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PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN LA ESCUELA DE CADETES GENERAL SANTANDER DE LA POLICÍA NACIONAL
Junio 25 de 2007 (Bogotá D.C. - Cundinamarca)

“Nos reunimos nuevamente en este campo de la Escuela General Santander para recibir con esperanza el ascenso a subtenientes de 164 bachilleres, 94 profesionales, dos de ellos extranjeros de nacionalidad hondureña: los subtenientes Juan Carlos Escobar Figueroa y Roberto Carlos Sanariba.

Nos reunimos llenos de esperanza porque estos jóvenes, después de haber completado buena parte de su período académico, al ser ascendidos hoy a subtenientes se incorporan a la nómina de los héroes de la patria que rescatan para Colombia la tranquilidad, que es el supuesto de la felicidad de las nuevas generaciones de compatriotas.

Quiero destacar a la mujer. En esta promoción tenemos 25 mujeres. La evaluación de la mujer en la fuerza pública de la patria no puede ser mejor. Incorruptibles, eficaces en las más delicadas misiones. Dan dignidad, transparencia, decoro, eficacia a la institución armada de la nación.

Quiero rendir un homenaje al señor mayor Juan Carlos Guerrero Barrera, asesinado por el terrorismo, en cuyo honor graduamos hoy esta promoción. El Mayor Juan Carlos Guerrero Barrera adelantaba una operación delicadísima para liberar a Colombia de cabecillas del terrorismo, cuando fue vilmente asesinado por el terrorismo.

Hay hechos tristes: su asesinato. Saludar aquí a su madre y a su padre. A Jenny Patricia su señora. Hay hechos tristes en Buenaventura. Hay hechos tristes en el Líbano: el asesinato de los soldados colombianos que allí se encontraban en los contingentes de Naciones Unidas. Hechos tristes todos producto de la lucha del pueblo colombiano contra el terrorismo.

Toda nuestra lucha es por el bien de Colombia y por el bien del mundo. Cuando asesinan al mayor Juan Carlos Guerrero en los Llanos Orientales es un hecho luctuoso que ofrenda a Colombia por la paz del país, por superar las drogas ilícitas y el terrorismo, que son una amenaza universal.

Cuando asesinan a nuestros soldados al servicio de un contingente español incorporado en las fuerzas de las Naciones Unidas en el Líbano (Jeferson Vargas Moya, Yeison Castaño Abadía y Yohn Edisson Posada), es un hecho luctuoso que el heroico pueblo de Colombia ofrenda a la paz del mundo, a la lucha contra el terrorismo.

En una patria donde se hacen enormes esfuerzos, que el mundo sepa hoy que mientras algunos despotrican contra nuestra democracia, este año el heroico pueblo de Colombia ha ofrendado la vida de 255 integrantes de la fuerza pública y han resultado heridos 868. Todo en la lucha contra esos flagelos universales, que son el terrorismo y su gemelo el narcotráfico.

Cómo es de triste haber conocido la noticia del asesinato del mayor Juan Carlos Guerrero. Cómo da tristeza saludar a Jenny Patricia, su señora, esta mañana, cuando se disponía a entregar la bandera al subteniente Elvis Erney Hernández, primer puesto de la promoción de graduandos. Cómo es de triste registrar la noticia del asesinato de nuestros soldados en el Líbano. Cómo es de triste constatar que estertores del terrorismo en Buenaventura asesinan vilmente a civiles y a niños. Y cómo es de alentador saber que en medio del dolor, el pueblo colombiano, con heroísmo, tiene la decisión incancelable, irrevocable, de derrotar el terrorismo y de conquistar la paz.

Es una decisión todos los días más fortalecida en el corazón de los colombianos. Y que hoy se avala, se pone de presente, con esta gran promoción de graduandos subtenientes que se incorporan a las operaciones activas de la Policía Nacional.

Permítanme referir a Buenaventura. La fuerza pública ha hecho allí todos los esfuerzos y los incrementos. En las últimas semanas han sido dados de baja cabecillas de las Farc como el señor “JJ”, que era el director de toda esta operación terrorista. Se ha trabajado muchísimo en la captura de las pandillas terroristas y en la desmovilización. Avanzamos. Pero los hechos del terrorismo contra niños y contra civiles acreditan que necesitamos hacer mucho más.

Ahora está completando Buenaventura más de 800 agentes de la Policía, una muy fortalecida presencia de la Armada Nacional, y desde hoy se ha dispuesto un gran reforzamiento de los operativos de inteligencia.

Permítanme decir lo siguiente sobre Buenaventura: podríamos decir que en Buenaventura se da hoy un centro de los tres principales objetivos de nuestro gobierno: luchar por consolidar la seguridad, a pesar de reveses y sacrificios; luchar por consolidar la confianza inversionista, lo único que habrá de generarnos en el mediano y largo plazo un crecimiento alto de la economía, que con responsabilidad social nos permita generar empleo con afiliación a la seguridad social y superar la pobreza, y, por supuesto, el avance en las metas sociales.

No desmayaremos. Además de fortalecer la inteligencia, el señor Ministro de la Defensa y los altos mandos ayer pidieron más cooperación de la ciudadanía de Buenaventura, y se ha ofrecido una recompensa económica por cada caso en el cual una denuncia evite un acto terrorista o permita la captura de un terrorista. Recompensa para cada caso en el cual la denuncia recaba la tipificación de un acto terrorista, lo evite o nos permita poner a buen recaudo, a orden de los jueces de la República, a quien hubiera perpetrado ese acto terrorista.

No desmayaremos con el fortalecimiento, hasta donde sea necesario, de la Policía, de la Armada, de la inteligencia.

Coinciden estos nuevos hechos terroristas con avances nunca antes registrados en el desmantelamiento de las bandas de las Farc y del narcotráfico que azotan a Buenaventura.

Coinciden estos hechos terroristas con un avance sin precedentes en confianza inversionista. Justamente la semana pasada, cuando empezaban a darse estos hechos terroristas en Buenaventura, el Gobierno estaba culminando la negociación que permitirá que el sector privado invierta en los próximos años 450 millones de dólares al puerto de Buenaventura, lo convierta en uno de los más importantes del continente.

Eso no se podría hacer sin la confianza inversionista, que ha venido por fortuna volcándose sobre Colombia. Y el mismo día que culminábamos la negociación con la Concesión Portuaria, para invertirle 450 millones de dólares al puerto, también se adjudicaban otras dos concesiones: la concesión de Agua Dulce para otro puerto y la del conjunto industrial portuario.

Todo ello permitirá que Buenaventura pase de una capacidad portuaria de 11 millones de toneladas al año, a una capacidad portuaria de más de 45 millones de toneladas al año. En eso persistiremos.

Y estos hechos terroristas coinciden con el año en cual se ha hecho el mayor esfuerzo para contratar la construcción de la doble calzada vial entre Buga y Buenaventura, como un trayecto esencial del corredor Bogotá – Buenaventura para darle competitividad a nuestra economía, generación de buenos empleos.

Bogotá – Buenaventura, con la doble calzada Bogotá – Girardot – San Rafael, en plena construcción; el tramo San Rafael – Ibagué – Cajamarca, próximo a adjudicarse en los días venideros; el Túnel de la Línea en plena construcción, las recientes adjudicaciones de la doble calzada Buga – Buenaventura, y también la reparación de la antigua vía Simón Bolívar, para que al estar en mejores condiciones pueda recibir el tráfico de carga que por allí necesite desviarse, mientras se adelantan los trabajos de la doble calzada.

Pero además, apreciados compatriotas, estos hechos terroristas coinciden con la selección de Buenaventura como uno de los puntos en los cuales se ejecuta nuestra estrategia de erradicación de la pobreza.

Cuando este gobierno empezó, Colombia tenía 220 mil Familias en Acción, familias pobres que reciben un subsidio del Estado para garantizar la nutrición y la educación de sus hijitos. En el mes de agosto serán millón y medio. En Buenaventura, como en el Litoral Pacífico, en el mes de agosto quedamos con una plena cobertura de Familias en Acción para el estrato uno y para los desplazados.

Sumemos a eso lo que nos permitirá el nuevo acto constitucional de transferencias: plena cobertura en educación básica, plena cobertura en régimen subsidiado de salud, un gran avance en saneamiento básico.

Sumemos a eso Banca de Oportunidades, que está haciendo un esfuerzo singular para hacer del microcrédito una herramienta de superación de pobreza, para ayudar a construir con el microcrédito una sociedad colombiana democrática, fraterna, sin odio de clases, pero también sin exclusiones.

Nos propusimos en el primer gobierno millón 800 mil microcréditos a igual número de familias colombianas. Y lo logramos. Nos hemos propuesto en el segundo gobierno cinco millones de microcréditos, Banca de Oportunidades para cinco millones de familias pobres de Colombia. Y con la ayuda de Dios, obtendremos esa meta. Buenaventura es epicentro de todos estos programas de política social.

El esfuerzo de la Policía para poder decomisar cuantiosas sumas de dinero en escondrijos del narcotráfico en Cali, nos llevó a tomar la decisión de dedicar esos dineros exclusivamente a vivienda social en Cali y en Buenaventura. Y a pesar de que todavía falta la sentencia del juez que declare extinguido el dominio por parte de quienes eran los titulares de esos dineros, el Gobierno ya ha tomado todas las previsiones para cumplirles a Cali y a Buenaventura.

Coinciden estos hechos terroristas de Buenaventura con la decisión del Gobierno de construir tres mil viviendas sociales en el puerto, que implicarán una inversión superior a 60 mil millones, donde no solamente aportaremos el subsidio sino que también instalaremos los servicios públicos y pagaremos la totalidad de la vivienda, para poder hacer una reubicación de compatriotas que viven allí en el hacinamiento tugurial de bajamar y traerlos a vivir en una zona digna, traerlos a vivir en viviendas dignas, con parques, con vías públicas, con andenes, con zonas de esparcimiento.

Y me preguntan los compatriotas: ¿y entonces qué pasa con el terrorismo en Buenaventura, si el Gobierno hace un gran esfuerzo con la política de Seguridad Democrática, y si hace un gran esfuerzo para poner la confianza inversionista a prueba con las nuevas inversiones de Buenaventura, y se escoge a Buenaventura como un sitio para experimentar toda la política social?

La respuesta es clara: aquí hubo 40 años de terrorismo. Esa maleza no es fácil de exterminar. Hay que tener perseverancia, constancia. No podemos descuidarnos y bañarnos en miel. No podemos dormir tranquilos. Hay que tener toda la vocación de lucha, toda la vocación de constancia. Y hoy reiteramos toda la vocación de constancia hasta derrotar el terrorismo completamente en Buenaventura y en todo el país.

Y me preguntan los compatriotas: bueno, Presidente, pero si ha habido un problema social en Buenaventura, si muchos de los trabajadores de los operadores portuarios no han estado afiliados a la seguridad social y ahora en las nuevas concesiones, que obliga a que los afilien a la seguridad social, a que les cumplan la totalidad de las normas del código laboral, si Buenaventura va a tener tres mil viviendas sociales, ya definido en el Plan de Desarrollo y ya financiadas, si en Buenaventura avanza el programa de Familias en Acción, un gran avance en el Sena, de Bienestar Familiar, empieza Banca de Oportunidades, ¿por qué el terrorismo persiste?
Porque el terrorismo no es consecuencia de la pobreza. El terrorismo es consecuencia de la maldad. Porque hay que pensar el país de manera diferente. La pobreza es consecuencia del terrorismo, que nos han dejado 40 años de las Farc, un poco menos del Eln, que nos dejó el Epl, que nos han dejado de 15 a 20 años de paramilitarismo. Nada bueno. Más pobreza, más desempleo, desconfianza inversionista. Por eso ahora, cuando hay en el país toda la firmeza de avanzar con la política de seguridad democrática, a pesar de dificultades y de reveses, la confianza inversionista se vuelca sobre el país y sobre Buenaventura.

El jueves sabíamos que mientras en 2002 al país llegaron 700 millones de dólares, solamente en el período de enero a mayo de este año, gracias a la confianza en Colombia, llegaron 3.748 millones de dólares, dinero transparente para invertir en Colombia. Y a eso todavía no le hemos incluido los 450 millones de dólares que los concesionarios de la Sociedad Portuaria se comprometen a invertir en Buenaventura.

Por más política social que hagamos, si nosotros no avanzamos con la seguridad democrática para derrotar el terrorismo, el terrorismo no cederá. El terrorismo no cede ante la política social. Al contrario, el terrorismo quiere perturbar la política social. El terrorismo no tiene interés que tengamos en Buenaventura Familias en Acción. El terrorismo lo que tiene interés es que Colombia siga en el caos, en la anarquía, que no pueda avanzar nuestro proceso de superación de la pobreza, nuestro proceso de construcción de confianza.

Hay que seguir haciendo política social y simultáneamente avanzando con la seguridad democrática.

Cuando llegué a la Presidencia, mis adversarios decían: es que Uribe es solamente guerra y lo que necesitamos es política social. Y cómo ha entendido de bien el pueblo colombiano que entre la política de seguridad y la política social no hay exclusión, sino imperativa convergencia.

Mientras sectores de la dirigencia política, que históricamente ignoraron la necesidad de la seguridad democrática, la siguen desconociendo, y en lugar de apoyar la seguridad democrática, salen al exterior a aprovechar cualquier micrófono para maltratar la dignidad de su patria, mientras eso ocurre, en la base del pueblo colombiano se ha ganado un gran intangible: el pueblo colombiano reclama por igual hoy más seguridad democrática y más política social.

El pueblo colombiano reclama por igual hoy más Familias en Acción (que en Bogotá serán 100 mil en agosto), más Banca de Oportunidades, más Bienestar Familiar, más Sena. Pero también reclama el pueblo colombiano más Policía, más Ejército, más Armada, porque el pueblo colombiano está cansado de tantos años de terrorismo durante los cuales no se le enfrentó.

Permítanme entonces decir a ustedes por qué el Gobierno ha tomado la reciente decisión de liberar a unas personas de las Farc, de liberar a Rodrigo Granda y ha reiterado que no acepta el despeje y que no acepta liberar personas de las Farc para que regresen a delinquir. Los 150 colombianos integrantes de las Farc liberados de la cárcel se comprometieron todos con el Gobierno a no regresar al delito, a incorporarse en el programa de reinserción.

El Gobierno que ha tomado desde el principio la decisión de no hacer despeje, la decisión de evitar que salgan guerrilleros de la cárcel para regresar a secuestrar y a asesinar, tomó la decisión para buscar la liberación de nuestros compatriotas, de excarcelar voluntariamente y unilateralmente a estos 150 guerrilleros de las Farc. Eso honra nuestra política de Seguridad Democrática, enaltece el espíritu humanitario de nuestra fuerza pública.

Le aceptamos al Presidente Sarkozy de Francia su solicitud para que fuera liberado Rodrigo Granda. Rodrigo Granda dijo que no se podía desmovilizar de las Farc, el Gobierno aceptó, pero adquirió el compromiso con el Comisionado de que él no regresaría al secuestro ni al asesinato. De muy buena fe el Gobierno le pidió que no estuviera en la clandestinidad sino públicamente, dándole la cara al país, a los medios, a la política, a la opinión nacional e internacional, y que actuara como gestor de paz.

Todo eso lo hacemos por el espíritu humanitario que tiene que prevalecer en esta patria democrática y que hace parte integral de nuestra severidad contra el terrorismo. Pero lo que no podemos hacer es despejar zonas. Lo que no podemos hacer es permitir que salgan gentes de las Farc de la cárcel para que se regresen a las Farc a asesinar y a secuestrar.

A mí me dicen: ¿por qué no despeja a Pradera y a Florida? Y contesto: porque el terrorismo utiliza las zonas de despeje para maltratar a la población, para guarecer allí a todos los integrantes del terrorismo, para trasladarlos desde otras partes, para evitar la acción de la fuerza pública. Utiliza la zonas de despeje para poder evitar la acción de la fuerza pública, para fortalecer su capacidad criminal.

¿Por qué el Gobierno no acepta zona de despeje? Porque al país lo tuvieron despejado durante 40 años, y por eso se llenó de guerrilla y de paramilitares. ¿Qué más despeje quieren? Y no hablemos del despeje de tres años y medio del Caguán. Hablemos de 40 años de despeje que permitieron que el país se inundara de guerrilla y de paramilitares.

Ahora hay que pensar el despeje pero al revés. Lo que necesitamos es despejar a Colombia de terroristas. Entregarle la totalidad del pueblo de Colombia a las gentes de bien, a los colombianos de trabajo honrado, a esos 43 – 44 millones de compatriotas que diariamente, en su trabajo honrado, honran el texto y el espíritu de nuestra Constitución.

No hay despeje de territorio para que sea inundado por terrorismo. La orden es: despejar todo territorio donde haya terroristas, para que en ese territorio, al ser despejado de terroristas, puedan vivir tranquilamente los colombianos.

Señores Comandantes, señor Ministro: en lugar de despejar a Pradera y Florida, para que se conviertan en santuarios del terrorismo, vamos a volcar toda la fuerza pública sobre Buenaventura y sus alrededores, para que Buenaventura quede despejado de terroristas y allí solamente campee la convivencia, la tranquilidad, el trabajo honrado y la esperanza y la felicidad de las nuevas generaciones.

Y vamos a ajustar esta política de seguridad democrática. El Congreso tomó en diciembre la decisión de derramar un nuevo impuesto a los sectores más ricos para consolidar la política de seguridad democrática. Eso nos va a ayudar.

Y en una agenda legislativa extraordinaria, que el país tiene que aplaudir, el Congreso acaba de aprobar un sinnúmero de leyes, una de las cuales es la ley que reforma la justicia, ley que nos facilita que siga la justicia especial, ley que nos facilita combatir el crimen urbano, ley que nos facilita que fiscales y jueces aprecien la peligrosidad de los criminales y no continúen permitiendo la reincidencia de los criminales. Estábamos desde hace muchos meses tras esta ley. Ha sido aprobada por el Congreso, y por fortuna esta semana nos proponemos sancionarla.

En buena hora el Congreso ha contribuido a la confianza en Colombia. Ahora han aparecido una serie de delitos, casi todos anteriores a mi Gobierno, que vinculan a algunos congresistas. La justicia ha sido apoyada por nosotros, como tiene que ser. Lo que no podemos hacer es confundir la suerte judicial de algunos congresistas con la posibilidad de la desestabilización institucional. Creo que se ha procedido bien: que la justicia investigue a quienes tengan que investigar, pero que la institución del Congreso cumpla su deber y se consolide.

Celebro lo que ha ocurrido: la aprobación de esta agenda legislativa tan importante. El TLC, las leyes de justicia, Agro Ingreso Seguro, la ley de desarrollo agropecuario, las transferencias, ese equilibrio entre la descentralización y la salud de las finanzas de la Nación, para que el país logre plena cobertura en educación y en salud. Un conjunto extraordinario de leyes.

Claro que nos falta. En la próxima legislatura el Congreso se ocupará de nuevo de un acto constitucional para introducirle más transparencia a la política. Particularmente insistiré en la necesidad de penalizar la dosis personal de droga, porque no comprendemos que en este país, donde se extradita, se confisca, se erradica droga, se paga un sacrificio tan alto por el terrorismo de la droga, haya permisividad con la dosis personal, que induce al crimen. Insistiré en este mes hasta el 20 de julio, en cualquier reunión con mis compatriotas, sobre la necesidad de penalizar la dosis personal de droga, y el 20 de julio presentaremos de nuevo el proyecto de acto legislativo.

Me extraña que ahora que se ha hecho el balance no se pondere suficientemente bien la tarea del Congreso. Y cuando se hace la lista de lo que falta, se oculte y se guarde silencio sobre algo muy importante que falta en la agenda legislativa: penalizar la dosis personal de droga.

No entiendo que un país que extradita, permita que la gente libremente consuma droga. No entiendo que un país que tiene a sus soldados y sus policías en lucha denodada contra el terrorismo, permita libremente la dosis personal de droga. No entiendo que un país que acaba de adoptar el código para castigar severamente la violencia intrafamiliar, permita que la dosis personal de droga corrompa a los niños, los conduzca por los caminos del delito y afecte la tranquilidad y la armonía de las familias.

Por eso recordaré a los colombianos la necesidad de incluir en lo que falta, en el primer renglón de las necesidades legislativas de la Nación, la sanción, la penalización de la dosis personal de droga.

Ha hecho bien el Congreso con lo aprobado. Y esperamos que con la legislatura de julio a diciembre sea también una legislatura pródiga para Colombia.

Déjenme hacer una reflexión con el tema de la narcopolítica, conjunto de delitos en su mayoría acaecidos antes de este Gobierno. Muchos querían que se revocara el Congreso, que convocáramos una constituyente, que fracasara la agenda legislativa. Cualquiera de esas posibilidades habría sido un salto a la anarquía. Habría sido un salto al vacío. Habría sido ponerle un aplazamiento a la confianza en Colombia.

Hemos procedido bien. En lugar de dejarnos tentar por la disolución del Congreso, lo que hemos hecho es impulsar la agenda legislativa que se acaba de aprobar, que dice bien de Colombia, que les da confianza a los colombianos, que le da confianza al mundo.

¿Qué sería mejor? ¿Haber disuelto el Congreso, estar hoy con entuertos y malabares jurídicos, mirando a ver quién lo sustituye, sin tener certeza de cómo quedarían las transferencias, el TLC, las normas de justicia, o haber apoyado a la justicia y haber apoyado a la institución del Congreso, y poderle entregar al país hoy un balance bien importante en materia de leyes, y poder hacerle un llamamiento confiado para que el Congreso que empiece el 20 de julio apruebe las normas que aún nos hacen falta para el bien de la República?

Y mientras se aprueban las nuevas normas políticas, con el Gobierno, con los partidos, con alcaldes y gobernadores, con la presencia de la fuerza pública en todo el territorio, nos proponemos garantizar la pureza de las elecciones de octubre.

Que mientras algunos despachan en el extranjero maltratando la dignidad de la patria, los soldados y los policías, los alcaldes y los gobernadores, los ministros, el Presidente de la República, estemos en cada esquina de la patria trabajando por nuestro programa “A Voto Limpio”, para que las elecciones de octubre se financien exclusivamente con dinero transparente, para que no haya intimidación por parte de bandas criminales, para que siga el avance que hemos logrado desde 2002.

Porque a esta concurrencia que hoy se congrega bajo este alero de la Escuela General Santander, debo recordar que la mayoría de delitos que se investigan son anteriores al 2002. Que las elecciones del 2003 registraron un gran mejoramiento. Y que la única queja válida frente a las elecciones del 2006 sería la mía, porque a mis electores de Nariño, las Farc, con un paro armado, no les permitió votar por esta candidatura. Con fusiles en el cuello los obligó a votar por otras candidaturas.

Mejoramos en el 2003 frente al 2002. Mejoramos en el 2006 frente al 2003, gracias a la Seguridad Democrática. Y nos proponemos de las elecciones de octubre un ejemplo colombiano de transparencia para la democracia del mundo.

Por eso hago ese llamado a todos los integrantes de la fuerza pública. Que estos subtenientes que hoy graduamos nos ayuden a purificar esta democracia. A que esta democracia no tenga un solo lunar. A que a medida que nosotros avanzamos en la decisión de derrotar el terrorismo, de rescatar secuestrados, de capturar o dar de bajo los cabecillas, también avancemos en la tarea de poder proteger el voto, la conciencia electoral de los colombianos.

Y quiero hoy hacer un homenaje a todos estos graduandos. Enaltecen a su generación. En lugar de haberse dejado tentar por cualquiera de las organizaciones terroristas o por el crimen, se vincularon a la Policía Nacional, que hoy orgullosamente los gradúa.

Y quiero hacer un homenaje a quien ocupó el primer puesto: al subteniente Elvis Erney Hernandez. Lo aplaudimos. Representa muy bien a su generación. Representa muy bien a sus compañeros de curso. Honra a su familia.

Y quiero hacer un homenaje a los papás, a las mamás, a los hermanos, a los familiares de nuestros graduandos. Han entregado hoy a la Policía Nacional lo mejor de su vida: sus hijos, para que estos hijos, con el amor a Colombia y la protección de Dios y la Virgen María, contribuyan a entregarles un país seguro, que sea presupuesto de felicidad, a las nuevas generaciones de colombianos.

Compatriotas: 40 años de guerrillas crearon 20 años de paramilitarismo. Cuando aquí se quería simplemente ignorar la existencia de los unos y los otros, ambos crecieron. Este Gobierno ha desmontado el paramilitarismo. Y le quedan tres años en los cuales trabajeremos de día y de noche para dejar desmontadas las guerrillas.

Señores Generales, señor Ministro, objetivo: ¡A la carga contra lo que nos queda de criminales! Eran 60 mil, se han desmovilizado 43 mil.

Señor General Ballesteros: la Fuerza Aérea, la semana pasada, dio una noticia muy importante de la eficacia de sus operativos. No apague esos aviones, rellénelos de gasolina sin apagarlos, manténgalos bombardeando al terrorismo, para que puedan llegar auras de felicidad a las nuevas generaciones de colombianos.

Querida comunidad: muchas gracias. Padres de familia: muchas gracias. Graduandos: ¡ánimo, que el futuro de Colombia está en las manos de ustedes!”.

 
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