INTERVENCIÓN
ANTE LA SOCIEDAD INTERAMERICANA DE PRENSA (SIP)
Marzo 18 de 2007 (Cartagena
de Indias – Bolívar)
Señoras y señores:
Muchas gracias por estar en Colombia,
muchas gracias por regresar después de tantos años.
En este país la libertad de prensa se respeta,
sin someterla a discusión. Ha sido una tradición
de los gobiernos de Colombia. Difícil para mí escoger
uno de mis antecesores en la Presidencia de la República
para proponerlo como representante de la tradición
colombiana de respeto a la libertad de prensa.
El año pasado celebramos los 100 años del
nacimiento de Alberto Lleras Camargo. Permítanme
reivindicarlo como esa expresión colombiana superior
de respeto a nuestra tradición para honrar las libertades.
Como dirigente político fue un gladiador para rescatar
la libertad de prensa, como Presidente de la República
la honró de manera ejemplar, y como periodista la
ejerció sin restricciones.
Muchas gracias por venir a Cartagena, a esta maravillosa
ciudad.
Déjenme decir que al lado de todo lo bueno y bonito,
tiene mucha pobreza. En pocos años pasó de
500 mil habitantes a un millón. Ese crecimiento
no fue solamente atraído por todas las posibilidades
de la ciudad, sino forzado por el desplazamiento, al cual
fueron sometidos muchos compatriotas por guerrillas y por
paramilitares.
Por supuesto, ese crecimiento desbordado
en tan pocos años fue un crecimiento de la pobreza. Pero así como
empiezo por reconocer ese problema, también permítanme
decir que estamos haciendo todos los esfuerzos para superarla.
Casi cinco años de Gobierno. Cuando hablaba con
el Vicepresidente (Francisco) Santos y con el ministro
de la Defensa (Juan Manuel Santos), para que me aconsejaran
sobre qué decir ante la asamblea de la Sociedad
Interamericana de Prensa (SIP), ellos me dijeron: “Hable
cortico”.
No me resulta fácil. Tengo muchas cosas que me
muero del deseo de contarles. Y entonces ahí voy
a contradecir las generosas palabras del doctor Enrique
Santos Calderón, para decirles que en América
Latina no soy yo tan poco convencional. Siempre mantengo
ese convencionalismo de hablar largo. Vamos a ver qué podemos
hacer hoy.
Hemos venido trabajando un concepto
de Estado Comunitario. Hemos querido salirnos de la discusión
entre neoliberalismo y estatismo.
Un concepto de Estado con alta
participación ciudadana
para la toma de decisiones públicas, para la ejecución
de esas decisiones y para la vigilancia de esas decisiones.
Un concepto de Estado en el cual
nosotros no desmantelamos las instituciones del Estado,
pero tampoco permitimos que
sean obstáculo a la inversión privada.
Hemos reformado más de 300 entidades del Estado,
sin desmantelarlo, agregándoles valor, convirtiéndolas
en entidades transparentes, eficientes, al servicio de
la comunidad.
Hace cuatro años me decían que dejáramos
morir la Empresa Nacional de Telecomunicaciones. La reestructuramos,
tenía valor negativo, hoy tiene valor positivo.
No obstaculiza la inversión del sector privado en
el sector de las comunicaciones y es una gran reserva del
Estado para garantizar la provisión social del servicio,
la llegada a comunidades remotas.
Un socio estratégico ha ayudado a darle valor en
favor de toda la comunidad, y además se convierte
en un obstáculo para que prospere allí el
clientelismo o la corrupción. Ese solo caso me permito
referirlo a ustedes brevemente para ilustrar el esfuerzo
que estamos haciendo para reformar el Estado.
Nosotros tenemos un concepto de sociedad, pluralista,
incluyente, en permanente debate, pero no con antagonismos
insuperables; de base fraterna, no con odio de clases.
Nuestra idea central es profundizar
confianza en Colombia. Discrepamos de la discusión latinoamericana entre
izquierda y derecha. Creemos que es obsoleta, creemos que
no tiene razón práctica y es polarizante.
Tenía razón cuando en América Latina
se confrontaba a las dictaduras, aparecían derechas
para soportarlas, y bien importado el concepto europeo
de izquierda para combatirlas.
Cuando todo el mundo se precia
hoy de que quiere simplemente honrar la democracia, esa
vieja división es obsoleta,
polarizante –como se demostró en la elección
del último Secretario General de la Organización
de los Estados Americanos (OEA)– y poco práctica.
Una colega de ustedes, periodista
internacional, me preguntaba un día que cómo nuestro Gobierno podía
vivir en una América Latina de crecientes gobiernos
de izquierda. Y le dije yo: ¿Y por qué dices
que otros son de izquierda y el mío de derecha?
No me dio un solo argumento.
Y después le dije: ¿Y por qué insistes
en el tema? Y me dijo ella que era de izquierda. Y le dije: ¿Y
por qué yo doy de derecha? No me dio un solo argumento.
Y le dije: Y tú que has hecho una comparación
entre el gobierno del presidente Lula en Brasil y el nuestro,
y le hablé de otros, ¿puedes decir que ellos
son de izquierda y el nuestro de derecha?
Y el diálogo con esa comunicadora internacional
me demostró que esa división es hoy polarizante,
artificial, no tiene sustentación práctica.
¿Qué proponemos? Avancemos hacia el futuro
alrededor de la regla democrática y una democracia
moderna, una democracia con seguridad democrática,
con libertades, con cohesión social, con transparencia,
con instituciones independientes.
La seguridad con alcance democrático todo el mundo
la requiere, izquierdas y derechas. ¿Cómo
prosperan las izquierdas sin seguridad? ¿Cómo
aquellos que piensan que pueden tener un pensamiento de
derecha, lo defienden sin seguridad?
Las libertades: en algún momento europeo las reclamaban
unos, los de izquierda, y las negaban los de derecha. Pero
también en otro momento los de izquierda decían
que esas libertades eran las libertades de las clases dominantes,
que lo que se necesitaba era suprimirlas y poder impulsar
las reivindicaciones sociales.
La cohesión social: se requiere en todas las democracias.
De lo contrario no se garantiza su estabilidad. Sin transparencia,
no hay confianza ciudadana en los procesos democráticos.
Y sin instituciones independientes no se evitan los excesos
de ramas del poder que contradicen la democracia.
Hemos avanzado en nuestra Seguridad
Democrática.
No hemos ganado todavía, pero vamos ganando.
¿Por qué democrática? Porque es seguridad
para todos los colombianos, porque es seguridad para profundizar
el pluralismo, porque nosotros en nombre de la seguridad
no hemos suprimido las libertades, porque América
Latina fue recorrida por el fantasma de la doctrina de
la seguridad nacional y en nombre de la seguridad se sustentaron
dictaduras, se cercenaron las libertades.
La nuestra es democrática,
contraria a la doctrina de la seguridad nacional, porque
la nuestra ha sido para
profundizar las libertades, para rescatar las libertades
suprimidas por el terrorismo. La nuestra no ha conculcado
sino profundizado el ejercicio de esas libertades.
¿Por qué nosotros decimos que los grupos
armados de Colombia son terroristas? Cuando uno lee las
legislaciones de Europa Occidental encuentra una muy severa
definición de terrorista. Allí definen como
terrorismo el uso de la fuerza o la simple amenaza del
uso de fuerza por razones ideológicas, religiosas
o políticas.
Y uno les pregunta a los profesores
de ciencia política
de Europa por qué tanta severidad en la calificación
del terrorismo, y su respuesta es clara: porque una democracia
pluralista, que da opción de que todos los días
haya un conflicto de ideas, no puede permitir el uso de
la violencia.
Esta democracia colombiana tiene
la misma razón,
tiene la misma autoridad moral. Por eso nosotros calificamos
de terroristas a aquellos que atentan contra ella por la
vía armada. Además se financian con la droga,
además sus acciones contra las libertades, contra
la sociedad civil, sus acciones contra la Fuerza Pública,
permiten calificarlos de terroristas.
¿Negamos el diálogo por la razón
de que los calificamos de terroristas? No. No negamos el
diálogo, pero exigimos que el diálogo se
adelante por lo menos con una buena fe de cese de hostilidades.
¿Por qué negamos que con ellos hay conflicto?
Porque en alguna forma en América Latina a los grupos
insurgentes se les dio ese nombre calificativo porque estaban
amplios sectores de la sociedad en conflicto con las dictaduras.
Aquí hay una democracia, una democracia que opera.
Aquí el conflicto no se puede reconocer con los
alzados en armas. El conflicto que nosotros reconocemos
es el conflicto de las ideas entre todos los actores de
la democracia, que hay que resolverlo no de vez en cuando
en un proceso electoral, sino todos los días ante
la opinión pública.
En el conflicto de las ideas que
se permite en la democracia, no es admisible calificar
como conflicto la acción
armada del terrorismo contra la democracia.
INDICADORES
Hemos avanzado, pero no hemos ganado. Ustedes conocen
las cifras de descenso de actos terroristas, las cifras
de descenso de homicidios, las cifras de descenso de masacres.
Déjenme referir algunos indicadores bien importantes
para esta reunión. Algunos indicadores bien importantes
que interesan a nuestro concepto democrático de
seguridad.
En este país hace pocos años, por año
llegaron a ser asesinados 168 integrantes de organizaciones
de sindicatos de trabajadores. Hemos tenido un proceso
descendente. Quisiéramos decirle al mundo que ya
no se asesina a uno solo. Todavía se nos presentan
asesinatos. Este año ha sido asesinado un integrante
del Sindicato de Trabajadores del Sistema Nacional Carcelario.
La reducción es muchísima. El incremento
de la protección efectiva es bien importante, pero
todavía no hemos conseguido lo que queremos: cero
asesinatos contra estos grupos tan importantes de la democracia.
Hubo un año reciente en Colombia cuando fueron
asesinados 15 periodistas. Hemos hecho un esfuerzo para
proteger la vida de los periodistas. No en vano. Este año,
en lo corrido hasta ahora, no ha sido asesinado un solo
periodista en Colombia.
Además encontramos que nuestra política
de Seguridad Democrática contra las guerrillas,
contra el paramilitarismo, contra todas las expresiones
del terrorismo, han devuelto la seguridad eficaz, no retórica,
la seguridad eficaz al periodismo en muchas regiones del
país.
Recuerdo recorriendo el país como candidato a la
Presidencia, en unas regiones el periodismo amordazado
por las guerrillas, en otras, amordazado por el paramilitarismo.
Hoy se respira un periodismo más libre en todas
las regiones de la Patria.
Los profesores públicos han sido otro objetivo
del asesinato del terrorismo en Colombia. Tuvimos años
del asesinato de 100 maestros sindicalizados del Estado.
Son 360 mil. Este año todavía nos han asesinado
tres.
Las comunidades indígenas, las comunidades afrodescendientes,
las minorías étnicas de la Patria, son también
objetivo de nuestra política de Seguridad Democrática
para recuperarles plenamente su seguridad eficaz.
Colombia en el 2002 asistió al triste episodio
del asesinato de 196 indígenas, de una población
indígena de 800 mil personas. Este año todavía
han sido asesinados dos.
PROCESO DE PAZ
Estamos trabajando un proceso de
paz. Hemos abierto la posibilidad de la negociación. Nosotros creemos
que la negociación seria surge del ejercicio de
autoridad. Nuestra política de Seguridad Democrática
ha conducido a una negociación con los mal llamados
paramilitares, y creo que en el futuro si Colombia persiste
en ella, con los ajustes respectivos, conducirá a
una negociación eficaz con las guerrillas. Hasta
ahora se han desmovilizado aproximadamente 43 mil personas.
eso no tiene antecedentes.
Cuando nosotros comparamos esta
cifra con desmovilizaciones del pasado, o el número de integrantes de los grupos
armados de Colombia con los integrantes de ETA en España
o del IRA en Irlanda o de otros grupos que actuaron en
América Latina, el número de los nuestros
es descomunal.
Esa política de abrir las puertas de la negociación,
ha estado apoyada en la Ley de Justicia y Paz. Es la primera
ley en Colombia, en el mundo, como lo destacan analistas
internacionales, que en nombre de la paz exige que no haya
impunidad, exige reparación a las víctimas
con dinero de los victimarios, y exige la verdad.
En el pasado en Colombia y en el
mundo, en nombre de la paz se amnistiaron delitos atroces.
Se olvidó la
gravedad de los delitos con tal de conseguir la paz, y
se concedió la amnistía o el indulto. Esta
ley nuestra exige que no puede haber amnistía ni
indulto para delitos atroces. Así la estamos aplicando.
Sé que esa circunstancia va a crear problemas adicionales
para futuros procesos de paz con las guerrillas. El Eln
exige amnistía o indulto para cualquier clase de
delitos, y las Farc históricamente han dicho que
ellos no son sujetos del derecho penal colombiano, porque
desconocen el Estado colombiano.
Quiero llamar la atención de la comunidad internacional
sobre la necesidad de dar a todos los delitos la misma
aplicación de la norma, independientemente de la
orientación ideológica que hayan querido
invocar los criminales.
En el mundo los casos de verdad
han sido muy espectaculares, pero pocos. Esta ley exige
la verdad. Todas las políticas
del Gobierno van orientadas a que se conozca la verdad.
Nosotros hemos estimulado que las
audiencias ante los jueces y fiscales se transmitan directamente
en los medios
de comunicación. ¿Por qué queremos
la verdad? Por muchas razones.
Déjenme invocar ante ustedes una sola: porque en
la medida en que conozcamos la verdad total de la tragedia
colombiana, eso nos ayudará a que este país
tome una decisión en el alma de cada ciudadano para
lograr una futura Colombia sin guerrillas, sin paramilitares,
sin narcotráfico, sin corrupción.
Solamente dos países suramericanos adoptaron decisiones
para indemnizar a víctimas de dictaduras, una indemnización
con recursos fiscales, no completa.
Este es el primer caso del mundo
donde se exige a los beneficiarios de la Ley de Justicia
y Paz, entregar sus
bienes para indemnizar a las víctimas. Creo que
es un paso bien significativo.
Y hemos tomado la decisión de que la Policía,
aprovechando una ley bien importante que tenemos para decomisar
riqueza ilícita, preventivamente decomise esas riquezas,
a fin de que no haya manera de eludir el derecho de las
víctimas a la reparación.
LOS PARAMILITARES
El tema de los paramilitares. Permítanme referir
a él con una introducción: en este momento
Colombia está gozando de una disminución
de la violencia paramilitar, que es casi una eliminación
de la violencia paramilitar, pero hay una gran discusión
pública. Qué paradoja: en el momento del
alivio de esa violencia aparece la mayor discusión.
¿Cuál es la génesis de ese problema?
Las guerrillas partidistas de Colombia cesaron rápidamente
en los procesos de paz de finales de los años cincuenta,
con la creación del Frente Nacional. Algunas de
ellas y los nuevos militantes se incorporaron en las doctrinas
marxistas.
Treinta años de guerrillas marxistas en Colombia
penetraron la universidad, el movimiento obrero, el movimiento
campesino, sectores de la prensa, de la política.
Practicaron la tesis de la combinación de todas
las normas de lucha. Todavía lo hacen.
A mí me parece muy preocupante que el Partido del
Trabajo de México, que hace poco convocó a
un foro, en la lista de convocantes hubiera presentado
partidos políticos de la región. Está bien
que presenten el Partido Comunista, todos los partidos
políticos que quepan en el espectro de la democracia.
Pero también presentaron como convocantes a las
guerrillas colombianas Eln y Farc, que son conjuntamente
con los paramilitares actores terroristas declarados por
la Unión Europea.
Se combinaron las formas de lucha.
Un sentido de civilidad colombiana llevó a los diferentes gobiernos, con
pocas excepciones, a buscar superar el problema a través
de diálogo, de la búsqueda de las razones
que sustentaban esa insurgencia.
Pero esa insurgencia marxista respondió a los actos
de generosidad de los gobiernos con la lección que
habían tomado de Marx, y él a su vez de Maquiavelo:
los gestos de generosidad del adversario debes interpretarlos
como debilidad para golpearlo y avanzar hacia la toma del
poder.
Cuando aquí había
gesto de generosidad de los gobiernos con las Farc, las
Farc los aprovechaba para
avanzar hacia la toma violenta del poder.
Muchas comunidades colombianas
se sintieron desprotegidas durante tres décadas. Y apareció el paramilitarismo
como un proceso de autodefensa, y terminó en los
mismos crímenes de la guerrilla. Y ambos terminaron
financiados por el narcotráfico.
Nosotros nos hemos propuesto desmontarlos
a todos, tratarlos de igual a igual. Miren: cuando uno
está cerca de
cumplir cinco años en el gobierno, no hay discurso
que valga sino está sustentado en los hechos.
Un paramilitarismo creciente, por
primera vez se le ha enfrentado con toda la contundencia.
En este Gobierno tenemos
1.700 integrantes de las organizaciones paramilitares dados
de baja, varios miles en las cárceles.
Y me preguntan algunos compatriotas
y entrevistadores de la comunidad internacional: ¿Y el riesgo del
reamarme? Sí hay riesgos, indudablemente.
Hay el riesgo de que no sea exitosa
la reinserción.
Estamos haciendo todo esfuerzo para que lo sea. Pero también
hay el riesgo de que se rearmen.
Déjenme decir de manera simple: la única
manera de evitar el rearme de grupos terroristas, la única
manera de evitar que acudan nuevos militantes a reforzarlos,
es sosteniendo una política severa de autoridad
del Estado, de Seguridad Democrática que los detenga.
Parece una respuesta simple. Pero
por falta de ello fue que crecieron en Colombia. Y la
aplicación de esa
política será la que permitirá que
no renazcan después de este proceso.
ECONOMÍA Y POLÍTICA
SOCIAL
En nuestros propósitos de Gobierno, además
de la Seguridad Democrática, está el tema
del crecimiento de la economía y el tema de la política
social. Son los tres ejes de construcción de confianza
en Colombia.
Nosotros nos hemos propuesto dar
en Colombia todas las garantías a la inversión
privada nacional e internacional, pero al mismo es tiempo
de exigirles toda
la responsabilidad social.
Si ustedes me preguntaran cuál es la visión
de crecimiento del Gobierno, para nosotros el crecimiento
no es un fin, es un medio para superar la pobreza.
América Latina tiene que aprender de las experiencias.
En los años sesenta, el desarrollismo brasilero
hizo pensar a amplios sectores del continente que lo importante
era el crecimiento, que la distribución vendría
espontáneamente. Tuvieron años de 14 por
ciento de crecimiento y de mayor pobreza.
Hubo otro extremo. En otros países de América
latina y en décadas posteriores, se hizo creer que
lo importante era la distribución, se afectó totalmente
la confianza inversionista, se deterioró el crecimiento
y terminaron distribuyendo pobreza.
Nosotros creemos que hay que llevar
de la mano el crecimiento, la superación de la
pobreza y mejoramiento de la equidad.
Hace cuatro años la tasa de inversión de
Colombia era del 12 por ciento, el año pasado fue
del 26.
Hace cuatro años la tasa de inversión del
sector privado en Colombia era del 6,5. El año pasado
fue del 19.
Para nosotros el punto fundamental
del manejo económico
es el de confianza para que se den tasas de inversión
elevadas. Creemos que eso es lo que va a marcar la diferencia
en Colombia.
Y a esa confianza inversionista hemos contribuido con
la seguridad, hemos contribuido con el sistema tributario
y hemos contribuido con la ley que autoriza al Gobierno
a firmar pactos de estabilidad en las reglas de juego con
los inversionistas.
EL SISTEMA TRIBUTARIO
Nosotros en Colombia tenemos estímulos específicos
y estímulos generales. Hay estímulos específicos
a los medios de comunicación.
Cada vez que mis colegas en el
Ministerio de Hacienda, dirigido por mentes de superior
inteligencia, me presentaban
el proyecto de una reforma tributaria estructural, aparecía
por hay el articulito de gravar a los medios de comunicación.
En una vez se me pasó y logró llegar al
Congreso. Y de allí se devolvió y después
les dije: ni lo vayan a presentar.
Por razones de convicción y por razones de ocasión
no lo podemos permitir. Les dije: en el Gobierno de la
seguridad, que se expone a que todos los críticos
le digan Uribe fascista, Uribe paramilitar, ¿cómo
vamos a gravar los medios de comunicación? No puede
ser. O sea que allí ha habido también no
sólo una razón circunstancial, no sólo
una razón de convicción, sino una razón
circunstancial para mantener la exención a los medios
de comunicación.
Y tenemos exenciones dirigidas
al sector turístico.
Este país recibía por aire 530 mil turistas
hace cuatros años. El año pasado un millón
50 mil. Vamos a ver cómo llegamos rápidamente
a dos millones.
Exenciones dirigidas al sector
de los cultivos de tardío
rendimiento, al sector de los biocombustibles. Nosotros
no creemos que el estímulo tributario deba ser un
estímulo para que haya más apropiación
de ganancias. Eso marca nuestra diferencia con algunos
modelos tributario neoliberales. Nosotros creemos que el
estímulo tributario tiene que ser para que haya
más inversión. Por eso el estímulo
general es una deducción a las inversiones del 40
por ciento.
TRATADOS DE COMERCIO
Y nuestro Gobierno está hoy
autorizado por la ley para firmar pactos de estabilidad
en las reglas de juego
con los inversionistas.
Es bien importante el tema del acceso a los mercados.
Hemos firmado el acuerdo de comercio con los Estados Unidos.
Pero previamente lideramos para que se hiciera el acuerdo
de comercio entra la Comunidad Andina y MERCOSUR.
Hace pocas horas cerramos las negociaciones
de un acuerdo de comercio con Honduras, Guatemala y El
Salvador. Excluyó el
25 por ciento de la canasta industrial y el 28 por ciento
de la canasta agrícola. Pero ha sido un gran avance
e incorpora unas normas evolutivas que permiten a los gobiernos,
con la aprobación de las leyes ratificatorias, en
algún momento ir incluyendo esos porcentajes industriales
y agrícolas que han quedado por fuera.
Estamos con la Comunidad Andina
trabajando la integración
con la Unión Europea. No son buenas las preferencias
unilaterales, son cortas en el tiempo, los inversionistas
no confían en ellas.
Cuando uno los invita a invertir
en un país, so
pretexto de que hay unas preferencias unilaterales para
entrar al mercado de los Estados Unidos o para entrar al
mercado europeo, contestan: Eso no me da seguridad. ¿Qué puede
pasar en el futuro?
Por eso, en lugar de preferencias,
estamos reclamando para Colombia los tratados de acceso
a estos mercados.
Queremos buscarlos con Canadá y firmar cuantos tratados
podamos de protección de inversiones con los países
europeos y los países asiáticos.
Hay una discusión en el continente. Lo primero
que tenemos que hacer para unir el continente es respetar
la diversidad, y la diversidad no surge solamente de maneras
de pensar, sino también de la composición
de las economías.
Nosotros no somos una economía de petróleo.
Los productos que le vendemos al mundo son productos que
requieren, para acceder a los mercados, tratados de comercio.
Eso marca una diferencia. Hay productos que cuando se ofrecen
al mundo, el mundo los reclama porque los necesita, sin
apelar a tratados de comercio.
Una producción agrícola, una producción
industrial como la nuestra, muy competida, requiere tratados
de comercio para acceder a los mercados.
También nos han dicho que en lugar de estimular
los tratados internacionales de comercio, hay que estimular
la economía interna, incorporar las grandes masas
pobres. Nosotros no vemos contradicción entre lo
uno y lo otro.
El acceso a esos mercados estimula
inversión, y
el crecimiento de la inversión permite la reivindicación
de las grandes masas excluidas.
Hemos observado que los tratados
de comercio incorporan normas laborales que aumentan
la protección efectiva
de los trabajadores.
Y hay algo bien importante en Colombia:
mientras los sectores de trabajadores del Estado se oponen
por razones ideológicas
a los tratados de comercio, los sectores de trabajadores
sindicalizados del sector privado los apoyan, porque ellos
entienden que las inversiones en su sector, que las posibilidades
en su sector dependerán en buena parte de las posibilidades
de acceso a mercado, que además garantizan los recursos
para el desatraso de infraestructura. Atraso en infraestructura
que en nuestro país es todavía severo.
Y observamos que, por ejemplo,
la remuneración
y la afiliación a la seguridad social en los sectores
de exportación es superior que en los sectores no
transables.
Y permítanme entonces referir allí a la
Comunidad Andina. El tema de la hermana República
Bolivariana de Venezuela. Nosotros hemos dicho lo siguiente:
nuestras economías viven integradas por un fenómeno
de ósmosis. Cuando mejora la economía venezolana,
mejora la nuestra. Si la de allá mejora por el petróleo,
la nuestra mejora. Pero también si la nuestra mejora
porque podemos venderles más a terceros mercados,
mejora la economía venezolana.
El crecimiento de nuestras exportaciones
en los últimos
años también se ha traducido en mayores compras
a Venezuela. Hemos exportado más a los Estados Unidos
por las preferencias, hemos exportado más a otros
países y hemos comprado más a Venezuela.
Todavía tenemos una balanza deficitaria con Venezuela,
pero me atrevo a decir esto, primera vez que lo digo en
público: cuando Venezuela cuantifica sus exportaciones,
y a esas exportaciones les deduce el petróleo, encuentra
que Colombia es el primero o el segundo país que
más le compra productos diferentes al petróleo.
Por eso es muy importante crear
confianza. Si allá,
por razones de diversa índole que respetamos, no
están de acuerdo con el Tratado de Colombia con
los Estados Unidos, debemos muy objetivamente mirar cómo
estos tratados, bien conducidos, al servirle a Colombia,
también le ayudan a la hermana República
de Venezuela.
Con el caso de Ecuador. Las exportaciones
de Ecuador a Colombia han venido creciendo muchísimo, porcentualmente
más que las exportaciones de Colombia a Ecuador,
no obstante que todavía hay un superávit
en favor de Colombia.
Discutía con el Gobierno ecuatoriano sobre el temor
de ellos de que pueda haber un fenómeno de triangulación,
si uno de los países o varios países andinos
firman acuerdos con terceros y los otros no lo hacen. Para
eso están las reglas de origen. Para eso está la
necesidad de fortalecer la institucionalidad andina.
Y es muy importante mirar también esos fenómenos
de ósmosis. Yo estoy seguro que si Ecuador tiene éxito
con MERCOSUR, ese éxito también producirá un
fenómeno de externalidad positiva en la economía
colombiana.
Y si Colombia tiene éxito en el mercado de los
Estados Unidos, ese éxito le debe ayudar a la hermana
nación ecuatoriana.
RESPONSABILIDAD SOCIAL Y TRANSPARENCIA
Garantías para la inversión
privada en Colombia, con responsabilidad social.
Para nosotros la responsabilidad social se tiene que traducir
en transparencia en las relaciones con los trabajadores
y en las relaciones con la sociedad.
Transparencia. Este país en un país transparente
ara adjudicar los contratos de concesión, de explotación
de recursos naturales.
Nosotros de manera transparente
reunimos periódicamente
a la comunidad con las firmas que trabajan estos objetos
en Colombia, para resolver problemas ambientales.
Nosotros exigimos que la responsabilidad
social tenga transparencia en todos los componentes de
la tributación.
Creemos mucho en el control de
opinión. Una de
nuestras razones para apelar intensamente, directamente
al pueblo colombiano, es porque creemos en el control de
opinión. Y sí que se da frente a la inversión
extranjera.
En las regiones mineras, por ejemplo,
en el Estado de Derecho, hay controles penales, controles
administrativos,
controles políticos, controles fiscales. El más
importante es el control de opinión.
Que la opinión pública,
los sectores interesados, los sectores afectados, conozcan
directa y totalmente todo
lo que ocurre, y que el Gobierno promueva discusiones entre
los inversionistas y las comunidades para garantizar que
los inversionistas cumplan con las normas de responsabilidad
social.
En materia de relaciones laborales,
el Gobierno nuestro trabaja para que el crecimiento de
la inversión
sea un crecimiento en el mejoramiento a los trabajadores
de su afiliación a la seguridad social.
Nosotros rechazamos las relaciones laborales regidas por
el capitalismo salvaje. Nosotros rechazamos las relaciones
laborales por el odio de clases. Nosotros en cada empresa
promovemos relaciones laborales regidas por la fraternidad
cristiana.
LUCHA CONTRA LA POBREZA
La visita de ustedes a Colombia
no puede llevarme a ignorar la realidad social de nuestro
país y el tema de
las drogas ilícitas.
Teníamos casi un 60 por ciento de pobreza. Las
guerrillas marxistas que surgieron en los años sesenta,
hablaban de las reivindicaciones democráticas y
de la eliminación de la pobreza.
Mientras el país avanzaba en ampliación
democrática, ellos asesinaban a los actores de la
democracia. Mientras el país era bien gobernado
en los conceptos macroeconómicos, ellos producían
el desplazamiento, el desencanto inversionista y el empobrecimiento.
Es muy importante mirar qué ha causado qué.
Aquí el terrorismo ha sido causa muy eficiente del
empobrecimiento nacional.
Hace cuatro años la pobreza estaba casi en el 60.
Ahora está aproximadamente en el 45 – 47.
Nuestra meta para el 20 de julio
de 2010, en el segundo centenario del Grito de Independencia,
cuando habrá de
terminar nuestro Gobierno, es tenerla no más del
35 por ciento, para que los gobiernos que nos sucedan puedan
cumplir la meta de la visión de largo plazo, que
se viene construyendo en el debate democrático de
la Nación, a fin de que el 7 de agosto de 2019,
segundo centenario de la Batalla de Boyacá, la pobreza
no exceda el 15 por ciento.
Tenemos metas muy exigentes: plena
cobertura en educación
básica. La reforma del Estado nos ha llevado a tener
el instituto de formación técnica más
importante del continente. Hace cuatro años instruía
por año a un millón de colombianos. El año
pasado cuatro millones. Lo hemos conectado con las universidades.
Teníamos un 22 por ciento de cobertura universitaria,
hoy estamos en el 29, aspiramos para el 2010 el 35, superior
a la tasa de cobertura de América Latina.
Estamos creciendo con toda importancia
el instrumento de financiación de la educación superior.
Se está multiplicando por ocho veces su cartera.
Al final de este Gobierno 350 mil estudiantes colombianos
deberán tener créditos de esa institución.
Además, mi predecesor introdujo el programa de
Familias en Acción. Empezamos con 200 mil. Hoy tenemos
680 mil. Vamos a llegar este año a millón
y medio. Aquí en Cartagena una cifra muy importante.
Familias pobres que reciben un
subsidio del Estado para garantizar la educación
de sus hijos.
Nosotros trabajamos unas políticas de seguridad
social estructurales. Buscan que a través del mejoramiento
de la educación, de las posibilidades de acceso
a todas las ventajas de la democracia, haya movilidad social.
Solamente tenemos políticas asistenciales para los
ancianos, que son inevitables.
Le abrimos las puertas al capital
financiero internacional, le damos toda la confianza
al capital financiero nacional,
pero exigimos todos los compromisos para financiar las
actividades de producción de los colombianos y los
pequeños negocios.
En el pasado Gobierno, un millón 800 mil colombianos
fueron beneficiarios del programa de microcrédito.
Ahora ha empezado el sistema de Banca de Oportunidades,
que integra todas las instituciones públicas y privadas,
que lo promueve el Gobierno hombro a hombro con creciente
compromiso del sector privado.
Aspiramos a entregarle a la microempresa
cinco millones de créditos en este Gobierno. Eso
puede ayudarle a 25 millones de colombianos. Ya vamos
en 700 mil.
Por supuesto, esto no se ve. Yo
llego a una reunión
de microempresarios ayer a las ocho de la mañana
en el sur de Bogotá, y es tanta la necesidad de
la gente de crédito y de reivindicación,
que las cifras no sobresalen. Y es normal.
Cuando yo les presento estas cifras
a ustedes, no es para tratar de describirles una Nación paradisíaca,
es para decirles que hay todos los compromisos para superar
los grandes problemas que nos afectan.
LUCHA CONTRA LAS DROGAS ILÍCITAS
Hace dos días nos reunimos en Santo Domingo con
algunos de los vecinos de la Región para hablar
del tema de las drogas ilícitas. Primero, en este
país hay terrorismo porque hay drogas ilícitas.
La guerrilla salvadoreña negoció un día
cuando vio que estaba estancada militarmente y que ya no
le llegaban recursos de las Ong’s de Europa Occidental.
Los grupos terroristas nuestros
desprecian a la comunidad internacional, son ricos, inmensamente
ricos, por la droga,
y esa droga les aumenta la arrogancia criminal que dificulta
la negociación.
Este país producía el 90 por ciento de la
coca del mundo. Todavía produce el 54. Es una vergüenza.
Pero estamos combatiéndola con toda la intensidad.
Nosotros creemos que es una batalla
ganable. Lo importante es que no caiga la determinación
de los Estados y de las sociedades.
Encontramos algunos problemas.
Nuestros vecinos del Caribe se quejan de que se necesita
que Estados Unidos y Europa
hagan mayores esfuerzos para evitar los vuelos ilícitos
sobre el espacio aéreo del Caribe, y para evitar
el transporte marítimo de droga.
Hace dos años Colombia reestableció con
los Estados Unidos el programa de interceptación
aérea. Ha funcionado muy bien en nuestro espacio
aéreo, como lo muestran los informes de las Naciones
Unidas, basados en fotos del satélite.
Pero la droga sale para otras partes,
y en otras partes se están originando los vuelos ilícitos.
Por eso se necesita la concurrencia de todos.
El temas de las fumigaciones. ¿Qué hacemos
nosotros para combatir la droga? Fumigamos, erradicamos
manualmente, estimulamos actividades alternativas.
¿Cuáles son las actividades alternativas?
La mejor, la recuperación general de la economía,
que en buena parte depende de nuestro éxito para
derrotar la droga.
Hay que llevar actividades alternativas
puntuales a zonas donde todavía no llega la inversión privada,
pero finalmente hay otras zonas de selva donde se necesita
proteger la selva amazónica como pulmón de
la humanidad o las fábricas de agua del país,
donde la única actividad alternativa tiene que ser
pagarle al campesinado por el cuidado del bosque.
Hemos introducido un programa bien
original en nuestro país. Ya tenemos 50 mil Familias Guardabosques,
llegaremos a 80 mil. Son familias campesinas que antes
estaban involucradas en el tema de la droga, y que han
hecho el compromiso de mantener las áreas donde
viven libres de droga.
El programa es supervisado por
Naciones Unidas. El Gobierno colombiano les paga un subsidio,
y la obligación
de ellos es mantener el área libre de droga y también
supervisar la recuperación del bosque.
El año pasado fumigamos 160 mil hectáreas.
En Colombia no hubo problema. Cuando se presenta un error,
y por ejemplo se afecta un cultivo lícito, el Estado
colombiano de inmediato indemniza.
Lo hemos ofrecido a nuestros vecinos.
Nosotros fumigamos con unos protocolos científicos rigurosos. Si por
algún error, alguno de nuestros vecinos reclama
que le deparamos un daño, nuestra oferta es indemnizarlos
de inmediato.
Nuestro propósito es derrotar
la droga, no tener problemas con nuestros vecinos y hermanos.
Hemos introducido la erradicación manual: en el
año 2005 erradicamos 31.200 hectáreas, el
año pasado 43 mil, la meta es erradicar este año
50 mil.
Así como Estados Unidos nos ayuda en el Plan Colombia,
en fumigaciones y en cultivos alternativos, deseamos más
ayuda de Europa en la erradicación manual y en el
pago de Familias Guardabosques.
¿Qué es lo que causa del año ecológico? ¿La
fumigación o la droga?
Nosotros hemos procedido con protocolos
científicos
rigurosos. Fumigamos con lo mismo que se utiliza para la
agricultura comercial. Todo indica que esos protocolos
evitan que la fumigación de la droga cause daño
ecológico.
¿Qué dicen los científicos consultados?
Ratifican lo que nos han dicho los campesinos del río
Putumayo. En ese intenso diálogo nuestro con las
comunidades, ellos dicen (no los que llegaron recientemente
por el atractivo de la droga sino los que han vivido allí durante
muchos años), que la fauna y la flora se han afectado,
no por la eliminación de la droga sino por la siembra
de la droga.
¿Qué hacen los cultivadores de droga? Primero
destruyen la selva, no solamente con instrumentos mecánicos
sino con agroquímicos corrosivos. Le causan un irreparable
daño a las corrientes de agua, a la fauna, a la
flora. Y después se utilizan los precursores químicos,
severamente dañinos, para transformar la hoja de
coca en cocaína.
Por eso pedimos que el mundo nos
acompañe en esta
tarea de eliminar la droga. Nosotros tenemos toda la voluntad.
Y entonces allí viene otra pregunta: ¿Y la
corresponsabilidad de los países consumidores?
La historia de este país, contada en pocas palabras
es: primero se pensó que solamente Colombia iba
a obtener beneficios del tráfico, aquí no
había cultivo. Empezaron los cultivos con 5 mil
hectáreas y llegamos a tener 200 mil.
Ya tenemos muy poca o nula heroína, pero llegamos
a ser el segundo, tercer, cuarto productor de heroína.
Después se nos dijo: bueno, Colombia produce pero
no consume. Tenemos alrededor de un millón de familias
consumidoras.
Pasado mañana entregaremos al Congreso de la República
un proyecto de enmienda constitucional que autorice la
sanción, sin pena privativa de la libertad, el consumo
de droga.
Un país que en este Gobierno ha extraditado a 530
personas, un país que en este Gobierno ha aplicado
severamente la Ley de Extinción de Dominio, un país
que ha sufrido tanto el terrorismo, no puede ser laxo con
el consumo de droga, que estimula todas las otras fases
del delito.
Llegan ustedes a un suelo fértil para la libertad
de prensa. Déjenme compartir estos números:
nuestras universidades tienen 92 programas de periodismo,
en cada semestre entran aproximadamente 16.242 estudiantes.
Colombia tiene 651 emisoras comerciales,
428 comunitarias, 186 de interés público, inmensa cantidad
de canales de televisión, empezando por 916 canales
de televisión comunitaria.
Una reflexión final: claro que la libertad de prensa
incomoda a los Gobiernos. Ya el doctor Enrique dice cómo
este Presidente en ocasiones discute con los comunicadores.
¿Pero qué necesita la democracia? ¿La
comodidad del Gobierno o la comodidad del pueblo? La verdad
es que la incomodidad que la libertad de prensa causa a
los Gobiernos, es una garantía para el pueblo, es
un acicate para los Gobiernos.
La crítica de la libertad
de prensa, en el caso del Gobierno comunitario nuestro,
estimula al Gobierno
a corregir, a enmendar, a mejorar.
Y quisiera decir al oído de los gobernantes del
mundo: el gobernante tiene que pensar en su época
de ex gobernante. Su época de ex gobernante necesita
libertad, libertad de prensa. Por eso cuando se es gobierno,
es mejor sufrir la incomodidad de la libertad de prensa
que afectar la libertad de prensa.
La libertad de prensa ayuda a construir
la verdad, esa verdad relativa, la única al alcance de los seres
humanos, esa que se construye en la contradicción
diaria. Cada cual en la contradicción aporta un
poquito al mejoramiento de la verdad.
La libertad de prensa ayuda a que
surja la crítica
social, la libertad de prensa iguala a los ciudadanos en
un país de desiguales.
Nuestra Seguridad Democrática se legitima en la
libertad de prensa. Por ejemplo, cuando yo hablo de la
fuerza contra los grupos terroristas, esa fuerza tiene
que ser legítima y la inspiro en aquella frase del
Libertador al Congreso de Cúcuta. Decía: “considerad,
legisladores, que la energía de la fuerza pública
es la amenaza que aterra al delincuente, es la esperanza
de toda la sociedad”.
En un párrafo, bello, al final, agregaba: “Sin
la energía de la fuerza pública no hay virtud
y sin virtud perece la República”.
Para que la energía de las instituciones democráticas
contribuya a sacar adelante la recuperación total
de la seguridad en Colombia, esa energía necesita
un factor legitimante.
Muchas gracias a ustedes por venir a
Colombia. Ese factor legitimante es la libertad, la libertad
de prensa que ustedes
representan.
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