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SEMINARIO “PERSPECTIVAS DE UN ACUERDO DE ASOCIACIÓN ENTRE
LA COMUNIDAD ANDINA DE NACIONES (CAN) Y LA UNIÓN EUROPEA”

Marzo 02 de 2007 (Bogotá – Cundinamarca)

Señoras y señores:

Les agradezco inmensamente este seminario. Su liderazgo para que se llevara a cabo, doctor Carlos Holmes (Trujillo, embajador de Colombia en Bélgica), el acompañamiento y el entusiasmo de la Universidad (del Rosario) para acoger este seminario aquí, y la participación de todos quienes nos han ayudado con sus luces, de México, de Chile, y es muy importante la participación del eurodiputado, tan buen amigo de Colombia, José Ignacio Salafranca. Muchas gracias a todos.

Tres objetivos fundamentales de este Gobierno: consolidar la seguridad, avanzar en la confianza para la recuperación de la economía, y cumplir unas metas sociales que permitan que este país que estuvo con una pobreza rondando el 60 por ciento, en el año 2010 la haya reducido al 35, para que los subsiguientes gobiernos puedan cumplir nuestra visión de largo plazo: Colombia Segundo Centenario, a fin de que en el año 2019 esa pobreza no esté por encima del 15 por ciento.

En el tema económico, para nosotros lo fundamental, como en los otros dos temas, es la construcción de confianza en Colombia. Y la meta principal, las tasas de inversión. Creemos que los otros temas de allí se desprenden. Que el más importante, la gran expresión de confianza y lo que se convierte en causa eficiente para construir infraestructura, para resolver problemas sociales, etcétera, es un alto nivel de inversión.

El país ha venido evolucionando. Estábamos en el 12 por ciento: 6 y medio o 7 del sector privado. Luego 17 – 19. Ahora 25 – 26: el sector privado 19 y el resto el Estado.

Nosotros creemos que el país en la medida que logre sostener esas tasas, esos flujos de inversión, eso puede marcar la diferencia de introducir un gran salto adelante para la sociedad colombiana.

Como en oportunidades y consecuencias de esas tasas de inversión, nosotros estamos buscando un gran avance en capital humano, un gran avance en capital físico y, por supuesto, un gran avance en conquista de mercados.

En capital humano tenemos unas metas claramente establecidas (estamos luchando con todo ahínco para lograrlas) en educación, en salud, en crédito popular, Banca de Oportunidades, Familias en Acción, vivienda social, etcétera.

En capital físico, que las grandes obras que empiecen a darle al país competitividad, que empiecen a desembotellarlo, que empiecen a permitirle que su comercio exterior fluya. Y por supuesto, la conquista de mercados.

La conquista de mercados, que está orientada por una manera de ver el papel del Gobierno en una sociedad.

Nosotros hemos dicho que no podemos estar ni en la ola de desmonte del Estado ni en la ola estatista. Que nos parece que el Estado tiene que cumplir una tarea de garante de la cláusula social, de garante de equidad, y que al mismo tiempo no puede ser interferencia, obstrucción, a la iniciativa privada.

Que tiene que garantizar la responsabilidad social de la iniciativa privada, pero en lugar de frenarla, estimularla a que crezca. Eso es fundamental para lograr ser compatibles las altas tasas de inversión a las cuales estamos aspirando, con las metas sociales que nos hemos propuesto.

Pensamos nosotros que hay que empezar a sintetizar lo que ha sido la gran discusión ideológica latinoamericana de los últimos lustros.

Por ejemplo, primero se propuso la liberación de mercados. Ha aparecido una gran oposición. Esa gran oposición ha dicho que en lugar de estar avanzando en la liberación de mercados, hay que buscar incorporar a las corrientes dinámicas de la economía los sectores tradicionalmente excluidos de nuestras sociedades.

Nosotros pensamos que la incorporación de los excluidos a las corrientes dinámicas de la economía, es un imperativo, inaplazable, pero que no se excluye con la búsqueda de mercados. Al contrario, la búsqueda de mercados da más confianza para que se den esos flujos de inversión. Y esos flujos de inversión finalmente van permitiendo acelerar el proceso de incorporar las masas históricamente excluidas a las corrientes dinámicas de la economía.

Esto es la conquista de mercados. La vemos como un presupuesto necesario para hacer el tránsito de una sociedad de grandes sectores excluidos a una sociedad democrática, pluralista, totalmente incluyente.

Para nosotros la conquista de mercados también hay que verla desde las realidades de recursos de los países. Nosotros, por ejemplo, tenemos una oferta de comercio internacional, presente y por desarrollar, donde los productos que no necesitan acuerdos de comercio están bastante ausentes en nuestra oferta exportable.

Una cosa es salir hoy al mundo a venderles níquel o cobre a los chinos, una cosa es salir al mundo a vender petróleo, y otra cosa es ofrecerles gas a vecinos que no lo tienen, y otra cosa es una economía con 42 millones de ciudadanos, declinante en hidrocarburos, que tiene que ofrecerle al mundo aquello que es bastante competido en el comercio internacional y que, por lo tanto, necesita ofertas de mercado.

También el tema se ha venido examinando en el debate ideológico con las decisiones de liberalización de capitales. La oposición ha sido por la circunstancia (y lo cita Stiglitz en el caso argentino) de que muchos países trajeron, como consecuencia de haber liberado los capitales, la desfinanciación de la economía interna.

En Colombia estamos haciendo compatible todo lo que es el crecimiento de nuestro sistema financiero, a través de dar facilidades al capital interno y al capital internacional, con una mayor afluencia de recursos y de facilidades para financiar la economía interna.

Esta semana me visitaba el Presidente Mundial del Citi Group. Me decía que llevan 78 años de presencia en Colombia, que no había venido a Colombia nunca un Presidente Mundial de la Organización, que venía por primera vez, que tenía todo el entusiasmo de crecer sus inversiones en Colombia.

Y empezamos a hablar de este tema, y el compromiso fue que nos abriría mil corresponsales no bancarios para ayudar a esa gran estrategia de crédito popular que es Banca de Oportunidades, que se ha comprometido en este Gobierno a llegarles con crédito a cinco millones de familias. Ya llevamos 600 mil. De esas 600 mil, 200 mil por primera vez han accedido al crédito.

Nosotros creemos, pues, que no se puede asociar la búsqueda de capitales con la desfinanciación de la economía interna. Al contrario, la búsqueda de capitales en el mercado internacional, bien orientada por un Estado que no obstruya pero que sí sea vigilante de la responsabilidad social, con esos presupuestos la búsqueda de capitales tiene que ayudar a financiar la economía interna, como requisito necesario para vincular grandes sectores excluidos a las corrientes dinámicas de la economía.

Se ha discutido también que América Latina en los años 90’s se dio a la tarea de desmontar el Estado. Que cuando llegaron a la conclusión que el problema no era de mercados, que el problema no era de liberalización de capitales, entonces creyeron que la causa del problema era la presencia del Estado, y se dieron a la tarea de desmontarlo.

Colombia no está en ninguno de los extremos. No está ni en el desmonte del Estado, ni está en la estatización.

Nosotros hemos reformado 300 entidades del Estado, 190 hospitales públicos, ahora estamos reformando la totalidad de las clínicas del Seguro Social, transformando la EPS, transformando riesgos profesionales, transformando pensiones, a partir del supuesto de que el Estado tiene que ser garante de lo social.

Tiene que estar allí presente aun en sectores donde haya mucha vitalidad del sector privado, no para obstruir al sector privado, sino para erigirse como una reserva en favor de la comunidad, a fin de que cuando se den fallas de mercado la perjudicada no sea la comunidad, sino que el Estado garantice que esas fallas del mercado no pueden afectar los derechos fundamentales de la comunidad.

Pero creemos que el Estado en sus diferentes expresiones no puede estar al servicio de la politiquería ni de los excesos sindicales, sino al servicio de la comunidad.

Y eso empata con una creencia fundamental: pensamos que se necesita un gran equilibrio entre la democracia participativa y la democracia representativa.

Por eso hemos venido impulsando, en nuestra manera de ver las cosas, la solidez de las instituciones, que implica la solidez del Congreso de la República, y lo que es la separación de la visión y la defensa de la institución: separarla de la responsabilidad personal que en hechos criminales puedan tener integrantes.

Hemos venido combinando esa visión con la de darle creciente participación a la Nación colombiana en espacios de democracia directa, sobre todos los asuntos de la vida nacional.

Entonces hemos buscado que todos estos caminos nos conduzcan a las metas sociales que hemos propuesto. Y la integración a la economía internacional para nosotros es fundamental.

Hace cuatro años y medio empezamos lo que parecía improbable de obtener: el acuerdo Comunidad Andina – MERCOSUR. Tengo que reconocer que la elección del presidente Lula en Brasil ayudó a abrir esos espacios. Se logró ese acuerdo. Es de gran importancia.

Empezamos la negociación con los Estados Unidos. Cuando uno repasa los antecedentes de esa negociación, encuentra que visionariamente lo había logrado el presidente López Pumarejo. La guerra impidió su práctica.

¿Después qué ocurrió? Hubo intentos de carteras ministeriales en Colombia, pero no se llegó a consensos de Gobierno.

Lo primero que hicimos nosotros fue construir un consenso al interior del Gobierno. No era fácil. Para muchos de mis compañeros de Gobierno, cuando empezábamos la tarea, en agosto de 2002 un acuerdo CAN – MERCOSUR era imposible. Y un acuerdo Colombia – Estados Unidos era imposible. Y resultaba también bien difícil desde la perspectiva de los Estados Unidos.

Fue muy difícil para nosotros lograr el tránsito del viejo Atpa al nuevo Atpdea. Muy difícil. El presidente Pastrana y su Gobierno hicieron todos los esfuerzos. A nosotros nos tocó la tarea de que se culminara esa aprobación en los Estados Unidos y se produjera la iniciación de su vigencia efectiva.

Y fue muy difícil en los últimos meses conseguir la extensión de la Atpdea en los Estados Unidos. Y fue muy difícil que los Estados Unidos expresara voluntad de negociar el tratado bilateral con Colombia. Y ha sido muy difícil el proceso de negociación.

Y ahora nos aprestamos a la ratificación en los Congresos. Que debería tener en consideración en Colombia la circunstancia de las elecciones del 2006. En esas elecciones el Gobierno, con toda franqueza, propuso el tema a la sociedad colombiana.

Yo recuerdo que antes de las elecciones de Congreso, les pedí a los negociadores que aceleráramos el cierre de la negociación, para que nuestros compatriotas pudieran llegar a las elecciones de Congreso con cabal conciencia sobre ese tratado. Con cabal conciencia de que el Gobierno y las bancadas parlamentarias que lo apoyaban, habían tomado la decisión de negociar con los Estados Unidos ese acuerdo de comercio, y entonces las elecciones eran una gran posibilidad para que el pueblo colombiano se pronunciara.

Algunos me dijeron en febrero del año pasado: Aplacemos el cierre de la negociación, hagámoslo después de elecciones, que es muy peligroso. Mire lo que acaba de ocurrir en Costa Rica.

Pues a nosotros nos parecía que lo peligroso era no utilizar, no apelar a las instancias de la democracia, para que en el debate se sopesaran los temas más importantes de la vida nacional.

Por eso aceleramos el cierre antes de la elección parlamentaria, e hicimos de la elección parlamentaria y de la elección presidencial también un escenario para debatir el tema.

Confiamos que los Estados Unidos, sus dos partidos, todo su Congreso, puedan entender que cuando le propusieron a América Latina la unión comercial de las Américas, no sería consecuente con ella, negar el tratado de Colombia y el tratado de Perú.

Confiamos que cuando la reacción de opinión de América Latina le está pidiendo a Estados Unidos más atención a nuestros países, con ello no sería consecuente negar el tratado de Colombia y el tratado de Perú.

Y eso no se excluye con nuestra vocación latinoamericana. Nosotros estamos en la tarea de profundizar la Comunidad Andina. Quisiéramos el reingreso de Venezuela. Qué bueno que Chile se haya vinculado como Estado asociado de la Comunidad Andina. Qué bueno que podamos profundizar los lazos que ya construimos entre la Comunidad Andina y MERCOSUR.

Y además hemos participado en la fundación de la Unidad Latinoamericana. Y Colombia se empeñó hace cuatro años, y lo logramos, en vincularse al Plan Panamá – Puebla. Por nuestra situación geográfica, nos corresponde participar del Plan Panamá – Puebla, que es un principio muy importante de integración en infraestructura.

Confío que en las próximas semanas podamos cerrar el tratado de comercio con Guatemala, con El Salvador y con la República de Honduras. Es un paso necesario. No se comprendería que mientras Centroamérica tiene un tratado con los Estados Unidos, nosotros lo tenemos firmado aún sin ratificar, entre nosotros no avanzáramos en integración.

Hemos hablado del tema de los acuerdos con los tres últimos Primeros Ministros de Canadá: el actual Primer Ministro ha mostrado toda su voluntad para avanzar con nosotros en la negociación de este tratado de comercio.

Nos parece muy importante avanzar con la Unión Europea. Finalmente son tan precarias las preferencias europeas, como las preferencias de los Estados Unidos. Ambas son muy limitadas en el tiempo. No dan confianza para que vengan las inversiones.

Si ustedes me preguntaran qué aspira el Gobierno de los tratados, si más comercio o más inversión, yo diría, primero, más inversión. Porque la inversión es la que nos da la posibilidad de ser competitivos para poder tener éxito en el comercio. Y las preferencias unilaterales, por su precariedad, que empieza por su naturaleza unilateral, son obstáculos a la inversión.

Los americanos dicen: bueno, queremos invertir en Colombia, pero con preferencias no tenemos confianza, necesitamos el tratado. Los europeos dicen lo mismo.

El tratado con Europa tiene la connotación de que, más allá que un tratado de comercio, es un acuerdo también de diálogo político. Diálogo político alrededor de la democracia, diálogo político alrededor de las libertades, diálogo político alrededor de los derechos humanos, diálogo político alrededor de la equidad. Eso nos parece bien importante.

Quisiéramos que esas negociaciones, que han estado en la etapa embrionaria, empiecen cuanto antes formalmente. Hemos tenido lustros para pensar en ella. Debemos declararnos listos para llegar a un final exitoso en esa negociación, con prisa, con velocidad. La pobreza de nuestros pueblos no da más espera.

Uno ve muchos países de Europa del Este, en esa ansiedad por formar parte de la Unión Europea, y eso nos tiene que llamar la atención.

¿Por qué si ellos, con su buen sentido, con la observación histórica, unánimemente, llegaron a la conclusión que necesitaban hacer parte de la Unión Europea, cómo no vamos nosotros a impulsar esa integración parcial que se da a través de este acuerdo de diálogo político y de este acuerdo comercial con la Unión Europea?

Pero quiero también expresarles a ustedes esta tarde que estamos dispuestos, en concomitancia o previamente a la negociación del tratado con la Unión Europea, a negociar con cada uno de los países europeos, con velocidad, con prisa, en el curso de los próximos meses, los acuerdos de desmonte de la doble tributación.

La doble tributación es una barrera a la inversión. Me dicen los ingleses y los franceses y los alemanes: bueno, queremos invertir en Colombia. Colombia tiene hoy condiciones muy importantes para invertir, Colombia acaba de aprobar una reforma tributaria totalmente atractiva a la inversión. Pero cuando invertimos en Colombia o en un país con el cual el nuestro no tenga un tratado de desmonte de la doble tributación, tenemos que pagar impuestos por las inversiones en Colombia y por las inversiones en nuestro país.

Logramos el primer acuerdo de desmonte de la doble tributación con España. Y confiamos que el Ministerio de Comercio y la Cancillería rápidamente logren los acuerdos de desmonte de la doble tributación con otros países europeos y con China. Y ojalá con países asiáticos, distintos a China, que puedan ser fuentes de inversión en Colombia.

Como ven ustedes, para nosotros el tema del libre comercio no es una categoría ideológica, no es un mito. Es un camino práctico para fomentar inversión, es un camino práctico para crecer la afluencia de recursos en nuestro país y disponer de los recursos para lograr las metas sociales que nos hemos puesto.

Una prueba al canto de que nosotros queremos abrirnos con todo el mundo, llegar a todo el mundo, es el reciente acuerdo de comercio que hemos logrado con la República de Cuba.

Cuando veo algún país de la región como Chile, con 16 millones de habitantes, hago esta reflexión: ha negociado Chile con 54 países. Esos 54 países suman 3.500 millones de consumidores. ¿Qué pueden pensar los chilenos? Ellos son 16 millones de productores, que tienen 3.500 millones de compradores. 3.500 millones de potenciales inversionistas en Chile.

Nosotros sin cobre, nosotros sin níquel, con un petróleo gota a gota, nosotros con 42 millones de habitantes, con muy serias dificultades todavía de pobreza, tenemos no sólo el derecho sino la obligación de llegar a tener también un mercado por lo menos de 3.500 millones de consumidores.

Eso hay que mirarlo no desde la perspectiva de la lucha ideológica, sino desde la perspectiva de oportunidades para el talento colombiano.

Les agradezco inmensamente este seminario. Pongámosle todo entusiasmo a la integración de Colombia a la economía mundial, para traerles oportunidades a nuestros trabajadores.

Y por supuesto, quisiera escuchar preocupaciones de ustedes que quieran formular sobre la coyuntura, sobre la visión de Gobierno. Sé que a los europeos les preocupa el tema de la parapolítica, el tema del DAS. Entonces ahí se los introduzco en el temario, en el menú, para que no vayan a sentir restricciones para preguntarlo, como se lo voy a introducir más tarde al Representante MacGovern de los Estados Unidos, con quien voy a tener una cita dentro de una hora.

Muchas gracias y les ofrezco la palabra.

 
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