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PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN LOS 80 AÑOS DE LA FEDERACIÓN NACIONAL DE CAFETEROS
Junio 27 de 2007 (Medellín - Antioquia)

“A mis compañeros de Gobierno y a mÍ nos honra muchísimo asistir a este congreso extraordinario para conmemorar los 80 años de la Federación Nacional de Cafeteros.

Rosemary Thorp, economista e historiadora, profesora de la Universidad de Oxford, al terminar el siglo XX, por mandato del Banco Interamericano, escribió un libro sobre la historia económica de América Latina en el Siglo XX. Resaltó del manejo económico de Colombia, algunos eventos. La negativa del presidente López Michelsen a inundar el país de créditos ofrecidos por las boyantes naciones petroleras de entonces, la desobediencia del presidente Lleras Restrepo al Fondo Monetario Internacional y su corajuda decisión de aportar el estatuto cambiario, la creación del Fondo Nacional del Café, el nacimiento de la Federación Nacional de Cafeteros y la adscripción del Fondo o el contrato que se renueva de período en período entre el Gobierno y la Federación para la administración del Fondo.

Y la historiadora resalta lo que hemos observado todos los colombianos. Mientras la caficultura en países hermanos se quedó pequeña o desapareció, aquí prosperó. Ha superado los momentos más difíciles. Mientras en otros se concentró en grandes propiedades, aquí ha mantenido su estructura democrática de propiedad.

¿Qué habría sido sin la Federación y sin el Fondo del Café? Cuando el país no tenía dinero para infraestructura ni política social en muchas regiones, la región cafetera prosperaba en lo social y en infraestructura, gracias al Fondo y a la Federación.

Cuando los diferentes gobiernos, angustiosamente, tenían que buscar recursos para una u otra empresa, para una u otra actividad de urgencia nacional, siempre se apelaba a las arcas de la Federación, que en todo momento han dado a la Nación una respuesta solidaria.

Nos preguntamos: ¿que habría sido de Colombia sin el Fondo del Café y sin la Federación? ¿De la industria cafetera? De pronto habríamos visto desaparecer la caficultura de montaña, tornarse nuestra región andina simplemente en rastrojeras. Y de pronto tendríamos una agricultura de tierra caliente, plana, mecanizada, sin la prima de café suave de Colombia, sin intensidad en la generación de empleo. Y por supuesto, habríamos perdido ese sello tan importante de la caficultura colombiana, su estructura democrática de propiedad.

No en vano el libro del Banco Interamericano sobre los sucesos económicos del siglo XX destaca en Colombia apenas tres, a los cuales me he referido: una decisión del presidente Lleras Restrepo, una decisión del presidente López Michelsen y la decisión nacional de haber creado la Federación y el Fondo. Y de haber mantenido a lo largo de los años ese contrato entre el Gobierno y la Federación para la administración del Fondo.

Le debemos toda la gratitud a la Federación Nacional de Cafeteros. Hacemos hoy un homenaje a su historia.

El ex presidente Alberto Lleras Camargo solía decir que los pueblos no se reinventan de un momento a otro, que todo proceso de mejoramiento hunde sus raíces en el esfuerzo de los antepasados, en los sacrificios de las generaciones anteriores. Ochenta años para bien de Colombia son la suma de esfuerzo de muchas generaciones, la suma de esfuerzo de muchas gentes de trabajo, de todas las regiones y de todos los gobiernos.

Quiero rendir un homenaje a las Federación Nacional de Cafeteros a lo largo de estos 80 años. A quienes han sido sus gerentes. Que el gremio se sienta representado en los 80 años de brega a cargo de esos gerentes: Alfredo Cortázar Toledo, Enrique de Narváez, Mariano Ospina Pérez (ex Presidente de la República), Camilo Sáenz Obregón, Alejandro López, Manuel Mejía, Arturo Gómez Jaramillo, Jorge Cárdenas Gutiérrez, y la juvenil e imaginativa y creativa gerencia del doctor Gabriel Silva Luján.

Los recordamos a todos ellos con inmensa gratitud de patria, y a todos lo que en un momento han ayudado al éxito de la Federación en sus comités departamentales, su comité nacional.

Ayer los señores Ministros de Agricultura y Hacienda y la señora Directora de Planeación puntualizaron los compromisos del Gobierno con el gremio. Una continuidad de la política que hemos traído a lo largo de estos cinco años de trabajar hombro a hombro con los cafeteros, no solamente para el mejoramiento de la región cafetera de la Patria sino para toda la Nación.

Quiero, sin entrar en mayores detalles, porque tuvieron la oportunidad de examinarlos con mis compañeros de Gobierno, repetir nuestro compromiso con la producción del grano, con la renovación, con el precio.

Qué importante, en medio de las dificultades fiscales, que todavía no se superan totalmente, poder disponer de 78 mil millones para apoyar el precio de los cafeteros y de 108 mil millones para los programas de renovación cafetera.

Qué importante que el país comprenda la importancia de la renovación. No renovar el café, que tiene una estructura de microfundio, es condenar a las familias cafeteras colombianas a la miseria.

Alguien en la ladera antioqueña, con hectárea y media, si esa plantación es renovada, si esa plantación recupera altos índices de productividad, esa familia puede pasar de un ingreso de medio salario mínimo a un ingreso de dos salarios mínimos, y mejorar sustancialmente su calidad de vida.

Si no renovamos, hectárea y media en la ladera cafetera convertida en rastrojo, se vende por 20 ó 30 millones. Eso escasamente alcanza para que esas familias compren en esa ciudad un puesto para instalar un tugurio. Esas familias ingresan a los cordones de miseria de nuestras grandes ciudades. Se abandona el campo y también se afecta la mano de obra.

Es el microfundista cafetero el responsable de la mano de obra en su microfundio y también el trabajador en las propiedades de mediana extensión, que grandes son muy pocas en la zona cafetera.

Para preservar esa posibilidad de seguir trabajando la caficultura en la ladera colombiana que, por su clima, por su régimen de lluvias, es presupuesto para la calidad del café, es fundamental la renovación.

Nuestra calidad depende de nuestro café de ladera y nuestro café de ladera depende de una labor manual. Y la disponibilidad para esa labor manual depende de que evitemos la expulsión del microfundista cafetero. Expulsión que evitamos si avanzamos en los programas de renovación. Si hay algo importante para superar pobreza en Colombia, en toda la región andina, es el programa de renovación cafetera.

Por eso, así como le hemos cumplido a la Federación en estos cinco años, vengo a decirles hoy que cuenten que, con la ayuda de Dios, les vamos a cumplir rigurosamente estos compromisos en los tres años de Gobierno que quedan, para renovar en cada uno de ellos 60 mil hectáreas.

Hace casi cinco años, con Carlos Gustavo Cano, hoy codirector del Banco de la República, antecesor de Andrés Felipe Arias, se hizo un gran acuerdo para financiar en las áreas de zoqueo, en las áreas de renovación, la siembra de maíz de alta tecnología y la siembra de fríjol.

Empezamos con 18 mil hectáreas. Las siembras de este año están en alrededor de 65 mil en maíz tecnificado, en áreas de zoqueo de la zona cafetera. Las de fríjol pueden superar las 22 mil hectáreas.

Sesenta y cinco mil hectáreas (que en la zona cafetera, dada la disciplina de productividad del campesino cafetero, pueden producir siete toneladas de maíz por hectárea), en un momento en el que el precio del maíz se ha recuperado (como se han recuperado los precios de los alimentos generadores de energías alternativas, y el maíz en muchas partes del mundo lo utilizan como fuente de etanol), esa producción en la zona cafetera se convierte en una gran contribución a la seguridad alimentaria del país. En una gran contribución al empleo rural mientras se recupera la zoca del café y en una gran contribución al ingreso de la familia cafetera.

Quiero resaltar ese programa e invitarlos a que los sigamos creciendo. Empezamos en 18 mil hectáreas de maíz, vamos en 65 mil y ojalá pudiéramos el año entrante decir que vamos a llegar a 120 mil.

¿Por qué hablo de 120 mil? Porque con 60 mil hectáreas de zoqueo, de renovación por año, que tienen un período productivo de más o menos dos años, podríamos aspirar a tener cada año el doble del área que se renueva ese año: el área que se está renovando en ese momento, la renovada del año anterior, que todavía no ha recuperado la producción cafetera y que todavía puede producir otras dos cosechas de maíz o de fríjol. Creo que es razonable que nos impongamos la meta de llegar a 120 mil hectáreas de maíz tecnificado por año en áreas de zoqueo de la zona cafetera. Y esa meta nos va a indicar si estamos cumpliendo la otra: la de renovar 60 mil hectáreas por año. Vengo a hacerles esa invitación.

Qué importante el desarrollo del turismo en la zona cafetera. Creo que es un gran producto alternativo y vemos un entusiasmo muy grande por el turismo, un entusiasmo nacional e internacional por la zona cafetera. Ahora estamos extendiendo el aeropuerto de Armenia, a ver cómo pueden llegar allí aviones más grandes, vuelos internacionales, para fomentar más el turismo en nuestra zona cafetera, que además tiene hoy todos los apoyos, como los apoyos tributarios.

Qué importante el tema de las tiendas Juan Valdez. Hay que insistir en el tema. Se le miraba con algún desgano, hace cinco años, cuando lo propusimos. Afortunadamente el entonces ministro de Hacienda, el doctor Roberto Junguito, con el entusiasmo de Gabriel Silva, gerente de la Federación, en el AGC de 2002 incluyeron el compromiso de las tiendas. Se quejaban lo cafeteros colombianos de que el país había perdido la oportunidad de que el Fondo Nacional o la Federación se hubieran hecho socios de las grandes distribuidoras de alimentos, antes de su concentración. Y que se perdió la posibilidad de tener un canal más efectivo de venta de café.

Ha aparecido una nueva forma de mercadeo, ésta de las tiendas, que se abren diariamente por miles en el mundo y que le llegan directamente al consumidor final. Allí tiene que estar el café de Colombia, pero no escondidito en un letrero, por allá en una esquina, en una tienda de Starbucks en Nueva York o en París, sino presente, con mucho vigor, como Tienda Juan Valdez Café de Colombia.

La manera como se constituyó ese patrimonio, su estructura democrática, semejante a la Federación, la manera como aportaron con entusiasmo para ese patrimonio los cafeteros, todo ello augura éxitos. Hay que persistir, buscar buenos aliados, llegar a las concesiones. Lo que veo es que a uno le reclaman mucho que la gente quiere concesiones. Colombianos que viven por fuera, un 40 por ciento, reclaman la posibilidad de que les den una concesión para abrir tiendas Juan Valdez. Como tenemos que hablar del presente y del futuro, creo que ahí tenemos una falla. Hay que acelerar el programa para concesionar las tiendas Juan Valdez.

Y es mucho mejor hacerle propaganda al café de Colombia vendiéndolo en esas tiendas, que gastándonos millones de dólares y de euros simplemente en avisos publicitarios. Ningún mejor aviso publicitario que el de las tiendas Juan Valdez, la simultaneidad entre la venta de Café de Colombia y la publicidad.

Vengo a reiterar el compromiso de avanzar con nuestra política social de la mano de la Federación Nacional de Cafeteros y de los comités departamentales. En los próximos meses adelantaremos un nuevo consejo comunitario para evaluar los compromisos anteriores.

Vengo a reiterar el compromiso de destinar anualmente una partida, como ya se hizo, para contratar con el Comité Nacional de Cafeteros, con la Federación, el mejoramiento de vías municipales. Están terminando la ejecución de la partida asignada el año anterior. Con el Congreso de la República hemos hecho el compromiso de que, durante cada uno de los tres presupuestos que este Gobierno debe presentar y este Congreso aprobar, se mantendrá en pesos constantes la partida de sostenimiento de vías municipales. A eso agrego el compromiso de que, durante cada uno de los tres presupuestos que le quedan a este Gobierno, haremos el contrato mínimo, por la misma cifra en pesos constantes, que hace pocos meses celebramos en Valledupar con la Federación Nacional de Cafeteros, para apoyar a la Federación y a los Comités en el mejoramiento de las vías municipales.

Vengo a reiterar el compromiso de que estimulemos las nuevas demandas del mercado: los cafés especiales, los cafés orgánicos. Cuando hablo con los caficultores del Huila, de la Sierra Nevada, de Nariño, quizás son los que menos sienten los estragos de la revaluación, porque gracias al café especial, al café orgánico, han logrado una prima muy importante en el precio a esos cafés.

Vengo a reiterar el compromiso con la seguridad en las zonas cafeteras. Generalmente en las zonas cafeteras la maleza es noble. Combatir algunas malezas en la zona cafetera no es difícil. La ladera andina colombiana es fértil. La maleza brava en la zona cafetera ha sido el terrorismo. Y por eso el Gobierno tiene que insistir en la derrota del terrorismo. Pero todavía nos quedan tres años con todo el vigor. Yo siempre me acuesto por ahí preocupado cuando hay esas actuaciones terroristas. Pero cuando me despierto, a las cuatro y media, a las cinco de la mañana, que me lleno de brío, digo: bueno, todavía nos quedan tres años para bregar a acabar estos bandidos. En eso hay que seguir, apreciados cafeteros de la Patria.

Porque voy a San Agustín y encuentro a la gente contenta. Allá no se podía ir. Allá no había vuelto nadie. Los cafeteros contentos y la gente del parque contenta. Y me dicen: “Mire, hasta hace tres años a aquel morrito llegaban las Farc. Y allá tenían que ir todos los cafeteros. Y allá tenían que ir todos los comerciantes. Gracias a la Seguridad Democrática esto aquí está tranquilo”.

Vamos a la Sierra Nevada y encontramos una gran tranquilidad de los cafeteros. Hemos construido una gran confianza con las comunidades indígenas. Estamos construyendo los pueblos indígenas. Ya construimos el primero: Gúnmaku, de un programa de siete.

Voy a otras zonas cafeteras. El Cauca, más tranquilo. Algunas partes de Nariño más tranquilas. La ladera que va buscando el Pacífico, todavía con muchas dificultades. El oriente de Caldas, todavía con la presencia de Karina y los integrantes de esa banda terrorista.

Vengo a reiterar el compromiso con ustedes de que hasta el último día de este Gobierno estaremos con la guardia en alto en el combate contra el terrorismo, para hacer todo lo posible para devolverle plenamente la paz a la zona cafetera y a toda la Patria colombiana.

En el debate actual de América Latina es muy importante hablar de modelo de Estado y es muy importante hablar de objetivos de Gobierno. América Latina ha oscilado entre tentaciones de desmonte del Estado y proposiciones estatistas. Colombia no está ni en lo uno ni en lo otro.

Nosotros hemos reformado el Estado y vamos a seguir reformando. Hemos reformado 360 instituciones del Estado. Empezando por Telecom, avanza la reforma de Telecom, 200 hospitales, todo eso presenta hoy unas instituciones que le sirven más a la comunidad, que se han venido deshaciendo del clientelismo, de la negligencia del manejo de los recursos oficiales. Y esa reforma ha contribuido con un ahorro de un punto anual en el PIB. Eso es un ahorro al gasto público de aproximadamente tres billones 600 mil millones al año.

Y vamos a continuar con esa reforma. Avanzamos ahora con la reforma de las clínicas del Seguro Social. Lo ha sentido bondadosamente Santa Marta. Esa clínica ya no la maneja el clientelismo ni los excesos sindicales, sino un concesionario: la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga. Y hay un gran alivio para los usuarios. En Cartagena ya la maneja, como concesionario, la Fundación Religiosa San Juan de Dios. Aquí en Antioquia, un compromiso con la Gobernación y con la Universidad de Antioquia. Y las vamos a reformar todas. Y a continuar con la reforma de los hospitales públicos y de todas las entidades del Estado, sin desmontar el Estado.

Y América Latina ahora en muchos países gira hacia la tentación estatista. Ahí tampoco estamos nosotros. Aquí hay plena garantía para la inversión privada, con responsabilidad social. Un Estado para garantizar esa responsabilidad social. Plenas garantías a la inversión privada que garantice esa responsabilidad social.

He dicho a mis compatriotas que es de gran importancia reflejar la responsabilidad social empresarial en tres áreas. Primero, en la transparencia en las relaciones entre los inversionistas y el Estado. Transparencia en la adjudicación de contratos de concesiones. Transparencia en la solución de litigios. Transparencia en la tributación. Cuando no hay esa transparencia, no solamente se pierde la confianza en el Gobierno de turno, sino que se erosionan las instituciones de la democracia.

Segunda expresión de la responsabilidad social: solidaridad de los inversionistas con las comunidades del vecindario. Cuando hoy les exigimos a las firmas internacionales que explotan carbón en el Cesar que tienen que cumplir todas las obligaciones de solidaridad, que van más allá de la ley, con las comunidades del vecindario, también tenemos un ejemplo: si ha habido alguna actividad económica, solidaria con sus comunidades, con su vecindario, ha sido la caficultura colombiana. No se puede avanzar en las explotaciones económicas, dándole la espalda al imperativo de solidaridad con el vecindario. El espejo de la caficultura es el que hemos llevado ahora para resolver los problemas de insolidaridad, que aspiramos superar en la explotaciones carboníferas del Cesar con esas comunidades.

Y otra expresión de la responsabilidad social es en las relaciones laborales. Qué importante decir hoy en América Latina que nosotros no aceptamos relaciones laborales de capitalismo salvaje. Tampoco de odio de clases, que bastante daño hizo acá. Estamos estimulando unas relaciones laborales fraternas, unas relaciones laborales cristianas.

Eso nos va conectando con los tres objetivos de Gobierno, a los cuales tenemos que estar aplicados en cada una de las horas que nos faltan en estos tres años: consolidar la Seguridad Democrática, consolidar la confianza inversionista y cumplir las metas sociales.

Celebro el acuerdo con el ministro de Defensa, doctor Juan Manuel Santos, para poder integrar a toda la comunidad cafetera a las tareas de seguridad democrática. Por numerosa que se nuestra fuerza pública, por todo lo que podamos mejorar en materia de dotación, de logística, de inteligencia, en un país con un millón 157 mil kilómetros, más de la mitad de su territorio en selva, con todos los accidentes geográficos, la seguridad necesita como presupuesto esencial la cooperación ciudadana con la fuerza pública.

Ningún estamento de la sociedad colombiana, dado su tejido de solidaridad histórico y profundo, más indicado que el estamento cafetero para dar un gran ejemplo en el proceso de cooperación con la fuerza pública, para reestablecer plenamente la seguridad en la región cafetera, consolidarla y proyectarla en el tiempo.

Muchos compatriotas me preguntan: ¿Buenaventura? Sí. Una región en donde todavía tenemos inmensas dificultades. Hay que persistir. Me preocupa es lo siguiente: estamos empezando un conjunto de inversiones inmensas en Buenaventura. Después de haber terminado una obra como es la vía alterna-interna al Puerto de 150 mil millones de inversión, hemos contratado la doble calzada Buga-Buenaventura, que hace parte de la doble calzada Bogotá-Buenaventura con el Túnel de la Línea. El Gobierno ha propuesto que ese túnel se llame: el Túnel del Segundo Centenario.

Las inversiones en la doble calzada Buga-Buenaventura van a superar el billón de pesos. Además el programa Familias en Acción, que en agosto completa millón y medio de familias en todo el país, familias pobres, que reciben un subsidio para garantizar la educación y la nutrición de sus hijos, logra en Buenaventura plena cobertura en sus estratos pobres, que son la gran mayoría, y en la población desplazada. Para no decir los esfuerzos que se están haciendo con el Sena, con Bienestar Familiar.

Para bien de la competitividad colombiana, la semana pasada se lograron acuerdos sustanciales en materia portuaria: la renovación de los contratos con las sociedades portuarias de Cartagena, de Barranquilla, de Santa Marta, con cuantiosas inversiones y con la sociedad portuaria de Buenaventura. El acuerdo con la sociedad portuaria de Buenaventura es para invertir 450 millones de dólares. A eso se le suman dos nuevos puertos que acaba de adjudicar el Gobierno a dos concesionarios en la vía de Buenaventura: el puerto de Agua Dulce y el puerto del consorcio industrial.

Todo esto permitirá pasar en Buenaventura de una capacidad de mover en las instalaciones portuarias 11 millones de toneladas, a mover 45 millones de toneladas. Pienso que allí hay grandes avances. Pero además estamos ejecutando un contrato de valores cuantiosísimos para profundizar el canal navegable. Hoy está en plena ejecución.

Entonces: doble calzada, Familias en Acción, las sociedades portuarias, inversiones portuarias y vivienda.

Uno de los sitios más dolorosos del país es bajamar en Buenaventura, por el hacinamiento de las viviendas allí, en la modalidad de palafitos. Hemos definido, como ustedes lo conocen, dedicar los dineros decomisados en los escondrijos del narcotráfico de Cali, a los programas de vivienda social en Cali y Buenaventura.

El Plan de Desarrollo que acaba de aprobarse, nos autoriza para dedicar esos dineros no solamente al pago de subsidios, sino también a la instalación de los servicios públicos y a la construcción total de las viviendas. Gracias a ello, el Gobierno se propone construir tres mil viviendas sociales, dignas, con todas las comodidades del espacio público, para reubicar a tres mil familias de la zona de bajamar, de palafitos, de Buenaventura.

Y se trabaja intensamente con la comunidad de Buenaventura. ¿Y el terrorismo por qué no cede? Eso nos tiene que llevar a una reflexión, apreciados compatriotas. Es que la pobreza no es la causa del terrorismo. El terrorismo ha sido concausa de pobreza.

Cuando miro este país desde mis años aquí en mi ciudad, en la Universidad de Antioquia, mi conclusión de mero observador de la vida colombiana es que todas estas décadas de terrorismo lo que nos han traído es más pobreza, más desplazamiento, menos inversión, más inequidad.

El interés del terrorismo en Buenaventura, como en todo el país, no es resolver unos problemas sociales sino evitar que se resuelvan. El interés del terrorismo en Buenaventura no es construir las tres mil viviendas sociales sino evitar que el Estado las construya.

Por eso nosotros tenemos que aislar el terrorismo como concausa probable o como efecto probable de esta pobreza. Hay que entender que ha hecho todo lo contrario: contribuir a causarla.

Y mientras las Farc hace eso en Buenaventura, también piden el despeje de las zonas de Pradera y Florida, allí en el Valle del Cauca. Y la ciudadanía de Pradera y Florida me llama y me dice: “Presidente, no vayan a despejar. En público no lo podemos decir porque nos matan. No vayan a incurrir en ese error”. Y tiene razón la ciudadanía.

Ustedes saben que nosotros hemos tenido en materia humanitaria dos inamovibles: primero, no permitir una zona de despeje. Y segundo, evitar que los guerrilleros que salgan de la cárcel regresen a actividades de secuestro, de asesinatos en la guerrilla.

De manera unilateral el Gobierno acaba de liberar a 150 guerrilleros de las Farc. Esos 150 guerrilleros de las Farc salen de la cárcel, el Gobierno buscando presentar un gesto humanitario que contribuya a la liberación de nuestros secuestrados. Salen con el compromiso de no reincorporarse a las Farc, de no reincorporarse al asesinato ni al secuestro, de participar en el programa de reinserción.

Es distinto eso que soltar unos guerrilleros para que regresen a asesinar y para que regresen a secuestrar

En los 22 – 27 casos que liberamos hace dos años, le hemos hecho seguimiento y el resultado ha sido bueno. Y a eso se sumó la liberación de Rodrigo Granda, pedida por el presidente Sarkozy, de Francia.

Un país que está incorporado en el corazón de la comunidad internacional, tiene que reconocer los derechos de la comunidad internacional. Un país que es miembro de la Corte Penal Internacional, que está buscando mercados en todo el mundo, un país que adelanta una política de seguridad democrática (no como se hizo en otras latitudes de América Latina, que cerraban el respectivo país a la observación de la comunidad internacional, nosotros la adelantamos de manera abierta: el que quiera venir a criticarnos, puede hacerlo, sin ninguna restricción), es un país que también tiene que entender que la comunidad internacional tiene derechos.

El Presidente de Francia me pidió que liberáramos a Rodrigo Granda porque consideraba que era de gran importancia en el camino de liberar a los secuestrados. Y hay que recordar en todos los escenarios que la doctora Ingrid Betancourt tiene doble nacionalidad, francesa y colombiana. El Gobierno accedió a esa petición.

Rodrigo Granda dijo que él no se desmovilizaría de las Farc. El Gobierno aceptó que no se desmovilice. Pero este acuerdo se ha hecho de muy buena fe y espero que se cumpla. Primero, que él no regresa a la actividad de secuestro ni a la actividad del asesinato. Segundo, que él no regresa a la clandestinidad. Que estará dándole la cara a la comunidad nacional, a la comunidad internacional. Que estará dándole la cara a los partidos políticos, a los medios de comunicación. Y que hará gestiones en favor de la paz.

Nosotros hemos hecho todos los esfuerzos por el rescate de los secuestrados. Lo que no podemos llegar es a zonas de despeje. El país vivió despejado. Por eso se llenó de guerrilla y paramilitares. En estas regiones vivimos 40 años soportando guerrillas y 20 años soportando paramilitares. Y ahora que ese despeje histórico del país se ha venido sustituyendo por la presencia de la fuerza pública, no podemos echar para atrás. Esas zonas de despeje, otorgadas de muy buena fe por los gobiernos, las aprovechó el terrorismo para avanzar en sus propósitos.

Es que estos bandidos son alumnos aventajados de aquello que Marx aprendió de Maquiavelo: cuando el gobierno de tu Estado enemigo, de aquel Estado burgués al que quieras derrotar, te ofrezca un gesto de generosidad, tómalo como una muestra de debilidad, aprovéchalo para fortalecerte en el propósito de derrocar ese Estado.

Es lo que ha hecho las Farc. Para ellos las zonas de despeje no han sido zonas de paz. Han sido refugios de terroristas. Cuando se hablaba de una posible zona de despeje en Pradera y Florida, todos esos bandidos que aún merodean por el país, corrían a esconderse allí, a evitar la acción de la fuerza pública, a maltratar a la comunidad.

Creo, apreciados compatriotas, que hemos hecho un gesto humanitario muy grande, pero que tenemos que decir no al despeje. Y tenemos que decir no a entregar personas que están en las cárceles para que regresen al asesinato y al secuestro.

En lugar de pensar en el despeje de Pradera y Florida para que el terrorismo invierta la tendencia decadente y empiece a fortalecerse de nuevo, hoy hay que pensar es en que el Gobierno mejore su accionar para despojar a Buenaventura de terroristas. Nos queda un bache en Buenaventura y muchos en el país, pero con esfuerzos sostenidos los iremos mejorando.

Los otros objetivos del Gobierno: la confianza inversionista y la política social. Muchos compatriotas me hacen dos preguntas: ¿usted por qué habla de confianza inversionista y no de crecimiento de la economía? Y me hacen una segunda pregunta: ¿por qué siempre relaciona confianza inversionista con política social? Y he dado estas respuestas: la economía puede crecer un año por un episodio fortuito, afortunado: el descubrimiento de un pozo de petróleo, la explotación del mismo, el mejoramiento, el precio de un producto básico. Pero al siguiente año se puede perder ese mismo decrecimiento porque desapareció la causa generadora. Si hay confianza inversionista, si esa confianza inversionista se consolida en el tiempo, se garantiza un crecimiento también de largo plazo, elevado en la economía.

Y me preguntan los compatriotas: ¿y la relación de esa confianza inversionista con la política social? De política social se habla siempre en el discurso político. Hay políticas sociales con más discurso y menos resultados. Y las hay con mejores resultados y menos discurso. Lo que marca la diferencia es la posibilidad real de hacer política social. Y lo que marca la diferencia, a partir de la confianza inversionista, es que con confianza inversionista se puede repartir prosperidad. Sin confianza inversionista lo único que se reparte es discurso, creación de resentimiento y miseria.

Por eso el afán nuestro de consolidar esta confianza inversionista con responsabilidad social, en lo cual creo que el país va bien. Cuando empezó nuestro Gobierno, de cada 100 pesos que se producían, se invertían 12. Y el sector privado 6 y medio. Ahora de cada 100 que se producen, se invierten 26. El sector privado 19. Eso hay que sostenerlo.

Y esa confianza inversionista depende del modelo. Las tentaciones estatistas en América Latina espantan inversión. Por eso hay que volver a hablar de los fundamentales del modelo. Dependen de la seguridad, dependen de la tributación, dependen de la estabilidad en las reglas de juego, de otros factores.

Nosotros hemos avanzado mucho en tributación para la confianza inversionista. No rebajamos las tasas de contribución, como lo han hecho otros países del mundo, porque somos de la idea de que la simple rebaja de las tasas de contribución no garantiza mayores inversiones. Se corre el riesgo de que haya más apropiación de utilidades por parte de los sectores más pudientes. Lo que hemos hecho es beneficiar a sectores específicos y a la economía general con la deducción del 40 por ciento.

Un inversionista en Colombia hoy, cualquiera sea su tamaño, nacional o internacional, cuando invierte 100 pesos, el Estado le deduce 40. Y eso equivale a que el Estado le aporta, por cada 100 pesos de inversión que él hace, 12,8 ó 13 pesos. Eso sí que ha ayudado a crecer las tasas de inversión en Colombia.

Como han ayudado los estímulos a los cultivos de tardío rendimiento, a la madera, a los biocombustibles. Como han ayudado los estímulos al turismo, tan importante para la zona cafetera.

Y ayuda mucho el nuevo concepto de zonas francas. Lo hemos actualizado, de acuerdo con los requerimientos de la Organización Mundial de Comercio. Las zonas francas tienen una tasa de renta del 15 por ciento. Además, si quien está sentado en la zona franca crece, tiene una deducción del 40 por ciento. Se incorporó la figura del monousuario: quien quiere estar en zona franca no tiene que trasladar su empresa a una zona franca, puede pedir que el lugar de su empresa sea declarado zona franca. Si tenemos zonas francas para exportación de biocombustibles, en lo cual el país empieza a tener mucho presente y tiene gran futuro, los 600 empleos que debe tener la zona franca, pueden ser la suma de los empleos que se generen directamente en la planta industrial, más los empleos que se generen en los cultivos que alimente esa planta industrial.

Es muy importante para la confianza inversionista la estabilidad en las reglas de juego. Por eso el Gobierno está aplicando la ley que nos aprobó el Congreso, firmando los pactos de estabilidad con los inversionistas, para que tengan más confianza en Colombia.

Esa confianza inversionista con responsabilidad social, nos tiene que hacer sostenible la política de Seguridad Democrática y, a través de la inversión social, la tenemos que legitimar. ¿Qué habríamos hecho sin confianza inversionista para sostener la política de Seguridad Democrática? Este país ha realizado dos enormes esfuerzos: el del impuesto al patrimonio de 2002, y el nuevo impuesto ahora a los patrimonios mayores del país, que se liquida por una vez y se cobra durante ocho semestres para la Seguridad Democrática.

Y se preguntan los colombianos: metas sociales. Muchas y bien importantes. Plena cobertura en educación básica y una gran revolución en el Sena, que ha pasado de millón 100 mil estudiantes a cuatro millones, de cinco millones de horas de formación al año a 15 millones. En agosto entrega su nueva tecnología, en diciembre debe tener un millón 200 mil estudiantes en ambiente virtual. Hemos pasado la cobertura universitaria del 22 al 29 y aspiramos a dejarla en el 34. El Icetex en este Gobierno se multiplica por cinco. Aspiramos tener en agosto millón y medio de Familias en Acción, familias pobres recibiendo un subsidio para la nutrición y la educación de sus hijitos.

Aspiramos tener en el 2009 plena cobertura en el régimen subsidiado de salud. Avanzamos con Banca de Oportunidades. En el primer Gobierno cumplimos la meta, que parecía distante, bastante ilusa, de millón 800 mil microcréditos a igual número de familias microempresariales de Colombia. Hoy nuestro modelo de Banca de Oportunidades avanza con toda velocidad. Aspiramos poder decir, el 20 de julio al Congreso, que en el primer año de la segunda administración hemos llegado a millón 250 mil microempresarios con Banca de Oportunidades, para poder completar cinco millones de créditos a igual número de familias microempresarias en este cuatrienio.

Hemos pasado de seis millones de usuarios a 10 millones de usuarios en Bienestar Familiar. Nos aproximamos a cuatro millones de niños en los restaurantes escolares, que pasarán de 122 días a 180 días. Nuestro programa para el desayuno a niños menores de cinco años ya este año logra un millón 300 mil. Empezamos con la atención de 60 mil ancianos, subimos a 600 mil y vamos a llegar a un millón.

Tenemos todo el entusiasmo para avanzar en los tres frentes: Seguridad Democrática, confianza inversionista y cumplir las metas de política social.

Nos hemos comprometido con Naciones Unidas a que Colombia va a cumplir las metas sociales del Milenio antes de la fecha fijada por Naciones Unidas. La pobreza había subido casi al 60, la medición del año pasado dio el 45. Es enormemente alta, estamos haciendo todos los esfuerzos, para que en julio de 2010 podamos decir que la hemos reducido a no más del 35, todavía muy alto, y dejar un camino, más o menos expedito, para que los gobiernos que nos sucedan, al cumplir Colombia los dos siglos de vida independiente, el 7 de agosto de 2019, pueda mostrar una pobreza no por encima del 15 por ciento.

Hemos crecido la afiliación a la seguridad social en un 30 por ciento. Nuestra aspiración no es crear empleo de salario deprimido, informal. Nuestra aspiración es crear empleo de buena calidad, con afiliación a la seguridad social.

Y preguntan los compatriotas: ¿es sostenible el crecimiento? Cuando empezamos el Gobierno, que hablamos primero del 3 por ciento, no parecía lograble. Primer año 1.9, segundo año 3.25, 4.7, 5.5, 6.8. Después hicimos una gran cantidad de reuniones con muchos sectores del país para mirar cómo llegábamos a crecimientos del 5. Vamos a hacer todo el esfuerzo para tener estos altos crecimientos. Dependerá de una revolución educativa sostenible, sostenida. Dependerá de la confianza. Dependerá de las tasas de interés. Dependerá de cómo seamos capaces de enfrentar los choques que nos trae la tasa de cambio.

Comprendo que hay preocupaciones por la inflación. Está bien enfrentar las preocupaciones, pero no llegar a un estado de alarmismo que nos ponga nuevamente con tasas prohibitivas de interés. Cómo no va a haber inflación, si hay inflación de alimentos en el mundo entero por el desarrollo de los biocombustibles. Cómo no va a haber inflación, si la hermana República Bolivariana de Venezuela ha tenido desabastecimientos en algunos productos que tenemos que ayudarles a suplir. Cómo abandonamos hoy a Venezuela cuando simultáneamente le estamos pidiendo que regrese a la Comunidad Andina o que realice un tratado bilateral con Colombia. Cómo no va a haber inflación, si teníamos una economía acomodada a crecimientos del 2 y ahora estamos buscando crecimientos superiores al 6.

Comparto la tesis de que hay que actuar a tiempo para evitar que esas presiones inflacionarias se disparen, y después la solución sea una solución de colapso y estragos. Pero quiero decir con todo respeto que el Gobierno no comparte la tesis de seguir subiendo esas tasas de interés y volverlas prohibitivas. Colombia, durante muchos años, padeció en sus sectores empresariales, medios y pequeños, que por pagar las tasas de interés, en lugar de prosperar llegaban a la ruina. En los últimos años se han logrado unas tasas de interés que acompañan a crecer. No podemos perder ello. El Gobierno ve bien un crecimiento moderado, como una señal para enfrentar presiones inflacionarias, pero el Gobierno ve con alarma que fuéramos a regresar a tasas prohibitivas de interés.

Hemos hecho todos los esfuerzos en la lucha contra la revaluación. Algunos dicen que es un problema derivado del éxito. Cuando veo las cuentas nacionales, la inversión extranjera directa en 2002, neta, fue de 760 millones de dólares. En el período enero – mayo de este año, la meta, 3.748 millones de dólares. Estamos ajustando el tercer año consecutivo con inversión extranjera por encima de los 6 mil millones de dólares.

Eso marca una diferencia. Hay confianza en el país. El año pasado los compatriotas que viven en el extranjero giraron a sus familias en Colombia 3.800 millones de dólares. Quieren invertir en vivienda en Colombia. Quieren invertir en activos productivos en Colombia.

Todo esto nos ha creado dificultades en tasa de cambio. Se han tomado entre el Banco de la República y el Gobierno varias medidas: una medida, ponerle un depósito del 40 por ciento a los créditos en el extranjero, que para los de largo plazo ese depósito empieza a ser lo significativo. Una segunda medida, restringir las operaciones de futuro de los bancos, que no tenían restricción alguna. Una tercera medida, imponerle también un gravamen a los capitales de corto plazo.

Me han pedido que hay que darle tiempo a que esas medidas produzcan resultado. Ojalá pudiéramos recuperar un nivel competitivo de tasas de cambio. Mientras tanto, ¿qué nos toca hacer? Apoyar a los exportadores, apoyar a los cafeteros. Uno, en aras de ahorro fiscal, no puede dejar que se arruinen los exportadores arruinando el empleo. O que la actividad cafetera, que había logrado generar esperanza nuevamente en Colombia, vuelva a causar pesimismo y desolación. Por eso tenemos toda la voluntad política del AGC Cafetero. Y por eso tenemos toda la voluntad política de ayudar a sectores afectados por la tasa de cambio con recursos que seguramente este año van a valer 600 mil millones.

Los amigos de la revaluación me dicen: Presidente, es que hemos ganado mucho. Un tractor que valía 130 millones, hoy vale 80. El país se está reequipando a unos costos infinitamente inferiores. Tenemos una tasa internacional de interés mucho más baja.

Entonces he dicho: bueno, si reconocemos eso, ¿por qué no hacemos un gran esfuerzo, por qué no nos gastamos un poquito esas ganancias para apoyar el precio del café y para apoyar a los exportadores de Colombia? Y lo estamos haciendo con una condición. Con la condición de que los beneficiarios de esos CERT, que los beneficiarios de esas ayudas directas, protejan el empleo. Tienen que demostrar que están al día con las cajas de compensación, con el Sena, con Bienestar Familiar. Así como el país en el pasado hizo un gran esfuerzo para sacar al sector financiero de la ruina, me preguntó por qué, si ese esfuerzo costó 10 –12 billones de pesos, no vamos a hacer un esfuerzo de 600 mil millones por año mientras esta situación persiste, para proteger empleos tan importantes como los empleos del sector cafetero y como los empleos de algunos de los subsectores exportadores.

Vamos a hacer ese esfuerzo. Creo que los observadores del gasto público nos tienen que ayudar con su comprensión. Ese es un esfuerzo necesario. Además vinculado al empleo, eso le da toda la legitimidad.

Sostener este crecimiento dependerá de la infraestructura. Y allí sí que hay una enorme discusión nacional con el tema de infraestructura. El atraso de infraestructura el Gobierno lo reconoce.

No ha sido fácil emprender un camino de desatraso. Primero, encontramos todas las concesiones del país en pleno, la situación fiscal de la Nación muy difícil y una gran discusión entre unir al país por dentro o construir las vías hacia los mercados de exportación.

Todas las concesiones viales estaban en pleito. La doble calzada Medellín – Hatillo aquí en pleito. La vía a la autopista Medellín – Bogotá que sale desde acá en pleito. La vía al aeropuerto de Rionegro en pleito. La autopista del Eje Cafetero en pleito. La carretera Bogotá – Villavicencio en pleito. Santa Marta – Paraguachón en pleito. Todas en pleito.

Hemos logrado superar eso pleitos. El último era Commsa, la salida de Bogotá al Río Magdalena. Después de muchos años, de un gran trabajo de la doctora Noemí Sanín, embajadora en España, de los ministros consejeros de la Presidencia, el ministro Óscar Iván Zuluaga, logramos el acuerdo con el Gobierno español y Commsa. Hoy está a consideración del Tribunal Administrativo de Cundinamarca. Hemos superado casi todos esos pleitos. Eso nos va a ayudar mucho al avance de infraestructura.

Acudo a una reunión gremial a la Andi, y me dicen: Presidente, ¿por qué están haciendo las vías de los municipios y no están haciendo las vías hacia los puertos? Tienen toda la razón. Pero al otro día me reúno con los alcaldes o con los cafeteros, y me dicen: qué hubo de la carretera de Marquetalia y qué hubo de la carretera de Betulia y qué hubo de la carretera que va del Huila al Cauca. Y tienen toda la razón. Es que hemos tenido atrasos de infraestructura en todas las áreas.

¿Qué compromiso tenemos? Terminar el Plan 2.500, en toda la extensión del kilometraje inicialmente previsto. Segundo compromiso, ayudarles a los departamentos con un aval de la Nación para que obtengan unos créditos a 25 años de plazo, con baja tasa de interés, para que sigan pavimentando vías municipales. Antioquia ya utilizó 60 millones de dólares. Tercer compromiso con el Congreso, mantenerles en precios constantes a los municipios el presupuesto de mantenimiento de vías municipales y emprender las grandes vías de competitividad como estas doble calzadas.

Aspiro que en agosto tengamos muy avanzada la estructuración de la doble calzada de Medellín a Turbo, tan importante no solamente para la actividad exportadora de Antioquia sino de todo el occidente colombiano. Aspiro que al resolver el problema de Commsa, que depende del visto bueno del Tribunal de Cundinamarca, podamos abrir la licitación para dejar contratada e iniciada la doble calzada de Bogotá a Santa Marta. Estamos en plena construcción del Túnel de La Línea, como un trayecto muy importante de la doble calzada de Bogotá a Buenaventura.

El Gobierno le pondrá todo el acelerador a estas concesiones. Este año hemos adjudicado varias, y nos proponemos adjudicar otras. Y las condiciones de financiamiento al país ayudan.

Todas estas concesiones necesitan aporte fiscal. Muy pocas son las que se financian exclusivamente con peaje. Porque a uno le dicen: Presidente, fináncielas con peaje. Sí, el peaje es un componente muy importante. En algunas partes, como aquí en Antioquia, la valorización. Pero siempre se requieren aportes fiscales.

El mejoramiento de las condiciones de financiamiento del país permite hoy conseguir para esas concesiones créditos de más largo plazo, a menor tasa de interés, y eso ayuda a que sea menor la exigencia del presupuesto.

Sostener el crecimiento depende de que seamos capaces de impulsar a sectores en los cuales tenemos un gran potencial competitivo, como los biocombustibles. Los enemigos de los biocombustibles dicen que eso afecta la seguridad alimentaria y que eso afecta el medio ambiente. En Colombia ni lo uno ni lo otro. Aquí tenemos 44 millones de hectáreas de sabanas, y apenas 26 millones de cabezas de ganado. Esas 44 millones de hectáreas de sabanas, todas permiten una enorme plantación para generar biocombustibles. Y al mismo tiempo hay todo el espacio para avanzar en las siembras agrícolas con destino a la seguridad alimentaria. Colombia puede conciliar una gran revolución de combustibles biológicos, con seguridad ambiental, con protección ambiental y con seguridad alimentaria.

Nuestra Ley Forestal prohíbe que tumbemos un centímetro cuadrado del bosque para cambiarle de uso. Y nuestro programa de Familias Guardabosques, que ya tiene 50 mil familias vinculadas, avanza en esa dirección.

Para sostener el crecimiento necesitamos unas finanzas públicas sanas. Hemos discutido el muy constructivo informe de la Comisión de Gasto Público. Vamos a hacer un esfuerzo no inferior a billón y medio para seguir recortando el gasto de la Nación.

Pero los esfuerzos hechos son enormes. Cuando nosotros empezamos teníamos un déficit del Gobierno Nacional Central del 6,3. A esto se le suma el agotamiento de las reservas en el Seguro Social. Ese agotamiento de las reservas en el Seguro nos obliga este año, solamente, a transferirle del Presupuesto de la Nación al Seguro Social cinco billones 100 mil millones (de pesos). Sumando lo uno más lo otro, sería un déficit del Gobierno Nacional Central del 7,4 por ciento. Este año debemos terminar con un déficit del Gobierno Nacional Central de entre el 3 y medio y el 4 (por ciento). Un gran mejoramiento. Pero falta mucho.

Apenas es pequeño el superávit que hemos logrado en el balance primario de la Nación. Teníamos un endeudamiento que en pocos años pasó del 20 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto) al 50 (por ciento del PIB). Debemos terminar este año con un endeudamiento entre el 26 y el 28 (por ciento del PIB).

Hemos hecho el esfuerzo de ahorrarle al país un punto del PIB por año, en la reforma administrativa, lo continuaremos.

Pero hay gastos imprescindibles. Nosotros no podemos abandonar la política social, ni la construcción de infraestructura, ni la política de seguridad. Esos son limitantes para estos nuevos esfuerzos que nos disponemos a realizar.

Ha propuesto la Comisión del Gasto Público que se venda a ISA e Isagen para pagar deuda de la Nación. He hecho estas consideraciones: ISA se democratizó, es un ejemplo, hoy tiene un gran gobierno, una empresa que suscita mucha confianza.

Uno de los subproductos más importantes de la reforma del Estado es que se acaba el clientelismo. Miren Telecom: tenía valor negativo, hoy vale mucha plata. La Nación era dueña del ciento por ciento y era dueña de una quiebra. Hoy es dueña del 50 por ciento menos una acción de una prosperidad. Está pagando las pensiones. ¿Qué tal que se las hubiéramos trasladado al presupuesto nacional? 500 mil millones (de pesos) al año. Está al día con los trabajadores activos. Está invirtiendo ocho billones (de pesos) para desatrasar el país en banda ancha, en conectividad, en Internet. Además hay mucha confianza de todos los otros inversionistas. Ahí vamos a tener un gran crecimiento, así como lo tuvimos en telefonía celular.

Y uno de los subproductos de tener a ese aliado estratégico es que se acabó el clientelismo. Cuando discutía con el sindicato de Telecom la reforma, me decían: “Presidente, no nos eche toda la culpa a nosotros. Los gerentes de Telecom muchas veces nos aceptaban todas las peticiones para salir ellos con un aplauso. y no pensaban en el futuro de la empresa. Y además allá nos mandaron mucha gente a que mejorara la jubilación”. Eso hoy no se da. Yo les digo a los congresistas: nadie volvió aquí a pedir un puesto en Telecom. En ISA ocurre lo mismo. Reforma que no hizo este gobierno, la hizo otro gobierno anterior, y muy acertada.

Nosotros aspiramos la reforma de Ecopetrol. Está en pleno proceso. No era fácil. Ideológicamente hace cuatro años proponer una reforma laboral y pensional en Ecopetrol era un imposible. Ideológicamente hace cuatro años proponer una capitalización de Ecopetrol era un imposible. Lo hemos logrado.

Nuestra bancada, valerosamente, a pesar de toda la oposición, logró aprobar la ley que nos permitirá la capitalización de Ecopetrol, un gran paso. Y aspiro que allí inviertan los trabajadores de (Acerías) Paz del Río, otra empresa de capitalismo social que hemos sacado adelante gracias a la reforma. Y estoy seguro que nadie va volver a pedir un puesto en la junta ni en la nómina de Ecopetrol.

Acabamos de hacer la capitalización de Isagen, un éxito. Ofrecimos 108 mil, tuvimos demandas por cinco veces más, pero tengo estas preocupaciones ante la Comisión del Gasto Público:

Primero, ISA maneja el centro de control, que lo podemos excluir.

Segundo, ISA ha logrado un patrimonio en el extranjero igual al que tiene en Colombia. Sus inversiones en otros países de la región. Y para que le den confianza en esos países, ha sido muy importante la participación del Estado colombiano en la estructura propietaria de ISA.

Tercero, hay que mirar qué es más importante, qué es más significativo: el rendimiento patrimonial de ISA, o si es más costoso el servicio de la deuda que se ahorraría con su venta.

Dada la situación de financiamiento del país y la tendencia de las tasas internacionales de interés frente a Colombia, creo que vale más el rendimiento patrimonial de ISA, sumando dividendos y valorizaciones, que lo que cuesta servir la deuda que se ahorraría con la venta de ISA.

Isagen: la verdad es que en el país el sector privado no ha hecho hidroeléctricas. Las hidroeléctricas en Colombia las han comprado, pero no las han construido. Hoy no hay sino dos instituciones que construyen hidroeléctricas en Colombia: Empresas Públicas de Medellín e Isagen.

Nosotros vamos a empezar en el mes de enero con un sistema de subastas, ofreciendo en esas subastas el pago por capacidad a cargo del presupuesto público, para estimular inversiones en el sector de generación.

Acabamos de capitalizar a Isagen con aportes de un proceso de democratización. A mí me parece que no es prudente, mientras no sepamos qué va pasar en el futuro con la inversión privada en esta generación, entrar a vender a Isagen.

Creo que no hay afanes con Isagen ni con ISA, son empresas muy buenas. Además hoy, gracias a la reforma de ambas: una en un gobierno anterior, la otra reforma ahora, son empresas con muy buen gobierno.

Ha pedido la Comisión de Gasto Público que eliminemos los parafiscales. Aquí hay una delegación muy importante del Congreso (de la República). El Gobierno no comparte eliminar la contribución al Sena, a Bienestar Familiar y a las cajas de compensación. Hacen parte de la institucionalidad social de la Nación, hay que mejorar su administración todos los días y en eso estamos. Y estoy seguro que el Congreso no lo aprobaría.

Entonces me dicen: elimine las deducciones a las inversiones de capital, deróguelas y más bien dígales a esos empresarios que no les da esas deducciones sino que les quita las contribuciones al Sena, a las cajas de compensación y a Bienestar.

Esas deducciones el año entrante pueden valer dos billones 400 mil millones (de pesos). Las contribuciones al Sena, Bienestar y a las cajas pueden valer casi siete billones. ¿Puede el Estado pagar la diferencia? No estamos en condiciones.

Si le vamos a trasladar la carga del Sena, Bienestar y las Cajas al presupuesto de la Nación, rapidito se van a quebrar el Sena, Bienestar y las cajas, porque el presupuesto nacional no tendrá la posibilidad de sostener esas contribuciones.

Fue muy difícil introducir las deducciones. La academia económica del país no lo permitía, el Congreso casi no cree en eso. El tiempo nos ha venido dando la razón, lo importante que ha sido para la confianza inversionista.

Pero también he dicho lo siguiente: es muy difícil en una economía abierta decir que los estímulos a la inversión no son estímulos al empleo. En una economía cerrada uno puede decir: bueno, voy a estimular el empleo haciendo carreteras con pico y pala, voy a estimular el empleo contratando unas personas para que cobren en la entrada de los Transmilenios y no sistematizo ese cobro.

En una economía abierta hay que buscar empleos de la mayor productividad, y también hay que tener una vocación política. Nuestra vocación política no es competir con empleos deprimidos, sin afiliación a la seguridad social. Nosotros estamos buscando los mercados internacionales para tener empleos de alta calidad, con buena remuneración, con afiliación a la seguridad social.

Déjenme atreverme a decir lo siguiente: pienso que en una economía abierta, que está buscando mercados, los únicos incentivos al empleo finalmente son los incentivos a las inversiones que garanticen alta productividad.

Pienso que lo que hemos hecho con estas deducciones es un gran estímulo al empleo. Hay que darle tiempo. El ex ministro Juan Luis Londoño, que en mala hora nos lo quitó el Señor, que tanta falta le hace a Colombia, me decía: “Ojo Presidente, que este desempleo viene galopando y va para el 25 (por ciento)”. Se frenó esa inercia y ahí va, bajando, haciendo todos los esfuerzos, y más importante, creciendo la afiliación a la seguridad social.

Para hacer sostenible este crecimiento tenemos que seguir abriendo mercados internacionales. Le decía a mi buen amigo el presidente (de Venezuela, Hugo) Chávez: “Mira, Presidente, es que no necesitas mercados para vender petróleo, se lo arrebatan”. Al presidente (Evo) Morales, de Bolivia, le decía: “Ustedes para qué se van a preocupar de estos mercados internacionales, si ustedes tienen 70 trillones de pies cúbicos de gas en reservas probadas, con 8 millones de habitantes. Y Colombia, con 43 millones, no tiene sino 7 teras de gas. Allá 70 y aquí siete. Y Brasil y Argentina le tienen que comprar ese gas a Bolivia a lo que Bolivia se los quiera vender.

Nosotros tenemos que vender agricultura, tenemos que vender biocombustibles, tenemos que vender industria. Nosotros necesitamos mercados. Nos vamos a seguir abriendo. Hemos dado pasos: el acuerdo Comunidad Andina – Mercosur, un gran paso. El acuerdo con Chile, un gran paso. Estamos negociando con Perú el desmonte de las barreras inversionistas. En pocas semanas firmaremos el acuerdo con los países de Centroamérica. El 17 de julio lanzaremos las negociaciones con Canadá, con el Primer Ministro Harper.

La semana pasada, en Tarija, Bolivia, lanzamos las negociaciones con la Unión Europea. Vamos a celebrar un convenio de protección recíproca de inversiones con India, semejante al que celebró la embajadora Noemí Sanín con España. Y buscamos un convenio semejante con China.

Chile, apreciados compatriotas, tiene 16 millones de habitantes, y gracias a 55 tratados de comercio, les vende a 3 mil 500 millones de consumidores. Por eso nosotros tenemos que abrirles a estos 43 millones de colombianos todas las puertas, todas las puertas de los mercados del mundo, para llegarles a miles de millones de consumidores.

Y a los sectores afectados los protegemos y los ayudamos. Por eso en buena hora el Ministro de Agricultura y el Congreso (de la República) acordaron la Ley Agro Ingreso Seguro.

Y hay obstáculos al TLC, que ahí se van venciendo, lentamente. Primero quiero felicitar al Congreso por haberlo aprobado. Quiero felicitar al Congreso por atreverse a abrirle esos caminos al país.

Y vamos a ver cómo disipamos todas las dudas en Estados Unidos. Por ejemplo, se habla del asesinato de sindicalistas, y allá dice el señor (Simón) “Trinidad” que Colombia asesina a sindicalistas. Veamos qué ha pasado, cuál es la tendencia, qué pasa con la impunidad, dónde se ha originado eso.

Cuando nuestro Gobierno empezó, en Colombia se asesinaban 256 líderes al año, entre sindicalistas y maestros. Desde la hora cero del Gobierno nos dimos a la tarea de protegerlos. En el año 2005 eso se redujo a 25. El año pasado se recrudeció, porque además del enfrentamiento guerrillas – paramilitares, empezaron a enfrentarse Farc y Eln.

En Arauca los señores de las Farc llegaban a un hospital: “ah, este sindicalista es del Eln, asesínenlo”. Los señores del Eln a una escuela: “ah, este maestro es de las Farc, asesínenlo”. El año pasado eso se nos recrudeció, subió a 60.

¿Qué ha pasado este año? Van tres sindicalistas y nueve maestros, deberíamos llevar cero.

En Colombia asesinaban 15 periodistas, este año llevamos cero, y están más tranquilos en las regiones, menos amenazados, gracias al avance del Gobierno en el desmonte del paramilitarismo y en el debilitamiento de la guerrilla.

Los tres sindicalistas asesinados: uno del Inpec, la justicia ha dicho que lo asesinaron por causas diferentes al sindicalismo. El 3 de mayo murió otro en el departamento de Sucre, estaba con un fusil al hombro, con las Farc, enfrentando al Ejército de Colombia. Y eso lo conoce el mundo y nadie lo ha desvirtuado. Y el sábado asesinaron uno en Valledupar. Me contaba el señor Ministro de la Defensa que la justicia ha certificado que fue por razones de familia y que los autores están presos.

Estamos haciendo un gran esfuerzo en nuestra política de Seguridad Democrática, para proteger a los empresarios contra el secuestro y a los sindicalistas contra el asesinato.

Este año hay seis mil colombianos con protección individual, de ellos mil 500 sindicalistas, y eso le cuesta al Presupuesto de la Nación 76 mil millones (de pesos).

Y esto es lo que no dicen en el extranjero los compatriotas que salen a maltratar esta democracia.

Esta madrugada veía que hoy está terminando el período de Tony Blair como primer ministro de Inglaterra, que tanto le ha servido a Colombia, y me acordaba con tristeza que allá hay unos compatriotas en este momento diciendo: que no, que lo que pasa es que aquí matamos a los sindicalistas, que lo que pasa es que aquí hay un gobierno paramilitar, cuando hay esta vigorosa democracia.

Y entonces se habla de la impunidad. En un país que llegó a tener 35 mil asesinatos por año (no 28 ni 30 mil, pues fosas recientemente descubiertas hablan de 35 mil), 43 millones de habitantes, no hay justicia del mundo que sea capaz de superar la impunidad.

La primera lucha contra la impunidad es la disuasión de los criminales, a través del uso de la fuerza legítima de la democracia.

Y en materia de reformas de la justicia, hemos avanzado mucho. Se hizo la reforma constitucional que incorpora el sistema acusatorio, la oralidad. Solamente el año pasado nos costó 70 millones de dólares implementar el sistema acusatorio. Este año ya se han producido las primeras 37 sentencias contra personas responsables de asesinatos de sindicalistas, que han condenado a 59 personas.

Se los cuento en detalle, compatriotas, para que cada uno de ustedes, cuando haga una llamada al extranjero, cuente esto, se lo diga a la familia, lo escriba por Internet a alguna persona con quien tenga contacto, porque entre todos los que creemos en esta democracia, en esta política de Seguridad Democrática, vamos a tener que hacer causa común.

Como no nos han podido derrotar en las urnas, como no pudieron que el terrorismo se tomara el poder, sólo les queda un instrumento, que es el instrumento de la calumnia, y por eso vamos a tener que explicar esto en todos los rincones de la Patria y en todos los países del mundo.

Y entonces preguntemos: ¿quién mata a los sindicalistas y quién secuestra a los empresarios? No son los sindicalistas los que secuestran a los empresarios, ni los empresarios los que asesinan a los sindicalistas.

La empresa privada colombiana ha sido sufrida, esforzada, solidaria. Si la justicia llegara a producir una sentencia contra algún empresario, el Gobierno siempre estará de parte de la justicia. Pero mi observador de la vida colombiana me indica que el origen y la autoría de esos crímenes son diferentes. Yo me hice abogado aquí en la Universidad de Antioquia. Recuerdo esos años. Las guerrillas marxistas, aquellas que han sido tan consentidas por la política en ciertos sectores de Colombia, las que trajeron el odio de clases como instrumento para derrotar el Estado democrático y llegar a imponer la dictadura del proletariado, practicaron la combinación de las diferentes formas de lucha.

Lo vivimos. Ellos asesinaban y penetraban el movimiento obrero, secuestraban y penetraban sectores de la política y sectores del periodismo, y aquí no había fuerzas institucionales que nos defendieran. Y entonces después llegaron los paramilitares con la misma atrocidad, con la misma financiación y con las mismas prácticas. Y asesine a un sindicalista porque lo acusaban de ser colaborador de la guerrilla. Y entonces la venganza: asesine al otro porque lo acusaban de ser colaborador de los paramilitares.

Lo que hemos hecho ahora es: protegerlos a todos. Y proteger el periodismo y proteger la política.

Qué distintas las elecciones de alcaldes y gobernadores, del Referendo de 2003, de las elecciones de 2002. Qué diferentes las elecciones de 2006 a las elecciones anteriores. En 2006 el único candidato que podría quejarse de garantías soy yo, porque fuimos incapaces de enfrentar eficazmente la guerrilla de la Farc en Nariño, y con fusil al hombro conminó a nuestros electores para que no votaran por nuestra candidatura y los obligaron a votar por otro candidato. La oposición recorrió el país rodeada de garantías.

Hace cuatro años, cinco años, al único que se le decía paramilitar en Colombia era a mí, por razones políticas. Pero por razones de miedo, a los paramilitares no se les decía nada, salvo en secretos de coctel. Hoy sí se les acusa, porque ya se les perdió el miedo, gracias a que este Gobierno los tiene en las cárceles.

Y entonces viene el otro tema contra el TLC, el tema de la parapolítica. Este es el Gobierno que ha desmontado al paramilitarismo. Primero dimos de baja a 1.700. Eso les demostró que con este Gobierno no iban a prosperar, que este Gobierno iba por un camino absolutamente, exclusivamente, constitucional.

Se hizo el proceso de paz, exigiendo verdad, justicia y reparación. Lo que pasa es que en el pasado no se conoció la verdad de las relaciones de la política con las guerrillas, que ojalá se conozcan en el futuro. En el pasado pudieron pasar del monte al Congreso, sin detenerse un día en la cárcel. En el pasado no se les cobraron las atrocidades, para impedir que llegaran al Congreso, como só lo ha exigido nuestra Ley.

Encontramos 60 mil terroristas, hay 43 mil desmovilizados. Cuando se hizo, con el liderazgo del Primer Ministro saliente Tony Blair, el acuerdo con el IRA, aparecieron 118 terroristas en el IRA. En Colombia 60 mil. En España no son más de tres centenas los militantes de la ETA. En Colombia 60 mil terroristas.

Entre 1923 y 1998, el terrorismo de Irlanda asesinó a 3.200 personas. Solamente en el año 1998 en el área metropolitana de Medellín fueron asesinadas 5 mil personas, con una gran incidencia en la Comuna 13, donde empezó nuestra política de rescate de la seguridad para nuestros ciudadanos.

Aquí dejamos crecer mucho esos bandidos. Erradicarlos es muy difícil, pero con perseverancia lo vamos a lograr. Lo único que le puedo decir a todo el mundo, es que este es el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo y ha debilitado la guerrilla y persistirá hasta desmontarla.

Y entonces aparece cualquier clase de acusaciones. Una persona incluida por este Gobierno en la lista de los delincuentes más perseguidos, aparece haciendo cualquier clase de acusaciones: que a un ciudadano de 45 años y a otro de 38, de acento paisa, en Córdoba les entregaron una maleta con dólares para que la entregaran a Uribe en 2002.

Quiero decir lo siguiente: yo no he sido cuidadoso solamente en las dos campañas presidenciales, gerenciadas con la mano transparente y el carácter firme de Fabio Echeverri, sino en mis tres campañas al Senado y en mi campaña a la Gobernación.

Cuando era candidato a la Gobernación de Antioquia, los dos gerentes, Guillermo Gómez del Barco y Luis Esteban Echavarría, me dijeron: “Álvaro, aquí hay un cheque de 30 millones dudoso”. Mucho para una campaña de 150 – 200 millones. Les dije: “¿Tienen pruebas?”. Me dijeron: “No, pero tenemos indicios, creemos que es dudoso”. Les contesté: “Apliquen lo de Santa Teresa: en la duda abstente, desvuélvanlo”. Les advertí: “Prefiero perder la Gobernación de Antioquia que ganarla con dineros ilegítimos”. Y les agregué: “Devuélvanlo, pero el sábado por la noche, antes del domingo de elecciones, porque si lo devuelven ya, hay tiempo de que se lo den a uno de mis competidores, y con esa plata me gane”.

Ahí están Luis Esteban Echavarría y Guillermo Gómez del Barco.

¿Que le introdujeron dos millones de dólares a la campaña de Uribe en Córdoba? Entonces pregunta la periodista: “Pero si a Uribe lo derrotaron por 80 – 100 mil votos en Córdoba”. Y dice: “No, es que para que no se notara esa plata se trasladaron los votos a Antioquia”. Facilito un trasteo en una elección presidencial de 80 – 100 mil votos, de un departamento a otro. Y da la casualidad que en esas dos zonas de mi tierra, las limítrofes con Córdoba, donde había una gran presencia paramilitar, el Bajo Cauca y Urabá, son las únicas zonas de mi tierra donde perdí en las elecciones de 2002.

¿Y por qué ocultaron ese dinero? ¿Era ocultable? Dos millones de dólares circulando en mi campaña de Córdoba, le habrían dado prueba a mis detractores. Para que eso se venga a decir ahora. Es más fácil, apreciados compatriotas, esconder una culebra de resorte en un tarro, que esconder dos millones de dólares en una campaña a favor de Álvaro Uribe en el departamento de Córdoba o en cualquier región de Colombia.

Entonces aparece un video. Que estoy saludando a un paramilitar. Hay días en que saludo a 500 colombianos. Un video en una reunión pública, donde se ve que hay otras cámaras que están filmando, en una carrera política que ha tenido interés de nada ocultar.

La semana pasada cuando llegué a Barrancabermeja, dije a dos de los dirigentes que me acompañaron en esa reunión: “Qué hubo, Raúl, qué hubo John Jairo: si están de ‘paras’ no me vayan a saludar, ni a dar la mano, que mire lo que pasó en ese video”.

Me dijeron: “Presidente, allá fuimos a Barranca, a la manifestación, reuniones públicas, publicitadas en Barranca, en Puerto Berrío, y ahora aparece que una de las personas que estuvo en esa reunión, que llegó allí como líder popular de Barrancabermeja, que es paramilitar y que hay un problema muy grande porque usted le dio la mano”.

Quiero repetirles a mis compatriotas que cuando poderes del narcotráfico sometían a sectores de la política, ahí no estuve yo.

Quiero repetirles a mis compatriotas que cuando las guerrillas hacían filar a muchos políticos, verdad que no se ha sabido en Colombia, ahí no estuve yo. Lo que he hecho durante 30 años es combatirlas y por eso llevo 17 atentados.

Quiero repetirles a mis compatriotas que no he tenido una reunión, una llamada telefónica, un indicio de complicidad con el paramilitarismo. Por razones cristianas y democráticas, he procurado no vulnerar la autoridad para poder predicar y practicar la política de seguridad democrática.

Hoy hay más paz paramilitar en Colombia, pero hay debate paramilitar. La mayoría de los delitos que se investigan son anteriores al 2002, en un país que ha avanzado aceleradamente para superar esos flagelos.

Y déjenme referirme a la agenda legislativa. Sí, faltaron algunos temas. Faltó, por ejemplo, la reforma política. El Gobierno insistirá en ella el 20 de julio. Y por lo pronto estamos recorriendo el país con la campaña Voto Limpio. Estaré el viernes personalmente en Tolú y Coveñas. Y vamos a recorrer todo el país pidiéndoles a los compatriotas: no puede haber presiones violentas, no puede haber dineros de dudosa procedencia, no pueden comprometer la contratación pública.

Y el 20 de julio presentaremos nuevamente el proyecto con dos puntos esenciales: primero, que los parientes cercanos de los condenados no puedan usufructuar esos patrimonios electorales ilegítimos y que, por ende, se les impida ser candidatos en la elección siguiente a la condena. Y segundo, para que los partidos pongan más cuidado en la configuración de sus listas, que pierdan la curul cuando sea condenado un integrante de la lista. Insistiremos en esa reforma política.

He dicho que el tema de parejas homosexuales es un tema muy difícil, como son los temas que implican la intimidad de las personas, la ética social y las creencias religiosas. Que esos temas hay que evitar la polarización de la sociedad.

Que independientemente de mis creencias, soy de la idea de que debe decirse no al matrimonio entre parejas homosexuales, no a la adopción, pero sí a los derechos patrimoniales y de seguridad social. Albergo la esperanza que eso nos lograría un punto de equilibrio que evite polarizaciones de la sociedad colombiana por estas materias. El Gobierno insistirá el tema.

Pero quienes reclaman lo que ha faltado, han ignorado un punto de gran importancia: la reforma constitucional para prohibir la dosis personal de droga. No entiendo que un país que ha sufrido tanto el narcoterrorismo, no vaya a frenar la dosis personal de droga. No puede ser que extraditemos 600 personas, fumiguemos 160 mil hectáreas al año, erradiquemos manualmente 50 mil, tengamos la ley de confiscación más exigente del mundo, y al mismo tiempo tengamos permisibilidad en la dosis personal de droga.

Voy a las comunas de los barrios populares de Medellín, a los barrios del sur de Bogotá, la semana pasada me reúno con las gentes de Soledad en Barranquilla, me reúno con las gentes de Aguablanca en Cali, y me dicen: “Presidente, la tentación de distribuir dosis personal de droga es un camino que está convocando a los niñitos a la criminalidad”.

Por eso les voy a pedir a todos los colombianos que le hagamos sentir nuestra voz al Congreso, para aprobar el proyecto de reforma constitucional que sancione la dosis personal de droga.

Eso es lo que faltó. Y el proceso legislativo, como lo diría el ex presidente Echandía, es un proceso dialéctico, que se tiene que alimentar todos los días. }

Pero miremos lo hecho por el Congreso. Acaba de aprobar una gran legislatura. El país le tiene que aplaudir el TLC, el Plan de Desarrollo, las Transferencias, Agro Ingreso Seguro, la Ley del Turismo, la nueva ley de Habeas Data, Desarrollo Agropecuario, la Reforma Tributaria. Y siga.

Y quiero detenerme en algunas de esas leyes. Es muy importante que el país cafetero comprenda la dimensión de las transferencias. Este Congreso valerosamente aprobó ese proyecto, en medio de una gran presión oposicionista en contra. Creo que acertamos, procedimos con equilibrio, estimulamos la descentralización sin quebrar a la Nación.

Miren los excesos de la Constitución del 63. Le produjeron corta vida, llegó la centralización absoluta, la del 86, veintitrés años después. Cuánto mejor introducirle a la Constitución de 1991 moderados y oportunos ajustes, que provocar, con su aplicación exegética, una catástrofe de las finanzas nacionales que deslegitimen esa Constitución, y en el desespero el país busque otro salto constitucional.

Esta reforma moderada es muy importante. No se disminuyen las transferencias. Pasan de 17 billones a 31 billones hasta el año 2016. Para educación solamente, el año entrante crecen un billón. De esta fecha al 2016 pasan de 9 a 17 billones. Hay un gran aumento.

Me hacen unas preguntas los compatriotas: ¿se frena la descentralización? ¿Por que el año 2016? Y me dicen: ¿usted por que se metió en este debate? ¿Por qué se empeñó en que se aprobara esa transición hasta el año 2016? Porque uno no puede aplicar aquel principio de: “yo me salvo, y el que viene atrás que arree”.

El Gobierno tiene la responsabilidad de mirar el país en el presente y de visionar hasta dónde pueda el país del futuro. Sería una irresponsabilidad que yo les dejara a mis sucesores unas finanzas públicas inmanejables.

¿Entonces por qué ese tránsito hasta el 2016? Entre otras cosas, por el problema pensional. Miren esto: además de 5 billones 200 mil millones que hay que trasladarle al Seguro Social este año, que seguiremos todos los años trasladándole, porque las cotizaciones que pagan los afiliados no alcanzan, ¿ustedes saben cuánto valen las pensiones de los maestros colombianos? Valen 37 billones. Una tercera parte del presupuesto. Lo tiene que pagar el Gobierno Nacional.

Las pensiones de las universidades públicas: solamente el pasivo pensional de la Universidad Nacional puede valer 4 billones. Entre el 92 y el 98 por ciento lo tiene que pagar el Gobierno Nacional. A las universidades públicas les transferimos este año un billón 800 mil millones.

Y me dicen: Presidente, ¿es cierto que usted frenó la descentralización? De ninguna manera. La hemos fortalecido.

Los ingresos de los departamentos en este Gobierno han crecido un 13 por ciento en términos reales. Y los ingresos de los municipios en este Gobierno han crecido un 30 por ciento en términos reales. Los de Bogotá un 40 por ciento.

Brasil, la República Federativa del Brasil, bien familiar a los cafeteros de la patria, las regiones brasileras gastan el 30 por ciento del gasto del Estado brasilero. Las regiones colombianas el 51. Este país es inmensamente descentralizado en el gasto.

Y en ese 51 no se tienen en cuenta otros gastos. Los Transmilenios los financia el Gobierno Nacional en un 70 por ciento, pero los ejecutan las regiones.

Los programas de vivienda social tienen el subsidio del Gobierno Nacional, pero los ejecutan las regiones. Lo mismo los mantenimientos de carreteras. Etcétera.

Han aumentado las transferencias, se profundiza la descentralización y se cuida a la Nación. Y eso tiene efectos. Hay que ver la tasa de interés que pagaban los departamentos. Lo recuerdo cuando tuve el honor de ser Gobernador de Antioquia. Hay que ver la pagan ahora.

Una decisión de transferencias regresando simplemente al texto de la Constitución del 91, generaría aplausos en el corto plazo, de pronto menos dificultades para los votos de octubre, pero generaría muchas dificultades al manejo fiscal de la Nación y a los mismos departamentos y municipios.

Finalmente eso tuvo un gran apoyo de alcaldes y mucho apoyo de gobernadores, porque encontraron la bondad de la medida adoptada. ¿Saben qué paso? Este país llegó a tener una diferencia con las tasas de interés de los Estados Unidos de mil puntos, el spread, el Embi.

En el primer año de nuestro Gobierno fueron casi 700 puntos en promedio. Ahora estamos en 97. Ningún momento mejor para financiar a los departamentos, a los municipios, a la Nación, al sector privado, que éste. ¿Cómo vamos nosotros a arriesgar eso? Y esto me tocará decirlo en todas partes, porque estas bancadas del Congreso, valerosamente, enfrentando una oposición muy vigorosa, pensaron primero en la suerte fiscal de la Nación en el largo plazo y en la misma suerte de la descentralización, que en los resultados electorales de octubre.

Y hay cosas muy buenas en la Nación. Cuando veo el crecimiento de la economía, me pregunto por la influencia de la narcoeconomía. Está debilitada. Le pregunto al Alcalde de Medellín, en ese vigor de Medellín recuperando construcciones (esta ciudad está construyendo este año mil habitaciones hoteleras): “¿Hay plata de mafia?”. Me dice: “Presidente, es toda transparente”.

Le digo a la doctora Alicia Arango: “Pregunte en Cartagena si 27 edificios que se están construyendo allí, tienen plata de mafia”. Y me dice: “Toda dinero transparente, conocido, certificado”.

Voy a las regiones agropecuarias y pregunto: “¿El narcotráfico sigue comprando la tierra?”. Y me dicen: “Pararon, por las acciones del Gobierno, por la nueva ley de confiscación”.

Seguramente todavía tenemos muchos líos. Todavía proveemos el 50 –56 por ciento de la cocaína del mundo. Pero que se ha debilitado la narcoeconomía, se ha debilitado.

Lo importante de este crecimiento económico, es que es un crecimiento sustentado en plata limpia. Y eso garantiza que lo podamos hacer sostenible. Lo vamos a hacer sostenible, con ustedes, cafeteros de la patria.

Les ofrezco excusas por haber hablado de tantos temas diferentes al tema cafetero, pero si alguien nos ha enseñado a mirar la Nación integralmente, es la comunidad cafetera.

Hoy tenemos un país con más debate, pero con menos bombas. Un país con más ánimo y con menos terrorismo. Unos cafeteros que en ningún momento han abandonado a Colombia, y a los que Colombia, su Estado y su Gobierno nunca van a abandonar.

Muchas gracias”.

 
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