INAUGURACIÓN DE LAS INSTALACIONES
DE CARACOL TELEVISIÓN
Marzo 30 de 2007 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Hemos entregado la Medalla
Manuel Murillo Toro a Caracol, en esta oportunidad
de sus 53 años y de este
nuevo avance, para testimoniar en nombre del Gobierno
Nacional el reconocimiento a este gran esfuerzo, a
esta gran tarea para darle oportunidades a las libertades
colombianas, para darle oportunidad a la inteligencia
y a la creatividad de nuestros compatriotas.
La Medalla Manuel Murillo Toro
significa mucho. Él
fue el Presidente héroe de los bienios que sucedieron
a la Constitución del 63 y que fueron interrumpidos
por la del 86. Gran luchador, al lado de Mosquera,
para que el país avanzará en esa Constitución
del 63 en libertades y en descentralización.
Fundó el Estado Soberano del Tolima y se convirtió en
el gran pionero de las comunicaciones en Colombia.
Hablar de Murillo Toro es hablar
de un colombiano superior en todas las épocas.
Entrego con mucha energía de Patria esta condecoración
a Caracol, por lo que representa en la historia de
Colombia Manuel Murillo y por lo que representa Caracol
para las libertades de Colombia y para la creatividad
del talento de nuestros compatriotas.
Muchas felicitaciones a los
fundadores de Caracol, aquí representados por el doctor Fernando Londoño
y por Alfonso López Caballero, en representación
del ex presidente Alfonso López Michelsen.
Muchas felicitaciones a quienes han estado en todas
las horas de Caracol.
Muchas felicitaciones a sus actuales accionistas,
encabezados por don Julio Mario Santodomingo.
Muchas gracias, don Julio Mario, por la fe en Colombia,
por la confianza en nuestros compatriotas.
Muchas felicitaciones al equipo de Caracol, encabezado
por Paulo Laserna.
He tenido el privilegio de
conocer a Paulo Laserna hace muchos años, de seguir su carrera periodística –que
ha sido una sucesión de éxitos–,
de conocer su inteligencia, su perseverancia, su energía.
Y todavía cometo errores de depositarle secretos,
como el que le transmití cuando vi a todos estos
compatriotas que enmarcan este auditorio y le dije: “¡Qué efecto
visual tan importante de votos y de compañía
popular!”.
Muchas felicitaciones, Paulo,
por esta obra de tesón,
por esta obra de perseverancia en lo que ha sido su
exitosa carrera periodística.
Y qué bueno. Cuando veo estos esfuerzos, digo:
los celebró, pero quiero que en Colombia sean
muchos, muchos más. Que cada esfuerzo de estos
produzca un efecto multiplicador y genere muchísimos
más.
Y eso me lleva a decirles a
ustedes que venimos trabajando, con cuidado, lo que
es una necesidad para Colombia
en el debate político latinoamericano de hoy.
Venimos trabajando con cuidado
para que este país
sea un país generador de mayor, y mayor confianza.
¿Qué trabajamos? Un modelo de Estado,
un modelo de sociedad, unos propósitos de Gobierno,
un modelo de Estado donde la decisión es: el
Estado se reforma, pero no se destruye. Es el gran
garante de la responsabilidad social.
Pero, al mismo tiempo, no puede haber estatismo. El
Estado como garante de la responsabilidad social, pero
sin tentaciones estatistas.
El Estado que dé todas las garantías
a la inversión privada, que genere toda la confianza
a la inversión privada, pero exigiendo responsabilidad
social. Responsabilidad social que se tiene que traducir
en las relaciones transparentes con la sociedad, con
las instituciones, y en las relaciones laborales.
Unas relaciones laborales que
no pueden estar caracterizadas ni por el capitalismo
salvaje ni tampoco por el odio
de clases que trajeron las tendencias marxistas, que
ojalá sean guiadas por la fraternidad cristiana,
por la democracia solidaria.
Y hemos venido trabajando un concepto de sociedad,
una sociedad colombiana en permanente debate, con un
pluralismo vibrante, profundo, pero que sea capaz de
superar contradicciones. Que no se estanque en antagonismos
insuperables.
Una sociedad colombiana en
un permanente ejercicio democrático, en una ruta continuada de progreso,
con condiciones de movilidad social, que son las que
finalmente hoy garantizan el sello democrático
de una sociedad.
Tenemos enfrente tres propósitos de Gobierno:
consolidar la Seguridad Democrática, consolidar
las tendencias de inversión y cumplir las metas
sociales. Y están profundamente relacionados.
Sin Seguridad Democrática no se da la confianza
para que podamos consolidar altas tasas de inversión.
Sin altas de inversión no es posible la sostenibilidad
de la Seguridad Democrática. Sin altas tasas
de inversión no es posible construir una sociedad
equitativa, en permanente progreso.
Una cosa es pretender una sociedad equitativa, nivelando
por la miseria, y otra cosa es buscar una sociedad
equitativa y en permanente progreso, en avance hacia
el bienestar.
Las metas sociales son las únicas que justifican
las tasas de inversión, y son las que le dan
credibilidad a la razón de ser de la Seguridad
Democrática.
Por eso en estos años hemos derramado un impuesto
transitorio a los mayores patrimonios del país,
para poder financiar la consolidación de la
Seguridad Democrática.
Hace cuatro años la tasa de inversión
en nuestro país representaba el 12 por ciento
del PIB (Producto Interno Bruto), ahora el 26 (por
ciento del PIB).
La inversión privada
representaba el seis y medio (por ciento del PIB),
ahora el 19 (por ciento
del PIB).
Tenemos que hacer todos los
esfuerzos para que esas tasas de inversión no se caigan, para mantenerlas
en un piso del 26 (por ciento del PIB), ojalá crezcan.
Y eso exige confianza. Nosotros
trabajamos la confianza con los propósitos
de Estado, con el concepto.
Trabajamos la confianza, además, con garantías
a la inversión, para que esa inversión
se dé con responsabilidad social.
Hemos adoptado un Estatuto
Tributario bien atractivo de la inversión;
unas nuevas normas de zonas francas; hemos adoptado
la Ley que permite hacer los
pactos de estabilidad entre el Ministerio de Industria
y los inversionistas.
En Colombia se discutió durante muchos años,
sin éxito, la necesidad de que la legislación
tributaria se atreviera a darle grandes incentivos
a la inversión. Difícil lograrlo, pero
lo hemos logrado.
Vemos una diferencia entre
lo que hemos aprobado en Colombia, y lo que se cuestiona
en algunos países
capitalistas del mundo.
En otros, más que estímulos a la inversión
hay reducciones de las tasas de contribución,
lo que no garantiza inversión, pero sí garantiza
-en muchas ocasiones- más apropiación
de utilidades y menos compromiso social.
No es el caso nuestro. Aquí lo que hemos hecho
es crear incentivos no a la apropiación de utilidades
sino a la inversión.
Por eso hoy tenemos incentivos
específicos
en el sector de los biocombustibles, en el turismo,
en los cultivos de tardío rendimiento, y el
incentivo general de la deducción del 40 por
ciento a todas las inversiones que se realicen en Colombia.
Tenemos fe que eso nos va a
ayudar, como elemento muy importante, a que el país mantenga el ritmo
que viene alcanzando de tasas de inversión del
26 por ciento.
Además hemos incorporado el nuevo concepto
de zonas francas, ya de acuerdo con la Organización
Mundial del Comercio, donde se premia la generación
de empleo.
En ese nuevo concepto no solamente
hay una tarifa baja del 15 por ciento, que es concurrente
con la deducción
general del 40 por ciento, sino que también
en el caso de los biocombustibles o de actividades
semejantes, para cumplir el requisito de empleo, se
pueden consolidar los empleos generados en la planta
industrial con los empleos generados en los cultivos
que alimenten esa planta industrial.
Y ya hemos empezado a suscribir
los acuerdos de estabilidad normativa, estabilidad
en las reglas de juego con los
inversionistas, de acuerdo con la ley que nos aprobó el
Congreso de la República facultando al Gobierno
para ello.
Confiamos que todo esto sea
un medio para lograr las metas sociales, que justifiquen
en las mayorías
colombianas y por ende legitimen la seguridad democrática
y el estímulo a las altas tasas de inversión.
Metas muy exigentes: plena
cobertura en educación
básica, en salud. Teníamos una cobertura
universitaria del 22 por ciento, hoy está en
el 29, aspiramos dejarla en el 35.
Estamos multiplicando por cinco
la cartera en el Instituto Colombiano de Crédito Educativo, y por seis,
el número de estudiantes beneficiarios de esos
créditos.
Hemos querido reconciliar al
sector financiero de Colombia con los sectores populares,
a través
de la Banca de Oportunidades.
En nuestro primer gobierno
pudimos llegarles a millón
800 mil familias microempresarias con crédito,
lo que parecía imposible.
La meta ahora en este cuatrienio,
que generosamente nos han permitido los colombianos,
es llegarles a cinco
millones de familias colombianas con microcrédito,
para posibilitar la movilidad social, que es el sello
diferencial por excelencia de la democracia.
Tenemos muchos problemas, como
los que el país
ha revivido recientemente en el departamento del Chocó,
pero con lucha de todos los días, con los propósitos
de seguridad, de manejo económico, de metas
sociales, iremos remontando esos problemas.
Con las metas en Bienestar
Familiar, en el Sena, con la meta de millón y medio de Familias en Acción,
con la energía de trabajar todos los días
para avanzar hacia el cumplimiento, iremos trayendo
más confianza en todas las regiones de la Patria.
Qué bueno que todos
podamos hacer un esfuerzo, como el que hace ahora
Caracol, para que esta Patria
se transforme.
Hace cuatro años la pobreza había llegado
al 60 por ciento, la última medición
da el 45. Es todavía muy alta, pero la tendencia
es buena.
Ojalá el 20 de julio de 2010, cuando termina
este Gobierno, se cumplan las metas parciales de la
visión de largo plazo que hemos venido construyendo
y la pobreza no sea mayor del 35 por ciento. Para que
aquellos compatriotas que nos sucedan en el Gobierno
puedan cumplir la meta a fin que en el 2019 esa pobreza
no esté por encima del 15 por ciento.
Muchas felicitaciones a toda la familia Caracol.
Aquí vemos dos grupos de rostros: unos rostros
adustos y serios, sentados en esta mesa y en esta sala,
y unos rostros alegres, que se reflejan en estas fotografías,
que enmarca este auditorio de los dos mil integrantes
de la familia Caracol. Alegres como están ellos,
queremos que estén todos los colombianos. Y
trabajando todos, con amor de Patria, como lo hace
Caracol, lo vamos a lograr.
Muchas gracias, don Julio Mario.
Muchas gracias, Pablo, por contribuir a que las libertades
de Colombia no
sean retóricas, sino efectivas. Estos son medios
de libertades.
Muchas gracias por confiar
en nuestra Patria. Muchas gracias por darle oportunidades
al talento, al infinito
talento de las nuevas generaciones de colombianos.
Allí veo un grupo de jóvenes actrices,
que representan la belleza y el talento de la mujer
colombiana.
Muchas gracias por dar oportunidad
a todas estas nuevas generaciones de colombianos.
Nuestro trabajo tiene
una razón de ser: lograr avanzar para que nuestra
Patria les dé felicidad a las generaciones que
habrán de venir.
Muchas felicitaciones.