PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN EL FORO “CARIBE COLOMBIA”
Julio 23 de 2007
(Cartagena)
“Muchas gracias, Capitán Salas. Creo que es
una magnifica oportunidad para que en el Gobierno adquiramos
más conciencia en un tema promisorio, que exige también
tratarlo con más diligencia y a tiempo.
Diría que en esto no se puede perder de vista el
tema político, que pienso que va a ser crítico
en la región. La región estuvo en una época
en el desmantelamiento del Estado y ha dado un giro brusco
hacia el estatismo. Por eso mirar el tema político
en el largo plazo es fundamental.
Hay tres países de la región en los cuales
la única esperanza de inversión es la inversión
pública, derivada de excelentes recursos de hidrocarburos.
Eso pone serias dudas.
Y otro país de la región donde venía
un nivel muy importante de recuperación de la economía,
pero sin agregar capacidad instalada, que puede tener muy
serías dificultades por las limitaciones que empiezan
a tener en materia de disponibilidad de energía.
Luego definir un modelo político es fundamental.
Nosotros lo hemos venido haciendo. Es un modelo político
donde no se desmantela el Estado, pero se reforma. Trescientos
noventa entidades reformadas, la última de las cuales
es Isagen con la primera capitalización. El 27 de
agosto empieza la capitalización de Ecopetrol. Nosotros
vemos eso con mucho optimismo.
Además el impacto que eso ha producido en la parte
fiscal de la Nación. La reforma del Estado en nuestro
Gobierno le ha ahorrado a la Nación un punto del PIB
por año. Eso es bien significativo. Y estas empresas
cuando se reforman son empresas que adquieren más
transparencia, más eficiencia, mejor gobierno. Se
acaba el clientelismo.
Hoy, por ejemplo, gracias al socio estratégico, Telecom
es una empresa ya vacunada contra el clientelismo. A mí todavía
me piden puestos en la Junta de Ecopetrol. Estoy absolutamente
seguro que hecho el fenómeno de la capitalización,
entra ese gran subproducto en la reforma del Estado, que
es el mejor gobierno.
Y nosotros vamos a continuar reformando al Estado hasta
el último día de la administración.
Todavía tenemos sectores críticos, como el
sector del Seguro Social, las clínicas. Aquí,
por ejemplo, la clínica de Cartagena es la primera
que se reformó. Se le entregó a una comunidad
religiosa la administración y eso ha mejorado sustancialmente
el servicio.
Punto clave de nuestro modelo: reformar el Estado sin desmantelarlo.
Y punto clave de nuestro modelo: no al estatismo. Plenas
garantías a la inversión privada, pero con
responsabilidad social, de cuyas tres expresiones hemos venido
hablando extensamente en los últimos tiempos.
Responsabilidad social empresarial: lo referí ampliamente
en la instalación del Congreso del 20 de julio.
En la transparencia entre los inversionistas y el Estado.
Transparencia en las posesiones, transparencia en manejo
de las disputas. Transparencia en la adjudicación
de contratos, en la extracción de minerales.
Segunda expresión de responsabilidad social, en la
solidaridad de los inversionistas con las comunidades. Lo
he dicho mucho en el Cesar: no puede ser que pasemos de exportar
34 millones de toneladas de carbón a exportar 100 – 110
millones de toneladas de carbón, pero que estemos
asfixiando a las comunidades por donde transitan esos vehículos.
Ahí hay que tener solidaridad como una expresión
de la responsabilidad social, que finalmente es lo que tiende
a legitimar la inversión.
Y finalmente el tema laboral, que es bien importante, dada
la situación política de América Latina:
clarificar para dónde vamos en el tema laboral. Nosotros
creemos que el tema laboral, como expresión de la
responsabilidad social, no puede ser manejado por el capitalismo
salvaje ni por el odio de clases.
Por eso me preocupa mucho la reunión de Quito de
la semana anterior. Tiene que ser manejado con algo bien
simple. Creo en ello. Creo que es lo único que genera
armonía, confianza en el largo plazo, que son los
principios de fraternidad cristiana en el tema laboral.
Nosotros hemos venido trabajando mucho en el modelo. Creemos
que hay que proyectarlo en el largo plazo. Que hay que cimentarlo
en la conciencia de los colombianos. Porque para lograr una
trayectoria de ritmos elevados de inversión en el
largo plazo, se necesita clarificar el modelo.
Y hemos venido trabajando cinco elementos y tres objetivos
de Gobierno. Los cinco elementos son: Seguridad Democrática,
libertades, construcción de cohesión social,
búsqueda de permanencia y respeto a esa independencia
relativa de todas las armas del Estado que evite desbordamientos.
Y tres objetivos de Gobierno: consolidar seguridad, consolidar
confianza inversionista y cumplir las metas sociales.
Me preguntan mucho: ¿usted por qué habla más
de confianza inversionista que de crecimiento económico?
Porque uno ve que el crecimiento económico puede darse
un día y al otro día no. Se descubre un pozo
de petróleo. Mientras se agota, produciendo, puede
haber un mejor crecimiento económico. Y se agotó ese
pozo y puede que se reduzca sustancialmente el crecimiento
económico.
Hay un mejoramiento del precio de un producto básico
un tiempo, mejora el crecimiento, pero se rezaga nuevamente
ese precio y se decae el ritmo de crecimiento.
Lo que ha enseñado China es que solamente una tasa
de inversión alta, sostenida en el tiempo, es lo único
que garantiza un crecimiento también alto y sostenido
en el tiempo.
Les explicaba ayer a los compatriotas de Nueva York que
hace cinco años en el país, de cada 100 pesos
que producíamos, se invertían 12. Que en año
2005 ya se invirtieron 22, el año pasado 26, en el
primer trimestre de este año 27. El sector privado
estaba invirtiendo seis y medio, ya está invirtiendo
entre 19 y 20.
Para nosotros es muy importante ese tema de la confianza
inversionista, de las tasas de inversión. Y a eso
tiene que contribuir el modelo político, tiene que
contribuir la seguridad, tiene que contribuir la tributación,
tiene que contribuir la salud fiscal de la Nación,
tiene que contribuir la infraestructura.
Me voy a referir aquí a dos temas. Al tema fiscal
tributario y al tema de infraestructura.
Nosotros llegamos al Gobierno con mucho temor en lo fiscal.
Creíamos que no podíamos invertir un peso.
Roberto Junquito, nuestro gran Ministro de Hacienda, que
en tantas ocasiones ha acudido a salvar de crisis al país,
me dijo en septiembre de 2002: “Aquí no hay
con qué pagar los soldados”.
Entonces él, con la ayuda de José Roberto
Arango, diseñaron la emergencia económica,
hicimos el derramamiento del impuesto al patrimonio, empezamos
a financiar la seguridad democrática. Estaba la doctora
Martha Lucía Ramírez de Ministra de la Defensa
Nacional.
El Gobierno empezó con mucho temor. Nos parecía
imposible comprometernos en cualquier inversión. Ahora
me decía el Capitán Salas que gracias a una
modesta inversión que se hizo aquí en el canal
de acceso, aumentó el tamaño de los barcos
que entran a Cartagena. Y nos pareció mucha gracia.
Y con qué temor lo hicimos.
Además otro problema que encontramos: todos esos
sistemas de vinculación de particulares al desarrollo
nacional en disputas legales: 21 asociados de Telecom, todos
en pleito. Las dos concesiones de ferrocarriles en pleito.
Las concesiones de carreteras en pleitos. La concesión
del aeropuerto de Cali en pleito. Todo en pleito y además
con tanta desconfianza.}
Yo estimulaba a los funcionarios del Gobierno para acelerar
la solución de los pleitos, y me decían: “Presidente,
qué miedo la Fiscalía, qué miedo la
Contraloría”. Y además la opinión
pública con suspicacia sobre la solución de
esa disputa. Hoy, salvo unas excepciones, que ya me voy a
referir a ellas, todas esas disputas están resueltas.
Hemos logrado un sistema, cual es el de exigir que una vez
que estén listos los textos de las conciliaciones,
se publiquen ampliamente antes de firmarlas. Se consulten
ampliamente con la Contraloría, con la Fiscalía,
con la Procuraduría, no obstante que nuestra Constitución
habla de control posterior. Pero hemos creído que
esto ha sido bueno. Y eso nos ha permitido eliminar suspicacias
en la opinión pública, dar tranquilidad a los
organismos de control y dar tranquilidad y confianza a nuestros
compañeros de Gobierno que han hecho esas transacciones.
¿Qué tenemos pendiente hoy de conciliaciones?
Ferrocarril: creo que fue muy importante la que se hizo en
el Ferrocarril del Atlántico. Eso va a llegar en los
próximos años, con la segunda línea,
a transportar 60 millones de toneladas de carbón.
Nos falta la del Pacífico. Me parece que allí en
alguna forma se maltrató al país, porque se
hizo un contrato de concesión que a la postre resultó en
un contrato de obra. Nosotros lo honramos y lo pagamos. Este
Gobierno se ha gastado 140 – 150 millones de dólares
pagándole al contratista la reconstrucción
de la línea del Ferrocarril del Pacífico.
Y ahora resulta que no opera, que porque no son competitivos
en tarifas, que porque no hay equipo. ¿Y eso por qué no
se vio oportunamente? Qué distinta sería la
situación Buga – Buenaventura en ese corredor,
si tuviéramos operando ese ferrocarril, en el cual
hemos hecho esa inversión.
Nosotros nos vamos a gastar para resolver un problema de
3.500 viviendas en Buenaventura, 80 mil millones de pesos.
Comparo eso contra los 140 millones de dólares gastados
en la recuperación de la línea del Ferrocarril,
que para nada ha servido. Ahí tenemos todavía
un problema. Estamos buscándole una u otra opción
para resolverlo.
Carreteras: están resueltas todas las disputas. Estaba
en disputa la concesión a Paraguachón, estaba
en disputa la concesión Bogotá – Villavicencio,
estaban en disputa las tres concesiones de Medellín,
en pleito de la Autopista del Café, etcétera.
¿De qué estamos dependiendo? De que el Tribunal
Administrativo de Cundinamarca nos apruebe la transacción
con Commsa, que ha tenido un pleito de 10 años, el
corredor de Bogotá al Río Magdalena, por el
Río Rionegro. Esperamos que eso se apruebe.
Se hizo un gran esfuerzo, intervino el Gobierno español,
se manejó ese acuerdo prácticamente desde el
Ministerio de la Presidencia, se consultó previamente,
ampliamente. Con todo el respeto por la justicia, sería
optimista. Estoy esperanzado de que eso se apruebe.
De eso depende de que entren al Estado recursos muy importantes.
Lo que van a pagar los concesionarios, contratistas particulares.
Y el recurso que está en la fiducia de peajes.
Hay que buscar de todas maneras el camino de que, en el
evento de que se demore la decisión del Tribunal de
Cundinamarca, podamos disponer del dinero de la fiducia,
que debe estar más o menos en 140 mil millones de
pesos.
Se está adelantando ahora la estructuración,
a ver cómo en noviembre – diciembre de este
año abrimos esa licitación. Ya hubo un acuerdo
entre el Ministerio y los ingenieros sobre el trazado. En
lugar de 19 – 21 kilómetros de túnel,
eso va a tener un pequeño túnel y va a tener
unos viaductos sobre el Río Rionegro.
Confiamos abrir esa licitación en el mes de diciembre
y estarla adjudicando a mediados del año entrante,
para adjudicar todo el corredor Bogotá – Río
Magdalena – Santa Marta.
Ahora, esa es una vía que no alcanza a pagarse toda
con peaje. Allí hay que hacer unos aportes muy importantes
del fisco nacional.
¿Qué hemos visto en materia de aportes fiscales?
Lo que hemos venido ganando en salud fiscal de la Nación,
ha permitido que haya más confianza financiera en
el país. Y eso es muy importante para el sector público,
para el privado. Y cuando hablo de público, es muy
importante en el nivel municipal, en el departamental y el
nacional.
Les decía a los alcaldes: “Hombre, no se sigan
oponiendo a la reforma constitucional de transferencias”.
Si nosotros salimos en transferencias con algo irresponsable,
al otro día volvemos a tener un spread, un Embi, en
700 – 800 puntos, como lo teníamos hasta hace
cinco años. Hoy el Embi ha estado alrededor de 100 – 119
puntos, que es muy distinto, para financiar la economía
colombiana.
Confío que en la medida que tenemos hoy más
oferta de recursos para financiar concesiones, con unos créditos
de más largo plazo y menor tasa de interés,
eso tiene que ayudar a que el aporte del fisco, que se necesita
en estas vías, sea un aporte menor.
Y lo vamos viendo. La adjudicación de hace una semana
de la doble calzada de San Rafael, cerca de Girardot, a Ibagué y
a Cajamarca, demostró esa bondad. Se hizo esa adjudicación
a un consorcio muy serio, que ofreció una tercera
parte de lo que ofreció en costos el tercer consorcio
que calificó de último.
Tengo que la parte financiera nos ayude mucho en este proceso
de concesiones.
Además de resolver los pleitos con las concesiones,
se han venido adjudicando unas concesiones muy importantes
viales. Este año está adjudicada ya la del
Puente Rumichaca – Pasto y al aeropuerto. Está adjudicada
la del área metropolitana de Bucaramanga, con alcance
progresivo hasta Barrancabermeja.
Acaba de adjudicarse la del área metropolitana de
Cúcuta, de gran trascendencia, porque incluye también
el tramo Cúcuta – Tibú y la carretera
de Tibú a La Mata y al Río Magdalena. Esa es
la carretera más importante para poder lograr el desarrollo
en carbón, el desarrollo en productos como la palma
de aceite, en el futuro de los biocombustibles en toda la
región norte de Norte de Santander. Y utilizar el
Río Magdalena y los puertos del Caribe colombiano.
Estamos en la adjudicación de todo el corredor Bogotá – Buenaventura,
en plena construcción de la doble calzada Bogotá – Girardot,
un sitio en el Tolima que se llama San Rafael, adjudicada
San Rafael – Ibagué – Cajamarca, el Túnel
de La Línea.
Y hemos adjudicado buena parte de los trayectos en doble
calzada de Buga – Buenaventura. Los que no están
adjudicados, están en estudio y confiamos adjudicarlos
rápidamente.
Y además se está reparando la vieja vía
de Cali a Buenaventura, que es la vía Simón
Bolívar, que se necesita no sólo como vía
de emergencia sino como una vía casi que principal,
en el momento en que se obstaculice el tráfico por
la construcción de ese corredor en doble calzada.
Aquí vamos a adjudicar en las dos semanas que vienen
la doble calzada (cerrada la licitación y en evaluación
las propuestas) del aeropuerto de Barranquilla a Palmar de
Varela, hacia el sur. Gira ahí hacia el oriente y
sur a buscar Sabanalarga. Y por Sabanalarga se viene a Cartagena
y a la Cruz del Piso, todo en doble calzada.
Y aspiramos con esa concesión, y la concesión
de la Carretera al Mar, Barranquilla – Cartagena, poder
unir lo que nos que faltando en la vía de la Ciénaga
de la Virgen.
Y en fin, están proyectadas otras dobles calzadas.
El tema ha sido muy difícil. Por que veo que todos
ustedes hablaban aquí de la necesidad de estas vías
de acceso.
Porque ha habido una gran discusión entre las vías
municipales y estos corredores de comercio exterior. Hace
cinco años nosotros llegamos con la idea de un plan
de 5 mil kilómetros de vías locales. Estamos
pavimentando 3.100. Llevamos pavimentados 1.300. Son 148 – 160
contratos. Hay 17 con problemas. Y además estaba bastante
emproblemada la ingeniería colombiana. Además
sin equipos.
Visité, ayer hizo dos semanas, las obras del distrito
de riego del Río Ranchería. Creo que la está haciendo
Conciviles. Una firma muy seria. Dijeron: “Nos demoramos
para empezar porque no teníamos equipos”. Hoy
tienen un equipo formidable. La obra está avanzando
muy bien.
Encontramos bastante desequipada y bastante desfinanciada
la ingeniería colombiana. Y nosotros en el Estado
llenos del temor, más los pleitos.
Confiamos tener un ritmo más acelerado con todas
estas vías. Yo vengo a la Asamblea de la Andi y me
critican. Me dicen: “¿Por qué están
haciendo las vías municipales. Nosotros necesitamos
las de comercio exterior”. Y al otro día voy
y me reúno con los alcaldes, y me dicen: “Usted
tiene totalmente desconectados los municipios. Con 3.100
kilómetros no es suficiente. Hay que conectar los
1098 kilómetros de Colombia”.
Y también tienen razón. En un país
donde falta de todo, todo el mundo tiene razón en
esos reclamos.
¿Qué impacto político he estado construyendo?
Señores alcaldes: el Gobierno concluye el Plan 2.500,
que son 3.100 kilómetros. Lo concluimos. Segundo,
le damos a cada municipio, en los tres años de gobierno
que faltan, más o menos 140 millones de pesos por
año, para que sostengan vías municipales. Tercero,
le damos un aval a todos los departamentos para un crédito
consolidado, que deben distribuir entre todos, de mil millones
de dólares, para que hagan vías departamentales
(lo pagan los departamentos), para que continúen en
la pavimentación de las vías.
De este crédito, solamente llevamos adjudicados 60
millones de dólares, que tomó Antioquia.
Y finalmente: todos los nuevos esfuerzos del Gobierno Nacional
se concentran hacia los corredores de comercio exterior.
Confío en que este año el país empiece
a tener un poquito de más alivio, de ver que se van
a hacer esos corredores de comercio exterior.
El tema portuario: La instrucción no ha sido fácil.
El mismo Capitán Salas me decía ahora que no
se esperaban estos crecimientos. Al principio del Gobierno
nosotros tampoco. Y empezamos a trabajar sin mucha ilusión
de que fuéramos a tener unos resultados importantes
en materia de crecimiento económico en el corto plazo.
Ha sido muy difícil la discusión portuaria.
Aquí está el doctor Juan Martín. Recuerdo
el año pasado en la Asamblea de la Andi. Algunos integrantes
de la Sociedad Portuaria de Buenaventura querían “cocinar” al
Ministro, porque él que había que invertir
150 millones de dólares como contraprestación
para poder aceptar el Gobierno la extensión del plazo
de la concesión. Y recuerdo que ellos dijeron (allá hubo
un vocero, lo oí) que no se necesitaban más
de 60.
Pues se acaba de hacer el acuerdo de extensión de
la Sociedad Portuaria con una inversión de 450 millones
de dólares. Entonces por lo menos estamos saliendo.
Cuando todo el mundo está angustiado, todo el mundo
se pone bravo. Entonces las sociedades portuarias quieren “cocinar” al
Ministro y el Ministro quiere “cocinarlos” a
ellos, etcétera. Pero ahí se van poniendo de
acuerdo.
Hemos hecho unos buenos acuerdos con Buenaventura. Los dividiría
en dos acuerdos. Un primer acuerdo de dotación inmediata,
que se está cumpliendo. Y un segundo acuerdo, el de
las contraprestaciones para la extensión del período
de concesión. Y además se acaban de adjudicar
las otras dos concesiones allí: Agua Dulce y el Complejo
Industrial Portuario. Sigue en estudio Málaga.
Todo esto nos va a permitir pasar de una Buenaventura de
una capacidad de 11 millones de toneladas de labor portuaria
al año, a una Buenaventura de más de 40 millones
de toneladas de labor portuaria al año.
Y se acaba de negociar también la extensión
de las concesiones en Santa Marta y Barranquilla, con unas
inversiones considerables y bien importantes.
Además en Barranquilla estamos cumpliendo con una
obra que nos cuesta 60 mil millones de pesos, que es la construcción
de los diques de protección del río, en la
margen derecha, porque el río se estaba desplazando
del puerto de Barranquilla hacia el Magdalena. Y el puerto
se estaba quedando en lo seco. Una obra muy necesitaba, muy
demandada en Barranquilla.
Estamos cumpliendo. Y el informe que tengo es que el avance
de la obra ya empezó a producir resultados, porque
ha acelerado la velocidad del río y ha ayudado a producir
una especie de dragado natural del canal navegable, a lo
cual se le ha sumado que el Gobierno ha procurado ser muy
cumplido en las inversiones de dragado del Puerto de Barranquilla.
Las noticias lo dicen. A falta de noticias, hay que presumir
buenas noticias. Hemos tenido menos noticias sobre dificultades
del Puerto de Barranquilla. Creo que eso tranquiliza.
Viene el tema tributario. El tema tributario ha sido muy
difícil. El Gobierno nuestro introdujo unas exenciones
en el año 2002: nuestra primera reforma tributaria.
Primero, el equipo económico no las aprobaba. Eso
fue una batalla campal en el Consejo de Ministros. Segundo,
la academia económica tradicional en Colombia dijo
que no. Tercero, qué dificultad con el Congreso.
Logramos sacar eso adelante. A mí me parece muy sano
el debate que se dio el año pasado con la propuesta
de reforma tributaria. Porque le decía a la doctora
Alicia Arango que me acordara a cuántos foros asistimos.
Creo que a más de 20 con todos los gremios.
Entonces fue un debate muy importante, porque de un lado
estaba la ortodoxia, que en alguna forma desestima la importancia
de los incentivos para orientar inversiones en la economía.
Y de otro lado el país real, que empezó a entender
la importancia de esos incentivos.
Creo que la discusión del año pasado, de esos
cuatro o cinco meses sobre reforma tributaria, le mostró a
la academia económica, tan renuente a esos estímulos,
que el país real los necesitaba. Pienso que hemos
avanzado bastante en ello, y que ello ha contribuido a las
tasas de inversión en el país.
A manera de recuento: ¿cuál ha sido el principio
básico? No una reducción exagerada de las tasas
de contribución. Cuando lo hizo el presidente Reagan,
se cuestionó mucho y se dijo: eso no genera per se
inversión. Nosotros hemos preferido estimular la inversión,
que simplemente tener una reducción muy drástica
de las tasas de contribución.
Las tasas de contribución en renta van a bajar. Pero
lo más importante es que queda permanente la deducción
del 40 por ciento sobre cualquier nueva inversión.
Se premia a quien crezca. No se premia a quien no crezca.
El Ministro de Minas me decía que ese 40 por ciento
equivale a que de cada 100 pesos que invierten, el Estado
contribuye con 12,8. Eso es significativo.
Y lo más importante es que esa deducción ya
no tiene plazo. Se puede hacer en cualquier número
de años que requiera el inversionista. Porque el inversionista
decía: “bueno, pero si la tengo que hacer en
tres o cinco años y no alcanzo”.
Lo mismo hicimos con las pérdidas. Las pérdidas
había que absorberlas en un corto período de
tiempo. Ahora, como la deducción de inversión,
se puede llevar a un fondo de crédito fiscal que se
utiliza en un número indefinido de años, a
partir del año en que se causa.
Había el otro problema. Que esa deducción
la introdujimos todavía con limitaciones en el año
2002. Primero, con esta limitación. Y segundo, con
otra: en el momento en que la empresa repartiera dividendo,
en ese mismo momento se cobraba lo que se dejó de
cobrar. Ahora no. Eso lo eliminamos en nuestra última
reforma tributaria de 2006. Hoy la deducción se hace
y queda en firme y no afecta la distribución de dividendos.
Además eliminamos el impuesto a las remesas, que
existía y no existía. Porque había dejar
la utilidad causada durante cinco años en el país.
Y remitirla apenas después del quinto año,
si se quería no pagar impuesto por esa utilidad remitida.
Nosotros eliminamos esos cinco años. Hoy no paga impuesto,
así se le remita en el primer año.
Todo esto ha sido difícil, porque el país
logró mantener ahora la extensión tributaria
a los dividendos. Cuando se miran las tasas de tributación
es muy importante saber que es una tasa corporativa, pero
no hay impuesto a los dividendos.
Y no fue fácil. Sectores muy críticos del
Gobierno en el Congreso lo único que querían
era impuesto al patrimonio e impuesto a los dividendos. Nosotros
logramos solamente un impuesto transitorio al patrimonio
para resolver el problema de la Seguridad Democrática
y mantener la extensión a los dividendos.
No quiero hablarles de los otros elementos tributarios,
ya lo que son los estímulos focalizados hacia sectores
específicos de la economía.
Hace poco discutimos en el Consejo de Ministros una propuesta
del ministro Luis Guillermo Plata, para que a las sociedades
portuarias se les dieran tratamiento de zonas francas. Nosotros
hemos reformado el concepto de zonas francas. Hoy son zonas
francas vinculadas al empleo y a la inversión, no
a las exportaciones.
La nueva Ley de Zonas Francas, que creemos que está de
acuerdo con las normas de la Organización Mundial
de Comercio, dice: son zonas francas especiales aquellas
actividades productivas que se consideren estratégicas
para el desarrollo nacional. Sus beneficios no dependen de
que exporten. Pueden exportar o no. Simplemente, si lo que
producen lo van a ingresar al mercado nacional, pagan IVA
y arancel si lo hubiere. Pero tienen la misma tarifa del
15 por ciento. Creo que eso fue un gran avance.
La zona franca debe cumplir los requisitos de empleo e inversión,
no difíciles: 600 empleos y 26 – 28 millones
de dólares de inversión. Además en el
sector de los biocombustibles (tan promisorio en Colombia
y que creo que hay que pensar en la preparación portuaria
para el sector de biocombustibles), los 600 empleos pueden
ser el producto de sumar los empleos directos en la planta
industrial, más los empleos en los cultivos que, con
su materia prima agrícola, alimenten la planta industrial.
Entonces esas zonas francas quedan con una tarifa del 15.
Dijo el ministro Plata que él consideraba que se le
debía dar a alguna sociedad portuaria un tratamiento
de zona franca con tarifa del 15.
En ese Conpes dije: A mí me parece que nos queda
muy difícil, porque acabamos de hacer una renegociación
con Santa Marta, con Barranquilla y con Buenaventura, donde
se les extendió el período, se comprometieron
en unas inversiones, y lo que nos han dicho es que entienden
que el esquema tributario general ordinario, adoptado en
la reforma tributaria de diciembre, es suficiente.
Hablamos en ese Conpes de buscar lo siguiente (y lo veía
en una de las intervenciones de esta mañana): que
si alrededor de los puertos se pueden desarrollar unas zonas
complementarias, que se apoyen en esos puertos, el Gobierno
está dispuesto a darles el tratamiento de zona franca.
Además en la ley reciente de zonas francas y en el
decreto reglamentario, se adopta el elemento del monousuario:
ya las zonas francas tienen que instalarse dentro de unos
perímetros legalmente autorizados, sino en cualquier
parte. Desde que reúna los requisitos de una entidad
estratégica, encadena unos requisitos de empleo y
unos requisitos de inversión, se aplica el concepto
de monousuario. Se le autoriza, ubíquese donde se
ubique”.
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