PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE ANTE LA ASOCIACIÓN NACIONAL
DE ANUNCIANTES
Junio 21 de 2007 (Bogotá D.C.
- Cundinamarca)
“Quiero saludarlos a todos muy respetuosamente. Felicitar
por esa magnífica tarea gremial, en bien del país,
que adelantan. Y agradecer la generosidad, con creces, excesiva,
con que han acompañado a este Gobierno en todos los
momentos.
Quiero, apreciados compatriotas, referirme a algunos temas
en el día de hoy: a nuestro modelo de Estado, a los
objetivos de Gobierno, a la confianza inversionista, a la
agenda legislativa que acaba de aprobarse, al tema de inflación,
al tema de tasa de cambio y al tema de parapolítica.
Generalmente me refiero primero que todo a éste,
como para botar el taco, pero hoy lo voy a dejar de último.
Voy a ver si me aguanto mientras evacuo los otros temas.
Es muy importante, en el contexto de América Latina,
volver a hablar de modelo de Estado: qué Estado y
qué sociedad queremos.
Ustedes saben que América Latina ha oscilado entre
el desmonte del Estado y el estatismo. Décadas de
desmonte de Estado en las cuales se pensaba que América
Latina estaba interferida, primero, por la falta de capitales,
después por la falta de mercados y después
por la ineficacia del Estado.
Y cómo de rápido se cruza de una fase a otra
en el ciclo latinoamericano. Una década de puro desmonte
del Estado y otra década donde se quiere regresar
al estatismo.
Colombia no está ni en el desmonte del Estado ni
en el estatismo. Y esto hay que decirlo a la comunidad nacional
e internacional.
Nosotros hemos reformado casi 400 entidades estatales, pero
no las hemos desmontado. Y por supuesto, vamos a seguir reformando.
Nos faltan muchas: las clínicas del Seguro Social.
Apenas hemos reformado unas pocas. Etcétera.
La reforma del Estado adelantada hasta ahora por este Gobierno
le ahorra al presupuesto nacional un punto anual del PIB
(Producto Interno Bruto). Creo que es el legado fiscal más
importante que esta administración le puede dejar
al país.
Por ejemplo, del caso de Telecom. El caso de Telecom es
un caso singular, porque muchos recomendaban: déjenla
morir, el sector privado la sustituye. Pero aparecían
dificultades: primero, las responsabilidades con pensionados,
las responsabilidades con comunidades remotas del país.
Yo divido al país, generalmente para todo, en dos áreas:
donde puede llegar el sector privado y donde no puede llegar.
Por ejemplo, cuando hablo de cultivos alternativos les digo
a mis interlocutores: “Examinemos a la luz de dos Colombias:
aquella donde puede llegar la iniciativa privada y aquella
donde no puede llegar la iniciativa privada.
Por todas esas razones nos pareció que era muy importante
reestructurar a Colombia Telecomunicaciones. Y ahora a Ecopetrol.
Y repasemos: casi 400 instituciones, más de 200 hospitales.
Y eso arroja unos resultados muy importantes. Un gran ahorro,
mejora la competitividad, buen gobierno. Por ejemplo, ¿qué le
habría pasado al país con una Telecom demandándole
al presupuesto nacional 500 mil millones al año para
pagar pensiones, que no era capaz de producir la empresa?
Hoy está al día con pensionados, está al
día con la nómina activa y tiene una caja muy
importante para invertir.
El país se desatrasó en telefonía móvil,
pero apenas empieza a desatrasarse en banda ancha y en conectividad.
La fuerza de Colombia Telecomunicaciones, de la inversión
privada en general, que hoy confía mucho en el país,
nos van a permitir en poco tiempo, en menos de lo que imaginábamos,
ver un gran desatraso en banda ancha y un gran desatraso
en conectividad.
A lo cual todos los días se le encuentra más
importancia social. La gran solución universitaria
para el Pacífico tiene que ser una solución
de universidad a distancia virtual, con conectividad. La
gran solución de medicina para el Pacífico
tiene que ser telemedicina. La gran solución para
llegarles con el Sena a muchas regiones colombianas es nuestro
programa de completar este año un millón 200
mil estudiantes en el Sena en ambiente virtual. Entonces
son reformas que ayudan muchísimo.
Anoche discutía nuevamente con el sindicato de la
USO (Unión Sindical Obrera) en Barranbermeja. Les
decía: Espero que mi Dios me de la oportunidad dentro
de unos años de entrevistarme con ustedes, para que
vean el avance de Ecopetrol.
Una Ecopetrol que con dificultades, con un conflicto laboral
enorme, primero le reformamos la normatividad laboral, segundo
la pensional, y ahora entra en un proceso de capitalización.
Y que se atrevió a dar pasos de asociación
con el sector privado, tan importantes como la refinería
de Cartagena. Si no hacemos esa alianza con el sector privado
habría sido imposible. Yo creo que vamos a tener una
Ecopetrol mucho más vigorosa.
El patrimonio que tenía Colombia, la Nación,
como dueña del ciento por ciento de Telecom, tenía
valor negativo. Hoy el patrimonio que tiene como dueña
de la mitad menos una acción, tiene un enorme patrimonio
positivo. Y creo que el patrimonio positivo en Ecopetrol
va ser muy, muy grande.
La reforma de Paz del Río, que nos permitió un
acuerdo para hacer el tránsito del viejo modelo sindical,
paternalista, político, a un modelo de participación,
con responsabilidad empresarial, y que ha permitido a los
trabajadores obtener un gran patrimonio, salvar la fuente
de empleo. Que le permitirá a Boyacá pasar
de producir 300 mil toneladas al año – 360 mil,
a más de un millón.
Y todo eso tiene, además, un gran subproducto, que
llamaría producto principal, que se llama Buen Gobierno.
Cuando yo me encontraba con el sindicato de Telecom, ellos
me decían: es que no toda la culpa la tuvo el sindicato.
Por allí pasaron gerentes que por conseguirse un aplauso
momentáneo y por evitar dolores de cabeza, le concedieron
todo al sindicato, con la tesis: “yo me salvo, el que
viene atrás que arregle”.
Y además allá llegaron muchas personas simplemente
enviadas por los gobiernos a completar la pensión
de jubilación o a mejorarla, o a mejorar el salario.
Cuando se hacen estas reformas, nadie vuelve a pedir puestos
en Telecom. Yo creo que al Ministro (del Interior y de Justicia,
Carlos) Holguín ya nadie le pide un puesto para Telecom,
del Congreso. ¿Todavía le piden para Telecom?
Ya no.
Y a mí todavía me piden: hombre, que ayúdennos
a tal región con una posición en la Junta de
Ecopetrol, que tal cargo en Ecopetrol. Les he dicho: ya para
qué, si vienen los socios privados y eso hay que manejarlo
con todo el rigor. Eso es bien importante en todo este proceso
reformista.
Entonces yo creo que nosotros estamos en un proceso de reforma
del Estado, que el gran reto del Gobierno es completarlo.
Yo quisiera que estos tres años nos permitieran repasar
todas las entidades del Gobierno Nacional por donde todavía
no ha podido llegar la reforma, empezando por esas clínicas
del Seguro Social, que se ha hecho en unas poquitas.
Entonces, mientras que en América Latina se agitó la
tesis del desmonte del Estado, aquí no es su desmonte
sino su reestructuración.
Mientras en América Latina ahora, en muchas partes,
quieren apelar al estatismo, nosotros decimos: no. Nosotros
necesitamos dar todas las garantías a la inversión
privada, toda la confianza a la inversión privada,
con un Estado que le exija responsabilidad social y con una
empresa privada que cumpla con esa responsabilidad social.
Hemos venido hablando de la responsabilidad social en tres
expresiones, queridos compatriotas: primero, transparencia
en las relaciones entre los inversionistas y el Estado; transparencia
en el trámite de concesiones mineras, concesiones
petroleras, de contratos con el Estado. Por eso hemos apelado
mucho a la participación directa de opinión,
adjudicar todos los contratos en audiencia pública,
no perfeccionar las transacciones que superan litigios judiciales
con los inversionistas privados sino cuando se haya difundido
ampliamente el contenido de esa conciliación. Creciente
participación de la ciudadanía, como garantía
de transparencia.
Segundo, las buenas relaciones entre las empresas y las
comunidades del vecindario. La experiencia de la Jagua de
Ibirico es aleccionante. Si allí se avanza en una
gran explotación carbonífera, pero las comunidades
sienten que se destruye el medio ambiente, que no se recuperan
las fuentes de agua, que se les afecta la salud, porque en
un pueblito por donde hace cinco años pasaban dos
motos al día y ahora pasan 600 tractomulas con carbón
y el pueblito es una calle larga y por esa calle transitan
esas 600 tractomulas y levantan una polvareda que inunda
los pulmones de los moradores, si eso no se resuelve, se
crea total desconfianza.
Nosotros hemos estado empeñados en crear esas buenas
relaciones entre las empresas y las comunidades del vecindario.
Es una expresión necesaria, imprescindible, de la
responsabilidad social y crea confianza. Y hay que hacerlo
en un diálogo sincero y constructivo, con la intervención
de todos los actores. Esto no se hace encerrados en Bogotá con
las empresas ni haciendo demagogia en La Jagua con los sindicatos,
sino juntándonos todos, hablando muy sinceramente,
construyendo confianza.
Y la tercera expresión, responsabilidad social, de
la cual hay que hablar en Colombia, y es muy importante hacerlo
en este momento en el continente. Se refiere a las relaciones
laborales: ni relaciones laborales de odio de clases que
trajo el marxismo, ni relaciones laborales de capitalismo
salvaje. Ni lo uno ni lo otro. Relaciones laborales de fraternidad
cristiana. Creo que es el punto que requiere nuestra Patria.
Y eso nos tiene que llevar a una sociedad sin exclusiones,
pero sin odio de clases, en permanente debate. Pero hoy quiero
agregar esto: el debate no solamente tiene que buscar opciones
y ser constructivo, sino que tiene que procurar no atentar
contra tres elementos. ¿Cuáles elementos? La
Seguridad Democrática, la confianza inversionista
y la política social de la mano de ambas.
De política social todo el mundo habla. Hay unos
más ambiciosos en el discurso, menos pródigos
en las realizaciones, pero todo el mundo habla. El tema importante
es poder llevar esa política social de la mano de
la Seguridad Democrática y de la confianza inversionista.
Y esos tres puntos se han convertido en los tres objetivos
fundamentales de nuestro Gobierno: consolidar la Seguridad
Democrática. Vamos ganando, pero no hemos ganado todavía.
Yo creo se ha venido ganando en disminución de secuestros,
homicidios, transitabilidad, confianza en las regiones.
Anoche estuve yo en Barranca y al regresar le decía
al padre De Roux, buen amigo y crítico: “Oiga,
padre, ¿por qué mi sensación es que
la Barranca de finales de 2002 a la de hoy es muy distinta?
No está en un punto ideal, pero va mejorando mucho”.
Y se quedó pensativo y dijo: “Sí, sí es
cierto”. Le dije: “Pues mire, hoy teníamos
allá la gente feliz en Banca de Oportunidades. La
Cámara de Comercio, todo el mundo, entusiasmado. Microempresas
pensando en proyectos de turismo, el puente construido”.
Y teníamos un conflicto con 400 personas que vinieron
a quejarse al Ejército, las escuchamos, pero con el
Ejército en frente, ahí metido en la reunión.
Porque salieron de allá de Cimitarra, donde han estado
las Farc hace muchos años, y hay una operación
militar muy intensa. Le decía: “Padre, hace
cuatro años, cuando entramos al Ejército de
allá no salían 400 sino 40 mil. Creo que esto
ha mejorado”. Y me dijo: “Sí, Presidente,
hemos mejorado”. No estamos en un punto ideal, pero
creo que hemos mejorado mucho.
El ex presidente Clinton, en una intervención generosa,
mañana hará dos semanas, en la ciudad de Nueva
York, dijo: “El mundo tiene que ver en Colombia no
la fotografía del momento, sino el proceso evolutivo”.
Y me sorprendió con cifras, que logró muy bien.
Hace cuatro años el 30 por ciento de Colombia estaba
en poder de guerrilla y paramilitares. Yo no creo que haya
un país en el mundo hoy que tenga 12 – 14 millones
de habitantes sometidos a esa problemática, directamente,
porque el resto del país estaba con riesgos y presiones
indirectas.
Esto no se ha superado. Falta mucho, pero creo que hemos
mejorado bastante. Y por eso hay que ver la tendencia siempre
y estarla ajustando. Uno no se puede ni desesperar ni bañar
en agua de rosas. Porque si uno se desespera abandona el
curso, y si se baña en agua de rosas deja de empujar.
Entonces hay que estar ajustando con mucho sentido de urgencia,
pero también con confianza.
El tema de la confianza inversionista es fundamental. Yo
creo que el modelo de Estado da confianza inversionista.
Hace cuatro años uno tenía que llegar a Nueva
York, en las circunstancias en que estábamos, con
ponchera. Ahora hay que llegar a espantar plata.
Porque hace cuatro años algunos bancos decían:
Colombia está perdiendo la viabilidad financiera.
Teníamos un endeudamiento del 50 por ciento. Hoy es
del 28 – 32.
El déficit del Gobierno Nacional Central (sumado
lo que después se explicitó en 1,3 – 1,4
de pensiones del Seguro Social, que hemos debido pagar en
estos años con dinero del presupuesto), era del 7,5.
Está en el 4. Todavía muy alto. Eso hay que
seguir haciendo esfuerzos para rebajarlo.
Y era una situación difícil. La crisis de
los TES de septiembre de 2002, la recuerdo. Me angustia todavía
cuando la recuerdo. Hoy todo el mundo quiere invertir en
Colombia. El Gerente del Banco de la República me
decía: es increíble que estemos ajustando tres
años con inversión extranjera directa superior
a los 6 mil millones de dólares.
Cuando empezó el Gobierno la tasa de inversión
era del 12. Ahora está en alrededor del 26. La tasa
de inversión del sector privado era del 6,5. Ahora
está en el 19. Eso hay que sostenerlo. Y por eso tenemos
que hacer un esfuerzo todos los días.
A mí lo único que me preocupa del debate,
es que el debate afecte la Seguridad Democrática y
el debate afecte la confianza inversionista. Eso son dos
valores que necesita Colombia. Y además sin eso no
se logra política social.
Ahora, yo pienso más siempre, apreciados compatriotas,
en la confianza inversionista que en el crecimiento. Es que
uno puede tener crecimiento un año por unos buenos
precios del café o porque descubrieron un nuevo pozo
petrolero, pero si se agota ese pozo petrolero, si se caen
los precios del café, pues ese crecimiento es muy
efímero. En cambio con confianza inversionista se
logra proyectar un crecimiento de altas tasas en el largo
plazo.
Por eso para nosotros es muy importante la confianza inversionista.
Contribuye a ello el modelo, contribuye a ello la Seguridad
Democrática, el impuesto que generosamente han aceptado
los contribuyentes más pudientes del país.
Contribuye a la confianza inversionista el esquema tributario.
Nosotros no hemos rebajado tarifas para que los compatriotas
tengan simplemente la posibilidad de pagar menos impuestos,
sino que fundamentalmente hemos estimulado la inversión
con las deducciones.
Hoy Colombia tiene una figura que fue muy difícil
de aclimatar: la deducción del 40 por ciento en nuevas
inversiones. Eso equivale a que el Estado le está haciendo
un aporte a cada inversión del 12,8 por ciento del
valor de la inversión.
Además tenemos unos estímulos bien grandes
para el sector turístico, unos estímulos bien
importantes para los cultivos de tardío rendimiento,
para los carburantes, los biocombustibles, en los cuales
el país tiene un enorme futuro. Yo creo mucho en eso,
y eso ha incidido para elevar la tasa de inversión.
Y a eso se le suma el nuevo concepto de zonas francas y
a la ley de estabilidad reglas de juego. El nuevo concepto
de zonas francas permite que allá zonas francas de
monousuario: si alguien necesita que su empresa sea zona
franca, no tiene que necesariamente ubicarla en una de las
zonas francas existentes, sino pedir tratamiento de zona
franca en el sitio donde está la empresa.
Y los requisitos de capital y de empleo son requisitos alcanzables.
Y quedan con un tarifa del 15 por ciento. Pero, además,
si crecen, tienen también la deducción del
40 por ciento. O sea que quien esté en una zona franca
hoy tiene la tarifa de renta del 15, pero también
una deducción del 40 por las nuevas inversiones.
Por ejemplo, las zonas francas que se constituyan para producir
biocombustibles y exportarlos, para sumar el requisito de
empleo, para llenarlo, pueden sumar el empleo directamente
generado en la planta industrial, más el empleo generado
en los campos agrícolas que alimenten la planta industrial.
Yo tengo mucha fe en los desarrollos de biocombustible del
país. Eso puede ser la gran alternativa al campo colombiano
y un factor jalonador de la economía, extraordinariamente
positivo.
Y la ley de estabilidad de reglas de juego: ya hay una gran
cantidad de solicitudes en el Ministerio de Comercio. Aspiramos
que eso contribuya muchísimo a esta confianza inversionista.
Y por supuesto, los tratados de comercio. La última
reunión de la Comunidad Andina fue amable. Inclusive
cuando el presidente Evo Morales me transfirió la
semana pasada en Tarijas, en Bolivia, la Presidencia Pro
Témpore, me dijo: “Compañero”.
Y le dije: “Presidente, te agradezco la promoción”.
Y les dije: “Hay que mirar en América Latina
la necesidad de mantenernos unidos dentro de la diversidad.
Y hay que entender que la diversidad muchas veces es menos
por dogmas ideológicos y más por realidades”.
Le dije al presidente Morales: Bolivia tiene la extensión
de Colombia, ocho millones de habitantes y Colombia 43. Bolivia
tiene 70 teras de reservas probadas de gas y Colombia tiene
7. Eso sólo (para no hablar del tema demográfico,
de étnias, etcétera) marca unas profundas diferencias.
Les decía: ustedes para venderle el gas a Argentina,
para venderle el gas a Brasil, no necesitan acuerdos de comercio.
Nosotros para vender nuestra producción industrial,
para estimular sectores agrícolas, los necesitamos.
Hicimos primero ese acuerdo de comercio Comunidad Andina – Mercosur.
El acuerdo con Chile. Yo lo celebro y me da la impresión
que ahora lo quiere hacer Perú. Qué bueno.
La semana pasada en Tarijas lanzamos ya formalmente las negociaciones
con la Unión Europea. Había sido muy difícil
el acuerdo para lanzar esas negociaciones. Yo creo que ese
es un gran paso. El acuerdo con Canadá: confiamos
en la segunda semana de julio lanzar las negociaciones del
acuerdo con Canadá.
Ayer me reuní con el Canciller hindú. Algo
bueno que vamos a tener es estos países en el precio
de los medicamentos, es la aparición de los laboratorios
hindúes como grandes proveedores de medicamentos.
Eso se constituye en una competencia a los medicamentos de
origen europeo y a los medicamentos de origen norteamericano,
que va a ayudar mucho a dar a los pacientes opciones y a
tener precios que todos los días favorezcan más
la accesibilidad a los medicamentos.
Yo creo que con este tipo de países tenemos que hacer
los acuerdos de protección de inversiones. Y con China.
En fin, la vinculación de Colombia con sentido pragmático
a la economía mundial, hay que hacerla sin temor.
Yo comparaba con Chile. Chile, con 55 acuerdos de comercio,
logra la realidad de que 16 millones de ciudadanos chilenos
tienen un mercado de 3.500 millones de consumidores, que
suman los 55 países con los cuales ellos tienen acuerdos
de comercio. Las características de la economía
colombiana nos obligan a hacer eso.
Ahora, por supuesto, a los sectores que corren riesgos hay
que protegerlos. Por eso una de las leyes que más
nos satisface es la Ley de Agro Ingreso Seguro, que permite
apoyar unos sectores agropecuarios para que se defiendan,
otros para que vayan transformándose, otros para que
mejoren la competitividad. Creo que eso nos ayuda muchísimo.
El país tiene que pensar en el tema de la inserción
a mercados como un factor de confianza inversionista. Y allí radica
la diferencia con las preferencias. En este momento estamos
esperando las preferencias, trabajando intensamente en el
Congreso norteamericano para que las den. Preocupados porque
hoy es 21, solsticio de verano, y el 30 vencen las preferencias.
Y nosotros necesitamos que las extiendan como un puente,
mientras se logra la aprobación del TLC.
Y tenemos que seguir trabajando intensamente en la aprobación
del TLC. Un buen amigo, aquí presente, el doctor Arias
Carrizosa, me decía la semana pasada: “Explique
a los colombianos por qué a usted se le ha metido
que tiene que ir tanto en busca del TLC”.
Yo no supe qué contestarle. Le dije: “Yo voy
a pensar a ver cómo explico, doctor Arias”.
Los votos hay que buscarlos con intensidad. Si uno no los
busca, nadie se los consigue. Hay que luchar hasta última
hora. La constancia vence lo que la dicha no alcanza. Uno
no puede dejar que mientras hay una campaña de descrédito,
una publicidad negativa, uno se quede aquí de brazos
cuidando la dignidad presidencial y no batalle. Yo creo que
la dignidad presidencial hay que cuidarla pero en el campo
de batalla, a codazos en el campo de batalla. No en salones
protocolarios, mientras se despedaza la dignidad del país
en otra parte.
Y cosas de pronto muy de temperamento, apreciados compatriotas.
Entonces la decisión que tenemos es hablar. Si hay
que hablar con todo el mundo en los Estados Unidos, hacerlo.
Hacerlo, pero luchar hasta última hora ese tratado,
y yo tengo fe que con esfuerzo lo tenemos que conseguir,
porque ese es un paso muy importante.
Yo creo que todo eso contribuye a la confianza inversionista.
Y por supuesto, la política de seguridad. La confianza
inversionista se tiene que legitimar en un país de
opinión. La mejor manera de legitimarlas es con la
política social.
Anoche, por ejemplo, fue muy importante en Barrancabermeja
la Banca de Oportunidades. Nosotros en el primer Gobierno
logramos llegarles con microcrédito a millón
800 mil familias colombianas. La meta en este segundo Gobierno
es a cinco millones. Tenemos que entregar el 7 de agosto
el primer balance. Ojalá podamos decir que hemos logrado,
en el primer año de la segunda administración,
un millón 250 mil microcréditos a igual número
de familias colombianas.
El Estado reglamentando, promoviendo, apoyando, todo el
mundo trabajando en eso: sector privado, banca pública,
banca de primer piso, banca de segundo piso, fundaciones,
fondos de garantías. Eso legitima mucho y muestra
una sociedad avanzando en un ritmo incluyente. Es fácil
conseguirle un crédito grande a una empresa grande,
sólida. Muy difícil que conseguirle un crédito
de 400 mil pesos a una señora vendedora ambulante
que está en las calles de Barrancabermeja, que tiene
la plancha empeñada y que además necesita 150
mil pesos para poder sostener el ritmo de su venta.
Nosotros tenemos unas metas muy exigentes en educación.
Educación básica, primer Gobierno, del 82 al
92. Segundo Gobierno, plena cobertura. En Universidad, primer
Gobierno del 22 al 28. Segundo Gobierno, del 34. En el Icetex,
en el Sena, en salud la plena cobertura. Y millón
y medio de Familias en Acción. El programa lo empezó el
presidente Pastrana. Nosotros encontramos 220 mil Familias
en Acción. En agosto vamos a tener un millón
y medio. Aquí en Bogotá 100 mil: familias pobres
que reciben un subsidio para la nutrición y la educación
de sus hijitos. Es un subsidio condicionado, se les hace
permanentemente el chequeo.
Tenemos retos muy grandes, como el reto de desplazados,
etcétera, el tema de vivienda. Uno ve unos cinturones
de pobreza aquí en Altos de Cazucá o en algunas
partes de Cartagena o en Buenaventura o en Tumaco. Pero ahí estamos
trabajándolo todo.
Y un intangible. Yo he encontrado en la Nación dos
intangibles muy importantes. Primero, se decía en
el discurso político que lo que necesitaba Colombia
era inversión social y se demeritaba la seguridad.
Hoy la base política de Colombia reclama las dos cosas
al mismo tiempo. En una reunión de alcaldes le reclaman
a uno más Familias en Acción, y que las carreteras
y que el Banco de Oportunidades y que cuándo vamos
a lograr la plena cobertura en régimen subsidiado
y que un programa de Familias Guardabosques. Y sin que uno
lo diga: “Presidente, y más policías”. “Presidente, ¿y
por qué nos quitó el Ejército de aquí”. “¿Y
por qué no ha venido el Grupo de Alta Montaña
del Ejército a esta región?”.
Yo veo que ese es un intangible muy importante que ha ganado
la Nación: empezar a entender en el discurso político
que la política social necesita la política
de seguridad. Política de seguridad que ayude a crear
inversión, inversión con responsabilidad social
que se traduzca en resultados sociales, y resultados sociales
que legitimen la política de seguridad y que legitimen
la política de confianza inversionista.
Y el otro intangible que veo muy importante que ha ganado
el país es confianza, que el debate no puede afectarla.
Está bien que se cree desconfianza frente los hombres,
pero no desconfianza frente a las instituciones.
Por eso, en compañía de los ministros, del
Ministro Holguín, de todos mis compañeros de
Gobierno, nos dimos a la tarea de sacar la primera legislatura
y ésta. Y el Congreso respondió y se ha aprobado
una magnífica agenda.
Yo creo que eso genera confianza en las instituciones. Nosotros
no podemos permitir que el debate genere desconfianza en
las instituciones. Las instituciones hay que mejorarlas todos
los días. Pero hay que tener estabilidad.
Uno no puede hoy, cuando estamos apuntando a tener tasas
de crecimiento sostenidas del 29, del 26, del 28, no puede
crearle inestabilidad al Congreso, no puede estar hablando
de saltos al vacío, no puede estar hablando de asambleas
constituyentes. No. Transparencia hay que lograrla pero con
estabilidad en las instituciones. Los países que afectan
la estabilidad en las instituciones, pierden la confianza.
Y la confianza es el soporte fundamental para poder tener
esas tasas de inversión, que es lo único que
nos permite política social.
Uno tiene que escoger entre una política social de
discurso demagógico excitante, que finalmente reparte
pobreza, o una política social que pueda hacer que
la gente sea incluida en un camino de prosperidad. Para nosotros
es fundamental la política social, con el país
en un sendero de prosperidad. Y por eso nos parece fundamental
la política de confianza inversionista.
Entonces entramos allí a la agenda del Congreso.
Yo creo que ha sido muy importante. Por ejemplo, se quedó el
proyecto de la reforma política, la nueva reforma
política. El 20 de julio lo volvemos a presentar.
Con la ayuda de Dios, lo sacamos adelante. Yo creo que el
Ministro Holguín ahora puede lograr unos pactos con
los partidos para que, mientras ese proyecto finalmente se
aprueba, los partidos lo vayan aplicando voluntariamente
en sus estatutos por acuerdo político.
Hemos pensado que a las sociedades hay que evitarles contradicciones
agudas en ciertos aspectos. Yo dije en la segunda campaña
que para buscarle conciliaciones, puntos de equilibrio, a
la sociedad colombiana, he sido partidario de decirle no
al matrimonio de parejas homosexuales, no a la adopción,
pero facilitar legalmente el acceso a la seguridad social
y facilitar el manejo de los derechos patrimoniales. He pensado
que ese tipo de decisiones evitan agudización de las
contradicciones en las sociedades, evitan polarizaciones.
El tema el Congreso seguramente lo va a reexaminar a partir
del 20 de julio.
He creído que el país necesita sancionar la
dosis personal de droga, que no es cuento de la intimidad
de las personas sino que tiene un impacto muy negativo sobre
la vida social. Porque un muchachito que sale a repartir
droga, tiene impunidad por su edad e impunidad porque está vendiendo
dosis personal. Y ese es un factor generador de cualquier
cantidad de crímenes, de descomposición social.
Por eso en ese proyecto tenemos que insistir.
Pero veamos lo que se aprobó. Es la legislatura que
ha aprobado el Plan de Desarrollo, que ha aprobado las transferencias.
Mis compañeros de Gobierno le tenían temor
al tema de transferencias. Que ha aprobado el TLC. Aprobó todos
los proyectos de justicia, de gran importancia. Creo que
es una legislatura muy buena. Un Congreso que se atrevió a
aprobar la capitalización de Ecopetrol, que va a empezar
a llevarse a cabo ahora en el segundo semestre.
La ley Agro Ingreso Seguro, la reforma al Estatuto de Contratación.
Tantos años buscando reformar ese Estatuto de Contratación,
y eso sale ahora.
Yo pienso que tranquilamente el país debe hacerle
un reconocimiento a la agenda legislativa aprobada por el
congreso. Y qué bueno que eso sea una respuesta del
Congreso en el momento en que una serie de congresistas tienen
dificultades. Y hay que entenderlo como un factor de confianza
inversionista.
Ahora, miren qué pasó con el EMBI, con los
Spreads. Colombia llegó a tener de ese Spread en mil
puntos. Antes de ayer por primera vez lo vi situarse en 95,
por debajo de 100. Creo que hoy está en 98. Llevábamos
muchos años que siempre Perú estaba más
bajo que nosotros. Llevamos dos días nosotros más
bajos que Perú. Creo que eso es una cosa muy buena
para el país.
Un ciudad como Bogotá pienso que hoy se endeuda en
el extranjero pagando un poquitico más que los bonos
de los Estados Unidos, gracias a esta disminución
del EMBI. Hace cuatro años, cinco años, le
cobraban mil puntos por encima.
Pienso que ahí hay cosas muy buenas, y eso está conectado
con la agenda legislativa. Por eso el debate no puede hacerle
correr riesgos a las instituciones. El debate no puede hacerle
correr riesgos a la Seguridad Democrática. El debate
no puede hacerle correr riesgos a la confianza inversionista.
Y hay que mirar la historia y los alrededores. Profundizaron
debates, criaron cuervos, y hoy les están entregando
los ojos. Hay que ponerle mucho cuidado a estos temas, apreciados
compatriotas.
Y esto se los digo no porque vaya a eludir el tema de la
parapolítica. Ya me voy a referir a él, que
lo tengo en la punta de la lengua desde el principio de la
reunión.
Ahora, tenemos problemas: revaluación, indudablemente.
Indudablemente hay sectores afectados.
Yo he hecho la siguiente reflexión: la solidez institucional
de Colombia nos obliga a respetar al Banco de la República
y su independencia. Yo hablo mucho con el Presidente del
Banco de la República, con sus codirectores. Un ambiente
de total respeto. Ellos no son partidarios de tener un dólar
diferencial. Ellos le tienen mucho miedo al control de cambios.
Dicen que era muy diferente en la época del doctor
Lleras Restrepo, que fue salvador en ese momento, cuando
el Presidente Lleras lo introdujo en un decreto. No son partidarios
de tener un dólar privilegiado para ciertas exportaciones.
Temen que la corrupción cuando se crean esa serie
de mecanismos, abunda.
Yo le respeto todo eso al Banco Central. Creo que las medidas
que se han tomado van orientadas en lógica dirección.
Porque el país dice: a lo que es la inversión
productiva no se le imponen controles. A lo que es la inversión
especulativa, sí. Y esa diferencia tajante entre lo
que es el tratamiento a la especulación y el tratamiento
a la inversión productiva, es muy importante hacerla
conocer en todos los medios inversionistas.
Entonces todo el mundo me dice: “Ah, Presidente, pero
es que usted no aprecia, la revaluación también
trae muchos beneficios. Mire lo que vale hoy un tractor,
lo que vale una maquinaria, el país se está reequipando,
los activos productivos importados están creciendo
a tasas superiores al 30 por ciento”. Eso es verdad.
Entonces les dije, desde hace dos semanas: “Ah, como
están tan contentos con la revaluación, ahora
déjenme gastar una platica. Como hemos ganado tanta,
déjenme gastar un poquito de eso para apoyar a los
que han perdido”. Y creo que nos vamos a tener que
gastar una plata, y grande. Pero que no se asusten los que
estudiaron las finanzas públicas, porque si es tanta
la ganancia, que les parezca chiquita. Lo que no podemos
es dejar afectar el empleo.
Hoy firmamos el primer decreto CERT. Y vamos a apoyar de
la siguiente manera: primero con CERT de un 4 por ciento
a actividades exportadoras, intensivas en mano de obra. Hoy
quedó firmado el decreto. Yo quería anunciárselos.
Quedó firmado esta mañana.
Segundo, con dineros del presupuesto apoyamos subsidio a
tasas de interés. Todo va a estar orientado a preservar
el empleo. A que todas las empresas beneficiarias muestren
que están cumpliendo con cajas de compensación,
con Sena y Bienestar Familiar. Creo que eso tiene una gran
justificación social.
Entonces quería anunciarles a ustedes, y lo repetiré esta
tarde en Fenalco Cali y mañana en la Asociación
Bancaria en Cartagena, que el Gobierno ha escuchado a muchas
personas que dicen que el país ha obtenido grandes
ganancias con el abaratamiento de la deuda, con la facilitación
para contraer endeudamiento y con el abaratamiento de las
importaciones de tecnología y bienes de capital. Que
por ende nos tenemos que gastar parte de esas ganancias para
no dejar que se afecte el empleo en los sectores exportadores.
El Gobierno va a tomar todas las medidas para apoyar los
sectores exportadores, empezando por las medidas que les
he anunciado.
Algunos han pedido que eliminemos los aportes al Sena, a
Bienestar y a las cajas de compensación. Yo lo creo
inconveniente y además no hay factibilidad política.
Entonces me dicen: “No, es que el presupuesto nacional
los absorba”. Esos aportes valen 5 billones 600 mil
millones. No tiene manera el presupuesto nacional de absorberlos.
Yo le pediría al país pensar que apenas estamos
estrenando una reforma tributaria, que se aprobó en
diciembre y ha traído grandes estímulos, como
la deducción del 40 por ciento a las nuevas inversiones.
Eso no fue fácil aclimatarlo y obtener las mayorías
en el Congreso. Ustedes recuerdan que en 2003, cuando introdujimos
los primeros estímulos, hubo mucha oposición
de la academia económica, de grupos de estudio. No
fue fácil conseguir los votos en el Congreso. Esos
incentivos están apenas empezando a dar sus resultados.
Creo que son muy importantes para la economía colombiana.
Entonces cuando se pide que eliminemos las contribuciones
al Sena, a las cajas y a Bienestar, contesto: “No podemos.
No tenemos factibilidad política. No hay manera de
trasladarle esos costos al presupuesto. Hemos dado unos grandes
estímulos a las inversiones de capital”.
Y me contestan algunos: “Pero es que darles estímulos
a las inversiones de capital no es dárselas al empleo”.
Yo tengo la siguiente respuesta: en una economía cerrada
uno puede decir: bueno, para darle estímulos al empleo,
vamos a construir estas carreteras no con maquinaria moderna
sino a pico y pala. Para darle estímulos al empleo,
vamos a exigirles a los Transmilenios que se están
construyendo en diez ciudades colombianas que la gente no
compre un tiquete en una central sino que al subirse a cada
bus haya un señor que le cobre. Ese no es el tipo
de empleo que se puede crear en una economía abierta.
Cuando nosotros estamos buscando la inserción de
la economía colombiana en el mercado mundial, es para
tener buenos empleos. Empleo con afiliación a la seguridad
social. Nosotros no podemos pensar en ser competitivos con
empleos deprimidos.
Entonces eso nos lleva a la conclusión que en una
economía abierta, finalmente los estímulos
a las inversiones son los estímulos al empleo. Porque
en una economía que quiera crear empleos de buena
calidad y con afiliación a la seguridad social, lo único
que los crea es la inversión. Por eso pediría
a mis compatriotas entender los estímulos de diciembre,
que son muy importantes, a la inversión, como estímulos
al empleo.
Ahora, estos gastos como el del CERT laboral, que estamos
aprobando, exigiendo que los beneficiarios de ese CERT, de
ese certificado de exportaciones, estén al día
con la parafiscalidad, son orientados a preservar el empleo.
En el tema de infraestructura, donde hay tanto atraso, empieza
a haber buenas noticias. Hoy voy a llevar a Cali buenas noticias.
Después de tanta dificultad, acabamos de logar el
acuerdo con la Sociedad Portuaria de Buenaventura. Lo logró hoy
el Ministro de Transporte, para extenderle el período
con unas contraprestaciones muy importantes. Se compromete
invertir 450 millones de dólares.
Se logró también esta semana el acuerdo con
la Sociedad Portuaria de Santa Marta, y se han adjudicado
otros dos puertos en Buenaventura: el puerto del consorcio
multi-industrial y el puerto de Aguablanca.
Haber cerrado esa negociación esta mañana
con la Sociedad Portuaria de Buenaventura, creo que es muy
buena noticia en un país que tiene toda la razón
en preocuparse por el atraso de infraestructura.
Y creo, se lo decía a alcaldes y gobernadores: “Lo
mejor para la infraestructura es un buen equilibrio en transferencias.
Porque si nos equivocamos en transferencias, se nos encarecen
a todos las tasas de interés y no avanzamos en infraestructura”.
Hoy pienso que con las tasas de interés que le empiezan
a ofrecer al país, con un EMBI por debajo de 100,
va a hacer posible, en las grandes concesiones, que haya
más participación de la financiación
con créditos de más largo plazo, de más
baja tasa de interés y, por ende, menos participación
del presupuesto público.
El proyecto de transferencias, ayúdenme a defenderlo,
yo creo que genera un gran equilibrio. Se estimula la descentralización
sin arruinar a la Nación. Ese ha sido debate muy difícil.
Hay un período de transición hasta el 2016.
Y alguien me decía: “Pero si usted se va en
el 2010, ¿por qué se preocupa hasta el 2016?”.
Para no aplicar la normita aquella: “Yo me defiendo
y el que venga atrás que arree”. Porque hay
que preservar las finazas públicas no solamente en
la fotografía de uno, sino en lo que alcance a proyectarse
para lo que habrán de manejar los gobiernos que vengan
en el 2010 y hacia adelante.
Y tenemos un problema pensional muy grave: ¿ustedes
saben cuánto vale la transferencia este año
al Seguro Social, la paga el presupuesto de la Nación,
para ayudarle al Seguro a pagar pensiones? Vale 5 billones
100 mil millones.
Las pensiones de los profesores valen 37 billones, y todavía
no se ha actualizado bien el cálculo actuarial.
Nosotros tenemos que pagarles este año a las Universidades
Públicas un billón 800 mil millones. Solamente
el cálculo actuarial de la Universidad Nacional puede
estar alrededor de 4 billones, y entre el 92 y el 98 por
ciento lo tiene que pagar el Gobierno Nacional.
Entonces se está haciendo un gran esfuerzo. Yo pienso
que eso nos quedó equilibrado. Y el país es
muy descentralizado. Las regiones del Brasil gastan, como
regiones, el 30 por ciento de todo lo que gasta el Estado
brasilero. Las regiones nuestras gastan el 51 por ciento.
El país es muy descentralizado. Y en ese 51 no se
incluye lo que son los gastos extraordinarios. Por ejemplo,
a Bogotá el Gobierno Nacional le da el 70 por ciento
de todo lo que se está haciendo en Transmilenio. Pero
lo ejecuta Bogotá. Lo mismo en todas las ciudades
donde se están haciendo Transmilenios.
A los departamentos (y aquí veo al ex gobernador
de Cundinamarca Álvaro Cruz), el Gobierno Nacional
les financia este año con 140 millones a cada municipio
para vías municipales, pero lo ejecutan allá.
La vivienda: el subsidio lo paga el Gobierno Nacional, pero lo ejecutan departamentos
y municipios.
Y ya hay una reflexión: miren, yo creo que los excesos
de la Constitución de 1863 demostraron que el país
no podía con ella. Y se necesitó ese replanteamiento
de fondo, ese giro tan brusco de la descentralización
total a la centralización en la Constitución
del 86 del presidente Núñez.
Yo pienso que para evitar esos giros bruscos, es conveniente
haberle hecho este ajuste a las transferencias de la Constitución
del 91. El país no podría con ellas. Era imposible.
Un país quebrado se desespera y se puede llegar a
un cambio constitucional brusco.
Yo les he dicho a todos mis interlocutores en la comunidad
internacional: este es el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo.
Hay 60 líderes de los paramilitares en la cárcel
de Itagüí. Yo creo que hace cinco años
era muy remota la posibilidad de que los tuviéramos
en la cárcel.
Cuarenta y tres mil personas desmovilizadas en este Gobierno.
Más de 30 mil paramilitares y los otros guerrilleros.
Un gran intangible: hace cuatro años la gente en
las regiones quería defenderse todo el mundo como
pudiera. Se había perdido la visión de: aquí está el
Estado que me defiende. La gente ha recuperado hoy la confianza
en el Estado. Creo que eso es un gran intangible. Una gran
ganancia de la política de Seguridad Democrática.
Yo recuerdo cuando el proceso de paz en Inglaterra: ¿cuántos
terroristas tiene el IRA? 118 peligrosos. Nosotros 60 mil
terroristas. ETA: unas pocas centenas y nosotros 60 mil. ¿Cuántos
delitos cometió el IRA entre 1923 y 1998? Tres mil
200 asesinatos. Mi ciudad de Medellín tuvo años
de cinco mil asesinatos.
El problema nuestro es un problema de marca mayor: 60 mil
individuos armados y con plata del narcotráfico.
Las guerrillas de Centroamérica vivían de
lo que le regalaban las ong’s europeas. Y cuando les
cerraron esas llaves, esas guerrillas se obligaron a negociar. Éstas
han tenido su propia llave en el narcotráfico
Yo pienso que hoy no hay violencia paramilitar en Colombia.
Hay debate paramilitar. Hoy hay más debate, pero hay
menos bombas.
Hace cinco años al único que le decían
paramilitar era a mí, por razones políticas.
A los paramilitares no les decían paramilitares, por
miedo. A mí me decían paramilitar por razones
políticas, y a los paramilitares no les decían
paramilitares por miedo.
Uno de los debates en la comunidad internacional (y algunos
me han acompañado a Estados Unidos como el doctor
Miguel), es el tema de los sindicalistas.
Cuando nosotros empezamos aquí asesinaban 256 líderes
sindicales al año. Desde la hora cero del Gobierno
nosotros empezamos a protegerlos. Hay que preguntarse qué se
ha hecho, qué ha originado eso, y repetirlo.
En el año 2005 bajamos a 25. Infortunadamente el
año pasado tuvimos 60 casos, porque el año
pasado hubo un agravante: empezaron a enfrentarse y a matarse
Farc y Eln. Entonces las Farc decían: “Ah, este
sindicalista del hospital de Arauca es eleno, lo mato”.
Y el Eln decía: “Este sindicalista de esta alcaldía
de Saravena es de las Farc, lo asesino”.
¿Este año cuántos casos van? Van tres
casos y nueve profesores. Un caso de un sindicalista del
Inpec: hasta ahora ha dicho la justicia que no hay relación
con su actividad sindical.
Un segundo caso con un sindicalista de Sucre: el murió por
la Fuerza Pública en un combate Farc – Fuerza
Pública. Estaba armado, del lado del grupo terrorista
de las Farc. Después de que la Fiscalía levantó el
cadáver, apareció que era integrante de una
organización sindical.
Y creo que el sábado o domingo, un sicario asesinó no
a un líder sino a un miembro de un grupo sindical
en la ciudad de Valledupar.
Nosotros le hacemos seguimiento caso a caso. Hoy tenemos
6 mil personas protegidas en Colombia con protección
individual. Eso nos vale este año 76 mil millones
del presupuesto nacional. Hemos hecho un enorme esfuerzo,
y eso hay que contárselo a la comunidad internacional
y repetir el cuento en todas partes.
Y entonces uno se pregunta: ¿por qué la impunidad?
Porque es que aquí había 35 mil asesinatos.
Una Nación con 43 millones y 35 mil asesinatos, no
hay justicia en el mundo que sea capaz de ser eficaz. Y eso
todavía sigue siendo muy alto. Está por el
orden de 17 mil anuales.
Pero se ha hecho un gran esfuerzo: el Sistema Penal Acusatorio,
la oralidad, las Fiscalía la hemos crecido enormemente,
ahora el Plan de Desarrollo vuelve a definir otro crecimiento
para la Fiscalía. Sólo el año pasado
nos gastamos 70 millones de dólares en la financiación
a la Fiscalía para el Sistema Penal Acusatorio. Ahora
viene otro gran fortalecimiento en el Plan de Desarrollo
y en las leyes de justicia que ha liderado el señor
Ministro Holguín.
En este semestre ya se han producido 37 sentencias, que
han condenado a 59 personas por ser responsables de asesinatos
sindicalistas. Y estamos, con la vigilancia de la OIT, en
una tarea muy intensa para poder esclarecer todos los casos.
Colombia estuvo 22 años en la lista negra de la OIT.
La han excluido en dos oportunidades: el año pasado
y éste. Eso hay que contárselo mucho al mundo.
Porque yo les pregunto a los norteamericanos. Les digo: “Bueno, ¿pero
ahora que estamos mejorando es que no tenemos derecho al
TLC?”. Veintidós años estuvimos en la
lista negra de la OIT, llevamos dos años por fuera
de la lista negra de la OIT.
¿Quién mata a los sindicalistas? Yo he dicho:
no son los empresarios los que asesinan a los sindicalistas,
ni los sindicalistas los que secuestran a los empresarios.
Aquí hubo otro problema muy grave: las guerrillas
marxistas llegaron a este país a imponer la combinación
de todas las formas de lucha. Entonces las guerrillas marxistas
asesinaban y penetraban el movimiento obrero, penetraban
el movimiento estudiantil, la política.
Y en las regiones vivíamos muy desprotegidos. Esta
misma ciudad. Esta ciudad estaba llena de las milicias Antonio
Nariño cuando empezó nuestro Gobierno. Y llegaron
los paramilitares y replicaron la fórmula. ¿Entonces
qué se ha visto en el país? Paramilitares mataban
a un sindicalista acusándolo de ser colaborador de
la guerrilla. Las guerrillas asesinaban a un sindicalista
acusándolo de ser colaborador de los paramilitares.
Hay unas investigaciones que contra la Drummond, que contra
Coca-Cola, etcétera. Yo he dicho en todas partes:
cualquier sentencia de la justicia, el Gobierno la respeta.
Mi percepción de observador tantos años de
la vida colombiana, es que los empresarios no han matado
a los trabajadores. Y eso hay que decírselo al mundo
y sin temor. Porque uno ve a unos abogados bregando a desacreditar
la empresa privada colombiana, acusándola de asesinatos
de sindicalistas y acusando a todo el mundo. Hay que contestarles.
Anoche llegué a Barranca y se me arrimó un
líder político popular que me ha ayudado mucho.
Y le dije. “John Jairo, no te vas a hacer tomar fotos
conmigo hoy, que si estás de ‘para’ me
crean otro problema esos abogados de los Estados Unidos.
No te vas a hacer tomar fotos conmigo hoy”.
Entonces como yo le doy la mano a tan poquita gente y me
reúno con tan poquita gente en la plaza pública
colombiana… Entonces le dije: “A ver, hombre, ¿qué fue
lo que pasó?”. Les pregunte a él y a
Raúl Rubio, otro líder. Y me dijeron: “No,
vea, Presidente, nosotros fuimos a una manifestación
de Puerto Berrío. Ahí vimos una serie de líderes
populares. Y ahora aparece que uno de los que iba, era ‘para’ y
después se desmovilizó”. Les dije: “Espero,
muchachos, que no se hayan contagiado, porque con ustedes
tengo muchas fotos. No me pueden hacer quedar mal”.
Nosotros tenemos que defender esto. Lo que hemos vivido
han sido años muy difíciles. Muy difíciles.
Por ejemplo, estas últimas acusaciones. La persona
que hace estas acusaciones, en un medio de comunicación,
es una persona que está clandestina en México.
De esa persona supo el Comisionado, el doctor Luis Carlos
Restrepo. Y el Comisionado le informó a la Policía.
Y por eso la Policía lo incluyó en la lista
de los trece más buscados.
Esta persona dice que a la campaña de Uribe en Córdoba
le dieron dos millones de dólares. Les quiero decir
a ustedes: miren, yo he sido cuidadoso no en las campañas
presidenciales sino en todas. Yo recuerdo épocas en
donde el narcotráfico obligaba a muchos políticos
hacer fila. Allá no estuve yo. En lugar de haber aceptado
ir a pedirle permiso a la guerrilla para hacer campañas,
llevo 17 atentados de esos bandidos. Y he tenido todo el
cuidado de no tener una sola reunión, de no conocer
a los paramilitares, de no tener un solo contacto con ellos.
Y se lo he afirmado al país, contundente y categóricamente,
en todas partes. Y eso tiene costos y consecuencias.
Las dos campañas presidenciales nuestras las ha manejado
con rigor el doctor Fabio Echeverri, aplicando la Lista Clinton.
Además nosotros no hemos necesitado plata de bandidos.
A nosotros el sector privado colombiano, con mucha generosidad,
nos ha financiado.
Recuerdo que en el campaña de la Gobernación
de Antioquia, los gerentes, ciudadanos inmaculados, Luis
Esteban Echavarria y Guillermo Gómez del Barco, me
dijeron: “Mire, Álvaro, nos llegó un
cheque de 30 millones”. Para una campaña que
valía muy poquita plata, ese cheque representaba un
alto porcentaje en el año 1994.
“Tenemos preocupaciones”. Les dije: “¿Tienen
pruebas de que es de mal origen?”. Me dijeron: “No
tenemos pruebas, pero tenemos dudas”. Les dije: “Hombre,
en la duda abstente, como decía Santa Teresa. Devuelvan
ese cheque. Yo prefiero perder la Gobernación de Antioquia,
pero no financiarme con platas mal habidas. Eso sí no
lo vayan a devolver sino el sábado por la noche antes
de elecciones, porque de pronto se lo dan a otro y me ganan
con ese cheque”. Ahí están el doctor
Luis Esteban Echavarría y el doctor Guillermo Gómez
del Barco.
En esto hemos sido muy cuidadosos. Entonces dicen que no,
que le entregaron a dos paisas, que a uno de 45 años
y a otro 38, unas maletadas de dólares y que salieron
de carrera para Bogotá. ¿Dónde están?
Y que le dieron dos millones a la campaña mía
en Córdoba. Y lo primero que pregunté es: pero
si esas campañas todas tenían que someterse
a las reglas de Bogotá, que fueron muy estrictas.
Dos millones de dólares en Córdoba, quién
sabe que habría pasado con los resultados electorales.
Entonces dicen: “Bueno, es que Uribe perdió como
por 80 ó 100 mil votos en el 2002 en Córdoba”.
Y el señor que dice eso le contestó a los periodistas: “No,
lo que pasa es que para que no se notara el triunfo trasladamos
los votos a Antioquia”. Muy fácil trasladar
80 ó 100 mil votos a Antioquia en abril de 2002. ¡Muy
fácil!
Y para acabar de ajustar, en los municipios antioqueños
limítrofes, zonas de “paras”, fueron las
dos únicas zonas de Antioquia donde yo perdí:
en Urabá y en el Bajo Cauca. En el 2002.
Si entran dos millones de dólares a la campaña
de Córdoba, ¿cómo habrían sido
las acusaciones? Hombre, si hemos tenido cualquier cantidad
de acusaciones sin evidencia, ¿cómo habrían
sido las acusaciones? Esos dos millones de dólares
allá no los oculta nadie. Es más fácil
ocultar la culebrita esa de resorte, que es uno bregándola
a meter al tarro y ella saliéndose. ¿Ustedes
se imaginan qué hubiera pasado donde hubiera entrando
esa plata a la campaña de Córdoba?
Nosotros hemos procurado proceder con toda honradez. Y lo
que se ha dicho de los “paras” fue lo que se
dijo en campaña: el mismo tratamiento que a la guerrilla.
Eso escandalizaba. Porque muchos sectores eran partidarios
del discurso de: los “paras” a la horca, la guerrilla
al paraíso. Y yo dije: No, los vamos a tratar igualitos.
Vamos a seguir en esta tarea. Hay que explicarles a todos
los colombianos todos estos hechos, tranquilamente, en un
país que hoy tiene más debates, repito, pero
menos bombas. Hoy tiene debate paramilitar, pero no hay violencia
paramilitar. Otro intangible bien importante es que el país
se da cuenta de que el único camino para derrotar
la guerrilla es el camino institucional.
No sé, Alicia, o doctor Fabio o doctor Carlos, si
de esas acusaciones que hay ahora, recientes, cuál
queda para referirme a ella aquí.
De todas maneras hay que tener fe en el país. Yo
he dicho a mis compañeros de Gobierno: miren, vamos
a tener que trabajar más, porque apenas voy a sacar
horitas extras para defenderme. Nosotros no nos podemos dejar
desviar del trabajo por el país, por defendernos.
Hay que redoblar el trabajo a ver cómo nos defendemos
y aumentamos los esfuerzos por el país.
Quiero agradecerles enormemente a ustedes esa generosidad
que han tenido con nuestro Gobierno durante todos estos años.
Y tengamos fe, toda la fe en Colombia, porque la Patria no
está en un punto ideal, pero la Patria va bien y la
Patria va a seguir adelante.
Y nosotros tenemos una cosa que nos llama: cuando haya que
reconocer errores, se reconocen. Y hacer ajustes, los hacemos.
Porque la única manera de relacionarse con la Patria
es amando a la Patria con un gran afecto a los colombianos.
Muchas gracias”. |