PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN LOS 150 AÑOS DEL DEPARTAMENTO
DE BOLÍVAR
Junio 15 de 2007 (Bolívar
- Cartagena)
“Casi en este mediodía del 15 de junio nos
reunimos aquí en Cartagena para conmemorar los 150
años del nacimiento del departamento de Bolívar.
Quiero felicitar a todos mis compatriotas de Bolívar,
por conducto de su Gobernador, nuestro noble amigo Libardo
Simancas. Agradecerle a él que nos haya convocado
a los colombianos a esta fecha tan importante.
No tengo palabras para expresarle mi gratitud por tener
el honor de compartir con uno de los periodistas más
importantes de Colombia de todas las épocas, con credibilidad
en los ciudadanos, afecto en el pueblo, Juan Gossaín,
la distinción inmensa de hijos adoptivos de esta tierra.
Quiero felicitar a todos los condecorados hoy. Agradecer
al Gobernador su condecoración a las Banderas de la
Armada y de la Policía Nacional.
A los ministros Fernando Araújo Perdomo y Hernán
Martínez Torres, tan destacados hijos de esta tierra,
ejemplos de heroísmo, ejemplos de pulcritud y de eficiencia.
A Alicia Arango Olmos, quien representa los mejores valores
caribes y colombianos, frente a quien tengo la incancelable
gratitud de haber acompañado, con coraje de cartagenera
singular, esta carrera política durante muchos años.
Al vicefiscal General de la Nación, Guillermo Mendoza
Diago; al subdirector de la Policía, brigadier general
Rafael Parra Garzón; a la regional del Sena, en cabeza
del doctor Julio Alandete; al capitán de fragata en
uso de buen retiro, Alfonso Salas Trujillo, gerente de la
Sociedad Portuaria (de Cartagena).
En el grado de Comendador, al capitán de navío
Rodolfo Amaya Kerquelén, quien durante estos cinco
años me ha acompañado con lealtad, con prudencia,
con disciplina, al frente de la Casa Militar de la Presidencia.
A Juan Gossaín Abdalah, al empresario Carlos Coronado
Yances, tan importante en el proyecto adjudicado, en plena
marcha, de hacer de la refinería de Cartagena una
de las más importantes del mundo.
A la Academia de Historia de Cartagena, en cabeza de su
presidente, Vicente Martínez Emiliani.
A la Universidad de Cartagena, legado directo del Libertador,
que cumplirá 180 años en los próximos
meses.
A la Cámara de Comercio, a través de su presidenta
ejecutiva, Silvana Giaimo Chávez, Cámara de
Comercio, institución dedicada a liderar los proyectos
de interés general de la región bolivarense,
de la ciudad.
Al doctor Raimundo Angulo Pizarro, como presidente del Concurso
Nacional de Belleza, institución que le ha dado tanto
reconocimiento a Cartagena y al país.
A la doctora Judith Carvajal de Álvarez, de la Cruz
Roja Colombiana seccional de Bolívar, que nos ayuda
en todos los momentos de dificultades de la Patria.
A la EPS dirigida por el doctor Luis Guillermo Otoya Gerdts,
ejemplo de calidad en el servicio.
Al maestro Héctor Lombana Piñeres, expresión
en la escultura de la creatividad de esta tierra.
Al medico Luis Yarzagaray Cogollo, quien ha hecho brillar
la inteligencia colombiana en el extranjero, y siempre ha
puesto al servicio de esta tierra sus éxitos allende
las fronteras de la Patria.
Al compositor Martín Madera Viñas.
A don Héctor Flórez González, quien
representa ese grupo de cultivadores de Maríalabaja,
que nos están mostrando cómo el microempresario
del campo colombiano puede salir adelante.
A don Carlos Enrique Segrera Lemaitre, expresión
de los ganaderos afectados durante tantos años por
la violencia.
A Juan Manuel Peláez González, sector privado
al servicio de los intereses sociales de la ciudad.
A Jaime González Montano, empresario al servicio
de los intereses sociales de Cartagena, de Bolívar.
Era 1857. Atrás había quedado la epopeya de
la Independencia, el nacimiento de los partidos tradicionales,
las batallas de Obando, Melo estaba por fuera, la Presidencia
la ejercía Mariano Ospina Rodríguez, y en uno
de sus momentos más estelares de su larga carrera
política, Tomás Cipriano de Mosquera se desempeñaba
como Presidente del Congreso. Nacía el Estado de Bolívar.
A nadie lo tomó por sorpresa el nombre. Esta tierra
que atrajo el espíritu de los derechos humanos de
Nariño a buscar aquí capacidad de sacrificio,
abnegación y heroísmo, también convocó por
las mismas razones al Libertador. Su campaña en Venezuela,
iniciada a partir de 1812, no encontró en otros lugares
la fortaleza del heroísmo que sí halló en
Cartagena.
Aquí reclutó con quien adelantarla. Cuando
en otras partes la cobardía lo dejó solo, los
cartageneros los acompañaron para esa gran campaña,
que si bien no fue la definitiva, fue bien importante para
la Independencia de la hermana Venezuela.
Aquí El Libertador inspiró momentos fulgurantes
de su carrera. Mompós, Turbaco, Cartagena, siempre
estuvieron a su lado en sus sueños, en sus viajes,
en sus descansos, en la iniciación de sus campañas.
El pueblo de Cartagena y de Bolívar asimiló como
el que más los principios del Libertador. Bien ganando
ese nombre, bien merecido el del Estado de Bolívar.
Vino la Constitución de Rionegro de 1863, la gran
constitución federalista, y Bolívar se había
anticipado. El espíritu federalista de esa constitución
fue antecedido por el Estado de Bolívar.
Viene la Constitución de 1886, y el doctor Núñez,
en el proceso de recuperar el orden, deja prácticamente
inalterado el Estado, que se convierte en departamento, con
la misma dimensión y con las mismas posibilidades.
Surge Barranquilla. El país está más
conectado con el exterior que con el interior. El surgimiento
de Barraquilla se debe a esa actitud cosmopolita del Caribe
colombiano, del Estado de Bolívar. Y es el quinquenio
del General Rafael Reyes, en 1905, cuando del gran Bolívar
se desprende el departamento del Atlántico, como reconocimiento
a ese surgimiento de Barranquilla.
Posteriormente, otros hijos llegan a mayoría de edad:
Córdoba y Sucre. Y todos con el espíritu original
del Estado de Bolívar. Un recorrido bien importante
en la historia de la Patria, que hoy nos causa profundad
reflexiones.
Quiero decir hoy desde Cartagena a los compatriotas que
Núñez, examinado como líder del presente,
a través de las realizaciones de su época,
es uno de los inspiradores del modelo de nuestros sueños.
Un Estado garante de la responsabilidad social, pero al
mismo tiempo con toda la apertura a la inversión privada.
Ni desmantelamiento del Estado ni anulación de la
inversión privada. Núñez, descentralización
con orden. La creación del Banco Central, la intervención
de la banca, producto de haber combinado la rigurosa preparación
académica con el agudo conocimiento de las realidades
sociológicas, económicas y políticas
de la Nación, tuvieron como motivación el propósito
del Presidente Núñez de evitar la especulación,
fomentar el empleo, la producción, las oportunidades
para los trabajadores con afiliación a la seguridad
social.
Diríamos, mirando el panorama político de
nuestra América Latina de hoy, que Núñez
no desmanteló el Estado, no afectó la inversión
privada, exigió responsabilidad social, y tampoco
incurrió en las tentaciones del estatismo.
Era el equilibrio entre el intervencionismo como presupuesto
necesario para la responsabilidad social, y la garantía
a la inversión social bajo la condición de
cumplir con la responsabilidad social.
Núñez reflejó bien el espíritu
caribeño. Su elección primero a la Presidencia
del Estado de Bolívar y después a la Presidencia
de la República, fue producto de la angustia caribe
por el desorden y por la violencia, del imperativo caribe
de que la disciplina se convirtiera en la regente del ejercicio
de las libertades.
Cuando miramos lo que ocurrió en Colombia, un Estado
responsable de haber abandonado las regiones, unas regiones
que vieron hasta el 2002 el crecimiento de los poderes terroristas
de las guerrillas y los paramilitares y el desvanecimiento
del poder legítimo del Estado democrático,
quiero proponer esta reflexión a los colombianos:
Si el espíritu de Núñez se hubiera
proyectado en el tiempo, como expresión del orden
que subyace al temperamento caribe, Colombia no habría
sucumbido a los poderes terroristas que, alimentados por
el narcotráfico, ejercieron las guerrillas y el paramilitarismo.
Colombia no habría permitido el debilitamiento del
Estado, especialmente en la función esencial de proteger
a la ciudadanía.
Hay que preocuparse por la historia, no para saludarla con
lamentos, al contrario para proyectarla. Vamos ganando en
materia de Seguridad Democrática, pero no hemos ganado
todavía.
Es necesario que el país comprenda el espíritu
de Núñez para proyectar en el tiempo la Seguridad
Democrática. Para que los colombianos sientan que
no hay guerrilla que pueda maltratarlos, presente la protección
democrática del Estado. Para que los colombianos sientan
que no hay narcotráfico que pueda desplazarlos, presente
la protección democrática del Estado. Para
que los colombianos perciban que no se requiere acudir a
los poderes irregulares de los paramilitares para encontrar
la protección, cuando está presente esa protección
en la expresión democrática del Estado.
Ninguna fecha más importante que este 15 de junio
para volver sobre Núñez, como el como el aporte
cimero de Bolívar, de este gran departamento. Para
examinar su pensamiento y su obra, no para que se quede simplemente
en los libros de historia y en las reuniones de las academias,
sino para que se proyecte en el futuro de la Patria.
Tenemos nosotros tres compromisos: consolidar la Seguridad
Democrática, consolidar la confianza inversionista
y cumplir las metas sociales. Hay que avanzar con todos ellos.
Están entrelazados.
Sin seguridad no hay inversión. Sin inversión
es insostenible la seguridad. Sin seguridad y sin inversión,
no hay manera de cumplir las metas sociales. Sin seguridad
y sin inversión, el único discurso que cabe
es el discurso demagógico de repartir pobreza. Con
seguridad y con inversión, se puede proponer y llevar
a la práctica el discurso de construir equidad, de
superar la pobreza, en un horizonte de prosperidad.
Todo eso nos lo inspira el recorrido de este departamento.
Una gran expresión de país, de la diversidad
en la composición demográfica del país,
de los diferentes estratos de la vida social y económica,
de todas las dificultades y de todas las posibilidades.
Además es bueno recordar todos los compromisos de
la Nación con el Caribe, con Bolívar. El historiador
barranquillero Eduardo Posada Carbó, en una magnífica
obra sobre el Caribe colombiano entre 1850 y 1950, se refiere
a todos los problemas que causaron atrasos. No problemas
del temperamento, no problemas de la manera de ser, no problemas
de dosis de energía y de emprendimiento en la mujer
y en el hombre caribe, sino problemas de diversa índole: épocas
de plagas como en nuestra época, épocas de
inundaciones como en nuestra época, vacilaciones del
país para acceder al comercio exterior como en nuestra época,
dificultades con mercados foráneos como en nuestra época.
Pero siempre un espíritu caribe enhiesto, con toda
la energía para afrontar el presente y poder encontrar
el futuro.
Un país que estuvo incomunicado hasta 1950 entre
su litoral Caribe y la Colombia andina, es un país
que aprendió del Caribe a buscar en el espíritu
cosmopolita las grandes oportunidades. Por eso hoy buscamos
el acceso al mercado de los Estados Unidos y a los países
centroamericanos. Y ayer en la Comunidad Andina, cuando Colombia
reasume la Presidencia pro témpore, se lanza la negociación
con Europa. Y empezaremos la negociación con los países
asociados a la Unión Europea. Y el 17 de julio estaremos
empezando la negociación con Canadá.
Aspiramos que el espíritu cosmopolita de nuestro
Caribe, del departamento de Bolívar, nos dé toda
la energía para buscar a 43 millones de colombianos
las oportunidades de llegar a todos los mercados del mundo
con sus productos, con sus servicios, con su capacidad productiva.
Quien mejor lo entiende es quien mejor lo reivindica: este
Caribe de la Patria, que hoy en su departamento de Bolívar
cumple 150 años de vida institucional.
Por supuesto, tenemos muchos problemas de capital humano,
de capital físico, de infraestructura. Por eso reiteramos
hoy toda nuestra vocación: la de lograr en este período,
para Colombia y para el Caribe, plena cobertura en educación
básica, los primeros 400 mil cupos para los niños
pobres menores de cinco años en primera educación,
un gran avance en la calidad, un gran avance en cobertura
universitaria.
Cuando empezaba nuestro Gobierno, estábamos en el
22. Hoy en el 28. Aspiramos que en el 2010 podamos decirle
al país que hemos logramos una cobertura universitaria
del 34. Y un gran fortalecimiento de la universidad pública,
de la universidad privada al servicio de la ciencia, de la
crítica social, de las oportunidades masivas para
los colombianos. Un Icetex multiplicado por cuatro en su
cartera, en el número de beneficiarios.
Un Sena que ha pasado de atender a un millón de colombianos,
a atender a cuatro millones por año. De cinco millones
de hora de enseñanza, a 15 millones de horas de enseñanza.
Y que ahora se propone tener un millón 200 mil estudiantes
en ambiente virtual, 250 mil estudiantes en tecnologías,
en grados técnicos, para que puedan después
acceder a la universidad, completar los créditos,
lograr la graduación en estudios superiores.
Aspiramos que en agosto millón y medio de familias
pobres colombianas estén recibiendo el beneficio de
Familias en Acción. En Cartagena más de 32
mil, en el departamento de Bolívar 135 mil. En el
país, millón y medio. Familias pobres que reciban
el subsidio para garantizar la educación de sus hijos,
la nutrición de sus hijos, para que se puedan abrir
las oportunidades de movilidad social, cuya negación
desmerece la democracia.
Aspiramos superar factores de exclusión. Por eso
nuestra lucha por Banca de Oportunidades, que en el primer
Gobierno logró millón 800 mil créditos
a los sectores populares, que en este segundo Gobierno debe
lograr cinco millones de créditos a igual números
de familias en los sectores populares de la Patria. Haciendo
un esfuerzo, combinado de banca privada, banca pública,
banca de primer piso, banca de segundo piso, Congreso, alcaldías,
gobernaciones, fundaciones, aportes del presupuesto de la
Nación.
Confiamos que al final de este Gobierno le podamos decir
al país que hemos logrado plena cobertura en el régimen
subsidiado de salud y un mejoramiento de calidad.
Confiamos que después de haber reformado 360 entidades
del Estado, empezando por Ecopetrol, Telecom, ahora podamos
reformar las que faltan. Y que así como aquí reformamos
la clínica del Seguro Social –que hoy da un
gran servicio, en recientes semanas, después de la
reforma–, y Hospital Universitario, con el liderazgo
del gobernador Libardo Simancas, que se constituye en una
nueva esperanza, podamos entregar reformadas todas las clínicas
del Seguro Social del país, y sumarles a los 190 hospitales
reestructurados un número todavía muy superior.
Sé el reclamo de Bolívar y de Cartagena por
obras de competitividad. Logramos cumplir con los Juegos
Centroamericanos y del Caribe. Eso anima a Colombia a reclamar
ahora para Bogotá la sede de los Panamericanos y para
Medellín la sede de los Suramericanos.
Bogotá nos dio el ejemplo de los Transmilenios, que
hoy se adelantan en nueve ciudades colombianas. Y aquí hay
toda la esperanza en las obras que avanzan en Transcaribe,
no ausentes de dificultades, pues siempre son comunes en
estos grandes proyectos. Lo importante es ejecutarlos con
toda la transparencia.
Y lo mismo estamos haciendo en otras nueve ciudades colombianas.
Y en el Plan de Desarrollo el Congreso acaba de obligar la
extensión del sistema a otras diez ciudades colombianas.
Más del Caribe: Montería, Santa Marta y Valledupar.
Qué bueno que esa larga discusión que tuvo
entre sus líderes a la senadora Piedad Zucardi, haya
concluido en proyecto de ampliación de la refinería
de Cartagena. De manera transparente logramos los asociados.
Hoy avanza y le dará a la ciudad una de las refinerías
más importantes del mundo.
Qué bueno que, a la par que con la Policía
heroica de la Patria, con el heroísmo de nuestros
soldados y de nuestros infantes, se recuperaba la seguridad
de las carreteras para que regresara el turismo del interior
para reestablecer la movilidad vial entre las ciudades del
Caribe, para empezarle a dar confianza a la comunidad internacional,
que ya se vuelca de nuevo con los cruceros del Caribe a Cartagena,
qué bueno que hubiéramos empezado a resolver
el otro problema: el problema social de falta de vivienda
social, de falta de infraestructura social.
Por eso de gran importancia este primer tramo de la Avenida
Perimetral de la Ciénaga de la Virgen, que deberá conectarse
con las nuevas concesiones, con La Cordialidad y con la Carretera
al Mar, y que tendrá que complementarse con el mejoramiento
de vivienda, para que toda esa vivienda tugurial, donde injustamente
han sido condenados a recibir tantos corazones alegres del
Caribe, se torne en vivienda decente y en vivienda digna.
Y sé que es mucho lo que falta. Cuando construimos
ya la primera etapa del Dique de La Mojana, y estaban en
plena ejecución de obras el mejoramiento y la pavimentación
de la carretera de San Marcos – Majagual – Achí,
de 102 kilómetros, el Río Cauca irrumpe por
otros sitios y La Mojana está de nuevo inundada. Pero
allí estamos trabajando y confiamos que la continuación
del Dique, complementado con el drenaje del Río Cauca,
y ya van avanzando las grúas para proceder a adelantar
ese drenaje, definitivamente recupere La Mojana.
Hasta el último día de Gobierno trabajaremos
en esas obras, que vienen agitándose en Colombia,
hace cinco décadas.
El Plan 2.500 tiene otros retos en el departamento de Bolívar.
Encontramos que para llegar a la Isla de Mompós, en
una primera etapa, era necesario hacer el esfuerzo del puente
de Botón de Leyva, próximo a ser concluido.
Adicionalmente se pavimentan los trayectos Cuatro Vientos – El
Banco. Avance satisfactorio de las obras.
El Banco – Guamal, mucho atraso. Dificultades con
el contratista, pero toda la voluntad del Gobierno para superarlo.
Botón de Leyva – Mompós avanza, no al
ritmo que quisiéramos.
Hemos construido el puente de Barrancabermeja, fundamental
para la comunicación del Sur de Bolívar.
Recibimos de nuestro antecesor el inicio del proyecto de
Simití a Burgos y a Santa Rosa del Sur. Lo concluimos.
Ahora avanzamos en 30 kilómetros de pavimentación
entre Simití y San Pablo.
Esas obras son apenas el principio. En los tres años
de nuestro Gobierno que quedan, con las dificultades presupuestales,
será imposible el sueño, pero quedan las primeras
etapas de avanzar en la comunicación entre Barrancabermeja,
por Cantagallo, San Pablo, Simití, Morales, Regidor,
al Banco por un lado, a Mompós y también a
La Mojana y a Magangué, por otro.
Lo importante con estas obras es tenerlas presentes todos
los días. Dormirse angustiado por no verlas con suficiente
celeridad, y despertarse con todas las ganas para darle en
el despuntar del nuevo sol un nuevo impulso.
Cuando profundizamos el canal de acceso a la Bahía
de Cartagena, viene el reclamo justo de los bolivarenses:
Las obras del Canal del Dique, para evitar que siga contaminando
la Bahía.
Hemos terminado la etapa de estudios. Y con un liderazgo
muy eficiente de la Cámara de Comercio de Cartagena,
de la doctora Giaimo, del alcalde de la ciudad Nicolás
Curi Vergara, del gobernador Libardo Simancas, y con una
Contraloría en favor de Cartagena y de Bolívar
en la Presidencia de la República, que ejerce la doctora
Alicia Arango Olmos, vamos a buscar que los recursos presupuestales
nos permitan empezar la ejecución, la instalación
de las obras, para evitar los procesos de contaminación,
de sedimentación del Canal del Dique, su impacto tan
negativo en la Bahía de Cartagena. Tengo confianza
que las podamos adelantar.
Todo esto necesita una economía en crecimiento, confianza
inversionista y seguridad. Nuestro Gobierno ha dado todos
los pasos para la confianza inversionista. Garantía
de un Estado sin tentaciones estatistas, con todo el respeto
a la inversión privada, pero con todo el condicionamiento
de su cumplimiento con los parámetros de la responsabilidad
social.
Y seguridad. Una tributación que hoy se compara con
las más atractivas del mundo, para fomentar la inversión
privada, y que la consolidó el Congreso, con la reforma
tributaria aprobada en diciembre.
El país, que en el 2002 tenía tasas de inversión
del 12 por ciento, ahora las tiene del 26. Que tenía
tasas de inversión privada del 6,5, ahora las tiene
del 19. A preservarlas.
Y en esa dirección es muy importante lo que ha hecho
el Congreso en estos días, que va a consolidar en
las sesiones de martes y miércoles, en favor de la
salud fiscal de la Nación.
Uno de los requisitos para la confianza inversionista es
que las finanzas públicas avancen en proceso continuo
de mejoramiento. Felicito al Congreso de la República
por el valor de apoyar proyectos tan importantes como el
proyecto de las transferencias. Nos pone entre Núñez
y la Constitución del 63. Si hubiéramos revivido
la fórmula de la Constitución del 91, nos habríamos
ganado un aplauso efímero con las regiones, que revertiría
en un fustigamiento acre al momento de incumplir.
El aplauso del 63 en Rionegro duró poco tiempo. La
Nación fue incapaz de cumplir esas obligaciones contraídas
frente a las regiones. La Constitución del 91 en el
98 mostró que era incapaz de cumplirle a las regiones.
Por eso ahora pusimos las cosas en su justo punto: promover
la descentralización sin arruinar a la Nación.
Y creo que mientras las mayorías del país,
llenas de sensatez, ven que esta fórmula es conveniente,
las críticas constructivas que leemos nos muestran
que el Congreso ha acertado.
Un editorial de la Capital de la República dice que
el Gobierno fue muy flexible, que permitió muchos
recursos para las regiones. Y periódicos de las regiones
se quejan y acusan a los parlamentarios de no haber exigido
regresar a la fórmula del 91. Cuando leo a los unos
y a los otros, me parece que hemos cumplido con la norma
de Santa Teresa: la distribución equitativa de la
inconformidad. Me parece que hemos ubicado al país
en el justo punto entre la Constitución del 63 y la
Constitución del 86.
Descentralización sí, pero sin arruinar a
la Nación, sostenible, cumplible.
El año entrante la educación colombiana va
a tener un billón de pesos más de transferencias
a las regiones. Eso no se veía. Se profundiza la descentralización.
Y les decía a los maestros de mi Patria, hace dos
días, desde Santa Marta, lo que quiero decirles hoy
desde esta plaza de Cartagena, en los 150 años del
Departamento de Bolívar: el Congreso está aprobando
un proyecto que permite que las transferencias educativas
pasen de 9 billones a 17, entre el 2007 y el 2016.
Pero adicionalmente tenemos que aportarles a las universidades
un billón 800 mil millones al año de transferencias
de la Nación. Y tenemos que asumir la carga pensional
de las universidades. Miren: solamente en la Universidad
Nacional el pasivo pensional puede ascender a cuatro billones.
La Nación tendrá que pagar entre el 92 y el
98 por ciento.
Tercero, a los profesores: además de las transferencias
rutinarias recurrentes año tras año, tenemos
que hacer aportes para rescatar universidades. El último
para rescatar de la postración del cierre a la Universidad
del Atlántico, que costó 30 mil millones.
Y otro punto para los educadores de mi país, para
los padres de familia, para los estudiantes: las pensiones
del magisterio oficial, en lo actualizado hasta hoy en materia
actuarial, valen 37 billones. Una tercera parte del presupuesto
de la Nación de un año. Todavía no se
ha completado el estudio y eso lo tiene que pagar la Nación.
Y otra anotación al oído de los profesores
de mi Patria, de los educadores, de los niños, de
los jóvenes, de los padres de familia: mantenemos
la Ley 21, recursos extras de la Nación para contribuir
a la infraestructura educativa. Y otro punto de gran importancia:
firmamos un pacto con el Congreso para que en cada uno de
los tres años que faltan de este Gobierno, haya un
aporte adicional a la educación que tenga prelación
sobre otros destinos de inversión. Y lo vamos a cumplir.
En nuestro primer Gobierno dedicamos 736 mil millones del
presupuesto nacional, por encima, adicionales a las transferencias,
para pagar cesantías atrasadas del magisterio. Cuatrocientos
mil millones para descongelar el escalafón. En cada
uno de los tres años que nos quedan, en el presupuesto
nacional, con prelación a otro destino de inversión,
habrá una partida adicional para resolver problemas
de la educación. La vamos a definir Congreso y Gobierno.
Y desde ya invitamos a los educadores colombianos a vincularse
a esa mesa de análisis.
Las protestas de los últimos días las asumimos
tranquilamente. A mí me gusta la protesta social.
Qué tal que hubiera pasividad en un país con
tanto desequilibrio. Lo que no podemos permitir es el vandalismo.
Superadas estas semanas, invitamos a los educadores a sentarse
con Congreso y Gobierno, a mirar las partidas extras para
la educación en cada uno de los tres presupuestos
que aún nos restan.
Ya hemos asumido un compromiso: el compromiso de que en
el año 2009 habrá un aumento salarial para
los profesores de nuevo escalafón. Y con fe en Colombia,
nos proponemos honrar ese compromiso.
Vamos a defender especialmente, entre esta fecha y octubre,
lo aprobado por el Congreso: descentralización sin
arruinar a la Nación. Hay que aprender de la historia.
Si hubieran moderado a tiempo los excesos federales de la
Constitución del 63, no habría habido necesidad
de los excesos centralistas de la Constitución del
86. Moderar a tiempo es una norma necesaria de la vida colombiana.
Y este país es muy descentralizado y seguirá siéndolo.
Aprecien esto, apreciados compatriotas: en la Republica Federativa
de Brasil, las regiones gastan el 30 por ciento y en Colombia
el 51. El Estado central del Brasil gasta el 70 por ciento
y en Colombia el 48.
Y allí no estamos sumando aportes del presupuesto
nacional que fortalecen la descentralización y que
no son recurrentes. El Gobierno Nacional aporta el 70 por
ciento de Transcaribe, pero las obras las ejecuta la municipalidad
de Cartagena. El Gobierno Nacional aporta los subsidios de
vivienda, pero las obras las ejecutan alcaldes y gobernadores.
El Gobierno Nacional, por orden del Congreso, ha entregado
este año en promedio 140 millones a cada municipio
para mejorar sus vías municipales, y ellos ejecutan
la obra: descentralización en la ejecución.
El Congreso tiene que estar orgulloso de que, en medio de
la incomprensión, del bullicio siempre alegre y muchas
veces injusto, acaba de aprobar un proyecto que fortalece
la descentralización, sin causar ruina para la Nación.
Y vamos a repetirlo en todos los rincones de Colombia, especialmente
entre esta fecha y las elecciones de octubre, para que no
haya malos entendidos que desorienten a la opinión,
antes de que la opinión se aproxime a las urnas para
elegir a los nuevos alcaldes, a los nuevos gobernadores,
a los nuevos concejales y a los nuevos diputados.
Y convoco al Congreso para que en martes y miércoles
se complete esta gran tarea. Un período legislativo
corto que ha sido capaz de aprobar el Plan de Desarrollo,
las transferencias, nos falta solamente la conciliación
en la plenaria del Senado, ayer se logró en la plenaria
de la Cámara. Que ha sido capaz de aprobar el TLC,
que ha sido capaz de aprobar leyes tan importantes como la
Estatutaria de Justicia, la ley para resolver en procesos
abreviados las pequeñas infracciones, la ley para
evitar la permisividad en la excarcelación, permisividad
en la excarcelación que tanto daño hace a la
seguridad cotidiana, todo eso aprobado por el Congreso.
Nos faltan las conciliaciones. Y vamos a seguir trabajando
martes y miércoles. Y entraran en un receso. Y en
ese receso el Gobierno preparará una nueva agenda.
Y empezaremos el 20 de julio con renovados bríos,
porque lo único que saca a este país adelante
es que trabajemos intensamente por él, con amor, con
amor infinito. Para Colombia una fórmula: quererla,
amarla infinitamente y trabajar por ella incansablemente.
Qué bueno hoy, al recordar el acto legislativo de
1857, la razón del nombre de Bolívar, de ese
Estado y del departamento de Bolívar, esa sincronía
entre el espíritu del Estado de Bolívar y las
ideas del Libertador.
El período ejemplar, nunca agotado, siempre inspirador,
del presidente Rafael Núñez. El pasado, el
presente de Bolívar, de ver que Cartagena florece
de nuevo en su turismo y que allí en Maríalabaja
ya hay alrededor de 5 mil hectáreas de palma africana
de propiedad campesina, y que la guerrilla y el paramilitarismo
ceden en el sur de Bolívar y que ya hay 13 mil hectáreas
de palma africana. Y que en medio de las inundaciones de
La Mojana, avanzan las obras para reivindicar La Mojana.
Qué bueno venir a compartir con ustedes y con el
gobernador Libardo Simancas estos 150 años de Bolívar,
para decirle a esta tierra que apenas está empezando:
ha contribuido mucho a la Patria, pero se ha acreditado para
que la Patria les pida todos los días a Bolívar
y a sus gentes más y más contribuciones al
buen suceso de Colombia.
Que viva Bolívar y que viva Colombia.
Muchas felicitaciones, Gobernador”.
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