PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE AL INSTALAR EL INTERCAMBIO INTERNACIONAL
SOBRE COORDINACIÓN INTERAGENCIAL
Junio 13 de 2007 (Santa
Marta)
“Me complace mucho acudir por segunda ocasión
a esta reunión. Agradezco al doctor Luis Alfonso Hoyos,
director de Acción Social de la Presidencia de la
República, y al Comando Sur y a nuestras Fuerzas Militares,
todo el interés para que esta reunión se lleve
a cabo y tenga éxito.
¿Qué modelo de Estado quiere Colombia? En
los años noventa América Latina parecía
orientada a desmantelar el Estado. No se quería el
Estado. Colombia no ha estado en eso. El Gobierno nuestro
ha reestructurado casi 400 entidades del Estado y ahora se
propone reestructurar las que hacen falta, pero sin desmontar
el Estado.
América Latina ahora quiere girar al estatismo. Colombia
también discrepa. Nosotros queremos un Estado que
dé todas las garantías a la inversión
privada. Un Estado que exija responsabilidad socia y una
inversión privada que cumpla con la responsabilidad
social.
¿Cómo entendemos la responsabilidad social?
Expresada en tres capítulos fundamentales: relaciones
transparentes del Estado con los inversionistas, transparencia
para adjudicar los contratos, para adjudicar las concesiones
de hidrocarburos, para adjudicar toda la contratación
pública. Transparencia para pagar los impuestos. Transparencia
en todo el acontecer es la primera expresión de responsabilidad
social.
La segunda: solidaridad, responsabilidad con las comunidades
circunvecinas. Por ejemplo, nosotros no podemos permitir
que por un pueblito cercano a la Jagua de Ibérico
pasen 600 tractomulas al día, levantando polvareda
en la carretera y enfermando a los habitantes. Ahí una
responsabilidad social, que se traduce en solidaridad con
esas comunidades, obliga al inversionista a pavimentar esos
tramos viales. Para citar un ejemplo.
Y la tercera expresión de responsabilidad social,
apreciados visitantes internacionales y compatriotas, es
en las relaciones laborales. Nosotros no queremos relaciones
laborales de capitalismo salvaje. Nosotros no queremos relaciones
laborales de odio de clases. Nosotros propugnamos relaciones
laborales cristianas, fraternas.
¿Qué tipo de sociedad queremos? Una sociedad
en permanente debate, pluralista, donde la verdad se busque
en sus superiores estrados relativos a partir de la discusión.
Pero debate fraterno, no de posiciones antagónicas.
Debate patriótico para buscar superar contradicciones,
no para convertir las contradicciones en obstáculos
insuperables. Una sociedad en libertad, pero construyendo
cohesión social. Una sociedad que no admita la exclusión,
que la identifique donde se dé, que busque superarla,
pero sin odio de clases. Para nosotros es fundamental la
sociedad luchando contra la exclusión, pero evitando
el odio de clases.
No estamos interesados en profundizar divisiones en América
Latina. Queremos la unidad de nuestros pueblos, con profundo
respeto, alrededor de la diversidad. La diversidad no se
opone a la fraternidad.
Nosotros creemos que dividir a América Latina entre
izquierda y derecha es un error, una división anquilosada.
Tenía razón de ser cuando los grupos que luchaban
contra las dictaduras latinoamericanas trajeron de Europa
las tesis de izquierda. Hoy, cuando todo el mundo gira alrededor
de la regla democrática, esa división es obsoleta,
impráctica.
¿Qué diferencia hay, por ejemplo, a la hora
de hacer un examen profundo entre gobiernos que se autocalifican
de izquierda y gobiernos a los que peyorativamente señalan
de derecha?
Nosotros creemos que lo fundamental es que la emulación
se dé en la búsqueda de cinco objetivos, que
son fundamentales para mejorar la democracia: la seguridad
con alcance democrático, las libertades, la construcción
de cohesión social, el respeto a la institucionalidad
independiente que llega a formar el Estado, y la transparencia.
Esos cinco objetivos, que configuran lo que llamamos una
democracia profunda, vienen de canteras ideológicas
diferentes y muestran cuán inadecuado es pretender
dividir a nuestros pueblos con los viejos criterios de izquierda
o de derecha.
La Seguridad Democrática todo el mundo la necesita. ¿Quién
que se llame de izquierda no necesita seguridad para poder
avanzar? ¿Quién que se llame derecha no necesita
seguridad para poder ser alternativo? Sin seguridad no hay
ejercicio ideológico. Sin seguridad no se da la posibilidad
del pluralismo.
Se entendió la seguridad como una categoría
de la derecha, y fue el primer punto que aplicó la
Revolución Cubana como un precepto necesario de la
izquierda socialista. En la historia universal que le ha
tocado vivir a mi generación, siempre he anotado ese
punto.
Las libertades. Decían los marxistas que las libertades
constituyen una categoría elitista para esconder las
desigualdades y reproducirlas. Que por ende son una aspiración
de las derechas. ¿Acaso no necesitan las izquierdas
las libertades para poder expresarse como alternativa?
La consolidación de la cohesión social. Una
democracia no es sostenible si todos los días no avanza
hacia la cohesión social.
La institucionalidad independiente es lo que permite que
varias instituciones conformando el Estado, eviten el desbordamiento
de cualquiera de ellas. Así como en una construcción
hay una columna que está amarrada a otra columna a
través de vigas de amarre subterráneas o de
vigas de amarre aéreas, entonces una columna que hay
aquí está amarrando a la otra y evita que la
otra se vuelque, se desmorone y tumbe la construcción,
lo mismo ocurre en la institucionalidad independiente.
Una columna, una expresión del Estado, una rama del
poder, amarra a las otras y evita el desbordamiento de las
otras. Y a su vez las otras amarran, en réplica a ésta,
y evitan su desbordamiento.
La transparencia. No hay confianza si no hay transparencia.
En las sociedades democráticas, que son sociedades
por consentimiento, que no son matrimonios de fuerza, no
son matrimonios de revólver, que no son contratos
de adhesión forzados por la coacción, en las
sociedades democráticas ese elemento que genera la
voluntaria adhesión de los asociados al modelo se
llama confianza. Si se pierde, no hay transparencia.
Esos cinco elementos son fundamentales en la lucha colombiana.
He esgrimido ante la comunidad internacional lo siguiente:
al General Padilla en esa cuenta le faltaron unos terroristas:
las milicias urbanas.
Cuando el doctor Luis Carlos Restrepo además se reunió con
Carlos Castaño, jefe de los mal llamados paramilitares,
en 2002, en diciembre, o por ahí en 2003, Carlos Castaño
le dijo: “Doctor Luis Carlos, ¿ustedes estiman
que hay cuántos paramilitares?”. Luis Carlos
dijo: “Pues el informe que tenemos es que hay 14 mil”.
Y le dijo: “Eso tengo yo aquí en Paramillo.
Súmele a eso los de la Sierra Nevada, súmele
a eso los del Sur de Bolívar, súmele a eso
los del Oriente Antioqueño, súmele a eso los
del Valle del Cauca, los de la Ladera Cundinamarquesa”.
Súmele a los 17 mil que aparecen ahí de las
Farc, 12 mil milicianos. Nosotros teníamos 60 mil
terroristas. El mundo no ha conocido eso.
Yo viví muy cerca, tuve el privilegio de estar en
la Universidad de Oxford, en un exilio forzado por los terroristas
de aquí. He tenido dos exilios, pero los he aprovechado
para estudiar. No me iba a llorar ni a hablar mal de Colombia,
sino a estudiar y a combatir los terroristas. Y ya de aquí en
adelante, cuando mi señora me dice: “¿Dónde
vamos a vivir después de que dejes de ser Presidente?”,
le digo: “Ya a esta edad el único exilio que
voy a buscar es en el corazón de mis compatriotas
para luchar contra el terrorismo hasta el último día
de mi vida”.
Y recuerdo que estando en la Universidad de Oxford en el
año 98, viendo ese Viernes Santo lo que se llamó el
Good Friday Agreement, el acuerdo donde concurrían
los gobiernos de Gran Bretaña e Irlanda a resolver
el problema con el IRA, pregunté cuántos integrantes
tiene el IRA. 118. Colombia, 60 mil.
Pregunté cuántos asesinatos se han producido
por causa del IRA desde 1923. Desde 1923, tres mil 200. En
mi ciudad de Medellín en el año 98 se produjeron
cinco mil, por cuenta de todas las fuerzas terroristas.
Les he preguntado a los españoles cuántos
integrantes tiene el ETA. Muy peligrosos, noventa y pico.
Todos, no más de 300. Nosotros, 60 mil.
Y cuando uno ve esta problemática, se pregunta: ¿qué está haciendo
Colombia para combatirla y al mismo tiempo construir confianza?
Es un país abierto al mundo. Aquí no nos hemos
encerrado, aquí no hay una sola carta escondida.
No creo que haya un país del mundo que haya enfrentado
semejante desafío terrorista con más apertura
al mundo que Colombia. El que quiere vigilar a Colombia la
puede vigilar y aquí no hay nada escondido. El que
quiere hablar mal del Presidente de la República,
decir que es paramilitar, violador de derechos humanos, lo
puede hacer. Lo único que le pasa conmigo es que de
pronto me sacan una rabia que me dura muy poquito. Pero no
les pasa más nada. Maltratan el honor de las Fuerzas
Militares permanentemente.
Es un país que enfrenta este desafío, estimados
asistentes internacionales, abierto al mundo. Con todas las
libertades. Aquí yo me censuro para no leer periódicos.
Pero aquí nunca se censura a la prensa. Entonces eso
tiene que generar confianza, factor muy importante en nuestros
elementos de una democracia moderna.
Estamos trabajando tres objetivos de Gobierno: la consolidación
de la seguridad, la consolidación de la confianza
inversionista y el cumplimiento de nuestras metas sociales.
Van enlazados. Ahí mostraba mi General Padilla un
círculo virtuoso: cómo la seguridad genera
confianza inversionista, crece la economía y el Estado
recauda más impuestos, que si los aplica bien permiten
generar inversión social. Y eso estabiliza.
Sumémosle a eso la conexión transitiva entre
seguridad, confianza inversionista y política social.
En ese círculo virtuoso está perfectamente
explicada la relación: seguridad – confianza
inversionista – política social.
Y la podemos ver también desde la política
social, a la confianza inversionista, a la seguridad. La
política social incluye sectores tradicionalmente
excluidos que ayudan a fomentar la confianza inversionista,
vía capacidad de mando, y que a su vez facilitan la
financiación de la seguridad y la legitima.
Ahora, no hay confianza inversionista sin seguridad, y la
confianza inversionista es lo que permite financiar la seguridad.
Y al mismo tiempo la política social es lo que le
da sostenibilidad política a la seguridad.
Nosotros hemos derramado dos impuestos sobre los patrimonios
mayores de Colombia: uno en el 2002 y ahora otro a los patrimonios
superiores a 3 mil millones, para financiar la seguridad.
Eso se da porque hay confianza inversionista.
Ahora, en la medida que cumplamos las metas sociales, esas
metas sociales le dan a la seguridad el otro elemento: la
legitimidad. La confianza inversionista le da los recursos,
y las metas sociales le dan legitimidad a la política
de seguridad. Por donde quiera que uno examine esos tres
elementos, encuentra que están profundamente relacionados
y que hay que llevarlos de la mano.
Hemos ganado dos intangibles muy importantes: durante muchas
décadas en este país se dijo: aquí no
prospera un discurso de seguridad. Recuerdo que cuando yo
empecé, salido de la Gobernación de Antioquia,
a buscar la Presidencia, cuando las encuestas estaban en
el 2 por ciento, mis críticos decían: “Ya
tocó techo, aquí no prospera un discurso de
seguridad”. Cuando estábamos en el 8 por ciento: “Ya
tocó techo”. En el 10 por ciento: “Ya
tocó techo”. Y cuando empezamos el Gobierno,
decían: “Es que Uribe es bala, necesitamos política
social, no más bala”.
¿Qué intangible hemos logrado? El pueblo colombiano
reclama hoy por igual más Policía, presencia
permanente del Ejército, y más política
social. Creo que es una evolución importantísima
para el país. Importantísima.
Yo asistí a muchas décadas en las cuales en
nuestra Patria se renegaba de cualquier discurso de seguridad,
en mi concepto con una equivocada actitud civilista que confundía
la civilidad con la permisividad con el terrorismo.
Se negaban esos proyectos de seguridad, se hacía
creer que el terrorismo provenía de causas sociales,
y no se advertía que el terrorismo era el que profundizaba
la pobreza, el que generaba el desplazamiento, el que afectaba
la democracia.
Me parece que el tránsito se ha dado de la base hacia
arriba. No son los escritores de los periódicos, ni
los sociólogos, ni los profesionales, ni los de mayor
ilustración, los que han dicho que Colombia tiene
que llevar de la mano la seguridad y la política social.
Es el pueblo.
Donde quiera que uno va, los ciudadanos colombianos le piden
al doctor Luis Alfonso Hoyos más Familias Guardabosques,
más Familias en Acción. A mi General Freddy
Padilla, más soldados, más eficacia. Creo que
esa es una ganancia muy importante en Colombia.
Y la otra: en esta tierra donde estamos, hace cinco años
se pensaba que no había futuro institucional. Yo veía
esta Patria desmembrada, de hecho, sin que nadie declarara
la desmembración. Y los departamentos desmembrados.
Este mismo tenía unas zonas controladas por paramilitares
y otras por guerrillas. Y el Estado desvanecido.
¿Qué veo hoy de importante? Si bien esta batalla
no la hemos ganado, pero sí la vamos ganando, hemos
ganado un gran intangible: hemos ganado el intangible de
que los colombianos hoy ven la posibilidad de un camino institucional.
Hoy los colombianos comparten la idea, y la ven posible,
de tener una Patria sin guerrillas, sin los mal llamados
paramilitares, sin narcotráfico y sin corrupción.
En esa política social tenemos una serie de objetivos
muy exigentes. Por ejemplo, plena cobertura en educación
básica para el año 2010. En educación
universitaria estábamos en un 22 y hoy estamos en
un 28. Objetivo al 2010, un 34.
Hemos pasado en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena)
de 5 millones de horas de enseñanza al año,
a 15 millones. De un millón 100 mil estudiantes por
año, a cuatro millones. Ahora vamos por 250 mil cupos
de técnicos y tecnólogos, para que puedan cursar
sus estudios posteriores en la universidad para acceder al
grado de educación superior. Ahora vamos por un millón
200 mil estudiantes en formación virtual en el Sena.
Para no hablar de los programas de calidad.
Creo que tenemos hoy en el Sena el instituto de formación
vocacional más importante de América Latina.
Lo digo con entusiasmo, pero sin la exageración que
es común a quienes, como yo, nacimos en medio de cuentos
exagerados en la montaña.
Hemos hecho del Instituto de Crédito Educativo, también,
una agencia sobresaliente en América latina. Está pasando
de 500 mil millones de cartera a dos billones y medio. De
60 mil estudiantes con crédito a 350 mil estudiantes
con crédito. Y empieza ahora una gran tarea, que es
la del apoyo de manutención.
Esperamos llegar en el 2009 – 2010 a plena cobertura
en salud subsidiada.
En agosto vamos a tener, con la ayuda de Dios, millón
y medio de Familias en Acción. Hace cuatro años
el programa empezaba con 220 mil: familias pobres que reciben
un subsidio para la nutrición, un subsidio para la
educación de sus hijitos.
Tenemos un sistema que confío que va a ser modelo
en el mundo de financiación de los pobres: el sistema
de Banca de Oportunidades. Que no es un nuevo banco. Es una
acción estatal que coordina la presencia en la tarea
de financiar a los pobres de todos los agentes del sector
financiero: públicos, privados, Ong’s, primer
piso, segundo piso, fondos de garantías.
Dos datos muy importantes: vamos a pasar de una cartera
para los pobres que representaba el 1,5 de la cartera del
sector financiero, al 7 por ciento. En el primero Gobierno
la meta era un millón 800 mil créditos a familias
pobres. La logramos. Ahora es cinco millones.
Ahora, no estamos en un paraíso. El país no
está en un punto ideal. Uno ve esa falta de servicios
públicos, de vivienda digna. Es que venimos de niveles
de pobreza del 60.
A mí me dicen: Presidente, ¿cómo se
dice que hemos mejorado y mire todo lo que se ve en pobreza?
Es que no está bajita. Está en el 45. Pero
creo que logramos frenar dos crecimientos exponenciales:
desempleo y miseria. Y hemos empezado una etapa de regreso.
Confiamos que podamos llegar en el 2010 a que la pobreza
no esté por encima del 35. Para que aquellos que nos
sucedan en el Gobierno puedan lograr la meta en el 2019,
cuando cumpliremos el Segundo Centenario de la Batalla de
Boyacá, de una pobreza no superior al 15.
El desempleo iba para el 25. La ciudad de Ibagué lo
tuvo en el 26. Cuando salen las cifras de desempleo lo primero
que busco es Ibagué y Manizales. Llegaron a tener
desempleo del 24 – 26. Están muy altos. Están
en el 15 – 17. Pero vienen del 24 – 26.
Al país lo asombran cuando le dicen: aquí se
vendían 80 mil vehículos al año. El
año pasado se vendieron 200 mil. Este año está creciendo
más. Yo no miro mucho esa cifra. Nos asombran cuando
nos dicen: antes se vendían 60 mil motos y el año
pasado 340 mil. Esa la miro un poquito más.
La que más miro es: ¿qué pasa con el
consumo de alimentos? Porque eso estaba estancado. Ahora
está creciendo al 5 – 7 por ciento. ¿Por
qué es lo que más miramos? Porque eso nos indica
si le estamos llegando o no le estamos llegando a la gente
pobre. Esto no aumenta por cuenta de los ricos, que viven
a dieta. Ellos no le echan una yuca más al sancocho.
El consumo de alimentos aumenta por cuenta de los pobres.
Confío que nosotros finalicemos este año con
un gran consumo de alimentos vía Familias en Acción.
Este país empezó con 220 mil Familias en Acción.
Nuestro Gobierno subió a 600 mil: de 220 a 600. Y
ahora a millón y medio.
Millón y medio de familias, desde agosto de este
año, teniendo ese subsidio para la nutrición
de los hijos y su educación. Eso tiene que producir,
además de los efectos estructurales de mediano y largo
plazo y de darle oportunidad a la gente y abrir canales de
movilidad social, eso tiene que producir en lo inmediato
un gran impacto en el consumo de alimentos. Y eso nos tiene
que ayudar mucho.
No estamos en un punto ideal, distinguidos visitantes internacionales.
No acuden ustedes a un país paradisíaco, pero
vamos mejorando.
Yo hablo con el señor Alcalde de Santa Marta, con
la señora Gobernadora. Las obras aquí son formidables.
Todas apenas empezando. De aquí para arriba por esta
Sierra no se podía caminar. El General les ha contado
esa bella anécdota, una vivencia nuestra con los arhuacos.
Una Sierra en la que se ha recuperado muchísimo la
confianza.
Tenemos confianza inversionista. Creo que el paso de ayer
de aprobar las transferencias, fortalece la descentralización
responsablemente, sin arriesgar las finanzas de la Nación.
Este país es muy descentralizado. Quizá no
se sepa esto. En el otro país más descentralizado
de América Latina, las regiones gastan el 30 por ciento.
Aquí el 51. En el otro el Gobierno Nacional gasta
el 70. Aquí el 49. Este es un país profundamente
descentralizado.
En medio de protesta, de controversia, el Congreso de la
Republica responsablemente ha aprobado esas transferencias,
que es otro paso en la dirección de darle salud a
nuestras finanzas, que tiene que generar confianza inversionista.
Y voy a repetir ahora, al salir de este evento, a los medios
de comunicación, que las transferencias el año
entrante crecen un billón para educación. Pero
adicionalmente tenemos un billón 800 mil para las
universidades públicas.
Tercero: tenemos que pagar entre 95 y el 98 por ciento de
la carga pensional de las universidades públicas.
Solamente en la Universidad Nacional se estima en cuatro
billones.
Cuarto: tenemos que hacer aportes extraordinarios a las
universidades públicas. El más reciente, para
salvar la Universidad del Atlántico.
Quinto: además de las transferencias, tenemos que
hacer pagos extras a la educación básica. Por
ejemplo, en el último Gobierno, el primero nuestro,
tuvimos que pagar 730 mil millones para desatrasar las cesantías
de los profesores. ¿Saben ustedes cuánto vale
el cálculo pensional de los profesores, sin haberlo
cerrado? Vale 37 billones. ¿Quién lo tiene
que pagar? El Gobierno Nacional.
Sexto: tenemos una ley adicional para educación,
que es la Ley 21
Séptimo: cada año el presupuesto nacional
tendrá que seguir haciendo aportes para la educación,
adicionales a las transferencias. Los vamos a convenir año
tras año, en los tres años que le quedan a
este Gobierno, con el Congreso. Y vamos a invitar a esa mesa
a los maestros.
También voy a decirles a los maestros que estamos
garantizando que los maestros de nuevo escalafón,
tengan un aumento salarial en el 2009. El escalafón
de los maestros, que es aquel esquema legal que les permite
avanzar en posición y también en salarios,
estaba congelado. Porque no se les permitía avanzar
porque no había con qué pagarles. Eso lo hemos
descongelado.
Además hay que decir otra cosa que no se ha dicho
en este debate: gracias a que este país ha mejorado,
los municipios colombianos (que no solamente estaban sin
Policía, sin Ejercito y había 400 municipios –un
30 por ciento del país– presionados directamente
por guerrilla y/o paramilitares), esos municipios en este
Gobierno han crecido sus ingresos en un 30 por ciento en
términos reales. Y los departamentos en un 12 por
ciento en términos reales.
Este municipio de Santa Marta estaba totalmente quebrado.
Fue de los últimos en entrar en plan de desempeño.
Cuando yo hablo con su Alcalde aquí presente, van
a pagar ese plan de desempeño muchos antes de las
fechas fijadas.
Entonces sí, mucho lío. Yo lo siento nervioso,
porque me dice: aquí hay unas cosas que están
arrancando, unas obras muy importantes: edificios, hoteles,
fabricas, dos plantas de biodiesel, fuentes de empleo. Aquí volvió el
turismo. Ya quieren llegar los cruceros internacionales.
Pero me dice: “Tengo quebrada la salud y tengo la ciudad
llena de tugurios”. Pero hay que ver de dónde
venimos y cómo se vienen fortaleciendo esas finanzas.
Y en materia de seguridad, General Padilla, Almirante, acabemos
con lo que queda de esos bandidos.
Esta es una democracia muy respetable. Esta mañana
mis compañeros de Gobierno y yo, casi no llegamos
al aeropuerto El Dorado, porque se estaban armando unas marchas
de protesta en Bogotá. Está bien que protesten
todos los días, que se respete la democracia. A uno
de pronto le dan ‘piquiñitas’ en el estómago
con los calumniadores. Pero de ahí no le pasa.
Una democracia respetable como ésta, lo que no puede
hacer es permitir que esos bandidos sigan. Hombre, no me
vayan a dejar salir con esa frustración dentro de
tres años de no haber acabado estos bandidos.
Yo no soy capaz de dormir con los dos ojos. Mientras duermo
por uno, con el otro voy mirando el reloj y el calendario.
Digo: ¿será que los vamos a acabar? ¿Será que
los vamos a acabar? Aquí no ha habido una sola duda
en la determinación para acabarlos. Que prospere la
democracia y la vida social de la Nación, pero que
acabemos esos bandidos.
Uy, a mí siempre me da tristeza amanecer y ver por
ahí una entrevista de don Raúl Reyes. Digo
yo: ¿pero por qué le pueden llegar a través
de Internet o de teléfono celular, y nosotros no le
hemos llegado a ese bandido? Hay que acabarlos. Ese es el
mandato de la hora, apreciados Comandantes: acabemos esos
bandidos.
A mí me parece muy bien el esfuerzo adicional, doctor
Luis Alfonso y General Padilla, para tener otros 100 grupos
de erradicación de droga, a ver si somos capaces,
contundentemente, de demostrar una disminución de
cultivos. Y no puedo ocultar mi preocupación por eso.
Y le pediría al señor Almirante Harris que
la tengan muy en cuenta.
Miren: hace dos meses, en Viena, Naciones Unidas dijo: Colombia
tiene 79 mil hectáreas de droga. Y la semana pasada,
en los Estados Unidos, dijo la CIA: tiene 156 mil. Entonces,
según la CIA, estamos aumentando. De para atrás
como el cangrejo. Según Naciones Unidas, tuvimos un
leve descenso. Nosotros estamos confusos, preocupados. Esa
es una brecha muy grande, de uno a dos, entre Naciones Unidas
y la CIA.
Ahora, ¿qué veo yo? Y me corregirán
ustedes. De pronto les exagero un poquito, pero no creo.
Voy a bregar a no exagerar. Yo creo que la narcoeconomía
colombiana se ha debilitado.
Este Gobierno ha ordenado alrededor de 600 extradiciones:
540 para los Estados Unidos y 600 en total. Eso no tiene
paralelo en el mundo. Yo no creo que haya un país
del mundo que pueda decir que el año pasado fumigó 160
mil hectáreas de droga y manualmente erradicó 43
mil. Yo confiaría que este año no sean 50 mil
las erradicadas manualmente, sino 70 mil con el nuevo esfuerzo
que va a hacer el Ministerio de Defensa. Eso no tiene paralelo
en el mundo.
Yo recorro el país. Voy a las zonas agropecuarias
y pregunto a gente seria, que no tiene por qué mentirle
a uno: ¿ustedes perciben que el narcotráfico
esté comprando propiedades rurales? Dicen: no, Presidente,
eso da la impresión que se ha parado. Entre otras
cosas, por temor a la ley de confiscación. Vengo a
esta ciudad y pregunto de esas empresas que aquí se
están montando y los nuevos edificios, o voy a Cartagena,
o voy a mi ciudad, o voy a Bogotá: ¿será plata
del narcotráfico? Y me dicen: es plata transparente.
Uno ve un influjo de la narcoeconomía hoy debilitado
en Colombia. Yo lo comparo con años cuando esa narcoeconomía
brotaba por todos los poros. Uno la ve hoy debilitada. Y
yo pienso que si no estuviera debilitada no tuviéramos
desmantelado el paramilitarismo, ni debilitada la guerrilla.
Entonces yo sí tengo esa preocupación, porque
veo unos esfuerzos muy grandes de parte nuestra, del Plan
Colombia, para acabar con la droga, veo una narcoeconomía
debilitada, pero al mismo tiempo aparecen unas cifras que
nos llenan de confusión.
Mientras Naciones Unidas dice: 79 mil hectáreas,
la CIA dice: 156 mil. Yo creo que es urgente aclarar eso,
y urgente introducir todos los ajustes que haya que introducir.
Ahora, quiero agradecer a rodos los presentes por al confianza
en nuestro país. Creo que nuestros vecinos se dan
cuenta que este problema fácilmente genera contagio.
El terrorismo es como una mapaná: si uno se mete a
la jaula con esa mapaná diciendo que a uno no el va
a pasar nada, mientras ella se está tragando unos
sapitos está ahí dormida. Pero en el momento
en que necesite tragarse otro y que el nuestro, el de uno
sea el único que esté ahí, también
se lo traga. Con ella no hay transacción. Con el terrorismo
no hay transacción posible. El único camino
es acabarlo. Y sería la mejor noticia que les pudiéramos
dejar a las nuevas generaciones de colombianos: acabar esos
bandidos.
Esos bandidos son artistas de televisión y de medios
de comunicación, cuando al mismo tiempo están
secuestrando, matando y torturando. Cuando le dan esa importancia
a don Raúl Reyes, me pregunto: ¿se la habrían
dado a Hitler? ¿Y qué diferencia hay entre
los unos y los otros? ¿Qué diferencia hay entre
la tortura de Hitler a los judíos y la tortura de
Raúl Reyes y sus compinches a nuestros secuestrados? ¿Qué diferencia
hay? Ninguna.
Ahora, quiero agradecerles a Luis Alfonso Hoyos y a todo
el equipo y a mis compañeros de Gobierno que representan
todas las instituciones, este esfuerzo de acompañamiento
integral.
La Fuerza Pública colombiana siempre se quejada de
que la dejábamos ir sola. Cuando uno ve lo que ustedes
han hecho en San Vicente del Caguán, en Cartagena
del Chairá, en una parte y en la otra, aquí en
la Sierra Nevada no más, uno encuentra que sin haber
llegado con abundancia de soluciones, por lo menos es un
acompañamiento bien importante, que hace que la Fuerza
Pública no se sienta sola y que hace que los ciudadanos
perciban que no solamente llegaron los soldados y los fusiles,
sino la acción social. Eso es algo bien interesante
para Colombia.
Les agradezco inmensamente a todos. Ahí vamos. Todo
se va ajustando. Que la economía, que la inflación,
que la revaluación, que las metas sociales, todo se
va ajustando. Lo que necesitamos es acabar estos bandidos.
Es el imperativo de la hora.
Muchas gracias”. |