización.
Entonces confiamos que estas
medidas, que van a simplificar, nos van a ayudar
mucho en el control de evasión.
Y hay empresas que tienen los
trabajadores al día
en riesgos profesionales, pero no los tienen al día
en régimen contributivo, no los tienen al día
en Pensiones. Aquí, como no hay sino un solo
pago, los tendrán que tener al día frente
a todos los riesgos. Confiamos que eso ayude muchísimo.
Y ha habido unos estímulos para ese proceso
de formalización de la economía. Los
estímulos tributarios de Colombia son muy importantes,
y veámoslos desde la perspectiva del crecimiento
y de la formalización de la economía.
Nuestra reciente reforma tributaria
no solamente ha reducido la tasa de renta, que se
situará en
el 32 –33, no solamente ha definido que se desmonte
paulatinamente el impuesto de timbre, que se disminuya
la renta presuntiva, sino que convierte en permanente
en el tiempo una deducción del 40 por ciento
a las nuevas inversiones empresariales. Y una empresa
nueva que nace en Colombia, en virtud de la última
reforma tributaria, tiene una deducción del
40 por ciento. Eso vuelve a Colombia muy competitiva.
Y miren lo importante: eso
es un estímulo al
crecimiento, no a la apropiación de utilidades.
Cuando yo comparo esto con la legislación tributaria
de los Estados Unidos, en los Estados Unidos la rebaja
general de impuestos ha permitido que allá haya
más apropiación de utilidades. Aquí no
se ha hecho una rebaja general de impuestos, sino que
se han introducido unos estímulos a la reinversión.
Entonces el que quiera beneficiarse de esos estímulos,
tiene que invertir, para crecer y para generar más
empleo. Yo creo que esto es bien importante.
Se ha alegado mucho que impuestos,
como el del cuatro por mil, frenan la bancarización.
La reforma tributaria tomó dos decisiones:
primero, los contribuyentes colombianos de renta podrán
deducir de sus ingresos gravables un punto de los cuatro
puntos del cuatro por mil. Segundo, contribuyentes
y no contribuyentes.
Porque me dicen: bueno, está bien, esa deducción
les ayuda a los que declaran y contribuyen, pero no
les ayuda a los que no declaran y no contribuyen, que
son los de menos nivel de ingresos.
Aquí viene la respuesta para ellos, bien importante
este punto: la reforma define que cualquier cuenta
de ahorro, de cualquier colombiano, no paga el cuatro
por mil durante los primeros siete millones de pesos
de movimientos mensuales en esa cuenta. Entonces eso
nos ayuda a la bancarización, y nos ayuda a
estimular todo este proceso de formalización
de la economía.
Vamos a trabajar con todas
las instituciones que podamos. Todas las oficiales
tienen que trabajar, y queremos
convocar a todas las privadas. Colombia, de manera
silenciosa, ha hecho una gran tarea en la Consejería
de la Mujer, a cargo de la doctora Marta Lucía
Vásquez Zawadzky. Esa gran orientación
al crédito de la mujer tiene que tener un gran
respaldo en esa Consejería.
Queremos poner el Fondo del
Ahorro también
al servicio de la Banca de Oportunidades. Está próxima
a salir la reglamentación de la nueva ley. La
nueva ley autoriza al Fondo del Ahorro a vincular trabajadores
independientes de cualquier nivel, convertirlos en
ahorradores y prestarles. Hasta ahí hay un cambio
legal, pero no hay novedad. ¿En que consiste
la novedad? El Fondo del Ahorro no les va a exigir
a los trabajadores independientes determinado monto
de ahorro para prestarles, sino que va a hacer énfasis
en el número de semanas durante las cuales tienen
que ahorrar. El Fondo del Ahorro va a demostrar que
es más necesario el hábito de ahorro,
que la cuantía de ahorro.
Entonces la reglamentación dispondrá que
el Fondo del Ahorro le prestará a una persona,
cuando esa apersona haya acumulado no tanto dinero
ahorrado, sino tantas semanas de ahorro. Porque del
hábito del ahorro, se puede inferir el grado
de cumplimiento. Tenemos mucha, mucha esperanza en
ello.
He recibido una muy amable
carta de ustedes, en la cual me recuerdan el Conpes
sobre microcrédito.
Me dice el señor viceministro que lo están
preparando. Y me dicen que es muy importante el tema
de proyectos, que esto no se vaya solamente al crédito
de consumo sino a proyectos importantes, con lo cual
yo estoy de acuerdo. Y que no sean proyectos para microempresas
que estén trabajando en lo básico, sino
que agreguen valor.
Entonces yo creo que la respuesta
tiene que ser la que se ha comentado en algunos foros:
que la junta
de Banca de Oportunidades autorice que parte de esos
120 mil millones del presupuesto de este año,
se gaste pagándoles a las instituciones, debidamente
acreditadas, tareas que ellas tengan que cumplir en
capacitación, en selección, en preparación
de proyectos, en acompañamiento a microempresarios.
Ojalá tuviéramos rápidamente los
primeros convenios.
El doctor (Carlos) Moya, el
director de la Banca de Oportunidades, nos está esperando en Montería.
No sé si ya hay algunos convenios con algunas
fundaciones para poder remunerarles los costos de capacitación
y de acompañamientos.
Sergio Díaz-Granados, viceministro de Desarrollo
Empresarial: Ya tenemos un borrador de convenio para
conocimiento de la junta directiva de Corpomixta (Corporación
para el Desarrollo de la Microempresa) con Banca de
las Oportunidades, para definir ese acceso, y además
seguir extendiendo la red de instituciones y darle
cubrimiento nacional en el apoyo a los microempresarios.
Presidente de la República: Muy bien. Yo hasta
aquí es lo que tenía que decirles. Me
parece muy importante poder escuchar unos minutos sus
interrogantes, sus preocupaciones.
Muchas gracias.