LLAMADO
A SOLDADOS DE MI PUEBLO PARA QUE SE CONVIERTAN EN COOPERANTES
Bogotá,
may. 7 (SNE).- El presidente Álvaro Uribe Vélez
hizo este viernes un llamado a todos los jóvenes que
hoy son 'Solados de mi Pueblo' y que prestan el servicio militar
en sus propios municipios, para que se conviertan en miembros
de la Red de Cooperación Ciudadana.
A
juicio del Mandatario, la experiencia de quienes, al terminar
su servicio no ingresen a las filas de los Soldados Profesionales,
puede ser aprovechada para que, desde la Reserva, operen como
cooperantes de la Fuerza Pública.
"Estamos
adelantando programas para que el Sena los forme, les de apoyo
en diferentes áreas del conocimiento, pero es fundamental
que cuando vayan terminando esta primera promoción de
'Soldados de mi Pueblo', cada uno de ellos quede comprometido
como Cooperante de la Fuerza Pública y multiplicador
de cooperantes", explicó.
Al
mismo tiempo, el Presidente de la Republica pidió a
la ciudadanía -desde la Escuela Militar de Guerra y
en su 95 aniversario- que brinden un acompañamiento
más operativo que simbólico y protocolario a
los miembros de las Fuerzas.
Porque,
agregó, por mayor que sea el esfuerzo institucional,
si la ciudadanía no se vuelca a acompañar a la
Fuerza, el objetivo no se logra.
"En
las ciudades, todos debemos hacer parte de los frentes locales
de seguridad de la Policía. Todo almacén, toda
oficina debe tener un cooperante. Toda empresa agropecuaria
debe tener un cooperante con la Fuerza Pública. La Fuerza
Pública tiene que liderar que en todas partes haya cooperación,
para eso es fundamental la comunicación".
Las
siguientes fueron sus palabras:
Siento
un gran entusiasmo al acudir de nuevo a esta cátedra,
a encontrarme con ustedes, en un momento en el cual se preparan
en una fase de estudios y que coincide justamente con una coyuntura
de la vida nacional, en la cual las Fuerzas Armadas de la Nación,
con el apoyo del pueblo y sin vacilación de parte del
Gobierno, se proponen derrotar definitivamente al terrorismo,
conduciendo operaciones, en todo el territorio de la Patria,
volcada la Fuerza Pública a la ofensiva, con ánimo
resuelto de victoria y rodeada de la esperanza y del entusiasmo
de todos los compatriotas.
Quisiera,
referirme hoy al tema del concepto democrático de Seguridad
y enlazarlo con una posición que he venido defendiendo
y que se resumen afirmando que en Colombia no hay un conflicto,
sino una agresión del terrorismo contra un pueblo democrático.
Ambas
aseveraciones están profundamente entrelazadas. Veamos.
Seguridad
Democrática
La
Seguridad es Democrática porque busca, justamente, enaltecer
y fortalecer la democracia. Porque es una seguridad dirigida
a fortalecer el concepto pluralista que es un concepto esencial
de la democracia.
La
Seguridad es Democrática porque busca proteger por igual
al empresario que al trabajador, al líder sindical que
al líder gremial, al agricultor que al labriego, al
político que está de acuerdo con las ideas de
gobierno y al político puesto a las ideas de gobierno.
La
Seguridad es Democrática porque no se está utilizando
la fuerza del Estado para perseguir a alguien por razones ideológicas
o religiosas o políticas, sino que se está utilizando
la fuerza del Estado para hacer recuperar el imperio de la
Constitución, para recuperar plenamente el imperio de
las instituciones.
Eso
ha marcado la diferencia con épocas cuando, por ejemplo,
América Latina fue recorrida por el concepto de la Seguridad
Nacional. Esa tesis se desacreditó porque afectó la
democracia, afectó el debate, puso en muchos estados
la fuerza al servicio de la persecución de los contrarios
de la política, se irrespetó el disenso y se
actuó en contra del pluralismo.
Entonces,
es bien importante en el contexto histórico definir
la Seguridad Democrática, reiterarla y simultáneamente
trazar la línea divisoria con otros ejercicios que se
dieron en el Continente como aquel de la doctrina de la Seguridad
Nacional.
Entonces,
cuando el propósito de las fuerzas del Estado es velar
por la Constitución, fortalecer la democracia, lejos
de ese propósito está el terrorismo de Estado
o el cercenamiento de las libertades.
Y
así, se llega rápidamente a la otra afirmación:
a partir de que la Seguridad sea Democrática, a partir
de la inexistencia del terrorismo de Estado, a partir de la
seguridad sometida rigurosamente al marco constitucional, la
agresión armada contra el Estado y la sociedad no significa
un conflicto, significa una acción terrorista
Pudiéramos
hablar en nuestro tiempo de conflicto, si hubiera un alzamiento
armado contra un Estado que estuviera cometiendo vejámenes
en contra de la democracia.
Pudiéramos
hablar de conflicto, de presentarse un alzamiento armado contra
un Estado que estuviera utilizando las armas de la república
para proteger unas determinadas ideas, unas determinadas personas
y agredir a personas diferentes, o aquellos que profesan ideas
diferentes.
Estuviéramos
en presencia de un conflicto si hubiera un grupo alzado en
armas contra el Estado, porque ese Estado estuviera violando
la Constitución, ese Estado estuviera desconociendo
las reglas democráticas.
Pero
aquí, mientras por un lado hay un Estado haciendo todo
el esfuerzo de consolidación democrática, una
Fuerza Pública actuando en el marco de la Constitución
para fortalecer el pluralismo; por otro lado, hay unas bandas
armadas atacando a la sociedad, atacando a las personas que
representan las instituciones. Y, eso se convierte en un ataque
a una sociedad que ejerce unos derechos democráticos
y a unas instituciones que garantizan esos derechos democráticos.
Esa
circunstancia nos tiene que llevar a decir: aquí no
hay conflicto, aquí lo que hay es terrorismo. Porque
se ha hablado por muchos teóricos del conflicto colombiano
y muchos, a partir del reconocimiento de que es conflicto,
tratan de justificar -cuando menos de explicar- la acción
de los violentos.
Es
bien importante, que sea en esta Cátedra, donde reafirmemos
el concepto de que aquí no hay conflicto, sino una agresión
de terrorismo contra un pueblo y contra unas instituciones
democráticas.
Vengo
a animarlos a ustedes para que profundicen ese concepto, para
que ayuden a hacer pedagogía en la Nación entera,
para que esto trascienda las fronteras de la Patria, para que
demos la batalla conceptual en todos los escenarios de la comunidad
internacional, para que hagamos entender al mundo que aquí no
estamos en presencia de un conflicto, que aquí estamos
es obligados a enfrentar un desafío terrorista contra
las instituciones y contra el pueblo.
En
diferentes ocasiones les he hablado a ustedes de la necesidad
de la total transparencia en el ejercicio de las tareas institucionales,
de la necesidad de la eficiencia, de la necesidad de la austeridad,
de la necesidad de la coordinación, de la necesidad
del acatamiento permanente a la juridicidad, de la necesidad
de proceder con absoluta limpieza, de ejercer capacidad gerencial
y de liderazgo, de tener una gran vocación comunicadora,
que cada integrante de la Fuerza Pública, independientemente
de su grado tiene que ser un gran comunicador al interior de
su Fuerza, en la relación vertical, en la relación
horizontal y en la relación de la Fuerza con la comunidad.
He
hablado a ustedes de la necesidad de tener vocación
de victoria. Yo, siento hoy, en todas las regiones de la Patria,
una Fuerza Pública sin complejos, una Fuerza Pública
que no está arrinconada a la defensiva. Siento en todas
las regiones de la Patria una Fuerza Pública con vocación
de victoria.
¡Esa
vocación de victoria hay que fortalecerla, ese ánimo
de victoria hay que mantenerlo, en la expresión superior
como condición para conseguir la victoria!
La Fuerza Pública necesita comunicación en doble
vía
Hemos
hablado mucho de la necesidad de una Fuerza Pública
con combatividad, con una capacidad de combatividad en la superior
expresión. De una Fuerza Pública salida de las
oficinas, volcada a las calles y a los campos.
Hoy
quiero hablarles de dos temas, mencionarlos: uno referido a
la comunicación y otro referido al ejercicio de la justicia.
La
comunicación es un elemento fundamental para el liderazgo
y para la gerencia. Es bastante difícil hablar de la
comunicación en doble vía en una institución
jerarquizada como la Fuerza Pública pero, comprendiendo
las limitaciones, aquellas que impone la jerarquía.
La
Fuerza Pública necesita comunicación en doble
vía. Necesita comunicación de arriba hacia abajo
y fundamentalmente necesita la expresión de la comunicación
que es la capacidad de escuchar arriba a lo que viene de abajo.
El
liderazgo contemporáneo se basa fundamentalmente en
comunicación, cada integrante de la Fuerza Pública
tiene que ser un gran comunicador, se recomienda que hoy para
ejercer un liderazgo efectivo hay que dedicar por lo menos
un 80 por ciento del tiempo a comunicaciones, pero de ese 80,
un 80 por ciento a escuchar.
Básicamente,
la comunicación hoy es un ejercicio de escuchar, procesar,
responder, dirigir. Y esa comunicación no puede darse
solamente en dirección vertical, tiene que darse también
en dirección horizontal.
Y
es fundamental para la coordinación entre todos aquellos
que están comprometidos en una unidad, entre todos aquellos
que están participando en una acción conjunta,
esa comunicación tiene que darse de manera horizontal
entre todos los integrantes de una Fuerza, entre una Fuerza
y las otras, y esa comunicación también tiene
que darse entre las Fuerzas y las otras instituciones del Estado.
Por
ejemplo, las Fuerzas de Tarea Conjunta que hemos visto en algunas
regiones de Colombia son una expresión de la comunicación
que tiene que darse permanentemente entre las diferentes Fuerzas
y entre ellas, y por ejemplo, la Fiscalía.
Pero
hay un aspecto fundamental de la comunicación: es la
comunicación entre los integrantes de cualquier Fuerza
y la ciudadanía.
Esa
se requiere, la ciudadanía no puede seguir siendo desorientada
por un "liderazgo" de voceros de grupos terroristas.
La ciudadanía necesita el liderazgo comunicante de la
Fuerza Pública.
Por
eso, quiero invitarlos a desarrollar una gran tarea de comunicación
para orientar a la ciudadanía y también para
escuchar a la ciudadanía.
Nosotros
hemos venido trabajando la política de Seguridad Democrática
sobre unos elementos tácticos y estratégicos
de gran importancia: el control territorial, el desabastecimiento
de los grupos violentos, el aislamiento de los grupos violentos,
ahora, la llegada a los sitios de retaguardia estratégicos
de los grupos violentos, la supresión de sus corredores
de movilidad, y de la construcción de confianza ciudadana.
Y
en la construcción de confianza ciudadana es muy importante
la comunicación. Que el ciudadano sepa que, donde toque
una puerta en las instalaciones de la Fuerza Pública
de la Patria, hay quien lo atienda, lo escuche y que fundamentalmente
el ciudadano palpe que al escucharlo hay reacción.
¡Que
el ciudadano no se tropiece ni con la negativa de escucharlo,
ni con el desdén para reaccionar!
¡Que
el ciudadano encuentre disposición en todo integrante
de la Fuerza Pública para escucharlo y para reaccionar!
Algunos
me han dicho, por ejemplo, en el caso cuando acuden los informantes
a los cuarteles, a los comandos: 'Presidente, es que viene
mucho traficante de información', es cierto, pero hay
que tener mayor paciencia. Uno, por la presunción de
que hay traficantes de información, no puede cerrar
la puerta de los cuartes, no puede cerrar la puerta de los
comandos, no puede negar la buena disposición a escuchar
a la comunidad.
En
un proceso continúo de escuchar a la comunidad, de reaccionar,
de dirigirla, de mantener un diálogo dinámico
con ella, se va haciendo pedagogía y se van depurando
esos fenómenos dañinos como el del tráfico
de información que no corresponde a la realidad.
Esa
buena comunicación con la comunidad es fundamental en
la construcción de confianza. Y esa comunicación
la necesita todo el mundo, desde el Comandante General, hasta
el más humilde de los soldados y Policías.
En
cualquier acción en el campo, el soldado tiene que ser
un gran comunicador. En cualquier acción urbana, el
Policía tiene que ser un gran comunicador.
Vengo,
pues, a invitarlos a que hagamos un gran esfuerzo para mejorar
cada día la comunicación vertical en la jerarquía,
horizontal entre todas las personas, todas las Fuerzas, las
Fuerzas con las instituciones y la comunicación en la
relación de las Fuerza con la ciudadanía.
Y
quiero insistir en un punto: la necesidad de la comunicación
pronta y veraz de los desaciertos. Esa es una necesidad, un
supuesto de la credibilidad.
¡Para
recuperar plenamente el imperio de las instituciones colombianas,
el valor más preciado de la Fuerza Pública tiene
que ser la credibilidad!
Y
un soporte esencial en la construcción y en el mantenimiento
de la credibilidad es, la comunicación oportuna, por
iniciativa propia, de los desaciertos, de las dificultades,
de las vicisitudes.
Vengo
a decirles hoy -como en muchas ocasiones lo he repetido-, que
cuando cometamos un error, cuando tengamos una dificultad,
que cuando se nos presente un resultado adverso, tomemos la
iniciativa de comunicar y lo hagamos cuando antes y con total
seguimiento a la verdad. Ese es un factor fundamental para
que el pueblo mantenga la credibilidad en sus instituciones
armadas.
Que
no tengan que acudir grupos de periodistas, unidades investigativas
a buscar la verdad, con criterio de cacería. Que no
tengan que acudir con ganzúas, a sacar la verdad trozo
a trozo, que sean los voceros de la Fuerza los que digan la
verdad antes de que acudan otros a investigarla.
Que
no necesitemos ruedas de prensa, que no necesitemos que vengan
a preguntarnos, que nos pidan citas para interrogarnos, que
no necesitemos que nos llame la Fiscalía o la Procuraduría,
sino que motu propio, por nuestra propia y entusiasta iniciativa,
se comunique la verdad y a tiempo.
¡Esa
tiene que ser una norma!
Hemos
procedido bien en unos casos, pero en otros nos ha faltado
tener suficientes elementos para decir toda la verdad y decirla
a tiempo.
Y
hay que concienciar a todo el mundo, porque por ejemplo nada
ganamos si hay la voluntad de decir la verdad en los altos
comandantes y de decirla a tiempo, pero no son informados de
los hechos que ocurren, por ejemplo, en una brigada, o un batallón
o en un Comando de Policía.
Todo
el mundo tiene que estar sometido a la norma de que la verdad
hay que decirla y hay que decirla a tiempo, oportunamente y
por iniciativa propia.
Celeridad
en la Justicia
El
otro tema que considero de gran importancia es, introducirle
todos los días mayor agilidad a la justicia penal militar.
Que
esa justicia, no se vea ante los observadores, como un apéndice
sin discrecionalidad para fallar. Que todo el mundo pueda respetarla,
valorarla, ver en ella entidad independiente. Ver en ella magistratura.
Ver en ella disposición de buscar la verdad, de aplicar
las normas imparcialmente, de actuar con prontitud.
¡Nada
más dañino que demorar o manipular fallos!
¡Nada
más dañino que pretender que el tiempo borre
preocupaciones de la memoria colectiva y jugar a que, con el
transcurso del tiempo y sin fallos, los problemas de se olviden!
Creo
que lo mejor es preocuparnos todos los días por una
justicia penal militar más rápida, más
acertada. Por supuesto, que gane y gane credibilidad al interior
de las Fuerzas y en toda la comunidad.
Hago
estos comentarios de la manera más constructiva. Con
el efecto que tengo por la institución armada, en el
convencimiento que ustedes mis compatriotas que portan las
armas de la República, le están devolviendo con
su sacrificio y con su esfuerzo la esperanza a esta Nación.
Nosotros
podemos trabajar mucho el tema tributario, introducir incentivos
para que el sector privado invierta y genere empleo. Nosotros,
con la ayuda del Congreso, podemos ir resolviendo el problema
fiscal. Nosotros, podemos ir formando más colombianos
para actividades productivas en el Sena. Nosotros podemos actualizar
las normas laborales, mejorar la seguridad social, clarificar
las reglas a los inversionistas, introducir semillas transgénicas
al algodón, nuevas tecnologías a la industria,
pero todo eso es vano, todo eso es inocuo si no se recupera
el imperio institucional y ustedes lo están recuperando.
La
Patria todavía sufre mucho. ¿Cómo vamos
a tapar el sufrimiento causado por el carro bomba de los terroristas
de las Farc en Tame esta semana? ¿Cómo vamos
a ocultar el sufrimiento que se da por las acciones violentas
que siguen cometiendo? Pero siento, y tal vez no había
podido vivirlo tan intensamente en el ciclo de mi generación,
que la Patria es recorrida hoy por una brisa de optimismo de
que la Fuerza Pública va a derrotar al crimen, que la
Fuerza Pública va por el camino de conseguir esta gran
victoria para bien de todos los colombianos.
Entonces,
en un proceso donde se está avanzando a la victoria,
hay que mantener el ánimo de victoria pero estableciendo
una línea divisoria con la actitud triunfalista.
¡Ánimo
de victoria, sí. Triunfalismo, no! Y esa línea
de victoria la traza la autocrítica, la capacidad de
introducir correctivos, de hacer ajustes. Por eso, es bien
importante que, a medida que la Fuerza Pública avanza,
rodeada de la esperanza, rodeada del optimismo de los colombianos,
la Fuerza Pública también introduzca en su tarea
victoriosa ajustes, sea autocrítica, se mantenga en
un sendero de mejoramiento continuo. Que nunca, nunca, nos
dejemos embriagar en la lisonja del triunfalismo.
Esa
capacidad de ajuste, esa capacidad de autocrítica, ejerciéndola
sin ponernos a la defensiva, siempre con receptividad, con
la mente abierta a mirar nuestras propias dificultades y con
la inteligencia orientada a corregirlas, eso tiene que ayudarnos
a conquistar la gran victoria que el pueblo colombiano está esperando.
Conversatorio
Cada
vez que he venido a esta cátedra, de las preguntas y
de las intervenciones de ustedes, en ellas he encontrado una
riquísima fuente para profundizar conceptos, para mejorar
la conducción.
Entonces,
quisiera General Quiroga, que por unos minutos, escuchar algunas
preguntas, algunos comentarios de los integrantes. Les ofrezco
la palabra y el señor General nos coordina.
-
Brigadier General, Carlos Quiroga Ferreira. Director de la
Escuela Superior de Guerra: doctor Narváez, tiene la
palabra.
-
Señor Presidente, buenos días. Quisiera pedir
su concepto, respecto a un problema que he encontrado a nivel
nacional e internacional, sobre la concepción que usted
ha dicho perfectamente, no es un conflicto, es una lucha del
terrorismo contra el estado de derecho colombiano. Se nos habla
de insurgencia, en varios escenarios, y se desconoce la profundidad
de la insurgencia como un movimiento legítimo de un
pueblo apabullado por un dictador.
¿Qué nos
aconseja usted, como primer Mandatario de la Nación,
para hacerle entender al mundo que ni las Farc, ni el Eln,
ni las autodefensas ilegales son insurgencia?
-
Presidente: Lo que dije al principio: demostrar que aquí hay
unas instituciones democráticas que operan. Hay garantías
democráticas para todas las expresiones del pensamiento.
Acreditar todos los días la realidad colombiana, hacerla
reconocer, difundirla. Aquí hay una Fuerza Pública
garantista, para todo el mundo. Aquí hay una disposición
de conducir la Fuerza Pública a favor de la seguridad
de todos los ciudadanos. Aquí no hay utilización
de la Fuerza Pública para adelantar persecuciones ideológicas.
Basta
mirar las elecciones de octubre del año pasado. En ausencia
de la Seguridad Democrática, yo no creo que muchas personas
que participaron en ese proceso electoral, hubieran tenido
las garantías de que disfrutaron.
He
dicho que las elecciones del año pasado demostraron
que las garantías en Colombia, que emanan de la actitud
de la Fuerza Pública, gracias a la Seguridad Democrática,
pasaron de ser una garantía retóricas a ser unas
garantías eficaces.
¡Cuando
uno demuestra que el pluralismo democrático es una realidad
porque tiene garantías eficaces, eso solamente le da
toda la razón y la causa para reclamar que se señale
como terroristas a quienes atentan contra esas instituciones!
-
Luis Enrique Castillo Cubillos. Alumno de la maestría
de Seguridad y Defensa Nacional.
¿Además
del acompañamiento que nosotros los civiles debemos
hacerle a nuestra Fuerzas Militares y de Policía, qué otra
estrategia, en su concepto, debemos desarrollar en todo el
territorio nacional para fortalecer esas dos palabras tan importantes
de nuestro Escudo nacional: Libertad y Orden?
-
Presidente: El acompañamiento a los civiles no puede
ser simbólico ni protocolario. Tiene que ser operativo.
Por
más esfuerzos que haga nuestra Fuerza, solo, sin el
acompañamiento de los civiles, no obtiene la victoria
definitiva y es difícil sostenerla. Tenemos una Nación
con una extensión de casi millón 200 mil kilómetros,
todavía Colombia tiene 578 mil kilómetros de
selva. Miren los esfuerzos que hemos hecho en Brigadas Móviles,
en Batallones de Alta Montaña, en llevarle la Policía
a 154 ó 174 municipios que no la tenían, 436
municipios con soldados e infantes de mi pueblo y sigamos,
un esfuerzo enorme de la institución armada y de los
contribuyentes colombianos para mejorar el control territorial,
para que el control institucional vaya sustituyendo esa tendencia.
Yo
veía al país desgarrarse. Mi observación
del país me recordaba las primeras lecciones de introducción
a la Teoría del Estado y al Derecho, que establecen
la diferencia entre el poder de facto y el poder legítimo.
Yo veía la Estado legítimo sin capacidad de tomar
decisiones, sin capacidad de hacer cumplir decisiones en muchas
regiones, en cambio a los poderes de facto, ejerciendo las
atribuciones competentes del Estado legítimo.
En
Colombia, a mi me parecía ver que allí en donde
se juntaban dos delincuentes, reunían diez fusiles,
tres kilos de coca y diez kilos de explosivos, estaban creando
un Estado. Un Estado por supuesto ilegitimo, sometiendo a los
ciudadanos y eso no lo recupera sino el esfuerzo institucional.
¡Pero
por mayor que sea el esfuerzo institucional, si la ciudadanía
no se vuelca a acompañar a la Fuerza, el objetivo no
se logra!
Por
eso yo reclamo que todos los colombianos civiles sean cooperantes
operativos de la Fuerza Pública. Hemos avanzado muchísimo
en eso. En las ciudades, todos debemos hacer parte de los frentes
locales de seguridad de la Policía. Todo almacén,
toda oficina debe tener un cooperante. Toda empresa agropecuaria
debe tener un cooperante con la Fuerza Pública. La Fuerza
Pública tiene que liderar que en todas partes haya cooperación,
para eso es fundamental la comunicación. Y en todas
partes hay que apoyar esa cooperación, hay que apoyar
esa cooperación fundamentalmente en equipos de comunicación.
Me
parece que debemos aprovechar la experiencia de los 'Soldados
de mi Pueblo' para que, terminado su ejercicio como soldados
activos, aquellos que no pasen a engrosar a las filas de los
Soldados Profesionales, queden en la Reserva y queden operando
plenamente como Cooperantes de la Fuerza Pública.
Estamos
adelantando programas para que el Sena los forme, les de apoyo
en diferentes áreas del conocimiento, pero es fundamental
que cuando vayan terminando esta primera promoción de
'Soldados de mi Pueblo', cada uno de ellos quede comprometido
como Cooperante de la Fuerza Pública y multiplicador
de cooperantes.
Debemos
conseguir que cada uno de esos 'ex soldados', ejerza un liderazgo
para organizar cooperantes a la Fuerza Pública en su
respectivo municipio.
El
país se vio sometido en unas regiones por la guerrilla,
en otras regiones por lo los mal llamados paramilitares. El
país lo que necesita ahora es: en los ciudadanos que
entienden la tarea de la Fuerza Pública, liderazgo para
que todo el mundo se vuelque a cooperar con la Fuerza Pública,
que es el camino del rescate de las libertades.
No
trabajemos el apoyo simbólico a la Fuerza Pública,
nosotros creemos en el apoyo protocolario, vamos a darle a
la Fuerza Pública el apoyo operativo y eso necesita
que nos organicemos en todas las modalidades parra ser cooperantes
de la Fuerza Pública.
- Álvaro
Valencia Tovar, General en retiro, ex comandante de las Fuerzas
Militares.
Señor,
Presidente, la claridad de su exposición para mejor
comprender la filosofía de la Seguridad Democrática,
prácticamente no requiere ninguna pregunta. Yo me atrevería
a hacer una recomendación en cuanto al manejo de a información
pública por parte de la Fuerza Pública, de las
instituciones militares.
Recientes
acontecimientos dolorosos, nos indicaron que hubo precipitud
en el manejo de la información, no hubo suficiente continencia
par parte de quienes en un momento dado sintieron que su Fuerza
Publica podría ser maltratada por los hechos que ocurrieron,
no se esperó que la investigación fuera arrojando
los resultados que permitieran esa información pública,
de tal suerte que la comunicación que Usted señala,
como base fundamental del liderazgo, no se ejerció con
la suficiente prudencia, ni con el suficiente sentido de compenetración
institucional, de manera que hubo algunos episodios de conflicto
entre la información de una y otra Fuerza, y quizá no
hubo suficiente regulación en la metodología
en la forma de utilizar la información, cuyo poder todos
conocemos.
De
tal suerte que yo recomendaría una Directiva Presidencial,
señor Presidente, porque sí es necesario que
la información pública emane de las misas Fuerzas
Militares para lograr lo que usted dijo: la compenetración
entre Fuerza Pública y ciudadanía.
Si
uno tiene el periodismo de su parte, ese periodismo le puede
hacer eco a las acciones positivas de acción cívica,
de mejoramiento de las circunstancias comunitarias, pero si
hay silencio, el periodismo que vive de la noticia, la fabrica.
Pero, si hay la comunicación necesaria para que la noticia
nutra al periodista que está buscando información,
se puede conseguir una cooperación del periodismo hacia
la Fuerza Pública, mucho más evidente, mucho
más productiva, que si nos distanciamos de ellos por
el temor de decir cosas que en un momento dado puedan resultar
inconvenientes.
Si
hay una Directiva Presidencial que regule los niveles de información,
qué amplitud pueden tener los diferentes comandos para
ilustrar a la ciudadanía sobre lo que están haciendo,
una mayor comunicación que haga posible que la teoría
de la Seguridad Democrática y su filosofía le
lleguen al común de la gente, al común de la
gente que gira alrededor de las guarniciones militares, y que,
es prácticamente parte esencial del esfuerzo que esas
organizaciones militares están cumpliendo en las zonas
lejanas del país, en donde esa información se
vuelve indispensable para la compenetración entre la
ciudadanía y sus fuerzas militares.
-
Presidente: Magnífico General, yo acojo su sugerencia
de la Directiva. Le pido al Ministro que nos propongamos redactarla.
Por yo quisiera insistir en esto, General: la credibilidad
exige que sea la propia Fuerza Pública la que comunique
de manera pronta, por iniciativa propia -por ejemplo- casos
de errores, casos de fracasos, casos de dificultad.
No
le queda bien a la credibilidad de la Fuerza Pública
demorar esa comunicación y correr el riesgo de que tengan
que llegar unidades investigativas a sacar la verdad a puñitos,
con ganzúa. Mientras más rápido se diga
la verdad por la propia Fuerza, cuanto mejor.
Ahora,
qué la dificulta. En ocasiones la dificulta, que a los
Comandantes no les dicen la verdad, entonces se tienen que
dar a una tarea investigativa muy dispendiosa; por eso hay
que crear conciencia en todos los integrantes de la Fuerza,
del valor verdad. Que el Soldado, el Capitán, el Mayor,
quien estuvo al frente del operativo, esté comprometido
a decir la verdad.
Nada
agradece más el pueblo cuando se le comunica la verdad
sobre un problema por parte de quien sufrió el problema
o fue el culpable de él. Por eso tenemos que cimentar
el valor de decir la verdad y decirla a tiempo, porque si yo
soy responsable de un operativo donde hubo una dificultad,
y tanto mis hombres como yo estamos comprometidos con el valor
de la verdad, y entonces, tan pronto ocurrieron los hechos
llamamos a nuestro Comandante y le decimos la verdad, él
le puede informar al país de inmediato o informa el
vocero que de acuerdo con la jerarquía establezca la
Fuerza o el Ministerio.
Y
si se le dicen las cosas al país tempranito, por iniciativa
propia, eso ayuda muchísimo en la credibilidad de la
Fuerza.
-
Capitán de Fragata Fabio Jaimes. Oficial de planta de
la Escuela Superior de Guerra:
Considerando
que la participación de las Naciones en diversos procesos
de paz a través de observadores militares, bajo el control
de la ONU, ha sido muy positiva tanto para la Política
Exterior, como para la experiencia del ente militar en este
tipo de procesos de negociación, ¿por qué el
nivel político no ha considerado promover estas participaciones
de manera significativa, que sin duda algunas constituyen un
aporte importante para la búsqueda de estrategias orientas
para terminar el problema interno?
-
Presidente: ¿Cuál problema interno? No sigamos
hablando del problema interno. Aquí lo que hay es un
desafío terrorista. La gran preocupación nuestra
tiene que ser la derrota de los terroristas. Aquí hay
que pensar qué se deja primero y qué de último.
Nuestra misión es cumplir la primera tarea que es derrotarlos.
Si nosotros nos aproximamos a cumplir nuestra misión,
simplemente con concepciones de procesos de paz y no con vocación
de combate militar, estamos perdidos.
Mientras
la Fuerza Pública se dedica a pensar en cómo
operar un proceso de paz, los terroristas nos derrotan militarmente.
Por eso aquí se necesita fundamentalmente en la Fuerza
Pública una actitud combativa, una actitud de mentalidad
de victoria, una actitud de derrotarlos.
Ahora,
ya en el momento que ellos acepten entrar en un proceso de
paz serio, con cese de hostilidades, ahí se pueden crear
los mejores mecanismos de negociación; pero eso no se
consigue si no en el momento en que ellos sientan que los van
a derrotar.
Yo
le quiero dejar una figura en su mente, Capitán: si
nosotros nos dedicamos a pensar quiénes deben participar
en el proceso de paz, de pronto mientras nosotros estamos pensando
en eso, el terrorismo nos está derrotando.
¡Esta
no es la hora de especulaciones sobre quienes integran una
mesa de negociación, esta es la hora de definición
militar para derrotarlos! Y eso es el gran giro que ha dado
la Nación y a eso no podemos ser inferiores.
Ahora,
si en un momento posterior, ¡si en un momento posterior!
hay una negociación seria, que participen observadores
militares de varias Naciones a mi me parece correcto, yo no
me opongo. Si hay una negociación seria, poco me detendría
en formalismos.
Lo
importante ahora, más que observadores militares en
un proceso de paz, tener consejeros militares que nos ayuden,
si tienen consejos que darnos, a definir esto militarmente.
Si nosotros no pensamos que esto hay que definirlo militarmente,
estamos perdidos.
Si
usted está aproximándose al tema, solamente en
la esperanza de que los tipos negocien, nos derrotan.
¿Sabe
como se consigue la negociación?, si usted y todos los
integrantes de la Fuerza Pública están en actitud
de combate para derrotarlos. Si la actitud nuestra es de combate
para derrotarlos, la respuesta de ellos, en algún momento,
va a ser la negociación. Ahora, porque hablo de negociación
seria: porque aquí se le ha dado a mano a estos grupos
muchas veces y ellos lo que han hecho es aplicar la teoría
que Stalin recogió de Maquiavelo.
Maquiavelo
enseñó a esas doctrinas como la de Stalin, a
todos los totalitarismos, que cuando hay un gesto de generosidad
del adversario, no se puede tomar como gesto de generosidad,
sino como prueba de debilidad, y que hay que aprovechar esa
debilidad para avanzar hacia la derrota del adversario, ¿o
que fue el Caguán?
No
me vuelva a preguntar sobre la presencia de observadores militares
en un proceso de paz en esta etapa. Dígame 'Presidente,
nos hacen falta unos consejeros militares a ver cómo
derrotamos esos bandidos', porque tenemos que ganar, es la
hora de victoria, es lo que nos está demandando el pueblo
colombiano ¡y lo vamos a conseguir! El sacrificio de
ustedes ha sido enorme, pero uno se siente muy orgulloso como
colombiano, de ver el esfuerzo de ustedes, el compromiso de
ustedes.
El
lunes visite la Macarena y unos metros, bastantes, del casco
urbano y el puesto de mando de una de las brigadas móviles,
y me sentí muy orgulloso como colombiano, al ver allí al
General Saavedra, instalado en ese puesto, en una casita prefabricada
rápidamente -humilde, sin ningún lujo-, al frente
sus soldados y me dijo un Capitán que me despidió:
'Presidente yo voy a llegar hasta tal punto y me voy a encargar
de entregarle al país tal delincuente', cuyo nombre
no repito aquí. En este momento cuando la esperanza
nacional es que la Fuerza Pública gane, cuando hay este
enorme comprometimiento de la Fuerza Pública, es un
momento cuando hay que decir: ¡Ni un paso atrás!
¡Aquí hay
que amanecer todos los días con más energía,
con más bríos, para derrotar a estos bandoleros!
No
habíamos tendió nunca tanto comprometimiento
de la Fuerza Pública, tanto apoyo ciudadano, tanta claridad
en el pueblo de que a estos delincuentes hay que derrotarlos.
Nunca habíamos tenido ese conjunto de condiciones. Por
eso el Presidente de la República no puede vacilar.
Por eso el Presidente de la República tiene que dar
ejemplo en materia de determinación. Ahí no puede
haber vacilación.
Yo
confío que vamos a ganar para bien del pueblo colombiano
y de la democracia, y confío que ustedes, al terminar
este ciclo de estudios, salgan con nuevos conocimientos, con
conocimientos mejorados, con más claridad y sobre todo,
con más firme determinación de victoria.
Hay
un bello pasaje de don Miguel de Cervantes, que yo he venido
citando. Dice él por allá: "Todas las borrascas
que nos suceden, son señales de que presto a de serenar
el tiempo, y que nos habrán de suceder bien las cosas.
Ya que no es posible que el bien y el mal sean durables, de
aquí se sigue que habiendo durado tanto el mal, el bien
está ya cerca".
Con
el esfuerzo de ustedes, el pueblo colombiano podrá esperar
centurias del bien, después de haber sufrido tanto el
mal por la acción de los terroristas y por la debilidad
del Estado.
Muchas
Gracias"