PALABRAS
DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, ÁLVARO URIBE
VÉLEZ, EN LAS EXEQUIAS DEL PRESIDENTE ALFONSO LÓPEZ
MICHELSEN.
Julio 13 de 2007
(Bogotá D.C. - Cundinamarca)
“No es fácil entender la razón de nuestra
presencia hoy en esta Catedral: el vigor intelectual del
Ex Presidente Alfonso López Michelsen y su permanencia
en la primera fila del pensamiento nacional durante tanto
tiempo, crearon en el imaginario colectivo la idea de un
inmortal.
En sus 94 años de existencia alternó directamente
con cuatro generaciones y ejerció enorme influencia
sobre quienes lo antecedieron, sus contemporáneos
y los jóvenes. Su eterna primavera mental, hizo que
trascendiera como figura de destacado liderazgo en las épocas
profundamente diferentes que coincidieron con su existencia,
desde la Colombia bucólica y pastoril hasta la de
la convulsionada globalización.
La fortaleza de su liderazgo también hará que
trascienda su espíritu de lucha como referente para
quienes hoy crecen y aquellos que habrán de venir.
El Ex Presidente Alfonso López Michelsen trajinó la
política por caminos difíciles y laboriosos,
diferentes a los cómodos que pudo buscar, para lo
cual habría bastado la sola apelación al nombre
de su padre, ubicado en sitial de preferencia en el corazón
del pueblo colombiano. La lucha contra la alternación,
oportuna para unos y ahistórica para otros, le permitió aglutinar
una coalición rebelde, que después del regreso
de algunos militantes a sus antiguas posiciones radicales
y del reintegro de los demás al Liberalismo unificado,
lo condujo a la Presidencia de la República.
El Gobierno del Mandato Claro dio pasos esenciales en la
modernización del sector energético: los contratos
de asociación petrolera y los atractivos del precio
para nuevas inversiones, alentaron la búsqueda de
petróleo en nuestro País; puso en marcha el
Cerrejón, convertido en el antecedente minero de mayor
importancia nacional; e impulsó eficazmente al sector
hidroeléctrico.
Con su tesis de “la bonanza cafetera para los cafeteros”,
comenzó el derrumbe de los prejuicios que impedían
trasladar a los productores del grano, el mayor porcentaje
del precio externo.
En su gobierno se eliminó el diferencial entre el
salario urbano y el rural, y se aprobó la ley que
creó los intereses a las cesantías, para mejorar
los ingresos de los trabajadores.
Desde su juventud, como juicioso estudiante de derecho en
la Universidad de Chile, había esbozado los elementos
de una profunda reforma a la legislación civil, para
consagrar la igualdad de géneros. En los primeros
cuatro meses de su gobierno, logró la aprobación
de las normas que reconocieron los derechos de la mujer y
su igualdad con los varones en el ejercicio conjunto de la
dirección del hogar, de la patria potestad, del manejo
y protección del patrimonio familiar. Después,
en 1976, se consagró la figura del divorcio.
La historiadora Rosemary Thorpe, en un libro sobre la historia
económica latinoamericana del siglo XX, destaca tres
hechos colombianos de la centuria; uno de ellos, la prudencia
del Gobierno de López Michelsen que resistió la
tentación de endeudar al País con préstamos
provenientes de las potencias petroleras, cuyo facilismo
fue causa determinante de la crisis de la deuda de América
Latina.
Su condición de consumado estudioso del Derecho Internacional
y su vocación por la materia, se expresaron en los
tratados de delimitación de áreas marinas y
submarinas.
Con Panamá convivimos en fría y distante relación
institucional desde 1903, tornada en reconocida hermandad
gracias a la contribución del Presidente López
Michelsen en el Tratado Torrijos - Carter, que devolvió el
Canal al Istmo en un proceso que dejó intactos los
derechos de Colombia previamente derivados de los Estados
Unidos.
Propuso una Pequeña Constituyente, que aprobada por
el Congreso pero no por la Corte Suprema de Justicia, entonces
juez de Constitucionalidad, tendría la misión
de ocuparse de la reforma a la Justicia y a las Regiones.
Estudioso de todas las horas, escritor aquilatado, profesor
universitario y durante más de 20 años al frente
de la cátedra de Derecho Constitucional, el Ex Presidente
López fue lo que se ha llamado un intelectual orgánico,
es decir, aquel que ejerce como tal y logra aunar la teoría
y la práctica. Sus escritos de juventud, como La Estirpe
Calvinista de Nuestras Instituciones; Benjamín Constant,
el Padre Bohemio del Liberalismo Burgués; e Introducción
al Estudio de la Constitución de Colombia, son sus
reflexiones como catedrático, vertidas de manera aguda.
Su novela Los Elegidos también debe enmarcarse en
un contexto de militancia política y denuncia social.
Allí estuvieron prefigurados como ficción,
el discurso y las banderas que, siete años después,
agitaría el MRL en la vida nacional.
El aporte del Presidente López Michelsen a la Reforma
Constitucional de 1968 incorporó la Emergencia Económica,
figura que llegó como primer tránsito del viejo
Estado de Sitio, decretado por razones exclusivas de orden
público, a la moderna institucionalidad excepcional,
abierta a los campos de la economía y la vida social.
En el camino entre la disidencia y la Presidencia, fue el
primer Gobernador del Departamento del Cesar y Ministro de
Relaciones Exteriores. Gran planificador del Cesar. El trazado
de Valledupar, la amplitud del espacio público y la
dosis de capital social que se refleja en la arborización,
emanaron el alto grado de la mente y gestión del entonces
Gobernador López Michelsen.
No hubo campo del conocimiento que lo sorprendiera ni elemento
cultural que le fuera extraño; con Consuelo Araujo
Noguera, La Cacica, y el Maestro Rafael Escalona, concibieron
y pusieron en marcha el Festival de la Leyenda Vallenata,
convertido en convocatoria folklórica y musical de
talla universal.
Vivió en la polémica, se relacionaba a través
de la polémica, polemizaba para analizar. Fue un polemista
que supo marcar la difícil línea divisoria
entre la tozudez y el dogma. Evolucionaba sin temor, sin
que le preocupara que los irritados lo llamaran inconsistente
y sin que lo atrapara en seducción el aplauso de los
agradados.
Combatió con los vivos y en muchas ocasiones guardó la
espada con los muertos. Escribió bellos panegíricos
a los amigos como el ex Canciller Indalecio Liévano
y también a adversarios como los Ex Presidentes Mariano
Ospina y Misael Pastrana.
En los giros de su acción política recibió rayos
y envió palabras centelleantes a pasajeros del Tren
de la Revolución, como llamaba a antiguos compañeros
del Movimiento Revolucionario Liberal. Asistió al
fallecimiento de muchos de ellos y escribió sobre
sus féretros expresiones de nobleza.
Era espíritu para contradecir y buscar la contradicción.
Contradecir con él era la manera de sacar provecho
a su aguda inteligencia. Provocaba más luces a quienes
optaban por debatirlo que a quienes simplemente le asentían.
Era un combatiente de la palabra, como debería ser
en la Colombia del presente y será en la Colombia
del futuro. Su única arma era el verbo, el idioma,
su exclusivo proyectil.
En el recorrido por la Patria, en el acercamiento con los
colombianos, tuvo la mejor compañía posible:
Doña Cecilia Caballero, la Niña Ceci, admirada
y querida por la Nación entera. A ella, a sus hijos
Alfonso, Juan Manuel y Felipe, a sus nueras y nietas, a toda
su familia, la profunda expresión de solidaridad.
Compatriotas: devolvemos hoy a la tierra a un lúcido
discrepante que animó y dio brillo a nuestra democracia”. |