PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN LA ESCUELA DE CADETES GENERAL SANTANDER
DE LA POLICÍA NACIONAL
Junio 25 de 2007 (Bogotá D.C.
- Cundinamarca)
“Nos reunimos nuevamente en este campo de la Escuela
General Santander para recibir con esperanza el ascenso a
subtenientes de 164 bachilleres, 94 profesionales, dos de
ellos extranjeros de nacionalidad hondureña: los subtenientes
Juan Carlos Escobar Figueroa y Roberto Carlos Sanariba.
Nos reunimos llenos de esperanza porque estos jóvenes,
después de haber completado buena parte de su período
académico, al ser ascendidos hoy a subtenientes se
incorporan a la nómina de los héroes de la
patria que rescatan para Colombia la tranquilidad, que es
el supuesto de la felicidad de las nuevas generaciones de
compatriotas.
Quiero destacar a la mujer. En esta promoción tenemos
25 mujeres. La evaluación de la mujer en la fuerza
pública de la patria no puede ser mejor. Incorruptibles,
eficaces en las más delicadas misiones. Dan dignidad,
transparencia, decoro, eficacia a la institución armada
de la nación.
Quiero rendir un homenaje al señor mayor Juan Carlos
Guerrero Barrera, asesinado por el terrorismo, en cuyo honor
graduamos hoy esta promoción. El Mayor Juan Carlos
Guerrero Barrera adelantaba una operación delicadísima
para liberar a Colombia de cabecillas del terrorismo, cuando
fue vilmente asesinado por el terrorismo.
Hay hechos tristes: su asesinato. Saludar aquí a
su madre y a su padre. A Jenny Patricia su señora.
Hay hechos tristes en Buenaventura. Hay hechos tristes en
el Líbano: el asesinato de los soldados colombianos
que allí se encontraban en los contingentes de Naciones
Unidas. Hechos tristes todos producto de la lucha del pueblo
colombiano contra el terrorismo.
Toda nuestra lucha es por el bien de Colombia y por el bien
del mundo. Cuando asesinan al mayor Juan Carlos Guerrero
en los Llanos Orientales es un hecho luctuoso que ofrenda
a Colombia por la paz del país, por superar las drogas
ilícitas y el terrorismo, que son una amenaza universal.
Cuando asesinan a nuestros soldados al servicio de un contingente
español incorporado en las fuerzas de las Naciones
Unidas en el Líbano (Jeferson Vargas Moya, Yeison
Castaño Abadía y Yohn Edisson Posada), es un
hecho luctuoso que el heroico pueblo de Colombia ofrenda
a la paz del mundo, a la lucha contra el terrorismo.
En una patria donde se hacen enormes esfuerzos, que el mundo
sepa hoy que mientras algunos despotrican contra nuestra
democracia, este año el heroico pueblo de Colombia
ha ofrendado la vida de 255 integrantes de la fuerza pública
y han resultado heridos 868. Todo en la lucha contra esos
flagelos universales, que son el terrorismo y su gemelo el
narcotráfico.
Cómo es de triste haber conocido la noticia del asesinato
del mayor Juan Carlos Guerrero. Cómo da tristeza saludar
a Jenny Patricia, su señora, esta mañana, cuando
se disponía a entregar la bandera al subteniente Elvis
Erney Hernández, primer puesto de la promoción
de graduandos. Cómo es de triste registrar la noticia
del asesinato de nuestros soldados en el Líbano. Cómo
es de triste constatar que estertores del terrorismo en Buenaventura
asesinan vilmente a civiles y a niños. Y cómo
es de alentador saber que en medio del dolor, el pueblo colombiano,
con heroísmo, tiene la decisión incancelable,
irrevocable, de derrotar el terrorismo y de conquistar la
paz.
Es una decisión todos los días más
fortalecida en el corazón de los colombianos. Y que
hoy se avala, se pone de presente, con esta gran promoción
de graduandos subtenientes que se incorporan a las operaciones
activas de la Policía Nacional.
Permítanme referir a Buenaventura. La fuerza pública
ha hecho allí todos los esfuerzos y los incrementos.
En las últimas semanas han sido dados de baja cabecillas
de las Farc como el señor “JJ”, que era
el director de toda esta operación terrorista. Se
ha trabajado muchísimo en la captura de las pandillas
terroristas y en la desmovilización. Avanzamos. Pero
los hechos del terrorismo contra niños y contra civiles
acreditan que necesitamos hacer mucho más.
Ahora está completando Buenaventura más de
800 agentes de la Policía, una muy fortalecida presencia
de la Armada Nacional, y desde hoy se ha dispuesto un gran
reforzamiento de los operativos de inteligencia.
Permítanme decir lo siguiente sobre Buenaventura:
podríamos decir que en Buenaventura se da hoy un centro
de los tres principales objetivos de nuestro gobierno: luchar
por consolidar la seguridad, a pesar de reveses y sacrificios;
luchar por consolidar la confianza inversionista, lo único
que habrá de generarnos en el mediano y largo plazo
un crecimiento alto de la economía, que con responsabilidad
social nos permita generar empleo con afiliación a
la seguridad social y superar la pobreza, y, por supuesto,
el avance en las metas sociales.
No desmayaremos. Además de fortalecer la inteligencia,
el señor Ministro de la Defensa y los altos mandos
ayer pidieron más cooperación de la ciudadanía
de Buenaventura, y se ha ofrecido una recompensa económica
por cada caso en el cual una denuncia evite un acto terrorista
o permita la captura de un terrorista. Recompensa para cada
caso en el cual la denuncia recaba la tipificación
de un acto terrorista, lo evite o nos permita poner a buen
recaudo, a orden de los jueces de la República, a
quien hubiera perpetrado ese acto terrorista.
No desmayaremos con el fortalecimiento, hasta donde sea
necesario, de la Policía, de la Armada, de la inteligencia.
Coinciden estos nuevos hechos terroristas con avances nunca
antes registrados en el desmantelamiento de las bandas de
las Farc y del narcotráfico que azotan a Buenaventura.
Coinciden estos hechos terroristas con un avance sin precedentes
en confianza inversionista. Justamente la semana pasada,
cuando empezaban a darse estos hechos terroristas en Buenaventura,
el Gobierno estaba culminando la negociación que permitirá que
el sector privado invierta en los próximos años
450 millones de dólares al puerto de Buenaventura,
lo convierta en uno de los más importantes del continente.
Eso no se podría hacer sin la confianza inversionista,
que ha venido por fortuna volcándose sobre Colombia.
Y el mismo día que culminábamos la negociación
con la Concesión Portuaria, para invertirle 450 millones
de dólares al puerto, también se adjudicaban
otras dos concesiones: la concesión de Agua Dulce
para otro puerto y la del conjunto industrial portuario.
Todo ello permitirá que Buenaventura pase de una
capacidad portuaria de 11 millones de toneladas al año,
a una capacidad portuaria de más de 45 millones de
toneladas al año. En eso persistiremos.
Y estos hechos terroristas coinciden con el año en
cual se ha hecho el mayor esfuerzo para contratar la construcción
de la doble calzada vial entre Buga y Buenaventura, como
un trayecto esencial del corredor Bogotá – Buenaventura
para darle competitividad a nuestra economía, generación
de buenos empleos.
Bogotá – Buenaventura, con la doble calzada
Bogotá – Girardot – San Rafael, en plena
construcción; el tramo San Rafael – Ibagué – Cajamarca,
próximo a adjudicarse en los días venideros;
el Túnel de la Línea en plena construcción,
las recientes adjudicaciones de la doble calzada Buga – Buenaventura,
y también la reparación de la antigua vía
Simón Bolívar, para que al estar en mejores
condiciones pueda recibir el tráfico de carga que
por allí necesite desviarse, mientras se adelantan
los trabajos de la doble calzada.
Pero además, apreciados compatriotas, estos hechos
terroristas coinciden con la selección de Buenaventura
como uno de los puntos en los cuales se ejecuta nuestra estrategia
de erradicación de la pobreza.
Cuando este gobierno empezó, Colombia tenía
220 mil Familias en Acción, familias pobres que reciben
un subsidio del Estado para garantizar la nutrición
y la educación de sus hijitos. En el mes de agosto
serán millón y medio. En Buenaventura, como
en el Litoral Pacífico, en el mes de agosto quedamos
con una plena cobertura de Familias en Acción para
el estrato uno y para los desplazados.
Sumemos a eso lo que nos permitirá el nuevo acto
constitucional de transferencias: plena cobertura en educación
básica, plena cobertura en régimen subsidiado
de salud, un gran avance en saneamiento básico.
Sumemos a eso Banca de Oportunidades, que está haciendo
un esfuerzo singular para hacer del microcrédito una
herramienta de superación de pobreza, para ayudar
a construir con el microcrédito una sociedad colombiana
democrática, fraterna, sin odio de clases, pero también
sin exclusiones.
Nos propusimos en el primer gobierno millón 800 mil
microcréditos a igual número de familias colombianas.
Y lo logramos. Nos hemos propuesto en el segundo gobierno
cinco millones de microcréditos, Banca de Oportunidades
para cinco millones de familias pobres de Colombia. Y con
la ayuda de Dios, obtendremos esa meta. Buenaventura es epicentro
de todos estos programas de política social.
El esfuerzo de la Policía para poder decomisar cuantiosas
sumas de dinero en escondrijos del narcotráfico en
Cali, nos llevó a tomar la decisión de dedicar
esos dineros exclusivamente a vivienda social en Cali y en
Buenaventura. Y a pesar de que todavía falta la sentencia
del juez que declare extinguido el dominio por parte de quienes
eran los titulares de esos dineros, el Gobierno ya ha tomado
todas las previsiones para cumplirles a Cali y a Buenaventura.
Coinciden estos hechos terroristas de Buenaventura con la
decisión del Gobierno de construir tres mil viviendas
sociales en el puerto, que implicarán una inversión
superior a 60 mil millones, donde no solamente aportaremos
el subsidio sino que también instalaremos los servicios
públicos y pagaremos la totalidad de la vivienda,
para poder hacer una reubicación de compatriotas que
viven allí en el hacinamiento tugurial de bajamar
y traerlos a vivir en una zona digna, traerlos a vivir en
viviendas dignas, con parques, con vías públicas,
con andenes, con zonas de esparcimiento.
Y me preguntan los compatriotas: ¿y entonces qué pasa
con el terrorismo en Buenaventura, si el Gobierno hace un
gran esfuerzo con la política de Seguridad Democrática,
y si hace un gran esfuerzo para poner la confianza inversionista
a prueba con las nuevas inversiones de Buenaventura, y se
escoge a Buenaventura como un sitio para experimentar toda
la política social?
La respuesta es clara: aquí hubo 40 años de
terrorismo. Esa maleza no es fácil de exterminar.
Hay que tener perseverancia, constancia. No podemos descuidarnos
y bañarnos en miel. No podemos dormir tranquilos.
Hay que tener toda la vocación de lucha, toda la vocación
de constancia. Y hoy reiteramos toda la vocación de
constancia hasta derrotar el terrorismo completamente en
Buenaventura y en todo el país.
Y me preguntan los compatriotas: bueno, Presidente, pero
si ha habido un problema social en Buenaventura, si muchos
de los trabajadores de los operadores portuarios no han estado
afiliados a la seguridad social y ahora en las nuevas concesiones,
que obliga a que los afilien a la seguridad social, a que
les cumplan la totalidad de las normas del código
laboral, si Buenaventura va a tener tres mil viviendas sociales,
ya definido en el Plan de Desarrollo y ya financiadas, si
en Buenaventura avanza el programa de Familias en Acción,
un gran avance en el Sena, de Bienestar Familiar, empieza
Banca de Oportunidades, ¿por qué el terrorismo
persiste?
Porque el terrorismo no es consecuencia de la pobreza. El terrorismo es consecuencia
de la maldad. Porque hay que pensar el país de manera diferente. La
pobreza es consecuencia del terrorismo, que nos han dejado 40 años de
las Farc, un poco menos del Eln, que nos dejó el Epl, que nos han dejado
de 15 a 20 años de paramilitarismo. Nada bueno. Más pobreza,
más desempleo, desconfianza inversionista. Por eso ahora, cuando hay
en el país toda la firmeza de avanzar con la política de seguridad
democrática, a pesar de dificultades y de reveses, la confianza inversionista
se vuelca sobre el país y sobre Buenaventura.
El jueves sabíamos que mientras en 2002 al país
llegaron 700 millones de dólares, solamente en el
período de enero a mayo de este año, gracias
a la confianza en Colombia, llegaron 3.748 millones de dólares,
dinero transparente para invertir en Colombia. Y a eso todavía
no le hemos incluido los 450 millones de dólares que
los concesionarios de la Sociedad Portuaria se comprometen
a invertir en Buenaventura.
Por más política social que hagamos, si nosotros
no avanzamos con la seguridad democrática para derrotar
el terrorismo, el terrorismo no cederá. El terrorismo
no cede ante la política social. Al contrario, el
terrorismo quiere perturbar la política social. El
terrorismo no tiene interés que tengamos en Buenaventura
Familias en Acción. El terrorismo lo que tiene interés
es que Colombia siga en el caos, en la anarquía, que
no pueda avanzar nuestro proceso de superación de
la pobreza, nuestro proceso de construcción de confianza.
Hay que seguir haciendo política social y simultáneamente
avanzando con la seguridad democrática.
Cuando llegué a la Presidencia, mis adversarios decían:
es que Uribe es solamente guerra y lo que necesitamos es
política social. Y cómo ha entendido de bien
el pueblo colombiano que entre la política de seguridad
y la política social no hay exclusión, sino
imperativa convergencia.
Mientras sectores de la dirigencia política, que
históricamente ignoraron la necesidad de la seguridad
democrática, la siguen desconociendo, y en lugar de
apoyar la seguridad democrática, salen al exterior
a aprovechar cualquier micrófono para maltratar la
dignidad de su patria, mientras eso ocurre, en la base del
pueblo colombiano se ha ganado un gran intangible: el pueblo
colombiano reclama por igual hoy más seguridad democrática
y más política social.
El pueblo colombiano reclama por igual hoy más Familias
en Acción (que en Bogotá serán 100 mil
en agosto), más Banca de Oportunidades, más
Bienestar Familiar, más Sena. Pero también
reclama el pueblo colombiano más Policía, más
Ejército, más Armada, porque el pueblo colombiano
está cansado de tantos años de terrorismo durante
los cuales no se le enfrentó.
Permítanme entonces decir a ustedes por qué el
Gobierno ha tomado la reciente decisión de liberar
a unas personas de las Farc, de liberar a Rodrigo Granda
y ha reiterado que no acepta el despeje y que no acepta liberar
personas de las Farc para que regresen a delinquir. Los 150
colombianos integrantes de las Farc liberados de la cárcel
se comprometieron todos con el Gobierno a no regresar al
delito, a incorporarse en el programa de reinserción.
El Gobierno que ha tomado desde el principio la decisión
de no hacer despeje, la decisión de evitar que salgan
guerrilleros de la cárcel para regresar a secuestrar
y a asesinar, tomó la decisión para buscar
la liberación de nuestros compatriotas, de excarcelar
voluntariamente y unilateralmente a estos 150 guerrilleros
de las Farc. Eso honra nuestra política de Seguridad
Democrática, enaltece el espíritu humanitario
de nuestra fuerza pública.
Le aceptamos al Presidente Sarkozy de Francia su solicitud
para que fuera liberado Rodrigo Granda. Rodrigo Granda dijo
que no se podía desmovilizar de las Farc, el Gobierno
aceptó, pero adquirió el compromiso con el
Comisionado de que él no regresaría al secuestro
ni al asesinato. De muy buena fe el Gobierno le pidió que
no estuviera en la clandestinidad sino públicamente,
dándole la cara al país, a los medios, a la
política, a la opinión nacional e internacional,
y que actuara como gestor de paz.
Todo eso lo hacemos por el espíritu humanitario que
tiene que prevalecer en esta patria democrática y
que hace parte integral de nuestra severidad contra el terrorismo.
Pero lo que no podemos hacer es despejar zonas. Lo que no
podemos hacer es permitir que salgan gentes de las Farc de
la cárcel para que se regresen a las Farc a asesinar
y a secuestrar.
A mí me dicen: ¿por qué no despeja
a Pradera y a Florida? Y contesto: porque el terrorismo utiliza
las zonas de despeje para maltratar a la población,
para guarecer allí a todos los integrantes del terrorismo,
para trasladarlos desde otras partes, para evitar la acción
de la fuerza pública. Utiliza la zonas de despeje
para poder evitar la acción de la fuerza pública,
para fortalecer su capacidad criminal.
¿Por qué el Gobierno no acepta zona de despeje?
Porque al país lo tuvieron despejado durante 40 años,
y por eso se llenó de guerrilla y de paramilitares. ¿Qué más
despeje quieren? Y no hablemos del despeje de tres años
y medio del Caguán. Hablemos de 40 años de
despeje que permitieron que el país se inundara de
guerrilla y de paramilitares.
Ahora hay que pensar el despeje pero al revés. Lo
que necesitamos es despejar a Colombia de terroristas. Entregarle
la totalidad del pueblo de Colombia a las gentes de bien,
a los colombianos de trabajo honrado, a esos 43 – 44
millones de compatriotas que diariamente, en su trabajo honrado,
honran el texto y el espíritu de nuestra Constitución.
No hay despeje de territorio para que sea inundado por terrorismo.
La orden es: despejar todo territorio donde haya terroristas,
para que en ese territorio, al ser despejado de terroristas,
puedan vivir tranquilamente los colombianos.
Señores Comandantes, señor Ministro: en lugar
de despejar a Pradera y Florida, para que se conviertan en
santuarios del terrorismo, vamos a volcar toda la fuerza
pública sobre Buenaventura y sus alrededores, para
que Buenaventura quede despejado de terroristas y allí solamente
campee la convivencia, la tranquilidad, el trabajo honrado
y la esperanza y la felicidad de las nuevas generaciones.
Y vamos a ajustar esta política de seguridad democrática.
El Congreso tomó en diciembre la decisión de
derramar un nuevo impuesto a los sectores más ricos
para consolidar la política de seguridad democrática.
Eso nos va a ayudar.
Y en una agenda legislativa extraordinaria, que el país
tiene que aplaudir, el Congreso acaba de aprobar un sinnúmero
de leyes, una de las cuales es la ley que reforma la justicia,
ley que nos facilita que siga la justicia especial, ley que
nos facilita combatir el crimen urbano, ley que nos facilita
que fiscales y jueces aprecien la peligrosidad de los criminales
y no continúen permitiendo la reincidencia de los
criminales. Estábamos desde hace muchos meses tras
esta ley. Ha sido aprobada por el Congreso, y por fortuna
esta semana nos proponemos sancionarla.
En buena hora el Congreso ha contribuido a la confianza
en Colombia. Ahora han aparecido una serie de delitos, casi
todos anteriores a mi Gobierno, que vinculan a algunos congresistas.
La justicia ha sido apoyada por nosotros, como tiene que
ser. Lo que no podemos hacer es confundir la suerte judicial
de algunos congresistas con la posibilidad de la desestabilización
institucional. Creo que se ha procedido bien: que la justicia
investigue a quienes tengan que investigar, pero que la institución
del Congreso cumpla su deber y se consolide.
Celebro lo que ha ocurrido: la aprobación de esta
agenda legislativa tan importante. El TLC, las leyes de justicia,
Agro Ingreso Seguro, la ley de desarrollo agropecuario, las
transferencias, ese equilibrio entre la descentralización
y la salud de las finanzas de la Nación, para que
el país logre plena cobertura en educación
y en salud. Un conjunto extraordinario de leyes.
Claro que nos falta. En la próxima legislatura el
Congreso se ocupará de nuevo de un acto constitucional
para introducirle más transparencia a la política.
Particularmente insistiré en la necesidad de penalizar
la dosis personal de droga, porque no comprendemos que en
este país, donde se extradita, se confisca, se erradica
droga, se paga un sacrificio tan alto por el terrorismo de
la droga, haya permisividad con la dosis personal, que induce
al crimen. Insistiré en este mes hasta el 20 de julio,
en cualquier reunión con mis compatriotas, sobre la
necesidad de penalizar la dosis personal de droga, y el 20
de julio presentaremos de nuevo el proyecto de acto legislativo.
Me extraña que ahora que se ha hecho el balance no
se pondere suficientemente bien la tarea del Congreso. Y
cuando se hace la lista de lo que falta, se oculte y se guarde
silencio sobre algo muy importante que falta en la agenda
legislativa: penalizar la dosis personal de droga.
No entiendo que un país que extradita, permita que
la gente libremente consuma droga. No entiendo que un país
que tiene a sus soldados y sus policías en lucha denodada
contra el terrorismo, permita libremente la dosis personal
de droga. No entiendo que un país que acaba de adoptar
el código para castigar severamente la violencia intrafamiliar,
permita que la dosis personal de droga corrompa a los niños,
los conduzca por los caminos del delito y afecte la tranquilidad
y la armonía de las familias.
Por eso recordaré a los colombianos la necesidad
de incluir en lo que falta, en el primer renglón de
las necesidades legislativas de la Nación, la sanción,
la penalización de la dosis personal de droga.
Ha hecho bien el Congreso con lo aprobado. Y esperamos que
con la legislatura de julio a diciembre sea también
una legislatura pródiga para Colombia.
Déjenme hacer una reflexión con el tema de
la narcopolítica, conjunto de delitos en su mayoría
acaecidos antes de este Gobierno. Muchos querían que
se revocara el Congreso, que convocáramos una constituyente,
que fracasara la agenda legislativa. Cualquiera de esas posibilidades
habría sido un salto a la anarquía. Habría
sido un salto al vacío. Habría sido ponerle
un aplazamiento a la confianza en Colombia.
Hemos procedido bien. En lugar de dejarnos tentar por la
disolución del Congreso, lo que hemos hecho es impulsar
la agenda legislativa que se acaba de aprobar, que dice bien
de Colombia, que les da confianza a los colombianos, que
le da confianza al mundo.
¿Qué sería mejor? ¿Haber disuelto
el Congreso, estar hoy con entuertos y malabares jurídicos,
mirando a ver quién lo sustituye, sin tener certeza
de cómo quedarían las transferencias, el TLC,
las normas de justicia, o haber apoyado a la justicia y haber
apoyado a la institución del Congreso, y poderle entregar
al país hoy un balance bien importante en materia
de leyes, y poder hacerle un llamamiento confiado para que
el Congreso que empiece el 20 de julio apruebe las normas
que aún nos hacen falta para el bien de la República?
Y mientras se aprueban las nuevas normas políticas,
con el Gobierno, con los partidos, con alcaldes y gobernadores,
con la presencia de la fuerza pública en todo el territorio,
nos proponemos garantizar la pureza de las elecciones de
octubre.
Que mientras algunos despachan en el extranjero maltratando
la dignidad de la patria, los soldados y los policías,
los alcaldes y los gobernadores, los ministros, el Presidente
de la República, estemos en cada esquina de la patria
trabajando por nuestro programa “A Voto Limpio”,
para que las elecciones de octubre se financien exclusivamente
con dinero transparente, para que no haya intimidación
por parte de bandas criminales, para que siga el avance que
hemos logrado desde 2002.
Porque a esta concurrencia que hoy se congrega bajo este
alero de la Escuela General Santander, debo recordar que
la mayoría de delitos que se investigan son anteriores
al 2002. Que las elecciones del 2003 registraron un gran
mejoramiento. Y que la única queja válida frente
a las elecciones del 2006 sería la mía, porque
a mis electores de Nariño, las Farc, con un paro armado,
no les permitió votar por esta candidatura. Con fusiles
en el cuello los obligó a votar por otras candidaturas.
Mejoramos en el 2003 frente al 2002. Mejoramos en el 2006
frente al 2003, gracias a la Seguridad Democrática.
Y nos proponemos de las elecciones de octubre un ejemplo
colombiano de transparencia para la democracia del mundo.
Por eso hago ese llamado a todos los integrantes de la fuerza
pública. Que estos subtenientes que hoy graduamos
nos ayuden a purificar esta democracia. A que esta democracia
no tenga un solo lunar. A que a medida que nosotros avanzamos
en la decisión de derrotar el terrorismo, de rescatar
secuestrados, de capturar o dar de bajo los cabecillas, también
avancemos en la tarea de poder proteger el voto, la conciencia
electoral de los colombianos.
Y quiero hoy hacer un homenaje a todos estos graduandos.
Enaltecen a su generación. En lugar de haberse dejado
tentar por cualquiera de las organizaciones terroristas o
por el crimen, se vincularon a la Policía Nacional,
que hoy orgullosamente los gradúa.
Y quiero hacer un homenaje a quien ocupó el primer
puesto: al subteniente Elvis Erney Hernandez. Lo aplaudimos.
Representa muy bien a su generación. Representa muy
bien a sus compañeros de curso. Honra a su familia.
Y quiero hacer un homenaje a los papás, a las mamás,
a los hermanos, a los familiares de nuestros graduandos.
Han entregado hoy a la Policía Nacional lo mejor de
su vida: sus hijos, para que estos hijos, con el amor a Colombia
y la protección de Dios y la Virgen María,
contribuyan a entregarles un país seguro, que sea
presupuesto de felicidad, a las nuevas generaciones de colombianos.
Compatriotas: 40 años de guerrillas crearon 20 años
de paramilitarismo. Cuando aquí se quería simplemente
ignorar la existencia de los unos y los otros, ambos crecieron.
Este Gobierno ha desmontado el paramilitarismo. Y le quedan
tres años en los cuales trabajeremos de día
y de noche para dejar desmontadas las guerrillas.
Señores Generales, señor Ministro, objetivo: ¡A
la carga contra lo que nos queda de criminales! Eran 60 mil,
se han desmovilizado 43 mil.
Señor General Ballesteros: la Fuerza Aérea,
la semana pasada, dio una noticia muy importante de la eficacia
de sus operativos. No apague esos aviones, rellénelos
de gasolina sin apagarlos, manténgalos bombardeando
al terrorismo, para que puedan llegar auras de felicidad
a las nuevas generaciones de colombianos.
Querida comunidad: muchas gracias. Padres de familia: muchas
gracias. Graduandos: ¡ánimo, que el futuro de
Colombia está en las manos de ustedes!”. |