PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE AL INAUGURAR AGROEXPO 2007
Julio 12 de 2007
(Bogotá D.C. - Cundinamarca)
“Iba a pedirles un minuto de silencio para honrar
la memoria del ex presidente Alfonso López Michelsen,
pero ya el doctor Andrés López Valderrama nos
ha invitado a hacerle ese homenaje. Mañana, cuando
lo despidamos en la Catedral Primada, referiremos unas palabras
sobre la vida y la obra del ex presidente López Michelsen.
Me alegra mucho acudir esta noche, en compañía
del Ministro de Agricultura y de varios de los colegas del
equipo de Gobierno, a la inauguración de esta nueva
versión de Agroexpo. Me alegra mucho ver que hay entusiasmo
por el campo colombiano. En medio de dificultades, se advierte
ese entusiasmo en todo el país.
Sea la oportunidad de repetir ante ustedes que Colombia
es un país totalmente garantista de la inversión
privada, con la exigencia de la responsabilidad social. Y
al mismo tiempo un país que tiene que ser consciente
de una gran parte de las posibilidades futuras para generar
empleo de alta calidad, para tener éxito en los proyectos
de emprendimiento, radica en el desarrollo del campo colombiano.
Nosotros hemos reformado el Estado. Lo estamos reformando.
Hemos reestructurado 390 entidades del Estado y vamos a seguir
reestructurándolo hasta el fin del Gobierno.
Empezamos con Telecom. Cinco seis institutos del sector
agropecuario se convirtieron en uno. El 27 de agosto empieza
la capitalización de Ecopetrol, después de
que se hizo allí la reforma laboral y la pensional.
En los años que vienen, reformaremos las clínicas
del Seguro Social y aspiramos dejar un Seguro Social totalmente
reformado para el bien de nuestros compatriotas.
Pero no desmantelamos el Estado. Y eso hay que repetirlo
ahora que el mundo mira la discusión política
que se surte en América Latina. Y tampoco estamos
en el estatismo. Para nosotros es muy importante un Estado
como garante de responsabilidad social, una garantía
de plenas posibilidades al sector privado como camino hacia
la responsabilidad social. Reitero a los empresarios visitantes
y a los empresarios colombianos este punto, que consideramos
fundamental para dar claridad en el modelo político.
Estamos trabajando tres objetivos de Gobierno, la consolidación
de la seguridad, la confianza inversionista y la política
social. Hemos avanzado en materia de seguridad. Vamos ganando,
pero no hemos ganado todavía. Sufrimos reveses, dificultades.
Lo importante es toda la firmeza, la perseverancia. Porque
mientras el terrorismo ha perseverado durante 40 años,
aquí no se había podido perseverar en la idea
de derrotarlo. Con perseverancia, sin ablandarnos, lo vamos
a derrotar.
Los criminales no han derrotado en el mundo, en la historia
de la humanidad, a un solo Estado de leyes. Han derramado
sangre y causado sufrimiento, pero no cuentan con una sola
victoria. Colombia no será la excepción.
Sé que ese trípode que conforman la Constitución,
las Fuerzas Armadas de la Nación y el pueblo, se encargará de
la derrota del terrorismo. Nos faltan tres años y
un mes de Gobierno. Los colombianos pueden tener la certeza
de que no habrá un solo minuto en el que bajemos la
guardia, en el propósito de derrotar el terrorismo.
Hace cinco años en este mismo escenario decíamos:
si le devolvemos la paz al campo, el campo le devuelve el
empleo a Colombia. Hemos recuperado muchas zonas y faltan
otras. Pero amaneciendo y levantados temprano, como el campesino,
de cara al sol de las dificultades del nuevo día,
iremos rescatando nuevas zonas, liberándolas del terrorismo.
Necesitamos sí la integración como cooperantes
de todos los ciudadanos, y especialmente de los empresarios
del campo, con la fuerza pública. Para tener un país
sin terroristas guerrilleros, sin terroristas paramilitares,
sin narcotráfico, la integración de la gente
que trabaja honradamente con la fuerza pública es
un imperativo necesario. Todavía estamos en el proceso
de fortalecer nuestra institucionalidad armada.
Hace cinco años, cuando empezaba el Gobierno, no
había con qué pagar a los soldados los salarios
de los últimos meses de 2002. Derramamos el impuesto
para Seguridad Democrática. Lo pagaron los colombianos
en aquel entonces con patrimonios superiores a 162 millones.
Y acabamos de derramar un nuevo impuesto a los patrimonios
superiores a 3 mil millones de pesos. Eso nos va a permitir
fortalecer toda la institucionalidad, para avanzar más
sólidamente en el proceso de la derrota del terrorismo.
Paciencia sin pausa frente al terrorismo. A toda hora madera
a esos criminales, pero no perder la paciencia. Porque con
la combinación de enfrentarlos con fortaleza y de
tener paciencia, terminarán derrotados. Ningún
auditorio más importante para reiterar esa invitación
que el auditorio conformado por empresarios agropecuarios
de mi Patria.
Otros dos objetivos fundamentales son la confianza inversionista
y la política social. Me preguntarán muchos: ¿por
qué se habla más en el Gobierno de confianza
inversionista que de crecimiento económico? Porque
el crecimiento económico puede ser furtivo, puede
ser producto de una lotería. Que un año se
descubra un pozo petrolero, a los años empiece a explotarse,
que eso mejore los ingresos, genere crecimiento. Que un año
tengamos un mejor precio para un producto básico y
a los siguientes dos años ya no. Y todos esos fenómenos,
como lo ha vivido el país, producen etapas furtivas
de crecimiento. Lo único que nos permite contar con
un crecimiento sólido, de largo plazo, es una alta
confianza inversionista. Y lo estamos logrando.
Hace dos años la inversión en Colombia fue
del 22. Hace cinco años era del 12. Pasamos del 12
al 22. El año pasado al 26. Y en los primeros cuatro
meses de este año la inversión como porcentaje
del PIB ha sido del 27. Hace cinco años la inversión
privada en Colombia como porcentaje del PIB era del 6 y medio.
Ahora está entre el 19 y el 20.
Esa confianza inversionista con responsabilidad social nos
tiene que llevar a superar pobreza, a construir equidad.
Medimos la responsabilidad social en tres áreas: primero
en transparencia, en las relaciones entre los inversionistas
y el Estado. Transparencia en la adjudicación de concesiones,
transparencia en la adjudicación de contratos, transparencia
en la superación de litigios, transparencia en la
tributación.
Medimos la responsabilidad social en la solidaridad de los
inversionistas con las comunidades. La relación de
los inversionistas con las comunidades tiene que estar signada
por la transparencia, por la solidaridad, como factor que
legitime ante las comunidades la razón de ser de la
inversión.
He venido poniendo ejemplos en estos días, para hablar
de esa expresión de la responsabilidad social que
es la solidaridad. Uno no puede pretender llegar a exportar
cien millones de toneladas de carbón que aspiramos
exportar, si lo extractores de carbón no toman todas
las medidas ambientales y de salud preventiva para evitar
hacerles daño a las comunidades que viven en esas
regiones.
Uno no puede pasar en los puertos de Santa Marta de 30 a
60 millones de toneladas, si no los reubica, si no crea unos
sistemas de almacenamiento, de embarque directo, que eviten
las molestias que la volatilidad causa a las comunidades
del vecindario. Hay que hacer todos los esfuerzos para que
en cada inversión haya solidaridad con la comunidad
del vecindario.
Y la tercera expresión de responsabilidad es la laboral.
Nosotros rechazamos las relaciones laborales del capitalismo
salvaje. Rechazamos las relaciones laborales de odio de clases,
que el marxismo de los años 60 y 70 sembró en
Colombia. Nosotros abogamos por unas relaciones laborales
fraternas, cristianas.
El campo colombiano debe hacer grandes avances para que
todos los trabajadores estén afiliados a la seguridad
social, para que nadie en el campo colombiano se sienta como
subempleado, para que la alegría de los trabajadores
por la dignidad de su empleo, la afiliación a la seguridad
social, ayude al reverdecer del campo colombiano.
Esa confianza inversionista la sustentamos en varios puntos:
primero, en nuestro modelo: un Estado garantista a la inversión
privada. Segundo, en la política de seguridad, que
es más importante medirla por la determinación
que por los resultados de corto plazo. Tercero, por las políticas
económicas. Salud fiscal de la Nación y políticas
sectoriales.
Hemos tomado muchas medidas por la salud fiscal de la Nación.
Varias reformas constitucionales, la reforma de pensiones
para eliminar los regímenes privilegiados, la reforma
reciente de transferencias, que hay que defenderla en cada
rincón de la Patria. No fue fácil que el Congreso,
en medio de la hostilidad de sectores contrarios a esa norma,
la aprobara. Genera un gran equilibrio. Estimula la descentralización
sin atentar contra la salud fiscal de la Nación.
Este es un país profundamente descentralizado. Las
regiones gastan el 52 y el Estado central el 48. Si eso se
compara con otros países donde las regiones apenas
gastan el 30 y el Estado central el 70, se evidencia la profundidad
de la descentralización colombiana.
Hemos hecho un esfuerzo para regular bien las transferencias
a las regiones, tan importantes al sector agropecuario de
Colombia, que tienen las autoridades regionales, las autoridades
más cercanas. Pero con el buen cuidado de que eso
sea sostenible, que no amenace la ruina de las finanzas de
la Nación.
Hemos hecho cualquier cantidad de esfuerzos. Hemos pasado
de un endeudamiento del 50 por ciento del PIB a uno del 28.
Y para contribuir a la salud de las finanzas, tomamos la
decisión este año de terminarlo con los mismos
147 billones de endeudamiento que teníamos en enero.
Congelado el endeudamiento, nominal, debe reducirse en términos
reales. Y todo punto de crecimiento de la economía,
debe ser un punto menos del porcentaje de endeudamiento en
relación con el PIB.
Qué bueno que pudiéramos terminar este año
con un endeudamiento no superior al 25 por ciento. Es posible.
El Gobierno está haciendo ese esfuerzo.
Por eso se dio esa lucha por las transferencias. La bancada
nuestra en el Congreso me decía: “Presidente,
pero cómo vamos a aprobar eso. Impopular. En medio
de los gritos de la oposición. Y estamos a tres meses
de las elecciones regionales”.
Siempre les dije: “El mejor discurso es el discurso
de la responsabilidad”. Ganan mucho más los
municipios y los departamentos con medidas responsables como ésta,
que con medidas populistas que mañana o pasado mañana
seamos incapaces de cumplir. Y a fe que está premiado.
Hace cinco años la deuda colombiana llegó a
costar mil puntos por encima de los Bonos del Tesoro de los
Estados Unidos. Hoy cuesta 109 más. Esa reducción
es sustancial. Hemos recuperado bastante en la calificación
de inversión del país. Y creo que es muy saludable
para el sector privado, para los municipios, para los departamentos,
para la Nación, esas posibilidades de financiación,
que tener que regresar a tasas de interés elevadísimas,
determinadas en parte por la desconfianza internacional en
Colombia, en nuestra economía.
Ha sido fundamental el proceso de la reforma del Estado.
Ha ahorrado un punto del PIB. Estamos tomando nuevas medidas.
En la reunión del Consejo Nacional de Política
Económica y Social de esta mañana, tuvimos
el informe de que vamos a hacer un nuevo esfuerzo en recorte
de gastos de un billón 100 mil millones. Queríamos
llegar a billón y medio. Por ahora vemos posible un
billón 100 mil millones, para contribuir a la salud
fiscal de la Nación. Eso equivale a que haya créditos
a tasas y plazos asequibles para el campo colombiano.
Y en cuanto al tema sectorial, la confianza también
ha sido estimulada por decisiones fiscales y por decisiones
financieras y por decisiones impositivas.
Empecemos por las tributarias. Desde 2002 hasta nuestra última
reforma tributaria el año pasado, esta va a ser la
primera legislatura en la cual no se presenta un proyecto
de reforma tributaria. Y confío que el país
pueda estabilizar hacia el largo plazo su esquema tributario.
De 2002 a 2006 introdujimos una serie de incentivos: la
exención a la madera, en lo cual el país tiene
tantísimas posibilidades. A mí me da tristeza
que cuando nosotros en especies demandadas en el mercado,
podemos producir 25 metros cúbicos de madera por hectárea
año, apenas estamos llegando a 250 mil hectáreas
de bosque comercial. Y otros países que no pueden
producir sino la mitad, tienen dos millones y medio, tres
millones de hectáreas en madera comercial.
Hemos incorporado una serie de exenciones muy importantes
a los cultivos de tardío rendimiento. Creo que eso
tiene que ayudar muchísimo.
En el tema de los apoyos fiscales y financieros, quiero
mencionar la Ley Agro Ingreso Seguro, el ICR. El ICR, instrumento
de vieja data, pero con renovados ingresos, tiene que seguir
ayudando muchísimo al campo colombiano. Y tenemos
toda la confianza en la aplicación de la Ley Agro
Ingreso Seguro, que este año invierte los primeros
400 mil millones. Y está acordado con el Congreso
de la República que el año entrante serán
500 mil millones.
Al trasladarme a esta reunión, el señor Ministro
de Agricultura me da unas cifras promisorias de resultados
de financiación del campo colombiano en el primer
semestre, que quisiera que nos permitiera el Ministro compartirlas”. |