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VISITA A LA CLÍNICA SAN JUAN DE DIOS
Marzo 07 de 2007 (Cartagena de Indias – Bolívar)

Compatriotas:

Me da mucho venir a Cartagena hoy para constatar el principio de una de las reformas más trascendentales del Estado: la reforma de las clínicas del Seguro Social.

Cuando nosotros les hemos hablado a los colombianos de un Estado Comunitario, lo hemos dicho porque creemos que el Estado no puede estar al servicio de la politiquería, porque creemos que el Estado no puede estar al servicio de los excesos sindicales. Hemos hablado de Estado Comunitario, porque nuestra convicción es que el Estado esté transparentemente al servicio de la comunidad.

Defendemos un modelo de Estado: no creemos en el estatismo ni tampoco creemos en el capitalismo salvaje. Nuestro Estado tiene que facilitar la iniciativa privada y al mismo tiempo hacer cumplir la responsabilidad social, como lo repetiré en el Consejo Comunitario de La Jagua de Ibirico (Cesar), el próximo sábado.

Nosotros emprendimos, desde el 7 de agosto de 2002, una tarea de reforma del Estado para ponerlo al servicio de la comunidad, que ha tocado hoy más de 300 entidades públicas. Han sido reestructurados 190 hospitales, se han reestructurado empresas como Telecom y los bancos. Ahora viene Ecopetrol y siguen todas las clínicas del Seguro Social.

Cuando empezamos esta reforma, decían: “Uribe va a acabar con el patrimonio del Estado”. Al contrario, lo hemos crecido. Por ejemplo, el patrimonio de Telecom tenía valor negativo, nada valía, prestaba un mal servicio, carecía de recursos para hacer inversión, debía muchísimo en pensiones, no tenía con qué pagarlas, y amenazaba con retrasarse en el pago de lo trabajadores activos.

Se esperaba una ruina, se esperaba una gran calamidad en los teléfonos de Colombia, que cada año el Gerente de Telecom llegara donde el Ministro de Hacienda y le dijera: “Entrégueme 500 mil millones para pagarles a los jubilados”. La reformamos e introdujimos un socio estratégico.

Hoy está al día con los pensionados. Con la ayuda de Dios no tendrá problema para pagarles. Hay tranquilidad laboral.

El Estado colombiano es dueño ya no del ciento por ciento. Es dueño del 50 por ciento menos una acción. Hoy tiene patrimonio positivo. Cuando era dueño del ciento por ciento, antes de reestructurar la empresa, el patrimonio era negativo.

Esa empresa va a invertir 8 billones de pesos, transparentemente, en los próximos años, para poner al día las comunicaciones en Colombia. Dinero que no teníamos.
Y así, sucesivamente.

En el área de la salud hemos reformado 190 hospitales. Quiero agradecerle inmensamente a Diego Palacio, el ministro (de la Protección Social), a Blanca Cajigas de Acosta, la viceministra (de Salud), a Teresa Tono, a Luis Fernando, quienes han estado al frente de esta gran tarea.

Pero en una Nación llena de necesidades como la nuestra, lo que se hace no se ve. Aquello que se nota es lo que falta. No podemos pensar en los hospitales reestructurados, sino en los que nos falta por reestructurar.

Qué bueno que al terminar nuestro Gobierno, todos los hospitales públicos de Colombia quedaran reestructurados y con garantía de eficiencia sostenida. No basta con reestructurarlos un día, para que mañana o pasado mañana recaigan en la enfermedad, en la crisis. Hay que garantizar una administración que a su vez sea garantía de eficiencia continuada.

Confío que el acuerdo del Ministerio con el Departamento de Bolívar para reestructurar los hospitales de Bolívar, que puede tener un costo de 70 mil millones de pesos y un aporte de la Nación de alrededor de 40 mil millones de pesos, confío que eso se dé rápidamente.

Después de mirar esta clínica vamos a ver las reformas del Hospital Universitario de Cartagena, que fue el primero de Bolívar que empezamos a apoyar para ser reestructurado. Vamos a ir con el Gobernador y el Alcalde, a mirar cómo avanza ese proceso.

EL SEGURO SOCIAL

Hace cuatro años tomamos las primeras decisiones: separar las clínicas del Seguro Social de la entidad central. Cuando se analiza la reforma del Seguro se dice: “Es que eso no sirvió”. No. Era el primer paso, necesario para los pasos que hoy estamos viendo y que ya van a producir efectos bondadosos.

Nosotros encontramos un Seguro Social con una nómina –entre trabajadores directos e indirectos– de aproximadamente 30 mil personas. Habría sido imposible iniciar estas reformas si no separamos las clínicas de la parte central del Seguro. Las clínicas las agrupamos en varias IPS regionales, una de ellas la de la Costa Caribe colombiana.

Antes de referirme a las IPS y a las clínicas, déjenme decir qué sigue con la parte central del Seguro.

Hemos hecho un acuerdo con las cajas de compensación y La Previsora, del Estado, para tener la EPS (Entidad Promotora de Salud) que sustituya a la EPS del Seguro. Creo que es un gran paso. Creo que en la medida que los asegurados a través del Seguro Social sientan mejores servicios, van a entender y aplaudir la dimensión del paso.

Tengo mucha fe en que esa sociedad con las cajas de compensación va a ser buena. Porque ahí se pone de presente que nuestro ánimo no es acabar lo social sino ponerlo al servicio de la comunidad. Esta Patria nuestra ha tenido mucho discurso social, ha tenido mucha demagogia social y muy poco resultado social.

Uno no puede inundar los oídos de los colombianos de discurso social, y tener a los pacientes del Seguro Social sin atender, muriéndose en los pasillos de las clínicas. Porque la mala interpretación de lo social lleva a creer que lo social es la politiquería, que lo social es consentir los privilegios sindicales, que lo social es no confrontar la corrupción, que evita que al pueblo le lleguen servicios de buena calidad.

Lo social hay que medirlo menos en el discurso y más en los resultados.

Confío que ese paso va a ser muy bueno, teniendo el Estado como socias a las cajas de compensación. Cajas de compensación que representan en Colombia una institucionalidad única: pueden ser tan eficientes como las instituciones más eficientes del sector privado, pero buscan el bienestar comunitario, no la utilidad individual.

A su administración concurren trabajadores y empleadores. Allí no hay lucha de clases, no hay confrontación, hay solidaridad, concurrencia de ambos en búsqueda de responder al interés colectivo.

Confío que algo muy bueno podamos hacer en pensiones y en riesgos profesionales del Seguro.

Las clínicas. Dado el primer paso de haberlas separado de la parte central del Seguro, viene el segundo.

El primero posibilita la reforma, pero no era la reforma en sí, era un medio para la reforma. Ahora estamos empezando plenamente la reforma.

Los graves problemas financieros de la IPS de la Costa Caribe, obligaron a su liquidación. No fácil. Me corrigen la Viceministra y Teresa. ¿Cuánto nos cuesta la liquidación de la IPS del Caribe? ¿140 mil millones? 149 mil millones. Arbitrarlos no ha sido fácil, para poder cumplirles a todos los trabajadores, a los acreedores laborales, y a los acreedores y los proveedores, a los acreedores comerciales.

Hoy asistimos aquí a constatar un gran progreso en esta clínica. La clínica Henrique de la Vega era epicentro de desgreño administrativo. Los usuarios muy resignadamente aprobaban sus servicios en un 40 por ciento. Hoy con la reforma lo aprueban en un 84 y vamos para el 95, como lo acaba de decir el hermano provincial.

Intentamos varias opciones, una de ellas la cooperativa de funcionarios. Finalmente me parece muy buena ésta.

A Caprecom se le inyectó un dinero. Caprecom la compra, con el dinero de la compra pagamos la liquidación, queda del Estado y se entrega en administración a los reverendos hermanos de la orden hospitalaria San Juan de Dios: una comunidad religiosa de gran tradición histórica, conocida en el mundo por su ética, su eficiencia en administración hospitalaria. Creo que de la primera semana de diciembre a hoy, mis compatriotas de Cartagena notan el mejoramiento en los servicios de la clínica, gracias a que al frente están los hermanos.

Entré por la parte de atrás. Sé que esos jardines de atrás, que todavía están enrastrojados, cuando volvamos, hermanos, van a estar como una tacita de plata. Ustedes van a ir, poco a poco no, brinco a brinco, con rapidez, arreglando todo. Porque la clínica tiene que tener la mejor dotación científica y también la mejor apariencia. Qué pereza uno llegar enfermo a una clínica sucia.

Miren ya como está este salón. Mírenle el cielo raso, las paredes, todo. Yo sé que así van a estar los jardines exteriores, como ya empieza a estar toda la clínica. Yo no vi sino la parte de de atrás. Probablemente no me tocó el mejorado todavía.

¿Pero qué pasa? Dije: ¿Que me van a decir las enfermeras? Estarán bravas conmigo. Yo siempre venía prevenido y dije: Me voy a llenar de valor para darles la cara por esta liquidación y esta reforma.

Mentiras, qué va, las encontré felices. Me dijeron: “Presidente, qué buena la reforma, estamos muy contentas”. Allí departí un rato con ellas. Están felices. Aspiran a lo que todo ser humano aspira: estabilidad laboral, empleo digno. Son muy buenos empleadores los hermanos de la orden San Juan de Dios.

Creo que aquí no habrá politiquería ni excesos sindicales, sino fraternidad cristiana. Esta reforma es muy importante en ese aspecto: que las relaciones laborales no las maneje la politiquería ni los excesos sindicales, sino que se manejen bajo la guía de la fraternidad cristiana. Lo aplaudo, lo ambicionamos, nos da mucha confianza.

El Provincial de la clínica nos ha explicado las inversiones que vienen haciendo en toda la dotación técnica, científica, cómo realizaron ya la primera cirugía de corazón y los progresos que le vamos a seguir viendo a la clínica.

Cuando hablo de las clínicas del Seguro, hablo de mi ciudad de Medellín, porque me da pena hacerlo de otras ciudades colombianas. Pero a mí me da mucha tristeza en Medellín porque allí hay fundaciones hospitalarias excelentes, además revolucionadas por la Ley 100. La Ley 100, con defectos, con la nueva reforma que hicimos en diciembre para corregirle las deficiencias, de todas maneras fue una revolución.

Antes de la Ley 100, Colombia tenía dos clínicas: las buenas para los riquitos y las malas para los pobres. Gracias a la Ley 100, las clínicas se nivelaron para todo el mundo. Esa es una gran revolución de la Ley 100.

¿Qué veíamos en Medellín? Unas fundaciones-clínicas excelentes, al mejor nivel del mundo. Y las clínicas del Seguro Social, un desastre. Los pacientes arrumados, como animales, en los pasillos. Hemos hecho ya unos acuerdos con la Universidad de Antioquia, para unas reformas parecidas a las que se hacen acá.

Ésta, la Clínica Henrique de La Vega, es la primera que le mostramos al país reformada. La segunda será hoy en Santa Marta, cuando acudamos a la Clínica Campo Serrano, que hoy la reabre la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga. Pero así queremos poner las 39 ó 40 clínicas del Seguro Social en el país.

Les pido a los colombianos que miren esta evolución. Nada mejor para explicar una reforma que una meta parcial. En la idea de reformar todas las clínicas del Seguro Social, hay una gran meta parcial: la reforma de la Clínica Henrique de La Vega de Cartagena, y la reforma de la Clínica Campo Serrano de Santa Marta. Que los colombianos aprecien esto.

Y les pedimos a los colombianos que, al apreciar estas reformas, nos sigan dando apoyo para cumplir la meta total: entregar como instituciones excelencia la totalidad de las clínicas del Seguro Social.

Muchas gracias.

 
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