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PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE ANTE LA ASOCIACIÓN NACIONAL DE ANUNCIANTES
Junio 21 de 2007 (Bogotá D.C. - Cundinamarca)

“Quiero saludarlos a todos muy respetuosamente. Felicitar por esa magnífica tarea gremial, en bien del país, que adelantan. Y agradecer la generosidad, con creces, excesiva, con que han acompañado a este Gobierno en todos los momentos.

Quiero, apreciados compatriotas, referirme a algunos temas en el día de hoy: a nuestro modelo de Estado, a los objetivos de Gobierno, a la confianza inversionista, a la agenda legislativa que acaba de aprobarse, al tema de inflación, al tema de tasa de cambio y al tema de parapolítica.

Generalmente me refiero primero que todo a éste, como para botar el taco, pero hoy lo voy a dejar de último. Voy a ver si me aguanto mientras evacuo los otros temas.

Es muy importante, en el contexto de América Latina, volver a hablar de modelo de Estado: qué Estado y qué sociedad queremos.

Ustedes saben que América Latina ha oscilado entre el desmonte del Estado y el estatismo. Décadas de desmonte de Estado en las cuales se pensaba que América Latina estaba interferida, primero, por la falta de capitales, después por la falta de mercados y después por la ineficacia del Estado.

Y cómo de rápido se cruza de una fase a otra en el ciclo latinoamericano. Una década de puro desmonte del Estado y otra década donde se quiere regresar al estatismo.

Colombia no está ni en el desmonte del Estado ni en el estatismo. Y esto hay que decirlo a la comunidad nacional e internacional.

Nosotros hemos reformado casi 400 entidades estatales, pero no las hemos desmontado. Y por supuesto, vamos a seguir reformando. Nos faltan muchas: las clínicas del Seguro Social. Apenas hemos reformado unas pocas. Etcétera.

La reforma del Estado adelantada hasta ahora por este Gobierno le ahorra al presupuesto nacional un punto anual del PIB (Producto Interno Bruto). Creo que es el legado fiscal más importante que esta administración le puede dejar al país.

Por ejemplo, del caso de Telecom. El caso de Telecom es un caso singular, porque muchos recomendaban: déjenla morir, el sector privado la sustituye. Pero aparecían dificultades: primero, las responsabilidades con pensionados, las responsabilidades con comunidades remotas del país.

Yo divido al país, generalmente para todo, en dos áreas: donde puede llegar el sector privado y donde no puede llegar. Por ejemplo, cuando hablo de cultivos alternativos les digo a mis interlocutores: “Examinemos a la luz de dos Colombias: aquella donde puede llegar la iniciativa privada y aquella donde no puede llegar la iniciativa privada.

Por todas esas razones nos pareció que era muy importante reestructurar a Colombia Telecomunicaciones. Y ahora a Ecopetrol. Y repasemos: casi 400 instituciones, más de 200 hospitales.

Y eso arroja unos resultados muy importantes. Un gran ahorro, mejora la competitividad, buen gobierno. Por ejemplo, ¿qué le habría pasado al país con una Telecom demandándole al presupuesto nacional 500 mil millones al año para pagar pensiones, que no era capaz de producir la empresa? Hoy está al día con pensionados, está al día con la nómina activa y tiene una caja muy importante para invertir.

El país se desatrasó en telefonía móvil, pero apenas empieza a desatrasarse en banda ancha y en conectividad. La fuerza de Colombia Telecomunicaciones, de la inversión privada en general, que hoy confía mucho en el país, nos van a permitir en poco tiempo, en menos de lo que imaginábamos, ver un gran desatraso en banda ancha y un gran desatraso en conectividad.

A lo cual todos los días se le encuentra más importancia social. La gran solución universitaria para el Pacífico tiene que ser una solución de universidad a distancia virtual, con conectividad. La gran solución de medicina para el Pacífico tiene que ser telemedicina. La gran solución para llegarles con el Sena a muchas regiones colombianas es nuestro programa de completar este año un millón 200 mil estudiantes en el Sena en ambiente virtual. Entonces son reformas que ayudan muchísimo.

Anoche discutía nuevamente con el sindicato de la USO (Unión Sindical Obrera) en Barranbermeja. Les decía: Espero que mi Dios me de la oportunidad dentro de unos años de entrevistarme con ustedes, para que vean el avance de Ecopetrol.

Una Ecopetrol que con dificultades, con un conflicto laboral enorme, primero le reformamos la normatividad laboral, segundo la pensional, y ahora entra en un proceso de capitalización. Y que se atrevió a dar pasos de asociación con el sector privado, tan importantes como la refinería de Cartagena. Si no hacemos esa alianza con el sector privado habría sido imposible. Yo creo que vamos a tener una Ecopetrol mucho más vigorosa.

El patrimonio que tenía Colombia, la Nación, como dueña del ciento por ciento de Telecom, tenía valor negativo. Hoy el patrimonio que tiene como dueña de la mitad menos una acción, tiene un enorme patrimonio positivo. Y creo que el patrimonio positivo en Ecopetrol va ser muy, muy grande.

La reforma de Paz del Río, que nos permitió un acuerdo para hacer el tránsito del viejo modelo sindical, paternalista, político, a un modelo de participación, con responsabilidad empresarial, y que ha permitido a los trabajadores obtener un gran patrimonio, salvar la fuente de empleo. Que le permitirá a Boyacá pasar de producir 300 mil toneladas al año – 360 mil, a más de un millón.

Y todo eso tiene, además, un gran subproducto, que llamaría producto principal, que se llama Buen Gobierno.

Cuando yo me encontraba con el sindicato de Telecom, ellos me decían: es que no toda la culpa la tuvo el sindicato. Por allí pasaron gerentes que por conseguirse un aplauso momentáneo y por evitar dolores de cabeza, le concedieron todo al sindicato, con la tesis: “yo me salvo, el que viene atrás que arregle”.

Y además allá llegaron muchas personas simplemente enviadas por los gobiernos a completar la pensión de jubilación o a mejorarla, o a mejorar el salario.

Cuando se hacen estas reformas, nadie vuelve a pedir puestos en Telecom. Yo creo que al Ministro (del Interior y de Justicia, Carlos) Holguín ya nadie le pide un puesto para Telecom, del Congreso. ¿Todavía le piden para Telecom? Ya no.

Y a mí todavía me piden: hombre, que ayúdennos a tal región con una posición en la Junta de Ecopetrol, que tal cargo en Ecopetrol. Les he dicho: ya para qué, si vienen los socios privados y eso hay que manejarlo con todo el rigor. Eso es bien importante en todo este proceso reformista.

Entonces yo creo que nosotros estamos en un proceso de reforma del Estado, que el gran reto del Gobierno es completarlo. Yo quisiera que estos tres años nos permitieran repasar todas las entidades del Gobierno Nacional por donde todavía no ha podido llegar la reforma, empezando por esas clínicas del Seguro Social, que se ha hecho en unas poquitas.

Entonces, mientras que en América Latina se agitó la tesis del desmonte del Estado, aquí no es su desmonte sino su reestructuración.

Mientras en América Latina ahora, en muchas partes, quieren apelar al estatismo, nosotros decimos: no. Nosotros necesitamos dar todas las garantías a la inversión privada, toda la confianza a la inversión privada, con un Estado que le exija responsabilidad social y con una empresa privada que cumpla con esa responsabilidad social.

Hemos venido hablando de la responsabilidad social en tres expresiones, queridos compatriotas: primero, transparencia en las relaciones entre los inversionistas y el Estado; transparencia en el trámite de concesiones mineras, concesiones petroleras, de contratos con el Estado. Por eso hemos apelado mucho a la participación directa de opinión, adjudicar todos los contratos en audiencia pública, no perfeccionar las transacciones que superan litigios judiciales con los inversionistas privados sino cuando se haya difundido ampliamente el contenido de esa conciliación. Creciente participación de la ciudadanía, como garantía de transparencia.

Segundo, las buenas relaciones entre las empresas y las comunidades del vecindario. La experiencia de la Jagua de Ibirico es aleccionante. Si allí se avanza en una gran explotación carbonífera, pero las comunidades sienten que se destruye el medio ambiente, que no se recuperan las fuentes de agua, que se les afecta la salud, porque en un pueblito por donde hace cinco años pasaban dos motos al día y ahora pasan 600 tractomulas con carbón y el pueblito es una calle larga y por esa calle transitan esas 600 tractomulas y levantan una polvareda que inunda los pulmones de los moradores, si eso no se resuelve, se crea total desconfianza.

Nosotros hemos estado empeñados en crear esas buenas relaciones entre las empresas y las comunidades del vecindario. Es una expresión necesaria, imprescindible, de la responsabilidad social y crea confianza. Y hay que hacerlo en un diálogo sincero y constructivo, con la intervención de todos los actores. Esto no se hace encerrados en Bogotá con las empresas ni haciendo demagogia en La Jagua con los sindicatos, sino juntándonos todos, hablando muy sinceramente, construyendo confianza.

Y la tercera expresión, responsabilidad social, de la cual hay que hablar en Colombia, y es muy importante hacerlo en este momento en el continente. Se refiere a las relaciones laborales: ni relaciones laborales de odio de clases que trajo el marxismo, ni relaciones laborales de capitalismo salvaje. Ni lo uno ni lo otro. Relaciones laborales de fraternidad cristiana. Creo que es el punto que requiere nuestra Patria.

Y eso nos tiene que llevar a una sociedad sin exclusiones, pero sin odio de clases, en permanente debate. Pero hoy quiero agregar esto: el debate no solamente tiene que buscar opciones y ser constructivo, sino que tiene que procurar no atentar contra tres elementos. ¿Cuáles elementos? La Seguridad Democrática, la confianza inversionista y la política social de la mano de ambas.

De política social todo el mundo habla. Hay unos más ambiciosos en el discurso, menos pródigos en las realizaciones, pero todo el mundo habla. El tema importante es poder llevar esa política social de la mano de la Seguridad Democrática y de la confianza inversionista.

Y esos tres puntos se han convertido en los tres objetivos fundamentales de nuestro Gobierno: consolidar la Seguridad Democrática. Vamos ganando, pero no hemos ganado todavía. Yo creo se ha venido ganando en disminución de secuestros, homicidios, transitabilidad, confianza en las regiones.

Anoche estuve yo en Barranca y al regresar le decía al padre De Roux, buen amigo y crítico: “Oiga, padre, ¿por qué mi sensación es que la Barranca de finales de 2002 a la de hoy es muy distinta? No está en un punto ideal, pero va mejorando mucho”. Y se quedó pensativo y dijo: “Sí, sí es cierto”. Le dije: “Pues mire, hoy teníamos allá la gente feliz en Banca de Oportunidades. La Cámara de Comercio, todo el mundo, entusiasmado. Microempresas pensando en proyectos de turismo, el puente construido”.

Y teníamos un conflicto con 400 personas que vinieron a quejarse al Ejército, las escuchamos, pero con el Ejército en frente, ahí metido en la reunión. Porque salieron de allá de Cimitarra, donde han estado las Farc hace muchos años, y hay una operación militar muy intensa. Le decía: “Padre, hace cuatro años, cuando entramos al Ejército de allá no salían 400 sino 40 mil. Creo que esto ha mejorado”. Y me dijo: “Sí, Presidente, hemos mejorado”. No estamos en un punto ideal, pero creo que hemos mejorado mucho.

El ex presidente Clinton, en una intervención generosa, mañana hará dos semanas, en la ciudad de Nueva York, dijo: “El mundo tiene que ver en Colombia no la fotografía del momento, sino el proceso evolutivo”. Y me sorprendió con cifras, que logró muy bien. Hace cuatro años el 30 por ciento de Colombia estaba en poder de guerrilla y paramilitares. Yo no creo que haya un país en el mundo hoy que tenga 12 – 14 millones de habitantes sometidos a esa problemática, directamente, porque el resto del país estaba con riesgos y presiones indirectas.

Esto no se ha superado. Falta mucho, pero creo que hemos mejorado bastante. Y por eso hay que ver la tendencia siempre y estarla ajustando. Uno no se puede ni desesperar ni bañar en agua de rosas. Porque si uno se desespera abandona el curso, y si se baña en agua de rosas deja de empujar. Entonces hay que estar ajustando con mucho sentido de urgencia, pero también con confianza.

El tema de la confianza inversionista es fundamental. Yo creo que el modelo de Estado da confianza inversionista. Hace cuatro años uno tenía que llegar a Nueva York, en las circunstancias en que estábamos, con ponchera. Ahora hay que llegar a espantar plata.

Porque hace cuatro años algunos bancos decían: Colombia está perdiendo la viabilidad financiera. Teníamos un endeudamiento del 50 por ciento. Hoy es del 28 – 32.

El déficit del Gobierno Nacional Central (sumado lo que después se explicitó en 1,3 – 1,4 de pensiones del Seguro Social, que hemos debido pagar en estos años con dinero del presupuesto), era del 7,5. Está en el 4. Todavía muy alto. Eso hay que seguir haciendo esfuerzos para rebajarlo.

Y era una situación difícil. La crisis de los TES de septiembre de 2002, la recuerdo. Me angustia todavía cuando la recuerdo. Hoy todo el mundo quiere invertir en Colombia. El Gerente del Banco de la República me decía: es increíble que estemos ajustando tres años con inversión extranjera directa superior a los 6 mil millones de dólares.

Cuando empezó el Gobierno la tasa de inversión era del 12. Ahora está en alrededor del 26. La tasa de inversión del sector privado era del 6,5. Ahora está en el 19. Eso hay que sostenerlo. Y por eso tenemos que hacer un esfuerzo todos los días.

A mí lo único que me preocupa del debate, es que el debate afecte la Seguridad Democrática y el debate afecte la confianza inversionista. Eso son dos valores que necesita Colombia. Y además sin eso no se logra política social.

Ahora, yo pienso más siempre, apreciados compatriotas, en la confianza inversionista que en el crecimiento. Es que uno puede tener crecimiento un año por unos buenos precios del café o porque descubrieron un nuevo pozo petrolero, pero si se agota ese pozo petrolero, si se caen los precios del café, pues ese crecimiento es muy efímero. En cambio con confianza inversionista se logra proyectar un crecimiento de altas tasas en el largo plazo.

Por eso para nosotros es muy importante la confianza inversionista. Contribuye a ello el modelo, contribuye a ello la Seguridad Democrática, el impuesto que generosamente han aceptado los contribuyentes más pudientes del país. Contribuye a la confianza inversionista el esquema tributario. Nosotros no hemos rebajado tarifas para que los compatriotas tengan simplemente la posibilidad de pagar menos impuestos, sino que fundamentalmente hemos estimulado la inversión con las deducciones.

Hoy Colombia tiene una figura que fue muy difícil de aclimatar: la deducción del 40 por ciento en nuevas inversiones. Eso equivale a que el Estado le está haciendo un aporte a cada inversión del 12,8 por ciento del valor de la inversión.

Además tenemos unos estímulos bien grandes para el sector turístico, unos estímulos bien importantes para los cultivos de tardío rendimiento, para los carburantes, los biocombustibles, en los cuales el país tiene un enorme futuro. Yo creo mucho en eso, y eso ha incidido para elevar la tasa de inversión.

Y a eso se le suma el nuevo concepto de zonas francas y a la ley de estabilidad reglas de juego. El nuevo concepto de zonas francas permite que allá zonas francas de monousuario: si alguien necesita que su empresa sea zona franca, no tiene que necesariamente ubicarla en una de las zonas francas existentes, sino pedir tratamiento de zona franca en el sitio donde está la empresa.

Y los requisitos de capital y de empleo son requisitos alcanzables. Y quedan con un tarifa del 15 por ciento. Pero, además, si crecen, tienen también la deducción del 40 por ciento. O sea que quien esté en una zona franca hoy tiene la tarifa de renta del 15, pero también una deducción del 40 por las nuevas inversiones.

Por ejemplo, las zonas francas que se constituyan para producir biocombustibles y exportarlos, para sumar el requisito de empleo, para llenarlo, pueden sumar el empleo directamente generado en la planta industrial, más el empleo generado en los campos agrícolas que alimenten la planta industrial.

Yo tengo mucha fe en los desarrollos de biocombustible del país. Eso puede ser la gran alternativa al campo colombiano y un factor jalonador de la economía, extraordinariamente positivo.

Y la ley de estabilidad de reglas de juego: ya hay una gran cantidad de solicitudes en el Ministerio de Comercio. Aspiramos que eso contribuya muchísimo a esta confianza inversionista.

Y por supuesto, los tratados de comercio. La última reunión de la Comunidad Andina fue amable. Inclusive cuando el presidente Evo Morales me transfirió la semana pasada en Tarijas, en Bolivia, la Presidencia Pro Témpore, me dijo: “Compañero”. Y le dije: “Presidente, te agradezco la promoción”. Y les dije: “Hay que mirar en América Latina la necesidad de mantenernos unidos dentro de la diversidad. Y hay que entender que la diversidad muchas veces es menos por dogmas ideológicos y más por realidades”. Le dije al presidente Morales: Bolivia tiene la extensión de Colombia, ocho millones de habitantes y Colombia 43. Bolivia tiene 70 teras de reservas probadas de gas y Colombia tiene 7. Eso sólo (para no hablar del tema demográfico, de étnias, etcétera) marca unas profundas diferencias.

Les decía: ustedes para venderle el gas a Argentina, para venderle el gas a Brasil, no necesitan acuerdos de comercio. Nosotros para vender nuestra producción industrial, para estimular sectores agrícolas, los necesitamos.

Hicimos primero ese acuerdo de comercio Comunidad Andina – Mercosur. El acuerdo con Chile. Yo lo celebro y me da la impresión que ahora lo quiere hacer Perú. Qué bueno. La semana pasada en Tarijas lanzamos ya formalmente las negociaciones con la Unión Europea. Había sido muy difícil el acuerdo para lanzar esas negociaciones. Yo creo que ese es un gran paso. El acuerdo con Canadá: confiamos en la segunda semana de julio lanzar las negociaciones del acuerdo con Canadá.

Ayer me reuní con el Canciller hindú. Algo bueno que vamos a tener es estos países en el precio de los medicamentos, es la aparición de los laboratorios hindúes como grandes proveedores de medicamentos. Eso se constituye en una competencia a los medicamentos de origen europeo y a los medicamentos de origen norteamericano, que va a ayudar mucho a dar a los pacientes opciones y a tener precios que todos los días favorezcan más la accesibilidad a los medicamentos.

Yo creo que con este tipo de países tenemos que hacer los acuerdos de protección de inversiones. Y con China. En fin, la vinculación de Colombia con sentido pragmático a la economía mundial, hay que hacerla sin temor.

Yo comparaba con Chile. Chile, con 55 acuerdos de comercio, logra la realidad de que 16 millones de ciudadanos chilenos tienen un mercado de 3.500 millones de consumidores, que suman los 55 países con los cuales ellos tienen acuerdos de comercio. Las características de la economía colombiana nos obligan a hacer eso.

Ahora, por supuesto, a los sectores que corren riesgos hay que protegerlos. Por eso una de las leyes que más nos satisface es la Ley de Agro Ingreso Seguro, que permite apoyar unos sectores agropecuarios para que se defiendan, otros para que vayan transformándose, otros para que mejoren la competitividad. Creo que eso nos ayuda muchísimo.

El país tiene que pensar en el tema de la inserción a mercados como un factor de confianza inversionista. Y allí radica la diferencia con las preferencias. En este momento estamos esperando las preferencias, trabajando intensamente en el Congreso norteamericano para que las den. Preocupados porque hoy es 21, solsticio de verano, y el 30 vencen las preferencias. Y nosotros necesitamos que las extiendan como un puente, mientras se logra la aprobación del TLC.

Y tenemos que seguir trabajando intensamente en la aprobación del TLC. Un buen amigo, aquí presente, el doctor Arias Carrizosa, me decía la semana pasada: “Explique a los colombianos por qué a usted se le ha metido que tiene que ir tanto en busca del TLC”.

Yo no supe qué contestarle. Le dije: “Yo voy a pensar a ver cómo explico, doctor Arias”. Los votos hay que buscarlos con intensidad. Si uno no los busca, nadie se los consigue. Hay que luchar hasta última hora. La constancia vence lo que la dicha no alcanza. Uno no puede dejar que mientras hay una campaña de descrédito, una publicidad negativa, uno se quede aquí de brazos cuidando la dignidad presidencial y no batalle. Yo creo que la dignidad presidencial hay que cuidarla pero en el campo de batalla, a codazos en el campo de batalla. No en salones protocolarios, mientras se despedaza la dignidad del país en otra parte.

Y cosas de pronto muy de temperamento, apreciados compatriotas. Entonces la decisión que tenemos es hablar. Si hay que hablar con todo el mundo en los Estados Unidos, hacerlo. Hacerlo, pero luchar hasta última hora ese tratado, y yo tengo fe que con esfuerzo lo tenemos que conseguir, porque ese es un paso muy importante.

Yo creo que todo eso contribuye a la confianza inversionista. Y por supuesto, la política de seguridad. La confianza inversionista se tiene que legitimar en un país de opinión. La mejor manera de legitimarlas es con la política social.

Anoche, por ejemplo, fue muy importante en Barrancabermeja la Banca de Oportunidades. Nosotros en el primer Gobierno logramos llegarles con microcrédito a millón 800 mil familias colombianas. La meta en este segundo Gobierno es a cinco millones. Tenemos que entregar el 7 de agosto el primer balance. Ojalá podamos decir que hemos logrado, en el primer año de la segunda administración, un millón 250 mil microcréditos a igual número de familias colombianas.

El Estado reglamentando, promoviendo, apoyando, todo el mundo trabajando en eso: sector privado, banca pública, banca de primer piso, banca de segundo piso, fundaciones, fondos de garantías. Eso legitima mucho y muestra una sociedad avanzando en un ritmo incluyente. Es fácil conseguirle un crédito grande a una empresa grande, sólida. Muy difícil que conseguirle un crédito de 400 mil pesos a una señora vendedora ambulante que está en las calles de Barrancabermeja, que tiene la plancha empeñada y que además necesita 150 mil pesos para poder sostener el ritmo de su venta.

Nosotros tenemos unas metas muy exigentes en educación. Educación básica, primer Gobierno, del 82 al 92. Segundo Gobierno, plena cobertura. En Universidad, primer Gobierno del 22 al 28. Segundo Gobierno, del 34. En el Icetex, en el Sena, en salud la plena cobertura. Y millón y medio de Familias en Acción. El programa lo empezó el presidente Pastrana. Nosotros encontramos 220 mil Familias en Acción. En agosto vamos a tener un millón y medio. Aquí en Bogotá 100 mil: familias pobres que reciben un subsidio para la nutrición y la educación de sus hijitos. Es un subsidio condicionado, se les hace permanentemente el chequeo.

Tenemos retos muy grandes, como el reto de desplazados, etcétera, el tema de vivienda. Uno ve unos cinturones de pobreza aquí en Altos de Cazucá o en algunas partes de Cartagena o en Buenaventura o en Tumaco. Pero ahí estamos trabajándolo todo.

Y un intangible. Yo he encontrado en la Nación dos intangibles muy importantes. Primero, se decía en el discurso político que lo que necesitaba Colombia era inversión social y se demeritaba la seguridad. Hoy la base política de Colombia reclama las dos cosas al mismo tiempo. En una reunión de alcaldes le reclaman a uno más Familias en Acción, y que las carreteras y que el Banco de Oportunidades y que cuándo vamos a lograr la plena cobertura en régimen subsidiado y que un programa de Familias Guardabosques. Y sin que uno lo diga: “Presidente, y más policías”. “Presidente, ¿y por qué nos quitó el Ejército de aquí”. “¿Y por qué no ha venido el Grupo de Alta Montaña del Ejército a esta región?”.

Yo veo que ese es un intangible muy importante que ha ganado la Nación: empezar a entender en el discurso político que la política social necesita la política de seguridad. Política de seguridad que ayude a crear inversión, inversión con responsabilidad social que se traduzca en resultados sociales, y resultados sociales que legitimen la política de seguridad y que legitimen la política de confianza inversionista.

Y el otro intangible que veo muy importante que ha ganado el país es confianza, que el debate no puede afectarla. Está bien que se cree desconfianza frente los hombres, pero no desconfianza frente a las instituciones.

Por eso, en compañía de los ministros, del Ministro Holguín, de todos mis compañeros de Gobierno, nos dimos a la tarea de sacar la primera legislatura y ésta. Y el Congreso respondió y se ha aprobado una magnífica agenda.

Yo creo que eso genera confianza en las instituciones. Nosotros no podemos permitir que el debate genere desconfianza en las instituciones. Las instituciones hay que mejorarlas todos los días. Pero hay que tener estabilidad.

Uno no puede hoy, cuando estamos apuntando a tener tasas de crecimiento sostenidas del 29, del 26, del 28, no puede crearle inestabilidad al Congreso, no puede estar hablando de saltos al vacío, no puede estar hablando de asambleas constituyentes. No. Transparencia hay que lograrla pero con estabilidad en las instituciones. Los países que afectan la estabilidad en las instituciones, pierden la confianza. Y la confianza es el soporte fundamental para poder tener esas tasas de inversión, que es lo único que nos permite política social.

Uno tiene que escoger entre una política social de discurso demagógico excitante, que finalmente reparte pobreza, o una política social que pueda hacer que la gente sea incluida en un camino de prosperidad. Para nosotros es fundamental la política social, con el país en un sendero de prosperidad. Y por eso nos parece fundamental la política de confianza inversionista.

Entonces entramos allí a la agenda del Congreso. Yo creo que ha sido muy importante. Por ejemplo, se quedó el proyecto de la reforma política, la nueva reforma política. El 20 de julio lo volvemos a presentar. Con la ayuda de Dios, lo sacamos adelante. Yo creo que el Ministro Holguín ahora puede lograr unos pactos con los partidos para que, mientras ese proyecto finalmente se aprueba, los partidos lo vayan aplicando voluntariamente en sus estatutos por acuerdo político.

Hemos pensado que a las sociedades hay que evitarles contradicciones agudas en ciertos aspectos. Yo dije en la segunda campaña que para buscarle conciliaciones, puntos de equilibrio, a la sociedad colombiana, he sido partidario de decirle no al matrimonio de parejas homosexuales, no a la adopción, pero facilitar legalmente el acceso a la seguridad social y facilitar el manejo de los derechos patrimoniales. He pensado que ese tipo de decisiones evitan agudización de las contradicciones en las sociedades, evitan polarizaciones. El tema el Congreso seguramente lo va a reexaminar a partir del 20 de julio.

He creído que el país necesita sancionar la dosis personal de droga, que no es cuento de la intimidad de las personas sino que tiene un impacto muy negativo sobre la vida social. Porque un muchachito que sale a repartir droga, tiene impunidad por su edad e impunidad porque está vendiendo dosis personal. Y ese es un factor generador de cualquier cantidad de crímenes, de descomposición social. Por eso en ese proyecto tenemos que insistir.

Pero veamos lo que se aprobó. Es la legislatura que ha aprobado el Plan de Desarrollo, que ha aprobado las transferencias. Mis compañeros de Gobierno le tenían temor al tema de transferencias. Que ha aprobado el TLC. Aprobó todos los proyectos de justicia, de gran importancia. Creo que es una legislatura muy buena. Un Congreso que se atrevió a aprobar la capitalización de Ecopetrol, que va a empezar a llevarse a cabo ahora en el segundo semestre.

La ley Agro Ingreso Seguro, la reforma al Estatuto de Contratación. Tantos años buscando reformar ese Estatuto de Contratación, y eso sale ahora.

Yo pienso que tranquilamente el país debe hacerle un reconocimiento a la agenda legislativa aprobada por el congreso. Y qué bueno que eso sea una respuesta del Congreso en el momento en que una serie de congresistas tienen dificultades. Y hay que entenderlo como un factor de confianza inversionista.

Ahora, miren qué pasó con el EMBI, con los Spreads. Colombia llegó a tener de ese Spread en mil puntos. Antes de ayer por primera vez lo vi situarse en 95, por debajo de 100. Creo que hoy está en 98. Llevábamos muchos años que siempre Perú estaba más bajo que nosotros. Llevamos dos días nosotros más bajos que Perú. Creo que eso es una cosa muy buena para el país.

Un ciudad como Bogotá pienso que hoy se endeuda en el extranjero pagando un poquitico más que los bonos de los Estados Unidos, gracias a esta disminución del EMBI. Hace cuatro años, cinco años, le cobraban mil puntos por encima.

Pienso que ahí hay cosas muy buenas, y eso está conectado con la agenda legislativa. Por eso el debate no puede hacerle correr riesgos a las instituciones. El debate no puede hacerle correr riesgos a la Seguridad Democrática. El debate no puede hacerle correr riesgos a la confianza inversionista. Y hay que mirar la historia y los alrededores. Profundizaron debates, criaron cuervos, y hoy les están entregando los ojos. Hay que ponerle mucho cuidado a estos temas, apreciados compatriotas.

Y esto se los digo no porque vaya a eludir el tema de la parapolítica. Ya me voy a referir a él, que lo tengo en la punta de la lengua desde el principio de la reunión.

Ahora, tenemos problemas: revaluación, indudablemente. Indudablemente hay sectores afectados.

Yo he hecho la siguiente reflexión: la solidez institucional de Colombia nos obliga a respetar al Banco de la República y su independencia. Yo hablo mucho con el Presidente del Banco de la República, con sus codirectores. Un ambiente de total respeto. Ellos no son partidarios de tener un dólar diferencial. Ellos le tienen mucho miedo al control de cambios. Dicen que era muy diferente en la época del doctor Lleras Restrepo, que fue salvador en ese momento, cuando el Presidente Lleras lo introdujo en un decreto. No son partidarios de tener un dólar privilegiado para ciertas exportaciones. Temen que la corrupción cuando se crean esa serie de mecanismos, abunda.

Yo le respeto todo eso al Banco Central. Creo que las medidas que se han tomado van orientadas en lógica dirección. Porque el país dice: a lo que es la inversión productiva no se le imponen controles. A lo que es la inversión especulativa, sí. Y esa diferencia tajante entre lo que es el tratamiento a la especulación y el tratamiento a la inversión productiva, es muy importante hacerla conocer en todos los medios inversionistas.

Entonces todo el mundo me dice: “Ah, Presidente, pero es que usted no aprecia, la revaluación también trae muchos beneficios. Mire lo que vale hoy un tractor, lo que vale una maquinaria, el país se está reequipando, los activos productivos importados están creciendo a tasas superiores al 30 por ciento”. Eso es verdad.

Entonces les dije, desde hace dos semanas: “Ah, como están tan contentos con la revaluación, ahora déjenme gastar una platica. Como hemos ganado tanta, déjenme gastar un poquito de eso para apoyar a los que han perdido”. Y creo que nos vamos a tener que gastar una plata, y grande. Pero que no se asusten los que estudiaron las finanzas públicas, porque si es tanta la ganancia, que les parezca chiquita. Lo que no podemos es dejar afectar el empleo.

Hoy firmamos el primer decreto CERT. Y vamos a apoyar de la siguiente manera: primero con CERT de un 4 por ciento a actividades exportadoras, intensivas en mano de obra. Hoy quedó firmado el decreto. Yo quería anunciárselos. Quedó firmado esta mañana.

Segundo, con dineros del presupuesto apoyamos subsidio a tasas de interés. Todo va a estar orientado a preservar el empleo. A que todas las empresas beneficiarias muestren que están cumpliendo con cajas de compensación, con Sena y Bienestar Familiar. Creo que eso tiene una gran justificación social.

Entonces quería anunciarles a ustedes, y lo repetiré esta tarde en Fenalco Cali y mañana en la Asociación Bancaria en Cartagena, que el Gobierno ha escuchado a muchas personas que dicen que el país ha obtenido grandes ganancias con el abaratamiento de la deuda, con la facilitación para contraer endeudamiento y con el abaratamiento de las importaciones de tecnología y bienes de capital. Que por ende nos tenemos que gastar parte de esas ganancias para no dejar que se afecte el empleo en los sectores exportadores.

El Gobierno va a tomar todas las medidas para apoyar los sectores exportadores, empezando por las medidas que les he anunciado.

Algunos han pedido que eliminemos los aportes al Sena, a Bienestar y a las cajas de compensación. Yo lo creo inconveniente y además no hay factibilidad política. Entonces me dicen: “No, es que el presupuesto nacional los absorba”. Esos aportes valen 5 billones 600 mil millones. No tiene manera el presupuesto nacional de absorberlos.

Yo le pediría al país pensar que apenas estamos estrenando una reforma tributaria, que se aprobó en diciembre y ha traído grandes estímulos, como la deducción del 40 por ciento a las nuevas inversiones. Eso no fue fácil aclimatarlo y obtener las mayorías en el Congreso. Ustedes recuerdan que en 2003, cuando introdujimos los primeros estímulos, hubo mucha oposición de la academia económica, de grupos de estudio. No fue fácil conseguir los votos en el Congreso. Esos incentivos están apenas empezando a dar sus resultados. Creo que son muy importantes para la economía colombiana.

Entonces cuando se pide que eliminemos las contribuciones al Sena, a las cajas y a Bienestar, contesto: “No podemos. No tenemos factibilidad política. No hay manera de trasladarle esos costos al presupuesto. Hemos dado unos grandes estímulos a las inversiones de capital”.

Y me contestan algunos: “Pero es que darles estímulos a las inversiones de capital no es dárselas al empleo”. Yo tengo la siguiente respuesta: en una economía cerrada uno puede decir: bueno, para darle estímulos al empleo, vamos a construir estas carreteras no con maquinaria moderna sino a pico y pala. Para darle estímulos al empleo, vamos a exigirles a los Transmilenios que se están construyendo en diez ciudades colombianas que la gente no compre un tiquete en una central sino que al subirse a cada bus haya un señor que le cobre. Ese no es el tipo de empleo que se puede crear en una economía abierta.

Cuando nosotros estamos buscando la inserción de la economía colombiana en el mercado mundial, es para tener buenos empleos. Empleo con afiliación a la seguridad social. Nosotros no podemos pensar en ser competitivos con empleos deprimidos.

Entonces eso nos lleva a la conclusión que en una economía abierta, finalmente los estímulos a las inversiones son los estímulos al empleo. Porque en una economía que quiera crear empleos de buena calidad y con afiliación a la seguridad social, lo único que los crea es la inversión. Por eso pediría a mis compatriotas entender los estímulos de diciembre, que son muy importantes, a la inversión, como estímulos al empleo.

Ahora, estos gastos como el del CERT laboral, que estamos aprobando, exigiendo que los beneficiarios de ese CERT, de ese certificado de exportaciones, estén al día con la parafiscalidad, son orientados a preservar el empleo.

En el tema de infraestructura, donde hay tanto atraso, empieza a haber buenas noticias. Hoy voy a llevar a Cali buenas noticias. Después de tanta dificultad, acabamos de logar el acuerdo con la Sociedad Portuaria de Buenaventura. Lo logró hoy el Ministro de Transporte, para extenderle el período con unas contraprestaciones muy importantes. Se compromete invertir 450 millones de dólares.

Se logró también esta semana el acuerdo con la Sociedad Portuaria de Santa Marta, y se han adjudicado otros dos puertos en Buenaventura: el puerto del consorcio multi-industrial y el puerto de Aguablanca.

Haber cerrado esa negociación esta mañana con la Sociedad Portuaria de Buenaventura, creo que es muy buena noticia en un país que tiene toda la razón en preocuparse por el atraso de infraestructura.

Y creo, se lo decía a alcaldes y gobernadores: “Lo mejor para la infraestructura es un buen equilibrio en transferencias. Porque si nos equivocamos en transferencias, se nos encarecen a todos las tasas de interés y no avanzamos en infraestructura”.

Hoy pienso que con las tasas de interés que le empiezan a ofrecer al país, con un EMBI por debajo de 100, va a hacer posible, en las grandes concesiones, que haya más participación de la financiación con créditos de más largo plazo, de más baja tasa de interés y, por ende, menos participación del presupuesto público.

El proyecto de transferencias, ayúdenme a defenderlo, yo creo que genera un gran equilibrio. Se estimula la descentralización sin arruinar a la Nación. Ese ha sido debate muy difícil.

Hay un período de transición hasta el 2016. Y alguien me decía: “Pero si usted se va en el 2010, ¿por qué se preocupa hasta el 2016?”. Para no aplicar la normita aquella: “Yo me defiendo y el que venga atrás que arree”. Porque hay que preservar las finazas públicas no solamente en la fotografía de uno, sino en lo que alcance a proyectarse para lo que habrán de manejar los gobiernos que vengan en el 2010 y hacia adelante.

Y tenemos un problema pensional muy grave: ¿ustedes saben cuánto vale la transferencia este año al Seguro Social, la paga el presupuesto de la Nación, para ayudarle al Seguro a pagar pensiones? Vale 5 billones 100 mil millones.

Las pensiones de los profesores valen 37 billones, y todavía no se ha actualizado bien el cálculo actuarial.

Nosotros tenemos que pagarles este año a las Universidades Públicas un billón 800 mil millones. Solamente el cálculo actuarial de la Universidad Nacional puede estar alrededor de 4 billones, y entre el 92 y el 98 por ciento lo tiene que pagar el Gobierno Nacional.

Entonces se está haciendo un gran esfuerzo. Yo pienso que eso nos quedó equilibrado. Y el país es muy descentralizado. Las regiones del Brasil gastan, como regiones, el 30 por ciento de todo lo que gasta el Estado brasilero. Las regiones nuestras gastan el 51 por ciento. El país es muy descentralizado. Y en ese 51 no se incluye lo que son los gastos extraordinarios. Por ejemplo, a Bogotá el Gobierno Nacional le da el 70 por ciento de todo lo que se está haciendo en Transmilenio. Pero lo ejecuta Bogotá. Lo mismo en todas las ciudades donde se están haciendo Transmilenios.

A los departamentos (y aquí veo al ex gobernador de Cundinamarca Álvaro Cruz), el Gobierno Nacional les financia este año con 140 millones a cada municipio para vías municipales, pero lo ejecutan allá.
La vivienda: el subsidio lo paga el Gobierno Nacional, pero lo ejecutan departamentos y municipios.

Y ya hay una reflexión: miren, yo creo que los excesos de la Constitución de 1863 demostraron que el país no podía con ella. Y se necesitó ese replanteamiento de fondo, ese giro tan brusco de la descentralización total a la centralización en la Constitución del 86 del presidente Núñez.

Yo pienso que para evitar esos giros bruscos, es conveniente haberle hecho este ajuste a las transferencias de la Constitución del 91. El país no podría con ellas. Era imposible. Un país quebrado se desespera y se puede llegar a un cambio constitucional brusco.

Yo les he dicho a todos mis interlocutores en la comunidad internacional: este es el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo. Hay 60 líderes de los paramilitares en la cárcel de Itagüí. Yo creo que hace cinco años era muy remota la posibilidad de que los tuviéramos en la cárcel.

Cuarenta y tres mil personas desmovilizadas en este Gobierno. Más de 30 mil paramilitares y los otros guerrilleros.

Un gran intangible: hace cuatro años la gente en las regiones quería defenderse todo el mundo como pudiera. Se había perdido la visión de: aquí está el Estado que me defiende. La gente ha recuperado hoy la confianza en el Estado. Creo que eso es un gran intangible. Una gran ganancia de la política de Seguridad Democrática.

Yo recuerdo cuando el proceso de paz en Inglaterra: ¿cuántos terroristas tiene el IRA? 118 peligrosos. Nosotros 60 mil terroristas. ETA: unas pocas centenas y nosotros 60 mil. ¿Cuántos delitos cometió el IRA entre 1923 y 1998? Tres mil 200 asesinatos. Mi ciudad de Medellín tuvo años de cinco mil asesinatos.

El problema nuestro es un problema de marca mayor: 60 mil individuos armados y con plata del narcotráfico.

Las guerrillas de Centroamérica vivían de lo que le regalaban las ong’s europeas. Y cuando les cerraron esas llaves, esas guerrillas se obligaron a negociar. Éstas han tenido su propia llave en el narcotráfico

Yo pienso que hoy no hay violencia paramilitar en Colombia. Hay debate paramilitar. Hoy hay más debate, pero hay menos bombas.

Hace cinco años al único que le decían paramilitar era a mí, por razones políticas. A los paramilitares no les decían paramilitares, por miedo. A mí me decían paramilitar por razones políticas, y a los paramilitares no les decían paramilitares por miedo.

Uno de los debates en la comunidad internacional (y algunos me han acompañado a Estados Unidos como el doctor Miguel), es el tema de los sindicalistas.

Cuando nosotros empezamos aquí asesinaban 256 líderes sindicales al año. Desde la hora cero del Gobierno nosotros empezamos a protegerlos. Hay que preguntarse qué se ha hecho, qué ha originado eso, y repetirlo.

En el año 2005 bajamos a 25. Infortunadamente el año pasado tuvimos 60 casos, porque el año pasado hubo un agravante: empezaron a enfrentarse y a matarse Farc y Eln. Entonces las Farc decían: “Ah, este sindicalista del hospital de Arauca es eleno, lo mato”. Y el Eln decía: “Este sindicalista de esta alcaldía de Saravena es de las Farc, lo asesino”.

¿Este año cuántos casos van? Van tres casos y nueve profesores. Un caso de un sindicalista del Inpec: hasta ahora ha dicho la justicia que no hay relación con su actividad sindical.

Un segundo caso con un sindicalista de Sucre: el murió por la Fuerza Pública en un combate Farc – Fuerza Pública. Estaba armado, del lado del grupo terrorista de las Farc. Después de que la Fiscalía levantó el cadáver, apareció que era integrante de una organización sindical.

Y creo que el sábado o domingo, un sicario asesinó no a un líder sino a un miembro de un grupo sindical en la ciudad de Valledupar.

Nosotros le hacemos seguimiento caso a caso. Hoy tenemos 6 mil personas protegidas en Colombia con protección individual. Eso nos vale este año 76 mil millones del presupuesto nacional. Hemos hecho un enorme esfuerzo, y eso hay que contárselo a la comunidad internacional y repetir el cuento en todas partes.

Y entonces uno se pregunta: ¿por qué la impunidad? Porque es que aquí había 35 mil asesinatos. Una Nación con 43 millones y 35 mil asesinatos, no hay justicia en el mundo que sea capaz de ser eficaz. Y eso todavía sigue siendo muy alto. Está por el orden de 17 mil anuales.

Pero se ha hecho un gran esfuerzo: el Sistema Penal Acusatorio, la oralidad, las Fiscalía la hemos crecido enormemente, ahora el Plan de Desarrollo vuelve a definir otro crecimiento para la Fiscalía. Sólo el año pasado nos gastamos 70 millones de dólares en la financiación a la Fiscalía para el Sistema Penal Acusatorio. Ahora viene otro gran fortalecimiento en el Plan de Desarrollo y en las leyes de justicia que ha liderado el señor Ministro Holguín.

En este semestre ya se han producido 37 sentencias, que han condenado a 59 personas por ser responsables de asesinatos sindicalistas. Y estamos, con la vigilancia de la OIT, en una tarea muy intensa para poder esclarecer todos los casos.

Colombia estuvo 22 años en la lista negra de la OIT. La han excluido en dos oportunidades: el año pasado y éste. Eso hay que contárselo mucho al mundo.

Porque yo les pregunto a los norteamericanos. Les digo: “Bueno, ¿pero ahora que estamos mejorando es que no tenemos derecho al TLC?”. Veintidós años estuvimos en la lista negra de la OIT, llevamos dos años por fuera de la lista negra de la OIT.

¿Quién mata a los sindicalistas? Yo he dicho: no son los empresarios los que asesinan a los sindicalistas, ni los sindicalistas los que secuestran a los empresarios.

Aquí hubo otro problema muy grave: las guerrillas marxistas llegaron a este país a imponer la combinación de todas las formas de lucha. Entonces las guerrillas marxistas asesinaban y penetraban el movimiento obrero, penetraban el movimiento estudiantil, la política.

Y en las regiones vivíamos muy desprotegidos. Esta misma ciudad. Esta ciudad estaba llena de las milicias Antonio Nariño cuando empezó nuestro Gobierno. Y llegaron los paramilitares y replicaron la fórmula. ¿Entonces qué se ha visto en el país? Paramilitares mataban a un sindicalista acusándolo de ser colaborador de la guerrilla. Las guerrillas asesinaban a un sindicalista acusándolo de ser colaborador de los paramilitares.

Hay unas investigaciones que contra la Drummond, que contra Coca-Cola, etcétera. Yo he dicho en todas partes: cualquier sentencia de la justicia, el Gobierno la respeta. Mi percepción de observador tantos años de la vida colombiana, es que los empresarios no han matado a los trabajadores. Y eso hay que decírselo al mundo y sin temor. Porque uno ve a unos abogados bregando a desacreditar la empresa privada colombiana, acusándola de asesinatos de sindicalistas y acusando a todo el mundo. Hay que contestarles.

Anoche llegué a Barranca y se me arrimó un líder político popular que me ha ayudado mucho. Y le dije. “John Jairo, no te vas a hacer tomar fotos conmigo hoy, que si estás de ‘para’ me crean otro problema esos abogados de los Estados Unidos. No te vas a hacer tomar fotos conmigo hoy”.

Entonces como yo le doy la mano a tan poquita gente y me reúno con tan poquita gente en la plaza pública colombiana… Entonces le dije: “A ver, hombre, ¿qué fue lo que pasó?”. Les pregunte a él y a Raúl Rubio, otro líder. Y me dijeron: “No, vea, Presidente, nosotros fuimos a una manifestación de Puerto Berrío. Ahí vimos una serie de líderes populares. Y ahora aparece que uno de los que iba, era ‘para’ y después se desmovilizó”. Les dije: “Espero, muchachos, que no se hayan contagiado, porque con ustedes tengo muchas fotos. No me pueden hacer quedar mal”.

Nosotros tenemos que defender esto. Lo que hemos vivido han sido años muy difíciles. Muy difíciles. Por ejemplo, estas últimas acusaciones. La persona que hace estas acusaciones, en un medio de comunicación, es una persona que está clandestina en México. De esa persona supo el Comisionado, el doctor Luis Carlos Restrepo. Y el Comisionado le informó a la Policía. Y por eso la Policía lo incluyó en la lista de los trece más buscados.

Esta persona dice que a la campaña de Uribe en Córdoba le dieron dos millones de dólares. Les quiero decir a ustedes: miren, yo he sido cuidadoso no en las campañas presidenciales sino en todas. Yo recuerdo épocas en donde el narcotráfico obligaba a muchos políticos hacer fila. Allá no estuve yo. En lugar de haber aceptado ir a pedirle permiso a la guerrilla para hacer campañas, llevo 17 atentados de esos bandidos. Y he tenido todo el cuidado de no tener una sola reunión, de no conocer a los paramilitares, de no tener un solo contacto con ellos. Y se lo he afirmado al país, contundente y categóricamente, en todas partes. Y eso tiene costos y consecuencias.

Las dos campañas presidenciales nuestras las ha manejado con rigor el doctor Fabio Echeverri, aplicando la Lista Clinton. Además nosotros no hemos necesitado plata de bandidos. A nosotros el sector privado colombiano, con mucha generosidad, nos ha financiado.

Recuerdo que en el campaña de la Gobernación de Antioquia, los gerentes, ciudadanos inmaculados, Luis Esteban Echavarria y Guillermo Gómez del Barco, me dijeron: “Mire, Álvaro, nos llegó un cheque de 30 millones”. Para una campaña que valía muy poquita plata, ese cheque representaba un alto porcentaje en el año 1994.

“Tenemos preocupaciones”. Les dije: “¿Tienen pruebas de que es de mal origen?”. Me dijeron: “No tenemos pruebas, pero tenemos dudas”. Les dije: “Hombre, en la duda abstente, como decía Santa Teresa. Devuelvan ese cheque. Yo prefiero perder la Gobernación de Antioquia, pero no financiarme con platas mal habidas. Eso sí no lo vayan a devolver sino el sábado por la noche antes de elecciones, porque de pronto se lo dan a otro y me ganan con ese cheque”. Ahí están el doctor Luis Esteban Echavarría y el doctor Guillermo Gómez del Barco.

En esto hemos sido muy cuidadosos. Entonces dicen que no, que le entregaron a dos paisas, que a uno de 45 años y a otro 38, unas maletadas de dólares y que salieron de carrera para Bogotá. ¿Dónde están? Y que le dieron dos millones a la campaña mía en Córdoba. Y lo primero que pregunté es: pero si esas campañas todas tenían que someterse a las reglas de Bogotá, que fueron muy estrictas. Dos millones de dólares en Córdoba, quién sabe que habría pasado con los resultados electorales.

Entonces dicen: “Bueno, es que Uribe perdió como por 80 ó 100 mil votos en el 2002 en Córdoba”. Y el señor que dice eso le contestó a los periodistas: “No, lo que pasa es que para que no se notara el triunfo trasladamos los votos a Antioquia”. Muy fácil trasladar 80 ó 100 mil votos a Antioquia en abril de 2002. ¡Muy fácil!

Y para acabar de ajustar, en los municipios antioqueños limítrofes, zonas de “paras”, fueron las dos únicas zonas de Antioquia donde yo perdí: en Urabá y en el Bajo Cauca. En el 2002.

Si entran dos millones de dólares a la campaña de Córdoba, ¿cómo habrían sido las acusaciones? Hombre, si hemos tenido cualquier cantidad de acusaciones sin evidencia, ¿cómo habrían sido las acusaciones? Esos dos millones de dólares allá no los oculta nadie. Es más fácil ocultar la culebrita esa de resorte, que es uno bregándola a meter al tarro y ella saliéndose. ¿Ustedes se imaginan qué hubiera pasado donde hubiera entrando esa plata a la campaña de Córdoba?

Nosotros hemos procurado proceder con toda honradez. Y lo que se ha dicho de los “paras” fue lo que se dijo en campaña: el mismo tratamiento que a la guerrilla. Eso escandalizaba. Porque muchos sectores eran partidarios del discurso de: los “paras” a la horca, la guerrilla al paraíso. Y yo dije: No, los vamos a tratar igualitos.

Vamos a seguir en esta tarea. Hay que explicarles a todos los colombianos todos estos hechos, tranquilamente, en un país que hoy tiene más debates, repito, pero menos bombas. Hoy tiene debate paramilitar, pero no hay violencia paramilitar. Otro intangible bien importante es que el país se da cuenta de que el único camino para derrotar la guerrilla es el camino institucional.

No sé, Alicia, o doctor Fabio o doctor Carlos, si de esas acusaciones que hay ahora, recientes, cuál queda para referirme a ella aquí.

De todas maneras hay que tener fe en el país. Yo he dicho a mis compañeros de Gobierno: miren, vamos a tener que trabajar más, porque apenas voy a sacar horitas extras para defenderme. Nosotros no nos podemos dejar desviar del trabajo por el país, por defendernos. Hay que redoblar el trabajo a ver cómo nos defendemos y aumentamos los esfuerzos por el país.

Quiero agradecerles enormemente a ustedes esa generosidad que han tenido con nuestro Gobierno durante todos estos años. Y tengamos fe, toda la fe en Colombia, porque la Patria no está en un punto ideal, pero la Patria va bien y la Patria va a seguir adelante.

Y nosotros tenemos una cosa que nos llama: cuando haya que reconocer errores, se reconocen. Y hacer ajustes, los hacemos. Porque la única manera de relacionarse con la Patria es amando a la Patria con un gran afecto a los colombianos.

Muchas gracias”.

 
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